Traducen manual de derechos indígenas al otomí

Por Dolores Martínez

El coordinador de Identidad e Interculturalidad de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Sergio Uriel Ugalde Vega, declaró que actualmente los alumnos de Derecho de Amealco de Bonfil, llevan a cabo la traducción del manual de los derechos indígenas.

Explicó que es trabajo extenso que les ha llevado más de un año y medio, y cuando lo finalicen en diciembre, lo van difundir en las comunidades hñähñüs de la localidad como en Santiago Mexquitilán y San Ildefonso Tultepec, para que la población haga respetar sus derechos.

Comentó que para conjuntar esta actividad social, intervinieron alumnos de las dos comunidades, ya que su lengua materna es de variantes diferentes, situación por la que recabaron la información necesaria para su comprensión.

“Ya llevamos un buen adelanto de este proyecto que inició hace más de un año, ahorita ya solo está en la parte de la corrección ortográfica, y asuntos gramaticales que hará más sencilla su comprensión para los pueblos originarios. Participaron docentes alumnos y personas que están muy adentradas en el tema del Derecho indígena”.

El titular de esta área dijo que históricamente hay una deuda con los pueblos originarios, ya que al ser parte de los grupos vulnerables, sus derechos se ven lesionados sin embargo, con esta información y a través de pláticas, se prevé alimentarlos de información útil para la vida en comunidad.

Refirió que de manera anticipada se ha llevado a localidades de Yosphí, El Rincón, San Ildefonso y Tolimán, para hacer pruebas sobre su entendimiento, y esperan presentarlo de manera oficial en diciembre o enero.

Fuente de la reseña: https://www.elsoldesanjuandelrio.com.mx/local/traducen-manual-de-derechos-indigenas-al-otomi-1992375.html

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Crítica al INEE: Evaluar a los Evaluadores

México / 29 de octubre de 2017 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), recientemente ha organizado un seminario sobre «La Reforma Educativa: Avances y Desafíos». En una de las sesiones de análisis y reflexión, celebrada el pasado 18 de octubre, se abordó el tema: «El INEE dentro de la Reforma Educativa»; sin duda un título interesante toda vez que se trata de la institución responsable, por ley, de la evaluación en el sector.

En esta ocasión describiré y comentaré, en términos generales, lo que sucedió en esa reunión de análisis y discusión en la cual participaron, por la parte oficial, Eduardo Backhoff, consejero presidente de la Junta de Gobierno del INEE; y como comentaristas invitados: Pedro Flores-Crespo, profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro, y David Calderón, de la asociación civil «Mexicanos Primero». El moderador de esta mesa fue el periodista Javier Solórzano. (Ver enlace del video en la nota anexa)

En su oportunidad, el presidente del INEE, Eduardo Backhoff, se refirió a los avances que ha logrado el Instituto en los distintos ámbitos y responsabilidades de la evaluación educativa durante los últimos 4 años, desde que éste alcanzó legalmente su autonomía, en 2013, con respecto al Gobierno Federal. Cabe recordar que antes de 2013, el INEE era un organismo que dependía jurídica, estructural y presupuestalmente de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Backhoff también abordó algunos de los retos, desafíos y perspectivas del INEE en el marco de la fase actual de la Reforma Educativa en México.  Entre los retos del INEE habló de las nuevas atribuciones y grandes responsabilidades del Instituto no sólo dentro de las tareas de evaluación e información sobre la educación en México, sino también en el trazo de las políticas nacionales en materia de evaluación de la educación, es decir, en los diversos procesos de toma de decisiones y en el seguimiento de las intervenciones u operaciones que en materia educativa deben ponerse en marcha tanto en el conjunto del SEN como de los subsistemas educativos estatales o regionales.

También Backhoff mencionó algunos de los grandes problemas que enfrenta el Sistema Educativo Nacional (SEN), como son los temas de la falta de cobertura en educación preescolar y media superior; y la baja participación de adultos en la educación superior; y señaló otros asuntos importantes como los bajos niveles de logro en aprendizajes de los jóvenes, en Lenguaje y Matemáticas; y la inequidad educativa e intercultural que prevalece en el país, entre otros.

Pedro Flores-Crespo, quien también es miembro del Consejo Técnico del INEE, señalo que, en términos generales, coincide con lo expresado por Backhoff, en torno a los avances logrados por el Instituto a su corta edad, y que, en sí mismo, está de acuerdo en defender al INEE como organismo autónomo en su papel de actor del diseño y promotor del cambio de las políticas educativas nacionales; sin embargo, afirmó que hay que desentrañar la relación entre «evaluación» (como acción técnica) y la «calidad» (como acción y resultados de las políticas públicas educativas); y sugirió algunas rutas a desarrollar o sobre las que habría que reflexionar, como lo es el tema de la emisión de directrices educativas como nueva atribución del INEE y cómo traducirlas en términos de políticas educativas. El gran problema que existe, dijo Flores-Crespo, es la falta de reconocimiento del «poder compartido», expresado en la autonomía, por parte de las autoridades federales, que no admiten la injerencia del INEE en diversas decisiones de política educativa (puso como ejemplo el asunto de las recomendaciones sobre el cambio en el subsistema de educación inicial de docentes). Y propuso algunos mecanismos para elevar el costo (político y jurídico) a las autoridades educativas que no cumplan con las directrices marcadas por el Instituto, en el marco de las atribuciones y facultades legales que éste tiene (en efecto, no todo en el mundo del poder político se resuelve mediante colaboración y cordialidad, o a través de mecanismos o recomendaciones tecnocráticos).

