Otra universidad del magisterio venezolano. ¿Y la UPEL?

Venezuela / 23 de septiembre de 2018 / Autor: Luis B. Saavedra M. / Fuente: Aporrea

El presidente Nicolás Maduro a su regreso de su viaje de alto nivel a China, de gran éxito con fines de fortalecer el programa de recuperación, reimpulso y rectificación de la economía venezolana y alocución por el inicio del nuevo año escolar 20018-2019; también muy promisorio por los nuevos programas de apoyo a los estudiantes y la familia, anuncia que la Micro Misión Simón Rodríguez, cuyo fin al perecer es la de especializar en ciencias naturales y sociales en un tiempo perentorio a egresados como docentes generales u otras carreras universitarias, pasaría a ser universidad: la universidad del magisterio venezolano.

El presidente de la República, Nicolás Maduro, informó este lunes que la Micromisión Simón Rodríguez será transformada en una universidad para los trabajadores del magisterio educativo.
«He decidido convertir, transformar, la Micromisión Simón Rodríguez en una nueva universidad del magisterio (…) para los cursos de postgrado. Transformar esa idea de la micromisión Simón Rodríguez», expresó el jefe de Estado desde el Palacio de Miraflores, en Caracas.
La Micromisión Simón Rodríguez busca fortalecer el proceso de formación estudiantil en el país, al ayudar a los docentes a mejorar sus métodos y conocimientos a través de especializaciones que les permiten impartir educación de manera dinámica y con mejor comunicación.

Cabe preguntarse, sobre todo uno que es egresado y ha hecho toda la vida en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, UPEL, al oír ese anuncio: ¿otra universidad? ¿No es una mejor opción apoyar y fortalecer a las ya existentes y con buen ganado prestigio por la calidad y pertinencia en sus procesos de formación? ¿Qué no es la UPEL el ente asesor del Estado venezolano en cuestión de educación y pedagogía? ¿No se está contento ni conteste con la formación y el perfil de los egresados y “todo lo que ahí se hace” por el país con las especializaciones, maestrías y doctorados, en tanto que formación de alto nivel según el estado del arte de la ciencia y las humanidades? ¿Tienen éstas otro proyecto de país? O siguen o no los lineamientos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), aplican o no el Plan de la Patria 2013-2019, son fuente de moralidad pública o por el contrario motivo de escándalo.

Igualmente se puede inquirir: ¿Quién ha hecho la evaluación de la calidad de los egresados de la Micro Misión Simón Rodríguez y bajo cuál modalidad se ha realizado? Cuántas promociones y/o egresados tienen ya, porque que se recuerde no tiene mucho tiempo ¿Qué tipo de investigación han realizado esos estudiantes de postgrado y cuáles son sus líneas de investigación? ¿Cuál es el equipo de formación y cuál es su dotación en cuanto a biblioteca, laboratorios y plataformas tecnológicas, donde interactúan esos cursantes de postgrado? ¿Comparte el presidente Maduro entonces la tesis de su amigo y ex Ministro del Poder Popular para la Educación, camarada Rodulfo Pérez, con quien al parecer surgió ese mencionado programa alternativo, acerca de que “la UPEL es un veneno” y no está formando el tipo de educador que necesita la Revolución Bolivariana, sino que es una especie de reducto de la oposición? ¿Son todas las nuevas universidades politécnicas territoriales, del arte, medicina, el deporte y otras que han surgido al fragor de las nuevas políticas públicas actuales buenas referencias de calidad, relevancia científica-técnicas, valores, ideas y prácticas revolucionarias o son meros remedos y reproducciones burdas de los viejos modelos viciosos de formación universitaria tradicional en Venezuela? ¿Quién ha hecho los estudios de factibilidad para la creación de otra universidad del magisterio venezolano?

Qué rápido han olvidado algunos colegas hoy en puestos relevantes del Gobierno Bolivariano, alcaldes, ministros y viceministros, entre otros funcionarios de línea media que lo ellos son como ciudadanos integrales, nobles personas, buenos padres y hasta amantísimos esposos o esposas, lo debe en mucho a las experiencias vividas en los espacios de los diferentes Institutos Pedagógicos que repartidos por toda la geografía nacional forman la estructura matricial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador; si hasta el mismo Aristóbulo Istúriz, Rodulfo Pérez y muchos de los viceministros, asesores, directores son flamantes egresados de algún Pedagógico, aunque parece que siempre han tenido una relación de amor-odio con la UPEL, nunca han estado contentos del todo con “Alma Mater”, tienen el feo vicio de ser malagradecidos y estarían de plácemes si ésta fuera eliminada de cuajo como universidad; pero si uno hace eso que en gerencia dan en llamar Benchmarking o proceso de comparación de modelos organizacionales exitosos puede observar que en Colombia, México o Chile las casas de formación pedagógica siguen siendo las famosas escuelas normales y los pedagógicos y, cada cual en su contexto, son exitosas.

