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La paz, el objetivo primario en el momento actual

La paz, el objetivo primario en el momento actual

Javier Tolcachier

¿Cuáles son los objetivos de la guerra?

El propósito central de toda guerra ha sido, históricamente, el aplastamiento de posibles oponentes al propio poder y el sometimiento violento de territorios y pueblos para mantener o aumentar dicho poder.

Un objetivo que ha acompañado, en tiempos más recientes incluso motivado y favorecido la confrontación bélica, es la generación de ganancias para la industria armamentista, detrás de la cual hoy se encuentra la presión de rendimiento financiero de los fondos de inversión.

Según el informe reciente dado a conocer por el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), las cinco principales empresas productoras de armas son las corporaciones estadounidenses Lockheed Martin Corp., RTX (antes Raytheon Technologies), Northrop Grumman Corp., Boeing y General Dynamics Corp.

En todas estas, invariablemente, la mayoría de las acciones son controladas por inversores institucionales y fondos de inversión, entre los cuales siempre aparecen el Grupo Vanguard, Black Rock Inc. y State Street Corporation, entre otros.

En la sexta posición del nefasto ránking se encuentra la británica BAE Systemas, seguida de tres empresas chinas (Norinco, Avic y CASC), cerrando la lista de las diez primeras el conglomerado ruso ROSTEC.

Las guerras persiguen, además, otros fines, casi todos de carácter económico. La expoliación de recursos naturales o el aseguramiento de mercados exclusivos, características del período colonialista, continúan siendo hoy uno de sus principales motores.

Por otra parte, la destrucción que ocasionan los enfrentamientos armados, da lugar a planes de reconstrucción y al endeudamiento usurario u otras dependencias a las que recurren los países para financiarlos.

Hoy también están en curso guerras tecnológicas, comerciales e informacionales, las que, más allá del omnipresente interés mercantilista, tienen como trasfondo el sostenimiento o la modificación de patrones culturales y geopolíticos establecidos.

Por último, como  una enorme sombra que acecha a la humanidad en su conjunto, existe el peligro de una conflagración nuclear de efectos devastadores, que echa por tierra cualquier otra argumentación.

La guerra, un negocio criminal

Entre 2019 y 2023 los Estados Unidos vendieron armas a 107 países, sumando un 42% de la cifra global de exportación de armamento. Sumado a las exportaciones de otros miembros del bloque OTAN (Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y España) la cifra llega casi al 70%. Por su parte, Rusia y China exportaron en este período por un monto equivalente al 16.8% del total.[1]

Entre los países compradores, India figura en el primer lugar con el 10%, Arabia Saudita y Qatar 8.4 y 7.6% respectivamente y en la cuarta posición, Ucrania, que aumentó más de cien veces sus compras, pasando de 30 millones de dólares en 2019 a gastar 4023 millones en 2023, un 5% del gasto total mundial.

Analizado por regiones, Norteamérica solamente importó un 3.5% en el quinquenio, con un abultado superávit en este rubro y Europa un 17%, empujado por la guerra en Ucrania y la presión de Estados Unidos en la OTAN para que los aliados europeos aumenten su participación en el gasto militar.

La mayor parte de las armas fue hacia el continente asiático (34%) y a Medio Oriente (30%), totalizando Oceanía, al igual que África, un 4.4%. La regiones con menos predisposición beligerante, en el último lugar en esta escala de desperdicio financiero, han sido América del Sur y Centroamérica, que sumadas importaron en los últimos cinco años poco más de 3000 millones (un 2.2% del total mundial).

Más allá de estas frías cifras, que revelan a las claras qué países y empresas ganan y quienes pierden con el comercio mundial de la destrucción y el miedo, las guerras continúan asesinando e impidiendo el desarrollo de la vida en más de 50 territorios.

El número de muertos por la guerra había descendido mundialmente en la primera década del siglo XXI, pero esto ha vuelto a agravarse, llevándose en 2022 la vida de más de 200.000 personas, más de la mitad de ellas en el continente africano.[2] En 2023 y lo que va de 2024, el conflicto ruso-ucraniano y el genocidio perpetrado por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino en Gaza, junto a los enfrentamientos bélicos en Sudán, República Democrática del Congo y el Cuerno de África, no han hecho sino atizar la matanza.

Las secuelas de las guerras – tanto materiales como psicológicas – ocasionan un daño muy difícil de reparar en las poblaciones, a lo que se suma la posterior deriva de armamentos y ex combatientes hacia bandas armadas, que prolongan la violencia más allá del final formal de los conflictos armados.

La fabricación del enemigo

No hay guerra posible sin contrincantes, por lo que paralelamente a la fabricación de armamentos se desarrolla la fabricación de enemigos. El discurso de odio, la culpabilización de conjuntos humanos, la demonización y estigmatización de grupos y culturas son rasgos que configuran siempre el preludio de una guerra.

A la denostación y la exacerbación de supuestos peligros provenientes de bandos externos, se agrega la creación de operaciones de falsa bandera y generación de enemigos ficticios.

La propaganda belicista de otros tiempos, que hoy suscitaría una mueca burlona, se ha refinado enormemente sin perder su esencia: motivar el sacrificio de vidas humanas en aras de objetivos supuestamente loables. Los guiones cinematográficos y la ingente circulación de contenidos a través de plataformas digitales de uso cotidiano – aparatos en manos corporativas – facilitan ahora el transporte instantáneo de imágenes que no favorecen el diálogo, sino que promueven la venganza.

