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El calentamiento global será de hasta 3 °C con los compromisos actuales

El calentamiento global será de hasta 3 °C con los compromisos actuales

Un reciente informe sobre el calentamiento global, en colaboración con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y otras instituciones internacionales ha puesto de manifiesto una preocupante realidad: los niveles de gases de efecto invernadero y las temperaturas globales continúan batiendo récords. La responsable de la OMM, Celeste Saulo, ha subrayado la urgencia de tomar medidas «ambiciosas y urgentes» en la Cumbre del Futuro para evitar que el calentamiento global alcance los 3 °C al final del siglo.

El Calentamiento Global: un reto que supera las proyecciones actuales

El informe titulado «Unidos en la Ciencia» advierte que, con las políticas y compromisos actuales, el calentamiento global podría alcanzar hasta 3 °C en este siglo. Según los datos recopilados, 2023 fue el año más cálido jamás registrado, y los primeros ocho meses de 2024 también han mostrado un incremento sin precedentes en las temperaturas globales.

La secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, lanzó un llamamiento a los líderes mundiales para que actúen con determinación:

«La ciencia es clara: estamos muy lejos de alcanzar los objetivos climáticos globales«, advirtió Saulo.

En este contexto, la Cumbre del Futuro, que reunió a jefes de Estado y de Gobierno de más de 130 países, ofreció una oportunidad única para revitalizar los compromisos internacionales y frenar el aumento del calentamiento global.

Eventos climáticos extremos: un reflejo del cambio climático

Los eventos climáticos extremos continúan afectando distintas partes del mundo. En América Latina y Portugal, incendios forestales devastadores han cobrado vidas y destruido miles de hectáreas. Al mismo tiempo, la tormenta Boris provocó inundaciones catastróficas en Europa Central, afectando a países como Austria, Polonia y Hungría, mientras que el tifón Yagi causó graves daños en Vietnam, Myanmar, Laos y Tailandia. Estos desastres naturales son una clara muestra de la creciente gravedad del calentamiento global y de la urgencia de implementar políticas globales que mitiguen sus efectos.

La tecnología: un aliado en la lucha contra el cambio climático

Celeste Saulo también destacó el papel crucial de la tecnología en la adaptación y mitigación del cambio climático. Innovaciones como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático están revolucionando la ciencia de la predicción meteorológica, haciéndola más accesible y asequible.

«La IA está acelerando los avances en predicciones climáticas, permitiendo una mejor gestión de los recursos y una mayor capacidad de respuesta ante desastres naturales«, subrayó Saulo.

Las tecnologías satelitales, en particular, están desempeñando un papel clave al mejorar la vigilancia de los gases de efecto invernadero y los sumideros de carbono. Estas innovaciones son fundamentales para reducir la vulnerabilidad de los países frente a los desastres ocasionados por el cambio climático y mejorar la capacidad de adaptación.

Además, tecnologías emergentes como el «gemelo digital», que crea una réplica virtual de la Tierra, y la realidad virtual están ayudando a desarrollar simulaciones inmersivas para mejorar la gestión del suelo y el agua, sectores críticos amenazados por el cambio climático.

La Cumbre del Futuro: un punto de inflexión para la acción climática

calentamiento global

Saulo subrayó que, aunque la tecnología es una herramienta poderosa, no es suficiente por sí sola para resolver el problema del cambio climático. Hizo un llamamiento a todos los países para compartir sus conocimientos y experiencias durante la Cumbre del Futuro, que se realizó en Nueva York los días 22 y 23 de septiembre. Esta cumbre es una plataforma para garantizar que los avances tecnológicos sean accesibles a todos y para impulsar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la Agenda 2030, el Acuerdo de París y el Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastres.

Previsiones alarmantes: temperaturas superarán los límites críticos

El informe «Unidos por la Ciencia» destaca que hay un 86% de probabilidades de que al menos uno de los próximos cinco años supere a 2023 como el año más cálido jamás registrado. Además, existe un 80% de probabilidad de que la temperatura media global supere temporalmente los 1,5 ºC respecto a los niveles preindustriales en este mismo periodo.

Aunque los avances en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son notables, todavía queda mucho por hacer. frente al cambio climático Se estima que, para limitar el calentamiento global por debajo de los 2 ºC e idealmente mantenerlo en 1,5 ºC, las emisiones deben reducirse en un 28% y 42%, respectivamente, para 2030.

«La ventana de oportunidad para mitigar el cambio climático se está cerrando rápidamente, y las acciones actuales no son suficientes«, advierte el informe.

La esperanza en el futuro: el compromiso global

A pesar de este sombrío panorama, los esfuerzos internacionales han logrado frenar el cambio climático, que inicialmente se esperaba que aumentaran un 16% entre 2015 y 2030. Gracias a las políticas implementadas, el aumento previsto es ahora del 3%, aunque la brecha de emisiones sigue siendo significativa.

Es fundamental que los líderes mundiales actúen con rapidez y audacia en la Cumbre del Futuro, aprovechando los avances tecnológicos y científicos para crear un futuro más sostenible. Las decisiones tomadas hoy determinarán si el planeta avanza hacia un colapso climático o un mundo más justo y equilibrado.

