¿Cómo vamos? Informe de evaluación de Conectar Igualdad

«Los sistemas escolares tienen que dotarse de procedimientos que les permitan conocer en qué grado se van logrando las metas educativas que la sociedad les encargó y, sobre todo, las razones que se vinculan a su logro. Parece legítimo, por lo tanto, afirmar que la evaluación es un factor básico para lograr la calidad de la enseñanza y su razón de ser se basa en la mejora educativa»

En Abril de 2015 el Ministerio de Educación de la Nación presentó el informe “Cambios y continuidades en la escuela secundaria: la Universidad Pública Conectando Miradas”.  Se trata de una segunda etapa de evaluación que resulta especialmente interesante debido a que Conectar Igualdad lleva unos 4 años desde su creación lo que permite poder comenzar a hablar en términos de impacto. Siempre es significativo acceder a este tipo de publicaciones ya que nos permiten identificar tensiones y desafíos en torno al programa y pensar en términos de nuevas posibilidades.

La evaluación fue llevada adelante por 15 universidades nacionales. Cada una relevó entre 2 y 3 provincias dependiendo el caso, a partir de lo cual se trabajó sobre un grupo de instituciones, profesores, estudiantes, administradores de red, y familias que formaron parte del estudio. Se seleccionó una muestra intencional de 7 escuelas por provincia con criterios de diversidad en sus modalidades y orientaciones y variedad socio-demográfica provincial.

Se realizaron entrevistas y cuestionarios individuales y grupales a diversos actores (docentes, técnicos, directivos, alumnos). Se realizaron observaciones de clases y análisis de documentos institucionales (Plan institucional o Plan de mejora).

La evaluación tuvo como objetivo comprobar en qué medida se están consiguiendo las metas de Conectar Igualdad poniendo el foco en los y producir información relevante sobre el programa que aporte a la toma de decisiones de política educativa.

El informe dedica un capítulo a analizar cambios y continuidades en la gestión y dinámica institucional, a grandes rasgos se enfatiza en los cambios observados en la agilización y organización de los procesos administrativos, el rol del directivo para ofrecer apoyo, incentivar y facilitar la innovación, la mejora en la comunicación y el trabajo en equipo, así como en el clima escolar, y la reconfiguración del espacio en relación a la ubicuidad de las TIC. A su vez, se advierte que las dimensión en la que aún no se advierten cambios es en la incorporación sistemática e intencional del uso de las TIC es en los proyectos institucionales.

El capítulo 3 del informe está dedicado a la prácticas docentes. Parte del modelo de Selwyn (2004) y establece cuatro etapas en el proceso de incorporación de tecnologías: Acceso: refiere a la disponibilidad de TIC; Usos: refiere a cualquier tipo de contacto con las TIC; Apropiación: refiere a un uso significativo de las TIC; Resultados: refiere a los impactos reales percibidos del uso de las TIC. Tomando esa referencia se concluye que las prácticas de enseñanza analizadas se encuentran entre el primer y segundo estadío, existiendo casos que pueden vincularse con las siguientes etapas pero en menor medida. Respecto de los docentes que usan las TIC existe un grupo importante que reconoce encontrarse en una instancia de uso instrumental y un grupo menor que afirma estar realizando transformaciones sustanciales en su forma de enseñar.
Se hace evidente aquí, que las prácticas docentes se encuentran en un proceso de cambio pero aún incipiente, el desafío tiene que ver con superar el uso instrumental de las tecnologías, que reemplaza recursos tradicionales por tecnológicos para apoyar prácticas existentes, hacia un uso de TIC que genere un cambio significativo en la organización del aula, la relación pedagógica y la forma de construir conocimiento.
Además el informe indica que hay un grupo de docentes que si bien pertenecen a escuelas donde las netbooks fueron entregadas, admiten no estar utilizándolas por diversas razones: falta de capacitación, falta de tiempo, dificultades técnicas (bloqueos y falta de conectividad) y que los estudiantes no las llevan a la escuela.
El informe además da cuenta de algunas tendencias observadas acerca del uso de las netbooks por parte de los estudiantes y sus apreciaciones. Las netbooks, en el ámbito escolar, se usan principalmente para buscar información y tomar notas. Otros usos encontrados son: visualización de imágenes y videos, descarga y lectura de textos digitales, envío y recepción de tareas, ediciones y publicaciones digitales y simulaciones. El informe remarca la diferencia respecto del uso de las netbooks en el hogar y en la escuela profundizándose la brecha entre la cultura cotidiana de los alumnos y la cultura escolar.

Estas son solamente algunas notas a partir del informe, les recomiendo descargar el informe completo para profundizar en los aspectos que les resulten más interesantes.

La pregunta por el impacto
La pregunta por el impacto es la más difícil de responder. Siempre esperamos que un proyecto tenga un impacto favorable en relación a sus metas. La evaluación, en este sentido, es un factor clave para comprender dónde nos encontramos en relación a los objetivos y poder realizar los ajustes necesarios. En materia de política educativa esperamos ni más ni menos que mejore la calidad de la educación en nuestras escuelas. Los programas de inclusión masiva de dispositivos tecnológicos en nuestra región tienen, en general, dos grandes objetivos: reducir la brecha digital y lograr mejoras en la calidad de la enseñanza y los aprendizajes de los alumnos.
Respecto del primero de ellos, el logro está a la vista: las computadoras se entregaron a miles de hogares, niños, jóvenes y adultos en todo el país que hoy acceden a un dispositivo tecnológico. En términos de acceso (sin profundizar en el tipo de uso y apropiación) la cifra es clara y el impacto relativamente fácil de establecer.
Pero el impacto que nos preocupa es de índole pedagógico y en este terreno nos importa poder entender por un lado, el impacto en las prácticas de enseñanza, es decir, el uso que los docentes hacen de las tecnologías: qué proponen en el aula, con qué sentido, a partir de qué enfoque didáctico, con qué objetivos. Por otro lado, esperamos conocer el impacto en los aprendizajes. Aquí la pregunta por el impacto redobla el desafío que debe partir de entender que no es correcto suponer -como se hizo tradicionalmente- que existe una relación causal entre enseñanza y aprendizaje. La principal dificultad para evaluar el impacto en los aprendizajes tiene que ver con la forma en que lo medimos: ¿sabemos qué es lo que evaluamos?, es decir, ¿tenemos claro qué es lo que esperamos que los alumnos aprendan?. Y en ese caso: ¿contamos con los instrumentos adecuados para medir el impacto del uso de la tecnología en el aula?, ¿estamos evaluando el impacto de propuestas innovadoras a través de instrumentos que sólo pueden medir aprendizajes tradicionales? (I. Jara, 2015). Lo cierto es que aún no sabemos exactamente cuál es el impacto de un modelo 1 a 1 en los aprendizajes, los suponemos, lo observamos en algunos casos puntuales, pero no hemos podido medirlo a gran escala.
Fuente: http://www.educdoscero.com/
Imagen:http://1.bp.blogspot.com/-s20xlJlsDf8/VbKl-Y1TmEI/AAAAAAAAEsY/Nu9q3WKg7yM/s1600/Netbooks-Gobierno-Conectar-Igualdad-ORTIZ_CLAIMA20130819_0001_14.jpg
Comparte este contenido:

Ana Laura Rossaro

Licenciada en Ciencias de la Educación (FFyL, Universidad de Buenos Aires) Maestranda en Tecnología Educativa (UBA).