De este modo, las poblaciones se ven expuestas en todo momento al tormento de creerse rodeadas y acechadas por enemigos, aspecto que se recrudece con la difusión permanente de delitos y crímenes.

Claro está que por la misma vía podrían circular otro tipo de materiales, lo que permite ver la necesidad de que la sociedad humana recupere la soberanía sobre los mecanismos de producción y distribución informativa y formativa, que terminan configurando una visión del mundo.

Mientras esta fundamental tarea de liberación avanza, es imprescindible ejercitar una mirada crítica y despierta sobre lo que se ve y escucha, atendiendo a no caer en los intentos de manipulación que fomentan la agresión.

Las defensas contra la guerra

Abandonando definitivamente el aforismo trágico inspirado en una frase del escritor romano Vegecio (Si vis pacem, para bellum – Si quieres paz, prepárate para la guerra), la humanidad debe prepararse para la paz, la concordia, la cooperación y la superación no violenta de los conflictos.

Si se objetara que esta aspiración representa una utopía, esto no es más que un refuerzo de dicha proposición, dada la imperiosa necesidad de utopías renovadoras que permitan superar la actual crisis sistémica multidimensional y terminal.

Por otra parte, al condenar y rechazar toda hipótesis de enfrentamiento armado, se evidencia la inutilidad de mantener arsenales y formar y sostener cuerpos militares. De este modo, es coherente exigir un progresivo pero acelerado desarme y una consecuente desmilitarización.

La enorme posibilidad de derivar estos recursos, hoy desperdiciados, hacia la elevación de la calidad de vida de los pueblos – acaso una pálida y sin embargo inteligente compensación por todo el daño sufrido – es una de las principales opciones para acabar con el hambre y la marginación.

Por lo que paz, desmilitarización y justicia social son un potente tridente, que – a diferencia de las habituales representaciones greco-romanas-, en la mitología africana inserta en la Umbanda, es un atributo de los Exu, espíritus alegres que llegan a esta tierra en son de paz en una función estratégica de trabajar para abrir caminos espirituales, derramar buenos augurios, arrasar con hechicerías y maleficios y asegurar el buen desempeño de toda actividad espiritual.

Esa evolución espiritual es el próximo paso de la especie para dejar atrás la prehistoria violenta y comenzar a construir la mejor historia humana. Nada bueno sale de las guerras, lo bueno es salir de ellas. Hoy esto es la prioridad número uno.

(*) Javier Tolcachier es investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas y comunicador en agencia internacional de noticias con enfoque de Paz y No Violencia Pressenza. 


[1] Según Base de datos de SIPRI, 20/6/2024

[2] En base a datos del Uppsala Conflict Data Program (2023); Peace Research Institute Oslo (2017) https://ourworldindata.org/grapher/deaths-in-state-based-conflicts-by-region?time=2000..latest

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-paz-el-objetivo-primario-en-el-momento-actual/

 

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Ecología Social – Día de la Tierra: un planeta más caliente, desertificado y cubierto de plásticos

Día de la Tierra: un planeta más caliente, desertificado y cubierto de plásticos

“Planeta versus plásticos” es el lema elegido por la ONU para la conmemoración anual, a la espera de un demorado acuerdo global que frene la contaminación generada por el uso efímero y desmedido de ese material. En paralelo, causas como la desertificación y la pérdida de biodiversidad en los suelos no se detiene y se pronostican nuevos récords de temperaturas.

La conmemoración del Día de la Tierra surgió con el objetivo concientizar a nivel global sobre las problemáticas que afectan al planeta por la acción humana y la consecuente crisis climática. Este 2024 se espera que sea el año con las mayores temperaturas registradas de la historia. Por otro lado, muchas de las causas siguen sin modificarse: avanza la desertificación de los suelos y el desmonte como consecuencia del agronegocio. Mientras tanto, los gobiernos, convocados por los organismos internacionales, siguen sin alcanzar un acuerdo que limite la contaminación por plásticos. A la espera de las negociaciones que deberían cerrarse a fines de este año, la ONU eligió como lema “Planeta versus plásticos”.

Los orígenes del Día de la Tierra se remontan a 1970, cuando más de 20 millones de personas participaron en una movilización masiva en Estados Unidos para crear conciencia sobre la vulnerabilidad del planeta. Dos años más tarde, en 1972, tuvo lugar la primera conferencia internacional sobre medio ambiente, conocida como la Cumbre de la Tierra, que se realizó en Estocolmo. Ese mismo año se presentó el informe «Los límites del crecimiento», el ya clásico estudio encabezado por la biofísica Donella Meadows, que ya entonces marcaba la imposibilidad del crecimiento infinito.

Enfocada en las negociaciones internacionales por un acuerdo para revertir la contaminación por plásticos, la Organización de las Naciones Unidas informó que, actualmente, se producen 380 millones de toneladas de plástico por año y solo el 9 por ciento de lo producido hasta ahora se ha reciclado. Dos tercios de los plásticos son para usos efímeros y, en un tiempo breve, se convierten en residuos: envoltorios y bolsas, por ejemplo. Desde el organismo advierten que, si se mantiene la tendencia actual, la producción de plástico se triplicará de aquí a 2060.

