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El coronavirus y la crisis económica

El coronavirus y la crisis económica

Por: Eric Toussain

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Una crisis de salud pública

La pandemia del coronavirus constituye un gravísimo problema de salud pública y los sufrimientos que la difusión del virus provocará serán enormes. Si alcanza masivamente a los países del Sur global cuyos sistemas de salud pública, que ya eran muy frágiles, fueron terriblemente maltratados por 40 años de neoliberalismo y, por lo tanto, habrá una grandísima cantidad de muertos. Sin olvidar la situación dramática de la población iraní víctima del bloqueo decretado por Washington, bloqueo que incluye la importación de medicamentos y equipamiento sanitario.

Utilizando el pretexto de la necesaria austeridad presupuestaria para poder pagar la deuda pública, los gobiernos y las grandes instituciones multilaterales como el Banco Mundial, el FMI y los bancos regionales, por ejemplo, el Banco africano de desarrollo, generalizaron las políticas que deterioraron los sistemas de salud pública: supresión de puestos de trabajo y precarización de los contratos de trabajo, supresión de camas hospitalarias, cierre de centros médicos de proximidad, aumento del coste de la atención médica y de los medicamentos, reducción en las inversiones en infraestructuras y equipamientos, privatización de diferentes sectores de la sanidad, reducción de inversión pública en la investigación y el desarrollo de tratamientos en beneficio de los intereses de los grandes grupos farmacéuticos, etc.

Esto es así en países de África, Asia, América Latina y Caribe, y en los países del exbloque del Este (en Rusia y en otras exrepúblicas de la difunta URSS, Europa central y oriental). Pero esto también concierne, evidentemente, a países como Italia, Francia, Grecia y otros países europeos. ¿Y qué pasará en Estados Unidos, donde 89 millones de personas no tienen una verdadera cobertura de salud, como lo denuncia Bernie Sanders?

Los grandes medios de comunicación y los gobiernos insisten sobre las diferencias en el porcentaje de letalidad debido a la edad. Sin embargo, no quieren atraer la atención sobre las diferencias de clase y sobre como la mortalidad debido a esta pandemia afectará a la gente según sus ingresos y su patrimonio, y por lo tanto según la clase social a la que pertenecen. Es muy diferente ponerse en cuarentena o acceder a un servicio de reanimación cuando se tienen 70 años y se es pobre, que cuando se es rico.

También habrá una brecha entre los países, que a pesar de las políticas neoliberales, mantienen en mejor estado su sistema de salud pública y aquellos que fueron más lejos en los atentados a la calidad de los servicios de salud.

La crisis bursátil y la crisis financiera

Aunque los grandes medios de comunicación y los gobiernos afirman constantemente que la crisis bursátil es debida a la pandemia de coronavirus, insisto sobre el hecho de que todos los elementos de una nueva crisis financiera ya estaban reunidos desde hace varios años, y que el coronavirus fue la chispa o el detonador de la crisis bursátil y no la causa. Para consultar: https://www.cadtm.org/No-el-coronavirus-no-es-responsable-de-las-caidas-en-las-bolsas. A pesar de que algunas personas hayan visto en esta afirmación una tentativa de negar la importancia de la pandemia, mantengo mi afirmación. La cantidad de inflamables en el ámbito de las finanzas alcanzó la saturación desde hace varios años y se sabía que una chispa podía e iba a provocar una explosión: no se sabía cuándo se produciría y cuál sería el detonante, pero se sabía que ocurriría. Por lo tanto, era necesario actuar para evitarla y no se hizo nada. Numerosos autores de la izquierda radical, como Michael Roberts, Robert Brenner o François Chesnais, anunciaron esta crisis. Desde 2017, publique artículos regularmente sobre esta cuestión, consultad: https://www.cadtm.org/Economia-internacional-Todo-va-muy que data de diciembre de 2017. Con el CADTM y otras organizaciones, hemos afirmado que es necesario romper radicalmente con el capitalismo.

Un primer gran crash bursátil tuvo lugar en diciembre de 2018 en Wall Street. Bajo la presión de un puñado de grandes bancos privados y de la Administración de Donald Trump, la Reserva Federal de Estados Unidos había vuelto a bajar los tipos de interés y eso fue aplaudido por algunas grandes compañías privadas que dominan los mercados financieros. Volvió el frenesí por el aumento de los valores bursátiles, y las grandes empresas continuaron recomprando sus propias acciones en la bolsa para amplificar el fenómeno. Aprovechándose de la reducción de los tipos de interés, las grandes compañías privadas aumentaron su endeudamiento y los grandes fondos de inversión aumentaron la compra de empresas de todo tipo, incluidas las industriales, recurriendo al endeudamiento (https://www.cadtm.org/La-montana-de-deudas-privadas-de-las-empresas-estara-en-el-corazon-de-la, publicado en abril de 2019).

Ese mismo año, y de nuevo en Wall Street, a partir de septiembre, hubo un grandísima crisis de penuria de liquidez en un mercado financiero que, sin embargo, rebosaba liquidez. ¿Una crisis de liquidez mientras hay una profusión de liquidez? Es una paradoja aparente como lo expliqué en https://www.cadtm.org/Panico-en-la-Reserva-Federal-y-retorno-del-Credit-Crunch-sobre-un-mar-de-deudas, publicado el 25 de septiembre de 2919 y en https://www.cadtm.org/Hablemos-de-nuevo-del-panico-que-sufrio-la-Reserva-Federal-de-los-EEUU-FED-en, publicado el 1 de noviembre de 2019. Se trataba de una grave crisis y la Reserva Federal intervino masivamente inyectando unos cientos de miles de millones de dólares para tratar de evitar el hundimiento de los mercados. La Reserva Federal también guardó en su balance más de 1,3 billones de dólares de productos estructurados tóxicos que había comprado en los bancos en 2008 y 2009, ya que estaba persuadida, con toda la razón, que si se pusieran en venta en el mercado secundario de deuda, el precio se desplomaría y eso arrastraría una gran crisis financiera y quiebras de bancos. Si la Fed hizo eso, no fue para defender el interés general sino para defender el interés del gran capital, o sea, del 1 % más rico de la sociedad.

El BCE y los otros grandes bancos centrales (del Reino Unido, Japón, Suiza, China …) aplicaron, más o menos, el mismo tipo de política y tienen una responsabilidad muy importante en la acumulación de inflamables en el ámbito financiero (podéis consultar mi artículo de marzo de 2019 https://www.cadtm.org/La-crisis-economica-y-los-bancos-centrales.)

Asistimos a una enorme creación de capital ficticio, y en cada crisis financiera una parte importante de ese capital ficticio debe «desaparecer» ya que eso forma parte del funcionamiento normal del sistema capitalista. El capital ficticio es una forma de capital que se desarrolla exclusivamente en la esfera financiera sin ninguna relación verdadera con la producción. Es ficticio en el sentido en que no se basa directamente sobre una producción material, ni sobre la explotación directa del trabajo humano ni de la naturaleza. Como lo dice el economista francés miembro de ATTAC, Jean Marie Harribey: «Las burbujas estallan cuando la diferencia entre el valor realizado y el valor prometido se vuelve demasiado grande y algunos especuladores entienden que las promesas de liquidación rentable no podrán ser honradas por todos, en otras palabras, cuando las plusvalías financieras no podrán nunca generarse si no hay una plusvalía suficiente de producción. », Jean-Marie Harribey, «La baudruche du capital fictif, lecture du Capital fictif de Cédric Duran », Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015 : https://france.attac.org/nos-publications/les-possibles/numero-6-printemps-2015/debats/article/la-baudruche-du-capital-fictif.

Me reafirmo en que la pandemia del coronavirus no constituye la causa real y profunda de la crisis bursátil que se desencadenó en la última semana de febrero de 2020 y que sigue. Esta pandemia constituye el detonador, la chispa. No obstante, existen otros acontecimientos graves que podrían haber sido detonadores o chispas. Por ejemplo, una guerra declarada y caliente entre Washington e Irán o una intervención directa de Estados Unidos en Venezuela. La crisis bursátil que hubiera seguido, habría sido atribuida a la guerra y sus consecuencias. Y también, yo habría afirmado que esa guerra, cuyas consecuencias serían gravísimas, sin controversia posible, habría sido la chispa pero no la causa profunda. Así que, aunque haya una relación innegable entre los dos fenómenos (la crisis bursátil y la pandemia del coronavirus), eso no significa que no es necesario denunciar las explicaciones simplistas y manipuladoras que declaran que la causa es el coronavirus. Esa explicación mistificadora es una trampa destinada a desviar la atención de la opinión pública, del 99 %, del rol que tuvieron las políticas llevadas a cabo a favor del Gran Capital a escala planetaria y de la complicidad de los gobiernos actuales.

La crisis del sector de la producción precedió la pandemia del coronavirus

Y eso no es todo. No solo la crisis financiera estaba latente desde hacía varios años y la prosecución del aumento de precio de los activos financieros constituían un indicador muy claro, sino que, además, una crisis del sector de la producción había comenzado mucho antes de la difusión del covid19, en diciembre de 2019. Antes del cierre de fábricas en China, en enero de 2020 y antes de la crisis bursátil de fines de febrero de 2020.

Vimos durante el año 2019 el comienzo de una crisis de superproducción de mercaderías, sobre todo en el sector del automóvil con una caída masiva de ventas de automóviles en China, India, Alemania, Reino Unido y muchos otros países. Eso produjo una reducción de la producción de automóviles. También hubo superproducción en el sector de la fabricación de equipamientos y de herramientas mecánicas en Alemania, uno de los tres productores mundiales en este sector. Al mismo tiempo, se produjo una muy fuerte reducción del crecimiento industrial en China, lo que tuvo graves consecuencias en los países que exportan a China equipamientos, automóviles y materias primas. Durante el segundo semestre de 2019, la recesión se declaró en el sector de la producción industrial en Alemania, Italia, Japón, África del Sur, Argentina… y en varios sectores industriales en Estados Unidos.

La evolución de la crisis financiera y económica desde el 3 de marzo de 2010

Recordemos que, durante la última semana de febrero de 2020, las principales bolsas de valores del mundo (en toda América, en Europa y en Asia) sufrieron una caída muy importante que osciló entre un 9,5 % y un 12 %, y fue la peor semana desde octubre de 2008.

Ahora, retomo el hilo de los acontecimientos donde los dejé: el 3 de marzo de 2020, al día siguiente de la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos, la Fed, de bajar un 0,5 % su tipo de interés director.

Los bancos centrales actúan como bomberos pirómanos

El 3 de marzo de 2020, la Fed decidió fijar su tipo director en una horquilla del 1 % al 1,25 %, o sea fue una reducción del 0,5 %, la más fuerte de estos últimos años, ya que hasta ese momento la Fed bajaba su tipo de interés en escalones de 0,25 %. Frente a la continua caída de las bolsas y, especialmente, de los bancos que están al borde de la quiebra, la Fed decide una nueva reducción el 15 de marzo de 2020, que golpea incluso más fuerte que la del 3 de marzo. Esta vez, bajó su tipo director un 1 %. Por lo tanto, desde el 15 de marzo, el nuevo tipo de interés director de la Fed se sitúa en una horquilla que va del 0 % al 0,25 %. Los bancos son, por consiguiente, animados a que aumenten su endeudamiento.

La Fed no se contentó con bajar el tipo de interés, también recomenzó con la inyección en el mercado interbancario de una enorme masa de dólares, ya que los bancos una vez más, no confían entre ellos y se niegan a prestarse dinero. El presidente de la Fed declaró que su institución había programado inyectar en las próximas semanas más de 1 billón de dólares de liquidez en los mercados a corto plazo, especialmente, en el mercado de repos, sobre el que ya había intervenido masivamente entre septiembre y diciembre de 2019. El mercado de repo [1] designa el mecanismo por el cual los bancos se financian por un corto tiempo: éstos venden títulos que poseen con el compromiso de comprarlos de nuevo rápidamente. Por ejemplo, depositan por 24 horas (como garantía o como colateral del préstamo que aceptan) títulos del Tesoro de Estados Unidos o de obligaciones de empresas que tienen una nota AAA. A cambio de esos títulos, obtienen dinero en efectivo, a un interés próximo o igual al tipo director fijado por la Fed, próximo, como hemos visto, al 1 %, desde el 3 de marzo de 2020 y del 0 %, desde el 15 de marzo de 2020.

El Banco Central Europeo (BCE) dirigido por Christine Lagarde, cuyo tipo director es del 0 %, anunció el 12 de marzo de 2020 que iba a aumentar sus compras de títulos financieros privados (obligaciones y productos estructurados) y públicos (títulos soberanos). También aumentó el volumen de créditos ventajosos a medio y largo plazo para los bancos. Y si éstos se comprometen a no reducir el volumen de préstamos al sector privado —aunque si no cumplen esta promesa no está previsto ningún mecanismo para multarlos— pueden financiarse generosamente con el BCE, con un tipo de interés negativo de – 0,75 %. Eso quiere decir que los bancos obtendrán una remuneración al endeudarse con el BCE.

Como está indicado más arriba, el domingo 15 de marzo, con pánico de nuevo por lo que había pasado la semana anterior, la Fed, que reunió a su comité director en situación de catástrofe y sin esperar a la fecha normal para hacerlo, llevó su tipo de interés al 0 % (su tipo director está en la horquilla del 0 % al 0,25 %). La Fed también anunció que recomenzaría a comprar a los bancos productos estructurados, los famosos MBS (Mortgage Backed Securities), que estuvieron en el centro de la crisis financiera de 2007-2009, por 200.000 millones de dólares.

Pero eso no permitió detener las ventas masivas de acciones en las bolsas, y todas las del mundo cayeron el lunes 16 de marzo de 2020. La caída de Wall Street alcanzó un nuevo récord en un solo día: –12 %. El 18 de marzo continuó la venta masiva de acciones.

Los mercados bursátiles continuaron con sus caídas

Se produjeron varias jornadas negras, es decir varios crash bursátiles, en la segunda quincena de febrero y durante la primera quincena de marzo. Y eso a pesar de las intervenciones masivas de los bancos centrales ya sea en el Norte o en el Sur del mundo, en el Oeste como en el Este.

Las sesiones bursátiles fueron literalmente caóticas. Muchas veces, en estas últimas semanas, se debieron interrumpir durante 15 a 30 minutos con el fin de frenar las ventas cada vez más masivas y evitar la catástrofe. Esas interrupciones en las que las autoridades bursátiles accionaron un cortocircuito (según su jerga) ocurrieron varias veces en Wall Street, en Brasil, en la India y en Europa, tanto que algunos comentaristas se preguntan por qué las autoridades no cerraron, simple y llanamente, las bolsas.

El jueves 12 de marzo de 2020, una de las recientes jornadas más negras, la caída fue impresionante: -12,28 % en París, -10,87 % en Londres, -11,43 % en Fráncfort, -14,21 % en Bruselas y el récord de Milán -16,92 %. En Nueva York, el Dow Jones perdió el 9,99 %, el Nasdaq el 9,43 % y el S&P500 el 9,51 %. En Madrid, el Ibex 35 cayó un 14,06 %. Las bolsas de Asia, América Latina y África también se desplomaron.

El lunes 16 de marzo, a pesar de la decisión de la Fed de llevar su tipo de interés al 0 % para contentar al Gran Capital y de poner fin a la caída al vacío, continuaron las ventas masivas de acciones. En Nueva York. S&P500 cayó un 12 %, la bolsa brasileña, un 13 %. Las bolsas europeas de nuevo perdieron; Londres, un 4 %; París y Fráncfort más del 5 %; Milán un 6 %; Bruselas un 7 %; Madrid un 8 %. En Asia-Pacífico, el Nikkei de Tokio bajó un 2,5 %, las bolsas chinas cayeron entre el 3 y el 4 %, la bolsa india un 8 %, la bolsa australiana un 9 %. Y la debacle continúa.

