Libro: Una Pedagogía de la Comunicación de Mario Kaplún

Por: laeducacionpintabien. 

El presente escrito se corresponde con el análisis del libro “Una pedagogía de la comunicación” escrito por Mario Kaplún. Es conocido por ser educomunicador, radialista y escritor. Además, se le conoce por promover el concepto de la comunicación transformadora en oposición a la comunicación bancaria, que más adelante comentaré.

Tras la introducción correspondiente, el autor discierne entre las distintas concepciones pedagógicas centrándose en dos fundamentales: la relacionada con un modelo “exógeno” (que se basa en la idea del educando como objeto de la educación), y la relacionada con el modelo “endógeno” (que percibe al educando como sujeto, en lugar de verlo como el objeto). Seguidamente, Kaplún asigna a cada modelo distintos tipos de métodos de enseñanza. Mientras que al modelo endógeno le asigna la metodología que pone énfasis en el proceso, considera como modelos exógenos las centradas en los contenidos y los efectos.

La educación centrada en los contenidos que, como ya hemos mencionado, se considera modelo exógeno, tiene su máximo exponente en la metodología tradicional, la cual se basa en la transmisión de dichos conocimientos sin una leve preocupación de la asimilación de estos por parte de los alumnos. La forma de evaluar al educando en este tipo de educación son los exámenes, los cuáles, bajo mi punto de vista, son útiles e incluso necesarios, pero no como forma principal para testar la capacidad de los receptores de la información. En relación a esto, veo necesario destacar la opinión de Paulo Freire, que describe este fenómeno como “educación bancaria”, pues ve a los profesores como personas que realizan ingresos de información en la mente de los alumnos que los memorizan como el sistema bancario guarda el dinero. Esta metodología, como indica el autor del presente texto, sirve para domesticar a las personas y capar, en la mayor medida posible, su individualización, a la vez que impide el desarrollo de su creatividad.

Otro aspecto que veo necesario destacar sobre este tipo de educación es la gran diferencia que se establece entre los educadores y sus alumnos. Estas desigualdades hacen que los educandos se sientan inferiores a quienes les dictan la información sin preocuparse por el entendimiento de los contenidos. En mi opinión, es necesario que los profesores y maestros se preocupen por establecer símiles y ejemplificar los conceptos explicados en clase con casos de la vida diaria. De esta forma, cuando los alumnos experimenten dichos conocimientos en su día a día, sabrán desenvolverse. Con el método actual lo único que conseguimos es que los alumnos no entiendan los enunciados de las actividades y, además, suelten  una parrafada memorizada de algún libro relacionado con el tema.

En cuanto a la educación centrada en los efectos, es necesario realizar una breve explicación de lo que significa. Según el autor del texto dicha metodología se basa en la modificación de la conducta de las personas según unos parámetros establecidos, es decir, moldear sus cerebros para que se adapten al sistema actual, en lugar de hacer que cada uno sea distinto e intente cambiarlo. Considero que este fenómeno es uno de los más dañinos que podemos encontrarnos en el campo de la educación, pues veo indispensable para la realización de cada ser humano que su pensamiento sea fruto de sus propias vivencias y convicciones en lugar de seguir el patrón establecido.

En cuanto a ciertos temas, sí que considero necesario que se utilice este tipo de Educación, porque, aunque veo básico el hecho de que cada uno piense por sí mismo, también es indispensable inculcar ciertos valores en la escuela como el rechazo a la xenofobia y la homofobia, el civismo en cuanto al trato diario con el resto de personas, etc. Sin embargo, también considero que la línea que separa cuáles actitudes deberían inculcarse y cuáles no, es difusa.

Tras esta metodología manipuladora, y como bien menciona el autor del texto, existe una completa rama de psicología que se destina al estudio de los métodos utilizados para dicho propósito y su implantación de la manera más eficaz posible. La rama de la psicología de la que hablamos recibe el nombre de psicología conductista, y es el motor de dicha corriente educativa tan dañina como arraigada en el sistema.

Dichos métodos se aplican tanto en el sistema educativo como en otros campos como la propaganda política o la publicidad. El caso de la propaganda política es especialmente interesante en la época en la que este escrito está siendo realizado (Diciembre de 2015), pues, a escasos 10 días de las elecciones generales en España, estamos viviendo la campaña electoral en todo su esplendor, con los candidatos de las distintas formaciones apareciendo en televisión a todas horas y carteles colgando en cada farola. Sin embargo, donde más se aprecian las técnicas mencionadas, es en los medios de comunicación afines a las distintas ideologías preponderantes, los cuales se dedican a manipular masivamente a sus lectores/oyentes/espectadores y a modificar su opinión e incluso su conducta con respecto a los candidatos o sus partidos.

