México/Abril de 2017/Autora: Cecilia Higuera/Fuente: Crónica
Para Schmelkes la educación también puede ser un instrumento para la reproducción de las desigualdades sociales, y esto ocurre cuando las oportunidades educativas se distribuyen de manera inequitativa en la población.
La presidenta consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Sylvia Schmelkes del Valle, advirtió que el mayor problema del sistema educativo mexicano es su desigualdad. La consejera participó el jueves pasado en el Seminario Permanente de Desigualdad Socioeconómica, organizado por el Colegio de México, donde también estuvo presente (como dio cuenta Crónica) el secretario Aurelio Nuño..
Schmelkes resaltó en su participación que México es uno de los países más desiguales, al ocupar el número 24 en el ranking mundial de la concentración del ingreso “y nos ha resultado muy complicado evitar que la educación que se ofrece a la población mexicana deje de reflejar esta situación”.
Somos herederos, abundó, de una historia de mucho crecimiento en el sistema educativo nacional y sin embargo hemos llegado siempre al último a las zonas más pobres las más dispersas y culturalmente las más distantes de la cultura nacional.
“Además hemos llegado a las niñas niños y adolescentes de estas zonas con un servicio regresivo a juzgar por las diferencias en infraestructura, el equipamiento de las escuelas, en la formación de los docentes sin funcionamiento cotidiano de las escuelas ni el apoyo que reciben de los supervisores”.
Llegamos –abundó-, con un servicio más pobre justamente ahí, donde se requiere una educación fortalecida porque las condiciones ambientales y familiares no pueden contribuir a la escolarización exitosa justamente en esas zonas, de la misma manera que en otras regiones del país”.
En su oportunidad, Patricio Solís, coordinador del seminario de Desigualdad Socioeconómica y profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de dicha institución educativa, sostuvo que la relación entre la desigualdad social y la educación es una espada de doble filo, ya que mientras la educación puede ser un vehículo para reducir la desigualdad e incrementar la movilidad social, por lo cual, al mejorar el acceso y la calidad de la educación es parte fundamental de una política para reducir la pobreza y la desigualdad de oportunidades.
Sin embargo, agregó, la educación también puede ser un instrumento para la reproducción de las desigualdades sociales, y esto ocurre cuando las oportunidades educativas se distribuyen de manera inequitativa en la población en función de sus características socioeconómicas, familiares, razgos raciales o étnicos.
En un entorno de marcadas desigualdades sociales, la ilusión meritocrática de la educación como determinante principal del acceso a las oportunidades de vida, se diluyen y lo que queda es una institución que lejos de distribuir oportunidades, las concentra entre quienes tienen el privilegio de ingresar a las mejores escuelas y continuar sus estudios en virtud de sus ventajas heredadas”, criticó.
En muchas instancias, remató, la educación en México, sigue siendo más que un vehículo de movilidad social, una institución que reproduce la desigualdad social, basta mencionar que en 2012, 57 por ciento de los estudiantes de 20 a 24 años, provenientes del cuartil de hogares de mayores ingresos, tuvieron acceso a la educación superior, frente a sólo el 8 por ciento de los jóvenes del cuartil mas pobre, es decir, una brecha de 7 a 1.
Fuente: http://www.cronica.com.mx/notas/2017/1017262.html