Profesor Paz Zetino: “Esos depredadores andan tras las niñas”. El Salvador

América Central/El Salvador/21-05-2021/Autora:  Susana Joma/Fuente: www.elsalvador.com

El educador habla de cómo las estudiantes caen presa de inescrupulosos que, fingiendo amistad, se aprovechan de sus necesidades y anhelos.

“Ellos cuentan muy poco. Uno se da cuenta de la gravedad de la situación hasta que salen casos en donde se produce una fatalidad”, indica el profesor Paz Zetino. Imagen de referencia

Aunque las tecnologías de la información y comunicación han traído muchas ventajas, los docentes no dejan de estar preocupados por cómo los estudiantes interactúan en el mundo digital, a veces sin mayor control, bajo riesgos de su seguridad, y hasta de su vida.

“Nosotros escuchamos comentarios de las niñas cuando dicen que tienen un amigo a través de las redes, que no lo conocen pero que se expresa bien, que la está invitando a salir y que quiere ser su amigo, y contando eso con aquella alegría como que algo extravagante ha sucedido”, comentó el profesor Paz Zetino Gutiérrez.

La preocupación es más que válida en momentos en que uno tras otro salen a luz en el país casos de jóvenes desaparecidos, o también de agresores sexuales, como el caso sonado del expolicía acusado de asesinar a dos mujeres en Chalchuapa, y del cual las autoridades dijeron en su momento tener indicios de que en otros casos había entrado en contacto con víctimas por internet.

Zetino Gutiérrez, quien funge desde hace varios años como subdirector del Complejo Educativo Walter Soundy, de Santa Tecla, sostiene que este tipo de conversaciones sobre el inicio de amistades en redes sociales surge más frecuentemente entre alumnas del nivel de tercer ciclo, incluso de primer año de bachillerato, en una etapa de la vida en donde la regla es desafiar cualquier cosa, aventurarse.

“A mí me parece que la exigencia (o presión de solicitudes de amistad de extraños) es más para las niñas. O sea esos depredadores andan tras las niñas; uno que otro homosexual hay que anda seduciendo jóvenes, porque eso también se da, eso es terrible; pero si tiene que ver con que muchos jóvenes, hombres y mujeres están fuera del control o sin el control total de sus padres”, precisó.

Con varias décadas de experiencia, este docente advierte que los jóvenes, en general, son muy dados a dar “likes” (me gusta) a cualquier situación, a entrar en contacto con personas desconocidas que les mandan solicitudes en las distintas redes sociales, pero desgraciadamente son herméticos en cuanto lo que ahí ocurre.

Paz Zetino Gutiérrez es claro en insistir en el poco control que los padres tienen sobre el uso que los estudiantes hacen de las redes sociales. Imagen de referencia / Pixabay.

“Ellos cuentan muy poco. Uno se da cuenta de la gravedad de la situación hasta que salen casos en donde se produce una fatalidad”, indica.

El educador señala que hay adultos que también, bajo riesgo, suelen entablar contacto con desconocidos a través de chats, e incluso inician romances así; pero en los jóvenes es más complicado, porque no tienen la madurez emocional para analizar el prototipo de amigos con los que interactúan.

“Por lo general (las jovencitas) son presa de invitaciones y como son bastante consumistas, a través del consumo, de la invitación a almorzar, de la invitación a cenar, ellos se dejan ir. Esa debilidad o esa necesidad es la que aprovecha este tipo de personas, como este policía que en realidad es un desquiciado mental”, comentó.

Sobre el tema, Paz Zetino Gutiérrez es claro en insistir en el poco control que los padres tienen sobre el uso que los estudiantes hacen de las redes sociales.

“Ellos manejan su teléfono como si fuera propiedad privada, nadie se los puede ver, y si se los controlan en casa pues cuando están fuera aprovechan para aceptar ese tipo de amistades o solicitudes”, indica.

El docente afirma que hay una cantidad de casos de jovencitas y jóvenes que han sido utilizados, incluso víctimas del narcotráfico, de la trata de mujeres por esa vía de las redes sociales.

“Yo creo que el llamado es más para los padres de familia y para todo mundo. Recuerde que hay un periodo de la adolescencia que hay un deseo de la juventud de conocer lo desconocido, independientemente de que eso le sea riesgoso, le traiga consecuencias, por eso caen en drogas, en todo ese tipo de problemas”, subraya.

Según explica el problema pasa también porque muchos padres no solo dejan de estar pendientes de sus hijos, sino que además subestiman lo que estos hacen en la escuela y fuera de ella.

“En las escuelas (los alumnos) se preparan excursiones en tiempos fuera de clase. Se reúnen, se van. Nosotros tuvimos una experiencia (de ese tipo). Nos dimos cuenta que de la escuela se habían ido (un grupo), porque allá estaban en el mar disfrutando de cervezas como si fueran personas adultas, y cuando llamamos a los padres para decirles ‘aquí está la evidencia en la misma foto del Facebook’, todavía nos preguntaban si eso podría ser cierto o era un montaje”, explica, indignado.

“Ellos manejan su teléfono como si fuera propiedad privada, nadie se los puede ver, y si se los controlan en casa pues cuando están fuera aprovechan para aceptar ese tipo de amistades o solicitudes”, afirma el docente. Imagen de referencia

Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/profesor-paz-zetino-esos-depredadores-andan-tras-las-ninas/838572/2021/

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#23S Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres y Menores

Por: Laura Isabel Gómez García

 

El 23 de septiembre es el Día internacional contra la trata y la explotación sexual de mujeres, niñas y niños, y un año más las feministas nos manifestaremos para exigir tanto al Gobierno español como a los Gobiernos Autonómicos que de una vez por todas se tramite una Ley Abolicionista del Sistema Prostitucional sin más demora.

España es el primer país de la Unión Europea en demanda de prostitución, y el tercero a nivel mundial. Hoy nuestro país es considerado un paraíso de “turismo sexual”. En los últimos años, España ha pasado de ser país de tránsito de víctimas de trata, a país de destino. En las calles, burdeles, pubs, clubs, hoteles, carreteras, casas, pisos y polígonos, son forzadas a la prostitución cientos de miles de mujeres y menores.

En España el 40% de los hombres son puteros, y cada vez exigen más mujeres y más jóvenes; el “chicas nuevas” se cuelga en estos “campos de concentración” cada semana, “chicas” que todas ellas provienen de las redes de trata pues la demanda es tan brutal que para satisfacer semejante número de “mujeres-mercancía” han de ser traídas de las zonas más empobrecidas del mundo (República Dominicana, Colombia, Brasil, México, Venezuela, Nigeria, Mali, El Congo, Kenia, Rumanía, Rusia, China, el Sudeste Asiático, entre otros) porque jamás se conseguiría satisfacer tal cantidad de demanda solo con mujeres autóctonas. De ahí que trata y prostitución sean dos caras de la misma moneda, algo que desde el regulacionismo se intenta separar entre prostitución libre y voluntaria, y prostitución forzada. FALSO.

