Apuntes sobre los desafíos en la era de internet
Por Ida Peñaranda
En un encuentro feminista de tecnología tuvimos el grato placer de poder encontramos a Anamhoo, una mujer sencilla y risueña que tiene mucho conocimiento para compartir, y lo hace de la forma más amable y horizontal. Y, ojo, es una experta de ese mundo informático que creemos demasiado “rudo” y que a veces nos espanta.
Anamhoo se autodenomina transhackfeminista y reivindica este denominativo porque habla de una propuesta que se va construyendo reconociendo los diversos feminismos. Mientras que la palabra “trans” nos habla de esa oportunidad de “transgredir, traspasar, transitar, travestir, trans todo”, este se vuelve un buen escenario para soñar y tratar de hackear el mundo, sin olvidar el “cuidado mutuo” (para los que quieran saber más sobre el movimiento ciberfeminsita recomiendo leer Santoral Digital, #AquelarreCiferfeminista2017)
Aprovechamos este encuentro para dialogar sobre los desafíos que hoy nos propone internet, sobre la relación que crece cada día entre mujeres y tecnología, que hoy es tan importante porque los feminismos han encontrado en internet un lugar para movilizar, para crear nuevas prácticas para, luego, recién teorizar.
-¿Por qué crees que es importante la relación mujer y tecnología?
-Creo que, como seres humanos, la tecnología es algo que ha estado presente en nuestra evolución como sociedad. Al estar presente en muchos momentos, la relación que hay entre hombres-mujeres con estas tecnologías, en su uso, ha permitido facilitar el trabajo, hacer las cosas de formas creativas. La creación de tecnología y su uso siempre ha sido importante para la humanidad. Pero, vemos que en un sistema capitalista y patriarcal esta relación se rompe, ahora las mujeres son consideradas principalmente usarías y no son consideradas creadoras.
También existe un fuerte problema de clase en cuanto al acceso de tecnologías, entonces vemos que hay mujeres de países como los nuestros, donde se ven limitadas en el tipo de tecnología que pueden usar.
-¿Nos puedes explicar esta idea de que los algoritmos tienen valores de clase, género, entre otros, implícitos?
-Al final todos los programas que utilizamos son creados por el hombre (o mujeres que frecuentemente son invisibilizadas), es decir, por las personas y el tipo de lógica que se va utilizar a la hora de crear los programas.
En el caso del Internet y los algoritmos que se están usando para hacer búsquedas, estos algoritmos se pretenden como neutros, pero, existen investigaciones -las de Cathy O’Neil, por ejemplo- que han probado que estos algoritmos al final están reflejando valores y prejuicios de una sociedad occidental, blanca y masculina.
Estamos hablando de heteropatriarcado y capitalismo. Entonces, es muy común que si tu pruebas hacer una búsqueda en Google de “hombres en la tecnología” y “mujeres en la tecnología”, te encuentres con una serie de imágenes totalmente distintas.
Si tú buscas “hombre negro” en el buscador u “hombre blanco”, te vas a encontrar imágenes distintas (muchas veces sexistas o racistas,etc). Todos esos algoritmos son procesos que han sido generados por seres humanos y reflejan lo que son, es decir, sus creencias, historia, posición, etcétera.
-¿Nos puedes explicar sobre la delgada línea que divide la censura y libertad de expresión en internet?
-Siempre es un tema sensible, porque muchas veces cuando pasan cosas terribles como difamación (donde se ha utilizado internet para prácticas nocivas para otros seres humanos), a veces una de las reacciones es tratar de contener lo que pasa en Internet. Y eso es: no visibilizar que lo que pasa en Internet, está relacionado directamente con las cosas que están fuera de internet.
Al final, el internet es como un gran centro comercial donde hay compañías que tienen responsabilidades específicas, ante inversionistas, ante gobiernos, porque tienen que responder a legislaciones específicas y seres humanos que estamos dentro de estos centros comerciales, quienes también debemos responder ante los actos que estamos generando –discriminación,violencia, abuso.
Entonces, cuando nosotros estamos pensando las formas en las cuales regular Internet, tal vez sería bueno primero pensar cómo la sociedad se está regulando. ¿Será que nos hacen falta nuevas regulaciones, o, más bien, nos hace falta generar tecnologías autónomas, donde sean las mismas comunidades quienes estemos regulando en un proceso mucho más horizontal?
¿Quién gobierna internet?
Pues, como decía, ahora internet es un gran centro comercial donde lo están gobernando los hipergigantes y las personas. Aunque tenemos cierta capacidad de acción, en realidad, ya es poca. Sobre todo en relación al tema de las legislaciones, lo que nos está haciendo mucha falta es pensar en nuestras infraestructuras.
-En este sentido, ¿cuál es la diferencia entre un software libre y uno privativo?
