Page 3 of 4
1 2 3 4

Bolivia: Evo Morales: Quieren acallar la prensa para perpetrar el golpe

América del Sur/Bolivia/10-11-2019/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

el jefe de Estado denunció la benevolencia de exdefensores del Pueblo con grupos violentos que azuzan el racismo y el odio en la Nación.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, condenó este sábado los ataques perpetrados de grupos ultraderechistas contra la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb).

«En mi condición de afiliado a la CSUTCB, organización matriz del movimiento indígena originario campesino del Pacto de Unidad, denuncio el ataque cobarde y salvaje a la radio de esa confederación. Al estilo de las dictaduras militares, los golpistas atacan sedes sindicales», indicó el jefe de Estado.

Asimismo, denunció la benevolencia de exdefensores del Pueblo con grupos violentos que azuzan el racismo y el odio en la Nación, «en vez de proteger los DDHH conculcan la libertad de expresión y se unen a golpistas racistas para atentar contra medios estatales como hacían las dictaduras militares. Quieren acallar la prensa para perpetrar el golpe», agregó.

Evo Morales Ayma

@evoespueblo

Los medios estatales BTV y RPN han sido intervenidos por grupos organizados que después de amenazar y amedrentar a los periodistas los obligaron a abandonar sus fuentes de trabajo. Dicen defender la democracia, pero actúan como en dictadura.

Evo Morales Ayma

@evoespueblo

En mi condición de afiliado a la CSUTCB, organización matriz del movimiento indígena originario campesino del Pacto de Unidad, denuncio el ataque cobarde y salvaje a la radio de esa confederación. Al estilo de las dictaduras militares, los golpistas atacan sedes sindicales.

3.245 personas están hablando de esto
El jefe de Estado denunció que la toma de medios de comunicación por parte de sectores violentos, tiene como propósito invisibilizar el golpe de Estado que está en marcha, «dicen defender la democracia, pero actúan como en dictadura», añadió.

Aunque el presidente Morales invitó a todos los sectores políticos a dirimir las diferencia a través del Diálogo, dirigentes opositores como Luis Camacho y Carlos Mesa, rechazaron la convocatoria e insisten en romper el hilo constitucional promoviendo un golpe de Estado.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/bolivia-evo-morales-quieren-acallar-prensa-perpetrar-golpe-20191109-0028.html

Comparte este contenido:

Angela Saini, autora de ‘Superior’: “Los racistas intentan presentar sus argumentos con ciencia para que su retórica funcione”

Redacción: SINC

La periodista de ciencia Angela Saini analiza en su nuevo libro Superior el resurgimiento de la ciencia racial y del racismo científico. Teme que esta ‘resurrección’ sea debida al auge de la ultraderecha y el nacionalismo, y considera que la raza es, ante todo, una cuestión de poder.

En 2017 la periodista de ciencia Angela Saini (Londres, 1980) publicó Inferioruna crítica al sexismo que ha afectado a la ciencia desde Darwin. Dos años más tarde la británica completa la serie con Superior, en el que analiza la ciencia (y pseudociencia) que ha estudiado las diferencias humanas y el racismo que las rodea.

Superior muestra el yin y el yang del estudio de las razas humanas. Por un lado, Saini habla con prestigiosos investigadores de la talla de Svante Pääbo, David Reich, Robert Plomin y Jonathan Marks. Por otro, se adentra en el lado oscuro de la academia, donde un círculo endogámico publica ideas del siglo anterior en revistas sin impacto y de sospechosa financiación.

Quedamos con Saini en una cafetería del centro de Londres, a escasos metros del Museo Británico con el que comienza Superior. La periodista teme que la ciencia racial esté aprovechando el resurgimiento de los nacionalismos y la ultraderecha para regresar de los rincones más tenebrosos del siglo XX. No es para menos: dos días antes de la entrevista la escritora había borrado sus perfiles en redes sociales, frustrada ante el acoso racista sufrido en Twitter. Precisamente esta semana volvía a tuitear desde su cuenta, agradecida por las denuncias de acoso de miles de usuarios.

“Páginas racistas y neonazis hablaron de mi libro. Reporté los insultos más atroces a Twitter, pero en la mayoría de casos no hicieron nada”

¿Ha sufrido más acoso que cuando publicó Inferior?

Sí, en parte porque era menos conocida entonces. Además, en Superior llamo por su nombre a neonazis, que se comunican entre ellos y estaban listos para atacar. Tienen una visión política muy fuerte. El sexismo aparece en todas las sociedades, pero el racismo tiene otro tinte político.

¿Por qué dejó Twitter?

En las últimas semanas páginas racistas y neonazis hablaron de mi libro. Reporté los insultos más atroces a Twitter, pero en la mayoría de casos no hicieron nada. También había comentarios sexistas, está siempre conectado. Me fui porque hay que darles el mensaje a estas empresas de que si se van a quedar sentadas permitiendo el acoso, entonces nos iremos.

¿Se refiere a Quillette? Lo digo porque además de hablar de su libro, han recibido críticas recientes por señalar a periodistas.

Me refiero a webs más oscuras, aunque hoy está todo mezclado. Es muy difícil saber dónde están las fronteras, mira quiénes comentan. ¡Son los mismos! La gente que habla de mí en 4chan es la misma que habla de mí en Quillette.

Final UK cover

Usted habla del “retorno de la ciencia racial”, en la misma línea que un artículo de The Guardian que advertía de su “resurrección”. ¿De verdad se había ido?

Su popularidad va y viene, según la política del momento. Ahora, con el ascenso de la ultraderecha y los nacionalismos, esta gente se ha vuelto poderosa e intenta proteger su visión del mundo. Algunos están muy bien educados e intentan encajar su racismo con lo que saben. Eso implica retorcer y manipular los hechos.

Su arrogancia intelectual les hace pensar que entienden cosas que a la ciencia mayoritaria se le escapan. Intentan presentar sus argumentos con ciencia para reforzar la idea de que somos diferentes y que su retórica funcione. Por eso ahora tiene una popularidad que quizá no tenía antes, aunque es verdad que nunca se fue.

Hubo gente que malinterpretó Inferior asegurando que usted negaba las diferencias entre hombres y mujeres. ¿Teme que pase algo parecido con Superior?

Se asume que soy algún tipo de negacionista de la raza, que digo que no hay variación entre humanos. ¡Por supuesto que la hay! No digo eso en absoluto, es una malinterpretación deliberada. Lo que planteo es que la variabilidad humana no casa bien con nuestra visión de las categorías raciales. Esto no es algo controvertido, lo afirman los científicos todos los días. Hay variaciones estadísticas entre las poblaciones; no profundas, sino sutiles y no muy significativas.

