El flagelo que la humanidad no pudo vencer se llama trata de personas

En este preciso momento, millones de hombres, mujeres y niños o niñas son sometidos a condiciones de esclavitud. En caso que alguna situación les llame la atención, utilicen la línea 145 que es anónima y gratuita, o el Whatsapp 11-6546 0580 las 24 horas los 365 días del año.

En la novela “The Saga of an American Family”, de Alex Haley, se narra la vida de Kunta Kinte quien en 1750 y con tan solo 15 años fue secuestrado en Gambia por traficantes de esclavos y llevado forzosamente a los Estados Unidos. En la dramática historia se observa a un adolescente que resulta ser el descendiente de una importante familia de guerreros. El libro fue llevado luego a la televisión y tomó gran popularidad en esos años, estremeciendo a la sociedad por completo.

A principios de siglo XX, la Ciudad de Buenos Aires era el destino de nuestra primera gran ola migratoria (1870-1919). A nivel internacional existía la reputación de que era una Ciudad con una importante presencia de redes de trata de blancas. Así se las denominaba en oposición a la trata de esclavos negros. Los rufianes encontraban en la Buenos Aires de entonces un lugar privilegiado para sus negocios. Muchas mujeres, preferentemente europeas, eran engañadas mediante ofrecimientos de trabajo o de casamiento. La explotación y el sometimiento se daba en los burdeles. Los hechos eran silenciados. Las investigaciones no se concluían. Sin embargo, en aquel entonces, una maravillosa mujer de origen ucraniano llamada Raquel Liberman que había sido víctima se atrevió a denunciar a la organización Zwi Migdal en 1926. Esta agrupación había operado por más de dos décadas en el país bajo la cobertura de la Sociedad Israelita de Socorros Mutuos Varsovia se reclutaban mujeres, especialmente, polacas. Se cree que más de 3 mil mujeres llegaron a estar bajo su control. El coraje y la fortalez de Liberman destruyeron a Zwi Migdal. Con sus denuncias, esta gigante logró que la justicia encarcelara y desbaratara a esta siniestra asociación. El libro La Polaquita describe la vida de Liberman que también se pudo ver en un recordado personaje televisivo durante todo el año pasado en la telenovela Argentina: tierra de amor y venganza.

Una tercera historia sobre la explotación humana acaecida también en la Ciudad de Buenos Aires, se puede conocer al leer el libro El Patrón: radiografía de un crimen, de Elías Neuman que cuenta la vida del humilde jornalero santiagueño Hermógenes Saldívar. Este hombre llegó a la Ciudad en 1984 y tuvo muchas dificultades para conseguir empleo por tener un problema en una pierna. Luis Ziembrowski, dueño de una cadena de carnicerías, lo emplea y ejerce violencia psicológica sobre él. Lo insulta, presiona y humilla. Hasta que Hermógenes lo asesina. Neuman fue su abogado defensor. En 2014, se filmó la película.

Traigo estos tres casos en el día mundial contra la trata de personas de la Trata de Personas porque la humanidad aún no puede erradicar esta plaga. Como señalan las Naciones Unidas todos los países del mundo están afectados por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. Tres nombres, tres siglos, tres épocas y tres historias situadas en lugares y tiempos diferentes pero bajo el mismo denominador, un esquema de sometimiento y deshumanización que lleva a la esclavitud. En la historia de Kunta Kinte sus cadenas eran visibles, en las historias de Libermany Saldívar no se las puede ver, pero están ahí, en cada hecho.

La Trata de Personas acompaña a la especie humana pero eso no significa que no la humanidad no pueda evolucionar. Hoy este delito opera de manera sofisticada a través de redes delictivas transcontinentales, habiéndose transformado en uno de los negocios ilícitos más rentables, después del tráfico de armas y de drogas. Estas personas se encuentran coordinadas en prácticamente todos los países del mundo.

Conforme los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la esclavitud moderna es un negocio que genera ganancias anuales de más de 150 mil millones de dólares, lo cual equivale a la suma de las ganancias de las cuatro empresas más rentables del mundo. Asimismo, la OIT indica que, en el año 2016, 40,3 millones de personas fueron víctimas de Trata de las cuales 24,9 millones estaban sometidas a trabajo forzoso o Trata laboral, siendo los segmentos más afectados el trabajo doméstico, fábricas clandestinas, sector agropecuario, pesquero y de la construcción. El resto son víctimas de explotación sexual.