No existe la prostitución buena y la prostitución mala, pues es tan abrumadora la cantidad de mujeres prostituidas víctimas de las redes de trata que la prostitución voluntaria no es más que una anécdota en este océano de explotación sexual que es nuestro país, un negocio muy lucrativo para mafias y proxenetas, pero que destruye la dignidad, la salud física y mental de las víctimas pues demasiado a menudo se habla de consentimiento, libre elección, “trabajo sexual”, y muy poco se habla de lo que la prostitución hacer al cuerpo y a la mente de las mujeres, nefastas secuelas que acortan la vida de la mujer prostituida de manera dramática.

Por todo ello, la propuesta legislativa desde el Feminismo, no es solo una propuesta, es también una necesidad urgente para poder poner punto final a esta forma de violencia extrema contra las mujeres que sucede cada día, cada noche, todos los días, 365 días al año, 24 horas al día con total impunidad en España.

La Ley Abolicionista del Sistema Prostitucional que propone el Feminismo tiene tres ejes centrales:

1. Garantizar a las mujeres en situación de prostitución que el sistema las reconozca por ley como víctimas de la violencia machista, y como tales, se les tiene que garantizar los derechos y recursos necesarios para su protección, rehabilitación y atención integral por parte de personal profesional público especializado, independientemente de su origen o situación administrativa, y que el acceso a estos derechos y recursos no estén nunca condicionados de ninguna manera a la denuncia ni a la participación en la persecución de los delitos cometidos contra las víctimas u otras mujeres prostituidas.

2. El desmantelamiento de la industria de explotación sexual y de las actividades de los proxenetas que, con medios coercitivos o por mero ánimo de lucro, intervienen o median en la prostitución ajena en beneficio o provecho propio.

3. La penalización de la demanda de prostitución (multar al putero) por constituir la misma un elemento esencial y clave para la pervivencia de esta forma de violencia y explotación. Los puteros pagan para ejercer violencia sexual y deben responder por ello. Existe la trata y la prostitución porque los hombres la demandan.

La prostitución es violencia extrema y no debe seguir siendo promovida como un “trabajo” en el Sistema Educativo, en los Medios de Comunicación, ni en las Instituciones, y no se debe seguir dando cabida a la propaganda del Lobby Proxeneta y su fraudulento discurso del “trabajo sexual”. El blanqueamiento de la prostitución y su “romántica” visión a través de las películas, series, documentales, reportajes, publicidad, etc. son formas de proxenetismo encubierto que no buscan otra cosa que vender el discurso pseudo-progresista para la captación de nuevas mujeres, especialmente las más jóvenes. No hay nada de empoderante y/o feminista en el discurso falsamente “de izquierdas” que pretende vendernos la regularización de la prostitución como una “profesión”, es más bien un discurso Neoliberal, patriarcal y machista, donde una supuesta “libre elección” de unas pocas se superpone a la explotación sexual de la inmensa mayoría; un discurso que trata de preservar el privilegio masculino más misógino y capitalista de la Historia de la Humanidad, el acceso a los cuerpos de las mujeres previo pago, obviando que no existe deseo sexual alguno por parte de la mujer comprada, con todo lo que ello implica.

Así pues, son esenciales las medidas de prevención, detección, sensibilización y formación ya que la erradicación de la prostitución pasa por una sensibilización social que sitúe a la prostitución como la forma de violencia de género y sexual que es.

El estigma social tiene que dejar de recaer sobre las mujeres para pasar a poner el foco en los prostituidores, los proxenetas y los puteros, pues son éstos los que se lucran, usan, abusan, maltratan y violan previo pago los cuerpos de las mujeres prostituidas. Es por esto que un elemento esencial de esta Ley que proponemos es: eliminar de la legislación española todos aquellos aspectos que vengan a sancionar o responsabilizar a las mujeres prostituidas; se propone, entre otras, la modificación del artículo 36.11 de la Ley de Seguridad Ciudadana, que en la actualidad preceptúa que podrá constituir infracción grave la inobservancia de los requerimientos de los agentes de la autoridad para que se abstengan de -lo que denominan tan inapropiadamente- “ofrecer servicios sexuales”. Lo que viene siendo, multar a la prostituida y no al prostituidor, tal y como sucede en la actualidad. Esta norma ha de cambiarse para que pasen a ser multados solo los puteros.

Para una real y total abolición del Sistema Prostitucional en España es también ineludible abordar la reforma del Código Penal actual que está vigente desde 1995, año en el que se reformó y que supuso la despenalización de la tercería locativa, siendo este hecho muy grave porque impide perseguir de forma eficaz a las mafias de la prostitución, ya que son los proxenetas y los prostituidores quienes sostienen y estructuran el Sistema Prostitucional en nuestro país.

La despenalización del proxenetismo no coercitivo en el año 2015 supuso dejar en manos de mujeres esclavizadas la responsabilidad de demostrar la coerción, un regalo de mayor impunidad a las mafias.

Hay que recuperar tipos penales que penalicen toda forma de proxenetismo, que permitan y favorezcan el desmantelamiento de la industria de explotación sexual y de los proxenetas que, con medios coercitivos o por mero ánimo de lucro, intervienen o median en la prostitución ajena en beneficio o provecho propio, aún con el consentimiento de la mujer prostituida.

Otras muchas medidas deben ir desarrollando y modulando el desarrollo de la Ley: como la modificación de aquellas normas permisivas con la explotación sexual, como puede ser la Ley General de Publicidad; la incorporación de la pornografía como una forma de violencia machista, sobre la que es necesario actuar -especialmente, desde los ámbitos de sensibilización y prevención-; o las formas amplias de acreditación de las situaciones de prostitución.

Puntualización importante es que esta ley que se propone desde el Feminismo español, inspirada en el Modelo Nórdico que tan bien ha funcionado en los países en los que se ha implementado, es tanto para mujeres víctimas de trata como para mujeres en situación de prostitución que deseen salir de ella, y para evitar que aquellas que pudieran estar pensando en prostituirse tengan un amplio abanico de ayudas y recursos que impidan que caigan en la prostitución. ESTO ES EL ABOLICIONISMO. Ayudar a las mujeres prostituidas, tratadas, evitar que otras caigan en el sistema prostitucional, y para aquellas que aun con todo quieran prostituirse puedan hacerlo sabiendo que no serán perseguidas, encarceladas ni multadas, no así los puteros, quienes pasan a ser el sujeto perseguido, y estigmatizado.