Entonces, ¿sí existen las razas?

La raza es un constructo social, lo que quiere decir que existe. Que algo sea cultural no implica que no exista. De hecho, tiene repercusiones biológicas, como las tiene el género, por la desigualdad. La esperanza de vida de los afroamericanos es inferior a la media; no es por genética, es porque la raza tiene poder en nuestra sociedad. Por eso se investiga como una entidad cultural. Como entidad biológica tiene mucho menos significado que las diferencias socioeconómicas y la dieta.

Me sorprendió el capítulo sobre la medicina racial. ¿No funciona?

“Decir que la ciencia está libre de ideología es cada vez menos sostenible, el estudio del comportamiento humano fue político desde el principio”

A mí también me sorprendió. En India hay una alta tasa de diabetes. Puede ser en parte por la genética, pero sobre todo se debe a que los ricos abusan de la mantequilla, la sal y el azúcar, y asocian vivir bien con el sedentarismo. ¡Así por supuesto que va a haber diabetes! Es fatalista pensar en estas cosas en términos raciales, pero lo hacemos porque resulta fácil.

Ya existen casos de personas a las que la ciencia ha dicho que no pertenecen a la raza con la que se han identificado toda la vida. ¿Veremos más casos conforme los test genéticos se popularicen aún más?

Sí, y conforme las sociedades se hagan más mixtas. Ya tenemos problemas para colocarnos en estas categorías ‘duras’, lo que muestra su arbitrariedad. En América ser negro significa algo muy diferente que en Sudáfrica, Australia, Reino Unido o India. Tienen un significado diferente según el lugar, siempre lo han tenido y siempre lo tendrán. Tenemos que aceptar que la raza es un constructo social.

En Superior conecta el racismo científico con Trump y el Brexit. ¿Se puede separar ciencia e ideología?

Decir que la ciencia está completamente libre de ideología es cada vez menos sostenible. Algunas disciplinas como la física teórica quizá [ríe], pero el estudio de los seres humanos y su comportamiento fue político desde el principio. Sugerir lo contrario es negar que tenemos sesgos. Cualquiera que estudie las diferencias humanas y diga “estoy libre de sesgos, soy completamente objetivo” se engaña a sí mismo. De hecho, hacen más daño, porque a menos que sean conscientes de sus prejuicios serán incapaces de controlarlos.

“Quien estudie las diferencias humanas y crea que está libre de sesgos se engaña a sí mismo”

¿Qué responsabilidad ha tenido la ciencia en la supervivencia del racismo científico?

Tu visión del mundo depende de las lentes con las que lo mires. Los humanos vivimos de formas muy diferentes y cambiantes. Al observar quiénes somos solo capturas una instantánea de ese momento y lugar, de ese grupo de gente y de su cultura. El estudio de la naturaleza humana intenta ver quiénes somos si quitamos todas las capas. Lo que yo argumento es que es imposible quitarlas todas, porque la cultura nos da forma desde el segundo en el que nacemos. No se pueden separar unas cosas de las otras.

Dice al final del libro que, en lo que respecta a las razas, “la historia tiene las respuestas, la ciencia no puede ayudar”. ¿No puede?

No podemos asumir que la raza tenga un significado biológico porque sabemos que no es verdad. No hay dudas sobre eso, la ciencia es clara. Uno de los argumentos que expongo en Superior es que los científicos necesitan conectar con las ciencias sociales para conseguir una imagen más completa de quiénes somos. No podemos estudiar a los seres humanos en el vacío. Podemos [investigar sobre las razas] si somos humildes, reconocemos nuestros sesgos y leemos las investigaciones en ciencias sociales.

Es imposible tratar este tema sin hablar de genes e inteligencia. Si hay diferencias poblacionales en cuestiones como la tolerancia a la lactosa, ¿por qué la inteligencia debería ser diferente?

Las diferencias entre grupos son estadísticas, no existen ‘genes de raza’. Además, si hablamos de tolerancia a la altitud, no significa que el resto de características de ese grupo sea también diferente. Por último, estas variaciones tienen que ver con la supervivencia, como la capacidad de aguantar la respiración. La inteligencia depende de miles de genes ¿Por qué estarían más concentrados en ciertos grupos? No hay evidencia genética ni evolutiva que lo sugiera. Da igual la sociedad en la que vivas: ser inteligente es beneficioso.

“Ya sea por razones de género, raza o clase, cuando se esgrimen ciertos argumentos genéticos siempre es para defender el poder”

Pero todavía hay gente que insiste en que los resultados de cociente intelectual (CI) difieren entre razas y culturas por motivos genéticos.

En primer lugar [los tests de CI] no son muy de fiar para medir la inteligencia. En segundo lugar, ¡tienen una carga cultural tan grande! No puedes coger a un grupo de gente que no ha crecido en la misma cultura ni tenido el mismo nivel de educación y luego compararlos con niños cuyas circunstancias son diferentes. Robert Plomin me lo dijo. Él, que defiende el hereditarianismo, no ve valor en esto ni sabe cómo hacerlo.

Existe un submundo bastante oscuro al margen de la academia que defiende, por ejemplo, que el ser humano está perdiendo inteligencia por culpa de los pobres y los inmigrantes. ¿Está todo conectado?

Durante cientos de años han defendido que en lo más profundo de nuestro interior somos diferentes. Lo interesante es que este debate no siempre ha sido con razas, sino con clases. Al comienzo de la historia de la eugenesia, se temía que los pobres fueran congénitamente incapaces y mentalmente débiles. Si no mejoraban a lo largo de las generaciones era porque pasaban su debilidad a sus hijos. Esto se aplica a los debates raciales, con la idea de que hay grupos que no cumplen los estándares genéticos del resto y que no deberían entrar en el país y reproducirse.

Por eso al final del libro llego a la conclusión de que todo esto trata sobre poder. Va de un grupo de gente que tiene poder diciéndole a otros que ellos no merecen tenerlo, que deberían ser controlados, que tienen menos derecho a vivir. Ya sea por razones de género, raza o clase, cuando se esgrimen estos argumentos genéticos siempre es para defender el poder.

Poder y también la necesidad de crear el mito de una nación. Usted relaciona el colonialismo con el origen del concepto moderno de raza. ¿Tenemos todavía esta mentalidad en países como Reino Unido y España?

