Consejo Técnico y Taller de Formación Continua para el ciclo 22-23: mucho ruido, pocas nueces. Segunda parte.

Por: Abelardo Carro Nava

«Sobre el tema de los logros de los aprendizajes, es claro que el sistema educativo nacional, no ha transitado de un sistema regido por el de las calificaciones a uno en el que la evaluación formativa juegue un papel trascendental en la vida de las instituciones educativas»

En mi entrega anterior, expuse algunos de los apartados de la Guía para la Fase Intensiva de Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes: Plan y Programas de Estudio de la Educación Básica 2022, particularmente, la dirigida a educación primaria, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) difundió antes de que culminara oficialmente el ciclo escolar 2021-2022.

También señalé la organización que en ésta se observa, a partir del desarrollo de las sesiones en dos momentos, por así decirlo, simultáneos: en el primero, los colectivos docentes estarían trabajando lo relacionado al Consejo Técnico Escolar (CTE) con la finalidad de reflexionar sobre los elementos a considerar para el diagnóstico integral de la escuela y, en el segundo, algo que la SEP denominó “formación continua” de un Plan de Estudios 2022 que, hasta donde se tiene conocimiento, no está terminado, puesto que en el mes de junio se difundió la tercera versión del documento en referencia, previa emisión de dos más, la de enero y la de mayo de este mismo año; para ello, sobre este último, se pretende que los grupos de maestras y maestros, bajo la modalidad de taller, se acerquen a dicho Plan con la idea de que se compartan experiencias, conocimientos, saberes y trayectorias profesionales, a través del diálogo, para establecer un vínculo de estos elementos con la estructura curricular propuesta, situación que me llevó a pensar en la posibilidad de que finalmente se revertiría el modelo instrumentalista-remedial-carencial que ha predominado hasta nuestros días en el ámbito de la formación continua, sin embargo, no lo supera.

Dicho lo anterior, toca el turno de abordar y analizar algunas de las actividades de las sesiones propuestas. Insisto, tal análisis, corresponde a la Guía dirigida para la educación primaria.

En la sesión 1, se encuentra el encuadre de la sesión, el momento 1 “Nuestro espacio de decisión para que todos aprendan. La escuela que somos y que queremos ser”, y el momento 2 “Nuestro espacio de formación. Mi práctica docente y el vínculo con el currículo”.

Como puede observarse, a diferencia de la Guía del ciclo escolar anterior (2021-2022), el momento 1 parte del abordaje de la equidad, inclusión y participación que garantice trayectorias educativas continuas, completas y de excelencia de los estudiantes, y para ello, se propone la revisión de la forma de organización de la escuela, las interacciones entre los actores educativos, normas de convivencia y participación, trato entre los integrantes de la comunidad escolar, formas de intervención pedagógica, entre otros.

Es clara la idea de focalizar la mirada hacia el interior de la escuela para identificar aquellos aspectos que limiten o posibiliten el aprendizaje de los educandos, así como algunos elementos que involucran la participación de los padres de familia, sin embargo, un tema que no tuvo la relevancia requerida, fue el de aquellos factores que intervienen directamente en el centro escolar y que corresponden al ámbito comunitario, es decir, si usted lee con detenimiento las actividades propuestas, puede ser que la escuela haya desarrollado algunos aspectos relacionados con la equidad, inclusión o participación, sin embargo, sabemos bien que una vez que los alumnos abandonan el plantel, temas como la exclusión, discriminación, inequidad, entre otros siguen presentes o son manifiestos. Como escuela y comunidad escolar, ¿qué hacer ante el gran desafío que ello implica?, ¿qué políticas públicas, más allá de lo que se encuentra en las leyes y en los protocolos, se han establecido para aminorar tales cuestiones?, ¿hasta dónde puede actuar la institución y los colectivos en un tema o temas de singular importancia? En suma, me parece que la técnica del semáforo sugerida es pertinente, pero limitada, en cuanto a la falta de reconocimiento de otros factores externos que inciden en el plantel escolar.

Por lo que toca al momento 2 cuyo propósito es “conectar con la práctica docente”, tal y como lo había expresado en mi entrega anterior, si la idea era colocar al centro al docente en el marco de las reformas educativas sexenales, cambios curriculares derivados de éstas, cambios en la práctica docente, entre otros, esto no se logró con alguna de las actividades sugeridas, en su lugar se tendría que haber colocado otra u otras, con un sentido pedagógico más amplio y profundo en lugar de un momento de relajación mediante el cual pudieran surgir las emociones de los docentes; ¿por qué en el audio propuesto la maestra o el maestro tendría que irse despidiendo de esa maestra o maestro que fue y permitirse recuperar y reconocer eso que ha ido construyendo a lo largo de su trayectoria? En fin, llama la atención la escasa atención que se le dio al próximo cambio curricular con esta actividad, justamente cuando a un año de gobierno lopezobradorista, se implementará en nuestro país.