La ONU también informa que hay más de 16.000 sustancias químicas asociadas a los plásticos, muchas de ellas fuente de preocupación dada su elevada toxicidad, que puede repercutir en la salud humana y en la naturaleza. «Algunas de esas sustancias químicas se pueden lixiviar a lo largo del ciclo de vida completo del plástico y aparecer en el aire, el agua y el suelo. Las mujeres y los infantes son especialmente vulnerables a esas sustancias tóxicas, pudiendo la exposición tener efectos de larga duración en la salud», alertan.

En marzo de 2022, en la quinta sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA), se acordó formular un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, incluso en el contexto marino. La resolución se titula «Fin de la contaminación por plásticos: hacia un instrumento internacional jurídicamente vinculante» y establece que el tratado debe abordar el ciclo de vida completo de los plásticos y planteó la aspiración de concluir las negociaciones para finales de este año.

Aunque la contaminación por plásticos se abordaba con frecuencia como un problema de gestión de residuos, el concepto de contaminación por plásticos abarca todos los efectos nocivos y las emisiones resultantes de la producción y el consumo de materiales y productos plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida. En Argentina, una país con importación de basura para su uso industrial, el gobierno de Alberto Fernández promovió una Ley de Envases que naufragó en el Congreso.

Producir alimentos en tierra arrasada 

Para cultivar alimentos se requieren suelos sanos y con biodiversidad, ya que contienen una gran cantidad de organismos de gran valor que contribuyen a producir plantas sanas. Según la FAO, cerca del 95 por ciento de nuestros alimentos se producen sobre los suelos.

“Labrar el suelo puede provocar su compactación, una disminución de la absorción de agua y una reducción de la materia orgánica. El uso excesivo o inadecuado de fertilizantes, la maquinaria pesada y el agua de riego de baja calidad pueden provocar la degradación del suelo y sus propiedades”, advierten desde el organismo.

Cada año se pierden al menos 100 millones de hectáreas de tierras sanas y las mismas «se están degradando más rápido de lo que podemos restaurarlas». Esa es la conclusión del estudio publicado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).

Entre 2015 y 2019, según los datos de la CNULD, el mundo perdió al menos 100 millones de hectáreas de tierras sanas y productivas cada año, lo que equivale a dos veces el tamaño de Groenlandia. El informe indica además que la degradación de tierras se acelera en África, Asia y América Latina. En África subsahariana y en América Latina y el Caribe, 163 millones de hectáreas y 108 millones de hectáreas, respectivamente, han sucumbido a la degradación de tierras desde 2015.

Mientras tanto, el número de personas que padecen inseguridad alimentaria aguda en el mundo se duplicó. La cifra se incrementó de 149 millones, antes de la pandemia Covid-19, a 333 millones en 2023, según datos del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Por otro lado, en 2021 la FAO precisó que la expansión agrícola es la causa de casi el 90 por ciento del desmonte mundial. Desde 1990 se arrasaron 420 millones de hectáreas de bosque. Las zonas más afectadas fueron Sudamérica, África y Asia (sur y sudeste).

Cada vez más calor

El año 2023 fue el más caluroso con récords en niveles de emisión de gases de efecto invernadero, calor y acidificación de los océanos, lo que aumentó el nivel del mar y afectó a los glaciares. Así lo mostró un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entidad portavoz autorizada de las Naciones Unidas sobre el clima y el agua. El año pasado, la temperatura promedio global de la superficie terrestre superó 1,45 grados centígrados por encima de la línea de base preindustrial.

Se estima que las concentraciones de dióxido de carbono (CO2), metano y óxido nitroso, alcanzaron niveles récord en 2022 y continuaron aumentando en 2023. En un día normal de 2023, casi un tercio de la superficie del océano se vio afectada por una ola de calor marina, que dañó ecosistemas y sistemas alimentarios vitales. Asimismo, las temperaturas de la superficie marina en el golfo de México y en el Caribe, y la marca del fenómeno El Niño produjo alteraciones en los regímenes de lluvias y sequías en la región. En tanto, los glaciares sufrieron la mayor pérdida de hielo registrada desde 1950, con un derretimiento extremo tanto en el oeste de América del Norte como en Europa.

Entre las zonas de sequía más significativas estuvieron algunas regiones de Brasil, Argentina y Uruguay, lo que afectó el abastecimiento de agua en ciudades como MontevideoSe espera que el 2024 sea el año más caluroso jamás registrado, con una temperatura media anual mundial que supere el umbral de 1,5ºC, respecto a los niveles preindustriales, un parámetro de alerta fijado por el Acuerdo de París. Los datos fueron confirmados por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), implementado por el Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Medio Plazo (ECMWF).

Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/dia-de-la-tierra-un-planeta-mas-caliente-desertificado-y-cubierto-de-plasticos/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/dia-de-la-tierra-un-planeta-mas-caliente-desertificado-y-cubierto-de-plasticos/

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Ambiente: Hacia una arquitectura ecológica

Hacia una arquitectura ecológica

EcoPortal

Vivimos en una época en la cual, más que en otras, existe la inquietud por el bienestar humano y planetario. Esta tendencia se manifiesta desde diferentes ámbitos: en la medicina, en la alimentación, en la agricultura, en las psicoterapias, en la educación, etc., e incipientemente en la arquitectura.

La arquitectura comienza también a querer formar parte de esta conciencia, diseñando y construyendo en contacto más estrecho con la Tierra y con nosotros mismos.