En un mes, entre el 17 de febrero y el 17 de marzo, las bolsas de valores sufrieron una verdadera purga: en Nueva York, el Dow Jones industrial perdió el 32 %, el S&P500 de las 500 principales empresas perdió el 24 % de su valor. En Londres, Footsie bajó un 31 %, en Fráncfort, el DAX bajó ¡el 37 %! En Bruselas, el Bel20 se hundió un 41 %. El CAC40 (Francia) perdió el 36,5 %. La bolsa de Madrid (IBEX 35) perdió el 38 %, la de Lisboa (PSI20) perdió el 31,5 %. La bolsa brasileña perdió el 28 %, la de Buenos Aires más del 30 %. La bolsa india perdió el 25,5 %. La bolsa sudafricana (JSE) perdió el 35 %. RTS, la bolsa de Moscú, perdió el 40 %. El BIST 100 de Turquía se hundió un 28 %. A Tokio, el Nikkei perdió el 28 %. A Hong Kong, el Hang Seng perdió el 21 %, En Sídney, la bolsa australiana ASX, perdió el 26 %. Solamente la bolsa de Shanghái limita sus pérdidas, un 7,7 %. Si a ésta le va mejor que a todas las otras bolsas del mundo, es gracias al apoyo aportado, bajo orden gubernamental, por las empresas chinas y los fondos públicos. Recibieron la orden de comprar de forma sistemática acciones de la bolsa en plena crisis del coronavirus mientras los otros vendían.

En resumen, entre el 17 de febrero y el 17 de marzo, todas las bolsas del planeta sufrieron importantes pérdidas comparables o superiores a lo que había pasado durante las grandes crisis bursátiles de 1929, 1987 y 2008.


Evolución en % de las principales bolsas de valores del mundo entre el 17 de febrero y el 17 de marzo de 2020

¿Quién se deshace en masa de esas acciones?

Los grandes mercados bursátiles está dominados por un centenar de grandes grupos privados, sus accionistas forman parte del 1 %, incluso del 0,1 %. Esos grandes grupos privados tienen un papel importante en el detonante de la crisis bursátil y en su extensión.

Entre ellos, se encuentran una treintena de grandes bancos, una decena de grandes fondos de inversión —entre éstos BlackRock, Vanguard, State Street y Pimco que tienen un papel clavé—, y hay que agregar las GAAF —Google. Apple, Amazon, Facebook—, además de grandes conglomerados industriales, casi una decena de grandes sociedades petroleras, algunos grandes fondos de pensión.

Este grupo de grandes capitalistas y los Estado-mayor de sus empresas están fuertemente interconectados ya que hay, sistemáticamente, participaciones cruzadas (o sea, un banco puede ser accionista de empresas industriales y a la inversa, y es evidente que los grandes fondos de inversiones como BlackRock tienen participaciones en todas las sociedades privadas. Véase el recuadro). Pero se dieron cuenta que la fiesta se estaba acabando, y que todavía estaban a tiempo, a fines de febrero de 2020, para recoger ganancias: la diferencia entre lo que habían pagado durante los dos o tres últimos años en la compra de acciones y el apogeo de la fiesta bursátil del comienzo de 2020. Así que decidieron vender, obteniendo al principio un buen precio. Luego, por un efecto contagio, todos los grandes accionistas y todos los actores de los mercados financieros también comenzaron a vender, acumulando una buena parte de la plusvalía, antes de que la caída de precios diese como resultado que el precio de venta de las acciones esté a un nivel más bajo que el de antes de la burbuja. Mientras tanto, los más grandes y los más rápidos consiguieron ganancias considerables.

Lo importante para un gran accionista es vender cuando el precio todavía no bajó demasiado, lo que significa vender lo máximo posible muy rápidamente, y para eso se utilizan programas específicos de venta de acciones, que se activan desde que un movimiento de venta alcanza un nivel determinado. Por eso hubo jornadas con caídas considerables seguidas a la mañana siguiente por subidas, ya que los que habían vendido la víspera antes de la caída, ven ganancias si recompran unas acciones que perdieron un 5 % o un 10 %, incluso un 20 %, del precio de venta del día anterior.

El valor bursátil de los tres fondos de inversión más importantes, BlackRock, Vanguard y State Street, habría bajado en 2,8 billones de dólares en un poco menos de un mes

Eso explica la sucesión de jornadas negras, seguidas de jornadas de remontada. Sin embargo, a pesar de esas remontadas momentáneas, la tendencia general es una verdadera purga. La burbuja bursátil estalla ante nosotros.

El hundimiento de las bolsas tiene tal amplitud que, en fin de cuentas, los grandes grupos que lanzaron procesos de ventas masivas, ven disminuir sus activos. Puede ser que hayan ganado especulando a la baja y luego al alza, pero en este estadio de la crisis el valor total de sus activos disminuyeron fuertemente. El Financial Times da una estimación con respecto a los tres fondos de inversión más importantes: BlackRock, Vanguard y State Street, cuyo valor de activos habría bajado en 2,8 billones de dólares en un poco menos de un mes. (Financial Times, «World’s three biggest fund houses shed $2.8tn of assets», https://www.ft.com/content/438854a8-63b0-11ea-a6cd-df28cc3c6a68, publicado el 15 de marzo de 2020). 2,8 billones de dólares es un 10 % más que el PIB de Francia. Según ese diario financiero, mientras que a comienzos de año, los activos que poseía BlackRock habían alcanzado la astronómica cifra de 7,4 billones de dólares, la caída de las bolsas los recortó en 1,4 billones. Además, el valor bursátil de BlackRock bajó un 28 % en un mes, hasta el 15 de marzo de 2020. Los activos de Vanguard habían alcanzado 6,2 billones y también sufrieron una reducción de 800.000 millones entre febrero y el 15 de marzo de 2020.

Fondo de inversión BlackRock

BlackRock es a nivel mundial el mayor fondo mutuo de inversión que opera a nivel mundial con 70 oficinas en 30 países y clientes en 100 países. En enero de 2020, BlackRock gestionaba activos por un valor total de 7,4 billones de dólares. Sin embargo, al 17 de marzo de 2020, el valor de los activos de BlackRock habría disminuido en 1,4 billones de dólares. A comienzos de enero de este año, sus activos se repartían en dos grandes categorías: un 55 % en forma de acciones, un 34 % en forma de obligaciones, y un resto marginal. Con respecto a su extensión en el mundo, Estados Unidos representa el 61 % de sus activos, Europa un 31 % y Asia un 8 %. En 2012, este fondo ejerció su derecho a voto en 14.872 asambleas generales de accionistas, de las cuales, 3.800 en Estados Unidos.

BlackRock recompró durante la crisis bancaria de 2008 un departamento importante del banco británico Barclays (antes de eso, había comprado una parte de Merrill Lynch). En 2014, BlackRock era el principal accionista del principal banco estadounidense JPMorgan (con el 6,1 % del capital), el primer accionista de Apple (con el 5,1 %), de Microsoft (con el 5,5 %), de Exxon Mobil (con el 5,4 %), de Chevron (con el 6,2 %), de Royal Dutch Shell (con el 4,9 %), de Procter &Gamble (con el 5,4 %), de General Electric (con el 5,5 %) y de Nestlé (con el 3,7 %). Era el segundo accionista en orden de importancia en la sociedad de Warren Buffet, Berkshire Hathaway (en la que BlackRock tiene el 6,8 % de su capital)). Era también el segundo accionista de Google (5,8 %), de Johnson & Johnson (5,6 %), del cuarto banco más grande de Estados Unidos, el Wells Fargo (5,4 %), de Petrochina (6,8 %). También, era el tercer accionista de Walmart (2,6 %) y de Roche (2,0 %) y el cuarto accionista de Novartis (3,0 %). Las 17 empresas que se han nombrado tienen una posición dominante en sus respectivos sectores de actividad. Estos 17 mastodontes son las mayores sociedades en el mundo en términos de capitalización bursátil. Hay que agregar que BlackRock posee una sociedad de gestión de riesgos llamada Aladdin que asesora a sociedades financieras que poseen activos por un monto total de 11 billones, y que además tiene acciones de Moody’s y de McGraw Hill, la propietaria de Standard & Poor’s, dos de las agencias de calificación más importantes a nivel internacional.

Como indicación suplementaria de la influencia de BlackRock, se puede tener en cuenta el número de comunicaciones telefónicas que Tim Geithner, secretario de Estado de Finanzas de Estados Unidos después de la crisis de 2008, durante el gobierno de Obama, tuvo con Larry Fink, patrón de este fondo de inversión. Tim Geithner mantuvo 49 conversaciones con Larry Fink entre el 1 de enero de 2011 y el 30 de junio de 2012, Durante ese mismo período, mantuvo 17 con Jamie Dimon, patrón de JPMorgan; 13 con Lloyd Blankfein, patrón de Goldman Sachs, 5 con Brian Moynihan, patrón del Bank of America así como con James Gorman, patrón de Morgan Stanley.

Es interesante mencionar que la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) le encargó a BlackRock la auditoría de los bancos griegos en 2014.

En 2016, BlackRock era accionista de 18 sociedades del CAC 40 (Atos, BNP Paribas, Vinci, Saint-Gobain, Société Générale, Sanofi, Michelin, Safran, Teleperfomance, Total, etc.).

Posee también el 5 % del grupo bancario Santander, el principal banco español.

En 2019, BlackRock poseía el 4,81 % del principal banco de Alemania, el Deutsche Bank. Y, por ende, era el primer accionista.

A pesar de las tentativas de BlackRock de presentarse como un inversor sostenible, es el mayor accionista en el mundo de las centrales eléctricas que utilizan carbón, de hecho, tiene acciones en 56 sociedades de este tipo. Por medio de estas sociedades de las cuales es el principal accionista, posee más reservas de petróleo, de gas y de carbón que cualquier otro inversor. Sus reservas totales ascienden a 9,5 gigatoneladas de emisiones de CO2, o sea, el 30 % de las emisiones totales ligadas a la energía a partir de 2017. El 10 de enero de 2020, un grupo de activistas por el clima entró en las oficinas de BlackRock Francia, para pintar los muros y los suelos con advertencias y acusaciones sobre la responsabilidad de la empresa en las crisis climáticas y sociales actuales.

El 14 de enero de 2020, el CEO de BlackRock, Laurence Fink, declaró que la sostenibilidad ambiental sería un objetivo claro para las decisiones sobre inversiones. BlackRock anunció que vendería por 500 millones de dólares los activos ligados al carbón y crearía unos fondos que evitarían los stocks de combustibles fósiles, dos medidas que modificarían radicalmente la política de inversiones de la empresa.

Por otra parte, BlackRock es partícipe de las principales sociedades de fabricación de armas en Estados Unidos.

Fin de la primera parte

En la segunda parte, abordaré:

  • La caída de los bancos.
  • Los bancos tienen muy mala salud contrariamente a lo que dice el discurso oficial.
  • El hundimiento del precio del petróleo.
  • El comienzo del estallido de la burbuja del mercado obligatorio privado. La caída de los precios de los títulos de la deuda privada y el aumento brutal de los rendimientos y de la prima de riesgo.
  • La muy buena salud de los títulos de la deuda pública, Su precio aumenta. Los Estados de economías dominantes se financian con tipos de interés negativos.
  • Después, volveré con las propuestas de medidas que se deben tomar y a la necesidad de romper con el sistema capitalista. Es necesaria una auténtica revolución para modificar radicalmente a la sociedad, en su modo de vida, su modo de propiedad, su modo de producción. Esta revolución solo será posible si las víctimas del sistema entran en autoactividad, se autoorganizan, y desplazan al 1 % de los diferentes centros de poder para crear un verdadero poder democrático. Una revolución ecologista socialista autogestionaria y feminista es necesaria.


Traducido por Griselda Pinero



Notas

[1Repo es la abreviatura utilizada en Estados Unidos para la expresión Sale and Repurchase Agreement, o sea, un acuerdo de compromiso de recompra de un activo financiero a muy corto plazo, y es un importante instrumento financiero del mercado monetario.

Autor: Eric Toussaint Doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-pandemia-del-capitalismo-el-coronavirus-y-la-crisis-economica/

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El abc de la deuda contra los pueblos

Por: Eric Toussaint

Desde 2010, Grecia nos muestra cómo se priva de libertad a un país y a un pueblo mediante la obligación de pagar una deuda claramente ilegítima. Desde el siglo XIX, de América Latina a la China, pasando por Haití, Grecia, Túnez, Egipto y el Imperio Otomano, la deuda pública fue utilizada como arma de dominación y de expoliación. Al fin y al cabo, es la combinación de endeudamiento y libre comercio lo que constituye el factor fundamental de la total subordinación de las economías periféricas partir del siglo XIX. Las clases dominantes locales se asociaron a las grandes potencias financieras extranjeras para someter a los países y a sus pueblos a un mecanismo de transferencia permanente de riquezas de los productores locales hacia los acreedores, ya sean éstos nacionales o extranjeros.

Contrariamente a una idea preconcebida, no son, generalmente, los países endeudados periféricos los que provocan las crisis de deuda soberana. Esas crisis se desencadenan en primer lugar en los países capitalistas más poderosos, o son el resultado de sus decisiones unilaterales que arrastran, de rebote, crisis más generales en los países periféricos endeudados. No es el exceso de gastos públicos lo que lleva a una deuda a niveles insostenibles, sino las condiciones impuestas por los acreedores locales y extranjeros. Los tipos de interés reales fueron abusivamente aumentados y las comisiones cobradas por los banqueros, particularmente, onerosas. La consecuencia no podía ser otra: los países que se endeudaban no eran capaces de pagar sus deudas, así que tenían que recurrir constantemente a nuevos préstamos para pagar los antiguos. Y cuando no lo conseguían, las potencias acreedoras tenían el derecho de recurrir a una intervención militar para hacerse reembolsar.

Las crisis de la deuda, y su desarrollo, están siempre controladas por la acción de los grandes bancos de las principales potencias económicas y por los gobiernos que los sostienen.

Durante los últimos dos siglos, varios Estados repudiaron con éxito sus deudas argumentando que eran ilegítimas u odiosas. Fue el caso de México, Estados Unidos, Cuba, Rusia, China o Costa Rica. Los conflictos alrededor del pago de la deuda dieron lugar a la elaboración de la doctrina jurídica de la deuda odiosa que siempre es de actualidad.

DEUDA ODIOSA

Según la doctrina jurídica de la deuda odiosa cuya teoría desarrolló Alexander Sack en 1927, una deuda es odiosa cuando se juntan dos condiciones esenciales:

1.- La ausencia de beneficio para la población: la deuda no fue contraída en nombre del interés del pueblo y del Estado, sino contra su interés y/o por el interés personal de dirigentes y de personas próximas al poder.

2.- La complicidad de los prestamistas: los acreedores sabían (o estaban en condiciones de saberlo) que los fondos prestados no beneficiaban a la población. Según esta doctrina, la naturaleza despótica o democrática de un régimen no debe tenerse en cuenta.

Sack, padre de la doctrina, dice claramente que se pueden atribuir a un gobierno regular deudas odiosas. Sack escribió: «Una deuda regularmente contraída por un gobierno regular (puede) considerarse como incuestionablemente odiosa,…». Sack definía un gobierno regular de la siguiente manera: «Debemos considerar un gobierno regular el poder supremo que existe efectivamente dentro de los límites de un territorio determinado. Que ese poder sea monárquico (absoluto o limitado) o republicano; que proceda de la ‘gracia de Dios’ o de la ‘voluntad del pueblo’; que exprese la ‘voluntad del pueblo’ o no, del pueblo entero o solamente de una parte de éste¸ que se haya establecido legalmente o no, etc., todo esto no tiene importancia para el problema que nos ocupa».

Sack escribió que una deuda puede considerarse odiosa si, uno, las necesidades, a causa de las cuales el anterior gobierno había contraído la deuda en cuestión, eran ’odiosas’ y francamente contrarias a los intereses de la población de todo o parte del antiguo territorio y, además, los acreedores, en el momento de la emisión del préstamo, habían estado al corriente de su destino odioso. Y, prosigue, «establecidos estos dos puntos, correspondería a los acreedores la tarea de probar que los fondos producidos por los citados préstamos habían sido, de hecho, utilizados no para necesidades odiosas, dañinas para la población de todo o de parte del Estado, sino para necesidades generales o especiales de ese Estado, que no ofrecen un carácter odioso». Esta doctrina fue aplicada varias veces a lo largo de la historia.

UN POCO DE HISTORIA

Los acreedores, ya sean poderosos Estados, organismos multilaterales a su servicio o al de los bancos, supieron perfectamente maniobrar para imponer su voluntad a los deudores. Desde la primera mitad del siglo XIX, un país como Haití sirvió de laboratorio. Fue la primera república negra independiente ya que se libró del yugo francés en 1804. Sin embargo, París no había abandonado sus pretensiones sobre Haití, y consiguió una indemnización real para los esclavistas: los acuerdos firmados en 1825 con los nuevos dirigentes haitianos instauraron una deuda de independencia monumental, que Haití ya no pudo pagar a partir de 1828 y que estuvo más de un siglo para poder saldarla. Eso hizo imposible cualquier forma real de desarrollo.