De la Sesión 2, momento 1 “Nuestro espacio de decisión para que todos aprendan. El diagnóstico integral de la escuela”, momento 2 “Nuestro espacio de formación. Acercamiento a la autonomía curricular y la autonomía profesional” se puede decir, por lo que respecta al primero de ellos, que se observa una franca continuidad de lo que ha venido trabajando en los CTE para la conformación de los PEMC; el que analicen cómo se estructura dicho programa, qué factores inciden para determinar una problemática y para la toma de decisiones, es lo que se ha venido trabajando desde hace varios años. Habría que preguntarse, ¿en qué medida estos programas atienden las problemáticas identificadas?, ¿cuál es el balance al final del ciclo escolar?, ¿qué datos tendría la SEP para seguir proponiendo este esquema de gestión escolar al interior de los planteles?, ¿no habría la imperiosa necesidad de diseñar otro tipo de programa para que, a través de proyectos, bajo la coordinación de las diferentes comisiones escolares pudieran realizarse?

Ahora bien, sobre el tema de los logros de los aprendizajes, es claro que el sistema educativo nacional, no ha transitado de un sistema regido por el de las calificaciones a uno en el que la evaluación formativa juegue un papel trascendental en la vida de las instituciones educativas; se refiere la elaboración de tablas y gráficas de calificaciones, pero no se aborda el tema de la repercusión que ha tenido en los estudiantes la política impuesta por la SEP que denominaré “cero reprobación”. Entonces, ¿es pertinente la elaboración de esas tablas o gráficas cuando la SEP impone ciertas políticas o por qué no podría profundizarse en aquellos elementos que colocan al estudiante con cierto aprendizaje al termino de cada ciclo escolar, ¿cómo los atendemos?

En el momento 2, de nueva cuenta aparece en esta Guía, los momentos de relajación, que dan entrada al tema sobre la autonomía curricular y profesional. Desafortunadamente, nuestro sistema educativo se ha caracterizado por limitar los espacios de autonomía en los centros escolares porque, la estructura vertical y autoritaria, mayormente impide el desarrollo de las actividades propuestas por los colectivos. Es cierto, no en todos los lugares ocurre de esta manera, sin embargo, hay que decirlo, las propuestas que puedan surgir muchas veces son limitadas o prohibidas porque no “encajan” con ciertas políticas educativas impuestas por la federación o en los estados; ¿qué pasaría si el docente, en este ejercicio, percibe que no cuenta con dicha autonomía?, ¿la autoridad educativa modificará su esquema para dar paso a las propuestas pedagógicas y de gestión de los colectivos docentes aunque vayan en contra de las políticas que ha fijado?, ¿realmente con el nuevo plan de estudios se modificarán las mismas estructuras verticales y autoritarias que son tan conocidas como parte del currículum oculto y vivido? En suma, sigo creyendo, que las escuelas podrían contar con el mejor plan de estudios del mundo, pero si las estructuras “oficialistas” no cambian o transforman su actuar, toda iniciativa topará con pared tal y como ha sucedido. Un ejemplo muy sencillo de estas cuestiones: en el estado de Tlaxcala a los docentes de secundaria se les solicita la elaboración de su planeación en un formato único, mismo que se “sube” a una plataforma, ¿realmente es necesario que todos los docentes se ajusten a ese formato?, ¿no tendría mayor relevancia la elección de los contenidos, su propósito, la intención y secuencia didáctica, la forma de evaluación, los materiales y recursos seleccionados, entre otros?

En la sesión 3, momento 1 “Nuestro espacio de decisión para que todos aprendan. Valoración diagnóstica de los aprendizajes”, y en el momento 2 “Nuestro espacio de formación. Ejes articuladores, campos formativos y organización del plan de estudios 2022”, siguiendo la línea de la sesión anterior, en el primero se habla de una valoración diagnóstica que permitiría conocer las condiciones en las que se encuentra los NNA y el grupo escolar; insisto, ¿cuál sería el efecto de la cero reprobación impuesta por la SEP y por qué no se consideró como parte de ese conocimiento para la valoración referida?

Ahora, el tema sobre los expedientes o fichas descriptivas que los docentes pudieron haber elaborado me parece un tanto pertinente porque, indiscutiblemente, los colegiados tendrían que contar con un insumo que detone la valoración del profesorado en razón del grupo que atendieron, así como también, los instrumentos que ayudaron a este propósito y que fueron empleados en un momento determinado; no obstante, llama la atención el que se refiera la aplicación de una prueba para la valoración referida, entonces, ¿se reafirma el sistema de calificaciones aludido en párrafos anteriores y no el de la evaluación propiamente dicha?

