Día de la Tierra: un planeta más caliente, desertificado y cubierto de plásticos
“Planeta versus plásticos” es el lema elegido por la ONU para la conmemoración anual, a la espera de un demorado acuerdo global que frene la contaminación generada por el uso efímero y desmedido de ese material. En paralelo, causas como la desertificación y la pérdida de biodiversidad en los suelos no se detiene y se pronostican nuevos récords de temperaturas.
La conmemoración del Día de la Tierra surgió con el objetivo concientizar a nivel global sobre las problemáticas que afectan al planeta por la acción humana y la consecuente crisis climática. Este 2024 se espera que sea el año con las mayores temperaturas registradas de la historia. Por otro lado, muchas de las causas siguen sin modificarse: avanza la desertificación de los suelos y el desmonte como consecuencia del agronegocio. Mientras tanto, los gobiernos, convocados por los organismos internacionales, siguen sin alcanzar un acuerdo que limite la contaminación por plásticos. A la espera de las negociaciones que deberían cerrarse a fines de este año, la ONU eligió como lema “Planeta versus plásticos”.
Los orígenes del Día de la Tierra se remontan a 1970, cuando más de 20 millones de personas participaron en una movilización masiva en Estados Unidos para crear conciencia sobre la vulnerabilidad del planeta. Dos años más tarde, en 1972, tuvo lugar la primera conferencia internacional sobre medio ambiente, conocida como la Cumbre de la Tierra, que se realizó en Estocolmo. Ese mismo año se presentó el informe «Los límites del crecimiento», el ya clásico estudio encabezado por la biofísica Donella Meadows, que ya entonces marcaba la imposibilidad del crecimiento infinito.
Enfocada en las negociaciones internacionales por un acuerdo para revertir la contaminación por plásticos, la Organización de las Naciones Unidas informó que, actualmente, se producen 380 millones de toneladas de plástico por año y solo el 9 por ciento de lo producido hasta ahora se ha reciclado. Dos tercios de los plásticos son para usos efímeros y, en un tiempo breve, se convierten en residuos: envoltorios y bolsas, por ejemplo. Desde el organismo advierten que, si se mantiene la tendencia actual, la producción de plástico se triplicará de aquí a 2060.
La ONU también informa que hay más de 16.000 sustancias químicas asociadas a los plásticos, muchas de ellas fuente de preocupación dada su elevada toxicidad, que puede repercutir en la salud humana y en la naturaleza. «Algunas de esas sustancias químicas se pueden lixiviar a lo largo del ciclo de vida completo del plástico y aparecer en el aire, el agua y el suelo. Las mujeres y los infantes son especialmente vulnerables a esas sustancias tóxicas, pudiendo la exposición tener efectos de larga duración en la salud», alertan.
En marzo de 2022, en la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), se acordó formular un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluso en el contexto marino. La resolución se titula «Fin de la contaminación por plásticos: hacia un instrumento internacional jurídicamente vinculante» y establece que el tratado debe abordar el ciclo de vida completo de los plásticos y planteó la aspiración de concluir las negociaciones para finales de este año.
Aunque la contaminación por plásticos se abordaba con frecuencia como un problema de gestión de residuos, el concepto de contaminación por plásticos abarca todos los efectos nocivos y las emisiones resultantes de la producción y el consumo de materiales y productos plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida. En Argentina, una país con importación de basura para su uso industrial, el gobierno de Alberto Fernández promovió una Ley de Envases que naufragó en el Congreso.
Producir alimentos en tierra arrasada
Para cultivar alimentos se requieren suelos sanos y con biodiversidad, ya que contienen una gran cantidad de organismos de gran valor que contribuyen a producir plantas sanas. Según la FAO, cerca del 95 por ciento de nuestros alimentos se producen sobre los suelos.
“Labrar el suelo puede provocar su compactación, una disminución de la absorción de agua y una reducción de la materia orgánica. El uso excesivo o inadecuado de fertilizantes, la maquinaria pesada y el agua de riego de baja calidad pueden provocar la degradación del suelo y sus propiedades”, advierten desde el organismo.
Cada año se pierden al menos 100 millones de hectáreas de tierras sanas y las mismas «se están degradando más rápido de lo que podemos restaurarlas». Esa es la conclusión del estudio publicado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Entre 2015 y 2019, según los datos de la CNULD, el mundo perdió al menos 100 millones de hectáreas de tierras sanas y productivas cada año, lo que equivale a dos veces el tamaño de Groenlandia. El informe indica además que la degradación de tierras se acelera en África, Asia y América Latina. En África subsahariana y en América Latina y el Caribe, 163 millones de hectáreas y 108 millones de hectáreas, respectivamente, han sucumbido a la degradación de tierras desde 2015.
Mientras tanto, el número de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda en el mundo se duplicó. La cifra se incrementó de 149 millones, antes de la pandemia Covid-19, a 333 millones en 2023, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Por otro lado, en 2021 la FAO precisó que la expansión agrícola es la causa de casi el 90 por ciento del desmonte mundial. Desde 1990 se arrasaron 420 millones de hectáreas de bosque. Las zonas más afectadas fueron Sudamérica, África y Asia (sur y sudeste).
Cada vez más calor
El año 2023 fue el más caluroso con récords en niveles de emisión de gases de efecto invernadero, calor y acidificación de los océanos, lo que aumentó el nivel del mar y afectó a los glaciares. Así lo mostró un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entidad portavoz autorizada de las Naciones Unidas sobre el clima y el agua. El año pasado, la temperatura promedio global de la superficie terrestre superó 1,45 grados centígrados por encima de la línea de base preindustrial.
Se estima que las concentraciones de dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso, alcanzaron niveles récord en 2022 y continuaron aumentando en 2023. En un día normal de 2023, casi un tercio de la superficie del océano se vio afectada por una ola de calor marina, que dañó ecosistemas y sistemas alimentarios vitales. Asimismo, las temperaturas de la superficie marina en el golfo de México y en el Caribe, y la marca del fenómeno El Niño produjo alteraciones en los regímenes de lluvias y sequías en la región. En tanto, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de hielo registrada desde 1950, con un derretimiento extremo tanto en el oeste de América del Norte como en Europa.
Entre las zonas de sequía más significativas estuvieron algunas regiones de Brasil, Argentina y Uruguay, lo que afectó el abastecimiento de agua en ciudades como Montevideo. Se espera que el 2024 sea el año más caluroso jamás registrado, con una temperatura media anual mundial que supere el umbral de 1,5ºC, respecto a los niveles preindustriales, un parámetro de alerta fijado por el Acuerdo de París. Los datos fueron confirmados por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), implementado por el Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Medio Plazo (ECMWF).
Fuente de la Información: https://rebelion.org/dia-de-la-tierra-un-planeta-mas-caliente-desertificado-y-cubierto-de-plasticos/