Page 19 of 24
1 17 18 19 20 21 24

Río revuelto

24 de mayo de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx

Por: Carlos Ornelas

No obstante que el presidente Enrique Peña Nieto cumplió con el ritual del 15 de mayo y defendió su proyecto de Reforma Educativa, la balanza no le favorece. Tal vez se esté dando de topes, cuando tuvo la oportunidad de acabar con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación no lo hizo. Quizá pensó que poniendo a Elba Esther Gordillo tras las rejas las cosas pasarían. Ella era la parte más importante, pero el meollo real era —y es— el sindicato y sus ramales.

La consigna de retomar la rectoría de la educación era legítima. El régimen ha logrado avances importantes y cambios institucionales que a cualquiera le será difícil echar para abajo, pero el Presidente no las tiene consigo; se equivoca si piensa que el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Nueva Alianza canalizarán a los maestros a que voten por sus candidatos.

Hoy, todos quieren cobrarle al Presidente que va cuesta abajo. Sin embargo, la Presidencia todavía tiene herramientas que utilizar. Van unas viñetas; pro y contra:

Primera. El Presidente coronó la liturgia del 15 de mayo con una oratoria edificante para los maestros, una defensa del modelo educativo y las acciones de la Reforma Educativa. Empero, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación también hostigó con su ritual. Aunque no con la cantidad de militantes que hace unos años, cientos de maestros disidentes marcharon del Auditorio Nacional a las cercanías de Los Pinos y luego a la Secretaría de Gobernación. Su demanda real: que se rehagan las negociaciones de ellos con la Segob. La exigencia de derogar la Reforma Educativa es la punta de lanza de la propaganda, el apoyo a los 43 de Ayotzinapa es para buscar adeptos.

De allí salieron destemplados. Se confirma, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, lleva la voz de mando en la negociación política. Ése fue el plus, el Presidente no cedió.

Segunda. Reforma publicó que de 2013 a 2016 la Secretaría de Educación Pública transfirió al SNTE mil 730 millones. Un dineral que, bajo el pretexto de difundir los beneficios de la Reforma Educativa, ensanchó las arcas del SNTE, pero aportó poco de convencimiento en el gremio.

Entiendo que la SEP busque aliados para defender y difundir la reforma, pero hacerlo con el SNTE es abonar ofrendas al adversario. El corro que antes encabezaba Elba Esther Gordillo y hoy capitanea Juan Díaz de la Torre es el enemigo número uno de la Reforma Educativa. Ha sido el más afectado por la porción laboral de esa reforma y se vio obligado a marchar, codo con codo, con la SEP para legitimar algo que le lastima. Pero como hay averiguaciones previas contra la mayoría de los integrantes de ese grupo, agachan la frente, se equipan de paciencia y esperan el momento para resurgir. Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina. Allí levantarán la cabeza.

Tercera. La nota política de fin de semana fue el resurgimiento de la señora Gordillo. La presencia de su exvicario, Rafael Ochoa Guzmán, y su yerno, Fernando González Sánchez, en un mitin de la candidata de Morena al gobierno el Estado de México desató especulaciones. Éstas están a la orden del día, que si una alianza contranatural, que si es por venganza, que si es para presionar al gobierno y alcanzar la prisión domiciliaria. Lo único cierto es que EEG no deja de hacer política y juega sus cartas.

No importa que González Sánchez diga que el apoyo a Delfina Gómez Álvarez es a cambio de nada, que es por afinidad de gremio. Lo interesante sería saber cómo Andrés Manuel López Obrador acepta esa propuesta de pacto. Por lo pronto fue cauto. Dio la bienvenida a los maestros, no atacó a Elba Esther Gordillo, pero aceptó el apoyo de sus delegados en el Edomex.

A fe mía que AMLO se deslindará de EEG después de las elecciones de junio. Hay muchos agravios mutuos y, además, esa coalición quizá le traiga más negativos que activos para el 2018.