Por lo que respecta al momento 2, a partir de un diálogo y de observar un video, se pretende que se conozcan las características generales del plan de estudios 2022 (contenidos, propósitos por campo formativo, campos formativos, ejes articuladores, perfil de egreso), para que se reflexione en torno a los cambios que se observan y se elabore un cartel, sin embargo, preguntas fundamentales como por qué fue necesario este cambio, por qué los principios de la nueva escuela mexicana, por qué este enfoque en el plan de estudios, por qué ejes articuladores, por qué campos formativos, por qué fases, por qué epistemologías del sur, por qué comunidad-territorio, por qué saberes y de qué manera se conciben, entre otras, que generarían precisamente esa reflexión, no se incluyeron, entonces, ¿se reflexiona pero no se reflexiona?, ¿se “forma” al docente para comprender el cambio curricular o solo para aplicar el plan de estudios?

Finalmente, en esta sesión, el tema de las emociones vuelve a surgir mediante el desarrollo de una estrategia denominada lluvia de emociones; ¿lluvia de emociones cuando, de unos años a la fecha, se han cambiado planes de estudio sexenalmente y, por tanto, los docentes se han visto envueltos en una vorágine de reformas curriculares en nombre de la tan anhelada calidad educativa?

En la Sesión 4, momento 1 “Nuestro espacio de decisión para que todos aprendan. Un plan de atención que responda a las necesidades identificadas en la valoración diagnóstica”, y momento 2 “Nuestro espacio de formación. Transitando hacia los campos formativos” se observa, en la primera cuestión, que esta Guía no rompe con el esquema de la propuesta del ciclo anterior; como se recordará, también se habló de un plan de atención para el periodo extraordinario de recuperación de aprendizajes. Al respecto, tal parece que a la SEP sí le consta que no se lograron los aprendizajes, supongo tiene evidencia de ello y, por lo cual, se tiene que recuperar “algo”. ¿No se haría necesario que la SEP hiciera un ejercicio de autocrítica y reflexionara sobre la implementación de políticas como la de reprobación cero? En este sentido, ¿todos los colectivos docentes habrán elaborado un plan de atención y no otra estrategia que les permitiera avanzar en la adquisición de aprendizajes con sus alumnos?, ¿gozarán de autonomía las escuelas para decidir si desarrollan o no dicho plan de atención? Es más, ¿por qué un plan de atención si, como se sabe, muchas veces, resultado del diagnóstico que realiza el docente al inicio del ciclo escolar se proponen y desarrollan una serie de estrategias para “nivelar” a los estudiantes y, como tales, son colocadas en la planeación didáctica?, ¿no representará dicho plan una carga administrativa innecesaria?

En el momento 2, de esta sesión, aparece otra vez la relajación, que lleva a los decentes a elaborar una historieta denominada “Mi vida como estudiante y las asignaturas” para que se comparta entre los asistentes. Después, con la finalidad de que se “rompan” ¿paradigmas?, se propone que se haga un análisis de lo que implica un currículo organizado por asignaturas y otro por campos formativos. De nueva cuenta se cae en la simplicidad y un posible sesgo, ¿por qué no se realizó un análisis de lo que proponía el plan 2011, 2018 y 2022 para que, con base en ello, se iniciara un ejercicio de comprensión de la organización curricular establecida en el plan 2022? Es más, ¿por qué pensar que uno u otro pudiera tener ventajas o desventajas si el que se pretende echar a andar en nuestro país comenzará a operar en 2023? Ahora bien, en el supuesto que se pudiera romper un paradigma, ¿se piensa que los docentes ya tendrían claro transitar de asignaturas a campos formativos y lo que ello implica en cuanto a la planeación, desarrollo y evaluación de los mismos?

Por último, en la sesión 5, se refiere a la organización de la escuela y, de la cual, ya plasmé un análisis en mi entrega anterior. Invito a consultarla.

Desde mi perspectiva, la propuesta de “formación continua” dejó mucho que desear. Dicen que “el que mucho abarca poco aprieta” y, es cierto, porque se intentó que dos temas caminaran a la par sin considerar que cada uno de ellos requiere un tratamiento especial, con una intención pedagógica y didáctica claramente definida y sin “lagunas” que terminen por borrar esa concepción del docente como operador de un plan de estudios. Mucho se esperó de esta formación, pero, al final de cuentas, fue mucho ruido y pocas nueces.

Cierro estas líneas compartiendo un enlace en el que, al parecer, se ha filtrado una nueva versión del plan de estudios 2022:

https://drive.google.com/file/d/1YuOL8BO8TkWzPXJdZTzZeMQBENLc5HTw/view; no es un documento oficial, debo aclararlo, pero este sexenio nos ha acostumbrado que, el “filtrar” ciertos documentos, puede traerles “buenos dividendos”.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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