Ecoportal.net

Con información de: https://news.un.org/

 

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/cambio-climatico/calentamiento-global-2/

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Mundo: Por qué la precariedad no tiene que ser la norma en la educación superior | University World News

¿Por qué la precariedad no tiene que ser la norma en la educación superior | University World News?

A pesar de algunos avances, muchos de los retos a los que se enfrenta el personal de las instituciones de educación superior vienen de lejos. Desde las incertidumbres profesionales a largo plazo que sufre el «precariado académico» hasta la prevalencia del acoso y la violencia de género, las políticas y la acción institucional, siguen siendo insuficientes a la hora de garantizar unas condiciones de trabajo dignas.

Un nuevo informe del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) pone de relieve las alarmantes condiciones de trabajo a las que se enfrentan millones de empleados de instituciones de educación superior en todo el mundo.

Publicado como parte de una serie sobre la contribución de las instituciones de educación superior a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), Las instituciones de educación superior como empleadoras: garantizando condiciones de trabajo dignas revela problemas generalizados que afectan a los derechos de los trabajadores y a la capacidad de las instituciones de educación superior para atraer y retener el talento, lo que limita su contribución al ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico).

«Cuando se examina la contribución de las instituciones de educación superior al ODS 8, la atención se centra a menudo en su papel en la educación de los futuros líderes empresariales que dan prioridad a las prácticas éticas de empleo o en sus esfuerzos para impulsar el crecimiento económico a través de la transferencia de conocimientos y las innovaciones de alta tecnología», dice la Dra. Victoria Galán-Muros, jefa de investigación y análisis y coautora del informe.

«Sin embargo, se presta menos atención a las instituciones de educación superior como empleadores en sí mismas, a pesar del principio de que la promoción debe empezar en casa. Desgraciadamente, muchas instituciones siguen sin ser modelos ejemplares en este sentido.»

Conclusiones preocupantes

El informe constata:

  • Creciente inseguridad laboral: En todo el mundo se observa una mayor dependencia de los contratos temporales, a tiempo parcial y externalizados, y muchos trabajadores no se benefician de las mismas condiciones que los empleados fijos a tiempo completo. Esto crea inestabilidad a largo plazo, reduciendo el atractivo de estas carreras profesionales. Además, la sucesión de contratos de corta duración y la falta de perspectivas de progreso profesional y de procedimientos de selección claros están, en la práctiva, limitando la libertad académica de una parte cada vez mayor del personal académico.
  • Los bajos salarios se traducen en desigualdad de oportunidades: Los académicos noveles y los trabajadores subcontratados soportan con frecuencia salarios insuficientes. La expectativa de que el acceso a muchos puestos de trabajo en la educación superior se realice a través de prácticas no remuneradas y puestos de nivel inicial mal remunerados impide a muchos comenzar o avanzar en sus carreras sin ayuda financiera externa.
  • Las presiones sobre el rendimiento perjudican la conciliación de la vida laboral y familiar: Las expectativas de rendimiento poco realistas o poco claras provocan cargas de trabajo excesivas y tensión en la salud mental. En los procedimientos de selección y promoción siguen existiendo sesgos que juegan en contra del personal que ha tenido interrupciones en su carrera profesional o que tiene responsabilidades de cuidados.
  • El acoso y los abusos en el lugar de trabajo siguen siendo frecuentes: Persisten la discriminación, el acoso y la violencia de género, facilitados por la ausencia o la deficiente aplicación de protocolos seguros de denuncia, investigación oportuna y protocolos de sanción eficaces.

Estos entornos laborales hostiles se ven reforzados por dinámicas de poder desiguales entre titulares de empleos seguros y no seguros.

«Los contratos precarios son algo más que un inconveniente para los investigadores noveles. Cuando una parte estructuralmente significativa -y cada vez mayor- de los puestos académicos consiste en funciones temporales y a tiempo parcial, la disminución del número de empleos seguros fomenta una cultura de ‘promoción por resistencia’».

«Esto no sólo empuja a las personas con talento a abandonar el mundo académico en favor de otros sectores, sino que también deja en situación de vulnerabilidad a quienes sufren acoso, abusos o violencia.

«Cuando sus carreras pueden terminar abruptamente por una simple no renovación de contrato, las víctimas pueden quedar a merced de quienes ocupan puestos de poder», afirma Jaime Roser-Chinchilla, analista de políticas públicas y coautor de la publicación.

Por qué es importante

El informe cuestiona la percepción del «precariado académico» como una característica inevitable de las carreras en la educación superior, así como la vinculación de las conductas indebidas en el lugar de trabajo a factores estrictamente individuales o culturales, destacando cómo las políticas gubernamentales pertinentes y las buenas prácticas institucionales han abordado estas cuestiones.

Mientras las instituciones de educación superior se enfrentan a estos enquistados o emergentes, existe una necesidad acuciante de cambio sistémico para garantizar unas condiciones de trabajo justas y equitativas para todo el personal.