La retórica paternalista de la civilización benevolente que cuida de otra más débil todavía se ve aquí con el Brexit, como resultado de lo mal que se ha enseñado la historia del imperio británico. ¿Asumimos que el final de la historia ya está escrito y no habrá otros ganadores en el futuro? Claro que los habrá, ya lo estamos viendo con países como China e India.

“Ser imparcial con el racismo es lo mismo que serlo con los negacionistas del cambio climático y los terraplanistas. ¿Por qué alimentar esa idea de que hay dos bandos opuestos y equivalentes?”

El orden mundial está cambiando y eso provoca inseguridad por perder un control que sentimos que se nos debe de forma natural. Y suponemos esto porque las ideas de superioridad e inferioridad han calado en el subconsciente. Puede que algún día haya museos en Singapur con artefactos europeos, como sucede con el Museo Británico. La arrogancia hace pensar a los constructores de imperios que el suyo durará para siempre.

En ese sentido, también critica los test de ancestros. ¿Aumentarán los nacionalismos su popularidad?

Ya hay gente que se los hace para reforzar su idea de quiénes son. En Israel los están usando para determinar si alguien es judío o no, imagina que esa tecnología hubiera existido en la década de 1930. Me parece muy oscuro que todos, no solo la extrema derecha, hayamos comprado esta idea que biologiza la raza de forma inapropiada y refuerza en nuestras mentes que debe haber genes raciales. En realidad, los test muestran con quién puedes estar relacionado vagamente, pero no encuentran ‘genes europeos’ o ‘genes asiáticos’ porque no existen.

En Superior señala la Ilustración, un periodo que muchos reivindican hoy, como origen del problema del racismo científico. ¿Por qué?

La Ilustración reforzó ideas políticas que ya estaban ahí y las endureció con ciencia. Pasó lo mismo con el colonialismo y los genocidios que vimos en el siglo XIX. ¿Habrían ocurrido sin la ciencia occidental? Probablemente, pero la ciencia dio fuerza a estas ideas y legitimidad a estos constructos raciales, que hizo parecer más rígidos de lo que eran antes.

“No hay una conspiración: si la ciencia racial tiene problemas para publicar su trabajo, se debe a que no es muy bueno”

Me divirtió leer que, hace 70 años, ya se hablaba de cómo la censura y la corrección política estaban dañando la ciencia por culpa de “irracionales negacionistas de la ciencia”. Quienes repiten eso hoy, ¿son tan novedosos como piensan?

Les gusta presentarse así. Lo que me fascinó fue ver qué inteligentes habían sido al manipular el discurso usando eufemismos, hablando de libertad de expresión, libertad académica y diversidad de opiniones, para acomodarse en el discurso mayoritario. Hoy universidades y medios los apoyan sin darse cuenta de que son los herederos intelectuales directos de la eugenesia nazi. Han cambiado su forma de hablar, pero dicen lo mismo. Los hemos dejado entrar y ahora hay políticos que usan la misma retórica de hace 70 años.

Me recuerda a los ‘debates’ entre evolucionistas y creacionistas, o entre médicos y homeópatas. ¡No hay punto intermedio entre ser racista y no serlo!

Acabo de hacer una entrevista en la BBC y, tras contar el racismo que he vivido online, el entrevistador me dijo “voy a poner mi imparcialidad a un lado y decir que eso es terrible”. Yo pensaba: “¿Cómo puedes ser imparcial con el racismo?”. Es lo mismo que con los negacionistas del cambio climático y los terraplanistas. ¿Por qué seguimos alimentando esta idea de que hay dos bandos opuestos y equivalentes? Nunca los hubo. Solo hay hechos que están bajo escrutinio y siempre deberían estarlo. El poder contra el que luchamos aquí es la ideología de extrema derecha, no la ciencia. Si no podemos reconocerlo, entonces les estamos facilitando el trabajo.

¿Es tan preocupante? Me da la impresión de que es un círculo endogámico, que publica en sus revistas sin impacto y carecen del respecto del resto del mundo académico.

Es un círculo rígido, pero en sus bordes hay profesores de universidad y políticos. El velo se está levantando sobre ellos, mucha gente ha investigado y les está resultando más difícil mantener las apariencias. Es estremecedor que haya revistas serias que permitan a esas gentes estar en sus comités editoriales. Por ejemplo, Gerhard Meisenberg y Richard Lynn estaban en el comité editorial de Intelligence y contacté con el editor de la revista, que lo defendió por motivos de libertad académica. Después de escribir un artículo en The Guardian, a finales de 2018 habían quitado a Meisenberg. Pero el problema no se ha solucionado, otros no han hecho nada.

“Los estereotipos culturales han dado un significado a las etiquetas y una vez le hemos puesto una a alguien, sentimos que ya sabemos algo sobre esa persona”

Hoy, como dice uno de los investigadores en Superior, ¿“miramos a la ciencia como una racionalización de las ideas políticas”?

La ciencia tiene un poder en la sociedad que nada más tiene. Se considera objetiva, racional y legítima. Si parece un hecho científico, entonces no puede ser racista. Es lo que los racistas dicen en internet: “a los hechos no les importan tus sentimientos”, ignorando que los hechos no están de su lado. Lo venden como si estuvieran reprimidos por una conspiración que intenta silenciarles, mientras que ellos defienden la buena ciencia y son como Galileo o Copérnico.

Es extraño que alguien compre este argumento y lo que me impresiona es que mucha gente lo hace. No tengo problemas con los hombres blancos, lo tengo con quienes aseguren que la ciencia está de su parte, cuando no lo está. No hay una conspiración: si la ciencia racial tiene problemas para publicar su trabajo, se debe a que no es muy bueno.

Al final, como ellos dicen, “a los hechos no les importan tus sentimientos”.

No, pero no podemos usar eso con ellos, ¿verdad? [ríe].

Parece que el ser humano que necesita pensar en categorías como razas o naciones. ¿Qué podemos hacer?

Yo intento tratar a cada persona como un individuo, porque más del 95 % de las diferencias entre personas son individuales. Es algo difícil, yo también tengo muchos sesgos y estereotipos, pero no se me ocurre otra forma de actuar. Los estereotipos culturales han dado un significado a las etiquetas: una vez le hemos puesto una a alguien, sentimos que ya sabemos algo sobre ese alguien. En lugar de ver a cada persona como crees que es, hay que darle la oportunidad de que muestre quién es de verdad.

