Educador popular para la cuarta transformación

Rafael Mendoza Castillo

Giovanni Sartori afirma, “que las imágenes transmitidas por los medios se convierten en un video-poder, que al final del día convierten al sujeto en un espectador, en consumidor de lo mismo y eso si, dependiente del televisor”. Como acertadamente dijo el clásico el “medio es el mensaje”. No cabe la menor duda, que las la imágenes de la televisión anulan el pensamiento crítico y disruptivo. Es importante que nuestro proyecto educativo retome el concepto de bloqueo histórico, propuesto por Agnes Heller. Sin este concepto de bloqueo histórico no podemos entender el por qué la gente aspira a lo mismo. Pero, sobre todo, cumplir con el deseo del poder de dominación que consiste en que la gente no piense distinto y que se adapte a lo dado, lo constituido.

Lo anterior se vincula con la educación y la cultura, ya que el poder y hegemonía tiránica no persuade, ni les interesa convencer a las personas. Tal hegemonía pretende que las gentes se conviertan en súbditos y no ciudadanos, que visualicen cosas distintas o diferentes a las existentes. Los del poder se enojan cuando la gente ve la novedad y lo emergente (recordemos, no olvidemos, el ´68, el ´88, Yo Soy 132 y el 1 de julio pasado). «Es importante continuar resistiendo. Continuar en rebelión para que la reforma educativa, este modelo de educación neoliberal, no logre su objetivo»

El modelo neoliberal produce, vía la Reforma Educativa, que heredamos del prianismo, un sujeto que acepte vivir en la pobreza, el desempleo, la marginalidad, que el mismo modelo se encarga de producir. Que las personas queden fuera del conflicto de clases y que lo acepten.

Como dice Hugo Zemelman: “la integración económica genera cultura, pautas de comportamiento y expectativas; y este es el punto central, porque si no se orienta el modelo a provocar en la gente la necesidad del modelo, obviamente éste no durará”. Es importante continuar resistiendo. Continuar en rebelión para que este modelo de educación neoliberal no logre su objetivo. Por eso, y otras cosas más, la CNTE tiene razón en no dejar morir el espacio del Educador Popular (estatal y regional). Desde este lugar pugnamos por otra forma de re-socialización, más humana, rebelde, critica y sin bloqueos históricos neoliberales.

Deseo que el proyecto del Educador Popular incorpore, como necesidad de realidad, de conciencia, de conocimiento, el concepto de utopía. Entendida ésta como condición de posibilidad de distanciarnos de esta existencia, de sus prácticas discursivas y de su conciencia sumisa, es decir, comprender y reconocer el mundo en forma alternativa y no hacerlo desde la utopía hegemónica dominante. No es suficiente la utopía, si no nos colocamos en la revisión crítica y autocritica del mundo real de la historia. No pensar sólo en mundos trascendentes, sino pensar el mundo en lo micro y desde este lugar construir los futuros, las opciones. Que la capacidad de construir se vuelva a anidar en la conciencia de las gentes.

Entender que nosotros hacemos la historia y también ésta nos hace, pero en pleito, en lucha contra la esclavitud, el lucro y el excedente. Hoy, estos significantes amos orientan a la humanidad. El proyecto neoliberal colocado en la cultura y la educación intenta, no se si ya lo logró, espero que no, que los actores de la educación eliminen de su cabeza la necesidad de realidad y que se satisfagan con el pedazo de realidad que les otorga el sistema social actual. Además, que bloqueé sus disposiciones para pelear por otras alternativas de realidad. Pensemos siempre que la realidad, el conocimiento y la misma verdad, son producciones sociales. De esa forma vemos, cómo los medios de comunicación producen realidades, ocultan realidades, las reprimen. Urge una nueva política sobre los medios de comunicación,ya que la actual ha servido al poder de dominación. Es importante que nuestro proyecto educativo incorpore la necesidad de realidad, pero distinta a la actual. De ahí la centralidad de la teoría critica, de las ideas, en el sentido de que el mundo del hombre se construye. Y que esa construcción se instala en la contradicción dialéctica entre lo real, la conciencia y la praxis constituyente. Este postulado tríadico sustenta nuestro proyecto de educación, de cultura, ciencia, tecnología, sociedad y arte. El postulado anterior nos permite asumir el compromiso de nombrar las cosas.

Esta idea regulativa permite construir subjetividades sociales disruptivas, en lo individual y lo colectivo, evitando todo fetichismo en su construcción. Todo nuestro curriculum debe ser un espacio que rechace el bloqueo histórico del programa neoliberal. Tamaña tarea del Educador Popular. De ahí la importancia del trabajo de la epistemología en el campo educativo. Descubrir desde donde pensamos el mundo, la realidad. De ahí la necesidad de sabernos colocar ante las cosas, porque de esto depende la construcción de una nueva relación de conocimiento, que nos lleve a pensar distinto el mundo a como lo piensan los capitalistas y la oligarquía financiera. Desafiar la realidad existente, su conciencia de sí y sus prácticas sociales. Saber que no existe conocimiento solamente técnico, práctico, sino también conocimiento emancipador. Los tres son conocimientos interesados, nunca inocentes ni neutrales. Los conceptos antedichos permiten nombrar a la enseñanza, al aprendizaje, a la educación, a los métodos, a las didácticas, al curriculum y a las prácticas, de otro modo.

Así, la formación no se queda en la información, sino como construcción de la relación de conocimiento y la posición del sujeto ante el mundo, ya sea dejarlo como está o cambiarlo. Es más importante la necesidad de realidad que el propio conocimiento, para romper la inercia, lo constituido y además hacernos insumisos, rebeldes, desobedientes. En la educación neoliberal del prianismo sobrevive una racionalidad instrumental que subordina los fines a los medios. Que impide, a los hombres y mujeres, desde su óptica, pensar la realidad de forma distinta. De ahí la importancia del examen del pensamiento, porque ahí se instalan parámetros que impiden pensar de otro modo el consenso de los neoliberales. Pero al mismo tiempo tenemos la necesidad de transformar la institución educativa, porque ésta continúa atrapada en una relación de poder, cuya ideología se sustenta en la clase, el género y la raza. Otro mundo es posible y necesario.

Este texto ha sido publicado en el sitio Cambio de Michoacán, en la dirección http://www.cambiodemichoacan.com.mx/columna-nc45417

Comparte este contenido:

Rafael Mendoza Castillo

Profesor de Lógica, Historia de las Doctrinas Filosóficas y Ética en la Escuela Preparatoria “José Ma. Morelos y Pavón” , de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Mich. 1977 Profesor de Filosofía de la Educación en la Escuela de Filosofía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, Mich. 1990-1993 Asesor de la Maestría en Psicología de la Educación en el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación “José María Morelos”. 1993-2000 Coordinador de la Maestría en Sociología en el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación “José Ma. Morelos”. 1980 Asesor del Departamento de Evaluación de la Delegación general de la S.E.P., Morelia, Mich.