Recomendaciones para el cambio

El informe hace un llamamiento a los responsables de las políticas públicas y a los líderes institucionales para que aborden estos problemas sistémicos de la siguiente manera

  • Aumentar la estabilidad de la financiación de las instituciones de educación superior para reducir la dependencia de los contratos precarios.
  • Introducir normativas transparentes para los contratos, las escalas salariales y los procesos de contratación.
  • Garantizar un trato y unas condiciones justas a los trabajadores subcontratados.
  • Promover la salud mental y la conciliación de la vida laboral y familiar a través de servicios como guarderías y políticas que no penalicen al personal con periodos en pausa en su carrera profesional.

El informe completo, disponible en inglés y español, ofrece una visión detallada de estos retos junto con ejemplos de políticas gubernamentales y prácticas institucionales eficaces.

Constituye una hoja de ruta para los responsables políticos y los dirigentes de las instituciones de educación superior comprometidos con el fomento de un entorno laboral más equitativo y solidario.

Victoria Galán-Muros es jefa de investigación y análisis del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) y una de las coautoras del informe de la UNESCO. Jaime Roser-Chinchilla es analista de políticas de UNESCO IESALC y coautor de la publicación.

Traducción libre del artículo original publicado en University World News

Fuente: iesalc.unesco.org

Fuente de la Información: https://www.redem.org/por-que-la-precariedad-no-tiene-que-ser-la-norma-en-la-educacion-superior-university-world-news/

 

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Ecología Social: ¿Por qué hemos llegado a la pavorosa situación actual?

¿Por qué hemos llegado a la pavorosa situación actual?

Leonardo Boff

 

Es un lugar común afirmar que estamos en el corazón de una gran crisis de civilización. No es una crisis regional sino global. A decir verdad, ella encierra una infinidad de otras crisis, en lo económico, en lo político, en lo ideológico, en lo educacional, en lo religioso y hasta en lo espiritual. No sabemos qué nos espera. Tenemos mayor conciencia cada vez de que el mundo así como está no puede continuar. El camino actual nos está llevando al borde de un precipicio. Tenemos que cambiar. Se atribuye a Einstein esta frase: “el pensamiento que creó la crisis actual no puede ser el mismo que nos saque de ella”. Tenemos que definir un nuevo camino. ¿Cómo construirlo para que sea realmente otro tipo de mundo?

El hecho innegable es que hay demasiado caos destructivo sin previsión de que vaya a ser generativo. Hay formas de inhumanidad que superan todo lo que hemos vivido y sufrido en la historia. Basta presenciar al genocidio que ocurre a cielo abierto en la Franja de Gaza perpetrado por un primer ministro israelí, cruel y sin piedad, apoyado por un presidente estadounidense católico y por la Comunidad Europea que traiciona sus ideales históricos de derechos humanos, de libertad y de democracia. Todos estos se hacen cómplices del atroz crimen contra la humanidad. Sin olvidar la ola de odio, la negación de la ciencia y de la verdad. Prevalece la ignorancia y el lenguaje grosero y ofensivo. Este antifenómeno se da principalmente en Occidente.

El solo hecho de que el 1% posea la riqueza de más de la mitad de la humanidad, demuestra cuan perverso, profundamente desigual e injusto es el escenario social mundial. Todavía hay que añadir la emergencia ecológica con la insostenibilidad del planeta Tierra, viejo y con recursos limitados que, en sí, no soporta un crecimiento ilimitado, obsesión de las políticas sociales de los países. Ese proceso la extenuó, debido a la superexplotación de los biomas terrestres y está poniendo en peligro las bases naturales que sustentan la vida (Earth Overshoot). La continuidad de la aventura humana en este planeta no está asegurada. Bien escribió el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti (2020): “Estamos todos en el mismo barco; o nos salvamos todos o no se salva nadie”. Todo esto viene resumido por el calentamiento global creciente, inaugurando, por lo que parece, una nueva fase más caliente y peligrosa de la historia de la Tierra y de la humanidad.

¿Por qué hemos llegado a la amenazante situación actual que puede poner en peligro el futuro de la vida humana y de la naturaleza?

Hay varias interpretaciones de esta funesta situación de la actualidad. No tengo la pretensión de tener una respuesta suficiente. Pero levanto una hipótesis, fruto de toda una vida de estudio y de reflexión. Estimo que nuestra situación se remonta muy atrás, a hace dos millones de años, cuando el homo habilis, el ser humano que inventó instrumentos de intervención en los ciclos de la naturaleza. Hasta entonces su relación con ella era de interacción, sintonizándose con los ritmos naturales y tomando lo que su mano alcanzaba. Ahora, con el homo habilis o faber comienza la intervención en la naturaleza: la caza de animales y el derribo de vegetación para un cultivo rudimentario. Después de miles de años, la intervención siguió adelante hasta llegar hace 10-12 mil años, en el neolítico, a la agresión de la naturaleza. Interfirió en el curso de los ríos, inaugurando la agricultura de irrigación y el manejo de regiones enteras, que implicaba cambios en las relaciones con la naturaleza, depredándola ya. Finalmente, la era del industrialismo y el modo moderno y contempoáneo de producción por la técnica, por la automatización, por la robótica y por la inteligencia artificial han llevado a un proceso de destrucción de la naturaleza. Proyectamos una nueva era geológica, la del antropoceno y sus derivados, el necroceno y el piroceno. Ahí el ser humano aparece como el Satán de la Tierra. Ha transformado el jardín del Edén en un matadero, como denunció el biólogo E.Wilson. No se ha comportado como el ángel cuidador de todo lo creado.