Para que todo esto sea posible, a parte de la lucha activista del Feminismo hace falta VOLUNTAD Y COMPROMISO político. Las feministas de este país, tenemos la firme convicción de que un Gobierno que se hace llamar así mismo como “el más feminista de la Historia” y de progreso, no puede mirar al otro lado, lavarse las manos, ni ser tibio con la prostitución, pues hacerlo les convierte en cómplices del fascismo proxeneta, y de la explotación sexual de miles de mujeres y menores en España.

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/23s-dia-internacional-contra-la-explotacion-sexual-y-la-trata-de-mujeres-y-menores/

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Las víctimas de trata buscan su camino de vuelta a casa

Reseñas/Shola Lawal y Corinne Redfern/elpais.com

Los cierres de fronteras decretados para frenar la expansión de la covid-19 en África han dejado atrapadas lejos de sus hogares a mujeres nigerianas que fueron engañadas y obligadas a prostituirse en otros países

Las tres jóvenes acordaron escaparse al caer la noche. No tenían dinero ni papeles, pero Jessica, de 19 años, y sus amigas sabían que ya era hora de marcharse. El burdel no estaba tan lleno como de costumbre: la clientela había disminuido desde el estallido del coronavirus. Aguardaron juntas a que cayera la noche y la madama se retirara a su cuarto. Acto seguido, echaron a correr hacia la carretera que atraviesa Papara, una pequeña ciudad en el extremo norte de Costa de Marfil, cerca de la frontera con Malí.

A Jessica y a su amiga Favor* las obligaron a prostituirse un mes antes de su huida. El pasado febrero, una amiga de las familias de ambas jóvenes en Nigeria les había prometido un puesto de trabajo en una fábrica textil en Costa de Marfil. Udochi, de 20 años, había sido captada de manera similar a principios de año. Al llegar a Papara, las tres mujeres se vieron en un prostíbulo, donde la madama las obligó a tener relaciones sexuales con diversos hombres por un salario diario de alrededor de 1,15 euros.

Las jóvenes huyeron del lupanar en marzo, pero casi cuatro meses después siguen en Costa de Marfil; son tres de los centenares de nigerianas víctimas de la trata que, según creen los grupos antitrata de personas, se han visto atrapadas en el extranjero durante la pandemia, debido a que el cierre de fronteras dificulta los esfuerzos de repatriación en toda la región. Cuando el Gobierno nigeriano impuso en marzo el confinamiento con el estado de alarma, se interrumpieron los vuelos internacionales en un intento de frenar los contagios y, sin querer, se dejó a supervivientes de la trata atrapadas en lugares peligrosos lejos de sus hogares. Ahora esas mujeres esperan preocupadas a que se las evacúe de toda África y del Golfo, mientras las autoridades batallan con los imponentes obstáculos logísticos asociados a la organización de vuelos seguros mientras el virus continúa haciendo estragos en el mundo entero.

Jessica, Favor y Udochi se hallan a salvo en un refugio de Daloa, una ciudad al oeste de Costa de Marfil, pero no saben cuándo podrán regresar a su país. “Estoy contenta de haberme escapado de allí”, decía Jessica al teléfono un viernes por la noche del pasado junio. “Pero queremos volver a Nigeria”.

Los expertos de todo el mundo coinciden en que la pandemia está teniendo un impacto desproporcionado en las supervivientes de la trata. Un estudio conjunto sobre la situación de las mujeres que publicarán próximamente la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la ONU, revela que casi el 70% de las supervivientes de la trata en 35 países afirman que la covid-19 ha afectado a su bienestar económico, mientras que más de dos tercios dicen padecer trastornos de salud mental debido a que los confinamientos impuestos por los Gobiernos les traen recuerdos de la última vez que las privaron de sus libertades.

A más de la mitad de las participantes en el estudio les preocupa que la crisis del coronavirus aumente el tráfico de seres humanos en el futuro, mientras que el 43% cree que las mujeres y las niñas serán las que más riesgo correrán en los próximos meses.

El tráfico de personas desde Nigeria hacia otros países africanos no es un fenómeno nuevo, pero la naturaleza de este delito imposibilita hacer un seguimiento minucioso. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sostiene que cada año se saca fuera del país a cientos, cuando no miles, de nigerianos —a mayoría mujeres— a menudo atravesando el continente. De los 20.500 nigerianos supervivientes de la explotación que la OIM ha ayudado desde 2017, alrededor del 90% tuvo que ser trasladado a su país desde Libia. Solo en 2019, el Organismo Nacional para la Prohibición de la Trata de Personas (NAPTIP, por sus siglas en inglés) identificó a 20.000 mujeres nigerianas víctimas de la trata de blancas en Malí. La embajada nigeriana en Costa de Marfil repatria a 20 al mes, según declaraba el Encargado de Negocios Mohammed Abdulkadir Maccido al diario Punch de Nigeria el año pasado.

Según la OIM, la mayoría de los supervivientes de la trata en Nigeria son mujeres de unos 21 años. A menudo las atraen con promesas de trabajo en otros países africanos, europeos o asiáticos, que suelen verse como una vía para huir del creciente desempleo en Nigeria. Una vez que las mujeres llegan a su destino, los tratantes se las entregan a las madamas, cabecillas de una red de trata de la que ellas también suelen ser víctimas. Las madamas obligan a las mujeres a prostituirse y a trabajar en casas para devolver las deudas que han contraído y de este modo costearse la comida, el transporte y el alojamiento desde que se marcharon de sus hogares (por lo general, miles de dólares cuya devolución puede obligarlas a varios años de trabajos forzados).

Durante la pandemia, el número de mujeres víctimas de la trata en Nigeria ha seguido creciendo, a pesar de que los Gobiernos locales han restringido legalmente los movimientos. Cuando la preocupación por el coronavirus comenzó a extenderse en marzo, las autoridades de Nigeria y Costa de Marfil emprendieron acciones enseguida, pues temían que un brote devastara sus sistemas sanitarios. A finales de ese mes, ambos países habían cerrado sus fronteras terrestres y aéreas. Pero los organismos policiales y las organizaciones internacionales contra la trata afirman que, pese a las restricciones, las redes de tráfico de personas continúan activas en esa zona de África, ya que los traficantes se sirven de los sobornos para atravesar las fronteras y así moverse libremente.

El Gobierno nigeriano comenzó a levantar las restricciones de los viajes nacionales a principios de este mes, pero aún no se ha confirmado cuándo volverán a abrirse las fronteras externas. Nigeria, uno de los países del continente más azotado por la covid-19, había informado de más de 38.948 positivos y más de 833 muertes hasta el 24 de julio.

