25 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/
Angélica Sátiro
¿Cree que se puede enseñar a pensar? ¿Como?
Yo pienso que enseñar a pensar no es posible, lo que sí es posible es crear las condiciones para que los niños, jóvenes o adultos interesados puedan desarrollar su capacidad de pensar mejor. Pensar pensamos todos. No se puede enseñar algo que ya sabemos hacer, pero el hecho de que todo ser humano piense no significa que lo sepamos hacer bien. Aquí entra el método, el proceso.
¿Pero qué significa “pensar bien”?
En primer lugar, tenemos que pensar mejor por nosotros mismos, es decir, aprender a pensar de forma autónoma, a tener criterio propio, a tomar decisiones y, en definitiva, a hacer un conjunto de actos mentales pero desde la perspectiva de la autonomía intelectual. Cada niño, niña o adolescente debe ser capaz de pensar mejor de forma autónoma. Esto, en la línea que yo trabajo, ocurre simultáneamente en tres situaciones.
¿En cuáles?
Se trata de pensar mejor por uno mismo de forma crítica, de forma creativa y de forma ética, y todo esto se debe dar a la vez. El hecho de estar vivo conlleva el hecho de pensar. El pensar no es una cosa apartada de la vida misma, y los diversos actos mentales que conlleva pensar tampoco están separados.
¿Qué implica pensar mejor críticamente?
Implica desde estructurar y organizar el pensamiento, a aprender a razonar, aprender a tener criterios para evaluar, aprender a emitir juicios y no solo opiniones, aprender a elaborar opiniones, matizarlas…
¿Y creativamente?
Significa aprender a generar nuevas ideas, a imaginar, buscar ideas alternativas, razonar de forma analógica o hipotética.
Y por último, ¿qué es pensar éticamente?
Pensar y tener en cuenta la perspectiva del otro, tratando de ver las consecuencias de cada causa, relacionar las partes y los todos. Para ser un pensador que piensa mejor éticamente hay que llevar a cabo un conjunto bastante extenso de actos mentales. Es muy importante que se entienda que nuestra perspectiva de trabajo entiende el pensar de una forma muy amplia. Desde la perspectiva que trabajamos, pensar no es una acción apartada del sentir y del actuar, al contrario. El pensamiento ético es el que va conectado con la acción y el pensamiento creativo va de la mano de la emoción, de la experimentación.
¿A partir de qué edad se puede empezar a trabajar en este sentido?
Yo dirijo un proyecto que se llama Noria que trabaja en el desarrollo del pensamiento crítico del niño y está planteado para edades comprendidas entre los 2 a los 11 años, se puede aplicar a partir del momento en que el uso del lenguaje oral empieza a estructurarse de una forma diferenciada. Nuestro método tiene que ver con utilizar juegos de arte, narrativa, cuentos, leyendas, etc.
¿Y con qué objetivo utilizáis todas estas historias?
Desde pequeñitos a lo niños y niñas les encanta los cuentos. A partir de ellos podemos entrar en todo el proceso de estimulación de pensamiento. Hay actos mentales que, si son estimulados correctamente, consiguen desarrollar esa capacidad de pensamiento crítico y creativo. Por ejemplo, los juegos los utilizamos como recurso porque sabemos que se trata de una manera directa de implicar todo el cuerpo.
¿Por qué es importante implicar el cuerpo en un proceso como éste?
Al no manejar una idea acotada de pensamiento, debemos poner en práctica todo lo que se implica en la acción: quien piensa, piensa desde un cuerpo que está en el mundo interactuando con su entorno, ambiental y social. Los juegos los utilizamos para involucrar el pensamiento con todo el movimiento corporal y su experiencia sensorial. Así conseguimos un pensamiento más holístico.
¿Qué papel puede jugar lo artístico?
El arte, la pintura y la escultura, la música… son manifestaciones que utilizamos porque, entre otras cosas, tocan directamente a la fibra, a la emoción, a la percepción. Todo esto va conectado al sentir y al actuar.
¿Y antes de que los niños y niñas tengan dos años?