-El software libre se rige por cuatro libertades: la de poder leer como fue escrito y, lo importante, es que no es relevante si la persona sabe o no hacerlo, sino, más bien, que se puede leer. Las personas que si saben, pueden ver si hay fallos, corregirlos o podrán ver si no hay código malicioso que te está espiando.
Otra libertad que tiene este software es que cuando tú has leído el código, si quieres implementar modificaciones, puedes hacerlo (sin caer en algún tipo de violación al derecho de autor). Es como: “este código es mejorable” y si tu vez como mejorarlo, pues, mejóralo. También, una vez que tú has hecho estas mejoras, puedes compartirlas y distribuirlas.
La última libertad, es que lo puedes usar con cualquier fin, parece bastante absurdo pero imagina que un día te doy un lápiz y te digo que solo sirve para escribir en español. Si tu dijeras “no, pero mira, también puedo escribir en otras lenguas”, yo te respondiera “no, porque si utilizas para escribir en otras lenguas, estás violando las condiciones de uso que yo te estoy haciendo firmar por el uso de este lápiz”. Es absurdo, pero es lo que hacen con los programas, si tu encontraras cualquier otro fin, no puedes usarlo con otro fin porque estás violando los términos y las condiciones de las compañías que los están vendiendo.
El software libre puede ser gratuito o no, no se caracteriza por ser pagado o no, de hecho hay muchos modelos económicos que buscan la sustentabilidad a partir del software libre.
Lo más importante es que es libre y al usarlo, estamos haciendo una defensa de la humanidad, de lo que es la libertad de compartir, crear, hacer… por eso, es importante.
El software privativo -por el contrario- es un software cerrado, que va en contra de la humanidad, porque no te permite compartir. Entonces, imagina, es como las licencias que no te permiten compartir libros, es como si compraras un libro para un examen y tu mejor amiga te lo pide prestado y tú le dijeras “no te lo puedo prestar, porque en el copyright dice que yo no puedo compartir este libro” y que solo lo puede usar quien lo compro. Eso deteriora totalmente los valores sociales. El software libre nos sirve para la defensa de nuestra sociedad como tal.
-En tu perspectiva, ¿cuáles son las diferencias de las comunidades virtuales y de las comunidades reales?
-No podría decir que existen comunidades puramente virtuales. Es verdad, existe mucha gente que se agrupa en internet, creo que en algún momento estas comunidades que se van agrupando por internet pasan también por el cara a cara de alguna forma. Creo que ahí hay una mezcla.
No sé si es la mejor forma de categorizarla como comunidad virtual y comunidad no virtual, pero las comunidades que se van ayudando en internet para poder “hacer”, tienen características de poder comunicarse con gente a distancia, en distintos tiempos, incluso la posibilidad de poder mandar información, y esas son cosas importantes.
Algo interesante del uso político de internet es que tienen la posibilidad de hablar, que es algo que no siempre tienes en el lugar donde vives. Por ejemplo, hay mucho movimiento lésbico feminista que se ha favorecido de poder usar ese espacio donde puedes hablar y encontrar otras personas porque tal vez en tu pequeña comunidad no se permite y puedes ser agredida por hacerlo. Es un lugar donde nos permitimos experimentar y nos permitimos soñar juntas, antes era más sin censura, sin ser vigiladas, actualmente eso es lo que estamos perdiendo, se está perdiendo el espacio de creación, experimentación y de juego.
-¿Cómo ves a Latinoamérica con sus tic´s?
-Para Latinoamérica, las tecnologías de la información han cobrado ya mucha importancia, están empezando a llegar a lugares insospechados ¿no? Creo que aún tenemos tiempo para detenernos y reflexionar qué tecnología son las que queremos y si queremos -o no- estar conectados con otros lugares del mundo, si queremos y de qué forma, en qué condiciones.
En lugares donde no hay Internet, todavía es momento para que lo que se construya sea comunitario. Hay redes que se conocen como de “par a par”, que podrían funcionar en pequeñas comunidades y en donde sí podrías tener una conexión a Internet, pero donde, al menos internamente, pueden haber otras regulaciones.
Igual, como los proyectos de telefonía celular (ya hay ejemplos de hecho, tanto en telefonía como en internet), hay ejemplos de procesos de autogestión, autonomía, sobre este tipo de tecnologías. Parece muy imposible, pero realmente, por el costo, por las capacidades de conocimiento de la gente que no está a favor de ese sistema capitalista patriarcal, son posibilidades reales. En el aquí y en el ahora, podemos comenzar a tener estas otras alternativas que pueden ser mucho más justas, mucho más amigables, mucho más amorosas que las que existen desde los medios predominantes.
Investigadora social – @idaluna
Una respuesta a “Anamhoo: Los algoritmos en internet al final están reflejando valores y prejuicios de una sociedad occidental, blanca y masculina. ”
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