Ese proceso histórico-social ganó su justificación teórica con los padres fundadores de la modernidad Galileo Galilei, Descartes, Newton, Francis Bacon y otros. Para ellos, el ser humano es “dueño y señor” de la naturaleza. No se sentía parte de ella, estaba fuera y por encima de ella. La Tierra, considerada hasta entonces como Magna Mater que nos da todo, pasó a ser considerada como una cosa inerte (res extensa), sin propósito, a lo máximo, un baúl de recursos entregados al uso y disfrute del ser humano. El eje orientador de este modo de ver el mundo es la voluntad de poder, como dominación del otro, de los pueblos, de sus tierras (colonización), de la clase obrera, de la naturaleza, de la vida hasta el más mínimo gen, de la materia hasta el pequeñísimo topquark. La ciencia fue creada al servicio de la dominación, no solo como el justo conocimiento teórico de cómo se estructuran las cosas, sino como instrumento de dominación y de nuevos inventos. Pronto fue apropiada por la voluntad de poder, convirtiéndola en una operación técnica para la transformación del mundo circundante. Con ella se llevó a cabo una verdadera guerra contra la Tierra, sin posibilidad de vencerla, arrancando de ella todo en función del sueño de un crecimiento ilimitado de bienes materiales. Se atacó a la Tierra en todos los niveles, lo que tuvo como consecuencia la devastación de prácticamente los principales biomas, sin medir los efectos colaterales. Es el imperio de la razón instrumental-analítica y tecnocrática. No podemos dejar de apreciar los inmensos beneficios que ha traido para la vida humana. Pero el mismo tiempo ha creado el principio de autodestrucción con armas letales que pueden liquidar toda la vida. La razón se ha vuelto irracional y enloquecida.

Hoy hemos llegado al punto-límite, la Tierra se muestra gravemente enferma. Como es un Super-Organismo vivo, Gaia, reacciona mandándonos eventos extremos: sequías severas y nevadas rigurosas, una vasta gama de virus y bacterias, algunas letales, además de huracanes, tornados, riadas y terremotos. No es que vayamos hacia el calentamiento global. Estamos ya dentro de él. La ciencia ha llegado con retraso, solo puede alertar sobre la llegada de desastres y aminorar sus efectos dañinos. Efectivamente, este cambio climático amenaza peligrosamente la vida de niños y de las personas mayores y pone en grave peligro el futuro del sistema-vida.

Hay que añadir un dato nada despreciable. El despotismo de la razón –el racionalismo– ha acentuado lo que hay de más humano en nosotros: nuestra capacidad de sentir, de amar, de cuidar, de vivir la dimensión de los valores como la amistad, la empatía, la compasión, en fin, el mundo de las excelencias. Todo esto era visto como obstáculo para la mirada objetiva de las ciencias. Se separó la mente y el corazón, la razón intelectual y la razón sensible. Tal ruptura ha producido una profunda distorsión de los comportamientos, ocasionando insensibilidad ante el drama de los millones y millones de pobres y miserables y la falta de cuidado de la naturaleza y sus “bondades”, como dicen los pueblos andinos.

Si quisiéramos resumir en una pequeña fórmula la crisis civilizacional diría: ella perdió la justa medida, valor presente en todas las tradiciones éticas de la humanidad. Todo es des-medido, el asalto a la naturaleza, el uso de la violencia en las relaciones personales y sociales, las guerras sin medida alguna de contención, el predominio des-medido de la competición al precio de la cooperación, el consumo des-medido al lado del hambre atroz de millones de personas, sin el menor sentido de solidaridad y de humanidad.

De seguir este proyecto de civilización, calcado sobre el poder-dominación y sobre la razón instrumental y sin corazón, hoy mundializado, iremos fatalmente al encuentro de una tragedia ecológico-social capaz de hacer el planeta Tierra inhabitable para nosotros y para los organismos vivos. Sería nuestro fin después de millones de años sobre este bello y riente planeta. No supimos cuidarlo para ser la Casa Común de todos los humanos, con la naturaleza incluida.

Pero como el proceso de la génesis del cosmos y de la Tierra no es lineal, sino que da saltos hacia arriba y hacia delante, puede ocurrir lo inesperado. Ante un gran impacto o catástrofe puede hacerse viable una transformación fundamental. Llevaría a cambiar la conciencia colectiva de la humanidad. Como dijo el poeta alemán Hölderin (+1843): “Donde habita el peligro, crece también lo que lo salva”. Ese salvamento significaría el cambio necesario de paradigma civilizatorio, garantizando así nuestro futuro. Eso podría ser la utopía posible y viable para la situación actual. ¡Ojalá!