Volviendo a la Educación, Kaplún destaca que el principal método de la psicología conductista en el campo que nos ocupa es la recompensa que reciben los alumnos, la cual no hace referencia solamente a obtener una buena calificación en los exámenes, pues es necesario algo más que haga que el individuo adopte la conducta exigida.

Se destaca que el papel del educador (emisor) como monologuista sigue presente realizando la tarea de enviar información al receptor (alumnos). Sin embargo, estos últimos, a pesar de tener un papel secundario en la comunicación, emiten a su vez una respuesta conocida como retroalimentación (feed-back).

Se podría decir de este modelo que no es tan cerrado como el anterior. En él, el receptor tiene un papel más activo e interactivo en el proceso de comunicación. Así encontramos que ya existe una bidireccionalidad en el acto. Este sistema, más justo y recíproco, en mi opinión, es más acertado que lo mencionado anteriormente, sin embargo, no es el ideal en la educación.

En tercer y último lugar, tenemos la metodología educativa exógena que pone énfasis en el proceso. Dicha idiosincrasia lleva a la concepción de la educación como un flujo permanente de descubrimiento, reinvención y apropiación del conocimiento. Esto significa que el alumno reflexiona acerca de los contenidos adquiridos y los aplica en su realidad, mientras que el educador abandona su posición de superioridad para pasar a ser su guía y compañero de aprendizaje.

De esta forma, el resultado es una educación que consigue objetivos ideales como la bidireccionalidad sin pasar por el condicionamiento de la conducta u otro tipo de métodos menos deseables. Gracias al énfasis en el proceso se consigue fomentar el pensamiento crítico en el discente. Esta es la base de la denominada pedagogía crítica,  que propone una enseñanza  en la que los alumnos cuestionen y desafien la opresión.

Todo ello desemboca en una mayor autonomía del educando, que debe saber tomar sus propias decisiones y “aprenda a aprender”.

Por lo tanto, se puede afirmar que el modelo descrito, en el que el sujeto es parte activa, tiene como objetivo que éste sea capaz de transformar su realidad. Citando a Paulo Freire (1977): “En la relación entre el educador y los educandos, mediatizados por el objeto que ha de descubrirse, lo importante es el ejercicio de la actitud crítica frente al objeto y no al discurso del educador en torno al objeto”.

A continuación Mario Kaplún se realiza la siguiente pregunta: ¿Qué entender por comunicación? En un principio, hablaríamos de este concepto como el modelo de emisor- mensaje- receptor. Sin embargo, hoy en día esta idea está siendo bastante cuestionada, ya que forma parte de una sociedad autoritaria y clasificada.

En la actualidad, el ser humano se niega a mantener su rol de receptor pasivo y marioneta del emisor, pues necesitan, por el deseo de autorrealización que toda persona posee,  formar parte de la comunicación de manera activa (feed-back). La consecuencia más directa sería la de obtener un proceso comunicativo basado en un sistema democrático que sustituya al carácter totalitario del primer concepto, llegando a ser así ambos emireceptores.

Teóricamente, la auténtica comunicación consiste en el intercambio de experiencias, sentimientos, conocimientos, sensaciones, etc  entre dos o más seres o sociedades humanas. De esta forma, los seres humanos alcanzan el cénit de la convivencia comunitaria: el abandono de la existencia individual en favor de las relaciones interpersonales.

Esa comunicación basada en emisor-mensaje-receptor es la que se da en la educación tradicional. Todos la hemos sufrido desde nuestros inicios en el sistema educativo, a pesar de que nunca la hemos puesto en duda.

Si echamos la vista atrás descubriremos que nunca se nos escuchó ni se nos tuvo en cuenta, además de no importarles nuestro grado de asimilación de los conocimientos. De esta manera, muchos alumnos se sintieron desvinculados de la educación, ya que se sentían incomprendidos.

En mi opinión, la escuela debe ser como una segunda casa para el alumnado, por lo que deben sentirse a gusto y entendidos. Por ello, las corrientes educativas que se incentivan actualmente solicitan al profesorado un fomento de un clima basado en la comunicación bidireccional y participativa en el aula.

Como ya dijo Aristóteles  “El hombre es un ser social y político por naturaleza” (en este caso, atenderemos el primer concepto). No podría estar más de acuerdo con dicha afirmación, pues considero que la sociabilización del individuo es un pilar fundamental para su desarrollo integro como ser humano. De no desarrollar dicha capacidad, el humano perdería aquello que marca la diferencia con el resto de seres vivos.