Por otra parte, los confinamientos están limitando las medidas de repatriación y dejando atrapadas a las supervivientes de la trata. Según el estudio sobre la situación de las mujeres llevado a cabo conjuntamente por la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE y la ONU, al menos un tercio de las organizaciones que luchan contra este delito en el mundo han tratado de repatriar a las supervivientes durante la crisis. En 2018 y 2019, la OIM trabajó con el Ejecutivo nigeriano para retornar a más de 7.000 supervivientes de la explotación cada uno de esos años, hombres y mujeres que se habían visto sometidos a trabajos forzados y la prostitución. Desde principios de este año, solamente han logrado repatriar a 620 personas. “Es un descenso muy acusado”, se lamenta Franz Celestin, jefe de misión de lo OIM en Nigeria. “Cuanto más esperemos, más se los explotará y más durarán el dolor y sufrimiento”.

Motilola Adekunle, cofundador de Project Ferry, una ONG nigeriana que trabaja con supervivientes de la trata y que ayuda a Jessica y Favor, coincide en que el coronavirus está obstaculizando los esfuerzos para apoyar a las mujeres explotadas. “Esta pandemia ha interrumpido nuestro trabajo porque la gente no puede desplazarse, y eso es un problema”, explica Adekunle. El trabajo que antes se tardaba días en hacer, añade, ahora se prolonga meses, ya que los sistemas que ponen en marcha las organizaciones sin ánimo de lucro y los Gobiernos para repatriar y apoyar a las supervivientes están patas arriba.

“El Gobierno nigeriano ha organizado tantos vuelos que ahora ya no hay espacio”, declara Celestin, de la OIM. “Es muy difícil”. La OIM, dice, busca actualmente financiación para acoger a 180 supervivientes de explotación que esperan a ser repatriadas en Níger. Hasta que el organismo pueda solucionar dónde alojarlas, tendrán que permanecer en Niamey y Agadez, lejos de sus familias y sin saber cuándo podrán regresar a su hogar. Celestin espera poder tenerlas de vuelta en Nigeria a finales de julio.

Desde marzo se han permitido los vuelos de repatriación en los aeropuertos nigerianos de Abuja y Lagos, pero los pasajeros deben someterse a su llegada a una cuarentena de 14 días y han surgido problemas respecto al lugar en que deberían quedarse en los días siguientes a su regreso.

Incluso en circunstancias normales, el proceso de recuperación después de la repatriación puede ser complicado. El personal de las organizaciones sin ánimo de lucro aguarda en los aeropuertos para llevar a las supervivientes de la trata a espacios seguros identificados de antemano, como un hogar para mujeres o un hotel. A continuación, se les ofrece asesoramiento y apoyo psicosocial en sesiones diarias o semanales, mientras que las organizaciones no lucrativas a menudo actúan conjuntamente para garantizar que las mujeres puedan encontrar un empleo cerca y que no vuelvan a ser víctimas.

Pero durante la pandemia, el riesgo de contagio de covid-19 implica que quedarse en albergues de acogida ya no es posible. En un intento por ayudar a las mujeres a reintegrarse, las organizaciones han comenzado a emprender sesiones de asesoramiento y formación en Internet, solo que no todo el mundo tiene acceso a la Red.

“Durante la pandemia hemos intentado ayudar a algunas mujeres a utilizar Internet”, señala R. Evon Benson-Idahosa, fundador de Pathfinders Justice Initiative, una iniciativa local contra la trata que ayuda a las supervivientes a crear sus propias empresas. “Pero muchas de ellas sencillamente no tienen la capacidad para cambiar”.

También fuera del continente africano hay miles de mujeres nigerianas atrapadas tras padecer la trata y la explotación. Se calcula que entre 5.000 y 10.000 nigerianas se ven atrapadas en situaciones de servidumbre doméstica forzada en Oriente Próximo. El Organismo Nacional para la Prohibición de la Trata de Personas de Nigeria ha recibido más de 650 informes de mujeres nigerianas que han sido vítimas del tráfico en Líbano y Omán solo en 2020.

Toluwalase, de 30 años, lleva desde junio intentando regresar a su casa en Nigeria. Cuando, hace casi dos años, esta madre soltera de tres niños se montó en un avión en Abuja, la capital nigeriana, sabía que sería una asistenta doméstica en Omán con un sueldo mensual de 175 euros. Lo que no sabía era que sus empleadores la obligarían a trabajar desde el amanecer hasta la medianoche, sin apenas tiempo para dormir, que le confiscarían su pasaporte, que se retrasarían en el pago de su sueldo y que su jefe la agrediría sexualmente.

“No me dijeron que esto fuera tan terrible”, declaraba Toluwalase a Time a través de WhatsApp. Ella no habría aceptado trabajar en Omán si hubiera sabido de los abusos contra las trabajadoras inmigrantes, afirma.

Una parte del problema es el sistema kefala –que transfiere el control de la inmigración y la situación laboral de los trabajadores inmigrantes a los empleadores– en países como Líbano y Omán. Esto significa que rara vez se puede informar a las autoridades sobre los abusos: legalmente un trabajador inmigrante no puede marcharse del país sin el permiso de su empleador, incluso si sufre abusos. Muchos trabajadores inmigrantes de Nigeria no hablan árabe, lo cual limita asimismo su capacidad parar buscar ayuda.

Antes de la covid-19, las mujeres que padecían abusos de sus empleadores en el extranjero podían contactar con grupos locales defensores de los derechos humanos, los cuales notificaban acto seguido a los responsables nigerianos para que organizaran su viaje de vuelta al país. Pero los confinamientos han interrumpido el trabajo de los activistas y los trabajadores inmigrantes se han visto atrapados.

Julie Okah-Donli, directora de NAPTIP, señala que el organismo está trabajando con las embajadas nigerianas del Golfo y Oriente Próximo para evacuar a los trabajadores migrantes explotados y a las supervivientes de la trata sexual. Pero debido a las restricciones de movimientos, la organización ya no puede alcanzar a mujeres atrapadas en Europa y Asia. Sin intervención, la violencia y los abusos prosiguen sin ningún control. “Puedo imaginarme el número de personas que han muerto sin que se haya informado de ello durante esta pandemia”, señala Okah-Donli.

No existe un calendario para traer a Nigeria a las personas víctimas de trata, confirma un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores nigeriano. Hay indicios de que se están haciendo progresos, si bien únicamente en algunas regiones. En mayo, la OIM y el Ejecutivo del país pudieron repatriar a 99 nigerianos que estaban siendo explotados en Líbano, 49 de los cuales eran supervivientes de la explotación laboral y la trata sexual. Traer a tantos nigerianos de ese país de una sola vez no tiene precedentes; normalmente, la OIM recibe noticia de dos o tres casos en Líbano al mes.