Si pensamos en el universo como una serie de fenómenos interconectados, entonces cada una de nuestras acciones, aún la más pequeña, repercute en lo demás. De la misma forma, la construcción de un edificio resulta una interrelación con el entorno y con el ser humano.

En la arquitectura tradicional un edificio se concibe de acuerdo a una función, una técnica y a ciertos preceptos estéticos. Se inserta el objeto en un determinado contexto, algunas veces teniéndolo en cuenta y la mayoría de ellas como algo autónomo, sin ningún lazo.

La física cuántica ha demostrado cómo la visión mecanicista del mundo y las especializaciones inconexas de la ciencia moderna son destructivas. Pensar cada unidad aislada de la otra nos lleva a la fragmentación que existe en todos los ordenes de la vida. Si por el contrario consideramos nuestro modo de vida y el entorno en que vivimos como una parte global del ecosistema, ya no sólo los humanos, sino los humanos junto con las plantas, los animales, etc., veremos que somos parte de toda una red entrelazada de diferentes ecosistemas, interactivos, interdependientes, regenerativos y sostenibles.

Todos los procesos que se encuentran involucrados en ellos son parte de un eco ciclo, en el cual los deshechos de un componente se convierten en materia prima para el siguiente; ciclos que a su vez se conectan con los ciclos globales de la energía, el aire y el agua. Se trata de una intrincada red, donde todo ser de la naturaleza está interrelacionado: un cambio en una parte puede afectar al sistema en cualquier lugar, incluso a la distancia.

Tomar verdadera conciencia de que somos parte de un ecosistema general y que cada acción y pensamiento nuestro repercute en el afuera, nos hace responsables en nuestro accionar hacia nosotros mismos, hacia los otros y hacia el planeta.

Arquitectura ecológica

Pensar en una arquitectura profundamente ecológica, es pensar el edificio como un organismo vivo interactuando en un determinado ecosistema. Por ejemplo: una persona ingiere alimentos y elimina sus desechos, inhala oxigeno y exhala anhídrido carbónico.

Si entendemos a la arquitectura como un organismo vivo, vemos que: necesita materiales para su construcción que generan un impacto ambiental; consume agua y elimina aguas grises y negras; toma aire exterior y despide aire viciado; necesita energía: eléctrica, gas, carbón, leña y petróleo, y elimina calor, radiación electromagnética, ruido y contaminación.

Estos son los componentes del ciclo energético de una casa. Evaluar el impacto de cada uno de ellos y diseñarla de tal modo que los ciclos se autorregulen en armonía con los ciclos de la naturaleza, es nuestro desafío.

Al igual que la medicina integral que pone el énfasis en equilibrar todo el cuerpo, en lugar de curar los síntomas, pensamos que un edificio tiene que ser parte de esta misma propuesta, generando una nueva visión arquitectónica.

¿Qué es entonces una arquitectura ecológica?

Es aquella que establece una interrelación armoniosa con la Naturaleza y con el Hombre.

Con la Naturaleza:

  • Integrándose al ecosistema local: haciendo uso de los materiales y técnicas locales y aprovechando todas las condiciones favorables del clima y la geografía para lograr confort en forma natural.
  • Ahorrando energía: haciendo uso de energías renovables y cuando sea necesario recurrir a las no renovables, en la forma que implique menos derroche.
  • Reciclando los excedentes: para que el edificio cierre su ciclo, no en forma lineal sino circular (previamente adoptando una forma de vida para que dichos excedentes sean los mínimos: de qué vale un tratamiento de aguas grises, si consumo por ejemplo toda una variedad de productos de limpieza por el afán moderno de brillo y “pulcritud”).
  • Construyendo con materiales con baja “energía incorporada”: con esto nos referimos a un valor, de referencia, que se le asigna a un determinado producto. Este valor nos demuestra cuánta energía “incorpora” en el proceso de extracción, procesamiento, manufacturación y transporte. Las sociedades industriales han creado justamente una extensa red de canales, donde cada proceso es autónomo uno del otro. A esto se lo llama desarrollo. Sin embargo es un modo de producción altamente contaminante y de un tremendo derroche de energía. Cada vez somos más ajenos de todo el proceso que recibió ese producto terminado que recibimos en casa, poco podemos saber de su calidad, y de las implicancias de cada una de sus etapas.

Tener en cuenta estos cuatro ítems: integración al ecosistema local, ahorro de energía, reciclar los excedentes y energía incorporada a los materiales, nos lleva a un enfoque ecológico profundo hacia la naturaleza.

Con el Hombre:

La nueva relación con el ser humano es pensar al edificio no sólo como respuesta a una función y a una estética particular, sino que además sea un hábitat tanto para la salud del cuerpo como para el espíritu.

Hablamos ahora de una arquitectura en relación armoniosa con el hombre. Una construcción pensada como un organismo vivo que respeta las leyes naturales, será por ende un edificio sano para el hombre. Lo mismo sucede cuando cultivamos vegetales en forma orgánica, no sólo estamos respetando a la Tierra sino que no intoxicamos nuestro cuerpo con productos químicos.

Un edificio sano es aquel que está libre de elementos tóxicos, y además es flexible y posee los recursos necesarios para responder a las agresiones como a las oportunidades. Del mismo modo que un cuerpo saludable es el que está ausente de enfermedades y también es dinámico, tiene vitalidad.