Leonardo Boff ha escrito La búsqueda de la justa medida (2 vol), Vozes 2002/3; Cuidar de la Casa Común: pistas para evitar el fin del mundo, Vozes 2023.

Traducción de María José Gavito

Fuente: https://leonardoboff.org/2024/11/21/por-que-hemos-llegado-a-la-pavorosa-situacion-actual/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/por-que-hemos-llegado-a-la-pavorosa-situacion-actual/

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Cambio Climático: El océano Atlántico teme una invasión de icebergs: no sucedía desde la última glaciación

El océano Atlántico teme una invasión de icebergs: no sucedía desde la última glaciación

El deshielo acelerado en la capa de hielo de Groenlandia es una de las consecuencias más preocupantes el cambio climático que ya es una invasión. Un reciente estudio, encabezado por Yuxin Zhou de la Universidad de California Santa Bárbara, mostró una conexión entre este fenómeno y los históricos Eventos Heinrich.

De este modo, este fenómeno no solo está provocando un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como olas de calor, sequías e inundaciones, sino que también está poniendo en peligro ecosistemas frágiles y la biodiversidad marina, desmejorando la vida de millones de personas en zonas costeras.

Los estudios realizados sugieren que el planeta podría estar encaminándose hacia un futuro con cambios climáticos aún más drásticos. En cuanto a lo económico del deshielo, son preocupantes, ya que hay altos costos de adaptación por los daños causados por el aumento del nivel del mar; además, aumentará la deuda a billones de dólares.

Inestabilidad glacial y cambios climáticos bruscos: el caso de los eventos Heinrich

Inestabilidad glacial y cambios climáticos bruscos: el caso de los eventos Heinrich

Aunque los Eventos Heinrich ocurrieron durante la última glaciación, su estudio puede proporcionar información importante para comprender el cambio climático actual. Al analizar las causas de estos eventos, los científicos pueden identificar posibles analogías con las condiciones climáticas actuales.

De igual manera, la acumulación de agua y el estrés en los márgenes glaciares llevaron a la liberación de icebergs, en la zona del Atlántico Norte con agua dulce y fría. Esta afluencia masiva de agua dulce alteró la circulación termohalina, debilitando la corriente del Golfo y provocando un enfriamiento en Europa.

Por otro lado, estos eventos se extendieron más allá de las bajas temperaturas, esto afecta los patrones de precipitación, la productividad marina y la distribución de las especies. Algunos expertos geológicos, dejaron en evidencia cómo los científicos construyen estos eventos para comprender lo que generan en el clima global.

El deshielo de Groenlandia y su comparación con los Eventos Heinrich

Al igual que en los eventos Heinrich, la descarga masiva de hielo en el océano podría alterar la circulación oceánica y provocar cambios climáticos sorprendentes. Si bien las causas subyacentes, están relacionadas con un aumento del nivel del mar, cambios en los patrones climáticos y eventos extremos más frecuentes.

Si las tendencias actuales continúan, es factible que veamos un incremento en la frecuencia e intensidad cuando descarga el hielo en Groenlandia, que podría desembocar en el aumento del nivel del mar, modificaciones de patrones de circulación oceánica, y un debilitamiento de la Corriente del Golfo.

El deshielo y Heinrich tienen una retroalimentación, y a medida que el hielo se derrite, se expone una superficie más oscura que absorbe más radiación solar, acelerando el deshielo. Además, la entrada de agua dulce en el océano puede alterar la circulación del agua y reducir la formación de hielo marino, lo que amplifica el calentamiento global.

La amenaza al AMOC y las conclusiones de cara al futuro

La circulación de vuelco meridional del Atlántico (AMOC) es un sistema de corrientes oceánicas que juega un lugar clave en la regulación del clima global. Sin embargo, la afluencia de agua dulce fría proveniente del deshielo de Groenlandia puede debilitar al AMOC, llegando a alterar el frío del agua en Europa.

Pese a lo mencionado, los eventos Heinrich del pasado demostraron que la interrupción de AMOC puede tener consecuencias drásticas para cambiar y proteger el planeta. Al disminuir el vuelco meridional, no solo generaría problemas climáticos, sino también en agricultura, la pesca, la vida marina y la distribución de las especies.

Cabe agregar que, entre los posibles impactos en el viejo continente, esto también puede presentar patrones excesivos de tormentas y un gran aumento del agua en el mar; por ello, un nuevo evento de descarga masiva de icebergs, parecido a los Heinrich, tendría consecuencias devastadoras a nivel global.

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/clima/oceano-atlantico-teme-una-invasion/

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UNICEF lanza un llamamiento humanitario para 2025

UNICEF lanza un llamamiento humanitario para 2025

En colaboración con sus asociados, UNICEF se propone llegar a 109 millones de niños con asistencia vital, dondequiera que sea necesaria.

En todo el mundo, a millones de niños afectados por conflictos y los efectos del cambio climático, el desplazamiento, el aumento de la pobreza y los brotes de enfermedades se les están negando sus derechos fundamentales. 

