Pero han fracasado brutalmente. Los gobernantes de la primera ola neoliberal están malditos en sus países, algunos de ellos fueron encarcelados, nunca volvieron a elegir gobiernos. En su segunda ola, la derecha demostró que no tienen nada más que proponer a nuestros países distinto a ajustes fiscales, privatizaciones, exclusión social, hambre y miseria. Por eso fracasaron de nuevo.
Fracasaron en México, después de someter al país a tres décadas de neoliberalismo y de sometimiento a los EE UU, haciendo del país un inmenso desastre político, social y de violencia diseminada. López Obrador fue elegido como el presidente con mas apoyo en toda la historia del país.
Fracasaron en Argentina, después de volver a imponer el mismo modelo del pasado. En poco más de dos años fracasaron y fueron derrotados por el voto democrático de la mayoría de los argentinos, que prefieren un país con desarrollo económico y distribución de renta.
Fracasaron en Ecuador, al intentar hacer retroceder el país al modelo que ya había fracasado y había sido superado durante diez anos. Con movilizaciones populares que hicieron que el gobierno retrocediese en sus medidas antipopulares.
Fracasan en Brasil, cuando intentan liquidar todos los avances de los gobiernos del PT de los últimos 12 anos, recurren a un personaje inclasificable e implicado en casos de corrupción y asesinatos, que sólo mantiene menos de 1/3 del apoyo que tuvo en su primer año de gobierno, con Lula favorito para volver a ser presidente del país.
Fracasan en Chile, el país en el que el modelo neoliberal había tenido un mayor éxito, con el gobierno rechazado por la gran mayoría de la población, que no se desmoviliza a pesar de las promesas de concesiones absolutamente contrarias a las políticas neoliberales.
Fracasan en Colombia, con las mayores movilizaciones populares de rechazo a las medidas neoliberales del gobierno derechista, que no se frenan y se amplían, llevando a la derrota del gobierno uribista.
Para volver al gobierno en Bolivia, no compitieron democráticamente, ya que en ese terreno fueron derrotados, sino que recurren a un golpe, centrado en las FF AA, para sacar a un presidente que había sido elegido y reelegido siempre de forma democrática. Colocan en la presidencia a un personaje que ha tenido el 3% de los votos, sin legitimidad ni legalidad, que se sostiene en base a la represión violenta de la población que protesta y de la prisión de líderes opositores. Sólo así, rompiendo con la democracia, imponiendo un régimen de terror, la derecha logró volver al gobierno en Bolivia, evitando elecciones democráticas.
En Uruguay, la derecha ha ganado, por 28 mil votos, en elecciones democráticas, para lo cual tuvo que contar con la extrema derecha, que recurrió al tema de la seguridad pública, en un país que mejoró substancialmente en términos económicos y sociales, con conquistas democráticas inéditas en todo el continente. La derecha necesita de la extrema derecha para tener mayoría y gobernar, sin tener en cuenta el fracaso del modelo que pretenden restaurar en el país en los otros países del continente: México, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Colombia.
La derecha latinoamericana ha fracasado, porque su modelo, el neoliberal, no logra ni la recuperación del crecimiento económico, promoviendo la exclusión social, el desempleo y la miseria. Y porque tiene enfrente a representantes de gobiernos que sí han logrado recuperar la expansión económico con distribución de la renta y reconocimiento de los derechos fundamentales de toda la población.
*Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/203611