Tomemos por ejemplo un muro, por un lado es el límite del afuera y del adentro, y por el otro, regula la humedad, la evaporación, el paso del calor y del frío: es un elemento vivo, que “respira”.

Si nuestra segunda piel son las ropas con que nos cubrimos , la tercera son estos muros. Y así como elegimos telas y lanas naturales, libres de sintéticos, de la misma forma, al construir esta tercera piel con materiales naturales porosos, sin productos sintéticos o químicos, otorgamos a nuestro hábitat una calidad superior: un clima sano y “vivo”.

Uno de los grandes problemas actualmente en la construcción es la cantidad de productos tóxicos que se utilizan : formaldehídos, pegamentos, pinturas sintéticas, espumas aislantes, materiales plásticos, barreras de vapor, son algunos de los que despiden al ambiente vapores nocivos a nuestra salud. Esto se agrava con los edificios herméticos debido a los sistemas mecánicos de acondicionamiento del aire y las superficies y aberturas cada vez más impermeables. Estos gases y vapores quedan concentrados en el ambiente provocando a largo plazo enfermedades como alergias e infecciones en sus habitantes.

Una arquitectura para el espíritu crea belleza a través de espacios, formas, luces, texturas, colores, sonidos y aromas, en íntima relación con las personas que habitan el edificio y las funciones que desarrollen, para hacerlos participes de un espacio gratificante.

La belleza es de enorme poder curativo. Rodearnos de un entorno hermoso, en unión con la naturaleza, crea en nosotros un tipo de vivencia ?vivificadora?, al contrario de lo que podemos sentir en uno de los típicos edificios anónimos, en los cuales la mayoría de nosotros nos hemos acostumbrado a vivir.

Pensar así nuestro hábitat es parte de una propuesta global, de vivir una vida en armonía con la Tierra, en estrecha relación con la Naturaleza, en la búsqueda de una mayor salud personal y planetaria.

Cuando tenemos presente nuestra conexión con la tierra, con el ciclo, con la vida, nos energizamos y nos sentimos parte de todo cuanto nos rodea ( Margo Adair).

Arquitecta Mariana Bidart

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Sistema Económico y Tecnología: Según la IA, la Humanidad depende de un “cambio radical” del sistema económico

Según la IA, la Humanidad depende de un “cambio radical” del sistema económico

En las últimas décadas, hemos visto con creciente preocupación cómo el sistema económico y político global está acelerando la destrucción del planeta. El problema radica en que este sistema está basado en el crecimiento económico constante, el cual se basa en el consumo de recursos naturales y la generación de residuos. Para mantener este crecimiento, las empresas y los gobiernos están constantemente buscando nuevas formas de explotar los recursos naturales y producir bienes y servicios.

Este modelo de desarrollo es insostenible a largo plazo, ya que está poniendo en peligro la capacidad del planeta de sostener la vida. Los principales problemas ambientales que estamos enfrentando, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, son el resultado directo de este modelo.

Además, el sistema económico y político global está dominado por unas pocas grandes empresas que tienen un enorme poder. Estas empresas tienen un gran interés en mantener el statu quo, ya que les beneficia económicamente.

Como resultado, estas empresas se resisten a los cambios que podrían ayudar a proteger el medio ambiente. Por ejemplo, se oponen a la adopción de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que esto podría afectar a sus beneficios.

El sistema económico y político global también está muy fragmentado. No existe una autoridad global que pueda coordinar las acciones para proteger el medio ambiente.

Como resultado, cada país o región actúa de forma independiente, lo que dificulta la adopción de medidas globales. Por ejemplo, algunos países están reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que otros las están aumentando.

Hay varios factores que contribuyen a que el sistema económico y político global sea insostenible. Entre ellos, destacan los siguientes:

  • La búsqueda del beneficio económico a corto plazo: Las empresas y los gobiernos están motivados por la búsqueda del beneficio económico a corto plazo. Esto les lleva a tomar decisiones que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente, incluso si tienen consecuencias negativas a largo plazo.
  • La falta de regulación: Los gobiernos no están haciendo lo suficiente para regular la actividad económica y proteger el medio ambiente. Esto se debe a que las empresas y los lobbies empresariales tienen un gran poder de influencia sobre los gobiernos.
  • La desigualdad social: El sistema económico global está basado en la desigualdad social. Esto significa que una pequeña minoría de personas controla la gran mayoría de los recursos naturales y del poder económico. Esta desigualdad dificulta la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible.

El crecimiento económico es incompatible con la sostenibilidad

El sistema económico global se basa en el crecimiento económico indefinido. Este crecimiento requiere un consumo constante de recursos naturales, lo que inevitablemente conduce a la degradación ambiental.

Los recursos naturales son finitos, y el planeta tiene una capacidad limitada para absorber los residuos. A medida que la población mundial crece y la demanda de recursos aumenta, nos acercamos cada vez más al límite de la sostenibilidad.

El sistema político no está preparado para abordar la crisis climática

El sistema político global está dividido y fragmentado. Esto dificulta la adopción de medidas urgentes para abordar la crisis climática.

Los gobiernos nacionales están más preocupados por sus propios intereses que por el bien común. Esto lleva a la toma de decisiones cortoplacistas que perjudican al medio ambiente.

La sociedad no está preparada para un cambio radical

La sociedad está acostumbrada a un sistema económico y político que favorece el consumo y el crecimiento. Cambiar a un sistema más sostenible requeriría un cambio radical en nuestros hábitos y valores.

