06 Agosto 2017/Fuente:La Capital /Autor: Matías Loja
Pase al frente», le dijeron; y el alumno se sentó en una sillita que provocaba vértigo, frente a un tribunal que iba a calificar su lección. No lucía nervioso, pero por las dudas se llevó unos papelitos con unos apuntes tipo «machetes» para no perder el hilo de su exposición: tenía por delante 30 minutos de reloj clavados y era mucho lo que había para desarrollar. Mientras el alumno disertaba sobre los adolescentes, la escuela y la cultura digital, a sus espaldas el aula comenzaba a resquebrajarse hasta caer a pedazos.
Pero el alumno no era otro que el sociólogo Marcelo Urresti, el salón de clases era el escenario del cine y teatro Arteón, y la lección formaba parte de un juego. El original formato de simulación de un tradicional examen oral inauguró un ciclo de conferencias llamado «Pase al frente», organizado por el proyecto Nuevo Mundo Educativo (NME). «Adolescentes, entornos de comunicación/aprendizaje y escuela media: encuentros, diferencias y disputas», fue el nombre de la exposición que brindó Urresti en Rosario. Las posibilidades de la experiencia autodidacta, la brecha entre docentes y alumnos; y el rol socializador de la escuela frente a un cultura que tiende a atomizar el consumo fueron algunos de los ejes de la charla del docente e investigador de la UBA y de Flacso. Si bien destacó la expansión en el acceso a las redes digitales, advirtió que ello no implica la eliminación de desigualdades. Y afirmó: «Si eso la escuela no lo compensa no podemos pensar en un sociedad democrática o igualitaria a futuro».
A lo largo su «lección», Urresti desarrolló cómo los adolescentes de hoy se ven atravesados, por primera vez en la historia, «por un conjunto de repertorios, saberes, información y datos que les otorgan una creciente autonomía». Un entorno cambiante plagado de novedades efímeras. «Cuando aparecieron los blogs —recordó— hubo muchos críticos culturales y especialistas en comunicación que dijeron que la educación iba a cambiar definitivamente y que incluso se acababa el periodismo. El periodismo no terminó y la tasa de mortalidad de los blogs es más o menos del 97 por ciento».
Al tiempo que corría la disertación de Urresti en el escenario del Arteón, a sus espaldas una pantalla mostraba un video que se repetía en loop. La imagen era un típico salón de clases —bancos, sillas y pizarrón— pero que con el transcurrir de los segundos comenzaba a derruirse. Primero las paredes, después el techo. Mientras Urresti contaba que los adolescentes desarrollan su experiencia y forma de relacionarse con el mundo a través de las redes digitales, en la pantalla del fondo la vieja escuela comenzaba a desplomarse.
«Las jóvenes generaciones —continuó el sociólogo— empiezan a gestionar sus propios proyectos de vida adulta y el aterrizaje en el mundo de la autosocialización en un contexto comunicativo cambiante», especialmente «en una población que no tiene una experiencia previa de lo que fue el mundo antes de internet».
Así, la cultura digital abrió una serie de cambios cada vez más vertiginosos que, a su entender, deberían habilitar un debate sobre el rol que le cabe a los docentes y a la institución escolar. «Buena parte de la escuela —continuó— se basó sobre la escasez de información existente en la sociedad. El monopolio y su autoridad dependían de esa característica, pero en nuestros días es claro que ese monopolio está siendo discutido. Aparecen muchísimas fuentes de información dispersas que no sólo cuestionan la escuela, sino a los docentes».
Urresti dio el ejemplo de los tutoriales de YouTube para explicar cómo, si antes alguien quería aprender una destreza dependía del saber de un experto, hoy esos videos son redes de colaboración que generan un canal de aprendizaje alternativo. Redes de «autoformación» que permiten que «el autodidacta de nuestros días tenga muchas más probabilidades de salirse con la suya que el de épocas anteriores, porque las redes digitales lo acompañan».
La brecha
De todas formas, y sobre la distancia entre maestros y alumnos ante la cultura digital, indicó que «ya se están incorporando a las escuelas nuevas generaciones de docentes y con el paso del tiempo esa brecha generacional va a empezar a mitigarse, en la media que los docentes jóvenes traen incorporadas estas cuestiones y las tratan de sumar con fines pedagógicos dentro de las aulas». Aunque igual la escuela tendrá que combinar «de la manera más inteligente, esas dos culturas: la letrada tradicional y la digital». En este punto, alertó que, más allá de sus beneficios, la cultura digital «también tiene muchísimas contraindicaciones desde el punto de vista educativo». Y que la escuela, «si tiene por objetivo lo educativo, va a tener que discutir los elementos antieducativos de la cultura digital, que son muchos y peligrosos».
Ante un escenario donde el avance de lógicas de mercado y discursos publicitarios piensan a los sujetos como meros consumidores, sostuvo que «a la escuela le queda renovar la garantía de lo público». Explicó que en otras épocas la televisión, si bien no era educativa desde lo escolar, lo era desde el punto de vista socializador, porque planteaba a una variedad enorme de personas estímulos comunes: los integrantes de una familia viendo un mismo programa de televisión. «En nuestros días esos estímulos comunes tienden a desaparecer, cada cual puede construir su propia memoria, hacer lo que quiere y hasta dos hermanos de una misma generación tener una experiencia informativa distinta. Eso desde lo educativo es muy complicado, porque tiene una lógica privatista y atomizante», apuntó el especialista.
Para Urresti, en este marco la escuela «tiene el rol, como decía un mandato de la Unesco y que citaba Juan Carlos Tedesco, de enseñar a vivir juntos, porque hay cuestiones que tienen una entidad pública más allá de las partes, y si eso no lo hace la escuela estamos en un problema, porque los medios masivos no hacen eso y la familia hoy tampoco lo hace».
Pese a los avances tecnológicos, advirtió que el de las redes digitales «de ninguna manera es un sistema compensador o distributivo, simplemente es un sistema de amplitud de acceso». Y cerró: «Si la escuela no lo compensa no podemos pensar en un sociedad democrática o igualitaria a futuro».
En su disertación en Rosario, Urresti hizo hincapié en la aparición de las nuevas herramientas tecnológicas y las dividió en objetos de primera generación ya casi caduca (notebook y cámaras digitales), una segunda generación (smart TV, teléfonos inteligentes «que son microcomputadoras de mano» y hasta electrodomésticos que se pueden manejar desde los celulares), y una tercera generación (drones y visores 3D), que si bien su distribución aún no se han masificado, suponen un cambio «que va a completar nuestra experiencia de la información, el entretenimiento y hasta de la sexualidad».
Aseguró que «la comunicación masiva o de uno a uno la tenemos todo el tiempo en nuestros dispositivos», y que así se produce «una transformación cultural en nuestros chicos que se incorporan estas oleadas de comunicación, que los aleja de los modos tradicionales de ser niños y adolescentes».
La próxima conferencia de «Pase al frente» será el 28 de agosto y estará a cargo del investigador Cristobal Cobo (Fundación Ceibal). Para más información sobre el proyecto Nuevo Mundo Educativo escribir al email consultas@funpei.org o vistar el sitio www.nuevomundoedu.org
Fuente de la reseña: http://www.lacapital.com.ar/educacion/a-la-escuela-le-toca-renovar-la-garantia-lo-publico-n1445360.html
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