La deuda también fue utilizada por Francia para someter a Túnez en 1881, o al Reino Unido para someter a Egipto, puesto que las potencias acreedoras se valieron de las deudas impagadas para dominar a países que hasta ese momento habían sido soberanos. Fue un caso similar el de Grecia en los años 1830, cuando fue creada, ya con la carga de una deuda que la encadenaba al Reino Unido, a Francia y a Rusia. La isla de Terranova, que en 1855 se había convertido en el primer dominio autónomo del Imperio Británico, mucho antes que Canadá o Australia, renunció a su independencia después de la grave crisis económica de 1933 para hacer frente a sus deudas y, finalmente, fue unida a Canadá en 1949, cuando éste aceptó hacerse cargo del 90% de la deuda de Terranova.

LA DEUDA DE LOS AÑOS 1960-1970

El proceso se reprodujo después de la II Guerra Mundial, cuando los países de América Latina necesitaron capitales para financiar sus desarrollos y cuando los países asiáticos primero, y luego los africanos, accedieron a la independencia durante los años 1960. La deuda constituyó un instrumento muy importante para imponer políticas neocoloniales. Después de la II Guerra Mundial ya no se permitió recurrir a la fuerza contra un país deudor y por lo tanto se comenzaron a utilizar otros medios.

Los préstamos masivos otorgados, a partir de los años 1960, a un número creciente de países de la periferia (comenzando por los aliados estratégicos de las grandes potencias como el Congo de Mobutu, la Indonesia de Suharto, el Brasil de la dictadura militar, y hasta países como México y Yugoslavia) tuvieron la función de lubrificante de un potente mecanismo de toma de control de países que habían comenzado a adoptar, con verdadero éxito, políticas independientes de sus antiguas metrópolis y de Washington.

Tres grandes actores incitaron a esos países a endeudarse, engolosinándoles con tipos de interés relativamente bajos: los grandes bancos occidentales que tenían un exceso de liquidez, los países del Norte que querían relanzar sus economías en crisis después del auge del precio del petróleo de 1973 y el Banco Mundial con el objetivo de reforzar la zona de influencia geopolítica de Estados Unidos y de no dejarse marginar por los bancos privados. Las clases dominantes locales también incitaron al aumento de la deuda y obtuvieron beneficios sin que el pueblo resultara beneficiado.

LAS ELUCUBRACIONES TEÓRICAS SOBRE LA NECESIDAD DE RECURRIR AL ENDEUDAMIENTO EXTERNO

Según el enfoque dominante que se enseña en las universidades, al ahorro es previo a la inversión y es insuficiente en los PED. Por lo que la escasez de ahorro es un factor explicativo fundamental para el bloqueo del desarrollo y es necesario el aporte de financiación exterior. Paul Samuelson, en Economics (Samuelson, 1980), se basa en la historia del endeudamiento de Estados Unidos en los siglos XIX y XX, para determinar cuatro etapas diferentes que conducen a la prosperidad:

1. Una nación endeudada joven y emprendedora (desde la guerra revolucionaria de 1776 hasta el fin de la guerra civil en 1865);

2. una nación endeudada madura (desde 1873 hasta 1914);

3. una nueva nación acreedora (desde la Primera Guerra Mundial a la Segunda);

4. una nación acreedora madura (años 1960).

Samuelson y sus émulos plantaron en un centenar de países que constituían el Tercer Mundo, después de la II Guerra Mundial, el modelo de desarrollo económico de Estados Unidos, desde finales del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial como si la experiencia de Estados Unidos fuera simple y llanamente imitable para todos esos países.

En lo que concierne a la necesidad de tener que recurrir al aporte de capitales extranjeros (bajo la forma de préstamos y de inversiones extranjeras), uno de los asociados de Walt W. Rostow, Paul Rosenstein-Rodan, emplea la fórmula siguiente: «Los capitales extranjeros refuerzan la formación del capital nacional, es decir que esos capitales serán invertidos totalmente; la inversión conllevará un aumento de la producción. La función principal de la entrada de capitales extranjeros es ayudar a la formación del capital nacional y que alcance un porcentaje que pueda ser mantenido sin ayuda exterior suplementaria» (Rosenstein-Rodan, 1961). Esta afirmación contradice a la realidad: no es cierto que los capitales extranjeros refuercen la formación de capital nacional, ni que sean totalmente invertidos. Una gran parte de esos capitales salen rápidamente del país hacia el cual se dirigieron temporalmente (fuga de capitales, repatriación de beneficios).

No es cierto que los capitales extranjeros refuercen la formación de capital nacional, ni que sean totalmente invertidos. Una gran parte de esos capitales salen rápidamente del país al que se dirigieron temporalmente

Otro error monumental de Paul Rosenstein-Rodan, que fue director adjunto del departamento económico del Banco Mundial entre 1946 y 1952, cuando hizo predicciones correspondientes a la fecha en la que una serie de países llegaría al crecimiento autosostenido. Según Paul Rosenstein-Rodan, Colombia debería haber alcanzado ese Estado en 1965, Yugoslavia en 1966, Argentina y México entre 1965 y 1975, India a comienzos de los años 1970, Pakistán, tres o cuatro años más tarde; Filipinas después de 1975. Los hechos demostraron la vacuidad de esas afirmaciones.

La planificación del desarrollo, bajo el punto de vista del Banco Mundial y del establishment universitario en Estados Unidos, condujo a una impostura pseudocientífica basada en ecuaciones matemáticas que quisieron otorgar legitimidad y credibilidad a la determinación de que los PED debían depender de la financiación exterior. He aquí un ejemplo, formulado muy seriamente por Max Millikan y Walt Whitman Rostow en 1957: «Si la tasa inicial de inversión interna en un país representa el 5 % del ingreso nacional, si los capitales extranjeros llegan a una tasa constante equivalente a un tercio del nivel inicial de inversión interna, si el 25 % de cualquier ingreso suplementario es ahorrado y reinvertido, si la ratio capital/producto es de 3 y si el tipo de interés de la deuda externa y los dividendos repatriados son equivalentes al 6 % por año, cuando hayan pasado catorce años el país estará en condiciones de no pedir más préstamos al exterior y podrá mantener una tasa de crecimiento del 3 % sobre la base de sus propios ingresos» (Millikan y Rostow, 1957). En ningún caso, esa afirmación ha sido confirmada y los países continuaron recurriendo a la deuda externa.

Realmente, esos autores, favorables al mantenimiento del sistema capitalista global por Estados Unidos, se negaban a contemplar la aplicación de profundas reformas que habrían permitido un desarrollo no subordinado a la financiación externa.

EVOLUCIÓN DE LA DEUDA DE LOS PAÍSES EN DESARROLLO EN LOS AÑOS 2000

A partir de 2003-2004, el precio de las materias primas y de los productos agrícolas comenzó a aumentar en un contexto de fuerte demanda internacional. Eso permitió a los países exportadores de tales productos aumentar su recaudación, sobre todo en divisas (dólar, euro, yen, libra esterlina). Algunos Países en Desarrollo (PED) aprovecharon para elevar sus gastos sociales mientras la mayoría invirtió sus ingresos en la compra de bonos del Tesoro de Estados Unidos, financiando por este medio a la principal potencia mundial.

Por otro lado, el aumento de los recursos de algunos países, debido al aumento de ingresos en divisas y de la afluencia de inversores privados, antes del estallido de la crisis de 2007-2008, hizo perder peso a instituciones como el Banco Mundial y el FMI.

Otro factor reforzó ese fenómeno: China, en plena expansión, se transformó en el taller del mundo y acumuló enormes reservas de cambio, lo que le permitió aumentar significativamente la financiación de los países en desarrollo. Sus préstamos entraron en competencia con los de las instituciones financieras multilaterales y de los países industrializados.

En los años 2000, la reducción de los tipos de interés en el norte redujo la cuota de la deuda en el sur. Los bancos centrales de los países más industrializados procedieron a una rebaja de sus tipos de interés, sobre todo después de la crisis que estalló en América del Norte y en Europa occidental a partir de 2007-2008, y a la inyección masiva de liquidez en el sistema financiero para rescatar a los grandes bancos y empresas endeudados, lo que implicó indirectamente una reducción del coste de la refinanciación para los países en desarrollo. Esa financiación a bajo coste, junto a la afluencia de capitales del norte a la búsqueda de rendimientos más altos frente a unos tipos de interés bajo en el norte y a una recaudación por exportación elevada, dio a los gobiernos de los países en desarrollo una peligrosa sensación de seguridad.

La situación comenzó a degradarse a partir de los años 2016-2017, ya que el tipo de interés creciente fijado por la FED (pasó de 0,25 % en 2015 a 1,50 % en octubre de 2019), y los beneficios fiscales para las grandes empresas estadounidenses ofrecidos por Donald Trump, conllevaban una repatriación de capitales hacia Estados Unidos. Además, los precios de las materias primas tendieron a bajar, lo que disminuyó los ingresos de los países en desarrollo exportadores de bienes primarios y volvió más difícil el pago de la deuda, ya que se efectúa principalmente en dólares o en otras divisas.

Desde 2018- 2019, una nueva crisis de la deuda afecta directamente a países como Argentina, Venezuela, Turquía, Indonesia, Nigeria, Mozambique…La devaluación de las monedas de esos países encarece el coste del pago de sus deudas que se efectúa, casi siempre, en dólares.

PANORAMA GLOBAL DE LA DEUDA EN EL SUR

Estos últimos años estuvieron caracterizados por un aumento significativo de la deuda externa en términos absolutos. Se triplicó entre 2000 y 2017. La mayor parte de este aumento se concentró en el sector privado.

En el caso de la deuda pública externa, el volumen aumentó, pero con menor intensidad, que el de la deuda externa de las empresas privadas.

ÁFRICA

Con respecto al África subsahariana, los flujos salientes hacia el extranjero, mediante el servicio de la deuda y la repatriación de los beneficios de las transnacionales, son muy elevados. En 2012, la repatriación de los beneficios de la región más empobrecida del planeta representó el 5 % de su PIB contra el 1 % de la ayuda pública al desarrollo. En ese contexto, conviene preguntarse: ¿quién ayuda a quién?

Si se toma en cuenta el saqueo de los recursos naturales de África por las grandes sociedades privadas, la fuga de cerebros, los bienes mal adquiridos acumulados por las clases dominantes africanas y colocados en los países desarrollados, la manipulación de los precios de transferencia por las sociedades transnacionales privadas… se verá claramente que África está exangüe.

Las relaciones europeas con África constituye un ejemplo de relaciones neocoloniales. Éstas se desarrollaron más allá de los acuerdos ACP de Cotonou. Actualmente, la UE impone otros marcos más importantes en sus relaciones con ÁFRICA, un marco de asociación de la UE para las migraciones —el plan de acción de La Valette con los procesos de Jartum y de Rabat— y hay que añadir los marcos y tratados bilaterales que los países europeos mantienen con países o regiones de África. Sin olvidar que 15 países africanos todavía tienen el Franco CFA como moneda, pero que, para 8 de entre ellos se transformará en el ECO.

Muchos ciudadanos y ciudadanas de los países del Norte no saben hasta qué punto las condiciones y cláusulas impuestas en esos tratados ponen las bases de una nueva crisis de la deuda en los países en desarrollo. Algunos hechos esenciales que la mayoría de la gente ignora son los siguientes:

• Que mientras el volumen total de la ayuda al desarrollo que Europa envía a África todos los años es de aproximadamente 21.000 millones de dólares. Migrantes africanos y africanas, residentes en Europa, envían más de 30.000 millones de dólares, o sea casi un 50 % más de la ayuda al desarrollo.

• Que los fondos actualmente disponibles en el Fondo de Inversiones Europeo para todo el continente africano se estiman en 3.300 millones de dólares, o sea el equivalente al coste de un proyecto de infraestructura de mediana envergadura como, por ejemplo, un puerto.

Además, el nuevo presupuesto propuesto por la UE que cubre el período 2021 a 2027 prevé adjudicar más de 34.900 millones de dólares a diversos mecanismos de control migratorio. Finalmente, Europa gastará más para patrullar sus fronteras que lo que da a África como ayuda al desarrollo, o lo que corresponde a las pérdidas comerciales que África tiene con Europa. El impacto de esos tratados sobre los resultados comerciales es también notable. Desde 2003 hasta 2014, África siempre tuvo una balanza comercial excedentaria con Europa, mientras que desde 2015, la tendencia se invirtió y se llegó a un déficit de cerca de 30.000 millones de dólares.

El discurso de los medios dominantes y de los gobiernos consiste en decir que hay un exceso de deuda, demasiado gasto público de los Estados y, en consecuencia, que hay que pagar la deuda y reducir esos gastos públicos. En el CADTM intentamos ante todo preguntarnos de dónde vienen las deudas, si los objetivos perseguidos a través de la acumulación de deudas eran legítimos, y si fueron contraídas de manera legítima y legal. Este es el enfoque que intentamos tener y es cierto, en efecto, que no es el que aparece en los medios dominantes. Estos no ven ningún interés en este punto de vista y, además, opinan que esta cuestión está desconectada de la realidad.

A pesar del optimisto del Banco Mundial y del FMI, la deuda continúa representando un serio obstáculo para la satisfacción de los derechos humanos

El sistema deuda de hoy reproduce toda una serie de mecanismos de dominación de los Estados poderosos sobre los Estados más débiles. Hay que añadir que también las clases dominantes de los países endeudados se benefician del endeudamiento. Animan a los gobernantes a pedir prestado en el mercado interno y en el extranjero, pues el empréstito contribuye a que los impuestos, que pesan sobre la burguesía, no sean elevados. Compran títulos de la deuda de su país a fin de obtener un rendimiento garantizado por el Estado y un alto rendimiento.

A pesar de los discursos optimistas del Banco Mundial y del FMI, la deuda de los PED continúa representando un serio obstáculo para la satisfacción de los derechos humanos y las necesidades fundamentales de sus habitantes. Las desigualdades aumentaron profundamente y los progresos en el desarrollo humano fueron muy limitados. Hace falta luchar para liberarse del sistema deuda.

Ámérica Latina y Caribe

En América Latina y en el Caribe, la deuda externa se multiplicó por 165 veces entre 1970 y 2012. Durante ese período, la región transfirió a sus acreedores un total de 3.253 billones de dólares.

América Latina presenta uno de los saldos negativos de deuda externa más elevados entre los continentes en desarrollo en el período 1985-2017.

EL IMPACTO DEL PAGO DE LA DEUDA SOBRE LA UTILIZACIÓN DE LOS RECURSOS PÚBLICOS.

LA SITUACIÓN DEL PAGO DE LA DEUDA DEL SUR GLOBAL

Si tenemos en cuenta la evolución, entre 2015 y 2017, los gastos gubernamentales para 50 países de ingresos bajos, se constata un aumento de los gastos relativos al pago de la deuda, una reducción de los gastos en materia de salud y un estancamiento en materia de educación.

Se constata también que entre 2015 y 2017, se produce un aumento de los gastos públicos ligados al pago de la deuda pública en África, en Asia del Sur y en general en todos los países de ingresos bajos.

Según Milan Rivié, en referencia al FMI, en julio de 2019 entre los países de ingresos bajos, nueve estaban en situación de sobreendeudamiento y 24 a punto de serlo, o sea el 39 % del total. Y eso es una prueba de la incapacidad (y de la ausencia de voluntad) de las instituciones financieras internacionales (IFIs) de responder con eficacia y por un largo tiempo al sobreendeudamiento. La mitad de esos países aplicaron al pie de la letra las políticas de ajuste de la Iniciativa para países pobres muy endeudados PPME, lanzada por el G7, el Banco Mundial y el FMI en 1996. Y según una ONG alemana, 122 países estarían, en realidad, en una situación de endeudamiento crítico.

ES POSIBLE NEGARSE A PAGAR UNA DEUDA ILEGÍTIMA

En realidad, es totalmente posible resistir a los acreedores, como se comprobó en México durante la presidencia de Benito Juárez, quien se negó a asumir, en 1867, las deudas que el régimen del emperador Maximiliano había contraído ante la Société Générale de París dos años antes para financiar la ocupación de México por el ejército francés. En 1914, en plena revolución, cuando Emiliano Zapata y Pancho Villa luchaban en la ofensiva, México suspendió completamente el pago de la deuda externa considerada como ilegítima, reembolsando solamente, entre 1914 y 1942, sumas simbólicas con el único fin de ganar tiempo. Entre 1934 y 1940, el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó sin indemnización la industria petrolera y los ferrocarriles, y expropió más de 18 millones de hectáreas a los grandes terratenientes para devolvérselos a las comunidades indígenas. La tenacidad dio buenos resultados: en 1942, los acreedores renunciaron a cerca del 90 % del valor de los créditos y se contentaron con una pequeña indemnización por las empresas que habían sido expropiadas. México logró tener un gran desarrollo económico y social durante las décadas de 1930 a 1960. Otros países como Brasil, Bolivia y Ecuador suspendieron con éxito los pagos a partir de 1931. En el caso de Brasil, la suspensión selectiva de pagos continuó hasta 1943, año en que un acuerdo permitió reducir la deuda en un 30%.

