Niños inteligentes, con diagnósticos equivocados

Argentina/01 de Junio de 2016/La Voz

Por: Mariana Otero

Una investigación revela que docentes suelen confundir a chicos con altas capacidades intelectuales con niños dispersos o con déficit de atención.

En los últimos años, la cantidad de niños con diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se incrementó de manera notable. Lo advierten psicólogos, psicopedagogos, centros de salud, las farmacias que venden medicación para tratar estos casos, y también los docentes. Sin embargo, no en todos los casos los chicos tienen ese problema.

Una investigación de Paula Irueste, docente e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, revela que algunos chicos que son designados por sus maestros como dispersos o hiperactivos, en realidad, presentan capacidades intelectuales diferenciales de las de su grupo de referencia.

Es decir que los niños con “altas capacidades intelectuales” (ACI) –o que tienen una inteligencia superior a la media– pueden presentar características similares a las manifestadas en el TDAH: exceso de energía, poco sueño, distracción o apatía a los estímulos que no son de su interés, interrupción de las conversaciones, enfrentamiento con la autoridad e, incluso, fracaso escolar.

En consecuencia, algunos niños con ACI pueden ser erróneamente señalados por sus maestros como hiperactivos al presentar aburrimiento o falta de motivación.

En virtud de los resultados de la investigación, y a través de una beca de posdoctorado de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (Secyt) de la UNC, Irueste impulsó un servicio libre y gratuito de detección temprana de talento, superdotación y problemas de conducta y aprendizaje de los niños, que funciona, desde este año, en la Facultad de Psicología (ver aparte).

La investigación revela que los docentes que designan a sus alumnos como “dispersos o hiperactivos” en el aula contribuyen a la identificación inicial de un posible caso de TDAH.

“Que no se desarrolle adecuadamente el talento de un niño implica de por sí una pérdida. Pero el riesgo más grave es que sea patologizado, erróneamente diagnosticado, medicado y llevado a consultorios médicos”, planteó la investigadora en un artículo publicado en 
UNCiencia.

Sin embargo, alrededor del 85 por ciento de los docentes que conformaban la muestra no habían recibido formación en educación especial, por lo tanto no sabían cómo intervenir ante estos casos singulares.

En el estudio se entrevistó a los docentes de cinco escuelas de la ciudad de Córdoba de primero a tercer grado entre 2010 y 2011. Todos atendían a niños de 6 a 9 años.

Entre 40 alumnos que habían sido categorizados con déficit de atención, se encontraron niños con 118, 120 y hasta 130 puntos de coeficiente intelectual.

El modelo que sigue la investigadora se enfoca en un “perfil intelectual” del niño y no solamente en un coeficiente intelectual obtenido en un test de inteligencia. Por lo tanto, según las diferentes puntuaciones, los casos pueden ser considerados como baja inteligencia cuando se observa por debajo del percentil 50; inteligencia promedio (entre 50 y 70); alta inteligencia (entre 70 y 90), y 
superdotación, cuando las puntuaciones se ubican por encima del percentil 90 en todas las áreas.

Irueste remarcó que los test de inteligencia que se usan en Córdoba son adecuados, especialmente para identificar la discapacidad, pero tienen un techo muy bajo para detectar altas capacidades.

Como parte de la beca posdoctoral se validó la Escala Badyg infantil, dirigida a niños de 4 a 6 años. Los resultados obtenidos, explica Irueste, indican una alta fiabilidad del instrumento en la medición de la “inteligencia” que se aplica en el servicio que funciona en la Facultad de Psicología.

Los datos recabados en el plan de investigación de la beca posdoctoral confirman y refuerzan los obtenidos en la investigación anterior. Así, opina Irueste, se corrobora la imperiosa necesidad de detectar tempranamente las capacidades intelectuales diferenciales de todos los estudiantes para poder ofrecer respuestas adecuadas.

En la UNC. El Servicio de Neuro- psicología Infantil ofrece asesoramiento a docentes y a padres y detección temprana de talento, superdotación o déficit de atención. (Ramiro Pereyra/LaVoz)

Capacidades diferentes

Los chicos con altas capacidades intelectuales son precoces para hablar y escribir, tienen un lenguaje fluido y una sensibilidad especial ante cuestiones existenciales o temáticas de complejidad.

Pueden ser líderes de grupo, pero también pueden aislarse. Poseen una gran memoria y capacidad para planificar y terminar un plan. También es común que se presenten diferentes desfasajes en el área socioemocional o psicomotriz.

“Las altas capacidades intelectuales pueden convertirse en un problema si no se contempla y aborda la diferencia”, sostiene. Y agrega: “No se realizan estrategias unánimes en las escuelas y es necesario formar tanto a los docentes como a los padres, quienes conforman el entorno significativo de cada niño, para que puedan ofrecer respuestas que apunten al desarrollo del potencial y, sobre todo, contrarresten el aburrimiento, principal enemigo de estos niños”.

Los resultados

Para el estudio se trabajó con los niños designados por sus docentes como dispersos e hiperactivos y con un grupo control de referencia, previo consentimiento de sus padres.

Las características que consideraron los docentes para seleccionar a los chicos incluían, en este orden: la desatención (que dificulta la concentración y el aprendizaje), el movimiento continuo (disrupciones en el comportamiento) y la impulsividad (agresión o violencia).

Se utilizaron test de inteligencia, de inteligencia creativa y cuestionarios para valorar la motivación. Se aplicó, además, el protocolo de detección de sobredotación intelectual a padres y docentes.

En ambos grupos se encontraron chicos cuyas puntuaciones en el test de inteligencia fueron superiores a la media y lo mismo sucedió con la evaluación de la creatividad.

Un servicio que ayuda

Libre y gratuito. El Área Infantil del Servicio de Neuropsicología de la Facultad de Psicología abrió un servicio de detección temprana de talento, superdotación y problemas de conducta o aprendizaje en los niños. Es abierto, libre y gratuito.

Destinatarios. Su objetivo es brindar asesoramiento y orientación a padres, docentes y escuelas en la detección temprana tanto de problemas de conducta y aprendizaje como de altas capacidades intelectuales. Con ese fin se realizan, también, evaluaciones a niños de 4 a 6 años. No se realiza diagnóstico de problemáticas ni tratamientos. Tampoco abarca casos de discapacidad.

Cómo solicitar turno. De manera presencial, los lunes y jueves, de 10 a 16. En Cámara Gesell, primer piso de la Facultad de Psicología, en la Ciudad Universitaria. O por” e-mail”: snpinfantil@gmail.com

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/ninos-inteligentes-con-diagnosticos-equivocados

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Mariana Otero

Periodista de Ciudadanos