¿Sabrá el presidente Maduro que la universidad venezolana lo que necesita es apoyo decidido, respaldo y confianza? La UPEL, al igual que otras universidades actualmente nacionales públicas o privadas, padecen de grandes limitaciones pero hacen un esfuerzo ingente y requieren de un apoyo financiero, infraestructura y dotación bibliográfica, laboratorios urgente porque la crisis sistémica de la nación, como parte de los mismos errores nuestros como lo reconoció el mismo camarada Diosdado Cabello en Barquisimeto, los errores de la oposición, los empresarios y la misma ciudadanía, junto a las innegables agresiones imperialistas, las ha puesto al borde la quiebra; es así como hace falta desarrollar mucho estímulo a su población estudiantil, profesoral y personal de apoyo en lo administrativo y obrero; una de cuyas soluciones más sencillas y elementales vienen a ser, por ejemplo: implementar clap universitario, plan de viviendas, asistencia médica, dotación de uniformes, planes sencillos y prácticos de recreación, apoyar al investigador con viajes al exterior con fines de actualización, financiar aquellos proyectos de investigación pertinentes en ciencias y humanidades; presidente, que la cosa no es sólo decretar universidades porque supuestamente son más afines ideológicamente, la cosa es más compleja.

Pero como quiera que estas son reflexiones que uno hace sólo para conversar, y más bien uno debería ser un disciplinado militante y como un conocido nuestro sólo retwitear lo que dicen los jefes del partido o de los ministerios a que se esté adscrito, ello, aunque sea flamante diputado regional y que tampoco hace vida política en calidad de constituyente, son obedientes como los monjes: “El que obedece no se equivoca”, solía decir mi buen maestro de formación de aspirante religioso hace ya tantos años; ah, perdón, a menos que la sede de esta nueva universidad pedagógica sea el Centro de Formación Pedagógica Simón Rodríguez, ubicada en San Antonio de los Altos, una bella edificación cómoda y funcional, donde fuimos la otra vez por casualidad, que fue donde el Prof. Rodulfo Pérez soltó aquello de que “La UPEL es un veneno” y tenía ahí mismo en la otra silla a una profesora de la UPEL-IPC que, al parecer carece de todo sentido de identidad y pertinencia porque no dijo ni pío.

Fuente del Artículo:

https://www.aporrea.org/educacion/a269424.html

Fuente de la Imagen:

http://actualidadygente.com/noticias-venezuela-hoy/88507-inicio-la-alianza-contadores-publicos-y-la-upel

ove/mahv

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La universidad no se rinde

Por Luis Saavedra

El título recoge la pretensión de «reducción ontológica», para hablar así en términos de Frege y von Newman, si cabe, para describir no sólo los «números naturales» sino el significado que pueden adquirir ciertas lógicas difusas en el marco de discursos de ocasión producidos en la inmanencia de coyunturas existenciales, personales e institucionales álgidas como la actual en Venezuela; donde como sujetos racionales y sintientes, que dice Xavier Zaburi, cada cual tiene sus posiciones política-ideológicas tomadas de manera irreductible y por eso unos evocan viejos tiempos, de cuando dizque el Consejo Nacional de Universidades era muy riguroso en la aprobación de nuevas universidades y carreras, se supone que sin pasar por el filtro político-partidista adeco-copeyano, había rigor en las pruebas de admisión y evaluación universitaria, dotación de bibliotecas, laboratorios y todo lo demás, cuando la democracia amplió la cobertura escolar como nunca antes en el país; para otros en cambio, semejante modelo de universidad para las élites y las clases medias de la cultura del petróleo ya no tiene sentido. Se ha producido un cambio de época, hay otras orientaciones. La pregunta es cómo seguir formando docentes en este tiempo de la cuarta revolución digital, 2 y 3. 0, la realidad virtual, la integración regional y mundial y un largo etcétera.

Así, se compara lo pasado con lo presente, en una nostálgica evocación cuando en Venezuela había libertad y democracia, dicen décadas de 1960, 70, 89 y 90, una elipse con fines de justificar las críticas y denuncias sobre «esto que padecemos» hoy de la neo dictadura del siglo XXI, un coctel que han pensado romper con las técnicas de las revoluciones pacíficas o de colores combinadas con la llamada guerra de cuarta generación: inseguridad, escasez, hiperinflación, emigración y en eso están y las universidades allí tienen también su rol. En general suelen explayarse «alternativas de explicación totalizadoras de las estructuras reales» que, más allá de las ciencias formales o lógico-matemáticas, la tal «reducción ontológica» puede aplicarse también a la dinámica socio histórico que domina lo actual y cuyo fragor de la inmediatez nos obnubila, perdemos la perspectiva sobre la valoración pasado presente; de donde se tiene que frases como «La universidad no se rinde» pronunciada por el ciudadano Raúl López Sayago, rector de la UPEL recientemente en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, a propósito de un acto de grado el pasado 31 de julio de 2018, puede entrañar toda una «Proclama» o, en todo caso, un elogio a una institución muy querida por muchos en Venezuela por ser su principal espacio de formación profesional y ciudadana.