“Estamos viendo una estrategia mucho más organizada por parte del Gobierno a la hora de lidiar con esto”, afirma Celestin. “Lo habitual es que, con las víctimas de la trata, todo pase desapercibido. Puede que lo de ahora obedezca a que este asunto está en el punto de mira, pero lo cierto es que estamos viendo un esfuerzo concertado”. Las repatriaciones desde Líbano fueron posibles gracias a que el Ejecutivo de este país apoyó a Nigeria logística y económicamente, señala Geoffrey Onyeama, ministro de Asuntos Exteriores de Nigeria.

Todavía están por ver medidas análogas en otros lugares. Para Jessica y sus amigas en Costa de Marfil, cuanto más tarde la repatriación, más tiempo estarán en peligro de caer víctimas de las redes de trata y de la violencia otra vez. Aunque permanecen en una casa segura, siguen bajo la amenaza de que los traficantes las localicen y las obliguen a prostituirse de nuevo. Afirman que lo único que pueden hacer es esperar que el Gobierno nigeriano intervenga pronto.

Las que están lejos, en el Golfo, comparten el mismo deseo. Aunque Toluwalase declara que los responsables gubernamentales no han respondido a sus peticiones de ayuda, sigue siendo optimista respecto a salir de Omán. El riesgo de contraer la covid-19 no ocupa un lugar destacado en su lista de preocupaciones; su empleador la sigue acosando sexualmente, y dos años seguidos de abusos ya le han causado daños físicos: pies hinchados, dolores de espalda, insomnio. Su prioridad es volver a su país. “Cuando el vuelo de evacuación esté listo para nosotras, cuando nuestro Gobierno nos lleve a casa, me animaré”, asegura.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/23/planeta_futuro/1595505425_027738.html

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Crecen las desapariciones de mujeres y niños en Nepal

Asia/Nepal/09 Julio 2020/elpais.com

El país atraviesa una situación crítica relacionada con la trata y tráfico de personas que está dejando una estela de dolor y juventud perdida

Los 1.758 kilómetros de frontera entre Nepal e India, que cientos de miles de ciudadanos de ambos países cruzan sin necesidad de pasaporte o visado, son desde hace tiempo una de las vías de paso más concurridas del mundo en cuanto a tráfico de personas se refiere. Desde el terremoto del año 2015, que se cobró 9.000 vidas y provocó graves perjuicios a las estructuras sociales y económicas de Nepal, la actividad se ha multiplicado, y millares de hombres, mujeres y niños nepalíes atraviesan el confín entre ambos países para desaparecer y no volver más.

Antes del seísmo, anualmente se introducían de forma ilegal entre 10.000 y 15.000 personas (en su mayoría mujeres y niños, unos 12.000 cada año según Unicef) de Nepal a India para emplearlas en la prostitución y el trabajo forzado. Sin embargo, en 2019, la Policía India de Fronteras descubrió que desde 2013 el contrabando de seres humanos había aumentado un 500%. Al parecer, el mortal terremoto fue la causa de este incremento. Una combinación de protección insuficiente de los derechos humanos, temblores de tierra, desigualdad de género, analfabetismo, pobreza y corrupción ha creado las condiciones idóneas para la crisis relacionada con el tráfico de personas que atraviesa el país del Himalaya. Se calcula que, actualmente, asciende como mínimo a 20.000 mujeres y niños al año.

Muchas de ellas, con la esperanza de obtener un empleo como trabajadoras domésticas en algún país del Golfo, acaban siendo víctimas de la explotación sexual en burdeles de ciudades como Bombay o Nueva Delhi o de otros países. La trata adopta muchas formas distintas. A veces un extraño la droga y la vende; otras, los vecinos la engañan, sus parientes o su marido la venden, o alguien la tienta por Internet con una promesa de matrimonio, una oportunidad de trabajo o un papel en una película de Bollywood justo al otro lado de la frontera.

En palabras del fiscal general de Estados Unidos, Xavier Becerra, la trata, el tráfico de personas o esclavitud moderna «es un delito que incluye forzar u obligar a alguien a trabajar o prestar alguna clase de servicio o a practicar la prostitución. La coacción puede ser sutil o directa, física o psicológica, y puede incluir el empleo de la violencia, las amenazas, las mentiras o la servidumbre por deudas. La explotación de un menor para la prostitución es tráfico humano, tanto si ha intervenido cualquier clase de fuerza, engaño o coerción, como si no. El desplazamiento o el transporte de las víctimas a través de fronteras locales, nacionales o internacionales, no es un requisito para la existencia del comercio de personas».

Pero la sociedad civil de Nepal está tratando de defenderse: todos los días, docenas de vigilantes especializadas, algunas de los cuales son supervivientes de la trata, intentan interceptar y rescatar a las posibles víctimas en los puestos fronterizos para que no sean vendidas desde Nepal a través de la frontera hacia la India. Otras alzan sus voces contra el profundo estigma social que persigue a sus víctimas en sus comunidades.

Fotos, mensajes y descripciones de hombres, mujeres y niños desaparecidos, muchos de ellos posiblemente víctimas del tráfico de personas, llenan un tablón de la comisaría de policía de la frontera entre Nepal e India en la ciudad nepalí de Bhairahawa.
Fotos, mensajes y descripciones de hombres, mujeres y niños desaparecidos, muchos de ellos posiblemente víctimas del tráfico de personas, llenan un tablón de la comisaría de policía de la frontera entre Nepal e India en la ciudad nepalí de Bhairahawa. VIOLETA SANTOS MOURA

El peligro, también en casa

Motivo de alarma es que el peligro también está presente en el propio país e, incluso, en el hogar. Muchas víctimas nunca llegan a cruzar la frontera. Las mujeres y las niñas son llevadas ilegalmente desde las zonas rurales a los centros urbanos de Nepal con la promesa de un empleo. En realidad, al final acaban en Katmandú obligadas a ejercer la prostitución en cientos de restaurantes con espectáculo musical, bares con bailarinas o salones de masaje que sirven de tapadera a burdeles. Según Unicef, solo en el valle de Katmandú, entre 10.000 y 13.000 niñas y mujeres trabajan en el «sector del ocio nocturno», la mayoría de ellas menores de edad. Sin embargo, se cree que los datos disponibles no reflejan con exactitud la magnitud del problema y que los reales probablemente son mucho más altos, ya que las víctimas aprenden a mentir a los trabajadores sociales sobre su edad y su situación por miedo a las represalias de los dueños y los gerentes de los negocios.

La investigación y la información sobre la trata de personas en Nepal se ha centrado sobre todo en el tráfico exterior, es decir, desde Nepal a otros países. No obstante, a raíz del terremoto de 2015 se ha producido un importante repunte de un fenómeno mucho menos conocido: el tráfico interior, en particular desde las zonas rurales a la capital, Katmandú. Debido a ello, Nepal ha pasado de ser considerado «país de origen y tránsito», a entrar también en la categoría de «país de destino» del comercio de personas.