El siguiente término en el que haremos énfasis es el conocido como “prealimentación”. Dicho concepto consiste en consultar al receptor por sus intereses, preocupaciones y aspiraciones antes de establecer cualquier tipo de comunicación. De esa manera es posible seleccionar los contenidos, conocer el nivel al que hay que adaptarlos y enfocarlos de una manera que les resulte de utilidad en sus vidas cotidianas. Así, adoptaremos un nuevo modelo comunicativo que rompe los esquemas clásicos y a la vez favorece la consecución del objetivo final de manera más eficiente.

Identifico este fenómeno con el análisis de las ideas previas que un profesor debe ejecutar antes de impartir cualquier contenido. Esto me hace recordar la teoría del constructivismo de Piaget, en la que se postula que las personas construyen su propio conocimiento y entendimiento sobre el mundo, a través de su experimentación y reflexión de las mismas. Es decir, cualquier persona necesita “construir” sus conocimientos en bases bien asentadas.

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Por otra parte, comunicar requiere más actitud que cualquier otra cosa. Dicha disposición a comunicarse es necesaria tanto por parte del emisor como del receptor. De otra forma el proceso comunicativo resultaría incompleto e insatisfactorio. La escuela tradicional es el máximo exponente de dicha problemática, ya que el profesor adopta el papel de monologuista mientras que el educando hace lo que puede por mantener la atención y asimilar los conocimientos.

A continuación, el autor identifica dos tipos de comunicación: la comunicación cerrada y la comunicación abierta.

La primera destaca por la presencia de un “puro emisor”  que pone énfasis principalmente  en el contenido que desea transmitir.

La única cuestión que dicho emisor se plantea  a sí mismo es: ¿qué quiero yo decir? Con esta pregunta se hace patente la importancia del contenido, como ya se ha mencionado anteriormente.

Por ello no se cuestiona quien va a ser el receptor de su mensaje, sino que lo recita como si de un monologo se tratara. La consecuencia más inmediata de lo planteado sería el carácter vacuo del mensaje (sin preocupación por el efecto ni la respuesta).

Por contrapartida, encontramos la comunicación abierta que se caracteriza por la relación  ’emisor- comunicador’. Se diferencia con la anterior en que se interesa por las distintas sensibilidades de sus posibles destinatarios.

Como en el caso anterior, el contenido tiene una importancia capital en el acto comunicativo, pero, ahora encontramos una preocupación adicional por las características de los receptores del mensaje, que definirán el carácter del mismo.

De esta forma, el monólogo de la tipología anterior da paso a una especie de diálogo entre los interventores en el proceso comunicativo, siendo este un método más eficiente para alcanzar el objetivo.

Refiriéndonos a la Educación, podemos decir que es necesaria una comunicación abierta, ya que no es solo necesario el contenido, sino los receptores. En este caso los alumnos serían los destinatarios y cada uno tiene sus propias vivencias y formas de percibir la realidad, por lo que no tendrán las mismas necesidades a la hora de asumir su papel como receptores para asimilar el contenido.

Por lo tanto, el/la maestro/a debe tener en cuenta el contexto no solo del alumnado, sino también del colegio en sí. Como ya sabemos, no es lo mismo impartir clase en un colegio privado en una zona acomodada de Sevilla que en una escuela del Polígono Sur.

Para llegar a entender a los alumnos y su entorno, el factor clave es la empatía. De esta forma podemos ponernos en su lugar para convertirnos en algo más que en transmisores de conocimientos. Un obstáculo importante a la hora de meternos en la piel de la persona con la que queremos empatizar serían  los prejuicios.  Por ello, es necesario tratar de evadirlos de la forma más intensa posible.

Un concepto relacionado que conocí en la asignatura de “Familia, Escuela, relaciones interpersonales y cambio social” fue el de la asertividad. Consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos, siendo este el punto medio entre la pasividad y la agresividad.

Considero que la relación existente entre ambos conceptos se basa en que una actitud asertiva puede facilitar la empatía entre los interlocutores.

Llegados a este punto, conviene destacar que la verbalización no es la única forma de comunicarse, pues existen otros factores igual de importantes como el lenguaje no verbal (gestos, posturas corporales, actitud hacia el oyente o el hablante…), vestimenta, música, peinados…

Todas estas tipologías de comunicación deben ser tenidas en cuenta en el aula. De esta forma podríamos llegar a transmitir lo deseado de una forma más rica y variada. Además podría ayudarnos a comunicar alguna idea controvertida que, quizás de otra forma sería difícil hacerlo.