Países como México, Brasil, Bolivia y Ecuador suspendieron con éxito los pagos a partir de 1931

Más recientemente, en Ecuador, el presidente Rafael Correa instauró en julio de 2007 una comisión de auditoría de la deuda pública. Después de 14 meses de trabajo, esta comisión remitió unas conclusiones que demostraban el carácter ilegítimo e ilegal de una gran parte de la deuda pública. En noviembre de 2008, el gobierno decidió suspender unilateralmente el pago de los títulos de la deuda vendidos en los mercados financieros internacionales y que tenían vencimiento en 2012 y en 2030.

Finalmente, el gobierno de ese pequeño país salió vencedor de una prueba de fuerza con los banqueros norteamericanos poseedores de esos títulos. Luego compró por 900 millones de dólares títulos que valían 3.200 millones de dólares. Al hacer eso, el Tesoro Público ecuatoriano economizó 7.000 millones de dólares sobre el capital prestado y sobre los intereses que quedaban por pagar. De esa manera, el gobierno ecuatoriano pudo liberar nuevos medios financieros que permitieron aumentar los gastos sociales. Sin embargo, Ecuador no fue objeto de represalias económicas. Es evidente que el rechazo a pagar una deuda ilegítima constituye una medida necesaria pero en sí misma insuficiente para generar desarrollo. Para lograrlo, es necesario aplicar un programa coherente. Se trata de generar recursos financieros al aumentar los recursos del Estado a partir de los impuestos que respeten la justicia social y ambiental (Millet y Toussaint, 2018).

Fuente e imagen: EL SALTO DIARIO    https://contrahegemoniaweb.com.ar/el-abc-de-la-deuda-contra-los-pueblos

Traducido  por: Griselda Pinero

 

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No, el coronavirus no es responsable de las caídas en las bolsas

Por: Eric Toussaint

Traducido por Griselda Pinero

Se asiste a una gran crisis de las bolsas de Wall Street, Europa, Japón y Shanghái y algunos lo atribuyen al coronavirus. Durante la última semana de febrero de 2020, la peor semana para la bolsa desde octubre de 2008, el índice Dow Jones bajó un 12,4 %, el S&P 500 un 11,5 % y el Nasdaq Composite un 10,5 %. Y pasó también en Europa y en Asia, en los mismos días. En la bolsa de Londres, el FTSE-100 bajó un 11,32 %, en París, el CAC 40 un 12 %, en Fráncfort, el DAX un 12,44 %, en la bolsa de Tokio, el Nikkei bajó un 9,6 %, las bolsas chinas (Shanghái, Shenzhen y Hong Kong) también bajaron. El lunes 2 de marzo, debido a (promesas de) intervenciones masivas de los bancos centrales para sostener las bolsas, los índices comenzaron a subir. Salvo en Londres. El martes 3, la FED, el Banco Central de Estados Unidos, entró en pánico y redujo su tipo director en 0,50 %, o sea un descenso considerable. El nuevo tipo director de la FED se sitúa ahora en una horquilla del 1 a 1,25 %. Y como la tasa de inflación en Estados Unidos entre febrero de 2019 y enero de 2020 alcanzó el 2,2 %, en realidad el tipo de interés real de la FED es negativo. Los medios de prensa más importantes dijeron que esta medida tiene como objetivo sostener la economía estadounidense amenazada por la epidemia del COVID-19. El diario francés Le Figaro titula: «El coronavirus precipita un fuerte descenso del tipo director de la FED» y en inglés, un artículo de un periodista de la CNNBusiness comenta esa decisión).

Sin embargo, la mala salud de la economía estadounidense data de mucho antes de los primeros casos de coronavirus en China y sus efectos sobre la economía mundial. (Véase Pánico en la Reserva Federal y retorno del Credit Crunch sobre un mar de deudas). En resumen, la FED, y la gran prensa, en consecuencia, no dicen la verdad cuando explican la medida destinada a hacer frente al coronavirus. A pesar de la decisión de la FED, el martes 3 de marzo, el S&P de nuevo bajó un 2,81 % y el Dow Jones un 2,9 %.. El 3 y 4 de marzo, varias bolsas asiáticas también sufrieron un fuerte descenso. Sin embargo, el 4 de marzo hubo un aumento de la bolsa en Nueva York para celebrar el retorno de Joe Biden a la carrera presidencial, en Estados Unidos durante las primarias demócratas del 3 de marzo, ya que representa para ellos un alivio frente a Bernie Sanders. Joe Biden es claramente el candidato del establishment demócrata y de los milmillonarios que sostienen al partido. También hay que señalar que Donald Trump puso un tweet la semana pasada ligando su suerte a la de Wall Street. El 26 febrero, llamó a sus colegas del 1 % más rico para que no vendieran sus acciones y para que sostengan la bolsa. Además afirmó que si era reelegido presidente de Estados Unidos en octubre de 2020 la bolsa escalará enormemente mientras que si pierde habrá un crash bursátil de una amplitud jamás vista (según el Financial Times, Trump anunció que « The market will “jump thousands and thousands of points if I win,” … “and if I don’t, you’re going to see a crash like you’ve never seen before . . . I really mean it.”) Lo que pasará realmente en los mercados bursátiles en los próximos días y semanas es imprevisible, pero es muy importante analizar las verdaderas causas de la crisis financiera actual.

Los grandes medios de comunicación afirman de manera supersimplificada que esta caída generalizada de las bolsas es provocada por el coronavirus y esta explicación se expandió por las redes sociales. Pero no es el coronavirus y su expansión lo que constituye la causa de la crisis, la epidemia es solo el detonador. Todos los factores para una nueva crisis financiera estaban y están presentes y juntos desde hace varios años, al menos desde 2017-2018 (Véase Economía internacional: Todo va muy bien, señora marquesa, 4 de diciembre de 2017). Cuando la atmósfera está saturada de materias inflamables, en cualquier momento, una chispa puede provocar una explosión financiera. Es difícil prever donde puede producirse la chispa. La chispa es como si fuera un detonador pero no es la causa profunda de la crisis. Todavía no sabemos si la fuerte caída bursátil de fines de febrero de 2020 «degenerará» en una enorme crisis financiera. Pero es una posibilidad real. El hecho de que la caída bursátil coincidiera con los efectos de la epidemia del coronavirus sobre la economía productiva no es fortuito, pero decir que el coronavirus es la causa de la crisis es una falsedad. Es importante ver de dónde proviene realmente la crisis y no dejarse engañar por las explicaciones que constituyen una cortina de humo ante las causas reales.

La caída de las cotizaciones en las bolsas estaba prevista antes de que el coronavirus hiciera su aparición.

La cotización de las acciones y el precio de los títulos de deuda (también llamados obligaciones) aumentaron de una manera totalmente exagerada con respecto a la evolución de la producción durante los últimos 10 años, acelerándose en los últimos dos o tres años. La riqueza del 1 % más rico también aumentó mucho puesto que está ampliamente enraizada en el crecimiento de los activos financieros.

Es necesario señalar que el momento en el que se produce la caída de las bolsas es el resultado de una elección (no hablo de complot): una parte de los muy ricos (el 1 %, gran capital) decidió comenzar a vender sus acciones ya que considera que toda fiesta financiera tiene su fin, y más que sufrir pérdidas prefiere adelantarse vendiendo las acciones. Estos grandes accionistas intentan ser los primeros en vender con el fin de obtener el mejor precio posible antes de que la cotización de esas acciones baje fuertemente. Grandes fondos de inversiones, grandes bancos, grandes empresas industriales y milmillonarios ordenan a sus corredores de bolsa vender una parte de las acciones o títulos de deudas privadas (es decir, obligaciones) que poseen con el fin de embolsarse el 15 o el 20% de la suba de los últimos años. Se dicen que es el momento de hacerlo: lo llaman recoger «beneficios». A esa gente no le importa si sus acciones conllevan un efecto de contagio en las ventas. Lo importante, para ellos, es vender antes que los otros. Sin embargo, eso puede provocar un efecto dominó y degenerar en una crisis generalizada. Lo saben y se consuelan diciendo que saldrán bastante bien parados como pasó con una gran cantidad de personas de su clase en 2007-2009.

Y ese es el caso, especialmente en Estados Unidos, de los dos principales fondos de inversión y de gestión de activos como BlackRock y Vanguard que salieron muy bien parados, así como Goldman Sachs, Bank of América, Citigroup o los Google, Apple, Amazon, Facebook, etc.

Hay otro elemento importante a señalar: el 1 % vende acciones de empresas privadas, lo que provoca una caída de sus cotizaciones y arrastra la caída de las bolsas. Pero, al mismo tiempo, están comprando títulos de la deuda pública considerados como valores seguros. Este es el caso, principalmente en Estados Unidos donde el precio de los títulos del Tesoro estadounidense aumentó debido a la fuerte demanda. Hay que señalar, que un aumento del precio de los títulos que se venden en el mercado secundario hace que baje el rendimiento de los mismos. Los ricos que compran esos títulos del Tesoro están dispuestos a tener un rendimiento bajo, puesto que lo que buscan es la seguridad, en un momento en que las cotizaciones de las acciones de las empresas están en descenso. Como consecuencia, hay que subrayar que una vez más, los títulos de los Estados son los que los más ricos consideran más seguros. No nos olvidemos de eso, y estemos preparados para decirlo públicamente ya que hay que esperar que retorne rápidamente la muy conocida cantinela sobre la crisis de las deudas públicas y los temores de los mercados con respecto a los títulos públicos.

El gran capital (el 1 %) redujo la parte que invierte en producción y aumentó la parte que pone en circulación en la esfera financiera. Pero volvamos a lo que está pasando repetidas veces desde hace un poco más de 30 años, es decir, después de la profundización de la ofensiva neoliberal y de la gran desregulación de los mercados financieros: [1] el gran capital (el 1 %) redujo la parte que invierte en producción y aumentó la parte que pone en circulación en la esfera financiera (incluso es el caso de una firma «industrial» emblemática como Apple). Hizo esto durante los años 1980 y produjo la crisis del mercado obligatorio de 1987. Volvió a hacerlo en 1990 y eso produjo la crisis de .com y de Enron en 2001. Dicha situación se repitió entre 2003 y 2006 y produjo la crisis de las subprimes, de los productos estructurados y una serie de quiebras resonantes como la de Lehman Brothers en 2008. Esta vez, el gran capital especuló principalmente al alza sobre el precio de las acciones en la bolsa y sobre el precio de los títulos de la deuda en el mercado obligatorio (es decir, el mercado donde se venden las acciones de las empresas privadas y los títulos de las deudas emitidos por los Estados y otros poderes públicos). Entre los factores que llevaron a la extravagante subida de los precios de los activos financieros (acciones en bolsa y títulos de deudas privadas y públicas), hay que tener en cuenta la nefasta actuación de los grandes bancos centrales desde la crisis financiera y económica de 2007-2008. Analicé especialmente ese tema en La crisis económica y los bancos centrales .

Sin embargo, este fenómeno no data de los días siguientes a la crisis de 2008-2009, ya que es recurrente en el marco de la financiarización capitalista. Y antes de eso, el sistema capitalista había conocido fases importantes de financiarización tanto en el siglo XIX como en los años 1920, lo que llevó en la gran crisis bursátil de 1929 y el largo período de recesión de los años 1930. Luego, el fenómeno de financiarización y de desregulación fue en parte silenciado durante 40 años como consecuencia de la gran depresión de los años 1930, de la Segunda Guerra Mundial y de la radicalización que se produjo de las luchas de clases. Los gobiernos impusieron una disciplina financiera fuerte al gran capital por ejemplo con la separación entre bancos de ahorro y bancos de inversiones. Hasta fines de los años 1970 ya no hubo grandes crisis bancarias ni bursátiles. Aunque hicieron su reaparición cuando los gobiernos concedieron absoluta libertad al gran capital para hacer lo que quisiera en el sector financiero.

Hasta fines de los años 1970 ya no hubo grandes crisis bancarias ni bursátiles. Aunque hicieron su reaparición cuando los gobiernos concedieron absoluta libertad al gran capital para hacer lo que quisiera en el sector financiero.Pero volvamos a la situación de los últimos años. El gran capital, que considera que la tasa de rentabilidad que obtiene de la producción no es suficiente, desarrolla sus actividades financieras independientemente de la producción. Pero eso no quiere decir que abandona la producción, sino que desarrolla en mayor medida sus inversiones en la esfera financiera que en la esfera productiva. Y eso es lo que llamamos también financiarización o mundialización financiarizada. El capital «hace beneficios» a partir del capital ficticio mediante sus actividades enormemente especulativas. Ese desarrollo de la esfera financiera aumenta el recurso al endeudamiento masivo de las grandes empresas, incluidas compañías como Apple. Escribí un artículo sobre ese tema: La montaña de deudas privadas de las empresas estará en el corazón de la próxima crisis financiera

El capital ficticio es una forma de capital que se desarrolla exclusivamente en la esfera financiera sin una verdadera relación con la producción (Véase el recuadro: ¿Qué es el capital ficticio?). Es ficticio en el sentido en que no se basa directamente en la producción material y sobre la explotación directa del trabajo humano y de la naturaleza. Y remarco explotación directa ya que evidentemente el capital ficticio especula con el trabajo humano y con la naturaleza, lo que generalmente degrada las condiciones de vida de los trabajadores y las trabajadoras y a la propia naturaleza.

¿Qué es el capital ficticio?

«El capital ficticio es una forma de capital (títulos de la deuda pública, acciones, acreencias) que circula mientras que los ingresos de la producción a los que da derecho solo son promesas, y por lo tanto el desenlace es por definición incierto» Entrevista realizada por Florian Gulli a Cédric Durand: «El capital fictif, Cédric Durand», La Revue du projet

Según Michel Husson, «el marco teórico de Marx le permite el análisis del “capital ficticio”, que puede ser definido como el conjunto de los activos financieros cuyo valor se basa en la capitalización de un flujo de futuros ingresos: “La formación de capital ficticio se llama capitalización”. […]; por ejemplo, si el ingreso anual es de 100 libras esterlinas y el tipo de interés del 5 %, las 100 libras esterlinas representarían el interés anual de 2.000 libras esterlinas, figurando ahora estas 2.000 libras como el valor de capital del título jurídico de propiedad sobre las 100 libras anuales. Para quien compra este título de propiedad, las 100 libras de ingreso anual representarían en realidad los intereses de su capital invertido al 5 %. De este modo desaparece el último rastro de cualquier conexión con el proceso real de valorización del capital…» [Karl Marx, El Capital, libro III, tomo II (Akal ediciones, edición1977, reimpresión 2016)]. Michel Husson, «Marx et la finance: une approche actuelle», À l’Encontre, diciembre de 2001.

El capital ficticio es una forma de capital que se desarrolla exclusivamente en la esfera financiera sin una verdadera relación con la producción. Es ficticio en el sentido en que no se basa directamente en la producción material y sobre la explotación directa del trabajo humano y de la naturaleza.Para Jean–Marie Harribey: «Las burbujas estallan cuando la diferencia entre el valor realizado y el valor prometido se vuelve demasiado grande y cuando algunos especuladores comprenden que las promesas de liquidación lucrativa no podrán ser cumplidas por todos, en otras palabras, cuando las plusvalías financieras no podrán nunca ser satisfechas si no hay una plusvalía suficiente en la producción.» Jean-Marie Harribey, «La baudruche du capital fictif, lecture du Capital fictif de Cédric Durand», Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015. También se puede leer a François Chesnais, «Capital fictif, dictature des actionnaires et des créanciers: enjeux du moment présent» Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015.

Estoy de acuerdo con Cédric Durand cuando afirma: «Una de las consecuencias políticas principales de este análisis es que la izquierda social y política debe concienciarse del contenido de clase de la noción de estabilidad financiera. Preservar la estabilidad financiera, es algo así como hacer que las pretensiones del capital ficticio se realicen. Para liberar nuestras economías de la influencia del capital ficticio, es necesario comenzar una desacumulación financiera. Concretamente, eso nos remite, por supuesto, a la cuestión de la anulación de las deudas públicas y de la deuda privada de las familias humildes, y también la disminución de los rendimientos de los accionistas, lo que se traduce mecánicamente en una disminución del mercado bursátil. Pero no nos equivoquemos, tales objetivos son muy ambiciosos: implican ineluctablemente socializar el sistema financiero y romper con la libertad de circulación del capital. Pero permiten apoderarse de algunas condiciones indispensables para dar vuelta la página al neoliberalismo» Cédric Durand, «Sur le capital fictif, Réponse à Jean-Marie Harribey», Les Possibles, N° 6 – Printemps 2015.

