Alberto Barrantes C
Repensar la forma de aprender en el siglo XXI implica incluir más espacios dentro de las aulas y los hogares en los que se fomente la libertad, el pensamiento crítico, la capacidad de dudar, jugar, proponer, crear, e innovar desde la niñez. Educar en este siglo demanda la necesidad de ‘aprender a aprender’.
Los entornos educativos del siglo XXI tienen el desafío re-orientar sus prácticas en función al juego, la experiencia y el disfrute por aprender. Menos repetición de contenidos y más acción y resolución de problemas en las aulas.
¿Por qué no hacer del recreo una práctica constante en las aulas, donde el disfrute y la acción sean elementos indispensables para construir conocimiento? Re-crear personajes, situaciones de la cotidianidad y reescribirlas desde la mirada de niñas y niños es una oportunidad para formar en libertad.
¿Cómo lograrlo? Adquirir esta habilidad implica despertar curiosidad y motivar la independencia en los aprendizajes. Una persona con ‘aprendizaje intencional’ es aquel que en cada experiencia cotidiana, conversación, tarea, encuentra una oportunidad para desarrollarse, crecer, conectar, crear. Es decir, aprender a aprender significa darle más importancia al proceso que el resultado, sin miedo a ser señalado por los errores.
Según el informe de McKinsey, “la curiosidad es la semilla de la inspiración, y es el primer paso hacia el auto aprendizaje”. En el recreo, el niño y la niña inventan juegos nuevos, roles, actúan en equipo, articulan un pensamiento complejo, la pasan bien, actúan como lo que son: niños y niñas. Las aulas deben romper filas y adoptar esa re-creación como parte de sus prácticas habituales, donde la curiosidad sea la chispa que incite a articular nuevos conocimiento.
El propósito final es que el niño o la niña no se canse de aprender. Con más re-creación dentro del aula, encontrará más motivaciones para hacer del aprendizaje un proceso autónomo, divertido, capaz de ampliarle su mentalidad y de establecer conexiones con el entorno que le rodea, con sus miedos, necesidades, gustos y anhelos.
Este enfoque no es una moda ni un discurso poético, significa el dominio de una habilidad que será fundamental para conseguir mejores oportunidades laborales en el futuro. Solo aquellos que puedan crecer en sus competencias de un modo más rápido serán capaces de capitalizar mejor las oportunidades (nuevas ocupaciones) que surjan en el futuro.