Más de 460 millones de niños viven o huyen de situaciones de violencia devastadora en lugares como la República Democrática del Congo, Haití, Myanmar, el Estado de Palestina, Sudán y Ucrania. Mientras tanto, casi la mitad de los niños del mundo viven en países que corren un riesgo extremadamente alto de sufrir los efectos del cambio climático. 

Pero a pesar de la magnitud de los desafíos, la situación no es desesperada. Al trabajar con socios mediante una acción humanitaria basada en principios y con el apoyo de una financiación flexible y vital, UNICEF puede llegar a los niños más vulnerables. Podemos brindarles servicios y suministros vitales para garantizar un acceso equitativo a la atención de la salud, la educación, el agua potable y el saneamiento. Y podemos garantizar que se respeten sus derechos.

En 2025, UNICEF solicita 9.900 millones de dólares para apoyar nuestra acción humanitaria en favor de los niños. Estos fondos nos ayudarán a llegar a 109 millones de niños que viven en crisis humanitarias, brindándoles servicios vitales inmediatos e inversiones para su desarrollo a largo plazo.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/emergencies/launch-2025-humanitarian-appeal

 

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Cómo educar en la tolerancia y la empatía

Cómo educar en la tolerancia y la empatía

La tolerancia, entendida como el reconocimiento y respeto de las diferencias, y la empatía, definida como la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, son competencias esenciales que deben ser cultivadas desde la infancia.

En un mundo cada vez más globalizado y diverso, educar en la tolerancia y la empatía se ha convertido en un imperativo social. La convivencia pacífica entre culturas, creencias y formas de vida distintas requiere no solo respeto, sino también la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprender sus sentimientos y perspectivas.

La tolerancia, entendida como el reconocimiento y respeto de las diferencias, y la empatía, definida como la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, son competencias esenciales que deben ser cultivadas desde la infancia. Sin embargo, en una era marcada por la polarización y los discursos de odio amplificados en redes sociales, el desafío de inculcar estos valores es más urgente que nunca.

El papel de la educación formal

Las escuelas desempeñan un rol crucial en este proceso. Incorporar programas que promuevan la educación emocional y el respeto por la diversidad es clave para construir sociedades más inclusivas. Según un informe de la UNESCO, las instituciones educativas que fomentan el diálogo intercultural y la resolución pacífica de conflictos ayudan a reducir prejuicios y discriminación.

Los métodos pedagógicos basados en actividades grupales, juegos de rol y dinámicas que simulen situaciones reales son herramientas efectivas para desarrollar empatía en los estudiantes. Asimismo, incluir literatura y materiales educativos que representen diversas realidades puede abrir la mente de los niños y jóvenes a otras perspectivas.

El ejemplo en el hogar

El hogar es otro espacio fundamental para educar en estos valores. Los niños aprenden observando, y los padres o tutores son sus primeros modelos. Actitudes como escuchar con atención, mostrar interés genuino por los sentimientos de los demás y evitar comentarios despectivos son conductas que los adultos deben practicar para inculcarlas en sus hijos.

Además, fomentar el diálogo abierto en familia sobre temas como la discriminación, el respeto por las diferencias o los derechos humanos puede ayudar a los más pequeños a desarrollar un sentido crítico y empático desde temprana edad.

La responsabilidad social

Más allá de la escuela y el hogar, los medios de comunicación, las redes sociales y las instituciones tienen una responsabilidad en la promoción de la tolerancia y la empatía. Evitar la difusión de mensajes que perpetúen estereotipos o fomenten la hostilidad es un paso esencial para construir un entorno cultural más respetuoso.

El desafío no solo recae en individuos o familias, sino en la sociedad en su conjunto. Crear políticas públicas que promuevan espacios inclusivos, así como campañas que visibilicen la importancia de estos valores, puede marcar una diferencia significativa.

Hacia un futuro más humano

Educar en la tolerancia y la empatía no es solo una meta noble, sino una necesidad urgente para afrontar los desafíos de un mundo en constante transformación. Si bien no existe una receta infalible, la combinación de esfuerzos desde la familia, la educación formal y la sociedad puede allanar el camino hacia una convivencia más armónica y solidaria.

Porque al final, como dijo el escritor Albert Camus, “la verdadera generosidad hacia el futuro consiste en darlo todo en el presente”. Invertir en valores como la tolerancia y la empatía es, sin duda, la mejor manera de construir un mañana más justo y humano.

Fuente de la Información: https://aptus.com.ar/como-educar-en-la-tolerancia-y-la-empatia/

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Ecología Social: Nueva frustración climática

Nueva frustración climática

Sergio Ferrari

 

Una migaja para enfrentar una crisis climática que parece no tener solución ni retorno. La reciente cumbre de las Naciones Unidas en Bakú, Azerbaiyán, resolvió poco y olvidó lo esencial.

