Cemento y plástico

 

Unidad Educativa del Milenio (UEM) San Juan Bosco. Morona Santiago. Amazonía.
Foto: El Ciudadano

 

UEM Arutam, El Pangui, Zamora Chinchipe, Amazonía. Foto: El Ciudadano

 

Una marca inconfundible de estos años de «Revolución Ciudadana» (2007-2017) sobre la sociedad ecuatoriana es la marca del cemento y del plástico. Ya es raro encontrar, en espacios públicos, construcciones y amueblamientos hechos con materiales del medio: troncos, ramas, adobe, caña, bambú, paja, madera, piedra, carrizo, mimbre, teja, tela.

Cemento y plástico: símbolos de progreso y modernidad en tiempos del proyecto correísta de «modernización del capitalismo». Como sabemos, ni uno ni otro son amigos del verde, de las causas ambientales y de las causas culturales.

Cemento

Unidad Educativa del Milenio Bosco Wisuma, Morona Santiago, Amazonía.
Guardiana de la Lengua Shuar. Costo: USD 7 millones.
Foto: Presidencia de la República

Las grandes obras físicas de las que se precia el gobierno son carreteras, hospitales y escuelas. Alta cuota de cemento.

El territorio nacional servido por una red de carreteras. Nuevos y modernos hospitales. Decenas de escuelas – las llamadas Unidades Educativas del Milenio (UEM) – y de Centros Infantiles del Buen Vivir (CIBV). Y cuatro nuevas universidades públicas con extensos y costosos campus en construcción

Hasta hoy (sep. 2015) se han construido 54 UEM. El modelo arquitectónico es uno solo a lo largo y ancho del país, en Sierra, Costa, Amazonía y Galápagos. Son planteles grandes, con capacidad para mil, dos mil o más estudiantes, muchas veces organizados en dos turnos. Los costos de construcción van de 1 millón a 7 u 8 millones de dólares por UEM. Para 2017 (fin del actual período de gobierno) el gobierno tiene previsto llegar con 300 UEM. Y anuncia que en 2016 inaugurará una unidad educativa por día, gracias al contrato con una empresa china instalada en el país que construye con material prefabricado.

Plástico

 

El despliegue de actividades gubernamentales se acompaña de un gran despliegue de plástico.

Congresos, seminarios, foros, sabatinas presidenciales, gabinetes itinerantes, ferias ciudadadas, stands, almuerzos, reuniones, diálogos, implican abundantes estructuras, tarimas y carpas para instalaciones a la intemperie, y ejércitos de sillas plásticas – hoy sembradas en todo el país – buenas para toda circunstancia, en espacios exteriores e interiores, modestos y VIP. El costo de alquilar toda la parafernalia y equipos debe ser enorme.

El plástico invade también los planteles escolares.

Los pupitres, antes elaborados por artesanos de la madera y el metal, y fuente de trabajo para miles de personas, cada vez más han pasado a ser de plástico.

Los pupitres azules son ya parte del nuevo escenario escolar.  Pupitres unipersonales, compactos, de diversos tamaños, con todas las ventajas y desventajas propias del plástico. En país que se ufana de haber otorgado derechos a la naturaleza y de haberlos incorporado en la Constitución.

Pupitres plásticos en la UEM Bosco Wisuma (Guardiana
de la Lengua Shuar) en la Amazonía.

Los ecuatorianos están muy familiarizados con el plástico. No solo en sectores populares sino en todas las clases sociales. La conciencia ambiental, y específicamente en torno a los problemas del plástico, sigue siendo baja. A la mayoría ni siquiera llama la atención la creciente popularidad y usos del plástico en ambientes y actos públicos, o las contradicciones de una agenda que prohíbe envases plásticos en Galápagos y busca record Guinness por reciclar botellas, pero llena las aulas de pupitres plásticos, incluso en plena Amazonía.

A su vez, productores y comerciantes reclaman que son solo dos las empresas contratadas por el Ministerio de Educación para estos pupitres (una de ellas esPlásticos Rival, en Cuenca) y que los contratos son millonarios. Si bien el Ministerio sigue distribuyendo pupitres de madera y metal, el volumen de los de plástico es – dicen – cada vez mayor. No existe información al respecto, tampoco sobre costos, en el sitio web del Ministerio.

Leemos en un sitio del gobierno que «las fundas plásticas tardan en descomponerse entre 400 y 1000 años». ¿Cuántos años tomará que se descomponga un pupitre de estos?

Los vendedores de plásticos promocionan sus productos garantizando diez años de vida útil. Habrá que ver cómo llega todo este cemento y todo este plástico, cómo llegamos todos nosotros, de aquí a diez años

 

Territorio Sarayaku Libre, Amazonía ecuatoriana

Plaza Sarayaku

Espacio comunitario en territorio Sarayaku.
Sarayaku rechazó las Unidades Educativas del Milenio.

 

Escuela Sarayaku, Pastaza, Amazonía ecuatoriana
Fotos Sarayaku tomadas de: Juan Carlos Grijalva, La democracia intercultural y comunitaria de Sarayaku

 

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Rosa Maria Torres

Pedagoga, lingüista, periodista educativa, activista social. Investigadora y asesora internacional en temas de educación, cultura escrita, innovación educativa, y aprendizaje a lo largo de la vida. Ex-Ministra de Educación y Culturas. Coordinadora del Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos