La violencia intrafamiliar este 2020 ha encendido las alarmas en el contexto del coronavirus. Mas, esa pandemia oculta, que es la agresión en casa, trasciende en Ecuador al confinamiento que supuso el covid-19.
¿Pandemia oculta? Sí, histórica. Hay que revisar los registros del ECU 911. Del 1 de marzo al 31 octubre del 2020, en medio del covid, el sistema recibió 73 961 emergencias por violencia intrafamiliar. En igual período del 2019 se reportaron 83 112; hubo 71 383 en los mismos ocho meses del 2018; en promedio, 300 víctimas por día. ¡Escalofriante!
¿Emergencias? “Mujeres encerradas en clósets, escondidas bajo la cama llamaron pidiendo auxilio”, reseña Fundación Aldea. Este 25 de noviembre del 2020, el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer -para tomar acción contra la violencia de género- ha encontrado a Ecuador con 101 feminicidios (del 1 de enero al 16 de noviembre , Aldea), con 95 084 reportes de violencia intrafamiliar (enero – octubre, ECU 911)…
¿Feminicidios? Sí. La máxima expresión de la violencia machista. Crímenes perpetrados por hombres que se arrogan la perversa idea de “propiedad” sobre los cuerpos de las mujeres al punto de segar sus vidas. Muertes atroces en una sociedad que trata como “asuntos de pareja” o “problemas de casa” la recurrente vulneración de derechos.
¿Derechos? Sí. A la equidad de género; a que no se naturalice la subordinación al hombre: en el trabajo, educación, familia… En Ecuador hay un feminicidio cada 72 horas. En el 66,3% de casos los feminicidas eran las parejas o exparejas; en el 7,9%, padres o padrastros (Aldea, 2020). ¿Niñas víctimas? Sí, seis menores de 5 años muertas este año. 98 niños en la orfandad sin su madre. Señores, la Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra la Mujer está escrita; es tiempo de que el Estado la desempolve del librero y que este año sí asigne recursos para cumplir lo que allí reza: diseñar una política pública con enfoque de género en educación, en salud, en seguridad, en inclusión, en trabajo… ¿Es tiempo? Sí, aún si ya no quedan ministros “feministas”.
Análisis del autor sobre el negacionismo de las Violencias Machistas por parte de la ultraderecha en España para seguir manteniendo la desigualdad de poder entre hombres y mujeres
ETA, una banda terrorista y cruel del pasado, asesinó en 42 años a 855 personas. La violencia de género, una violencia cruel y terrible del presente, ha asesinado a 1072 mujeres en 13 años, y a 37 niños y niñas en siete; sólo en el contexto de las relaciones de pareja. A pesar de esta objetividad, los mismos que echan en cara al Gobierno “pactar” con los que llaman “herederos de ETA”, son los que niegan la existencia de la violencia que hoy, y cada día, sufren las mujeres, sus hijos e hijas.
Una violencia de género que en sus diferentes formas ha golpeado a más de la mitad de las mujeres de nuestro país, concretamente al 57’3%, según la Macroencuesta 2019, y que cada año lo hace sobre más de 2 millones como maltrato en la pareja, sobre unas 400.000 como violencia sexual (dentro y fuera de la pareja), y sobre más de 2 millones como acoso sexual.
Cualquier crítica que se haga sobre ETA es comprensible a raíz de lo que supuso la banda terrorista, lo que resulta sorprendente es que quienes hacen esa crítica sobre la banda terrorista que dejó de existir hace 9 años, sean los mismos partidos y posiciones que niegan la existencia de una violencia que ha asesinado a más mujeres que la banda criminal en la cuarta parte del tiempo de su existencia, y que todavía hoy sigue existiendo, agrediendo y matando a las mujeres.
Unas posiciones y partidos que, además, presentan las leyes democráticas dirigidas a erradicar la violencia de género como una amenaza para los hombres, y hablan de que son criminalizados al mismo tiempo que niegan la amenaza y el terror que viven muchas mujeres.
La violencia, como bien recoge la OMS, no solo es el uso de la fuerza física, sino que sobre ella está la utilización del poder. Y ese poder como capacidad de imponer, determinar, controlar o de amenazar a través del posible recurso a la agresión, es el que condiciona la vida de las mujeres en las relaciones de pareja y en la sociedad. Todo ello gracias a la construcción de una cultura machista que da por válidas y generales las referencias impuestas por los hombres para su beneficio particular, como, por ejemplo, contar con la comprensión, justificación y minimización de la violencia que usan contra las mujeres.
Por eso, ahora que hemos conocido el impacto del confinamiento y de la restricción de la movilidad en nuestras vidas, deberíamos de ser capaces de empatizar con las mujeres, y comprender sus miedos e indignación cuando todavía tienen que escuchar como consejo para que no ser agredidas, expresiones del tipo,“esas no son horas para una mujer”, “esos no son sitios para una mujer”…
La sociedad ha establecido durante siglos un confinamiento social y un toque de queda funcional para las mujeres, bajo la advertencia de que superar esos límites se puede traducir en violencia de género contra ellas, especialmente dentro de la esfera de la violencia sexual, y contar luego con un argumento para responsabilizarlas por haber superado los límites establecidos. En ningún caso se cuestiona la construcción machista de esos límites ni a los hombres que actúan bajo esas referencias, como hemos visto en numerosas ocasiones, entre otras, por ejemplo, en el caso de “la manada” con los ataques y críticas a la víctima, y con toda la campaña en apoyo y defensa de los cinco hombres violadores, incluso desde instituciones como el Parlamento de Andalucía y la Universidad de Santiago de Compostela.
El rechazo a los hechos y las condenas individuales no cuestiona la construcción cultural que da lugar a ellos, sino que son utilizadas como justificación para reforzar un modelo de sociedad que posibilita la violencia de género, y que luego se da por satisfecho cuando condena a unos pocos hombres; puesto que la mayoría de los casos no se denuncian, y de los que se denuncian la mayoría no termina en condena.
El negacionismo de la ultraderecha con el acompañamiento de la derecha demuestra la construcción cultural machista que hay detrás de todo ese entramado, y la estrategia para que no se alcance la Igualdad con el objeto de que el modelo de poder androcéntrico no se vea debilitado ni agitado.
Resulta inadmisible la negación de la violencia de género que hacen desde esas posiciones, y que quien actúa desde las instituciones democráticas presente a una ley orgánica aprobada por unanimidad como una amenaza para los hombres y la convivencia. Sin duda, esta situación describe muy bien la ideología y los intereses de estos partidos, y de muchos que los apoyan desde su machismo interesado y beligerante.
No será terrorismo en sentido tradicional, pero sí es terrorífico para una democracia.
Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/el-terrorismo-y-el-genero/
Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, exigimos una visión de género en las políticas públicas de nuestras ciudades y metrópolis
La Violencia contra las Mujeres y las Niñas (VAWG, por sus siglas en inglés) es una de las violaciones de los derechos humanos más graves y más toleradas en todo el mundo. Tiene lugar en todas partes del espacio urbano: en el hogar, en el trabajo, en las plazas públicas, los parques, los mercados, las calles, los baños o el transporte público. El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, debe invitarnos no solo a visibilizar y denunciar esta preocupante situación, que se ha visto empeorada enormemente durante la pandemia de la covid-19, sino también a exigir la incorporación de una visión de género en toda política pública de nuestras ciudades y metrópolis.
Que las mujeres y niñas se sienten inseguras en las grandes ciudades no es una sorpresa para nadie. En todo el mundo, la atención y el acoso no deseados, el miedo a las agresiones y los abusos cuando viajan solas, después de la noche e incluso a plena luz del día cambian la forma en que experimentan la vida en la ciudad, según la ONG Plan International. Más que nunca, la crisis de la covid-19 nos ha revelado que, efectivamente, ellas experimentan el espacio público de una manera diferente a la de los hombres y los niños, ya que son víctimas de diversas formas de desigualdad, discriminación y violencia.
Las medidas actuales como el distanciamiento social y los toques de queda, han reducido el número de personas en la calle, lo que ha dado lugar a un mayor riesgo de violencia sexual; esta realidad puede afectar aún más a la autonomía de las mujeres y al acceso al empleo y a los servicios esenciales durante el encierro, según explica ONU Mujeres. Dicho de otro modo, la violencia en los espacios urbanos es uno de los principales obstáculos para su participación como ciudadanas de pleno derecho.
Ellas experimentan el espacio público de una manera diferente a la de los hombres y los niños, ya que son víctimas de diversas formas de desigualdad, discriminación y violencia.
La violencia de género también se comete en el entorno privado o doméstico y, el alarmante aumento de la misma se ve reflejado en datos: en los últimos 12 meses, 243 millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental. Hablamos de un momento en que muchas mujeres y niñas deben convivir día tras día con su agresor en un contexto de aislamiento social y con unos servicios de apoyo inaccesibles o interrumpidos, en muchos casos.
Precisamente, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las organizaciones Metropolis, Cities Alliance y CGLU lanzan una campaña que pone el foco en la violencia contra las mujeres y las niñas en los espacios urbanos de todo el mundo, tanto en el ámbito privado como el público, los espacios digitales e, incluso, en los propios gobiernos e instituciones. Bajo el lema Liberemos nuestras comunidades, ciudades y metrópolis de la violencia de género, instan a gobiernos locales, regionales y metropolitanos a adoptar urgentemente un enfoque que tenga en cuenta la perspectiva de género en todos los esfuerzos y servicios para responder a la crisis de la pandemia.
Construyendo metrópolis más seguras: Iniciativas y prácticas inspiradoras
Algunos gobiernos a nivel local y metropolitano han empezado a tomar en serio esta cuestión, especialmente en tiempos de pandemia y aislamiento social.
A modo de ejemplo, algunas de las iniciativas recogidas en la plataforma colaborativa Ciudades para la Salud Global: En Bogotá se ha creado la estrategia Espacios Segurosen alianza con 630 tiendas y supermercados para prevenir y atender casos de violencia intrafamiliar. En Bruselas, por su parte, han lanzado la campaña Nada justifica la violencia doméstica para concienciar sobre la violencia intrafamiliar, que ha ido en aumento desde el inicio de la pandemia.
Solo diseñando políticas públicas que aborden la desigualdad urbana, podremos reducir la violencia de género.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha añadido recientemente un nuevo canal de servicio para proporcionar información, apoyo y asesoramiento en casos de violencia de género: Boti, el WhatsApp de la ciudad, para aquellas que necesiten ayuda puedan solicitarla automáticamente a través del chat sin necesidad de hablar por teléfono.
Como apuntan las organizaciones impulsoras de la mencionada campaña, esta violencia no es más que el resultado de la desigualdad de género existente en las zonas urbanas, multiplicada y exacerbada por la pandemia, como venimos de ver. Además, es una cuestión derivada de múltiples factores públicos y privados, socioeconómicos y políticos que se superponen. Por ello, las intervenciones públicas dirigidas a erradicarla pasan por abordar las causas subyacentes de esa violencia, incluidas las normas sociales y culturales basadas en el género. En otras palabras, solo diseñando políticas públicas que aborden la desigualdad urbana, podremos reducir la violencia de género.
Pero fundamentalmente, todas estas reivindicaciones y propuestas acaban desembocando en un mismo mar: la necesidad de repensar nuestras ciudades y metrópolis para que sean más inclusivas, donde las autoridades, en todos los niveles, trabajen codo con codo con las mujeres y niñas, escuchen sus experiencias y necesidades, y las hagan partícipes en el diseño y la planificación urbanos. Convirtamos la crisis de la covid-19 en una oportunidad para eliminar de una vez y para siempre la violencia contra mujeres y niñas de nuestros espacios urbanos.
La esfuerzos para erradicar la violencia de género se debe centrar en llevar mensajes claros, coincidieron expertas
Los trabajos para erradicar la violencia de género de cualquier sociedad están anclados en la educación, pero una educación que trascienda los salones de clases para llevar información, recomendaciones y estrategias de paz a hogares, agencias de gobierno, lugares de trabajo y espacios públicos.
“Es algo que tiene que ser continuo”, indicó la copresidenta de la Fundación de Mujeres en Puerto Rico, Sara Benítez.
Por años, en Puerto Rico se ha debatido, y utilizado como balón político, la implementación de un currículo de enseñanza de equidad de género en las escuelas públicas como un instrumento para prevenir la violencia de género, particularmente contra las mujeres, apuntó la presidenta del Colegio de Profesionales del Trabajo Social, Mabel López Ortiz.
“Nosotros le apostamos a la prevención y por eso nos hemos sumado a las voces que han solicitar integrar el currículo de perspectiva de género en las escuelas. Pero esto no nos dará cambios drásticos o inmediatos, son cambios en futuras generaciones, que tendrán formas de relacionarse diferentes”, sostuvo la trabajadora social. “Pero es algo que se tiene que ver en todos los espacios, no solo en las escuelas. Hay países que han adoptado la perspectiva de género en todas las organizaciones formales e informales, en todos los espacios, ya que el asunto de género genera una transformación estructural. Lo han adoptado y les ha resultado en derrotar la inequidad”, añadió.
Se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, según fue designado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El organismo internacional define la violencia basada en el género como todo acto que resulte en “daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
La definición se ha ampliado para abarcar a cualquier individuo que sea objeto de violencia debido a su identidad de género.
Aunque la violencia física -los golpes y la sangre- son las manifestaciones posiblemente más fáciles de reconocer de la violencia de género, hay manifestaciones emocionales, financieras y sicológicas, entre otras, igual de perversas y dañinas, apuntó la portavoz de la Colectiva Feminista en Construcción, Shariana Ferrer Núñez. Esta violencia no excluye la que surge desde las estructuras de poder, como el gobierno, añadió.
“Estamos convocadas a seguir construyendo. Nuestros reclamos no han cambiado, nuestra forma sigue sumando gente y es un ejercicio de hacer comunidad”, señaló Ferrer Núñez.
Durante años, diversos grupos de derechos humanos y organizaciones que ofrecen servicios a víctimas de violencia han explicado que el propósito de establecer un currículo en equidad de género en las escuelas públicas es crear la base para una sociedad en la cual se eliminen las nociones de que un género está por encima del otro, ideas que en nuestra cultura favorecen atribuir características de fuerza y poder a lo masculino y sumisión y obediencia a lo femenino.
“La perspectiva de género trabaja la valorización de la diversidad, la inclusión, de que estamos todas, todos y todes incluidas en este proyecto que es tener un mejor Puerto Rico y una mejor sociedad”, indicó Benítez. “La educación es a lo largo de toda la vida, la educación es un proceso continuo. No es que termina cuando termina la educación formal en las escuelas, y cada vez es más necesario”, agregó.
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Hay que superar esa falsa información sobre lo que es la perspectiva de género y eso se supera con una educación basada en en pensamiento crítico, en que hagamos un análisis
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Ampliación en proceso
En lo que va de año, en Puerto Rico se han reportado 10 muertes a causa de la violencia de género, precisó la procuradora de las Mujeres, Lersy Boria. Asimismo, se han reportado 53 feminicidios.
El mes pasado, la gobernadora Wanda Vázquez Garced firmó una orden ejecutiva en la que estableció, como “servicio prioritario” del gobierno, la lucha para garantizar la seguridad de las mujeres.
La directriz dejó fuera la reinserción del currículo de enseñanza de equidad de género en las escuelas públicas, una iniciativa que comenzó a implementarse en 2016 y fue derogada en 2017. No obstante, Vázquez Garced ordenó la ampliación a todo el sistema escolar del programa de escuelas coeducativas. Este modelo escolar fue estrenado como un plan piloto en 2018 y tiene como objetivo primario promover la equidad de género.
En agosto de 2018, 11 escuelas públicas arrancaron el proyecto piloto, el cual promueve el uso de estrategias para incluir la equidad de género y erradicar la discriminación. La ley que las creó establece que el currículo debe ampliarse a todas las escuelas de nivel elemental. Las primeras 11 escuelas coeducativas están ubicadas en San Juan, Bayamón, Toa Baja, Corozal, Caguas, Comerío, Gurabo, Vega Baja, Lares, Yauco y Juana Díaz.
De acuerdo con datos provistos ayer por el Departamento de Educación, nueve escuelas adicionales se sumaron a la iniciativa en el año escolar 2019-2020, y este año se continuó en los mismos 20 planteles. En estas se ha implementado un “Manual de actividades curriculares: Equidad de género”, que fue revisado el año pasado, se han ofrecido orientaciones a padres, madres y encargados, y los estudiantes han tomado pruebas para medir el conocimiento adquirido.
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Se minimiza la orientación, se minimiza el adiestramiento que trabajamos, pero el aspecto de la prevención es el mayor reto y lo que tenemos que trabajar para luchar contra la violencia de género
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“Estamos en proceso de llevar a cabo la evaluación externa del proyecto y virtualmente las maestras en destaque están realizando las intervenciones con maestros y estudiantes”, se informó por escrito.
La mandataria ordenó, además, que el personal docente y no docente reciba adiestramientos en equidad de género y derechos humanos, los cuales se informó que ya se trabajaron y los empleados podrán tomarlos dentro de poco tiempo.
La procuradora de la Mujer argumentó que se requieren mayores esfuerzos para erradicar la violencia de género, así como más recursos económicos. Destacó, por ejemplo, que ya cursó nuevamente una solicitud ante la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) para una reasignación presupuestaria. El ente fiscal autorizó en septiembre la reasignación de $80,000 para la contratación de servicios legales y compra de equipo tecnológico.
“La violencia de género es multifactorial, es una de las tantas cosas que tenemos que trabajar de manera holística. No podemos pensar que exclusivamente se resuelve con más policías o que exclusivamente se trabaja con un currículo con perspectiva de género y ya. Esos son unos de los muchos, de los tantos elementos en un tema tan complejo y, como país, tenemos que trabajar mucho con la prevención”, manifestó Boria.
El reto de la pandemia
López Ortiz, la presidenta del Colegio de Profesionales de Trabajo Social, expresó que las restricciones impuestas por el gobierno para manejar la pandemia de COVID-19 han creado espacios de mayor riesgo para individuos en situaciones vulnerables, como las mujeres víctimas de violencia de género y los menores víctimas de maltrato infantil.
Campañas de orientación que antes se llevaban a escuelas o centros comerciales ya se han movido a espacios virtuales, a los cuales no todos tienen el mismo acceso, reconoció Boria.
“Lamentablemente no es nada nuevo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), la ONU, Unicef, hace tiempo han estado documentando cómo aumenta la violencia de género en épocas de crisis. Y no solo crisis de salud, como la pandemia, sino también crisis económica”, expuso Benítez.
Ferrer Núñez destacó que estas crisis acrecientan la “feminización de la pobreza” pues golpean desproporcionadamente la capacidad económica de las mujeres que pierden sus trabajos y que tienen que dejarlos para ser cuidadoras a tiempo completo.
Para atender todas estas nuevas necesidades, la Colectiva Feminista en Construcción realizará hoy el Quilombo Feminista, de 3:00 p.m. a 7:00 p.m., en la Placita Barceló en Barrio Obrero, en San Juan. Además de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, repartirán 100 compras de alimentos, así como comidas calientes, y tendrán presentaciones artísticas.
“Si se trabajara con una perspectiva de género, el gobierno se hubiese dado cuenta de que esta carga iba a ser muy grande para las mamás, mujeres jefas de familia, y se tenía que desarrollar programas de apoyo. Igual, si hubiese perspectiva de género en el gobierno, se hubiese mirado el impacto de todo lo que tiene que ver con la salud, el desempleo, el trabajo, la educación sobre las mujeres, de eso se trata la perspectiva de género y trabajar para erradicar la violencia de género”, dijo Benítez.
40 años del asesinato de “Las Mariposas”
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó, en 1999, que cada 25 de noviembre se conmemore el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en honor a la memoria de las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, quienes en 1960 fueron asesinadas por el régimen del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo.
“Las Mariposas”, como se les conocía al trío de hermanas, perteneció al Movimiento 14 de junio, un grupo de oposición al régimen trujillista y fueron asesinadas por la policía secreta mientras regresaban de visitar a sus esposos encarcelados en la Fortaleza de San Felipe.
Mundo/22-11-2020/Autor(a) y Fuente: www.republica.com.uy
Un estudio de la campaña #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras.
Un equipo de lingüistas relevó las frases más comunes que utilizan las personas que ejercen violencia de género en distintas partes del mundo. «Sos mía, de nadie más», «si no estás conmigo, no estás con nadie», «calladita te ves más bonita», «acá se hace lo que dijo yo», son algunas de las expresiones machistas más utilizadas en todo el mundo.