El paisaje político nacional es convulso. La Reforma Educativa es como una diana a la que muchos tiradores apuntan. Además, la violencia, la inseguridad, la corrupción y el desgaste de las instituciones abonan al daño no sólo del Presidente, sino del sistema de partidos. Un río revuelto lleno de lodo.

A pesar de que va de salida y que el índice de aprobación ciudadana es bajo, el Presidente sigue siendo el actor político más poderoso. Pero necesita algo más que buenos discursos y ceremonias para romper el círculo que lo encierra, digo, si en realidad quiere proteger la Reforma Educativa.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/05/17/1163966

Comparte este contenido:

Sociedad Mexicana de Educación Comparada.

Como dice el clásico, los tiempos de crisis también son de oportunidad.

Por: Carlos Ornelas.

La Sociedad Mexicana de Educación Comparada es una agrupación de investigadores y alumnos de posgrado que tiene como eje los estudios internacionales y comparados. Una pequeña cuadrilla de profesores mexicanos integrantes de la Comparative and International Education Society, convocaron a formar esta asociación en 2003. Se constituyó en 2004 y ese mismo año el Consejo Mundial de Sociedades de Educación Comparada la aceptó en su seno.

No obstante que la investigación educativa en México ya se había consolidado y diversificado desde la última década del siglo veinte, los estudios comparados e internacionales eran marginales en la producción de conocimiento. La institucionalización y desarrollo de la Somec poco a poco transforma ese panorama.

La Somec nació con buenos augurios y subió con rapidez la pendiente. Su primer presidente, Marco Aurelio Navarro Leal, destacado profesor y funcionario de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la puso en marcha. Bajo su liderazgo, la Somec organizó los primeros encuentros y conferencias a la sombra del Consejo Mexicano de Investigación Educativa; la Somec pronto produjo sus primeros libros.

Luego vinieron años de sosiego, algo de desconcierto y de poca productividad. La sociedad tuvo un pequeño trance de liderazgo. Sin embargo, como dice el clásico, los tiempos de crisis también son de oportunidad. Marco Aurelio retornó a la presidencia, la Somec se revitalizó y convocó al I Encuentro de Educación Comparada e Internacional, hace cuatro años.

Esta vez lo acompañó como secretaria general una joven y productiva investigadora, Zaira Navarrete Cazales. Hoy, ella es la presidenta y Marco Aurelio, presidente honorario. Son una mancuerna imbatible. Gracias a ellos, la sociedad crece, produce y publica (15 libros de 2004 a 2016), atrae a nuevos integrantes y sus congresos son cada vez más concurridos y fructíferos.

Los 11 y 12 de este mes, la Somec celebró el III Encuentro de Educación Comparada e Internacional. La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México la hospedó con generosidad. Iliana Rojas Moreno, profesora del Sistema de Universidad Abierta de esa Facultad, fue la coordinadora del comité organizador.

Otras instituciones —muchas como para mencionarlas a todas— apoyaron de diversas maneras. En unas semanas, bajo la coordinación de Zaira y Marco Aurelio, verá la luz un libro que reúne una selección de las ponencias que fueron dictaminadas favorablemente por revisores externos. Más adelante, tras los dictámenes de rigor, también publicarán los textos de los conferencistas invitados.

En este III encuentro participaron investigadores de Argentina, Colombia, España, Estados Unidos y de 15 estados de la República. En total fueron más de 200 participantes, con 147 trabajos, entre conferencias y ponencias.

El encuentro sirvió también para conversaciones intergeneracionales; hubo mesas donde participaron investigadores con obra publicada y reconocimiento, junto a estudiantes de maestría o doctorado que apenas avizoran una posibilidad de desarrollo profesional en la academia.

Estos foros académicos, además de la celebración entre pares, genera debates, provoca colisiones de enfoques en competencia, abre perspectivas para el análisis más allá de las fronteras y genera conocimiento nuevo. También son espacios para consolidar o hacer nuevas amistades y encontrarse con ideas que antes no estaban en nuestro horizonte.

Jacinta Hernández Pérez fue la ganadora del primer concurso de la Somec por su tesis de doctorado en ese campo.