La reciente Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) acordó destinar 300.000 millones de dólares anuales a los países en vías de desarrollo para que puedan superar su dependencia del carbón, el petróleo y el gas –causa esencial del sobrecalentamiento– y compensar los gastos causados por los cataclismos climáticos. Monto que representa solo una cuarta parte de los 1.3 billones de dólares que esas naciones exigían y apenas superior a los 100.000 millones actuales que otorgaba el acuerdo vigente, a punto de perimir. Como moción de deseo la Conferencia especula con alcanzar los 1.3 billones de dólares anuales para el Sur Global, pero recién en 2035.

El Acuerdo de París de 2015 estableció un mecanismo de aumento regular de los recursos destinados a hacer frente al cambio climático. Un intento de mantener el calentamiento por debajo de 1,5°Celsius, tomando como referencia el clima en la época preindustrial.

Poco de nuevo

Luego de dos semanas de reuniones, el último domingo de noviembre los representantes de casi doscientos países llegaron a un pequeño acuerdo. El documento final, consensuado justo en el momento del pitazo final y tras treinta horas de prolongaciones desde la hora originalmente prevista para la clausura de la cumbre, logró evitar la muerte cerebral de un proceso que, lejos de resolver la crisis climática, continúa postergando soluciones de fondo. Lo que llevó a importantes portavoces de la sociedad civil mundial a expresar su decepción, subrayar la mezquindad de las naciones ricas e incluso hablar de un nuevo fracaso. La Organización No Gubernamental (ONG) internacional Amigos de la Tierra, por ejemplo, sostiene que la cita de Bakú defraudó a la sociedad civil “y pone en jaque a las poblaciones que sufren y sufrirán los impactos de la crisis climática con desastres naturales cada vez más devastadores” (https://www.tierra.org/finaliza-la-cop29-calderilla-para-la-financiacion-climatica-billones-para-las-falsas-soluciones-y-para-alimentar-el-genocidio-de-palestina/).

La COP29 se movió en dos contextos paralelos. Uno, la propia capital de Azerbaiyán, sede física del evento que convocó no solo a los delegados oficiales sino también a más de 60 mil representantes de multinacionales, del ámbito financiero, de instituciones internacionales, así como de numerosas ONG. El otro, los Estados Unidos, donde el próximo 20 de enero asumirá un gobierno negacionista del cambio climático. El tímido acuerdo logrado en Bakú podría ser desconocido total o parcialmente a partir del mismo 21 de enero por la nueva administración de la segunda nación más contaminante del planeta, solo por detrás de China.

Para eventuales avances de este proceso pro clima en cámara lenta, habrá que esperar a la COP30 en noviembre de 2025, conferencia a realizarse en Belém de Pará, una de las puertas de entrada a la Amazonia brasilera. Un año esencial, casi perdido, si se tiene en cuenta el acelerado proceso de calentamiento global que cada día, semana y mes se manifiesta a través de fenómenos meteorológicos de una fuerza poco conocida, desde la Dana en Valencia y otras regiones de España a los reciente huracanes en el Caribe y el sur de los Estados Unidos.

Naciones Unidas, evaluación prudente

La Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, organismo que, con 450 funcionarios originarios de una centena de países se ocupa de asegurar estas conferencias, considera que el acuerdo de Bakú de asistencia financiera a los países en desarrollo es un logro “de gran trascendencia”.

Conocido formalmente como Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiación del Clima (NCQG), en palabras de Simon Stiell, secretario ejecutivo de esa secretaría, dicho acuerdo es «una póliza de seguro para la humanidad en medio del empeoramiento de los impactos climáticos que afectan a todos los países”. Sin embargo, y “como cualquier póliza de seguros”, el mismo “sólo funciona si las primas se pagan en su totalidad y a tiempo”. “Las promesas deben cumplirse para proteger miles de millones de vidas”.

Con respecto a las expectativas de las naciones que asistieron a Bakú, Stiell admite que el acuerdo no las satisfizo plenamente a todas: «Ningún país consiguió todo lo que quería, y nos vamos de Bakú con una montaña de trabajo por hacer». Pero cree que, aunque las muchas otras cuestiones sobre las que todavía hay que avanzar quizás no sean espectaculares, de todos modos “son salvavidas para miles de millones de personas”. Y reconoce que este no es “el momento de cantar victoria y que tenemos que fijar nuestras miras y redoblar nuestros esfuerzos en el camino hacia Belém». En otras palabras: según Stiell, se trata de un camino muy largo, aunque en Bakú se dio otro importante paso adelante.

Por su parte, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, cree que el documento de Bakú es “esencial”, aunque reconoce que esperaba un resultado más ambicioso, tanto en términos de financiación como de mitigación, “para responder a la magnitud del gran desafío al que nos confrontamos”.

