Autor: José Eduardo Hermoso Q.
Corría el año 2010 en Venezuela, El Ministerio del Poder Popular para la Educación se encontraba en transformaciones necesarias y profundas al aparato educativo venezolano, esta políticas estaban siendo tomadas por las instituciones educativas en concordancia con la nueva ley orgánica de educación del 2009, para ese entonces, se estaba estableciendo relaciones estrecha con los consejos comunales y la comunidad educativa, a tal punto que, las instituciones educativas estaban encaminadas hacia una democratización de sus autoridades, un reflejo de esto fue, las elecciones de todos los cargos directivos en todos los liceos y centros educativos, con la concurrencia de los padres y representantes, los estudiantes, los docentes, el personal administrativo y obrero, en votos paritario, es decir, en igualdad de condición. Esta oportunidad me llevo a ser elegido, con más del 85% de los votos, coordinador del Departamento de Evaluación en el liceo donde yo trabajaba,para ese momento, no contaba con experiencia, ya que era mi primer cargo gerencia, pasé de ser docente de aula a ser coordinador de un departamento, pasando por encima de la experiencia que tenían muchos compañeros docente que también eran candidatos para el mismo cargo, pero no solo eso, sino que la gran mayoría de los ganadores en las votaciones eran profesores, que desde mi punto de vista, rompían con lo tradicional y no tenían experiencias previas en los cargos, esto nos obligó a analizar el porqué de nuestro triunfo, y era muy simple, la comunidad en general solicitaba un transformación de lo tradiciones a lo revolucionario.
En ese entonces, se efectúan los cambios curriculares que entre sus virtudes destacaban la sustitución de los objetivos por contenidos educativas, al igual que las materias se transformaron en componentes y permitía, no solo, poner en práctica la interdisciplinaridad, sino acariciar la transdisciplinariedad, se aumentaron las horas de clases a 4 horas académicas (3 horas) por materia al día, dos materias diarias, lo que permitía un mayor contacto con el estudiante, esto conllevó a que nuestro estudiante tuviese una mayor oportunidad de aprobar las materias, ya que se evaluaba el hacer, conocer y convivir de él, al igual aumentaron las posibilidades de aprobar al implementar el artículo 112 de dicha ley, donde el estudiantes tenía que ser evaluado tantas veces como fuese necesario para aprobar un contenido, dándole una corresponsabilidad al docente del triunfo o fracaso de los contenidos aplicados y evaluados. De igual misma forma la Zona Educativa del estado Aragua saca lo que denominó “La agenda Bolivariana”, que orientaban la enseñanza hacia estos pasos importantes en educación. .
En este panorama, tomé posesión del Departamento de Evaluación, donde, la gran mayoría de los docentes de la institución, se resistían a los cambio y tenían concepciones ortodoxas de la educación y por consiguiente de la evaluación, a tal punto que, en una oportunidad algunos profesores de ciencias, decidieron no aplicar las evaluaciones remediales (articulo 112), ya que ellos alegaban que el estudiante que reprobó no sabina nada y que ellos estaban perdiendo el tiempo porque igualmente iban a salir aplazados. El problema era que estos profesores redactarían una evaluación con la finalidad de aplazar al estudiante y no para medir sus verdaderos conocimientos. Este problema hizo que pensará en una solución muy ingeniosa: le pedí al profesor de matemática que redactara la evaluación de su materia, que yo se la aplicaría al estudiante, esta misma propuesta se la hice al profesor de física, paso siguiente, sin que ellos supiesen, le pedí al profesor de matemática que por favor resolviera la evaluación de física para constatar que estaba bien formulados los problemas, de igual forma hice con el profesor de física y la prueba de matemática, al día siguiente le devolví la prueba de matemática al profesor de matemática y la prueba de física al profesor de física, para que la corrigieran, ocultándoles que lo había resuelto un profesor y diciéndoles, por el contrario que lo había resulto el estudiante que tenía la materia aplazada. Pues el resultado era de esperarse, el profesor de matemática reprobó al profesor de física y el profesor de física reprobó al profesor de matemática, acto seguido, los llame a la oficina y les pedí, sin mostrarles la prueba, que argumentaran porque había salido aplazado el estudiante. Cada uno empezó a argumentar, desde su punto de vista, que el supuesto estudiante no debía aprobar, que no sabía nada de su materia y que no había estudiado para la prueba, incluso el profesor de matemáticas alegó que el estudiante no sabía ni multiplicar, después de esto, saque las pruebas de la gaveta y se las dí a cada quién diciéndoles, ustedes reconocen esas letras, vean cuanto saco cada uno en la materia del otro, se hizo un silencio, un profundo silencio, ambos se vieron y me vieron a mí, entonces uno dijo “no entiendo”, en ese momento aproveche las circunstancias y les expliqué el experimentos, diciéndoles al final que ambas evaluaciones estaban diseñadas para que no fuese aprobada por el estudiante, ya que, las notas estaban influidas por la percepción que tenían del estudiante, es decir, ya el alumno estaba etiquetado de que no iba a aprobar, porque ellos habían programado en su mente, ver cualquier error que cometiera el estudiante para quitarle la mayor cantidad de punto, es por eso que ambos salieron reprobados, porque ambos pensaban que el otro era el estudiante, una vez dicho esto, les prometí que nadie en la institución se enteraría de lo sucedido si ambos reflexionaban sobre su actuación. A partir de este momento empezaron unos pequeños cambios en ambos profesores, pero sobre todo, se dieron cuenta de la necesidad de cambiar los métodos tradiciones de evaluación y sus concepciones educativas.