En la Argentina el delito de Trata de Personas se encuentra establecido en la ley de prevención y sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas (Nº 26.364, año 2008) y su modificatoria la Ley N° 26.842 que tipifica el delito en los artículos 145 bis y 145 ter del Código Penal.

A pesar que la abolición de la esclavitud fue una de las primeras luchas por la defensa de los derechos humanos en la historia moderna y su prohibición se encuentra en las cartas magnas de todos los estados democráticos, la intensidad del delito no ha menguado. Más bien sucede todo lo contrario. Se ha acrecentado debido a las altísimas ganancias que reporta y a la insuficiente persecución en materia penal. Para abordar un plan de acción mundial frente a este flagelo, en el año 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó entre una de sus disposiciones, una decisión que designó al día 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata, remarcando la necesidad de la concientización sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos. Además, en 2015, se aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS) y los países aceptaron cumplir los objetivos y las metas relacionados con la lucha contra la Trata de Personas.

Quisiera que veamos lo que tenemos ante nuestros ojos. Las víctimas de trata son deshumanizadas. Sus victimarios les roban su dignidad y su esencia como seres humanos, tratándolas como mercancía, manipulándolas como objetos y comerciándolas en contra de su voluntad. La mayor cantidad de víctimas pertenecen, por lo general, a los segmentos más vulnerables. En la trata sexual mujeres y niñas de sectores muy empobrecidos o excluidos. En la trata laboral, se da la trata especialmente en el mismo segmento, pero en su mayoría sobre hombres y niños, siendo las mujeres y niñas explotadas en trabajos domésticos.

A su vez, como se trata de delitos cuyos modus operandi se adaptan y transforman constantemente para encontrar debilidades en los sistemas legales, estas redes de delincuencia tienen hoy una gran presencia en internet, existiendo una importante cantidad de captaciones y reclutamiento por lo que las potenciales víctimas también pueden estar sujetas a condiciones de vulnerabilidad, no solo económica sino emocional, psicológica o naturales propias de la edad como puede suceder en el caso de los adolescentes.

Estemos atentos. Abramos los ojos. El delito de Trata debe perseguirse con toda nuestra fuerza. Hoy más que nunca. Existen múltiples protagonistas en las redes delictivas de tratantes: el captador, el reclutador, el transportador, el intermediario y, en el caso de la trata sexual, el regente del prostíbulo, el proxeneta y los clientes y, en el caso de la trata laboral, el explotador.

No quise desarrollar el tema normativo o doctrinario en esta nota, sino alertar, llamar y pedir a todos que, en caso que alguna situación les llame la atención, utilicen la línea 145 que es anónima y gratuita, o el Whatsapp 11-6546 0580 las 24 horas los 365 días del año. No debemos olvidar que, en este preciso momento, millones de hombres, mujeres y niños o niñas son sometidos a condiciones de esclavitud. Y con nuestro compromiso e involucramiento podemos frenarlos. Si nos unimos detrás de esta lucha podremos hacer respetar los derechos humanos de esos millones que aún hoy en 2020 están sometidos. Seamos solidarios y lo lograremos. Porque, además, como decía Miguel de Unamuno, “la libertad es un bien común y, cuando no participen todos de ella, no serán libres los que se creen tales”.

Los héroes de esta columna no son anónimos, sino que tienen nombre y apellido, fueron hijos e hijas, fueron padres y madres, fueron amados y amaron, ellos seguramente no hubieran querido ser recordados hoy. ¿Con qué derecho una persona puede truncar los sueños de ese joven africano, esa niña ucraniana o ese humilde santiagueño? ¿Qué castigo merecen quienes lo hicieron?¿Cómo puede la codicia por el dinero ir tan lejos como cuando llega a la trata de personas? Preguntémosnos, conversemos y reflexionemos en este día con quienes tengamos al lado y concienticemos a todos los que estén a nuestro alcance sobre la necesidad de mejorar como especie.

Fuente: https://www.ambito.com/opiniones/mujeres/el-flagelo-que-la-humanidad-no-pudo-vencer-se-llama-trata-personas-n5121460

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