Clase política disociada de la Escuela Mexicana

Por: Randolph Méndez González

«La educación y la salud son rubros prioritarios que deben ser atendidos constantemente en todo gobierno que se diga democrático y humanista»

Ardua tarea la asignada a profesores de todos los niveles académicos, donde la actual Escuela Mexicana determina preceptos morales que deben inculcarse y transmitir a los educandos, quienes a la par de los conocimientos disciplinares deben adquirir habilidades que les permitan “aprender a ser” y “aprender a convivir”. Se hace difícil inducir valores a alguien, cuando en su entorno social, sea este familiar o escolar (incluyendo en esta última categoría a profesores, tutores escolares y directivos) suman factores que en nada abonan al propósito educativo.

Si un niño o joven convive en el mundo tecnológico a su alcance, lo primero que se le presenta son programas con contenidos eróticos, violentos, con términos cargados de palabras soeces y ofensivas, violencia de todo tipo como asesinatos, robos, peleas de hombres contra hombres y mujeres con mujeres, entes políticos de “primer nivel” con “léxico de carretonero” (así decía mi abuela, pero hoy la comparación más adecuada es con “léxico de senador o senadora”), legisladores insultándose con todo tipo de oprobios; youtubers e “influencers” cuya única gracia es decir y hacer tonterías; féminas destruyendo monumentos y lo que encuentren justificándose en su derechos feministas; religiosos acusados de pederastia; programas televisivos de carácter informativo y redes sociales plagadas de mensajes de odio, y como guinda del pastel, se destapa el caño de un caso de deshonestidad académica en nuestra Máxima Casa de Estudios Universitaria en una de sus Facultades que debiera ser ejemplo de legalidad y ética, al denunciarse un plagio de tesis de una licenciatura de quien es hoy una alta personalidad jurídica, siendo estos profesionales los encargados de impartir justicia y quienes deben poseer cualidades morales a prueba de cualquier “error de formación”.

Cualquier tesista, director o asesor de tesis, conoce de Metodología de Investigación y lo que es un plagio, ¿cómo explicarles hoy lo contrario?, ¿Cómo explicar a nuestros estudiantes que el plagio es una práctica deshonesta y tiene consecuencias, sin importar que se pertenezca a la clase política?… ¿O no es así?; no actuar en consecuencia implicaría una vergüenza y quizá una complicidad amoral.

En esta realidad diaria los jóvenes aprenden a distinguir lo bueno, lo malo y lo peor. Se dice que los mexicanos somos extremadamente solidarios con nuestros semejantes y los mejores del mundo (califica nuestro presidente), pero la realidad nos dice otra cosa si de transar al prójimo se trata. Nos sabemos portar a la altura de las circunstancias cuando ocurre una tragedia, pero al menor incidente vial o provocación, aflora el folclor, muy mexicano por cierto. Debemos ser empáticos con todos, pero siempre y cuando piensen como nosotros…Quizá esto sea el significado del llamado “Humanismo Mexicano”.

Si bien a nivel estratégico se han reestructurado planes y programas de estudio, integrando asignaturas con enfoque ético-humanista y de visión inter-disciplinaria, el comportamiento humano no termina de aterrizar en valores firmes en nuestros jóvenes, quizá porque falla en la fase táctica y operativa de esta estrategia, pues quienes están a cargo de aplicarla y vigilar que se cumpla son parte de los grupos de poder educativo que han medrado desde antaño, hoy con casaca 4T, y no entienden que trabajar en varios sistemas educativos ya no se vale pues repercute en la calidad del quehacer educativo.

A horas de concluir otro año más de “cuarta transformación”, persisten los docentes que tienen o buscan doble pensión por jubilación, por parte del ISSSTE, IMSS u otro organismo, proceder nada ético ni moral, pues los recursos que por ello se eroga hacen falta para cubrir rubros en materia de salud; amén de que hacen quedar muy mal a las autoridades educativas estatales y federales, y al propio gestor de esta nueva corriente de “Humanismo Mexicano” pues para nadie pasa desapercibido el hecho de que no existen medicamentos ni servicios básicos como radiografías, estudios clínicos en hospitales del ISSSTE o ISTECH (en mi entidad), donde además tienen los derechohabientes que cuidarse del herrumbre en sillas, camas, mesas, carretillas y todo lo que contenga metal.

Quizá quien no lo ha vivido, no puede comprender la angustia y desesperación de los padres de niños y jóvenes enfermos de cáncer que no encuentran la medicina que hay que aplicar en tiempo y forma, pues esa enfermedad no espera y avanza con rapidez mortal. En el año 2007 recuerdo la mirada que cruzaron entre sí una pareja de humildes padres de una joven con leucemia cuando formados delante de mí en la fila de la farmacia del Instituto Nacional de Cancerología de la Ciudad de México (INCAN), les cotizaron el medicamento de una quimio. Sí había medicamentos, pero no recursos económicos para adquirirlos; ahora imagino la situación de desatención actual, donde no hay estos medicamentos en existencia (ni para los más humildes, ni para los que puedan costearlos), y me asalta el recuerdo de aquellas miradas de angustia, miedo y aflicción que quedaron grabadas en mi mente. Hoy no creo que quienes se manifiestan en las calles por tal motivo, sean adversarios…nadie juega con esto.

La educación y la salud son rubros prioritarios que deben ser atendidos constantemente en todo gobierno que se diga democrático y humanista, y no bastan los informes que puedan dar los encargados de dirigirlos, ni planearlos con criterios puramente políticos; bien vale hacerlo también con visión administrativa, con enfoque de sistemas donde no se pierda de vista la interacción entre cada una de las áreas que conforman el todo, hacía adentro y hacia afuera; es decir, los sub y los supra sistemas. Los recursos siempre serán escasos, si se dejan de atender factores que pueden ser prioritarios por “optimizar” otros, el sistema se desestabiliza, lo que se traduce en políticas públicas fracasadas y nula credibilidad para sus ideólogos (políticos todos), que más temprano que tarde batallarán por recuperar un ápice de confianza ciudadana en los periodos electorales que se avecinan; ante este escenario vale la pena recordar a Miguel de Unamuno cuando decreta: “Venceréis, pero no convenceréis”.

Si tomamos en cuenta todo lo antes citado, podemos deducir que el entorno de nuestros educandos no es nada propicio para construir el mundo ideal que propone una educación humanista, y si lo es, será a largo plazo y habrá que hacer verdaderos cambios en la actitud y comportamiento de algunos dirigentes del país que parecieran vivir en un largometraje de Disney (uno sin balazos); valdría la pena retomar el humanismo de Tomás Moro (referente histórico de esta corriente de pensamiento) cuando afirma que “ser utópico no es soñar lo imposible o lo inasequible, sino soñar lo que es difícil”; espero que el 2023 nos traiga un poco de ese humanismo realista… el que urge al país.

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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