El análisis fue elaborado por especialistas de la aplicación para el aprendizaje de idiomas Babbel, en coincidencia con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemorará el 25 de noviembre.
«Si consideramos que el lenguaje es el filtro principal a través del cual percibimos el mundo, es evidente que afecta a la forma en que nos relacionamos y hacemos juicios sobre los demás», explicó la doctora en lingüística Rita Santoyo Venegas.
La experta del departamento de Didáctica de Babbel señaló que «la palabra tiene un gran poder, y lamentablemente hay muchas expresiones cotidianas que confirman el sesgo subconsciente de que los hombres son intelectual, física y moralmente superiores a las mujeres, y erosionando su libertad y autoconfianza».
En la Argentina y el resto del mundo, el análisis de cómo los hombres violentos hablan a sus parejas demuestra muchas similitudes, aseguró el equipo de lingüistas. Se ejerce una violencia psicológica haciéndose pasar por expresiones de amor o halagos, «cuando en realidad revelan la intención de tener control sobre la otra persona». Aquellos discursos quedan ejemplificados en los siguientes casos: «sos mía, de nadie más»; «si no estás conmigo, no estás con nadie» o «calladita te ves más bonita».
Los especialistas remarcaron, además, las palabras que «degradan la autoestima de la mujer o le impiden creer que puede valerse por sí misma». «Las mujeres atrapadas en una relación abusiva encuentran dificultad en liberarse porque el abusador las humilla y las rebaja hasta aniquilar la fuerza y la autoestima necesarias para salir de la relación», indicaron, y marcaron como ejemplo las frases «callate, a nadie le interesa lo que tenés para decir», «nadie te va a creer», «acá se hace lo que digo yo», «yo te voy a cuidar» y «con ese carácter, nadie te va a aguantar.»
Como ejemplo en otros países citaron: «Sei pazza, non è mai successo, ti inventi tutto» («Estás loca, nunca pasó, te inventas todo» – Italia) y «women say ‘no’ when they mean ‘yes’» («Las mujeres dicen ‘No», cuando en realidad quieren decir ‘Si´» – Países de habla inglesa).
También expresiones que ubican a la víctima como la responsable del maltrato, en cuyos casos la responsabilidad por la violencia sufrida radica en la víctima, absolviendo al agresor: «mirá cómo me ponés», «vos te lo buscaste» o «se lo buscó por andar vestida así». Al respecto, en otros idiomas utilizan «mulher tem de se dar ao respeito.» («una mujer debe inspirar respeto» – portugués), o «Passer sous le bureau» («ven debajo del escritorio» – asociado al acoso sexual en el trabajo – Francia).
Por último, añadieron que el miedo a morir o para proteger a sus seres queridos, son algunos de los motivos por los cuales muchas mujeres permanecen en situaciones de maltrato o evitan denunciar a sus agresores. Dentro de este tópico se hallan frases como «no voy a permitir que estés con otra persona», «si me dejás, me mato» o «si lo contás, te mato».
A modo de conclusión, la doctora Santoyo Vanegas indicó que «la violencia empieza en las palabras. Es tiempo de dirigir nuestra atención hacia el discurso que refuerza muchas veces los prejuicios de una sociedad patriarcal. Expresiones como las manifestadas son los primeros signos que determinan una relación abusiva y deben encender una luz de alerta en las personas para prevenir hechos más graves».
Con el objetivo de reducir la violencia generando conciencia lingüística, la App invita a todas las mujeres del mundo a difundir en redes sociales las frases que hayan escuchado en primera persona por su condición de género a través del hashtag #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras.
Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/violencia-de-genero-cuales-son-las-frases-machistas-mas-usadas-id799399/
Los efectos de la pandemia actual por la covid-19 afectan de manera desigual a la población y aquellas personas que se encuentran en las intersecciones de diferentes desigualdades (género, pobreza, etnia u orientación sexual) son las que se están viendo más perjudicadas.
Tal y como desgraciadamente ha ocurrido en momentos de crisis a lo largo de la historia, están creciendo los casos de violencia de género, la incidencia de enfermedades de transmisión sexual, los embarazos en adolescentes y los matrimonios infantiles, aumentando así la discriminación de género.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas , durante períodos de confinamiento la violencia de género aumenta mundialmente de media un 20%. Esto significa que después de seis meses de confinamiento han tenido lugar 31 millones de casos adicionales de violencia de género.
