“Como querer un arcoíris, unicornios y cachorros”. Así comparó, a través de Twitter, el Director de Comunicaciones Académicas de Elsevier, el objetivo social de que cualquier persona pueda acceder abiertamente al conocimiento científico sin requerir una suscripción a revistas académicas especializadas. ¿Por qué parece tan difícil e inalcanzable acceder a los frutos de la investigación en un mundo donde, a través de Internet, es cada vez más fácil compartir información?
Por Antonio Hartley y Carla Alvial
A nivel mundial, existe un creciente descontento con Elsevier y otras grandes editoriales académicas, como resultado del creciente movimiento de acceso abierto al conocimiento y en la búsqueda de nuevas formas de hacer accesible los resultados de la investigación a las personas. Países líderes en producción científica como Suecia o Alemania han cancelado sus contratos con Elsevier, al no poder llegar a un acuerdo justo para las dos partes y que realmente conlleve a un cambio en las prácticas de negociación de revistas digitales.
Sin embargo, y ante la iniciativa de impulsar el Acceso abierto, (al menos, que los artículos científicos estén a disposición de toda la población y que se permita compartir los mismos y reusar sus resultados de investigación), uno de los componentes principales del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, Elsevier ha buscado incorporar acceso abierto como una de sus banderas de lucha. Esto incluye participar como empresa subcontratada de la iniciativa Monitor de Ciencia Abierta de la Comisión Europea.
Por ello, llama la atención la organización de este tipo de seminarios en Chile.
¿Qué se busca con esto?
Con excepción de la iniciativa de Datos Científicos abiertos liderada por Conicyt en el año 2014, con limitado involucramiento de actores, apertura e impacto, en Chile han existido pocas instancias formales o resolutivas de discusión sobre el acceso al conocimiento científico, y su relación con los rankings, métricas y procesos de evaluación académica y de la investigación, los que siguen siendo procesos cerrados.
Ya existen propuestas, como la declaración de San Francisco sobre la evaluación de la investigación (DORA), que ha sido firmada en incorporada por importantes universidades y centros de investigación, incluyendo todos los Consejos de investigación del Reino Unido.
Hoy existe una oportunidad de abrir la discusión sobre el acceso al conocimiento académico y sus implicancias, centrales a los sistemas selección de fondos científicos, impacto de la investigación, inserción de nuevos investigadores e investigadoras, entre otros. Estamos insertos en un sistema de valoración del trabajo científico que prefiere las métricas por sobre las cualidades de la investigación. Abrir esta discusión es esencial si buscamos transformar el sistema de investigación chileno a uno que respete a sus investigadores, valore la diversidad y potencie el impacto social y cultural del conocimiento. Y este proceso no puede ser liderado por empresas privadas cuyo fin es el lucro, no el bien público, como es el caso de Elsevier.
Fuente: http://www.eldesconcierto.cl/2018/08/21/elsevier-la-editorial-contra-la-difusion-del-conocimiento-cientifico/