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Los-racistas-intentan-presentar-sus-argumentos-con-ciencia-para-que-su-retorica-funcione

Comparte este contenido:

Ministro de Educación y Cultura: La Guerra Fría sigue viva para gobierno ultraderechista de Brasil

Redacción: Cuba Debate

El nuevo ministro de Educación y Cultura de Brasil, Abraham Weintraub, declaró como prioridad combatir el “marxismo cultural” en las universidades, para poner en marcha  a una cartera paralizada por su antecesor.

El riesgo de otro fracaso persiste, porque se mantiene la orientación. Ambos son de la misma secta que aún considera el comunismo una amenaza al país y que la Guerra Fría prosigue especialmente en el ámbito cultural.

Además Weintraub, un economista del sector financiero y profesor universitario de ciencias contables, asumió el ministerio sin ninguna experiencia en gestión en el ámbito educativo, al igual que su predecesor, Ricardo Vélez, un colombiano que adquirió la nacionalidad brasileña en 1997, doctor en filosofía y exprofesor de varias universidades.

Vélez se caracterizó por contramarchas en las medidas anunciadas durante los 97 días en el cargo, como en el nombramiento de sus colaboradores.

Por lo menos 15 de sus asesores fueron despedidos apenas días después de su designación, por decisión de la presidencia o presiones de grupos influentes en el gobierno. “Faltó gestión”, sentenció el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, al justificar la sustitución del ministro.

La última polémica de su corta gestión derivó del anuncio de que sustituiría los millones de libros didácticos que el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) distribuye cada año a los estudiantes, para borrar la definición de dictadura atribuida al gobierno militar de Brasil entre 1964 y 1985.

Un “estalinismo de derecha”, en el sentido de falsear la historia, se alza en las filas del poder político actual.

No hubo golpe de Estado militar en 1964 y tampoco dictadura, sostienen no solo el ya exministro, sino el mismo presidente y numerosos miembros de su gobierno, donde hay decenas de militares retirados y algunos aún activos.

“El dogmatismo religioso” está por detrás de la “agenda irracional” que adoptan algunos sectores de ese gobierno, según Sonia Correa, una de las coordinadoras del Observatorio de Sexualidad y Política, cuyos estudios sobre el ascenso político del conservadurismo eclesiástico articulado en el mundo ayudan a comprender el triunfo de Bolsonaro en las elecciones de octubre de 2018.

“Dios por encima de todos” fue la consigna electoral de Bolsonaro, que la mantiene en la presidencia, que asumió el 1 de enero.

La adhesión “por la fe, la creencia dogmática” resalta en un grupo de cuatro ministerios, los de Educación, Relaciones Exteriores, Medio Ambiente y Mujer, Familia y Derechos Humanos, que son los que concentran las polémicas en el comienzo de la nueva administración.

Pero “el núcleo duro, cada día más hegemónico en el gobierno, lo componen militares moderados”, así tengan “puntos en común” con el llamado grupo “ideológico”, al defender “un orden social y político jerárquico, desigual, neopatriarcal y androcéntrico”, definió Correa a IPS.

En su análisis, el gobierno de Bolsonaro va “por caminos imprevisibles”.

Sus disputas internas e visiones irreales lo entorpecen, pero “no generan solo despelotes”, sino que va imponiendo medidas, como recortes presupuestarios o cierre de órganos culturales, ambientales, sanitarios y de derechos humanos, que afectan a mucha gente y a la democracia en el país,
lamentó.

De todas formas, las creencias que orientan y desorientan a los miembros del equipo de Bolsonaro se hacen más visibles ahora, porque el ejercicio del gobierno desnudó sus consecuencias, y además sus ideas y proyectos fueron escasamente discutidas en la campaña electoral, en una estrategia que ayudó a su ascenso al poder.

La religiosidad y el alineamiento con el gobierno estadounidense del republicano Donald Trump, por ejemplo, condujeron a Bolsonaro a prometer, durante la campaña electoral, que trasladaría de Tel Aviv a Jerusalén la embajada brasileña en Israel.

Pero tuvo desechar hacer efectiva la medida por las presiones del poderoso sector agrícola, que teme perder exportaciones de carne a los países árabes, uno de sus principales mercados.

Los grandes agricultores constituyeron, tal como las iglesias evangélicas, los militares y movimientos anticorrupción, un factor decisivo para el triunfo de Bolsonaro.

Pero sus intereses se han visto sacrificados por las opciones ideológicas del gobierno, que podrían, por ejemplo, echar a perder el mercado chino, mayor importador de productos agrícolas y minerales de Brasil.

Bolsonaro amenazó con provocar esa hecatombe, al visitar Taiwán antes de las elecciones y luego hacer declaraciones despectivas sobre las inversiones chinas que, según él, estarían “comprando a Brasil” en lugar de á “comprar de Brasil”.

Para amortiguar la molestia en Bejing, empresarios y militares han tomado una serie de acciones. Entre las medidas diplomáticas destaca el plan del vicepresidente Hamilton Mour úo, un general retirado del Ejército, de visitar China en este semestre, mientras intenta neutralizar otros actos
ofensivos del presidente.

Los generales, que controlan ocho de los actuales 22 ministerios, además de otros cargos de alto nivel, descartan una intervención militar en Venezuela,  a una posibilidad inicialmente admitida por el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo.

Venezuela pasó entonces a ser un asunto de Mourúo y aparentemente los militares pusieron bajo su “tutela” en cuestiones geopolíticas al canciller, alineado fervorosamente con Trump.

Varios de los generales ahora ministros quedaron escarmentados de la participación del país en conflictos en Haiti y la República Democrática del Congo, donde comandaron fuerzas pacificadoras de la Organización de las Naciones Unidas.

Pero los militares, aunque pragmáticos y menos torpes que los ministros “ideológicos”, son también un factor de inestabilidad. Sus disputas de poder con el grupo guiado por el “gurú” Olavo de Carvalho, profesor informal de filosofía, contribuyó a la defenestración de Vélez en el ministerio.

Mourúo, ecuménico en sus diálogos internacionales y con actores internos abominados por los bolsonaristas, como el de los sindicalistas, se convirtió en el blanco de la ira de Carvalho y sus seguidores.

Entre los dardos en su contra está el que está jugando a sustituir a Bolsonaro, lo que podría suceder si se produjese un juicio político en su contra, como ya sucedió en 2006 con Michel Temer, entonces vicepresidente de la destituida presidenta Dilma Rousseff.