El logro más importante —hasta hoy— de la Somec: sus líderes atrajeron y organizarán el siguiente Congreso Mundial de las Sociedades de Educación Comparada. La cita es en mayo de 2019, en Cancún.

Fuente:  http://www.excelsior.com.mx/opinion/opinion-del-experto-nacional/2017/05/14/1163400

Imagen: http://www.somec.mx/wp-content/uploads/2013/03/Header-Somec03.png

Comparte este contenido:

Educación.com: Una reflexión

Por: Carlos Ornelas

A finales de abril, impartí una conferencia en la Universidad Marista de Querétaro. La pregunta de un maestro me motivó a pensar que algo no cuadra con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, y con la afamada alfabetización digital.

En esos campos tengo más dudas que ideas formadas, conozco algo de la literatura, he participado en evaluaciones de programas de educación a distancia, pero estoy lejos de ser un experto. No obstante, a partir de observaciones empíricas y cierto consenso que he notado en mis charlas con maestros, pienso que no debemos dejar de promover el uso de dispositivos electrónicos y aplicaciones en la educación primaria.

Parto de un hecho. Estamos perdiendo la letra manuscrita; recibo a estudiantes de licenciatura, de 18 a 20 años de edad, y me doy cuenta de que no saben escribir, su caligrafía es pésima. Pero redactan bien y más rápido en la laptop o la tableta o hasta en el teléfono, me dirán. Sí, pero la habilidad manual está esfumándose. Me imagino que infantes de primaria y adolescentes de secundaria han de estar algo más abajo en esas destrezas.

Esa falta de escritura tiene efectos en la mente. Los jóvenes —la mayoría, pienso— ya no se preocupan por la ortografía ni por componer con corrección, ni plantear nociones originales.

Cuando llegan a la educación superior muchos traen arraigado el hábito de usar el corrector electrónico y dan por buena su recomendación. Pero ése no se fija en la falta de acentos ni en la construcción de las oraciones, no juzga las frases extensas o la falta de coherencia en la expresión. Ya no exigimos que los alumnos traten de expresar lo mejor que puedan sus ideas y, de ser posible, que las plasmen por escrito.

El problema más grave, pienso, es que buena porción de nuestros estudiantes —incluso de posgrado— se habituaron a copiar y pegar, ya no les interesa esforzarse para ejercitar su pensamiento y plantear sus propias ideas. Ya todo está en la red. Los jóvenes —y adultos también— que se curtieron con el uso de internet tienen, como diría José Gimeno Sacristán, información, pero no conocimiento.

En la conferencia de Querétaro, conjeturé que algo similar y tal vez peor pasa con la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas. Percibí aquiescencia entre el
auditorio adulto. A partir de que se permitieron las calculadoras en las aulas de
educación básica, comenzamos a alejarnos de fecundar y abonar el pensamiento abstracto.

Soy un crítico de la enseñanza memorista como método (asociado a la escuela disciplinaria), pero estoy convencido de que hay ciertos conocimientos fundamentales que los estudiantes deben asimilar para desarrollar más capacidades de abstracción y razonamiento lógico. Y eso se logra con el ejercicio constante y solución de problemas; rememoro las tareas que hacíamos en la primaria de nuestra niñez.

Ojo, no abogo por que los niños repliquen las cantaletas que hacíamos quienes hoy rebasamos el medio siglo para asimilar las tablas de multiplicar. Pero sí que aprendan a sumar, restar, multiplicar y dividir. Son las operaciones básicas, necesarias para ahondar en lo que sigue, de aritmética, algebra, trigonometría y geometría analítica. Concedo, el cálculo sólo para quienes estudian ingenierías y otras disciplinas que tienen a las matemáticas como herramientas principales.