He dedicado mucho tiempo a estudiar niños y niñas preverbales, pero todavía no he aprendido a proponer un desarrollo de esa línea de trabajo para ellos. Sin embargo, estoy convencida de que piensan, de que hay esquemas mentales en ellos. Pero nosotros manejamos una metodología reflexiva, no una parte mecánica, sino más bien la otra dimensión, que es la que permite aprender a aprender y aprender a convivir. Al no ser algo mecánico, no me atrevo a proponer. Yo estoy segura que desde la vida intrauterina hay procesos mentales, pero claro, una cosa es que existan y otra que tú plantees una pedagogía para ellos coherente con lo que estas diciendo que haces.
Cuando en clase se trabaja el pensamiento crítico, ¿el aprendizaje es bidireccional? Es decir, ¿los profesores también aprenden?
Nosotros manejamos una metodología basada en el diálogo: el docente debe aprender un conjunto de estrategias para dinamizar el pensamiento social, la inteligencia colectiva. Uno aprende a pensar mejor de forma autónoma en compañía de los demás. Cada individuo aprende a pensar mejor por sí mismo cuando no está solo. El profesor tiene que dominar la metodología para hacer esto bien. Así que sí, siempre aprendemos, y esto es lo que a mí me tiene personalmente enganchada.
¿Por qué?
Sabemos cómo son las estrategias o cómo conducir el pensamiento colectivo, pero nunca sabemos qué es lo que cada niño va a decir, siempre hay sorpresas. Es una dimensión que a mí me sigue provocando asombro. Empecé a trabajar en esto en los años 80 y aún hoy me asombran los pensamientos humanos desde tan pequeños. Son tan originales y frescos, no solo lo que dicen, sino cómo lo dicen. Además en el proceso de formación lo que descubrimos como maestros es que nosotros también aprendemos a pensar mejor. El pensamiento se desarrolla siempre cuando el paradigma es el aprendizaje.
Pero, ¿cómo se encuadra la creatividad en un sistema educativo que se basa en la memorización de datos?
Yo viajo mucho y hay problemas comunes en muchas partes del mundo. Todavía funciona en el sistema educativo a nivel global el paradigma en el que la enseñanza es repetitiva, memorística. Con un profesor que explica, que repite, que quiere que los alumnos repitan, y los alumnos reproducen todo esto en exámenes. Un sistema educativo así no tiene apertura ninguna para el desarrollo creativo. El estímulo del pensamiento creativo no existe.
Es un contexto complicado entonces…
Pero que predomine esta línea no significa que no haya alternativas o iniciativas que se alejen de esto. Lo que sí veo cada vez más es que, por demanda social, por la complejidad del siglo XXI, la sociedad elige personas más creativas, más capaces de dar respuesta a la complejidad. A estas necesidades solo se les puede dar respuesta con pensamiento creativo crítico y ético. En función de esto lo que veo cada vez más es que hay una masa importante de centros de individuos que vienen tratando de desarrollar su capacidad de pensar creativamente y de estimular esto en el aula. Pero creo que falta a nivel masivo bastante trabajo.
¿Qué tres consejos daría a docentes que quieran poner en práctica el pensamiento creativo en el aula?
Lo primero, es que creo que es fundamental atreverse, no tener miedo del error. Tenemos auténtico pánico a la equivocación. Nuestro sistema educativo está montado de forma cuadrada y el error está muy mal visto,porque no hay margen de maniobra. Lo que les propongo a los maestros es que pierdan el miedo, que no sufran por equivocarse, al contrario, que lo celebren y lo superen.
¿Y en segundo lugar?
Sin duda, abordaría el tema del ridículo en el aula. El ridículo es una forma de dar la bienvenida al atrevimiento. No hay que evitarlo, ni tenerle miedo tampoco. Si el aprendizaje no es atrevido no hay manera de que sea creativo.
¿Y por último?
Algo muy importante, y es que los maestros tienen que atreverse con la propia creatividad: hace falta trabajarse a uno mismo. La persona debe atreverse, aunque el producto no sea el esperado. En la escuela nos preocupamos demasiado por el producto final y muy poco por el proceso, pero el aprendizaje tiene más que ver con el proceso que con el producto final.
Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/angelica-satiro/