Los ministros generales, graduados como oficiales en los primeros años de los 70, tal como Bolsonaro, tampoco reconocen que existió una dictadura militar.

El golpe de 1964, argumentan, fue necesario para evitar una dictadura comunista y preservó la democracia, pero obvian en su relato el veto a las elecciones, la proscripción, prisión, tortura, asesinato y exilio de centenares de opositores en los 21 años siguientes.

Bolsonaro y sus seguidores “ideológicos” consideran que el marxismo cultural, basado en el italiano Antonio Gramsci, venció la “batalla de las ideas” e impuso su versión del régimen militar de 1964-1985, como dictadura. La tarea de la derecha, ahora que controla el poder, sería de “corregir” la historia.

El fin de la Unión Soviética en 1991 no debilitó el comunismo, que “se reinventó”, asegura Weintraub, nuevo ministro de Educación, que vislumbra comunistas en todas partes, al igual que sus correligionarios .

Son dueños de bancos, de empresas monopolistas y de medios de comunicación, dijo en la Cumbre Conservadora de las Américas en Foz de Iguau, ciudad de la fontera suroccidental de Brasil, el 8 de diciembre de 2018.

Algunas creencias pueden dejar en ridículo o inducir a errores. Bolsonaro y su canciller afirman que el nazismo en Alemania fue un movimiento de izquierda, ya que llevaba el nombre de Partido Nacional Socialista Obrero Alemán.

El canciller condena el “globalismo” y sostiene que la globalización, el cambio climático, las organizaciones internacionales y el feminismo son una conspiración marxista contra la nación y el Occidente cristiano.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/04/11/ministro-de-educacion-y-cultura-la-guerra-fria-sigue-viva-para-gobierno-ultraderechista-de-brasil/#.XLBrbolKjMw

Comparte este contenido:

Militarizar las escuelas y acabar con el legado de Freire: Bolsonaro pone en marcha los cambios en la Educación de Brasil

Por: Meritxell Freixas Martorell

Corría 1967 cuando la dictadura militar brasileña (1964-1985), de la mano del general Emilio Garrastazu Médici, impulsó un decreto ley sobre “alfabetización funcional y educación continuada” para adolescentes a partir de 15 años y adultos. La nueva legislación creó una de las instituciones más polémicas del país: el Movimiento Brasileño de Alfabetización (Mobral), a través de la cual el gobierno castrense se propuso acabar en apenas 10 años con el analfabetismo del país, que entonces afectaba a un tercio de la población.

El Mobral sustituyó el método de alfabetización ideado por el pedagogo Paulo Freire. Aunque bebió de su influencia, supuso una simplificación del proceso educativo, reducido al aprendizaje de la lectura, escritura y operaciones matemáticas básicas. El enfoque pedagógico dejó de ser un prioridad y el objetivo se concentró en suplir las necesidades de la industrialización había provocado el “milagro económico” ocurrido durante la dictadura.

Pero además, el régimen militar encontró en la alfabetización un fuerte instrumento para mantener su estatus y ejercer un control ideológico: “El régimen dictatorial estaba escondido y estampado en cada página de los libros de texto y de otras publicaciones de la educación de ese período. Veneración a los héroes nacionales, patriotismo, civismo y exaltación al gobierno, eran mensajes inculcados entre líneas en los materiales didácticos. […] Las figuras de los militares aparecían siempre en actividades colectivas haciendo ‘el bien’, ayudando a otras personas”, escribe la historiadora Leide Rodrigues dos Santos en un artículo publicado en 2010 en Revista Crítica Histórica.

En 1975, después de 15 años, la recesión económica iniciada en los años 80 y el fin del régimen militar acabaron con el programa.

Hoy, 34 años después, la llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro al poder ha recuperado el recuerdo del Mobral al mundo educativo brasileño. El gobierno ha anunciado la militarización de la gestión de escuelas públicas y su intención de colocar a oficiales del ejército al frente de los centros educativos, universidades e, incluso, en la revisión de los contenidos de los libros de texto.

De hecho, una de las primeras decisiones de Bolsonaro fue nombrar al frente del Ministerio de Educación (MEC) a Ricardo Vélez Rodríguez, docente de la Universidad Federal de Juiz de Fora (Minas Gerais) y profesor emérito de la Escuela de Comando y el Estado Mayor del Ejército.

Vélez, que nunca había ocupado un puesto de gestión en una institución educativa, no ha tenido ningún reparo en defender el régimen militar: “Las universidades brasileñas, en especial las públicas, controladas a partir de la apertura democrática por la izquierda rabiosa, acabaron haciendo de la memoria de 1964 [el año del golpe de estado] un acto indiscriminado de repudio a los militares y a las directrices trazadas por ellos”, escribió en uno de sus artículos.

El titular de Educación publicó en su blog que las Fuerzas Armadas brasileñas “lucharon para impedir una dictadura comunista en nuestro país. ¿Hay algo malo en eso?”, se preguntó. No es nada extraño, pues, que uno de sus objetivos, según difundió a través de sus propias redes, sea “limpiar todo el escombro marxista que se ha apropiado de las propuestas educativas por parte de no pocos funcionarios del Ministerio”.

Para ello, el presidente firmó un decreto para promover y proponer la adhesión voluntaria de las escuelas públicas al modelo “cívico-militar” de enseñanza. El texto establece la creación de la Subsecretaría de Fomento a las Escuelas Cívico-Militares, colegios que pasarán a ser administrados por oficiales de las Fuerzas Armadas y tendrán como misión “acabar con la prevalencia de ideas de izquierda en las aulas, especialmente en clases de historia y geografía”, según explicó el propio Vélez.

Universidad excluyente

“La idea de universidad para todos no existe. Hay que reservar el nivel superior a una élite intelectual, aunque esa no tenga que ser necesariamente la misma élite económica”. Las intenciones del ministro Vélez Rodríguez en materia de Educación Superior quedaron claras con unas controvertidas declaraciones que espetó el 28 de enero. En su intervención, defendió una reforma de la enseñanza media para “formar jóvenes trabajadores más rápidamente y con capacidades para ingresar al mercado laboral a más temprana edad”.

El ministro justificó su propuesta con el ejemplo hipotético de un chófer de Uber que estudió para ser abogado: “Ese ciudadano que estudió para ser abogado y terminó como chófer de aplicación pudo evitar perder seis años estudiando la legislación, que no le va a servir en la vida, para ingresar antes al mercado laboral”.

Otro de los focos puestos en el ámbito universitario pasa por acabar con el proceso electoral para elegir a los rectores.