Esto es difícil de lograr, ya que la mayoría de las personas se resisten al cambio.

Conclusiones

El sistema económico y político global está intrínsecamente diseñado para destruir el planeta. Si queremos evitar un desastre ambiental, debemos cambiar radicalmente nuestro sistema económico y político. Esto requerirá un esfuerzo concertado de todos los sectores de la sociedad.

Algunas propuestas para un cambio radical

  • Una transición a una economía circular

Una economía circular es un sistema económico que se basa en la reutilización, el reciclaje y la reparación de los recursos. Esto reduce la necesidad de extraer recursos naturales y genera menos residuos.

  • Un cambio a energías renovables

Las energías renovables son fuentes de energía limpias e inagotables. Su uso reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, que son la principal causa del cambio climático.

  • Una reducción del consumo

El consumo excesivo es una de las principales causas de la degradación ambiental. Debemos aprender a vivir con menos, reduciendo nuestro consumo de bienes y servicios.

  • Un cambio en nuestra dieta

La ganadería es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero. Una dieta vegetariana o vegana es una forma efectiva de reducir nuestra huella ambiental.

  • Un mayor apoyo a la agricultura sostenible

La agricultura sostenible es una forma de producir alimentos que protege el medio ambiente. Debemos apoyar a los agricultores que practican la agricultura sostenible.

Estos son solo algunos ejemplos de las medidas que se necesitan para cambiar nuestro sistema económico y político. Si queremos evitar un desastre ambiental, debemos actuar ahora.

 

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Cambio Climático: El invierno sudamericano se siente como un verano

El invierno sudamericano se siente como un verano

En esta época del año, América del Sur experimenta el invierno. Aunque las temperaturas pueden ser bastante frías, no suelen ser muy favorables para disfrutar al aire libre.

Según un informe de The Conversation, en el norte de Argentina y Chile se ha experimentado un clima más similar al verano. Algunos pueblos en las montañas de los Andes han alcanzado temperaturas superiores a los 100 grados Fahrenheit.

“América del Sur está viviendo uno de los eventos [más] extremos que el mundo jamás haya visto”, tuiteó el historiador meteorológico Maximiliano Herrera. “¡Increíbles temperaturas de hasta 38,9C en las zonas andinas chilenas en pleno invierno! Mucho más de lo que acaba de tener el sur de Europa a mediados del verano a la misma altura: este evento está reescribiendo todos los libros climáticos”, agregó.

Altas temperaturs y sequiasSegún The Guardian, la ola de calor en los Andes chilenos está causando el derretimiento de la nieve a altitudes inferiores a los 9.840 pies. Esto tendrá un impacto notable en la primavera y el verano para los habitantes del valle río abajo.

“El principal problema es cómo las altas temperaturas exacerban las sequías (en el este de Argentina y Uruguay) y aceleran el derretimiento de la nieve”, dijo Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Groningen en los Países Bajos, según informó The Guardian.

El Niño se suma al Cambio Climático

Según los científicos climáticos locales, la combinación de El Niño y el cambio climático provocado por la actividad humana podría resultar en un aumento de las temperaturas y condiciones climáticas extremas.

Según los registros, el período de enero a julio de este año ha sido catalogado como uno de los más calurosos en la historia registrada de América del Sur. Esto indica un aumento significativo en las temperaturas que merece nuestra atención y preocupación.

“El martes fue probablemente el día de invierno más cálido en el norte de Chile en 72 años”, dijo Cordero a CNN.

The Guardian informó que Marcos Andrade, director de física atmosférica de la Universidad Mayor de San Andrés, ha mencionado que el altiplano andino de Perú y Bolivia ha experimentado un clima “inusual” desde principios del año 2023.

En los últimos días, se han registrado altas temperaturas en ciudades de Argentina, Uruguay y Brasil, alcanzando niveles récord.

“Con la llegada del fenómeno de El Niño, se espera que en los próximos años esta región sufra un aumento de las ya altas temperaturas, siendo necesario tomar medidas de adaptación para evitar muertes y desastres mayores”, dijo Karla Beltrán, médica consultor ambiental, según informa The Guardian.

El informe más reciente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, según Beltrán, destaca la especial susceptibilidad a las olas de calor en la parte sur de América del Sur. Según diferentes estudios, se prevé que las regiones del Amazonas y otras áreas del norte del continente enfrenten un aumento en los períodos de altas temperaturas de manera más frecuente.

Un invierno diferente

“Sin duda, los registros de temperatura máxima en invierno en Chile y, en cierta medida, en Sudamérica son atípicos. Los sistemas de alta presión son anomalías más intensas y persistentes en el hemisferio sur, que inducen la advección de aire caliente y/o generan directamente temperaturas extremas. Esta alta presión tenderá a permanecer e intensificarse en las próximas décadas con el cambio climático”, dijo a The Guardian Chico Geleira, subdirector del Centro Polar y Climático de Brasil y profesor de climatología y oceanografía en la Universidade Federal do Rio Grande do Sul. informado.

Según un informe del diario The Washington Post, África, Australia y algunos archipiélagos están experimentando condiciones climáticas inusualmente cálidas. “En general, esta ola de calor es un recordatorio sorprendente de cómo los humanos están cambiando el clima de la Tierra. Seguiremos viendo extremos sin precedentes hasta que dejemos de quemar combustibles fósiles y de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera”, escribió en The Conversation Matthew Patterson, asistente de investigación postdoctoral en física atmosférica en la Universidad de Oxford.

Con información de ecowatch.com

 

Fuente e la Información: https://www.ecoportal.net/paises/el-invierno-sudamericano/

 

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Mundo: La cuarta edad, la vida después de los 80 y el mundo que viene

La cuarta edad, la vida después de los 80 y el mundo que viene

Álvaro Verzi Rangel

«La vejez es la más imprevista de todas las cosas que le pueden suceder a una persona.» -León Trotski

La sociología, hasta muy recientemente, apenas ha prestado atención a las personas mayores y eso a pesar de que cada vez es mayor el número de años que transcurre desde la jubilación hasta el fallecimiento, hasta el punto de añadir a la tercera edad el término de cuarta edad.

Esta expresión hace referencia a la última fase de la vida de las personas que alcanzan una vejez avanzada. Habitualmente se considera su comienzo a partir de los 80 años de edad, que, según la geriatra Pilar Mesa, representan «el umbral del cambio», La expectativa de vida a nivel mundial viene en decidido aumento, y una vida más larga implicará un cambio de paradigma para la sociedad del siglo XXI. El desafío es reconfigurar la vida más allá de los 80.

La vejez es una categoría etaria dinámica, histórica y relacional, construida social y culturalmente en cada sociedad. Es decir, más allá de las designaciones específicas que le atribuyen distintas sociedades, la vejez es la última etapa del ciclo de vida, que se construye en relación a los distintos grupos de edad. Asimismo, la edad de ingreso a la jubilación, que marca el retiro del mercado laboral, ha actuado en varias sociedades
contemporáneas como un pasaje desde la adultez a la vejez.

Aunque la mayoría de las culturas definen vejez antes de que dicho deterioro psicofísico comience a producirse, la edad cronológica, en relación con la esperanza de vida y la expectativa del deterioro psicofísico, son factores que han definido a la vejez

El ser humano está envejeciendo. Esta afirmación, que podría haberse escrito en cualquier época y seguir siendo cierta, nunca ha tenido tanto significado. Nuestra esperanza de vida se ha incrementado de manera espectacular en las últimas décadas, y va a seguir creciendo. Según un informe de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el 13% de la población europea tendrá 80 o más años en 2080, más del doble que hoy.

El concepto de vejez también está cambiando, y la perspectiva de un mundo en el que es común llegar a los 100 años ya no es una utopía. Argentina, por ejemplo, prevé qu hasta 2050, se pase de 11.000 a 109.000 centenarios, con un aumento de la esperanza de vida de 2,5 años para las mujeres y 1,9 para los hombres. Alguno de esos sexagenarios, octogenarios o centenarios del futuro quizá esté leyendo estas líneas.

Las preguntas en este escenario se multiplican: ¿Estamos preparados a todos los niveles —médico, económico, social o tecnológico— para afrontar una sociedad en la que la media de población sea mucho mayor? ¿Qué debemos ajustar para que el sistema no se derrumbe? ¿Somos conscientes de cómo el envejecimiento puede cambiar nuestro mundo?

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS)una persona que nace y vive en este continente puede aspirar a vivir hoy hasta 75 añosEsto supera casi cinco años el promedio de expectativa de vida mundial.

 Las las cifras de la ONU confirman que la distancia entre la esperanza de vida de los países más ricos y de los más pobres se estrecha. Esta homogeneización se debe a la caída vertiginosa de la mortalidad infantil y de la mortalidad por enfermedades como el HIV, además de mejoras en el tratamiento y prevención de otros cuadros infecciosos.

Pero , la brecha no desaparecerá en 2050: la esperanza de vida al nacer actualmente es de unos 72 años, y llegará a los 77 años de media mundial para esa fecha. Si se consideran solo a los países más desarrollados, la cifra será bastante mayor, cerca de los 85 años. Y a partir de allí llegar a los 100 no será para nada extraño.

Estas tendencias, junto con la disminución global de la tasa de natalidad, apuntan a un futuro seguro: la humanidad será cada vez más longeva. El envejecimiento de la población supone entonces un desafío enorme no solo para la humanidad sino también para los sistemas de salud, previsionales, y el mundo del trabajo.

La cuarta edad hace referencia a la última parte de la vida, a la vejez avanzada. A aquellos mayores a los 80 años. La diferencia con la tercera edad radica fundamentalmente en que esta nueva adultez viene asociada a conceptos como «multi-enfermedad», «cronicidad» y «discapacidades», que hablan de una población con un alto nivel de dependencia. La longevidad no es la expectativa de vida, sino un concepto relacionado no sólo con aspectos biológicos, que posee importantes conexiones con aspectos demográficos de la sociedad y aspectos sociológicos«.

Y las personas que vivan hasta los 100 años, las cuales serán muchas, deberán trabajar hasta cerca de los 80 o incluso un poco más, a menos que ahorren más del 10% de sus ingresos cada año», señalan Lynda Gratton y Andrew Scott, profesores de la Escuela de Negocios de Londres y autores del libro The 100 Year Life – Living and Working in an Age of Longevity,

El gran crecimiento poblacional con los llamados Baby boomers, nacidos entre los años 1946 y 1964, provocará que cuando esta generación tan numerosa llegue a edades avanzadas y supere los 80 años, habrá más personas con Alzheimer que en la actualidad», pronosticó el neurólogo argentino Roberto Rey, quien señala que lo importante es que dado el gran avance de las neurociencias y la farmacología en los últimos años, seguramente se descubran tratamientos que mejoren los pronósticos.