La Universidad Pedagógica Experimental Libertador, hoy disminuida en tantos aspectos como esa de no entregar las tradicionales medallas a los graduandos porque salían muy costosas, pero como los recipiendarios lo que les importa es el título para luego irse del país (bueno no todos, a decir verdad) aceptaron semejante eventualidad sobrevenida. Así terminaron graduados sin la medalla del libertador Simón Bolívar, el gran epónimo cuyas dimensiones axiológicas vendrían a ser la libertad y la democracia, la soberanía y la independencia, valores inculcados a lo largo de los treinta años de la consolidación la UPEL. Una historia social e institucional que se inicia hacia 1989 a propósito del bicentenario del libertador Simón Bolívar (1783-1983), hasta los días que corren donde se ha oído decir por fuentes off the record que como ya no tiene sino poca matrícula, siendo esta la última promoción así de numerosa, sus instalaciones serán entregadas a la UNEFA, nueva universidad que también tiene carrera docente, Misión Sucre, Alma Mater y demás.

Con un orfeón universitario, por cierto, sin la magnificencia de otrora que hacía vibrar el aforo del Magdalena Siegas de López, en la interpretación de los himnos, el rector López Sayago acotó entre otras cosas que la UPEL «entrega a la nación un nuevo contingente de profesionales de la docencia, la profesión más relevante que se puede tener, con emoción y entusiasmo entregamos títulos que son resultados de varios años de esfuerzos; la universidad no se rinde, seguimos trabajando, la crisis también es oportunidad, porque somos una institución consustanciada con la realidad del país, comprometida con la formación en valores, aunado al esfuerzo de análisis y transformación personal y social, somos parte de un pueblo amable, respetuoso, de buenos modales, de allí la importancia de enfrentar la pérdida de orientaciones ética y prácticas morales que nos hace una nación grande».

Finalmente, se le oyó decir al rector Sayago poco más o menos que para reflotar la universidad venezolana había que seguir el ejemplo de Singapur cuya inversión en educación es elevada porque su filosofía de Estado asocia la formación de recursos humanos directamente con el desarrollo económico, social, político y cultural del país, donde además la universidad impulsa el mérito, no la improductividad; con ello pareció revelar que su opción es el liberalismo; entendimos que la UPEL no puede desaparecer porque constituye una universidad matricial heredera del viejo Instituto Pedagógico Nacional, obra de uno de los más preclaros intelectuales venezolanos, don Mariano Picón Salas, quien son su Delegación de Educadores chilenos que ha dado y sigue teniendo mucho que dar a Venezuela. Entendimos pues que toda la intervención del rector Raúl López Sayago constituyó un elogio de la UPEL y en otras referencias estuvo llena de significativos matices, como esa de afirmar que la educación sólo puede ser posible en marcos generales de la libertad y la democracia.

 

Fuente del artículo: https://www.aporrea.org/educacion/a267295.html

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Venezuela: Matrícula de estudiantes que cursan docencia se fue en picada

Venezuela / 10 de septiembre de 2017 / Autor: Cristina Linárez / Fuente: La Prensa Diario de Lara

Para la Federación Na­cional de Maestros es preocupante que la carre­ra de docencia ya no sea atractiva para los estu­diantes y universidades como el Pedagógico que se estén quedando sin alumnos.

Eduardo Tapia, directi­vo de la federación, co­menta que hace cinco años los estudiantes ma­drugaban y luchaban por obtener un cupo en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) para estudiar la carrera de docente, pero ahora para el semestre que inicia en octubre, solo 800 bachilleres se ins­cribieron, cuando se te­nía cupo para 4 mil estu­diantes. Que los docentes no tengan un buen salario yque en el país no haya condiciones óptimas pa­ra trabajar en las aulas de clases son los principales motivos de la deserción.Tapia explica que el año pasado el proceso de in­greso se abrió cinco ve­ces, y ahora sólo tres, pe­ro no se logró que mucha gente se inscribiera.

Re­cuerda que antes unos 8 mil estudiantes se prepa­raban para ser docentes y aportar su granito de are­na en la educación del país, pero la cantidad que hoy en día ya están ins­critos no pasa de los 2 mil.

Que el Gobierno Nacio­nal no “pague el salario necesario para quien educa a los venezolanos y que no implemente polí­ticas de motivación para alimentar la educación en el país, lo hace todo más difícil”, precisó. Desde la Federación de Maestros hacen el llamado a los bachilleres a que estudien la docencia y demuestren que el país se puede levantar prime­ro con educación.

Fuente de la Noticia:

http://www.laprensalara.com.ve/?p=388707

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