Según el Manual para Responsables Políticos (Handbook for Decision Makers) sobre Tráfico y Explotación en los Sectores del Ocio y el Sexo en Nepal de la organización Terre des Hommes, uno de los informes más completos sobre la trata interior y el negocio del ocio en Nepal, que a menudo se confunde con el negocio de la prostitución, «en general, las niñas y las mujeres son captadas por coetáneas de sus pueblos que ya trabajan en el sector del ocio. La mayoría piensa que, cuando las reclutaron, las engañaron sobre la clase de trabajo. […] Si las víctimas eran menores o la captación de una adulta acabó en prostitución, la persona que la captó y el empresario son culpables de trata de personas tanto en virtud de las leyes nepalíes como internacionales».

No obstante, en el tráfico internacional la industria local del sexo desempeña un papel mayor de lo que podría suponerse. El 60% de las prostituidas declararon que un intermediario se puso en contacto con ellas para ofrecerles ir a India o a otro país a trabajar, atraídas por más promesas. En cambio, al final lo que espera en el extranjero es más explotación. Las niñas y las mujeres son vendidas a proxenetas, y a los hombres, las mujeres y los niños se los suele vender para posteriormente someterlos a trabajos forzados o a la extracción ilegal de órganos en clínicas clandestinas de India. Muchos de ellos desaparecen y no se les vuelve a ver más.

Estas imágenes arrojan luz sobre los orígenes y el coste del floreciente negocio del tráfico de personas, que mueve 150.000 millones de dólares anuales en el mundo, y en el que las mujeres y las niñas representan el 71% de las víctimas. Nepal es uno de sus filones más lucrativos. Solo desde el país del Himalaya, cada día son llevadas ilegalmente a India un mínimo de 54 niñas y mujeres.

En una época en que la Organización Mundial del Trabajo de Naciones Unidas advierte de que hay más de 40 millones de esclavos en el mundo, más que en cualquier otra época de la historia, esto representa tan solo una pequeña parte del precio que este mercado clandestino de seres humanos se ha cobrado en Nepal.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/02/planeta_futuro/1593693931_311801.html

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Los riesgos de meter en el mismo saco prostitución, trata y explotación sexual

Entidades sociales que atienden a mujeres en estos contextos piden al Gobierno concreción en los criterios que permitirán el acceso a las medidas de emergencia

Incertidumbre y cierta desconfianza acompañan a las medidas anunciadas el pasado 21 de abril por el Ministerio de Igualdad para responder al impacto del confinamiento sobre las mujeres “en contextos de prostitución” y aquellas víctimas de trata o de explotación sexual.

El que el Gobierno haya planteado, dentro del plan de contingencia contra la violencia de género ante la crisis de la covid-19, un único paquete de medidas excepcionales para situaciones muy diversas genera dudas tanto de fondo como operativas entre entidades especializadas y en los colectivos de prostitutas.

“Una trabajadora sexual se ve afectada por el confinamiento porque su trabajo disminuye y puede encontrarse en situaciones de vulnerabilidad, pero no tengo del todo claro que en el plan estén reconociendo estas situaciones, mientras que lo que sí veo es que mezclan colectivos que tienen marcos normativos de referencia diferenciados”, advierte Rosa Cendón, coordinadora de Relaciones Institucionales e Incidencia de Sicar.Cat, un proyecto de atención integral a mujeres víctimas de trata en Cataluña, ligado a Adoratrices, una congregación religiosa.

Adoratrices también es responsable del proyecto Esperanza, uno de los cuatro que el Ministerio de Igualdad estableció desde el 21 de abril como referentes para que aquellas mujeres que se encuentren en situación de trata, explotación sexual y en contextos de prostitución puedan obtener información sobre “derechos y alojamiento seguro”. Con ese fin difunden por redes sociales sus teléfonos de atención 24 horas y los de las unidades de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado especializados en trata. Esto responde a una de las medidas del plan: “Garantizar la información” para no dejar a “ninguna mujer desprotegida”.

Si bien fuentes de Igualdad apuntan que lo “fundamental del Plan es que amplía la posibilidad de detección de las víctimas a través de las entidades especializadas”, son numerosas las organizaciones que trabajan con mujeres que ejercen la prostitución –y que, por lo tanto, pueden llegar a detectar casos con indicios de trata–  las que denuncian que no han sido tenidas en cuenta ni para proponer actuaciones ni para plantear cómo aterrizarlas. “Por parte de las mujeres hay muchas expectativas por lo que han leído en la prensa, pero las entidades no somos capaces ni de explicar los requisitos ni el recorrido que tendrán que hacer”, lamenta Clarisa Velocci, directora de Genera, entidad reconocida como recurso especializado por el Protocolo de Protección a las Víctimas de Trata de Seres Humanos de Cataluña. “Nos preocupa que la comunicación desde el 21 de abril haya sido más para un público general que para las entidades especializadas en trata y en prostitución, que no sabemos cómo va a coordinarse todo esto”, añade.

Pese a que la medida estrella, el acceso de las mujeres al ingreso mínimo vital incluso si se hallan en situación administrativa irregular, “se está terminando de ultimar en términos normativos por parte del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social”, fuentes de Igualdad afirman que “el Plan y la mayoría de recursos que recoge”, como la garantía de información, identificación y detección, así como la solución habitacional, “están ya en funcionamiento”.

“Valoramos la buena intención del documento pero también les trasladamos que ofrecer soluciones habitacionales pide que la medida se dote de recursos”, remarca el secretario de Igualdad, Migraciones y Ciudadanía de la Generalitat de Catalunya, Oriol Amorós. Que está previsto que el fondo presupuestario destinado al Pacto de Estado contra la Violencia de Género sea “igual que el año pasado” es de las pocas concreciones que han llegado a los gobiernos autonómicos tras el anuncio de las medidas excepcionales para las mujeres en situación de trata o prostitución, explica Amorós.

Ni criterios ni circuito definidos

El pasado 30 de abril se reunió el Foro Social contra la Trata, el órgano de coordinación entre entidades especializadas y administraciones con competencias en la materia para abordar la ampliación del plan de contingencia contra la violencia de género ante la crisis de la covid-19. El encuentro, sin embargo, no dejó certezas sobre el circuito para gestionar las ayudas excepcionales.

