Por: Educación 3.0
Estos agentes de software presentan algunas ventajas a la hora de trabajar con el alumnado, pero deben ser utilizados desde una perspectiva crítica y ética. Nos habla sobre ello Teresa Romeu, profesora de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
La incorporación de los asistentes inteligentes en el ámbito educativo debe ser vivida como una oportunidad, teniendo en cuenta el enorme potencial que nos ofrecen de apoyo a la formación. Algunas de sus posibilidades van desde el seguimiento de la progresión académica del alumnado hasta el apoyo personalizado en las actividades de repaso, por lo que parece necesaria la incorporación de esta tecnología al servicio de la comunidad educativa: estudiantes, docentes y familias.
¿Cómo aprovechar los asistentes inteligentes en educación?
Un asistente virtual es como un profesor que nos va acompañando y que, en ningún caso, sustituye el trabajo del alumnado aunque puede ser una potente herramienta que posibilita ayudar, complementar o reforzar la actividad que deben realizar. Es esta adaptación del aprendizaje de los estudiantes la que permite poder ofrecer soluciones personalizadas según la dinámica de progresión y evolución en los aprendizajes de cada alumno. El asistente virtual no debería tampoco sustituir el trabajo del docente sino en todo caso poner sobre la mesa el replanteamiento de su figura, de su rol.
Es difícil aventurar cómo será el docente del futuro o si el profesor particular que entendemos actualmente sufrirá cambios y se convertirá en un asistente virtual. Lo que sí es cierto es que todos los agentes implicados en la educación de las futuras generaciones deben estar empoderados para conocer su potencial siendo críticos en la integración de estos asistentes dentro del ecosistema educativo.
Debemos tener en cuenta que estos avances en los asistentes de voz, por ejemplo, ya hace años que se encuentran presentes en el día a día de nuestras vidas. Es el caso de Siri (Apple) o el asistente Google Now (Android) que nos abren las potencialidades para combinar e integrar aprendizajes formales e informales. Los asistentes de voz pueden potenciar la enseñanza del vocabulario de una segunda lengua, no sólo incorporando un dominio más elevado de palabras, sino también mejorando cualitativamente la pronunciación.
El punto de inflexión recae en cómo utilizar el asistente cuando realmente sea necesario y dar tiempo al alumnado para que experimente por sí solo antes de recurrir directamente a su ayuda.
Múltiples posibilidades… y alguna desventaja
Otro aspecto que resulta interesante resaltar son las posibilidades que nos brindan los asistentes inteligentes como soporte al estudio: asistencia ‘non stop’ de 24 horas y siete días a la semana; la accesibilidad en múltiples entornos; la adaptabilidad a las diferentes necesidades y niveles de cada alumnado, y la democratización y globalización de las ayudas al estudio.
Aún así también es conveniente abordar sus desventajas. En este sentido, en ausencia de un control parental o docente puede favorecer una disminución del trabajo mental, haciendo que el alumno se acomode. Además, un exceso de utilización puede llegar a suponer la dependencia por parte del menor.
Uso educativo: una mirada crítica necesaria
Es indudable que se abre un nuevo horizonte en el ámbito educativo del que no podemos vivir de espaldas, pero deberemos ser críticos con su utilización. En este sentido, aunque la educación empieza por la familia y la escuela, la sociedad y el entorno más inmediato deben acompañar para establecer políticas de uso que saquen el máximo partido a las tecnologías digitales desde una mirada crítica y ética. Para ello, deberemos reforzar la formación en competencias digitales por parte del docente para garantizar que el alumnado haga un buen empleo del mismo..
Del mismo modo que afrontamos en su día la incorporación de las calculadoras en nuestra vidas, actualmente nos enfrentamos al uso responsable de las redes sociales y al consumo de videojuegos que deberán ser normalizados y limitados en cuanto a su uso.
En definitiva, Alexa, y otros nombres más han venido para quedarse. Los educadores tenemos el deber de integrarlos como un vehículo de información más que facilite generar conocimiento y sobre todo, ciudadanos competentes digitales y críticos.
Fuente e imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/asistentes-inteligentes-educacion/