Las medidas de confinamiento así como el cierre de las escuelas han significado que muchas niñas se vieran obligadas a volver a casa de sus padres, un lugar que no siempre es un espacio seguro. En Sierra Leona, distintas ONG como Save the Children pusieron en marcha un programa para dar de comer a niñas vulnerables que viven en asentamientos informales en las zonas más pobres del país.
Pretendían así evitar el aumento de embarazos de adolescentes que se produjo durante la pandemia del Ébola en 2014. En aquel momento el número de embarazos en menores aumentó un 65% respecto a años anteriores y la mayoría de estas niñas habían sido forzadas a tener sexo transaccional a cambio de cubrir sus necesidades básicas alimentarias.
En Uganda y Kenia, los expertos se han hecho eco de los embarazos de adolescentes derivados de la convivencia de las niñas con personas que han abusado de ellas o han utilizado las relaciones sexuales como moneda de cambio para cubrir sus necesidades básicas. En el caso de Uganda, para aminorar esta situación, se ha creado un Comité de Protección Infantil con la colaboración de organismos internacionales como World Vision en áreas con una mayor incidencia.
Figura 1. Prevalencia de matrimonio infantil en el mundo
En el África Subsahariana central y oeste se encuentran 6 de los 10 países donde esta práctica tiene una mayor prevalencia: 4 de cada 10 niñas se casan antes de los 18 años. Níger es el país del mundo con una mayor prevalencia de matrimonios infantiles: 3 de cada 4 niñas se casan antes de los 18 años y 1 de cada 3 antes de los 15 años.
Una práctica arraigada a la desigualdad de género
Esta práctica está arraigada en la desigualdad de género y las estructuras patriarcales, así como a factores de pobreza, falta de nivel educativo e inseguridades económicas que se exacerban durante periodos de crisis. Además, cabe mencionar que en muchas zonas de África aún se practica la mutilación genital a las niñas antes de casarlas.
Etiopía es el decimoquinto país del mundo con el índice de matrimonios infantiles más elevado. Aunque su Código Penal criminaliza el matrimonio infantil, el país cuenta con un total de 15 millones de niñas casadas. Aunque en las últimas dos décadas había disminuido el número de matrimonios infantiles del 60% al 40%, actualmente estos avances se están perdiendo debido al confinamiento y al cierre de las escuelas. Los centros educativos realizaban rastreos de casos y mediaban con la legalidad nacional.
En Kenia, el cierre de las escuelas significó para muchas niñas la clausura de sus espacios seguros donde habían escapado de la ablación o de matrimonios forzados. Varios centros escolares han expresado su inquietud por el posible no retorno de muchas niñas y adolescentes a la escuela cuando estas reabran.
Campañas de sensibilización durante el confinamiento
Con el fin de revertir esta situación, varios grupos de mujeres activistas han estado haciendo campañas de sensibilización durante el confinamiento en diferentes zonas con alta incidencia de matrimonios infantiles y embarazos en adolescentes.
En estas campañas han recalcado la importancia de la educación para las niñas y han desmitificado rumores de ciertos sectores de la población que dicen que estas se deben casar antes de que termine la pandemia. Se han dado situaciones donde las niñas se han visto obligadas a casarse por falta de sostén económico en casa y a la espera que el marido pague los gastos escolares.
Es necesario, sobre todo en épocas de crisis como la actual, proteger los derechos de las niñas asegurando un espacio seguro para su buen desarrollo. Esto implica, necesariamente, disfrutar de la educación primaria y secundaria completa y no ser forzadas directa o indirectamente a tener relaciones sexuales o a casarse. Hay que acabar con el ciclo de pobreza que la maternidad infantil implica y asegurar a estas niñas sus derechos fundamentales.
En coincidencia con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemorará el 25 de noviembre, un equipo de lingüistas de la aplicación para el aprendizaje de idiomas Babbel analizó las frases más comunes en detrimento de las mujeres, informaron este miércoles a través de un comunicado.
«Sos mía, de nadie más», «Si no estás conmigo, no estás con nadie», «Calladita te ves más bonita», «Acá se hace lo que dijo yo», son algunas de las expresiones más comunes utilizadas por personas que ejercen violencia de género, según un análisis realizado por especialistas de la aplicación para el aprendizaje de idiomas Babbel, y que se difundió este miércoles.