Las organizaciones denuncian que los ayuntamientos se niegan a empadronar o ponen trabas a quienes no pueden acreditar un domicilio fijo debido a la precariedad

Entre las demandas “para que estas medidas no queden inaccesibles para la mayoría”, Amorós plantea que la puerta de acceso tiene que ser el ámbito local. “O se es muy capilar en la accesibilidad o no funcionará el plan para estas mujeres”, advierte. En este sentido, el gobierno autonómico pide que la puesta en marcha del plan ponga en el centro a los servicios especializados en violencia machista más próximos, así como a las entidades locales que trabajan directamente con mujeres en contextos de prostitución. Una necesidad que también remarca Sicar.cat para garantizar un circuito efectivo de  acompañamiento a las mujeres y que no se concreta en la primera propuesta del Ministerio. Tras el Foro Social contra la Trata, Igualdad ha recogido aportaciones de las entidades especializadas y organismos que forman parte del Foro Social contra la Trata para afinar la propuesta.

Para la Generalitat y las entidades consultadas, es fundamental garantizar el empadronamiento para que estas mujeres no vean cerradas las puertas de muchas ayudas. Las organizaciones denuncian que la mayoría de ayuntamientos se niegan a empadronar o ponen trabas a quienes no pueden acreditar un domicilio fijo debido a la precariedad económica y habitacional, pese a que incluso “las infraviviendas (chabolas, caravanas, cuevas, etc., e incluso ausencia total de techo) pueden y deben figurar como domicilios válidos en el padrón, según las instrucciones técnicas a los Ayuntamientos sobre gestión del padrón municipal, publicadas en el BOE el 25 de julio de 1997, durante la primera legislatura del PP. Las dificultades para empadronarse impactan en buena parte de las mujeres que ejercen trabajo sexual, mayoritariamente, migrantes.

“El reconocimiento de derechos es amplio en la norma y reconoce la diversidad de situaciones dentro de la prostitución, pero no sabemos cómo estos derechos se harán efectivos para las mujeres, cosa que depende de quiénes se encargarán y de los requisitos. De esto dependerá el impacto en las mujeres que acompañamos”, remarca Velocci. Genera, la organización para la que trabaja, atiende a alrededor de 600 mujeres al año en las provincias de Barcelona y Girona. Entre el 15 y el 20% muestran indicadores de estar en situación de trata. Velocci afirma que el resto ejerce de manera voluntaria.

La guía de actuación publicada por el Ministerio en el marco del plan #NingunaMujerDesprotegida indica que aquellas que ejercen la prostitución pueden gestionar el acceso a una ayuda económica «para salir de la situación» a través de los servicios sociales. Se les recomienda que antes contacten con una entidad especializada de apoyo a los procesos «de salida» de las mujeres de la prostitución.

La Delegación del Gobierno para la Violencia de Género cifra en 13.300 las mujeres con signos de trata o explotación sexual, según datos recogidos en 2018. Ahora bien, tan solo fueron reconocidas como víctimas 331, según la Fiscalía General del Estado (sección de Extranjería). Un infrarreconocimiento vinculado al hecho que la única vía de identificación oficial de víctimas de trata es la policial, con la que las mujeres afectadas por esta violencia machista a menudo no quieren tener contacto, ya que temen ser deportadas al encontrarse en situación administrativa irregular.

Entre las medidas excepcionales por la crisis de la covid-19  no se contempla el reconocimiento como víctima de trata ni ningún tipo de protección frente a la Ley de Extranjería pesa a que, al mismo tiempo, el acceso al ingreso mínimo vital se vincula a ser víctima de trata.

Diversidad de situaciones, un mismo marco

Si bien califica de “pequeñísimo logro que hayan sido capaces de diferenciar prostitución de trata”, Kenia García, activista del Colectivo de Prostitutas de Sevilla y una de las portavoces de la campaña #RegularizaciónYa, apoyada por al menos 900 colectivos de migrantes, antirracistas y proderechos de las personas migrantes, considera inadecuado que el apoyo a mujeres que ejercen trabajo sexual sin coacciones ni condiciones de explotación se enmarque en un plan contra la violencia de género. “Nosotras no somos víctimas y en ningún momento nos han preguntado qué necesitamos”, denuncia.

Alimentos, albergues, butano, medicación… García explica que su colectivo y otras organizaciones de trabajadoras sexuales se han pasado las últimas semanas buscando recursos para mujeres que, durante el confinamiento, se han quedado sin ingresos económicos o, incluso, se han endeudado. Es el caso de aquellas que viven de alquiler en habitaciones de clubes en los que normalmente también trabajan.

“¿Qué es contexto de prostitución en ‘máxima vulnerabilidad’? ¿Quién lo decide? Creo que esta ampliación de medidas ha sido un brindis al sol; que se han visto con la necesidad de decir algo al respecto de la situación de urgencia que las trabajadoras sexuales llevamos desde el principio del confinamiento denunciando”, plantea Belén, delegada territorial del sindicato OTRAS.

A finales de 2018, la Audiencia Nacional declaró la nulidad de los estatutos de este sindicato de trabajadoras sexuales. Sentenció que no resulta posible “un contrato en virtud del cual el trabajador asuma la obligación de mantener relaciones sexuales que le indique el empresario”. Una de las demandantes fue la Comisión de Investigación de Malos Tratos a Mujeres, una de las cuatro entidades de referencia para la atención de casos de trata o prostitución en el plan del Ministerio de Igualdad, junto al Proyecto Esperanza de Adoratrices; Diaconía, vinculado a la Iglesia evangélica, y APRAM, que considera la prostitución una expresión de violencia machista.

Estigma e irregularidad, grandes barreras

A los colectivos de trabajadoras sexuales y las ONG consultadas les preocupan las múltiples trabas a las que tendrían que enfrentarse las mujeres que ejercen la prostitución para lograr acceder a las ayudas. A la falta de empadronamiento de muchas se le añade el temor a recurrir a los servicios sociales por el estigma. “¿Se van a hacer listados de putas? ¿En manos de quién? Muchas no quieren que su nombre aparezca asociado al ejercicio de trabajo sexual y tienen miedo de que siendo madres solas les quiten a sus peques”, pone sobre la mesa Belén. Confidencialidad de los datos personales y garantías de que la información de quienes están en situación administrativa irregular no llegará al Ministerio del Interior ni a los cuerpos policiales son demandas básicas de los colectivos de trabajadoras sexuales al Gobierno.

Sin ingresos, algunas de ellas también pueden llevar mucho tiempo sin comunicarse con su familia en sus países de origen

Sin acceso a contratos de alquiler formal, muchas además no han podido acogerse a las medidas excepcionales del Gobierno en materia de vivienda y suministros. Tampoco a otros apoyos para trabajadores, porque la economía sumergida es una fuente de subsistencia, pero también de desamparo. Además, para muchas de ellas, sin los papeles en regla, salir a la calle, con mayor presencia policial, genera mucho miedo. Sin ingresos, algunas de ellas también pueden llevar mucho tiempo sin comunicarse con su familia en sus países de origen. A ello, se le suma lo más básico que hay resolver cada día que pasan sin trabajar y sin acceso a renta: el hambre. “Muchas compañeras viven en la angustia mientras se deciden los criterios de una medidas que van tarde y dirigidas a víctimas”, remacha García.