El capital ficticio desea captar una parte de la riqueza generada en la producción (los marxistas dicen una parte de la plusvalía producida por los trabajadores y trabajadoras en la esfera de la producción), sin ensuciarse las manos, es decir sin invertir directamente en la producción, por ejemplo, para la compra de máquinas, materias primas, pago de la fuerza de trabajo en forma de salarios, etc. El capital ficticio, es una acción cuyo poseedor espera obtener de ella un dividendo. Una persona comprará una acción de Renault si esta empresa promete un buen dividendo pero también podría vender esta acción y comprar una de General Electric o Glaxo Smith Kline, Nestlé, o Google, si cualquiera de estas le promete un mejor dividendo. El capital ficticio es también una obligación de deuda emitida por una empresa o un título de deuda pública. Es también un derivado, un producto estructurado… El capital ficticio puede dar la ilusión de que genera, por sí mismo, beneficios a pesar de haberse desvinculado de la producción. Los corredores y agentes de bolsa, los dirigentes de grandes empresas están convencidos de que ellos también «producen». Pero, en un momento dado, una crisis brutal estalla y una masa de capitales ficticios se evapora con la consecuente caída de las cotizaciones en las bolsas, caída de los precios en el mercado obligatorio, caída de los precios en el mercado inmobiliario…

Los corredores y agentes de bolsa, los dirigentes de grandes empresas están convencidos de que ellos también «producen». Pero, en un momento dado, una crisis brutal estalla y una masa de capitales ficticios se evapora. El gran capital, repetidamente, quiere creer o hacer creer que es capaz de transformar plomo en oro en la esfera financiera, pero de manera periódica la realidad lo llama al orden y la crisis estalla.

Durante los dos últimos años, hubo una ralentización muy importante de la producción industrial. En varias grandes economías como la de Alemania, Japón (último trimestre de 2019), de Francia (último trimestre 2019) y de Italia, la producción industrial retrocedió o se ralentizó fuertemente (China y Estados Unidos). Algunos sectores industriales que habían tenido una reactivación después de la crisis 2007-2008, como la industria del automóvil, entraron en una gran crisis durante los años 2018-2019, con una importante caída en las ventas y en la producción. La de Alemania, la principal constructora de automóviles europea, bajó un 14 % entre octubre de 2018 y octubre de 2019. [2] La producción automovilística también cayó en Estados Unidos y en China en 2019, así como en la India. También se redujo fuertemente en Francia. La producción de otras enseñas alemanas como las máquinas y equipamientos se redujo en un 4,4 % solo en el mes de octubre de 2019. Es el mismo caso del sector de la producción de máquinas-herramientas y de otros equipamientos industriales. El comercio internacional está parado. Si consideramos un período más largo, las tasas de beneficio por la producción material se redujeron o se estancaron y las ganancias de productividad también bajaron.

En 2018-2019, estos diferentes fenómenos de crisis económicas en la producción se manifestaron claramente, pero como la esfera financiera seguía funcionando a tope, los grandes medios y los gobiernos se esforzaban para poder afirmar que la situación era globalmente positiva y que aquellas y aquellos que anunciaban una próxima crisis financiera, agregándola a la ralentización de la producción, eran solo pájaros de mal agüero.

Considerar las clases sociales es también muy importante: para el gran capital, mientras la rueda de la fortuna continúe girando, los jugadores continuarán en la pista, felicitándose de la situación. También pasa lo mismo con los gobernantes ya que están ligados al gran capital, tanto en las viejas economías industrializadas como América del Norte, Europa occidental o Japón, así como en China y Rusia, o en los otros grandes países emergentes.

A pesar del hecho de que la producción real dejó de crecer en 2019 de manera significativa o comenzó a estancarse o a bajar, la esfera financiera continuó su expansión. A pesar del hecho de que la producción real dejó de crecer en 2019 de manera significativa o comenzó a estancarse o a bajar, la esfera financiera continuó su expansión: Las cotizaciones en las bolsas continuaron en aumento, e incluso alcanzaron valores máximos, el precio de los títulos de deudas privadas y públicas continuó su progresión hacia arriba, el precio de los bienes inmobiliarios recomenzó su crecimiento en algunas economías, etc.

En 2019, la producción se ralentizó (China e India), se estancó (en una buena parte de Europa) o comenzó a bajar en la segunda mitad del año: la mayor parte de gobiernos y la patronal intervienen para hacer reducir los salarios, las pensiones, y por consiguiente se reduce el consumo, ya que el endeudamiento de las familias, que va en aumento, no es suficiente para compensar el descenso en los ingresos. Así mismo, los gobiernos prolongan una política de austeridad que conlleva una reducción de los gastos públicos y de las inversiones públicas. La conjunción de la caída de poder adquisitivo de la mayoría de la población y el descenso de los gastos públicos generan una caída de la demanda global y a su vez una parte de la producción no encuentra suficientes salidas, lo que lleva a un descenso de la actividad económica. [3]

Es importante precisar qué punto de vista se elige: hablo de la crisis de la producción no porque sea un adepto al crecimiento de la producción, estoy por la organización (planificación) del decrecimiento con el fin de responder especialmente a la crisis ecológica en curso. Por lo tanto, personalmente, la caída o el estancamiento de la producción mundial no me preocupa sino al contrario. Está muy bien si se producen menos coches individuales y su venta cae. Por el contrario, para el sistema capitalista, no es lo mismo: el sistema capitalista tiene necesidad de desarrollar continuamente la producción y de conquistar continuamente nuevos mercados. Cuando no lo logra o cuando comienza a bloquearse, responde a la situación desarrollando la esfera de la especulación financiera y emitiendo cada vez más capital ficticio no ligado directamente a la esfera productiva. Eso parece funcionar durante años, y, de pronto, estallan burbujas especulativas. En varios momentos de la historia del capitalismo, la lógica de la expansión permanente del sistema capitalista y de la producción se expresó mediante guerras comerciales, y es nuevamente el caso entre Estados Unidos y sus principales aliados o bien por verdaderas guerras, y esa salida, en la actualidad, no está totalmente excluida.

Es necesario comenzar inmediatamente y planificar de manera urgente el decrecimiento para combatir la crisis ecológica. Hay que producir menos y mejor.Si adoptamos el punto de vista de las clases sociales explotadas y espoliadas que constituyen la enorme mayoría de la población (de donde sale la expresión del 99 % opuesto al 1 %), está claro que la conclusión es la necesidad de romper radicalmente con la lógica de acumulación de capital, ya sea productivo o financiero, o productivo financiarizado, poco importa cómo lo llamemos. Es necesario comenzar inmediatamente y planificar de manera urgente el decrecimiento para combatir la crisis ecológica. Hay que producir menos y mejor. La fabricación de algunos productos vitales para el bienestar de la población debe crecer como ser: construcción y rehabilitaciones de viviendas decentes, centros de salud y hospitales, distribución de agua potable y depuración de aguas residuales y cloacales, escuelas, etc. y otras producciones, por el contrario, deben bajar radicalmente como los coches individuales o desaparecer como la de las armas. Hay que reducir radicalmente y brutalmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Hay que reconvertir industrias y actividades agrícolas. Hay que anular una gran parte de las deudas públicas y, en algunos casos, la deuda completa. Hay que expropiar sin indemnización y transferir al servicio público bancos, aseguradoras, el sector de la energía y otros sectores estratégicos. Es necesario otorgarles otras misiones y otras estructuras a los bancos centrales. Existen otras medidas como la puesta en marcha de una reforma fiscal global con una fuerte imposición al capital, una reducción global del tiempo de trabajo con contratos compensatorios y el mantenimiento del nivel de los salarios, la gratuidad de los servicios de salud pública, de educación, de transportes públicos, medidas efectivas para garantizar la igualdad entre los sexos. Es necesario repartir las riquezas respetando la justicia social y privilegiando los derechos humanos y el respeto a los frágiles equilibrios ecológicos.

La gran mayoría de la población que ve como sus ingresos reales disminuyen o se estancan (o sea, su poder adquisitivo real) compensa este descenso o estancamiento con el recurso al endeudamiento para mantener su nivel de consumo, comprendidas cuestiones vitales: cómo llenar la nevera, asegurar la escolaridad de sus hijos, cómo desplazarse para ir al trabajo, la necesaria compra de un coche si no hubiera transporte público, cómo pagar los gastos generados por visitas médicas etc. Es necesario aportar soluciones radicales a este endeudamiento creciente de una mayoría de la población en todo el mundo, y recurrir a la anulación de las deudas. Por lo tanto, hay que anular una gran parte de las deudas privadas de las familias (especialmente las deudas estudiantiles, las deudas hipotecarias abusivas, las deudas abusivas de consumo, las deudas ligadas al microcrédito abusivo…). Hay que aumentar los ingresos de la mayoría de la población y mejorar fuertemente la calidad de los servicios públicos, de salud, educación, transportes colectivos, debiendo ser todos ellos gratuitos.

Debemos llevar la lucha contra la crisis multidimensional del sistema capitalista y comprometernos resueltamente en la vía de una salida ecologista-feminista-socialista. Se trata de una necesidad absoluta e inmediata. Estamos frente a una crisis multidimensional del sistema capitalista mundial: crisis económica, comercial, ecológica, de varias organizaciones internacionales que forman parte del sistema de dominación capitalista del planeta (OMCOTAN, crisis en la FED —el Banco Central de Estados Unidos—, crisis en el Banco Central Europeo), crisis políticas en los países más importantes (especialmente Estados Unidos entre los dos grandes partidos del gran capital), crisis de la salud pública, guerras… En el espíritu de un gran número de personas en numerosos países, el rechazo al sistema capitalista es el más grande que hubo durante estas cinco décadas, desde la ofensiva neoliberal de Pinochet (1973), Thatcher (1979) y Reagan (1980).

La abolición de las deudas ilegítimas, esa forma de capital ficticio, debe enmarcarse en un programa mucho más amplio de medidas suplementarias. El ecosocialismo debe estar en el centro de las soluciones y no hay que dejarlo de lado. Debemos llevar la lucha contra la crisis multidimensional del sistema capitalista y comprometernos resueltamente en la vía de una salida ecologista-feminista-socialista. Se trata de una necesidad absoluta e inmediata.

Notas:

[1] Véase Éric Toussaint, Bancocracia, Icaria editorial, Barcelona 2014, capítulo 3: «De la financiarización/desregulación de los años 1980 a la crisis de 2007-2008».

[2] La industria alemana del automóvil emplea 830.000 trabajadores y 2.000.000 de empleos ligados, que dependen directamente de las grandes fábricas (Fuente: Financial Times, « German industrial output hit by downturn », 7-8 de diciembre de 2019).

[3] En lo concerniente a la explicación de las crisis, entre los economistas marxistas, hay «dos grandes “escuelas” cara a cara: la que explica las crisis por el subconsumo de masas (o la superproducción de bienes de consumo) y la que las explica por la sobre acumulación (o la insuficiencia del beneficio para proseguir la expansión de los bienes de equipamiento). Esta querella no es más que una variante del viejo debate entre los partidarios de la explicación de las crisis por “la insuficiencia de la demanda global” y los que la explican por la “desproporcionalidad”.

Ernest Mandel La crise 1974-1982. Les faits. Leur interprétation marxiste, 1982, Paris, Flammarion, 302 p, y en castellano: La teoría marxista de las crisis y la actual depresión económica. Conferencia en Atenas en 1983, en https://www.ernestmandel.org/es/escritos/txt/la_teoria_marxista_de_las_crisis.htm.

Siguiendo a Ernest Mandel, considero que la explicación de la crisis actual debe tener en cuenta varios factores y no podemos reducirla a una crisis producida por una superproducción de los bienes de consumo (y por lo tanto una insuficiencia en la demanda) o bien por la sobreacumulación de capitales (y por lo tanto insuficiencia de beneficio).

Eric Toussaint, doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Sistema Deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria Editorial, Barcelona 2018; Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012. Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.

Fuente: http://www.cadtm.org/No-el-coronavirus-no-es-responsable-de-las-caidas-en-las-bolsas

Autor: Eric Toussaint

Fuente de la Información: https://rebelion.org/no-el-coronavirus-no-es-responsable-de-las-caidas-en-las-bolsas/

Fuente de la Imagen: CADTM

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Fuerza y límites de la película Comportarse como adultos, de Costa-Gravas

Fuerza y límites de la película Comportarse como adultos, de Costa-Gravas
Eric Toussaint

Costa-Gravas es un gran cineasta cuya obra indica un compromiso permanente con la lucha contra las injusticias. Las películas políticas que ha realizado contribuyen a levantar el velo que cubre los períodos negros, dramáticos del siglo XX: (que trata sobre las luchas políticas en Grecia durante los años 1960), Missing (la denuncia de los métodos represivos de las dictaduras del Sur de América Latina en los años 1970 y el apoyo que les daba el gobierno de los Estados Unidos), La Confesión (que denunciaba los procesos estalinistas en el bloque soviético), Amén (poniendo en evidencia la pasividad, incluso la complicidad, del Vaticano ante los crímenes nazis y el holocausto), El Capital (una denuncia del capitalismo contemporáneo). Estas películas forman parte del patrimonio cultural común de quienes luchan para poner fin a las injusticias.

La película Comportarse como adultos enriquece esta obra y es muy positivo que tras Z, Costa-Gavras consagre de nuevo una película a acontecimientos que conciernen a Grecia y que sacudieron Europa en 2015.

Varoufakis, el testigo clave

Basado en el testimonio de primera mano de Varoufakis, Costa-Gavras ha podido sacar a la luz el comportamiento totalmente antidemocrático de los líderes europeos

El objetivo principal de la película es el comportamiento brutal de los líderes políticos europeos hacia el Gobierno griego, su determinación de evitar que el Gobierno de Alexis Tsipras rompiera la austeridad impuesta por estos mismos líderes europeos a través de memorandos (Memorandum of Understanding ou MoU) que, como afirma Yanis Varoufakis en la película, benefició a los grandes bancos alemanes y franceses a costa del pueblo griego.

Para construir su narración, Costa-Gavras ha asumido el contenido del libro escrito por el ex Ministro de Finanzas hasta el punto de que ha dado a su película el mismo título, Comportarse como adultos (En inglés titulados ambos Adults In The Room).

Basado en el testimonio de primera mano de Varoufakis, Costa-Gavras ha podido sacar a la luz el comportamiento totalmente antidemocrático de los líderes europeos. Este es un elemento importante.

Elementos olvidados

Por supuesto es imposible presentar en dos horas en toda su complejidad lo que sucedió en Grecia y Europa durante un período de seis meses. Sin embargo es de lamentar que Costa-Gavras haya ignorado varios aspectos destacados de este período. Así, no menciona las muestras de solidaridad expresadas en Europa con respecto al pueblo griego en los momentos clave de las negociaciones. No obstante, Varoufakis los menciona en su libro y habría sido posible demostrar que durante el final de las interminables negociaciones en Bruselas u otros lugares (Frankfurt o Atenas) se llevaron a cabo manifestaciones de apoyo al pueblo griego que reunieron a miles de personas. El propio Varoufakis reconoce que estas manifestaciones fueron fuertes en las raras ocasiones en que Tsipras y él mostraron públicamente signos de resistencia a la  troika.

Del mismo modo, también habría sido esencial insistir más en la ciudadanía griega, mientras Costa-Gavras solo la muestra a través de las ventanas del automóvil en el que Varoufakis y Tsipras se desplazan un poco después de la formación del Gobierno a fines de enero de 2015.

Un pueblo ausente

Con la excepción de una escena en la que Varoufakis está en el restaurante con amigos, la gente está literalmente ausente de la película, que tiene la apariencia de una puerta cerrada hecho de discusiones interminables y Costa-Gavras tiene dificultades para resaltar las etapas de la negociación.

