Somos los que quedamos en este ancho firmamento, para juntar estrellas, para juntar corazones. Vivo solo para eso, para que seamos firmamentos, anchos, fuertes, bastiones de la ansiada libertad.
Mirna Sojo. 2014 de mi diario,
Renuevo el tiempo de ocio
Construir educación en la distancia no es nada fácil ni sencillo. Acostumbrada como estoy en ver los rostros con quienes comparto los espacios universitarios me hace sentir carente de todo. Sin embargo hay unos sentimientos que afloran a la hora de asumir la educación en la distancia y es que se da un tipo de vínculo o conexión afectiva con los estudiantes a quienes acompaño.
La afectividad se traduce en infinidades formas de compartir a través de los mensajes de wasap, mensajes de textos, correos electrónicos y audios. Esto se ha convertido en los medios más comunes para continuar con nuestros espacios formativos. En estos días hemos hecho seminarios por grupos wasap donde estamos todos metidos en la clase para poder expresarnos y aprender en esta forma distinta. Hemos disfrutado mucho, hemos leído, intercambiado, debatido, estudiado y generado nuestras producciones escritas y argumentadas con temas interesantes de las experiencias en marcha dentro de la COVID 19.
Es cuestión de irse adecuando y adaptando a esta nueva realidad. Aprender y sacarle el máximo de los provechos para seguir avanzando. Poco espacio hemos tenido para la queja y la desesperanza, muy por el contrario seguimos creyendo que educarnos es la forma más hermosa de comprender la realidad que nos rodea, también el compromiso de seguir trabajando por la educación de nuestro país en los territorios donde habitamos, como escribir nuestras producciones que hablen de lo transformador y de los cambios que generamos en este período de cuarentena voluntaria.
A cuáles producciones nos referimos? a los apoyos en la familia, la solidaridad, la conjunción de esfuerzos para hacer una comida, para distribuirse las faenas, los conflictos que se generan por las malformaciones sociales basadas en el egoísmo, el individualismo, compartir con los vecinos conversaciones, ayudar a quien lo necesite, hacer trueques con los que vienen a vender a las puertas de las casas algún producto manofacturado, a las reflexiones profundas de quiénes somos, qué hemos hecho y por qué la vida se convierte en una fuente de revisiones permanentes para seguir dando sentido y propósito a todo este mundo que nos voltea hacia nosotros mismos y un sistema basado en la compra venta de sentimientos que se expresaba en el consumo desmedido, en la definición del estatus, en el catálogo de barajitas y espejitos falsos.
Esta educación en la distancia nos ha permitido vernos en el invento cotidiano de lo posible, con sus palabras de vida que van emergiendo y desde las realidades de su cada quien con su cada cual pero ahí clarito con lo que se tiene y hasta dónde alcanza, ni más ni menos, todos con todos, con sus conflictos, carencias, desperfectos, defectos, con las amorosas relaciones, con las emociones andando por los corredores, escaleritas de barros, en la lluvia que cae sobre nuestros techos de zinc.
Si hay algo que ha tenido esta pandemia es la mirada cruda y real de la cotidiana causa de vivir, y nos mantiene en la incertidumbre de sus provocadoras profecías venidas del más allá y del más acá… pero sigue ahí, ajustada a cada instante del día a día y se yergue infranqueable sin poder escapar de ella.
Por eso disfruto de la educación en la distancia, esa que hemos construido, es la que hemos compartido en nuestros canales wasapp, con todas sus aristas, cómo ver nuestra vida y regocijarse de ella con las implicaciones que ello amerita, cual cerca y confiados estamos todos los que estudiamos en ella, qué estamos haciendo para sentirnos más humanos y útiles. Estamos allí, en esta educación en la distancia para lo que amerite hacerse, ser y asumirnos mientras dure. Lo importante es encontrarse para juntarse, los métodos están, los temas están y nosotros estamos. ¿Qué más podemos pedirle a la vida?
Fuente: La autora escribe para el Centro Internacional de Investigaciones «Otras Voces en Educación»