Uno de los temores de las organizaciones de trabajadoras sexuales es que el acceso a las ayudas sociales vaya aparejado a la exigencia de cambiar la prostitución por alternativas laborales altamente precarizadas e, igualmente, altamente feminizadas y racializadas, como la limpieza y el cuidado de personas ancianas. “Tendremos que ver si el Gobierno hace diferencia respecto a otros colectivos, a los que se ayuda sin pedir contraprestación”, plantea Cendón, que reivindica “igualdad de condiciones” para responder a necesidades urgentes.

Fuente: https://rebelion.org/los-riesgos-de-meter-en-el-mismo-saco-prostitucion-trata-y-explotacion-sexual/

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Trata de mujeres indígenas: la continuidad de la conquista sexual de América

La voz arrebatada a las mujeres que deviene de una larga historia de “sexuación de la razón” (Fraisse, 1991) nos ha adjudicado el status de objetos de estudio o de musas inspiradoras, pero jamás de constructoras de conocimiento.  Esta negación de la razón y el derecho a gestar sabiduría es un tema que se complejiza cuando consideramos la existencia de un vampirismo epistémico que se enuncia como feminista y que se ha trazado la colonización de la voz de la diversidad.

Es así como, además de los monopolios ongistas que nos tenía acostumbrados a interesarse desde la postal y sin compromisos en el botín de la “otredad”, un sector del feminismo avanza sin dudar hacia la colonización de la otra racializada frente al creciente interés de donantes y agencias de cooperación internacional en performativizar la reducción de la pobreza.

Las buscadoras del botín de la diferencia ya están conscientes de que la categoría monolítica de mujer no existe y con una batería de referencias bibliográficas se lanzan a la conquista de un continente de nuevos commodities temáticos, todo siempre desde la lástima producida por una realidad tan ajena de la que se deslindan una vez que la investigación o el proyecto ha concluido.

Parece bastarles solo con realizar proyectos de investigación que nunca llegan a las manos de sus “objetos” de estudio y artículos construidos desde la opinión o la teorización, sin la labor que implica vivir junto a la otra –hombro a hombro con todo y las dificultades que ello acarrea- la opresión que se denuncia.

No obstante, lo más vil de esta avanzada es la contribución que realizan a mantener la caracterización de las racializadas como víctimas pasivas entrampadas en la rueda de la pobreza, que no pueden representarte a sí misma por lo que deben ser representadas.

Estas representaciones, bastante abonadas por el sector ongista y su “pornografía humanitaria” (Negrin, 2011), son funcionales para aquellas -que usando las mismas estrategias de las empresas extractivas- buscan construirse una remunerativa experticia en la otra racializada como commodity temático.

Aunque no es una novedad el saqueo del botín de la otredad, ya que tiene mucho tiempo siendo usufructuado por las ciencias sociales que inauguraron los primeros especialistas en los “otros”, el crecimiento de este sector del feminismo que ha aprendido a matizar el discurso mesiánico de occidente es abrumador.

Una de sus estrategias para potabilizar sus acciones es dirigir el discurso de la culpa del rapto de la voz de las mujeres solo hacia a los hombres y cuando toca mirar dentro del feminismo lo diluyen. Chandra Mohanty en Bajo los ojos de Occidente (1986) ya había vislumbrado cómo un feminismo liberal, occidental y burgués coloniza “la complejidad constitutiva que caracteriza la vida de las mujeres en el tercer mundo” (Mohanty, 2008: 11).

Mohanty dio ejemplos claros de los primeros pasos de la capitalización de las mujeres que arrastran múltiples y pesadas mochilas de discriminación. Ahora ese feminismo no se posiciona como blanco y burgués, sino que se camufla como decolonial reduciendo la participación de las subalternas a la categoría de activistas (Pineda, 2018).

Lamentablemente, no pululan las mujeres racializadas que tratan de vencer los muros de la subalternidad ni en la academia o en las organizaciones no gubernamentales, pues mucho nos cuesta incluso llegar a posicionar nuestras voces en los espacios comunitarios.

Quienes hemos luchado para responder si puede hablar el subalterno, tal como nos interrogó Gayatri Spivak hace unas décadas, sabemos que aprender a sortear las barreras y estrategias de quienes pretenden robarnos la voz es una tarea cotidiana y que atraviesa incluso los espacios que se suponen despatriarcalizados.

El solo aprender a hablar resulta un largo y tedioso camino marcado por una historia de despojo territorial y la operatividad de mecanismos sociales que reproducen relaciones de desventaja. Asimismo, la desigualdad formativa que acarrea un escaso acceso a la educación de calidad y con pertinencia cultural, aunada a la vergüenza étnica, deja el umbral abierto a cualquiera con intenciones de convertirse estratégicamente en vocera de las “sin voz”.

La educación formal no es la única barrera, se suma el lobby de clase social y la discriminación en los espacios académicos, e incluso ongistas, que aún no logran concebir que sus objetos de estudios y rebaño de subalternas pueden hablar por sí mismas.

Por lo mismo, creo en las sororidades que reivindican a la otra con respeto a su labor e historia de contribuciones previas. Que sirven de puentes y no de interlocutoras, pues son capaces de reconocer que los privilegios sociales que detentan son potenciales herramientas para el saqueo.  Al atreverse a desnudar sus propias agendas y partiendo de unas sinceras ganas de aportar a las causas de aquellas que no miran las manifestaciones de la patriarcal colonialidad desde la lejanía es que podrán estar en condiciones de responsablemente vincularse a la experiencia viva.

Bibliografía

Fraisse, G. (1991) Musa de la razón. La democracia excluyente y la diferencia de los sexos. Barcelona, España: Ediciones Cátedra.

Nerín, G. (2011) Blanco bueno busca negro pobre. Barcelona, España: Roca Editorial de Libros.

Mohanty, C. (1984/2008) “Bajo los ojos de Occidente. Academia feminista y discurso colonial” En: Liliana Suárez y Aida Hernández (Editoras) (2008) Descolonizando al feminismo. Teoría y práctica desde los márgenes. Madrid, España: Ediciones Cátedra.

Pineda, E. (2019) Recolonización, clasismo y racismo: CLACSO y los estudios “Afrolatinoamericanos”. Recuperado de https://iberoamericasocial.com/recolonizacion-clasismo-y-racismo-clacso-y-los-estudios-afrolatinoamericanos/

Fuente: https://iberoamericasocial.com/la-colonizacion-de-la-otra-reflexiones-sobre-el-uso-de-las-mujeres-racializadas-como-objetos-de-estudio/

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