“Hubo una especie de acuerdo vigente durante años de que la comunidad académica local era la que elegía al rector en votación democrática, al menos durante los gobiernos del PT siempre ratificaron los primeros nombres de las elecciones internas de cada universidad. Sin embargo, todo indica que eso no será más así”, explica Patricia Valim, profesora de Historia de Brasil Colonial de la Universidad Federal de Bahía

“El ministro descalifica las diferentes formas de participación popular en cualquier instancia y las decisiones pasan a ser tomadas por los funcionarios del MEC”, añade Valeria Aroeira Garcia, supervisora escolar de la Asociación de Educadores y Educadoras Sociales del Estado de Sao Paulo (AEESSP).

La lista de medidas polémicas que ha anunciado el ministro Vélez Rodríguez en el mes y poco que lleva al frente de su Ministerio es larga. Además del control de los contenidos y la censura de materias humanistas, como la Historia, pretende reducir la presencia del Estado desde la enseñanza preescolar, y recortar becas y recursos de programas sociales creados durante los años del lulismo, como el Fondo de Financiación Estudiantil (FIES), que creó Fernando Haddad, rival del actual presidente durante la segunda vuelta electoral del año pasado y ministro de Educación entre 2005 y el 2012.

“El gobierno Bolsonaro es una articulación entre el ultraconservadorismo y el ultraliberalismo para agradar al mercado financiero. No aumentará los recursos del área, lo que significa que no se harán programas de expansión de la enseñanza y de calidad de la educación previstos en el Plan Nacional de Educación 2014-2024. Es decir, tendrá que invertir en medidas poco costosas, dedicadas a lo que la ultraderecha ha llamado la Guerra Cultural”, cuenta Daniel Cara, politólogo y miembro del Consejo Universitario del a Universidad Federal de Sao Paulo.

En connivencia con el Ministerio de la Mujer, Familia y Derechos Humanos, encabezado por Damares Alves, la evangélica que se dio a conocer por la controvertida frase “el niño viste de azul y la niña de rosa”, el gobierno ha impulsado un proyecto para fomentar la enseñanza en casa, sin la obligatoriedad de que los estudiantes asistan a la escuela. La medida ha sido rechazada por la comunidad docente: “Sería una tragedia disminuir el espacio de formación del ser humano, de sociabilidad entre los niños y adolescentes y la comunidad escolar, para que aprendan a interactuar con un mundo más allá del padre y de la madre”, lamenta Patricia Valim.

Denunciar adoctrinamiento

Los lineamientos de Vélez, Bolsonaro, Alves y el conservadurismo brasileño no son nuevos. “Escuela Sin Partido” ha sido la plataforma que ha dado eco a las tesis del nuevo gobierno en materia educativa. El proyecto, que ganó espacio a partir de 2016 con la llegada al poder de Michel Temer, pretende marginar el legado pedagógico de Paulo Freire de las escuelas brasileñas y ejercer un control ideológico sobre los profesores y sus contenidos en clases, bajo amenazas de sanción e, incluso, de prisión.

El movimiento fue creado en 2004 por el abogado Miguel Nagib para instalar “un mecanismo contra el abuso de la libertad de enseñanza”. Para Nagib, el profesor en la clase es una persona con el poder de adoctrinar política e ideológicamente. En su opinión, el sistema educativo público está plagado de profesores que usan las clases como plataforma para difundir el marxismo, el ateísmo y “la ideología de género”, y los métodos de enseñanza de Paulo Freire han sido los que llevaron a esta situación.

A principios de este año, se presentó en el Congreso Nacional un proyecto de ley que permite a los estudiantes poder grabar lo que ocurre en al interior del aula con el pretexto de controlar posibles adoctrinamientos de los profesores. La iniciativa fue presentada por la cuñada de Nagib y diputada del partido de Bolsonaro (PSL), Bia Kicis, en un segundo intento de impulsarla luego de que el año pasado no prosperara.

“Desde Escola Sem Partido se estimula a que los estudiantes graben el contenido de las clases y denuncien a los profesores que ellos consideren que cometen el delito de ‘adoctrinamiento ideológico’”, apunta Patricia Valim. Para ella, “la idea de construir una sociedad con emancipación a partir de la concientización de la ciudadanía sobre sus derechos y sus deberes son valores republicanos pero, según Bolsonaro y Vélez, bajo la lógica de Escola Sin Partido, ahora son valores comunistas”, añade.

“Fabriquitas de dictadores”

La obsesión del bolsonarismo por acabar con la herencia de Freire apunta también hacia los movimientos sociales, y en especial a las escuelas del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST). El Movimiento cuenta con cerca de 1.500 escuelas para jóvenes de 7 a 14 años, 1.100 de las cuales han sido reconocidas por los consejos estatales de Educación y Cultura. Entre todas, albergan alrededor de 200.000 alumnos y 4.000 profesores, además de los 250 educadores que trabajan en educación infantil y alfabetización.

Apenas fue nombrado, el secretario especial de Asuntos Fundamentales del gobierno, Luiz Antônio Nabhan García, afirmó que va a trabajar para cerrar las escuelas que tachó de “fabriquitas de dictadores”. Su posición fue rotunda: “[Brasil] No puede admitir escuelas de marxistas, de leninistas, de bolivarianos, que enseñan a los niños a invadir y cometer crímenes. Vamos a cerrar las escuelas y castigar a los responsables del adoctrinamiento”, dijo Nabhan que, además, ejerce de representante de los terratenientes.

Sin embargo, las amenazas de las autoridades políticas no echan atrás a profesores, estudiantes, académicos y educadores de Brasil que quieren plantarle cara a la extrema derecha. Valeria Aroeira, desde la AEESSP, apela a la fuerza de los movimientos sociales para contrarrestar las medidas conservadoras y autoritarias que acechan al gigante latinoamericano. “El campo de la educación no formal posibilita diversas maneras y espacios para que discusiones, debates y manifestaciones de diferentes órdenes se den y consigan involucrar a muchos y diferentes colectivos”, dice. Su apuesta es clara: potenciar la relación entre “educación formal, no formal, movimientos sociales y militancia” para plantar cara a la nueva etapa que el país recién enfrenta.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/11/militarizar-las-escuelas-y-acabar-con-el-legado-de-freire-bolsonaro-pone-en-marcha-los-cambios-en-la-educacion-de-brasil/

Comparte este contenido:

Ante la ultraderecha y el izquierdismo neoconservador, 13 tesis del feminismo marxista (video)

Por:pikaramagazine.com/06-02-20019

La ultraderecha se expande como el aceite por toda Europa desde hace ya años. Sin prisa, pero sin pausa. Y sin pausa entró ayer en las instituciones de Andalucía. Este artículo y este vídeo no son un sesudo análisis pero sí que pretenden ayudar a articular un frente político y discursivo común (que no uniforme) que dé respuesta a este contexto.