Una propuesta hereje: prohibir el uso de dispositivos electrónicos en las aulas de educación básica y destinar trabajo extraescolar y remedial para los segmentos pobres el uso de dispositivos y aplicaciones; entre las capas medias las familias ya se hacen cargo. Se trata de cultivar el aprendizaje de conocimientos que sirven para adquirir otros conocimientos. Sería para aprender a aprender, como está de moda decir.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-com-una-reflexion/

Comparte este contenido:

Tecnología de poder y Reforma Educativa

Por:

Adapto el concepto tecnología del poder del texto de James March y Johan Olsen (El redescubrimiento de las instituciones: la base organizativa de la política), que lo definen como una práctica rutinaria que se ejerce en el seno de las instituciones. Incluye creencias, paradigmas, códigos, culturas y conocimiento que rodean, apoyan, elaboran y contradicen esos papeles rutinarios. Lo cual implica conductas previsibles, pero también mudanzas en el comportamiento de quienes ejercen el poder político.

March y Olsen reinterpretaron —o actualizaron— ciertas nociones de Max Weber sobre la dominación burocrática y situaron su ejercicio en el hacer político de las instituciones. Algo así como racionalidad de la burocracia, sí, pero siempre al servicio de los intereses de quienes mandan y en respuesta a quienes se oponen. Es una lucha de contrarios y una construcción de consensos en busca de legitimidad.

Utilizo esa noción en conjunción con otras —como la dialéctica del control, en la versión de Anthony Giddens— para interpretar lo que acontece en la política educativa. En los últimos años la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto no ha reposado ni me ha dado sosiego.

El Mecanismo de Coordinación Regional es un dispositivo que inventó el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, quizá bajo la inspiración de la corriente que se denomina nueva gerencia pública, para relacionarse con los gobernadores y, de ser posible, conseguir apoyo político de ellos a la Reforma Educativa.

Este mecanismo fracciona a la Conferencia Nacional de Gobernadores en cinco zonas para negociar, en corto, aspectos de la reforma y de la administración del sistema. El secretario no podía convenir en forma “racional” con 31 mandatarios en las reuniones tradicionales, que se habían vuelto rutinarias, con declaraciones solemnes, pero con poca eficacia en la ejecución de programas. Tratar con cada uno es otra cosa; tal vez el secretario no pueda dedicar un día completo para convencerlo y no rinda los frutos mediáticos que espera. Pero en grupos pequeños, sí.

El secretario Nuño convoca y fija la agenda para cada reunión —ya va en la cuarta ronda— y tiene a los secretarios y otros funcionarios de los estados no como coro, sino como los ejecutores directos de la política. Me imagino, porque no he observado ninguna sesión, que el secretario impulsa ciertos puntos, presiona, quizá con gentileza, les ofrece incentivos, escucha quejas (que de seguro las hay) y, lo trascendente, termina con acuerdos concretos.

La cuarta vuelta es para empujar el Modelo Educativo para la Educación Obligatoria y ratificar que siguen las auditorías de personal, con el fin de “poner orden y transparencia en el desorden de años en el majo de las plazas”. Se trata de cambiar de adscripción al personal administrativo que cobra con recursos del Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo. Aunque el secretario afirma que las auditorías han sido en colaboración, las conduce la SEP, escuela por escuela. El acuerdo: “Fortalecer los trabajos de depuración y consolidación de la nómina magisterial”.

La Reforma Educativa no es un cambio de paradigma, pero sí incluye códigos nuevos, mudanzas en las rutinas y variaciones en el comportamiento de los gobernadores. Tal vez no estén todavía convencidos. La reforma les movió sus relaciones con los líderes de las secciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el centro les quitó el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y hoy les restringe el uso del Fone para pagar a su burocracia.

Sin embargo, no protestan, al menos no en público. Quizá algunos muestren su enojo no asistiendo a las reuniones, como los gobernadores de Nuevo León y Tamaulipas, que no fueron la semana pasada a la de Durango. Pero tal vez cavilen que es mejor negociar y ganar algo, que tener que enfrentar al gobierno central. Quienes lo hicieron, recibieron regaños de la Suprema Corte de Justicia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/tecnologia-de-poder-y-reforma-educativa/

Comparte este contenido:

Entre el Estado evaluador y el derecho a la educación

Por:

El INEE no sólo es una aspiradora de información, también ofrece análisis y divulga los resultados mediante publicaciones periódicas y libros producto de sus investigaciones. El INEE, como cabeza del Sistema Nacional de Evaluación Educativa, es una representación fiel de lo que Guy Neave denominó el Estado Evaluador. Pero también es el promotor de una mejor educación. No es fácil encajonarlo en un solo embalaje, sus faenas son una mezcla de tendencias tecnocráticas, con aspiraciones de equidad y diversidad.