Aunque el cineasta afirma atenerse a la narrativa presentada por Varoufakis, hay dos elementos muy fundamentales que se presentan de una manera profundamente distorsionada. El primer elemento: Costa-Gavras actúa como si Tsipras y Varoufakis se hubieran opuesto hasta el referéndum de julio de 2015 a la continuación del memorando, mientras Varoufakis reconoce que el 20 de febrero y los días que siguieron aceptó en nombre del Gobierno la extensión por una duración de cuatro meses del memorando que se estaba implementando y debía expirar a fines de febrero de 2015. Tsipras y Varoufakis no solo estuvieron de acuerdo en prolongar el memorando sino que además continuaron las privatizaciones a las que habían prometido poner fin y vaciaron las arcas de todas las instituciones públicas para pagar  la deuda externa.

Si bien Varoufakis explica en su libro que propuso a las autoridades chinas finalizar la adquisición de todo el Puerto del Pireo y agregar la venta de los ferrocarriles griegos, no hay ninguna referencia a ello en la película.

Una versión engañosa

El segundo elemento que está distorsionado es cómo reaccionó el núcleo alrededor de Tsipras a la victoria de NO en el referéndum. Debe recordarse que Tsipras al convocar el referéndum para el 5 de julio había pedido al pueblo griego que votara por el NO a fin de rechazar las demandas de los acreedores. En una de las escenas finales de la película vemos a Tsipras y a quienes le rodean felicitándose con entusiasmo la victoria del NO, mientras que Varoufakis mismo explica que está convencido de que Tsipras estaba apostando por la victoria del SÍ para tener el legitimidad para rendirse. Así que aquí Costa-Gavras se ha tomado la libertad de no seguir la narrativa de Varoufakis y dar una versión engañosa de lo que realmente sucedió. La verdad es que Tsipras se sorprendió por la voluntad del pueblo griego de resistir a los acreedores una vez más al votar por el NO más del 61%. Varios testigos clave son categóricos: cuando Tsipras y su entorno se enteraron de la victoria del NO, no mostraron ningún entusiasmo. Zoé Konstantopoulou, presidenta del Parlamento griego y en ese momento amiga de Tsipras, lo deja muy claro. Por otra parte, Varoufakis no afirma lo contrario.

Una libertad olvidada

Por el contrario, en otro punto, Costa-Gavras ha decidido respetar la narración de Varoufakis, que en su libro de 500 páginas no menciona la auditoría de la deuda griega en curso en Grecia durante el primer semestre de 2015. ¿Por qué Costa-Gavras, quien se tomó la libertad de inventar una escena para celebrar la victoria del NO, no ejerció su libertad creativa para agregar en su película el trabajo de la comisión por la verdad sobre la deuda griega, comisión creada por la presidenta del Parlamento con el apoyo oficial de Tsipras y Varoufakis? Si bien el tema de la deuda está permanentemente presente en la película, ¿por qué omitir la existencia del trabajo de esta comisión mientras atrajo la atención de una gran parte del pueblo griego? Es aún más sorprendente y decepcionante que en los ctréditos Costa-Gavras se refiera a la película La auditoría de la deuda griega hecha por el cineasta Maxime Kouvaras en colaboración con el CADTM. Este documental, citado por Costa-Gavras, está totalmente dedicado al trabajo de la comisión, así como a la solidaridad expresada en Europa en apoyo del pueblo griego. También habla del incumplimiento de Tsipras de respetar la voluntad popular expresada en el referéndum del 5 de julio de 2015.

Una imagen suave

También se pueden dirigir otras críticas a la película: se presentan el comportamiento de la directora del FMI, Christine Lagarde, y la actitud de Emmanuel Macron, Ministro de Industria y Economía Digital del Gobierno Valls, de forma equivocada. Costa-Gavras les retrata como personas que respetan la voluntad del Gobierno griego y muestran empatía por el pueblo griego cuando, de hecho, las dos formaban un frente junto con otros líderes europeos para presionar al Gobierno griego y destruir las esperanzas de su pueblo.

Las críticas que acabo de expresar no me impiden agradecer a Costa-Gavras que haya dedicado una película al trato totalmente injusto al que fueron sometidos el Gobierno y el pueblo griego en 2015. Esto ofrece la ocasión una vez más de discutir las lecciones que se deben aprender y la estrategia que se debe adoptar para evitar que tal desastre vuelva a ocurrir. Obviamente habría preferido que la película mostrara que otro escenario era concebible y que era posible derrotar el comportamiento antidemocrático y las políticas austeritarias dictadas por los acreedores.

Ver tambien la serie: El relato de la crisis griega por Yanis Varoufakis, un testimonio que va en su contra

Parte 1. Propuestas de Varoufakis que conducían al fracaso
Parte 2. El discutible relato de Varoufakis sobre la crisis griega y sus sorprendentes relaciones con la clase política
Parte 3. De cómo Tsipras, con la colaboración de Varoufakis, pasó olímpicamente del programa de Syriza
Parte 4. Varoufakis se rodeó de asesores que actuaban como guardianes del orden dominante
Parte 5. Desde el comienzo, el tándem Varoufakis-Tsipras pone en práctica una línea de acciones condenada al fracaso
Parte 6. El tándem Varoufakis-Tsipras hacia el desastroso acuerdo que firmaron con el Eurogrupo, en la reunión del 20 febrero de 2015
Parte 7. La primera capitulación de Tsipras y Varoufakis fue a fines de febrero de 2015
Parte 8. Las negociaciones secretas y las esperanzas decepcionadas de Varoufakis en China, Obama y el FMI
Parte 9. Tsipras y Varoufakis hacia el referéndum del 5 de julio 2015 y la capitulación final

Eric Toussaint, doctor en ciencias políticas, es portavoz internacional del CADTM (Comité por la Abolición de las Deudas Ilegítimas www.cadtm.org). A demanda de la presidenta del Parlamento griego, coordinó los trabajos de la comisión por la verdad sobre la deuda griega en 2015. Su versión de la experiencia griega aparecerá bajo la forma de libro en 2020 con el título Capitulación entre adultos.

Fuente: http://www.cadtm.org/Fuerza-y-limites-de-la-pelicula-Comportarse-como-adultos-Adults-in-the-Room-de

Autor: Eric Toussaint

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Estados Unidos: Hablemos de nuevo del pánico que sufrió la Reserva Federal de los EEUU (FED) en septiembre de 2019 y de las soluciones a la crisis

Hablemos de nuevo del pánico que sufrió la Reserva Federal de los EEUU (FED) en septiembre de 2019 y de las soluciones a la crisis

Eric Toussaint

Como recordatorio, a partir del 17 de septiembre de 2019, la Reserva Federal de Estados Unidos inyectó masivamente una enorme liquidez en los bancos ya que existía en ese momento una situación totalmente anormal en el mercado de Repo [1] , este acrónimodesigna el mecanismo por el cual los bancos se financian a plazos muy cortos: mediante un acuerdo de venta y posterior recompra, en un plazo muy corto, de títulos, generalmente, de deuda soberana. Por ejemplo, los bancos pueden depositar durante 24 horas títulos del tesoro de Estados Unidos u obligaciones de empresas que tiene una calificación de AAA (como garantía o colateral del préstamo que efectúan). A cambio de esos títulos, obtienen liquidez con un tipo de interés próximo o igual al tipo director fijado por la Fed, cercano al 2 % [2].

¿Quién les provee de esa liquidez para un corto plazo? Los prestamistas son sus homólogos en el mercado interbancario u otras instituciones financieras, por ejemplo los fondos de inversión monetaria como los Money MarketFunds [3]. A partir del 16 de septiembre, se presentó una situación de crisis: los bancos para poder financiarse en el mercado de Repo debían hacerlo con un tipo de interés anormalmente alto, el mercado interbancario [4] estaba casi a seco, de ahí la expresión creditcrunch, o sea, los bancos no querían prestarse dinero líquidos entre sí, incluso por 24 horas. Los otros prestamistas (por ejemplo, los Money MarketFunds) aprovecharon la situación para exigir una remuneración más alta. Mientras que el tipo normal es del orden del 2 %, los prestamistas exigían hasta el 10 %.

En consecuencia, los grandes bancos llamaron a la puerta de la Fed y le pidieron que actuara como prestamista de reemplazo, y con tipos de interés considerados normales. Es decir alrededor del 2 %. En principio, la Fed dudó en hacerlo, sin embargo luego intervino masivamente en un clima de fuerte incertidumbre, incluso de pánico [5] , inyectando el 17 de septiembre de 2019 más de 50.000 millones de dólares de liquidez [6]. Y por lo tanto, la Fed sustituyó a los mercados.

Es curioso constatar que por parte de los comentaristas financieros de los grandes medios de comunicación privados o públicos, nadie señala que los mercados que se supone que se autoregulan, en realidad no funcionan como deberían hacerlo. Los grandes medios, por otro lado fuertemente ligados al mundo bancario y a los grandes fondos de inversión, se callan sobre el hecho de que, una vez más, es la autoridad pública la que tiene que ir a rescatar a los grandes bancos y ayudar al mercado a continuar funcionando. Después de haber inyectado 53.000 millones de dólares en los bancos, sustituyendo al mercado interbancario y a los otros prestamistas privados, la Fed renovó cada día sus aportes de liquidez hasta un máximo cotidiano de 75.000 millones de dólares,desde el segundo día. E incluso pasó a 100.000 millones de dólares. Mientras escribo este artículo, la Fed prosigue diariamente sus intervenciones y ha anunciado que lo continuará haciendo [7]

Así que, en resumen, la crisis prosigue. Los mercados afectados no han vuelto a la «normalidad». Las explicaciones sobre la intervención de la Fed en fenómenos puramente puntuales –como la factura de los impuestos a pagar por los bancos en una determinada fecha, o la inestabilidad del precio del petróleo debido al cierre de dos refinerías de Arabia Saudí– no permiten explicar una situación que continúa durante más de tres semanas. Veremos más adelante que la otra explicación propuesta, o sea, el peso exagerado de la reglamentación en materia de liquidez, tampoco es convincente y sirve a los intereses directos de los grandes bancos privados.

Situación paradojal

Como ya lo expliqué muchas veces, los bancos no tienen falta de liquidez… En efecto, la Fed inyecto masivamente liquidez en el sistema bancario estadounidense desde 2008.
El problema, por lo tanto, no es una falta estructural de liquidez sino la utilización que hacen los bancos de la misma. Para decirlo simplemente, utilizan el dinero puesto a su disposición para comprar masivamente deuda. Compran títulos públicos garantizados por los Estados y, en particular para los bancos de Estados Unidos, títulos del Tesoro estadounidense. También compran en gran cantidad títulos emitidos por las grandes empresas privadas (bancos, empresas industriales, sector informático, comercial, sector extractivo-minero, petrolero…). Se trata de dos grandes categorías de títulos: títulos seguros de empresas con calificación AAA como Apple, poco remuneradores, por una parte y junkbonds por la otra. Se denominan junkbonds a las obligaciones emitidas por empresas que tienen mala reputación, es decir una calificación baja (BBB, CCC,…) Estos junkbonds ofrecen rendimientos altos pero no son seguros. Los bancos también compran productos estructurados que pueden ser altamente tóxicos.

El comportamiento de los bancos responden a una lógica capitalista: lograr un máximo de beneficio en el tiempo más corto posible. En consecuencia, sus dirigentes buscan tener en reserva la mínima liquidez posible en su tesorería ya que ese dinero que «duerme en el cajón» del banco no produce ninguna remuneración. Por consiguiente, los bancos compran todos los títulos que pueden, lo que, a su parecer, les producirá el mejor rendimiento a corto plazo. Compran títulos seguros (títulos del Tesoro de Estados Unidos) que pueden colocar en repo o en otras formas como colateral con el fin de obtener dinero líquido, con el que a su vez compran junkbonds u otros títulos financieros (productos estructurados, derivados, swaps, etc.) que pueden producir un rendimiento considerable.
Mientras la Fed mantiene ese alto nivel de inyección de liquidez en el mercado bancario (al comprar la propia Fed títulos a los bancos que, a su vez, éstos compraron al Tesoro estadounidense o a empresas privadas), los bancos utilizan ese dinero para la compra de títulos diversos y variados y, en algunos casos, de acciones. O sea, que se completa el círculo, en este caso vicioso, produciendo una primera burbuja especulativa en el mercado obligatorio (o sea, el mercado de los títulos, el bond market), una segunda en el mercado bursátil y una tercera en el inmobiliario. Efectivamente, los bancos no invierten en la economía real, y prestan muy poco a pequeñas y medianas empresas para inversiones en producción. Esa acción de los bancos sostenida y alentada, de hecho, por la política de la Fed —y en Europa por la política del BCE y del Banco de Inglaterra, en Japón por la política del Banco de Japón, y en China por la política de su Banco Central— conduce a lo que se llama, según el economista J. M. Keynes, la trampa de la liquidez. [8]

¿Ignora la Fed las señales enviadas por los mercados?

Algunos dicen que la Fed ignora las señales del mercado. En primer lugar, pienso que es peligroso retomar esa fórmula que tiene un aspecto mágico, y que mantiene el mito de que la acción a ciegas de las fuerzas del mercado contribuye al buen funcionamiento de la economía.

La religión de los mercados

Casi todos los dirigentes políticos, ya sean de la izquierda tradicional o de la derecha, ya sean del Sur o del Norte, cultivan un verdadero culto a los mercados y, en particular, al mercado financiero. Habría que decir, más bien, que fabrican una religión de los mercados. Todos los días y en todos los hogares que tengan televisión o una conexión internet se escucha una misa para honorar al dios Mercado: es el momento en que se informa de la evolución de la cotización en la Bolsa y las expectativas de los mercados financieros. El dios Mercado envía sus señales mediante la voz de un o una periodista de economía, o de un o una cronista sobre finanzas. Y no solamente es cierto para todos los países más industrializados sino también para la mayor parte del planeta. Ya sea que estemos en Shanghái o en Dakar, en Río de Janeiro o en Johannesburgo, en Bruselas o en Atenas, recibiremos las «señales enviadas por los mercados». Para amplificar, en el espíritu de los creyentes, la potencia de los dioses de los Mercados, los y las comentaristas anuncian periódicamente que «ellos» han enviado señales a los gobiernos indicando su satisfacción o su descontento.
Los lugares en los que los dioses son susceptibles de manifestar sus humores con mayor potencia son Wall Street en Nueva York, la City de Londres, las Bolsas de París, Fráncfort o Tokio. Para medir su descontento se han inventado instrumentos que llamamos índice Dow Jones en Nueva York, Nikkei en Tokio, CAC40 en Francia, Ibex35 en Madrid… Para asegurarse del beneplácito de los dioses, los gobiernos sacrifican los sistemas de seguridad en el altar de la Bolsa. También privatizan. Y también vigilan que el reparto del valor añadido se haga siempre a favor del capital en detrimento del trabajo.
¿Por qué se les ha otorgado atributos religiosos a simples operadores? Ni son desconocidos ni puros espíritus. Tienen un nombre y una dirección: son los principales directivos de doscientas grandes transnacionales que dominan la economía mundial con la ayuda del G7, la complacencia del G20 y de instituciones como el FMI, que ha vuelto, gracias a la crisis, al primer plano. Los inversores institucionales (grandes bancos, fondos de pensiones, aseguradoras, hedgefunds, etc.) que dominan los mercados recibieron de los gobiernos billones de dólares bajo forma de donaciones o préstamos que sirvieron para ponerlos nuevamente en marcha después de la debacle de 2007-2008.
Es necesario luchar contra el fundamentalismo y el radicalismo de los mercados financieros. Hay que desarmarlos. Se debe romper con el sistema capitalista sobre el que se erigió la religión de los mercados.

En realidad, creo que la situación es más compleja: la Fed sabe perfectamente que la salud de los bancos es mala y es en parte falso que ignore las señales que envían. Por el contrario, le debemos reprochar que se rindiera ante las exigencias de los mercados y exigirle cambios radicales concernientes a la política, las misiones y la estructura misma de los bancos centrales.

La Fed sabe muy bien que la riqueza de los directivos y de los accionistas de los grandes bancos privados va en aumento mientras que prosiguen y amplifican, día tras día, sus prácticas inaceptables. Y esas prácticas conducirán a una próxima y feroz crisis. La Fed sabe también que la economía estadounidense va mal a pesar de las fanfarronadas de Trump, y a pesar de un porcentaje de desocupación históricamente bajo. Esa tasa de desempleo es falsamente tranquilizadora y, de hecho, es engañosa ya que los patrones apoyados por los sucesivos gobiernos han obligado a los trabajadores y trabajadoras a aceptar contratos cada vez más precarios y mal pagados. Además, millones de desempleados han renunciado a hacer las gestiones oficiales para ser indemnizados (cobrar subsidio de desempleo) y así desaparecen de las listas de desempleados. La Fed sabe muy bien que la supuesta buena salud de la economía estadounidense reposa sobre una montaña de deudas privadas y públicas que sirve esencialmente a la especulación, y que llevará tarde o temprano a una nueva crisis mayor. A ello agreguemos que el crecimiento de la producción del sector industrial en Estados Unidos es muy bajo en 2019, pudiendo llegar a la estagnación, o francamente a la recesión en 2020. [9]. Además las inversiones en el sector industrial han bajado en los dos últimos trimestres.Las exportaciones de productos manufacturados descienden.