La expansión de la ultraderecha tiene causas diversas (algunas de las razones se exponen en el libro Privatizar la Democracia: capitalismo global, política europea y estado español de Icaria, 2018). En este artículo comentaré brevemente la situación actual, y el vídeo que tenéis a continuación trata de dar un marco amplio, abierto y reformulable, que tenemos que seguir enriqueciendo entre todas, y desde todas las corrientes feministas, para hacer frente a los ataques que estamos sufriendo en este heteropatriarcado capitalista cada vez más salvaje.

Lo primero que hay que remarcar y que los medios tienden a ocultar es que la ultraderecha siempre ha sido una práctica de extrema misoginia, caracterizada por la xenofobia y la homofobia, pero hay un detalle (uno de esos detalles como los de las hipotecas que si no lo lees bien te puedes quedar sin casa, muerta de frío y de pobreza): todas estas fobias y odios se dan en sociedades patriarcales y capitalistas.

Por eso, cuando la ultraderecha se expande, suele ser, no sólo porque se privatiza la democracia en el sentido de que se mercantiliza de forma extrema a la población desposeyéndola, explotándola y financiarizando y privatizando los recursos naturales, cognitivos, sistemas públicos de salud y de educación, servicios, transportes, mecanismos y territorios públicos y comunes. Eso ocurre también debido a que el discurso y los marcos de pensamiento y percepción hegemónicos giran a la derecha, ya que el hecho de que haya prácticas (como la explotación o la privatización o el linchamiento a feministas, musulmanes, personas trans o cuerpos racializados) que nos parezcan aceptables o inaceptables está relacionado también con los marcos de percepción y pensamiento. Por ejemplo, lo que antes era (se percibía y pensaba como) de izquierdas pasa a ser extrema izquierda, lo que era de derechas pasa a ser de centro-izquierda y lo que era de ultraderecha pasa a ser percibido, pensado y votado por la población como centro-derecha. Es decir, que no solo se explota y oprime a la población de forma más bárbara (mediante la necropolítica y las tecnologías de desposesión y precarización radical) sino que quienes antes votaban o militaban en la izquierda se pasan a la derecha.

Es más, sin llegar a pasarse a la derecha, vemos como muchas de las propuestas del izquierdismo neoconservador (o, como diría Marx, infantil y maximalista) coinciden con muchas de las propuestas de la ultraderecha (lean el artículo sobre Salvini de antiguos miembros del Partido Comunista e Izquierda Unida, lean las variadas versiones, en libro, en prensa y en Twitter, de ‘La trampa de la diversidad’, lean las pintadas que piden socialismo y tachan el feminismo, etc.). Coinciden demasiadas veces ya en propuestas a favor de empoderar socioeconómicamente a cierta clase obrera de hombres blancos, dejando al resto de la clase trabajadora fuera: migrantes, racializadas, mujeres, sobre todo si son feministas, gays, trans, etc. ya que esta diversidad rompe la clase obrera de los hombres blancos favoreciendo su desposesión por parte del capitalismo global, según ellos. Las acompañan de propuestas esencialistas y neoidealistas en lo que refiere al ámbito cultural (tal y como definen ellos lo cultural y lo socioeconómico que, como se dice en el vídeo, no es más que el marco misógino, cristiano y liberal desde donde los hombres blancos de ciertas clases han pensado el mundo toda la vida).

A esto hay que añadirle el hecho de que cada vez que hay una ola feminista, surge una complicidad, sobre todo entre hombres (de derecha y de izquierda) que se ponen de acuerdo para ir en contra del feminismo y de las demandas feministas, como ya ocurrió en la primera, la segunda y la tercera ola feminista, y lo hacen con estrategias como tratar de dividir el feminismo en dos (las malas, es decir, las que nos molestas – feminazis, burguesas vendidas, etc. que dicen que la clase de los hombres es una clase política y socio-económica y que la existencia de dicha clase es el pilar fundamental de la reproducción del heteropatriarcado; y las que no nos molestan – esas que no ponen el heteropatriarcado como sistema de dominación predominante o igual de importante que, pongamos, el capitalismo autóctono y colonial).

Este vídeo que os mostramos aquí se ha realizado para el Congreso sobre Marxismo en el siglo XXI de la Universidad de Valencia. Y he decidido hacerlo público a petición de diversas asociaciones feministas, así como de sindicatos y ciertos movimientos sociales de Euskal Herria y Cataluña.

Espero que sirva para que sigamos pensando y luchando juntas contra esta ofensiva heteropatriarcal y capitalista, xenófoba, homófoba e imperialista, que vivimos.

[Nota: Hay varios errores en el vídeo, es lo que tiene el directo. Uno de ellos es que al final digo “la clase de los hombres explota a las mujeres” y quería decir “domina” como término genérico que puede implicar explotación, pero no necesariamente, sino otras formas de dominio como opresión, subyugación, subordinación, etc. También quiero subrayar que el tiempo era limitado y no he podido ni explicar ni incluir otras cuestiones de absoluta relevancia].

*Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2018/12/ultraderecha-feminismo-marxista/

Comparte este contenido:

Sigue el fascismo en Brasil: Bolsonaro hará un «test ideológico» para otorgar becas a estudiantes

Redacción: El Destape Web

El Presidente de ultraderecha no cesa con su avance contra la democracia y ahora apunta a los estudiantes.

Brasil avanza a paso firme hacia el fascismo. Ahora, el presidente Jair Bolsonaro impondrá un filtro ideológico a la hora de otorgar becas para estudiantes brasileños en el exterior.

Según una publicación del sitio O Globo, el Gobierno revisará el criterio para ayudar a los estudiantes de grado y posgrado y para ello incluirá un filtro ideológico, que será el más importante para criterio del Estado.

El Ministerio de Educación de Brasil otorga lo que se llama «bolsas de estudios», que son programas de financiamiento para quienes quieren ir a la universidad. Hay programas tanto para estudiar en Brasil como en el exterior y uno de ellos, el Prouni, fue creado por el gobierno de Lula Da Silva en 2005

Ahora, el gobierno de ultraderecha pondrá como criterio para otorgar o no esa ayuda económica un filtro ideológico, dentro del proceso de «despetización» de Brasil que impulsa el fascismo sudamericano.

