Por: Sofía García-Bullé
Este modelo implica un cambio en el enfoque, el alumno deja de ser pasivo y se convierte en en el protagonista de su propio aprendizaje.
La inquietud docente de crear estructuras y dinámicas para el involucramiento del alumno en su propia educación no es un problema nuevo. Un proceso de aprendizaje basado en la apropiación del conocimiento y no solo la reproducción del mismo, es indiscutiblemente más efectivo. Esta es la idea básica de la que parte el aprendizaje activo.
Esta estrategia didáctica se distingue por centrarse en el aprendizaje del alumno e incentivar su participación activa y consciente en el proceso educativo. La compresión del material a cubrir es crucial para la ejecución del aprendizaje activo, diseñado para gestionar la experiencia didáctica como una jornada que parte del alumno y no solo como una respuesta a lo que plantea el docente.
Para propiciar las condiciones del aprendizaje activo, la construcción de espacios colaborativos es fundamental. De esta forma los alumnos tienen oportunidad de aportar, dialogar y generar conocimiento dentro del grupo. A esto se le llama aprender haciendo y es la herramienta principal para para cumplir los objetivos del aprendizaje activo.
Objetivos del aprendizaje activo
La meta del aprendizaje activo es proveer a los estudiantes del ambiente, actividades y acompañamiento para desarrollar habilidades de búsqueda análisis y síntesis de la información, también de resolver problemas, diálogo y expresión. Para aplicarlo con éxito, los estudiantes requieren reflexionar y practicar los conocimientos y habilidades transmitidas por el maestro con el fin de cimentar recuerdos a largo plazo y una comprensión más profunda que permita a los alumnos no solo almacenar la información en su memoria sino adoptar ese conocimiento y habilidad como suyos.
Lo anterior también les habilitará la posibilidad de crear conexiones entre el material aprendido y pensar de manera creativa. Bajo este contexto los alumnos dejan de ser espectadores pasivos a la espera de realizar lo que el profesor les indique. Ante este cambio de ritmo el docente también debe adaptarse.
Rol del docente
Dentro del marco del aprendizaje activo, la primera tarea del docente es procurar un ambiente didáctico que se sienta seguro para los alumnos y que despierte su interés, así como promover la participación. El docente aquí es un guía, un motivador y su trabajo más importante es impulsar a los alumnos a aprender haciendo por el gusto de hacer las cosas que los llevan a aprender.
¿Cómo se aplica?
En el centro educacional San Antonio, Ubicado en la región Chilena de Maule, presentan un ejemplo práctico de cómo incursionar en una metodología del aprendizaje activo. Realizaron un estudio interno con el fin de identificar qué prácticas pedagógicas preferían los estudiantes. El 95 % del alumnado declaró su predilección por aprender en grupos, a raíz de este resultado, los docentes cambiaron por completo su modelo pedagógico a uno colaborativo que incentivara también la creatividad de los estudiantes.
“Los hace mucho más empáticos, mucho más receptivos, se preocupan más del compañero”, menciona Pamela Rojas, profesora de educación general básica del centro educacional San Antonio, argumentando que de esta forma también generan lazos más sólidos y un compromiso mayor con la escuela.
¿Has aplicado instancias de aprendizaje activo en la escuela? ¿Cómo ha sido tu experiencia con esta metodología? Cuéntanos en los comentarios.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/aprendizaje-activo