La Fed sabe que si aumentara los tipos de interés [10] y si no se inyectara constantemente liquidez, algunas grandes empresas (incluidos los bancos) quebrarían. La Fed sabe que, si se preocupara realmente de la prevención de los riesgos bancarios y por ello pidiera a los bancos aumentar sus fondos propios y la liquidez que deberían guardar en tesorería, se produciría una «sublevación», entrarían en pánico y llamarían a Trump. Por consiguiente, la Fed se pliega a las exigencias de los mercados sin entusiasmo pero dócilmente. En este caso, las exigencias de los mercados son claramente lo que exigen una quincena de grandes bancos privados de Estados Unidos (de los que cuatro poseen 377.000 millones de dólares en reservas líquidas y son: JPMorgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo) y los grandes fondos de inversión como BlackRock, por ejemplo.
Lo que es seguro es que la situación del sector financiero privado en Estados Unidos (y en todo el mundo) es muy inquietante, pues de lo contrario ¿por qué la Fed inyectaría liquidez en forma permanente desde el 17 de septiembre? [11]

Y, al mismo tiempo y con el fin de combatirlos, es imprescindible entender las exigencias y las motivaciones de los bancos y sus aliados.
En cuanto a lo que pasa en Estados Unidos desde mediados de septiembre de 2019, estoy persuadido de que los grandes bancos explotan la situación presionando a las autoridades de control y a la Fed para que reduzcan el porcentaje de liquidez exigida a los bancos con el fin de poder enfrentarse a riesgos sistémicos muy reales. Efectivamente, desde la crisis de 2008, las autoridades de control exigen de los bancos sistémicos que conserven permanentemente en su tesorería una cantidad suplementaria de liquidez (suplementaria con respecto a la situación de antes de 2008) para hacer frente a cualquier accidente.

Aprovechando el sostén del que se benefician por parte de la administración Trump, del laxismo de la Fed y de las autoridades de control, los bancos quieren obtener una reducción del porcentaje de liquidez que deben conservar en tesorería. Y quieren eso para poder utilizarla legalmente en la compra de títulos financieros de riesgo y la posterior especulación con los mismos. Por lo que la «sequía» del mercado interbancario puede ser en parte provocada y/o mantenida por esa estrategia. Continuando con ese objetivo, los bancos están llevando a cabo una campaña en la prensa para hacer creer al público que esa exigencia de liquidez (para hacer frente a un posible accidente del tipo del de septiembre de 2008) es lo que provoca dificultades en el mercado interbancario. Por lo tanto, los bancos ejercen una enorme presión sobre la Fed y sobre la autoridad de control para que sea anulada la exigencia de ese excedente de liquidez.

Los bancos sistémicos ya consiguieron que el gobierno de Trump se comprometiera a hacer lo necesario para anular, a partir de enero de 2020, una medida conocida con el nombre de Volker’s rule (regla de Volker). Esta regla fue introducida en 2013 durante la presidencia de Barack Obama en el marco de la ley Dodd-Franck, aprobada como consecuencia de la crisis financiera de 2007-2008. Esa regla prohíbe a los bancos especular con el dinero de los depositantes. Más allá de la volatilidad de los mercados financieros, el promotor del texto, Paul Volcker, un exdirector de la Reserva federal, juzgaba que la actividad de trading por cuenta propia desviaba a los bancos de su tarea primordial de financiación de la economía.

Pero los bancos quieren ir más lejos y cuestionan la liquiditycoverage ratio(ratio de liquidez a corto plazo o LCR) [12] adoptada en Estados Unidos y en el resto del mundo después de la crisis de 2008. En virtud de esa regla, los establecimientos financieros deben conservar suficientes activos líquidos para cubrir los gastos netos de tesorería por un período de 30 días en situación de crisis.

También los bancos cuestionan el porcentaje de liquidez que deben conservar en su tesorería en forma permanente (en inglés: intradayliquidity), lo que completa y se agrega al liquiditycoverage ratio. Por otro lado, el mercado de repoes el lugar donde los bancos, a primera hora de la mañana, van a completar sus necesidades de liquidez todos los días con el fin de cumplir con sus obligaciones legales. El lobby de los grandes bancos afirma que el monto que se les exige es demasiado elevado y que fue eso lo que produjo la crisis abierta el 17 de septiembre de 2019. El Financial Times dedicó un artículo sobre ese tema que tuvo un título sugestivo «Fedanalysesregulation ’s role in suddenratesrise» que sería «La Fed analiza la función de la regulación cuando se produce un aumento repentino de los tipos de interés», publicado el 2 de octubre en la versión papel. Pero el 1 de octubre había sido publicado en forma digital con otro título: «Fedwrestleswith role of regulation in repo squeeze» que sería«La Fed lidia con el rol de la regulación sobre la restricción del mercado de los repo».El artículo abunda prudentemente en el sentido de la argumentación avanzada por el lobby bancario de Estados Unidos. Por otro lado, el lobby bancario europeo interviene en el mismo sentido con respecto a la aplicación de la ratio de liquidez en la Unión Europea y en el Reino Unido. En lo que concierne a la Unión Europea, dedicaré próximamente un artículo específico en relación al balance de la acción del BCE bajo la dirección de Mario Draghi (2011-2019).

Está claro que no fue la obligación de los bancos de conservar en forma permanente la liquidez suficiente para hacer frente a una crisis lo que provocó la falta de liquidez en el mercado de repo en Estados Unidos. La verdadera causa fue la voluntad de los bancos de utilizar al máximo en la especulación la liquidez de que disponen para conseguir el mayor beneficio posible para sus accionistas y sus directivos.

También es muy importante completar el panorama sobre la situación de los bancos. Y también lo es dar la voz de alarma sobre los riesgos con los que los «mercados financieros» amenazan a la sociedad e insistir sobre la crisis del mercado de repo en Estados Unidos. También debemos ser conscientes del tremendo aumento de la concentración bancaria en Estados Unidos, disminuyendo fuertemente, por ende, la competencia entre los bancos ya que se ha establecido un verdadero oligopolio. O sea, un cártel bancario que presiona de forma permanente sobre los poderes públicos con el fin de que se lleven a cabo políticas que beneficien sistemáticamente al gran capital. Ese cártel bancario es responsable de comportamientos totalmente contrarios a los intereses de la mayoría de la población: imposición de contratos hipotecarios abusivos como la crisis de las subprime lo reveló y los numerosos procesos que siguieron: contratos leoninos en materia de deudas de estudiantes —la deuda estudiantil supera en Estados Unidos 1,5 billones de dólares y afecta a 44 millones de personas—, manipulación de los tipos de interés (Libor), especulaciones con las materias primas, blanqueo del dinero de los cárteles de la droga, inversiones en actividades que agravan la crisis climática… [13]

Debemos también denunciar el dinero que cobran los directivos de los bancos y los dividendos que se llevan los accionistas privados. Denunciar el hecho de que, a pesar de los muchos delitos y crímenes cometidos por los banqueros, ninguno fue condenado a prisión y a ningún gran banco se le ha retirado la licencia bancaria en EEUU. Consideremos el caso del banco Walls Fargo, cuarto de Estados Unidos en términos de capitalización bursátil y de control del mercado bancario, que pudo proseguir sus actividades a pesar de que la justicia estadounidense había demostrado que sus directivos presionaron deliberadamente a sus empleados a crear de la nada 3.500.000 cuentas bancarias «ficticias» o «fantasmas», con el fin de aumentar los beneficios del banco gracias a las comisiones pagadas por los clientes [14] . Y el banco solamente pagó una multa [15] .

No debemos esperar a la próxima crisis para adoptar medidas claras concernientes a los bancos y pasar a la acción

Ya tenemos reunidos los factores, quetanto en Estados Unidoscomo en otras de las grandes economías del planeta, pueden provocar una nueva crisis financiera brutal, de amplitud mundial, [16]. Pero no hay que esperar a que estalle para actuar. Porque además de tratar de evitar los efectos de una nueva crisis financiera, es necesario actuar para terminar con las prácticas cotidianas de los bancos capitalistas. También se tiene que cambiar radicalmente el estatus y la misión de los Bancos Centrales.

Hay que tomar medidas inmediatas

Y una de ellas es confiar una nueva misión al Banco Central: conceder préstamos a los gobiernos con tipo de interés cero. Al contrario de lo que ha hecho la Fed (o el BCE dado los tratados europeos), el Banco Central debe tener la capacidad de permitir la financiación a tipo de interés cero del Estado y del conjunto de los actores públicos nacionales y locales (colectividades, hospitales, organismos para vivienda social, etc.) con el fin de llevar a cabo políticas socialmente justas en el marco de la lucha contra la crisis ecológica.

Es necesario lograr una nueva reglamentación bancaria que debe imponer [17]:
►Un aumento significativo de los fondos propios de los bancos en sus balances, hasta llegar al 20 %.
►Unas medidas útiles para obligar a los bancos a sanear sus operaciones fuera de balance, imponiéndoles la aclaración y resolución de todas las operaciones especulativas y todas las otras transacciones de riesgo sin interés real para la sociedad.
►La prohibición de las relaciones entre bancos de depósitos y bancos de negocios.
► La prohibición de la titulización. Por lo tanto, cada una de las actividades llevará consigo el riego que genera, mediante exigencias reglamentarias adaptadas.
►La prohibición del trading de alta frecuencia.
►La prohibición de la especulación.
►La prohibición de los mercados de mutuo acuerdo.
►La prohibición de cualquier relación de los establecimientos bancarios con el shadowbanking y los paraísos fiscales y judiciales.
►La eliminación del secreto bancario.
►El enjuiciamiento sistemático de los directivos bancarios responsables de delitos y crímenes financieros y el retiro de la licencia bancaria a las instituciones que no respetan las interdicciones y son culpables de malversaciones.
►La instauración de una verdadera responsabilidad financiera de los grandes accionistas, especialmente durante las quiebras. Se debe restaurar la responsabilidad ilimitada de los grandes accionistas con el fin de que la recuperación del coste de sus actividades peligrosas pueda efectuarse sobre el total de su patrimonio.
►El aumento de los impuestos a los bancos para obligarlos a participar en el esfuerzo de recaudación del país.
Pero no es suficiente.

Se necesitan medidas más radicales [18]

Porque los capitalistas demostraron hasta qué punto eran capaces de cometer delitos y correr riesgos —de los que rechazan las consecuencias— con el único objetivo de aumentar sus beneficios, porque sus actividades conllevan periódicamente un coste extremadamente pesado para la colectividad, porque la sociedad que queremos construir debe estar guiada por la búsqueda del bien común de la justicia social y de la reconstitución de una relación equilibrada entre los humanos y los otros componentes de la naturaleza, hay que socializar el sector bancario. Como lo propone FrédéricLordon, se trata de realizar «una desprivatización integral» del sector bancario. [19]

Sustraer a la población y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros

Socializar el sector bancario significa:
►La expropiación sin indemnización (o como única indemnización un euro o un dólar simbólico) a los grandes accionistas, mientras que los pequeños accionistas serían indemnizados.
►La concesión al sector público del monopolio de la actividad bancaria con una excepción: la existencia de un sector bancario cooperativo de pequeño tamaño, pero sometidos a las mismas regulaciones que el sector público.
►La definición —con participación ciudadana— de un estatuto con los objetivos a alcanzar y sobre las misiones que se deben proseguir, que pone el servicio público del ahorro, del crédito y de la inversión al servicio de las prioridades definidas según los procesos de planificación democrática.
►La transparencia de las cuentas que deben presentarse al público de manera comprensible.
►La creación de un servicio público del ahorro, del crédito y de la inversión con una doble estructura: por una parte, una red de pequeños establecimientos próximos a la población, y por la otra, organismos especializados a cargo de las actividades de gestión de fondos y de financiación de inversiones no garantizadas por los ministerios a cargo de la salud pública, de la educación, de la energía, de los transportes públicos, de las pensiones, de la transición ecológica, etc. Los ministerios deberán estar dotados de unos presupuestos necesarios a la financiación de inversiones concernientes a sus atribuciones. Los organismos especializados intervendrían cuando los ámbitos y las actividades excedieran las competencias y las esferas de acción de esos ministerios, con el fin de asegurar que se complete toda la operación.

Imaginemos lo que eso significaría si se concretara: los bancos privados habrían desaparecido, es decir, que después de su expropiación (con indemnización para los pequeños accionistas), su personal habría sido afectado al servicio público bancario y a las aseguradoras, con una garantía por antigüedad, con salarios hasta un máximo autorizado con el fin de limitar fuertemente los salarios demasiado altos para reducir la diferencia salarial, y con una mejora de las condiciones de trabajo (abandono del benchmarking [20] y prácticas de ventas obligatoria). Se constituirá un nuevo sistema de contratación que respetará las normas del reclutamiento en los servicios públicos.

Bancos al servicio de la población

Se tendrá que acabar con la situación en la que hay un exceso de agencias bancarias en competición en las grandes ciudades y una penuria o ausencia de sucursales en las pequeñas ciudades, pueblos o barrios populares. Se tendrá que desarrollar una densa red de agencias locales con el fin de aumentar de forma importante la accesibilidad a los servicios bancarios y a las aseguradoras, con personal competente para responder a las necesidades de usuarias y usuarios, de acuerdo a la misión de servicio público. Nadie puede ser excluido del acceso a un servicio público bancario que debe ser gratuito.

Loa agentes locales del servicio público gestionarán las cuentas corrientes y recibirán el ahorro de usuarias y usuarios que estará totalmente garantizado. El ahorro será gestionado sin correr riesgos. Ese ahorro estará afectado, bajo control ciudadano, a la financiación de proyectos locales y de inversiones de más largo alcance centrados en la mejora de las condiciones de vida, la lucha contra el cambio climático, el abandono de la energía nuclear, el desarrollo de circuitos cortos, la financiación de la ordenación territorial respetando normas sociales y ambientales rigurosas, etc. Los ahorradores y las ahorradoras podrán elegir el o los proyectos que desean financiar.
Las agencias locales concederían créditos sin riesgos a personas, familias, pequeñas y medianas empresas y estructuras privadas locales, a las asociaciones, a las colectividades locales y a los establecimientos públicos. Podrán afectar una parte de sus recursos a proyectos de mayor escala pero siempre en el marco de una política concertada.

Bancos al servicio de la comunidad
El hecho de que las agencias locales gestionen medios financieros de tamaño razonable para usos locales o para proyectos más amplios que se presentarán de forma precisa, o sea, con el establecimiento de un calendario de programación y de mecanismos de seguimiento que permitan controlar claramente el uso de los fondos y la buena puesta en marcha del proyecto— facilitaría el control de los y las diferentes protagonistas.
Los proyectos locales a financiar serán definidos de manera democrática con un máximo de participación ciudadana. Las agencias locales estarán también a cargo de los contratos de seguros para las personas físicas y jurídicas.
Apoyar la transición hacia una economía social, sostenible y ecológica
Por otra parte, los ministerios a cargo de la salud pública, de la educación, de la energía, de los transportes públicos, de las pensiones, de la transición ecológica, etc., dispondrán de medios de financiación provenientes de los presupuestos del Estado.

Unas agencias transversales especializadas intervendrán en ámbitos y actividades que excedan las competencias y las esferas de acción de un solo ministerio. Tendrán por objetivo garantizar misiones específicas o transversales definidas con participación ciudadana, como el programa de abandono de la energía nuclear, incluido el tratamiento seguro a largo plazo de los residuos nucleares.

El sector bancario socializado permitirá reconstituir un circuito virtuoso de financiación de los poderes públicos: éstos podrán emitir títulos que serán adquiridos por el servicio público sin pasar por las imposiciones de los mercados financieros.
Aunque haya aspectos del proyecto que se deben elaborar colectivamente, estamos en la fase preparatoria de la puesta en marcha de un sistema completamente nuevo, Eso demanda un ambicioso trabajo colectivo de puesta en común de ideas y propuestas. Y ese trabajo acaba de comenzar.

Control ciudadano en todos los niveles
Control ciudadano: control ejercido por los trabajadores y trabajadoras, usuarios y usuarias, los cargos electos locales, pequeñas, medianas y microempresas, artesanos y artesanas y otros/otras trabajadores/as independientes y delegados y delegadas del tejido asociativo.