Inclusive, aclara el artículo de O Globo, el Gobierno analiza dar de bajas algunas de las actuales becas con el mismo criterio. Esto se aplicaría para becas de posgrado y doctorado que se ejecutan en el exterior.

En la primera semana de Bolsonaro al frente de Brasil, su jefe de Gabinete, Onyx Lorenzoni, reconoció el despido masivo de empleados públicos con criterio ideológico.

Fuente: https://www.eldestapeweb.com/sigue-el-fascismo-brasil-bolsonaro-hara-un-test-ideologico-otorgar-becas-estudiantes-n54256

Comparte este contenido:

Los hombres que odian a las mujeres

Por: Cristina Fallarás.

Sobre la estrategia de odio, es decir, de violencia hacia las mujeres y la lucha feminista, por parte del machismo supremo evidenciado en la acción política por parte de partidos de derecha y ultraderecha en distintos países como Brasil, España, Italia, EEUU…

 

Recuerdo cuando leí la novela de Stieg Larsson Los hombres que no amaban a las mujeres. Me interesó mucho cómo la violencia machista más brutal cruzaba todo el relato. Y también recuerdo que pensé que había dos fallos, desde mi punto de vista. El primero estaba en el título. No se trata de que “no amaban” sino que “odiaban”. El segundo, en la trama. Larsson necesita justificar el asesinato de mujeres y crea un argumento de nazis contra judías. No era en absoluto necesario. A las mujeres se las viola y se las mata porque se puede, y las violaciones contra la protagonista lo dejaban bien claro.El ultra brasileño Jair Bolsonaro, en su primer discurso tras jurar el cargo, ¿contra qué ha arremetido? Podía haber elegido muchas de sus bestias negras, y sin embargo lo ha hecho contra las mujeres. Lo primero que ha querido dejar claro es que se va a dedicar a “combatir la ideología de género”. Lo que él llama así no es otra cosa que los avances de las sociedades para paliar la violencia que se ejerce contra las mujeres, una violencia que es familiar, social, económica, estructural; una violencia que nos supone agresiones a diario, que supone asesinatos de mujeres a diario, violaciones de mujeres a diario.

El mismo día en el que nos enterábamos de las siniestras intenciones de Bolsonaro, el partido español de ultraderecha VOX ha dejado claro que ellos pueden ir más allá: Darán su apoyo a los gobiernos que lo necesiten siempre y cuando no se luche contra la violencia machista. “Esos pactos que los suscriban con PSOE y PODEMOS. En política social todos siguen, con sumisión lanar, los mandamientos de la dictadura de género. ¿Dónde [está] el cambio? Vox no aceptará los acuerdos firmados por PP y C’s para impulsar leyes de género en Andalucía”, escribía Francisco Serrano, su portavoz en el Parlamento andaluz.

Esos pactos que los suscriban con PSOE y PODEMOS.En política social todos siguen,con sumisión lanar,los mandamientos de la dictadura de género. Dónde el cambio?

Estamos viviendo un paso sustancial, un cambio terrible en el discurso contra las mujeres. El que media entre el machismo y la misoginia.

Aquí, la RAE:

Machismo

De macho1 e -ismo.

  1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
  2. m. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.

Misoginia

Del gr. μισογυνία misogynía.

  1. f. Aversión a las mujeres.

El machismo se caracteriza por no hacer nada contra la desigualdad entre hombres y mujeres, contra la discriminación que sufren éstas en todos los ámbitos, por aprovecharse de ellas y por lo tanto desamparar a las mujeres. Es una forma de actuación pasiva. No es exactamente la práctica de la violencia, sino su justificación. No es exactamente una acción sádica contra las mujeres, sino la inacción ante las múltiples formas que el crimen adopta contra nosotras. O sea la tolerancia y por lo tanto la colaboración.

Pero otra cosa es la violencia en sí. O sea el odio contra las mujeres. Este es activo, dolorosísismo, y se llama misoginia.

El machismo empapa toda política realizada hasta ahora, todos los partidos sin excepción y todas las instituciones. Así es y así queda demostrado tras cada crimen que conocemos, tras cada sentencia pública, o por el simple hecho (fíjate que poco) de que las mujeres cobremos menos que los hombres por el mismo trabajo, algo sencillísimo de solventar y cuya solución nadie ha puesto en marcha.

Ah, pero lo que se avecina son palabras mayores. No ha existido hasta ahora, en esta democracia reciente española, un discurso abiertamente articulado, institucional y beligerante contra las mujeres y sus derechos. Pues bien, acaba de aparecer. Y no solo es el de VOX, sino el de todos aquellos que les han votado y les votarán, de la misma manera que han votado a Bolsonaro y a Trump.

Era de suponer que una nueva forma de machismo sucedería a los últimos movimientos feministas. Era de suponer que una parte de la sociedad se revolvería contra el avance de un feminismo poderoso que pone en cuestión una masculinidad ligada a la idea de virilidad, basada en la violencia, la jerarquía, la idea tradicional de familia y las innumerables ventajas ligadas al hecho de ser varón.

Era de suponer, pero se nos escapaban tres factores: su rapidez, su universalidad y su virulencia. Y un cuarto, a mi modo de ver el más peligroso: el odio contra las mujeres. O sea misoginia.

Que lo primero que enarbolen Bolsonaro o VOX, por encima del nacionalismo paleto, por encima de cualquier consideración económica, sea revertir los derechos (magros derechos) que hemos alcanzado las mujeres, dice mucho de la potencia política del movimiento feminista. Pero sobre todo dice mucho de la confianza que tienen en que gran parte de la población está de su lado. Podría detenerme en argumentar hasta qué punto popularizan la criminalización de la lucha contra la violencia machista, pero eso ya es lo de menos. Llega un tiempo en el que van a retratar los matices como debilidades de una socialdemocracia temblorosa.

Han llegado el odio y la violencia contra las mujeres. Esto no ha hecho más que empezar y, como ya escribí en mi Carta a los hombres, no creo que contemos con los apoyos necesarios para enfrentarlos.

Lo siento mucho. Muchísimo. Y más nos vale no olvidarnos de algo: la misoginia es aversión, odio, o sea violencia sin paliativos.

Fuente del artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=250959&titular=los-hombres-que-odian-a-las-mujeres-

Comparte este contenido:
Page 3 of 4
1 2 3 4