Por: Ecoportal.07-09-2016
“Además de la confirmación de varios científicos de todo el mundo, de que el proceso de fractura hidráulica llamada fracking provoca terremotos, existe una lista de efectos secundarios de toda índole, que se acrecienta día a día de manera preocupante.”
Es innegable que el proceso genera puestos de trabajo, gas natural, petróleo e ingentes ganancias, por lo cual es defendido por las empresas y apoyados por muchos gobiernos, pero los peligros ambientales, de salud y de seguridad siguen aumentando.
Este es un resumen de los diversos “efectos colaterales” que podría tener la perforación de un agujero en la superficie de la tierra, en el que se inyectan productos químicos tóxicos a una alta presión y luego se bombea el agua residual a gran profundidad.
Contaminación del agua
Durante el proceso de fractura hidráulica, una importante cantidad de gas metano y otros productos químicos tóxicos se filtran desde el pozo y contaminan las inmediaciones de las aguas subterráneas, que suelen ser la fuente hídrica para el consumo de las comunidades locales.
Un solo pozo puede producir casi cuatro millones de litros de aguas residuales, que contiene elementos radiactivos como el radio y varios hidrocarburos cancerígenos, como el benceno; las concentraciones de metano son 17 veces mayores en las napas subterráneas cercanas a los sitios de fractura, que en los pozos normales. Sólo entre un 30 y un 50% del fluido de fracturación se recupera; el resto se deja en el suelo y no es biodegradable.
Escasez de aguas
Casi el 90 % del agua utilizada en fracking nunca regresa a la superficie. Dado que el agua se retira definitivamente de su ciclo natural, esta es una mala noticia para los afectados por la sequía o la escasez.
La reorientación de los suministros de agua para la industria de la fractura hidráulica, no sólo hace que los precios del agua se encarezcan, sino que también reduce la disponibilidad de la misma para otros usos, como el riego de cultivos.
Graves secuelas en la salud
El fluido residual dejado por el proceso de fractura hidráulica se deposita en fosas a cielo abierto para que se evapore, lo que libera peligrosos compuestos orgánicos volátiles a la atmósfera, contaminando el aire, generando lluvia ácida y aumentando los índices de ozono a nivel del suelo.
La exposición a partículas de sulfuro de hidrógeno e hidrocarburos volátiles puede provocar problemas de salud, como asma, dolores de cabeza, presión arterial alta, anemia, ataques al corazón y cáncer y puede tener un efecto perjudicial sobre los sistemas inmunológico y reproductivo, así como en el desarrollo embrionario.
Un gas asesino
Un estudio reciente de la Universidad Johns Hopkins, encontró que los hogares ubicados en zonas suburbanas y rurales cercanos a los sitios de fractura hidráulica, en general tienen una concentración de radón un 39 % más alta, que aquellos ubicados en áreas urbanas sin fracking.
El radón (la segunda causa mundial de cáncer de pulmón después del tabaquismo) es un gas radiactivo natural, inodoro, insípido, invisible y soluble, por lo que algunos restos disueltos pueden aparecer en los pozos de agua y en las napas subterráneas y otros dispersarse por el aire.
Partículas mortales
Además de agua y productos químicos tóxicos, el fracking requiere el uso de arena fina o frac, que ha impulsado el auge de la extracción y molienda de la misma, en muchos puntos del planeta.
Estas pequeñas partículas de sílice pueden dificultar la respiración y causar irritación respiratoria, tos, obstrucción de las vías y una mala función pulmonar, pero la exposición crónica o a largo plazo puede provocar inflamación pulmonar, bronquitis, enfisemas y una enfermedad grave conocida como silicosis, una forma de fibrosis pulmonar.
Terremotos
Se ha confirmado que el proceso de fractura hidráulica provoca terremotos. En concreto, durante los últimos siete años, ciertas regiones geológicamente estables han experimentado movimientos en las fallas que no se habían movido en millones de años, a causa del fracking. Además, es difícil o imposible predecir dónde ocurrirán los sismos ocasionados por esta práctica.
Está fehacientemente comprobado que el aumento de dicha actividad coincide con la inyección de aguas residuales en pozos diseñados y aprobados para este fin. Tras años de incertidumbres, muchos gobiernos han acabado por darle la razón a los científicos, el de Francia fue uno de los primeros.
¿Más “efecto invernadero”?
El gas natural es principalmente metano, un gas de efecto invernadero tan potente, que atrapa 85 veces más calor que el CO2. Debido a las fugas de metano durante el proceso de fractura hidráulica, el fracking puede ser peor que la quema de carbón.
Está comprobado que incluso pequeños escapes en el sistema de producción y distribución del gas natural puede tener un gran impacto a nivel climático, el suficiente como para echar por tierra todo el beneficio de la conmutación de la producción de energía térmica por carbón a gas.
¿Quid pro quo?
Por último y no menos importante, detrás del fracking hay muchísimo dinero en juego. Hablamos de cantidades astronómicas que son las que acaban por “convencer” a los gobiernos, que acepten que sus territorios sean hollados de esta manera, aun a sabiendas de las perniciosas consecuencias que este método puede acarrear.
A cambio de unos cuantos puestos de trabajo reales, pero no siempre estables, de tener una fuente de gas natural “en casa” y de apoyos económicos subrepticios, en muchos lugares del mundo, en este instante se está practicando fracking, sin ninguna consideración por la salud de los pobladores cercanos, las terribles consecuencias climáticas y los daños irreparables al Medio Ambiente.
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