Además, a través del hashtag #LaViolenciaEmpiezaEnLasPalabras, la app invita a todas las mujeres a difundir en redes sociales las frases que hayan escuchado en primera persona por su condición de género.
Con el objetivo de reducir la violencia generando conciencia lingüística, Babbel impulsará esta iniciativa en todo el mundo, invitando a las mujeres a sumar su testimonio junto con la consigna #WordsThatHurt.
«Si consideramos que el lenguaje es el filtro principal a través del cual percibimos el mundo, es evidente que afecta a la forma en que nos relacionamos y hacemos juicios sobre los demás», comentó la doctora en lingüística Rita Santoyo Venegas, experta del departamento de Didáctica de Babbel.
También agregó que «la palabra tiene un gran poder, y lamentablemente hay muchas expresiones cotidianas que confirman el sesgo subconsciente de que los hombres son intelectual, física y moralmente superiores a las mujeres, y erosionando su libertad y autoconfianza».
En la Argentina y el resto del mundo, el análisis de cómo los hombres violentos hablan a sus parejas demuestra muchas similitudes, indicaron.
Violencia psicológica
Se pueden encontrar expresiones que designan a la mujer como un objeto, una posesión.
En ese sentido, ejercen violencia psicológica haciéndose pasar por expresiones de amor o halagos, «cuando en realidad revelan la intención de tener control sobre la otra persona» ,como por ejemplo «sos mía, de nadie más», «si no estás conmigo, no estás con nadie» o «calladita te ves más bonita».
En otros países se pueden encontrar expresiones como «sois belle et tais toi» («sé hermosa y deja de hablar» – Francia) o «You look prettier when you smile!» («Te ves más bonita cuando sonríes» – en países de habla inglesa).
Los especialistas remarcaron, además, las palabras que «degradan la autoestima de la mujer o le impiden creer que puede valerse por sí misma».
«Las mujeres atrapadas en una relación abusiva encuentran dificultad en liberarse porque el abusador las humilla y las rebaja hasta aniquilar la fuerza y la autoestima necesarias para salir de la relación», indicaron, y marcaron como ejemplo «callate, a nadie le interesa lo que tenés para decir», «nadie te va a creer», «acá se hace lo que digo yo», «yo te voy a cuidar» y «con ese carácter, nadie te va a aguantar.»
La víctima como responsable del maltrato
Como ejemplo en otros países citaron: «Sei pazza, non è mai successo, ti inventi tutto» («Estás loca, nunca pasó, te inventas todo» – Italia) y «women say ‘no’ when they mean ‘yes'» («Las mujeres dicen ‘No», cuando en realidad quieren decir ‘Si´» – Países de habla inglesa).
También expresiones que ubican a la víctima como la responsable del maltrato, en cuyos casos la responsabilidad por la violencia sufrida radica en la víctima, absolviendo al agresor: «mirá cómo me ponés», «vos te lo buscaste» o «se lo buscó por andar vestida así».
Al respecto, en otros idiomas utilizan «mulher tem de se dar ao respeito.» («una mujer debe inspirar respeto» – Brasil), o «Passer sous le bureau» («ven debajo del escritorio» – asociado al acoso sexual en el trabajo – Francia).
Miedo a morir
Por último, añadieron que el miedo a morir o para proteger a sus seres queridos, son algunos de los motivos por los cuales muchas mujeres permanecen en situaciones de maltrato o evitan denunciar a sus agresores.
Dentro de este tópico se hallan frases como «no voy a permitir que estés con otra persona», «si me dejás, me mato» o «si lo contás, te mato».
En otros países: «Se provi a sentire ancora X (amico/collega), vedrai che succede.» («si intentas escuchar a X (amigo / colega) nuevamente, verás lo que sucede» – Italia).
La doctora Santoyo Vanegas recalcó que «la violencia empieza en las palabras. Es tiempo de dirigir nuestra atención hacia el discurso que refuerza muchas veces los prejuicios de una sociedad patriarcal. Expresiones como las manifestadas son los primeros signos que determinan una relación abusiva y deben encender una luz de alerta en las personas para prevenir hechos más graves».
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