Organoponía: una técnica que permite construir relaciones y saberes

28 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Blanca Lilia Muñoz Monroy

Esta experiencia pedagógica que se ha realizado a través de diversas fases, ha ratificado que “lo verde sí es posible en pequeños espacios”. 

Resumen

Esta propuesta parte de la conjunción entre técnica, educación ambiental y la cultura del contexto. Intenta dar respuesta a la necesidad de fortalecer y proponer hábitos de vida sana a partir de un hacer concreto: la organoponía. Esta práctica parte del reconocimiento del ser en todas sus dimensiones y pretende un acercamiento a esos pensamientos y acciones desde el sujeto. Permite la categorización y construcción cognitiva a través de los procesos de pensamiento y el fortalecimiento de las interacciones que se dan en el hecho educativo que puede generarse en las dinámicas de la organoponía mediante la conformación de equipos de vida que buscan la transformación social y ambiental desde lo que se puede y se sabe hacer.

Introducción

Este proyecto se ha desarrollado con la comunidad educativa del colegio Francisco de Paula Santander de la localidad 7 de Bosa desde el año 2011 hasta el 2015, con estudiantes de la jornada de la mañana, en especial del grado octavo. La propuesta inicia cuando desde el Proyecto Ambiental Escolar (PRAE) se ve la necesidad de plantear una estrategia para reutilizar algunos materiales que se desechan en exceso, como los envases de gaseosa, con el fin de reutilizarlos en la generación de cultivos pequeños que favorecieran la estética del colegio y la construcción de espacios verdes.

Así se direccionó el proyecto ambiental SANPREREN a partir de la capacitación y generación de estrategias de agricultura urbana, de acuerdo con el siguiente interrogante: ¿En qué forma podemos motivar a nuestra comunidad a generar hábitos sanos de alimentación y autogestión familiar desde la organoponía, teniendo en cuenta las características y necesidades de su contexto socio-cultural?

A partir de este interrogante, se determinan los fundamentos del proyecto en tres ejes que emergen en la medida en que se desarrolla la experiencia: el técnico, el ambiental y el cultural. Estas dimensiones sustentan los procesos y actividades en las diferentes fases de ésta propuesta.

Contexto y antecedentes

El PRAE santanderista presenta un enfoque centrado en el manejo adecuado de los recursos naturales. Desde la cartografía de corrientes de educación ambiental que hace Sauvé (2004, p. 11.), se puede denominar como conservacionista y práxico, en donde lo primero se centra en la conservación de los recursos, y lo segundo hace énfasis sobre el aprendizaje en la acción, por la acción y para mejorar la acción. Así, el aprendizaje invita a la reflexión en la acción. De ahí su nombre: Santanderistas que Preservan los Recursos Naturales de su Entorno (SANPREREN). El proyecto pretende generar alternativas de solución a una sentida necesidad por parte de la comunidad: la carencia de espacios verdes, el reconocimiento y valoración de lo público y lo natural y mejorar los hábitos de consumo.

En 2012 el PRAE acoge la organoponía como estrategia de motivación de los estudiantes para el trabajo ambiental, aprovechando el material represado a propósito de una de las tantas convocatorias que acuden a la institución, que para aquella época implicó el acopio de botellas plásticas que traían los estudiantes. Ante esta conjunción de factores, se dieron las condiciones para iniciar un pilotaje.

Alrededor de los primeros cultivos se abrieron innumerables posibilidades que fueron aprovechadas desde el área de ciencias naturales para involucrar a los niños y jóvenes en la apuesta de mirar la ciencia como una estrategia para mejorar su calidad de vida, motivando la indagación en torno al valor de cultivar, las ventajas que representa para sus hábitos alimenticios el consumo de verduras y hortalizas cultivadas de manera orgánica, cómo reconocer los tipos de suelos aptos para un cultivo, hacer fertilizantes orgánicos y clasificar las plantas obtenidas en las cosechas, entre otros saberes que el campo científico ha explorado.

En esta experiencia se valora el cruce de saberes de diferentes tipos: científicos, de experiencia, tradicionales, ancestrales, de sentido común, etc., (Sauvé, 2010), como espacio de pertinencia social, involucrando las dimensiones crítica, ética y política que favorecen la investigación en educación y permitiendo desde nuestro quehacer como docentes reconocer que el aprendizaje vivenciado se hace muy enriquecedor para la formación de ciudadanos críticos, que sean capaces de reconocer lo que favorece su calidad de vida ante las prácticas de consumo desmedido que propone la sociedad capitalista en la que nos encontramos.

La definición de referentes

Los referentes en los que se apoya esta iniciativa de trabajo entre maestros permite aclarar no solo el tipo de técnica a utilizar, sino la manera en que se puede brindar un sentido pedagógico al quehacer desde el proyecto transversal en el que se amarra el caminar en procesos de agricultura urbana.

¿Por qué la Organoponía?

En cuanto a la técnica específica de la organoponía, ésta es seleccionada como la alternativa más favorable a las condiciones físicas del colegio y por su facilidad en el manejo de sustratos, entre otros. La OEA (2012), sugiere la idea de favorecer la agricultura en espacios reducidos y utilizando sustratos naturales. Para nosotros significó trabajar con tierra abonada como sustrato, fácil de conseguir en nuestro sector.

Así, la tarea consistió en usar fertilizantes a muy bajo costo que armonizaran con la técnica, en aras no de la comercialización sino para el trabajo con niños, adolescentes y sus respectivas familias. Al recrear formas sencillas de agricultura a partir de los saberes de muchos de los padres y abuelos, se facilitó la selección de las especies a cultivar y el proceso más pertinente. Al respecto, Hernández (2014) describe las diferencias entre cultivos hidropónicos y convencionales, destacando la producción de hortalizas en las casas de las ciudades o en terrenos baldíos, haciendo uso del reciclado de basura biodegradable aprovechada por procesos como el compostaje.

La organoponía en relación al trabajo ambiental

La inclusión de la dimensión ambiental en la escuela se hace visible a partir de la reglamentación del decreto 1743 de 1994, pero sin duda ha estado presente a lo largo del tiempo como parte de los aprendizajes esenciales desarrollados con actividades de carácter ambiental, que no se contemplan de manera explícita en los planes de estudio y que en la actualidad hacen parte del proyecto transversal PRAE.

Incorporar la dimensión sistémica del ambiente, reconocernos como parte de él, así como la formación integral requerida para la comprensión y la participación en la transformación de realidades ambientales desde lo local, es una de las premisas de los proyectos ambientales escolares. Por lo tanto, la organoponía responde a esa necesidad de hacer visible el impacto de nuestra relación con lo natural en que la transformación parte del trabajo colectivo y consciente del rol del ser humano dentro de su ecosistema.

Desde la subjetividad del estudiante y los propósitos del proyecto

La escuela es un encuentro de multiculturalidad, de ahí que es pluralista e integradora. A partir de esa heterogeneidad de sentires, es precisamente que los proyectos transversales estructuran los propósitos formativos comunes, de tal manera que lo divergente se pueda encaminar en la puesta en marcha de acciones que sustenten el Proyecto Educativo Institucional. Los currículos escolares transformadores de la realidad de los estudiantes, permiten una situación dialógica entre lo existente, lo adquirido en los espacios formales e informales de aprendizaje y las competencias básicas que la sociedad espera dentro del marco de la ciudadanía y los desempeños en disciplinas específicas.

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