Elementos como la música o la vestimenta son ideales para transmitir la herencia cultural tanto del entorno en el que se enmarca la realidad del alumnado como de otras culturas lejanas.  Por lo tanto, hay que abrir las puertas a la multiplicidad de los lenguajes. Pero abrirse a los lenguajes es también aprender a usarlos bien.

Dichos lenguajes constan de dos dimensiones: una afectiva y otra cognitiva.

Por un lado, la afectiva es aquella que usa el ser humano para comunicar sentimientos, emociones, afecto… Mientras que, por el otro, la cognitiva se encarga de transferir información y conocimientos en aras de razonar y hacer pensar.

En párrafos anteriores destacamos la importancia de aprender a utilizar de manera correcta cada lenguaje, y para ello es necesario formarse en el código utilizado en el lenguaje correspondiente con el fin de transmitir y recibir información mediante su uso.

Otro aspecto importante para que la comunicación se realice de forma satisfactoria es la concordancia de lenguajes y, por lo tanto, de código, con que el emisor se expresa y el receptor entiende.

Dicho lo cual, veo la necesidad de establecer una ejemplificación de la situación contraria a la descrita. Se daría cuando en un aula encontramos un alumno que no comparte el código utilizado para impartir la clase, ya sea por alguna discapacidad o por desconocimiento del idioma en cuestión.

Por ello, los docentes tendrían que conocer las nociones básicas de lenguajes como el braille, la lengua de signos, otros idiomas (Inglés, Francés…). Sin embargo, hay que ser realistas y ser conscientes de que esta tarea es bastante complicada, y requerirá de mucho esfuerzo por parte del profesorado. Aun así creo que merecería la pena.

En el siguiente enlace se encuentra un vídeo musical de Rozalen, donde se representa la letra de la canción en Lengua de Signos:

Por supuesto, los signos no son nada si no hay quien los interprete. Así mismo, cada grupo social tiene su propio argot y, por lo tanto, peculiaridades. Por ejemplo, en la Península Ibérica conocemos al autobús por dicho nombre, mientras que, en las Islas Canarias es conocido por “Guagua”. Es por lo tanto necesario adaptarse a la forma de expresarse de las personas que nos rodean y, de igual manera, hacer que dichas peculiaridades se conserven y sean apreciadas.

En los casos prácticos usamos más de un lenguaje a la vez, como por ejemplo el lenguaje oral acompañado de gestos, expresiones fáciles y corporales, o el contexto. Pero, cuidado, es un arma de doble filo pues así como puede facilitar la comprensión del mensaje, también puede hacer que se envíe de forma contradictoria.

Esto es especialmente significativo en el campo de la Educación a ser los maestros referentes para sus alumnos. Si en un caso transmitiéramos con el gesto algo distinto a la palabra podríamos crear confusión en el alumnado que, al ser niños son más influenciables que una persona de mayor edad. Esta significación recibe el nombre de código asociativo.

Por último, es conveniente destacar el concepto de ruido, que se le conoce a  cualquier perturbación que pueda presentarse en la transmisión y recepción de un mensaje. Con ello, no solo nos referimos a lo sonoro, también puede ser olfativo (por ejemplo, malos olores) o visual (por ejemplo, alguien más alto que tú ante un espectáculo).

Dicho concepto es bastante significativo ya que, en todas las aulas del mundo, de cualquier nivel educativo (incluso universitarias), cuentan con un alto nivel de ruido, sobre todo auditivo.

En mi opinión, creo que es necesario que se hable en clase, ya que es imprescindible comunicarnos para conseguir enriquecernos como personas y, por lo tanto conseguir el ansiado desarrollo integral. Sin embargo, he de decir que es imprescindible controlar los niveles de ruido, ya que si no se hiciera podríamos molestar a otras clases.

Finalmente, me gustaría decir que este libro me ha resultado bastante útil para el futuro ya que aunque encuentre bastantes obviedades en él, también se pueden encontrar conceptos  jugosos para nuestra profesión.

Por ejemplo, algo que desconocía y que ahora comparto es el concepto de Ecuación ligado con el de Comunicación, que da lugar a un única concepción que todos deberíamos conocer.

Por ello, puedo sacar en claro que en el sector educativo es imprescindible fomentar una correcta comunicación que debe nacer en el profesorado.

 

Link para descarga: https://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/kaplun-el_comunicador_popular_0.pdf

Fuente de la reseña: https://laeducacionpintabien.wordpress.com/2016/01/02/analisis-del-libro-una-pedagogia-de-la-comunicacion-mario-kaplun/

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