por Alejandro Floría Cortés
«Ser es tener, dice el sistema. Y la trampa consiste en que quien más tiene, más quiere, y en resumidas cuentas las personas terminan perteneciendo a las cosas y trabajando a sus órdenes. El modelo de vida de la sociedad de consumo, que hoy día se impone como modelo único en escala universal, convierte al tiempo en un recurso económico, cada vez más escaso y más caro: el tiempo se vende, se alquila, se invierte. Pero, ¿quién es el dueño del tiempo?»
Fragmento de Eduardo Galeano, “Ser como ellos y otros artículos”, Siglo Veintiuno Editores, México, 1992.
No quiero estar: quiero ser. ¿Es mucho pedir?. Parece que sí, que tiene algo de pretencioso, incluso. Quiero ser por mí y para mí. No para la comparación, ni el reconocimiento, ni el predominio. No quiero ser respecto de los demás, ni contra los demás, sino con los demás. ¿Es esto productivo, rentable, apropiado, aceptable?. No puedo ser lo que tengo, ni lo que hago, pues si dejo de tener y dejo de hacer, ¿dejo entonces de ser?. ¿Dejan de ser los desempleados, los desahuciados, los desheredados…?. ¿En qué momento hemos integrado una estructura de pensamiento tan abominable y antinatural? La separación es el combustible del productivismo, la atomización de la comunidad multiplica oferentes y demandantes. Se puede vender cualquier cosa. La competencia es una guerra. ¿Hay, acaso, competencia sana, compasiva, ecológica, amigable, de bajo impacto?. No la confundamos con esa competencia deportiva pero no darwinista que nos deslumbra debidamente mediatizada en ciertas esferas de «poder» y «éxito», un mero espectáculo para adoctrinar, para huir hacia adelante, acompañando al capitalismo más desquiciado. Utilice sus libros de Empresa Activa para encender la chimenea, una vez haya escrito y publicado una réplica para cada uno.
¿Qué clase de monstruo es este que, al tiempo que lo alimentamos, nos reduce a nuestra mínima expresión? El Bien-Estar no es lo mismo que el Bien-Ser. Estamos aquí pero no Somos aquí. ¿En qué momento confundimos algo tan simple como eso?. Creemos que la mayoría de las cicatrices son invisibles en este Antropoceno ansiolítico mientras devoramos la Tierra. Tampoco distinguimos lo amoral de lo inmoral y nos sentimos rematadamente solos. Empezamos convirtiendo nuestro sistema educativo en una cadena de producción coercitiva de educandos sin capacidad crítica, perfectamente diseñados para que vivan para trabajar y para consumir. ¿Quién nos representa para diseñar un sistema que no nos permite cambiar nada?. Se fabrican consumidores continuamente insatisfechos y trabajadores grises con cansancio crónico que reproducen el reciclaje de la basura. ¿Identifica ese cansancio amargo que le aleja de todo?. Dice Boaventura de Sousa Santos que vivimos en un tiempo de preguntas fuertes y respuestas débiles. ¿Son débiles nuestras respuestas en sí mismas o lo es nuestra capacidad de construirlas?. Ese cansancio crónico, que describe Byung-Chul Han con tanta precisión, tiene todo que ver, pues hace falta toda nuestra energía para contruir respuestas, para formular y legitimar alternativas. El discurso en sentido inverso también genera (contra)poder de forma contrahegemónica, por rocoso que se nos antoje.
¿Acostumbra a leer lo que no le gusta, a tratar de entender argumentos que cree no compartir, a tratar de observar desde otro punto de vista?. ¿Ha detectado las batallas entre las pequeñas lógicas? Quizás sabe lo que se siente al estar leyendo, escribiendo y hablando para uno mismo (de hecho, este texto no es para usted, si le parece excesivamente obvio). No compartiré trinchera con quien tal cosa no le resulte eminentemente frustante. Tenemos clarísimo lo que no queremos. Pero no tenemos claro lo que queremos. Atisbar esa posibilidad quizás le está crispando en este mismo instante. No tiene ni idea de cómo cambiar según que cosas, ni tan siquiera se le pasa por la cabeza por dónde demonios debería empezar. Somos perezosos y, además, esto nos obliga a entrar en un incómodo detalle lleno de contradicciones (el esfuerzo, el merecido descanso, el futuro, la seguridad,…), y lo delegamos, casi todo, en otros, nos hemos acostumbrado a hacerlo, hasta que no hay manera de dejar de hacerlo. El análisis de la negatividad aporta una gran cantidad de información, es tan conveniente como imprescindible empezar por ahí: proclame una enorme negación, hable de ella, razónela, siéntala, no la eluda,… empiece por ahí, sí, pero, ya le digo, no basta con prestarle atención a su mierda, ni con procesarla, ni con organizar grandes diatribas transversales que se centran en los «¿qué?» y obvian los «¿cómo?» ante una alarmante, o premeditada, falta de imaginación. Olvídese ya de la política convencional, más nueva o más vieja, de la que habla todo el mundo.
En el desarrollo de las epistemologías del Sur, Boaventura de Sousa sostiene que la diversidad del mundo es infinita, que esta gran diversidad del mundo, que puede ser y debe ser activada, así como transformada teóricamente y prácticamente de muchas maneras plurales, no puede ser monopolizada por una teoría general. No existe una teoría general que pueda cubrir adecuadamente todas estas diversidades infinitas del mundo. Por eso hay que buscar formas plurales de conocimiento. Y hay que crear las circunstancias adecuadas para experimentar y desarrollar dichas formas de conocimiento mediante la auto-organización y la auto-gestión. Y el absoluto respeto a esa diversidad. Cualquier formación política que no defienda ni posibilite, entre otras, las medidas que pudieran favorecer este planteamiento están lejos de pretender cambiar algo. Aún más, será preciso asumir que, precisamente, trabajan para que dicho cambio no sea posible. La economía es un subconjunto de la cultura y lo político de lo social, con espacios de intersección variable, y todo, a su vez, lo es de lo común, de las comunidades y de las libres asociaciones entre ellas. Por una vez me preguntaré con extrañeza y cierta añoranza: ¿en qué momento dejaron de explicar los diagramas de Venn en las etapas tempranas de la educación primaria?. ¿Es que, desde entonces, estamos inevitablemente destinados a la forma más fría de la red y la forma más inconsistente de la liquidez?
“¿Quieres cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la política no se ha realizado nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en todos los siglos de los siglos”.
Ricardo Mella Cea (Solidaridad Obrera nº 4, Gijón, 25 XII 1909)
Alejandro Floría Cortés
afloria@hotmail.com
Articulo enviado por su autor a la redacción de OVE