El INEE es la cabeza del Estado para realizar todo tipo de evaluaciones en el sistema educativo, en especial a los docentes, pero no refrenda los supuestos del empuje neoliberal de que los estándares de calidad son universales, generalizables y no contextuales. Lo mismo publica y hace juicios de valor sobre los resultados de PISA (México en PISA: 2015), que produce e impulsa las directrices para mejorar la atención educativa de niñas, niños y adolescentes indígenas. Lo mismo publica la evaluación de docentes de educación básica: una revisión de la experiencia internacional, de Felipe Martínez Rizo, que La educación obligatoria en México: informe 2016, con énfasis en el derecho a la educación y juicios severos sobre la inequidad en el gasto público en educación.

Lo más visible de las tareas del INEE es la valoración de los docentes y directores de escuela. Se encarga de coordinar la evaluación para el ingreso a la carrera docente, la promoción vertical y horizontal y, lo más debatido, la permanencia en el servicio docente y el reconocimiento para otorgar premios y estímulos.

Esa pudiera ser la marca de la casa. En mis charlas con maestros y directores de escuela, la única percepción que tienen del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación es la evaluación de docentes; no saben —y tal vez no les interese enterarse— de sus otras labores. Tienen grabada en su memoria las jornadas de septiembre y octubre de 2015, recuerdan las diatribas que se manejaban en la prensa y las redes, muy pocos acusan recibo de los cambios que realizó el Instituto tras las críticas que sufrió.

Para los militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, el INEE es la encarnación del neoliberalismo. No me gusta antagonizar. Cuando dialogo con ellos es con el fin de aprender y tratar de entender algo más de sus motivos para oponerse con todo a la Reforma Educativa y, en particular a la evaluación. Expresan con convicción, pero sin aportar evidencias, que la verdadera misión del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación es desprestigiar a la educación pública para luego privatizarla.

Entre docentes que no concurren con la CNTE, lo que más noto es temor, incertidumbre, no les gusta obtener información directa de la página del INEE, sino que apoyan sus creencias en lo que se propaga por las redes sociales. Si bien ya no hay tanta oposición a la evaluación docente, la mayoría de los maestros considera que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación es el símbolo omnipresente del Estado evaluador, aunque no usen ese concepto. A fe mía que allí radica el verdadero reto para el Instituto: acercarse al magisterio, ganarse su confianza y adquirir credibilidad.

El INEE ofrece muchos servicios a los docentes: materiales, estudios comparativos, informes sobre su profesión y su hacer, pero la mayoría los ignora.

Es la paradoja de las visiones encontradas. El diseño institucional del INEE, tanto en su propia ley como en la del Servicio Profesional Docente, configura un aparato proyectado para medir, valorar y producir información para funcionarios. Pero en su hacer interno va mucho más allá. Se concibe a sí mismo —al menos entre algunos miembros de la Junta de Gobierno— como una institución provechosa para la educación, los estudiantes y los maestros; además, se proyecta como defensora férrea del derecho a la educación. En su discurso empalma calidad con equidad, mejora con más oportunidades para los desfavorecidos.

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación es un ente complejo y contradictorio. Está envuelto en la disputa política e ideológica por la educación nacional. Es —al mismo tiempo— un aparato de Estado y un defensor del derecho a la educación.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/entre-el-estado-evaluador-y-el-derecho-a-la-educacion/

Comparte este contenido:

Nacionalismo y educación: Japón mira al pasado

Por Carlos Ornelas*

Hay motivos de alarma entre los educadores liberales de Japón. El resurgimiento del nacionalismo japonés, que se observa desde la década pasada, toma un aire inusitado. En su edición del 11 de abril, The Japan Times informa que el 31 de marzo el gabinete del primer ministro, Shinzo Abe, aprobó una moción que declara que el rescripto (o bula) imperial puede usarse como materia de enseñanza en las escuelas.