La COP29 también concretó un compromiso sobre los mercados de carbono, algo que varias conferencias anteriores no habían podido lograr. Según la Secretaría del Convenio, este compromiso “ayudará a los países a cumplir sus planes climáticos de forma más rápida y económica y a avanzar más rápidamente hacia la reducción de la mitad de las emisiones mundiales en esta década, tal y como exige la ciencia” (https://unfccc.int/es/news/cop29-acuerda-triplicar-la-financiacion-a-los-paises-en-desarrollo-protegiendo-vidas-y-medios-de). Los mercados de carbono, así como los denominados créditos carbono, son mecanismos de compensación fuertemente criticados por organizaciones ambientalistas. Establecen que una empresa (o un Estado, o cualquier otra entidad) le encarga a una firma certificadora que calcule el efecto contaminante de sus emisiones. Sobre la base de esta cifra, la empresa paga por su efecto nocivo con un contravalor denominado “crédito ambiental”, el cual se destina a proyectos que deberían proteger el medio ambiente, generalmente en países de América Latina, África y Asia.
Mistificadas por sus promotores, estas compensaciones dejan mucho que desear. Una investigación independiente promovida conjuntamente por el periódico británico The Guardian y el alemán Die Zeit el año pasado, las cuestionó seriamente. Tomando como ejemplo los cálculos y las certificaciones otorgadas por la empresa Verra, la mayor certificadora del mundo y con sede en la ciudad de Washington, la investigación periodística determinó que “más del 90% de dichas compensaciones de carbono convertidas en proyectos ambientales en la selva tropical carece de valor” debido a lo inadecuado del estándar de carbono utilizado. En consecuencia, que los créditos ambientales que Verra certificó para grandes corporaciones, como Disney, Shell, Salesforce, BHP, EasyJet y Gucci, entre otras, son, en gran medida, “inútiles”. No solo eso; además podrían empeorar el calentamiento global. (https://www.theguardian.com/environment/2023/jan/18/revealed-forest-carbon-offsets-biggest-provider-worthless-verra-aoe).

Crítica frontal desde la sociedad civil

La optimista evaluación de Naciones Unidas de lo acordado en Bakú con respecto a los mercados de carbono fue demolida por varias organizaciones. Entre otras, Amigos de la Tierra, ONG que sostiene que dicho acuerdo permite “que los gobiernos puedan cumplir sus objetivos en materia de mitigación a través de falsas soluciones en vez de reducir de forma real sus emisiones”. Y que a “las empresas contaminantes [les permite] sus objetivos corporativos de lavado verde mientras continúan con sus emisiones fósiles”.

Según Amigos de la Tierra, estas falsas soluciones incluyen proyectos de geoingeniería, como los sistemas de captura y almacenamiento de carbono tanto terrestre como oceánica, así como ciertos tipos de soluciones basados en dinámicas naturales. Por otra parte, argumenta Amigos de la Tierra, “la aprobación de los esquemas de compensación de carbono significa acaparamiento de tierras, expulsión de comunidades campesinas y pueblos indígenas, violación de derechos humanos, violencia de género, pérdida de biodiversidad y amenaza a la soberanía alimentaria”. Y recuerda que en el marco de esas compensaciones se han incluido unos 1.700 proyectos anteriores, “la mayoría de ellos cuestionados [incluso] por la propia Comisión Europea, a realizarse en los países del Sur”.

El último mes de julio, ochenta organizaciones ambientalistas, de desarrollo y de derechos humanos de primera importancia internacional –como Amigos de la Tierra, Oxfam, Greenpeace y Amnistía, entre otras– enviaron una carta conjunta a gobiernos y grandes empresas exigiéndoles que dejen de fomentar los créditos de carbono. Más radical que otros documentos, la carta demanda que se elimine este tipo de instrumentos financieros de cualquier mesa de negociación sobre el clima y, por supuesto, de las estrategias para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.

“Permitir que empresas y países cumplan con los compromisos climáticos mediante créditos de carbono”, sostiene la carta, “probablemente ralentizará la reducción global de emisiones y no proporcionará ni de lejos la cantidad de fondos necesarios para el sur global”. Y agrega que “Esta artimaña contable les permite a las empresas seguir emitiendo la misma cantidad de gases de efecto invernadero, pero las restan en sus balances al invertir en proyectos de captura, conservación o reforestación”.

Si bien las críticas al contenido y el resultado de la COP29 en Bakú son significativas, no menos lo son los señalamientos a sus silencios y olvidos. Para David Knecht, especialista en clima de Acción Cuaresmal Suiza y uno de los observadores presentes en esa cumbre, “la COP29 es un fracaso para la transición energética”. Knecht le critica a la comunidad internacional el que “no haya logrado avanzar con la salida [reducción consistente] de los combustibles fósiles acordada el año pasado [en la COP28 de Dubai]. El lobby de los combustibles fósiles se ha impuesto una vez más, en detrimento de las poblaciones más vulnerables”.

La manera como la cumbre gambeteó/eludió un tema tan esencial y crítico como el de la eliminación de los combustibles fósiles constituye, casi seguramente, una de las asignaturas pendientes más preocupantes de Bakú. Nada es casualidad: Azerbaiyán, el país huésped de la cumbre, es uno de los veinte principales exportadores de petróleo y número doce entre las potencias productoras de gas.

El cónclave del clima acaba de concluir sin pena ni gloria. Los tiempos se acortan; la tierra sigue transpirando por todos sus poros en un sauna cotidiano insalubre y autodestructivo. Y junto con la tierra, sufre cada uno de los seres vivientes.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/nueva-frustracion-climatica/

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