Pero el mensaje más importante de Flores-Crespo, fue la crítica hacia el clima interno de trabajo en el INEE: Ir más allá de las coyunturas políticas y mirarse a sí mismo, como institución, para trabajar en congruencia con sus tareas sustantivas y sin perder de vista las perspectivas del cambio educativo ni las bases sociales que lo sustentan.

David Calderón se refirió de manera analógica a la situación que hoy atraviesa el INEE, en términos de su condición como entidad autónoma: «¿Qué pasa cuando a los ingenieros de la NASA los pones de astronautas?». Y se pronunció a favor de crear una serie de programas que, sin lesionar el marco jurídico y normativo, se requerirían para que los evaluadores cumplan cabalmente con sus funciones (por ejemplo, en materia de difusión, comunicación y de mayor conexión con los beneficiarios del trabajo realizado por el Instituto: los niños y los padres de familia. Crítica que aceptó Backhoff en su oportunidad).

«Hay que decir y hay que saber que la autonomía (del INEE) se ganó a alto precio… y se ganó o se arrancó porque el (Poder) Ejecutivo no es confiable hoy, antes y en el futuro…».  «Que el INEE explique y se arriesgue a exponer qué es lo que está entendiendo por «calidad» educativa»; y que «el INEE se comprometa aún más con un enfoque de derechos (a la educación) a favor de los niños, las niñas y los jóvenes», fueron las afirmaciones sobresalientes de las intervenciones hechas por Calderón.

 Las preguntas del moderador, Javier Solórzano, giraron en torno a las facultades y estrategias generales del organismo público encargado de la evaluación de la educación, así como sobre los mecanismos para lograr que la evaluación se convierta en una herramienta para la mejora educativa.

También se abordaron rápidamente algunas preguntas enviadas por el público asistente al evento sobre las limitaciones y posibilidades del INEE en torno a la transformación efectiva del sistema educativo.

A reserva de comentar en otro momento algunos detalles finos del encuentro, considero que este tipo de reuniones permiten, en efecto, abrir un espacio para «evaluar a los evaluadores»; es decir, para realizar un balance sereno, crítico y analítico sobre el estado que guarda el INEE y su vínculo orgánico con la actual etapa de la Reforma Educativa, así como con su tarea social principal, que es contribuir al «mejoramiento de la calidad educativa, con equidad», en México.

Tarea central que sin duda implica, de manera específica, entre otras finalidades y propósitos, establecer los criterios, indicadores, parámetros, instrumentos, técnicas y estrategias adecuados para realizar los programas y proyectos de evaluación de la educación en todos los niveles y modalidades; además de coordinar los trabajos del Sistema Nacional de Evaluación de la Educación (como «Ecosistema», según Backhoff), mediante el cual se generan las bases para reorientar los programas y acciones de gobierno en materia de políticas educativas.

Un papel importante del INEE es también generar las condiciones para el desarrollo de una cultura sobre la evaluación de la educación en la sociedad. Pero quizá el reto o desafío más importante para el INEE, en el futuro inmediato, será convertirse en un verdadero motor del cambio educativo. ¿Hasta dónde será eso factible? ¿Qué tan autocríticos en ese sentido ha sido el INEE, es decir, su junta de gobierno y funcionarios técnicos?

No hay que olvidar que el INEE, como organismo autónomo, no sólo evalúa al sistema educativo en su conjunto, a través de diversos indicadores e instrumentos, como lo es, por ejemplo, evaluar los aprendizajes de los estudiantes, sino también toma el pulso del país en términos de la evaluación de programas, métodos y materiales educativos, así como sobre las condiciones sociales, económicas y culturales que inciden en la educación de las personas y los grupos. Esto sin dejar de lado el tema más sensible y conflictivo de las funciones del INEE: la evaluación de docentes, directivos, supervisores y asesores técnicos que trabajan en la escuela pública obligatoria.

Mención especial merece la relación del poder político y las facultades atribuidas al INEE en materia de evaluación de la educación. Sobre este punto el consejero presidente del INEE, Eduardo Backhoff, señaló que es un gran reto para el Instituto lograr que las autoridades educativas de los distintos niveles de gobierno, apliquen correcta y oportunamente las recomendaciones y/o directrices que en materia de políticas educativas emite el Instituto; y que hasta la fecha no ha podido producir, en los hechos, los cambios que requiere la educación en México.

Estoy de acuerdo con algunas de las ideas expresadas por los participantes en esta mesa, en particular, al aseverar que aún falta emprender diversas acciones importantes en favor del desarrollo educativo y los aprendizajes escolares, en las instituciones a cargo del Estado mexicano; así como diseñar nuevos programas para evaluar sistemática, adecuada y oportunamente el trabajo de Directivos, Supervisores y Asesores Técnicos. A esto hay que agregar una idea que he sugerido en varias ocasiones en este mismo espacio: Ser congruentes con el espíritu de la cultura «meritocrática», y ello significa que los funcionarios de todos los niveles institucionales, responsables de la educación pública, tanto del gobierno federal como de los gobiernos estatales y organismos desconcentrados, sean sujetos activos de la evaluación con el mismo rigor y en las mismas condiciones con que se evalúa a las demás figuras educativas.

El día en que se logre cumplir con este precepto democrático, estaremos entonces en el terreno no sólo de la equidad y los equilibrios educativos, sino también en el campo de la congruencia y la confianza, que tanto les hacen falta a las autoridades, al sistema educativo y a la nación.

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/10/25/critica-al-inee-evaluar-a-los-evaluadores?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+portal%2Fall+%28SDPNoticias.com%29

 

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