Esta bula contiene ciertos valores éticos que quizá sean de validez universal, como piedad filial, solidaridad entre hermanos y amistades, lealtad y diligencia en el trabajo y los estudios. El Times cita al famoso historiador Teruhisa Horio, profesor emérito de estudios de educación en la Universidad de Tokio. Él señala que el emperador Meiji emitió ese edicto en 1890, cuando Japón deseaba alcanzar al Occidente. Buscaba una columna vertebral que pudiera servir como equivalente japonés de la enseñanza moral bajo el cristianismo en Occidente.

Pero también constituyó lo que el profesor Horio denomina el “eje de la educación moral de Japón en tiempos de guerra llamada shushin (entrenamiento moral), un tema ahora obsoleto que infundió en los alumnos de la escuela primaria un sentido de nacionalismo”. De nuevo, siguiendo al autor de Educational Thought and Ideology in Modern Japan (Pensamiento e ideología educativos en el Japón moderno): “Los directores de las escuelas reunían periódicamente a los estudiantes en una asamblea y leían el rescripto”.

Los debates continúan. Mientras los miembros del gabinete defienden la reinserción de la bula imperial, intelectuales y periodistas critican el hecho. Lo ven como un paso hacia el regreso del nacionalismo (e ideología de guerra) japonés.

Cierto, dicen los críticos, en las traducciones actuales se trata de “suavizar” el contenido y ponerlo en tonos positivos. El texto, por ejemplo, exhorta a los ciudadanos a “dedicarse a la paz y seguridad de su nación”. Mientras que el original que consagró Meiji Tennō en 1890 lo expresó de manera más franca: “Ofrecerse valientemente al Estado”, en caso de una emergencia.

En 1948, la Dieta de posguerra, por unanimidad, declaró nulo el rescripto; alegó que su doctrina “socava claramente los derechos humanos básicos y pone en tela de juicio la fidelidad internacional de Japón”.

Sin embargo, los aires cambian, el Partido Liberal Japonés, el dominante desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se torna cada vez más a la derecha. La tensión que genera Corea del Norte y las diatribas con China, crean un ambiente popular proclive al patriotismo. Asunto que aprovechan quienes se consideran los sucesores de los ultranacionalistas que llevaron a Japón a invadir porciones de Asia y a la Guerra del Pacífico.

Si bien desde el comienzo del gobierno del primer ministro Abe se criticaba a la reforma educativa liberal, la Yutori Kyôiku que, entre otras cosas, eliminó el castigo corporal, disminuyó el currículo y las clases de los sábados, hoy sufre un ataque frontal de todas las fuerzas nacionalistas.

Más alarmante aún. En su edición del 15 de abril, The Japan Times reportó que el gobierno japonés decidió tolerar el uso de la autobiografía de Adolf Hitler Mein Kampf (Mi lucha) como material didáctico en las escuelas.

Esto es motivo de preocupación no sólo para los educadores progresistas y liberales del Japón. También enerva a quienes nos comprometemos con un proyecto de educación democrática y para la democracia, aquí y en el mundo.

No es que quiera ser apologista, pero puesto frente a las tendencias de derecha (camufladas de educación moral) en Japón y otras partes del mundo, el Modelo educativo para la educación obligatoria que recién presentó el gobierno de México parece un respiro de aire fresco.

                *Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana

Comparte este contenido:

Distribución de plazas magisteriales: problema y solución

12 de abril de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx/

Por: Carlos Ornelas

Hay infinidad de maneras para mirar asuntos de interés público, depende de la plataforma que escoja el observador. Por ejemplo, dentro de la Reforma Educativa del gobierno de Peña Nieto, la trama de la adjudicación y distribución de plazas de los docentes puede escudriñarse desde perspectivas distintas.