El gerontólogo argentino Gabriel Katz sostuvo que en una cultura capitalista «de descarte» la persona anciana es vista como «pasiva», contrariamente a lo que sucede en muchos pueblos originarios o en países asiáticos.»Todos los que formamos parte de esta cultura somos viejistas. Este término es el conjunto de mitos y prejuicios hacia las personas mayores. Así como existe el patriarcado, existe el viejismo«, aseguró.

El edadismo habla de la discriminación por la edad, pero el viejismo da cuenta de la discriminación más importante que hay en el mundo occidental, que es a los viejos y a las viejas, explicó, y enumeró ejemplos de viejismo, como «vulnerabilizar» la vejez, o dar por sentado que todas las personas mayores necesitan asistencia, «cuando hay pocas personas mayores que están en geriátricos».

Es imprescindible abolir la jubilación forzosa, sustituirla por una jubilación a la carta. Los ajustes a esta nueva realidad también podrían llegar a ese temido momento de aplazar la edad de jubilación. La clave, quizás, resida en encontrar fórmulas que se adapten tanto a las nuevas necesidades globales como a las de las personas individuales. Podría seguir avanzándose en el sistema de jubilación flexible, para que se pueda mantener una actividad laboral y, a la vez, cobrar parcialmente una pensión.

Los ancianos, viejos, la tercera edad, los adultos mayores, la edad madura, los adultos en plenitud, etc., varios han sido y son los términos con los cuales se han denominado a los ancianos. Hay una burla casi siempre, a veces dura y mordaz: “¿Qué es la vejez? Estornudar, toser, gruñir y preguntar qué hora es”, “A la vejez, se acorta el dormir y se alarga el gruñir”,“Hombre viejo, saco de huesos”.

El hecho de tener experiencia de la vida, da sabiduría, pero también esto sumado al tiempo del cual disponen las personas mayores, hacen que hablen bastante: “Antes faltarán peces en el mar que le falten al viejo cosas que contar”, “La vejez empieza cuando los recuerdos pesan más que la esperanza”, dice el refranero popular.

Simone de Beauvoir lo resumía así en su libro La vejez, publicado en 1970: “En el futuro que nos aguarda está en cuestión el sentido de nuestra vida; no sabemos quiénes somos si ignoramos lo que seremos: reconozcámonos en ese viejo, en esa vieja”.

*Sociólogo, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente: https://estrategia.la/2023/05/17/la-cuarta-edad-la-vida-despues-de-los-80/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-cuarta-edad-la-vida-despues-de-los-80-y-el-mundo-que-viene/

 

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Costa Rica: Día Mundial del Clima con altas temperaturas y ecosistemas dañados

Día Mundial del Clima con altas temperaturas y ecosistemas dañados

Naciones Unidas, 26 mar (Prensa Latina) Cuando ecosistemas se acercan ya a un punto de no retorno y la tendencia al alza de las temperaturas es imparable, hoy se celebra el Día Mundial del Clima para resaltar la importancia del cambio climático.

Instaurado en 1992 por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, esta jornada resalta el urgente llamado de los científicos para frenar el calentamiento global y su afectación en las personas y su vida cotidiana.

Hace apenas una semana el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU afirmó en su último informe que todo el mundo experimenta y experimentará eventos extremos, ya que las temperaturas no se detienen y la ventana de oportunidad para frenarlas es cada vez más pequeña.

Precisó que los rápidos y generalizados cambios en el planeta ya afectan a los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones, causando efectos adversos, pérdidas y daños a la naturaleza y a las personas.

En las últimas décadas se han registrado variaciones climáticas importantes, producto del vertiginoso desarrollo industrial, así como el crecimiento poblacional con diversas consecuencias, tales como el efecto invernadero, calentamiento global, contaminación ambiental, sobreexplotación de recursos naturales y afectación de la capa de ozono.

Datos recopilados por Naciones Unidas indican la importancia del clima: a partir de 1977 cada año ha sido más caluroso que el promedio de temperatura de todo el siglo XX por las emisiones generadas por el petróleo y el carbón, mientras la principal causa del calentamiento global es la elevada concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.

Hay entre tres mil 300 millones y tres mil 600 millones de personas viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático, quienes entre 2010 y 2020 tenían 15 veces más probabilidades de morir por inundaciones, sequías y tormentas que las que habitan en regiones con menos amenazas climáticas.

En relación con los ecosistemas los expertos aseguran que sufren daños a medida que aumentan las temperaturas, lo que provoca la muerte masiva de especies en tierra y los océanos, impacto que acerca a algunos a un punto de no retorno, por las consecuencias del retroceso de los glaciares y el deshielo del permafrost ártico.

Por eso hay que tomar en cuenta que el cambio climático es una amenaza transversal por lo que cuando se quiere reducir los índices de pobreza o mejorar los de la salud, es imposible planificarlos sin considerar sus perspectivas e impactos, además de tenerlo presente en todas las políticas públicas, aseguró el Panel Intergubernamental de la ONU.

Fuente de la Información: https://www.elpais.cr/2023/03/26/dia-mundial-del-clima-con-altas-temperaturas-y-ecosistemas-danados/

 

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