Los maestros en ejercicio, pienso, juzgan la reforma y los cambios en la distribución de plazas desde su experiencia laboral. Pueden considerar la entrega de plazas por concurso como un ataque a la tradición o, en el otro extremo, como la aparición del mérito profesional para no depender de los favores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Otros analizamos la Reforma Educativa desde la perspectiva de las relaciones de poder para indagar cómo trastoca los arreglos institucionales prevalecientes, basados en el corporativismo. Otros verán la racionalidad de las leyes que provocó la reforma a partir de las doctrinas jurídicas.

En la prensa y los medios se discute que los componentes de la reforma son políticas públicas mas, por la prontitud del trabajo periodístico y los límites de espacio, no se profundiza en el concepto. Pienso que el término de políticas públicas es una mala traducción del inglés, Public Policy, porque policy no es política, es algo así como estrategia para alcanzar un fin. No obstante, el uso de políticas públicas ya se legitimó y se asentó en la academia de habla española.

En la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, mi Casa Abierta al Tiempo, incluso tenemos una maestría en políticas públicas, con un enfoque aplicado al análisis de planes y prácticas gubernamentales, más que al examen de las relaciones y la tecnología del poder que subyacen tras los enunciados, ése es territorio de la ciencia política.

He tenido la suerte de ofrecer seminarios y asesorar tesis de estudiantes brillantes que avizoran al sistema escolar mexicano y a diversos programas desde alguna de las tendencias del campo de las políticas públicas. Uno de ellos, Jorge Carmona Navarrete, se graduó el mes pasado con una tesis de distinción académica: Aportaciones de la política educativa de Enrique Peña Nieto al sistema de plazas.

En esta tesis, Jorge trata con parsimonia ese eje, ofrece los antecedentes del caso, analiza las nuevas normas en contraste con las viejas ordenanzas y prácticas. No hace una apología de la política del gobierno de Peña Nieto, aunque observa con simpatía los intentos de introducir el mérito como principio y el profesionalismo como fin en la distribución de las nuevas plazas.

Dentro de la gama de opciones teóricas y de método, Jorge escogió lo que especialistas del campo destacan como el enfoque por etapas. Explica cómo surgió la cuestión, resume las prácticas clientelares preexistentes y cómo ciertos actores políticos en posiciones de mando —los firmantes del Pacto por México— reconocieron que era un problema público severo y, en consecuencia, lo introdujeron a la agenda pública. Consideraban que cambiar las reglas del juego era un proyecto realizable.

Jorge se apoya en aportaciones de teóricos de su campo académico, pero se acoge a las enseñanzas de Luis Aguilar Villanueva para conceptuar cómo la Reforma Educativa representó un desafío doble para el gobierno. Primero, para que la sociedad aceptara que era una necesidad y, segundo, el método de abordaje para la acción pública. La iniciación acarreó enmiendas a la Constitución.

Jorge también dilucida cómo se dio el proceso de toma de decisiones, cómo el gobierno lidió con la oposición en diversos tiempos y luego hace una valoración de la política. Su discernimiento es congruente con el enfoque que eligió.

Por ser un trabajo académico, Jorge glosa las estrategias que siguió para su análisis, los métodos de investigación y el tipo de información que utilizó, documental y bibliográfica. Aunque trata de no estampar juicios de valor (un requisito del enfoque), expresa que —tal vez— este sistema de distribución de plazas (ingreso, promoción, movilidad y reconocimiento) de los maestros encierra la parte profunda de la Reforma Educativa. Quizá sea un cambio de fondo.

El trabajo de Jorge Carmona Navarrete contiene un argumento coherente de prólogo a epílogo, escrito con prosa sin rebuscamientos y con una economía de palabras notable.

Siento orgullo por haberlo apoyado en esta etapa, su iniciación a una vida de producción académica que —estoy convencido— será fructífera.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/04/05/1155975

Foto: http://www.uan.edu.mx/d/i/2012/02/expositor_inaug_maest_educ.jpg

Comparte este contenido:
Page 19 of 24
1 17 18 19 20 21 24