A ese control ciudadano se agrega el control de las autoridades de supervisión bancaria.

La palabra «socialización» se utiliza de preferencia a «nacionalización» o a «estatización» para indicar claramente hasta qué punto es esencial el control ciudadano, con un reparto de decisiones entre directivos y directivas, de representantes de asalariados y asalariadas, de clientes, de asociaciones, de cargos electos locales, que se completa el control con los y las representantes de las instancias bancarias públicas nacionales y regionales. Por lo tanto es necesario definir democráticamente el ejercicio de un control ciudadano activo. Así mismo, es necesario alentar el ejercicio de un control de actividades de los bancos por parte de los trabajadores del sector bancario y su participación activa en la organización del trabajo. Las direcciones de los bancos deben remitir anualmente un informe público transparente y comprensible sobre su gestión. Hay que privilegiar un servicio de proximidad y de calidad que rompa con las políticas de externalización llevadas a cabo actualmente. También es necesario alentar al personal de los establecimientos financieros para asegurar a las y los clientes un auténtico servicio de asesoramiento y erradicar las políticas comerciales agresivas de ventas obligatorias.

La socialización del sector bancario y de las aseguradoras y su integración en los servicios públicos permitirán:

►Sustraer a la población y a los poderes públicos de la influencia de los mercados financieros.
►Financiar los proyectos de la población y de los poderes públicos.
►Dedicar la actividad bancaria al bien común, teniendo entre sus misiones la de facilitar la transición de una economía capitalista, productivista y perjudicial a una economía social, sostenible y ecológica.

Porque consideramos que la moneda, el ahorro, el crédito, la seguridad del efectivo en caja y la preservación de la integridad de los sistemas de pago son de interés general, preconizamos la creación de un servicio público bancario mediante la socialización de la totalidad de las empresas del sector bancario y de seguros.
Porque los bancos son en la actualidad una herramienta esencial del sistema capitalista y de un modo de producción que saquea el planeta, genera un reparto desigual de los recursos, provoca guerras, aumenta la pauperización, recorta cada día un poco más los derechos sociales y ataca las instituciones y las prácticas democráticas, es esencial tomar su control y hacer de los bancos una herramienta al servicio de la comunidad.

La socialización del sector bancario no puede pensarse como un eslogan o una reivindicación que será autosuficiente y que los decisores aplicarían después de haber sentado cabeza. Debe concebirse como un objetivo político a alcanzar en el marco de un proceso llevado a cabo por una dinámica ciudadana. No solo es necesario que los movimientos sociales organizados existentes (entre ellos los sindicatos) hagan de eso una prioridad en sus agendas y que los diferentes sectores (colectividades locales, pequeñas y medianas empresas, asociaciones de consumidores, etc.) se posicionen en ese sentido, sino también y sobre todo, que se sensibilice a los empleados y empleadas de los bancos sobre el papel que tiene su trabajo y al interés que tendrían en ver a sus bancos socializados. Y que las usuarias y los usuarios sean informados en el lugar en que se encuentren (por ejemplo: ocupaciones de agencias bancarias en todos lados el mismo día) con el fin de participar directamente a la definición de lo que debe ser un banco.
La socialización del sector bancario y el apoyo popular, condiciones necesarias para cualquier cambio de modelo.

Solamente enormes movilizaciones pueden garantizar que la socialización del sector bancario sea realizable en la práctica, ya que esta medida afecta al núcleo del sistema capitalista.

Si un gobierno de izquierda no toma medidas como esta, su acción no podrá provocar un verdadero cambio radical necesario para romper con la lógica del sistema capitalista y desarrollar un nuevo proceso de emancipación. Quitarle a los capitales privados el sector bancario mediante la socialización es una acción precia a la puesta en marcha de un programa económico con ruptura con el capitalismo y su lógica.

La socialización es la previa imprescindible a la puesta en marcha de un programa de ruptura con el capitalismo y su lógica.

Actualmente, la socialización de la totalidad del sistema bancario y de las compañías de seguros es una necesidad urgente económica, social, política y democrática.
La socialización del sector bancario y de las aseguradoras es un ítem fundamental de un proyecto más amplio que comporta otras medidas que permitan desarrollar una transición hacia un modelo poscapitalista y posextractivista. Un programa así debería tener una dimensión internacional aunque su puesta en marcha involucre un solo país o un pequeño número de países. Debería incluir el abandono de las políticas de austeridad, la reorientación radical de las misiones del Banco Central, la anulación de las deudas públicas y privadas ilegítimas, la constitución de una reforma fiscal integral con una fuerte imposición al capital, la reducción generalizada de la jornada de trabajo con contratos compensatorios y mantenimiento del salario, la socialización del sector de la energía, del agua y de la salud, medidas para asegurar la igualdad entre mujeres y hombres, el desarrollo de los servicios públicos y de la protección social así como el establecimiento de una política concreta de lucha contra la crisis ecológica.

Notas

[1Un repo es una operación de recompra en la que una entidad financiera vende a un inversor un activo con el compromiso de comprarlo en una fecha determinada a un precio determinado. Esta operación también se conoce como reporto, ‘RepurchaseAgreement’ o ‘Sale and RepurchaseAgreement’. Definición dada por el banco español BBVA.

[3LosMoney MarketFunds (MMF) son sociedades financieras de Estados Unidos y de Europa, muy poco, o nada, controladas ni reglamentadas puesto que no tienen licencia bancaria. Forman parte del shadowbanking. En teoría, los MMF efectúan una política prudente pero la realidad es muy diferente. El gobierno de Obama había pensado en regularlos ya que, en caso de quiebra, existe un gran riesgo de tener que rescatarlos con dinero público. Pero no se ha hecho ninguna modificación.

[4Mercado interbancario: Mercado reservado a los bancos para intercambiar entre ellos activos financieros y pedirse o concederse préstamos a corto plazo.

[5En la prensa francesa, Véase Le Figaro: «Pourquoi la Fed panique?» https://www.lefigaro.fr/vox/economie/pourquoi-la-fed-panique-20190927, publicado el 27 de septiembre de 2019.

[6La Fed para poder inyectar liquidez a los bancos recompró a los mismos, principalmente, bonos del Tesoro.

[7Véase la entrevista televisada publicada por la agencia Bloomberg: https://www.bloomberg.com/news/articles/2019-10-04/new-york-fed-extends-its-repo-operations-through-october.

[10La Fed bajo la tasa de interés el dia 30 octubrepor tercera vez en el transcursodel 2019.

[11Véase el artículo de Martine Orange, «La FED en soutienpermanentd’un marché monétairecassé», https://www.mediapart.fr/journal/international/091019/la-fed-en-soutien-permanent-d-un-marche-monetaire-casse?onglet=full, publicado el 9 de octubre de 2019 por Mediapart.

[12Banco de pagos internacionales, Basilea III: Ratio de liquidez a corto plazo y herramientas de seguimiento del riego de liquidez, https://www.bis.org/publ/bcbs238_fr.pdf, publicado en 2013.

[13Véase la serie de artículos que dediqué a ello (http://www.cadtm.org/Los-bancos-y-la-nueva-doctrina-Too) que espero poder actualizar en los meses vinientes.

[14EL PAÍS, «Wells Fargo eleva a 3,5 millones el fraude de las cuentas fantasma» https://elpais.com/economia/2017/08/31/actualidad/1504187252_022398.htmlpublicado el 31 agosto 2017

[15El País, «El consejero delegado de Wells Fargo dimite bajo una intensa presión» https://elpais.com/tag/wells_fargo/a Publicado el 28 de marzo de 2019.

[17Este enunciado de medidas inmediatas proviene de Jeanne Chevalier, Patrick Saurin y ÉricToussaint: ¿Qué medidas debería tomar un gobierno popular con respecto a los bancos? Enhttp://www.cadtm.org/Que-medidas-deberia-tomar-un-gobierno-popular-con-respecto-a-los-bancos, publicado el 30 de marzo de 2018.

[18Véase Éric Toussaint y Patrick Saurin: « Comment socialiser le secteur bancaire » en http://www.cadtm.org/Comment-socialiser-le-secteur-bancaire, publicado el 18 de junio de 2018. En castellano, se puede consultar:http://www.cadtm.org/Que-podemos-hacer-con-los-bancos

[19Frédéric Lordon, « L’effarante passivité de la « re-régulation financière » », enChanger d’économie, les économistes atterrés, Les liens qui libèrent, 2011, p. 242. Agreguemos que la socialización de la totalidad del sector bancario está preconizada por el sindicato Sud BPCE.

[20El benchmarkinges una herramienta de supervisión a los trabajadores cuyos resultados, accesibles a todo el personal en forma permanente, son comparados de manera continua mediante una clasificación que estigmatiza a los y las considerados/as con menor rendimiento. Es una técnica de gestión y control por estrés, muy extendida en las grandes empresas que tiene por fin la emulación malsana.

Eric Toussaint es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015,, Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.

Autor: Eric Toussaint

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.Pánico en la Reserva Federal y retorno del Credit Crunch sobre un mar de deudas

Eric Toussaint

Ante la catástrofe, el martes 17 de septiembre de 2019 la Reserva Federal de Estados Unidos inyectó 53.200 millones de dólares en los bancos, ya que sufrían una escasez de financiación diaria en el mercado interbancario y también en los Money market funds (Véase el recuadro). Y lo volvió a hacer el miércoles 18, el jueves 19, el viernes 20 de septiembre, con una inyección diaria de 75.000 millones de dólares. Lunes 23 y martes 24, la Fed volvió a repetir la misma operación (https://lta.reuters.com/articulo/economia-fed-repo-idLTAKBN1W91X8 ).

Este tipo de intervención nos hace pensar en el mes de septiembre de 2008 cuando los grandes bancos, en pleno colapso, interrumpieron los préstamos interbancarios —cuestión que provocó, especialmente, la quiebra de Lehman Brothers— y tuvieron que acudir a los bancos centrales. Los grandes bancos privados habían dejado de confiar los unos en los otros. El mercado bancario se había secado de repente y el término credit crunch apareció en la prensa para designar ese fenómeno. A partir de ese momento, la Fed inyectó liquidez de manera permanente a los grandes bancos privados de Estados Unidos y también, hasta 2011, permitió a los bancos europeos tener acceso de forma masiva a la liquidez en dólares. Y había una razón: los bancos estadounidenses y europeos estaban tan interconectados que una falta de liquidez en dólares en Europa habría podido impedir a los bancos europeos mantener sus compromisos con los bancos de Estados Unidos, provocándoles graves dificultades.

El martes 17 de septiembre de 2019, los bancos deberían haber estado preparados a pagar el 10 % de interés para tener acceso al crédito en el mercado interbancario y en el mercado de los MMF, mientras que el tipo de interés con el que la Fed prestaba a los bancos se establecía entre 2 y 2,25 %. Así que, debido a la presión del gran capital y a la de Trump, la Fed prestó a los bancos privados 53.200 millones de dólares en la tarde del 17 de septiembre de 2019 (http://www.laizquierdadiario.com/La-Fed-inyecto-U-S-53-000-millones-en-el-sistema-financiero ). Y al día siguiente, bajo la continua presión de Trump, de los grandes bancos y de las grandes empresas, la Fed redujo su tipo director por segunda vez en tres meses. Desde el 18 de septiembre, el tipo de la Fed se estableció entre 1,75 y 2 %, o sea una rebaja de 0,25 % (https://www.theguardian.com/business/2019/sep/18/federal-reserve-interest-rates-trump-jerome-powell). A pesar de esta reducción, Trump expresó otra vez más una dura crítica vía twiter: « Jay Powell and the Federal Reserve Fail Again. No “guts,” no sense, no vision! » https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1174388901806362624.

¿Qué son los Money market funds?

Los Money Market Funds (MMF) son sociedades financieras de Estados Unidos y de Europa muy poco o nada controladas ni reglamentadas ya que no tienen licencia bancaria. Forman parte de la llamada banca en la sombra shadow banking. En teoría, los MMF llevan a cabo una política prudente pero la realidad es bien diferente. El gobierno de Obama había pensado en reglamentarlos ya que, en caso de quiebra de un MMF, existía un elevado riesgo de tener que utilizar recursos públicos para su rescate. Pero de eso solo se concretó la mitad. De hecho, los MMF suscitan mucha inquietud dado los fondos considerables que gestionan y la caída desde 2008 de su margen de beneficio. En 2019, los MMF estadounidenses manejaban fondos por un valor de 3,4 billones de dólares, https://www.ici.org/research/stats/mmf/mm_09_12_19), contra 3,8 billones en 2008. Como fondos de inversión, los MMF acogen los capitales de inversores (bancos, fondos de pensión, etc. Después, este capital ahorrado es prestado a muy corto plazo, a menudo diario, a bancos, empresas y Estados. En los años 2000, los préstamos de los MMF se habían convertido en un componente importante de la financiación a corto plazo de los bancos.

La agencia de calificación Moody’s calculó que durante el período 2007-2009, 62 MMF tuvieron que ser rescatados de la quiebra por los bancos o por los fondos de pensiones que los habían creado. Se trataba de 36 MMF que operaban en Estados Unidos y de 26 en Europa, por un coste total de 12.100 millones de dólares. Entre 1980 y 2007, 146 MMF fueron rescatados por sus promotores. En 2010-2011, siempre según Moody’s, 20 MMF debieron ser reflotados [1]. Esto muestra hasta qué punto estos MMF pueden poner en peligro la estabilidad del sistema financiero privado.

Lo que acaba de pasar constituye otra señal del estado de la economía capitalista mundial. El crecimiento es extremadamente débil en los países más industrializados. La economía de Estados Unidos, a la que Trump había dopado con sus medidas fiscales a favor del Gran capital en 2017-2018, está entrando progresivamente en una desaceleración que inquieta a los patrones. La economía alemana va mal, la del reino Unido también, así como la de Italia. El mercado del automóvil se encuentra en fuerte descenso en Alemania, China, India… Aunque China mantiene un crecimiento del 5 al 6 % es la tasa más baja en los últimos 30 años.

Los beneficios realizados por las empresas no son reinvertidos en la producción, o en todo caso lo son muy poco, puesto que van directamente al bolsillo de los accionistas y a la especulación con títulos financieros diversos, o sea, con el capital ficticio. Y no hablemos de la lucha contra el cambio climático que no forma realmente parte de la preocupación de la patronal empresarial ni de los grandes accionistas privados. El sector bancario, desde 2008, no fue del todo saneado y la concentración bancaria siguió en aumento. Los grandes bancos privados absorbieron un gran número de bancos medianos y prosiguieron su búsqueda del máximo beneficio inmediato mediante la especulación. Las autoridades que debían regular dejaron hacer, así como los gobiernos que están al servicio del gran capital.

La economía capitalista mundial se mantiene a flote sobre un mar de deudas, y las inyecciones masivas de liquidez operadas por los principales bancos centrales (el BCE, y los de Estados Unidos, Japón, Reino Unido y China) refuerzan esa tendencia.

Debido a las políticas llevadas a cabo por los bancos centrales y los gobiernos, la economía de los países más industrializados cayó en lo que el economista británico J. M. Keynes (1883-1946) llamaba la trampa de la liquidez. Mientras que los bancos centrales inyectan liquidez y bajan los tipos de interés, los bancos y las grandes empresas privadas prefieren tener a mano ese dinero o lo utilizan para especular.

Conviene recordar también lo que escribía Karl Marx (1818-1883) en El Capital en 1867: «Desde su nacimiento, los grandes bancos adornados con títulos nacionales, no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que se establecían al lado de los gobiernos y, gracias a los privilegios recibidos, estaban en condiciones de anticiparles dinero». [2] Y a propósito de las crisis, Marx agregaba: «La crisis estalla en primer lugar allá donde actúa la especulación, y solo más tarde llega a la producción. Un observador superficial no ve a la superproducción como causa de la crisis. La desorganización consecutiva de la producción no aparece como el resultado necesario de su propia exuberancia anterior sino como una simple reacción de la especulación que se desinfla». [3]

En la situación presente, la economía capitalista ha entrado en una nueva fase de crisis con una desaceleración acentuada de la producción, una superproducción con respecto a la demanda solvente y una especulación con una serie de activos principalmente financieros (véase más adelante). A todo ello se agregan una guerra comercial intensificada por la política de Trump, un relanzamiento de la carrera armamentística y una guerra entre divisas. Y durante este tiempo, la crisis ecológica aumenta y el gran capital, guiado por la búsqueda del beneficio inmediato, lleva a cabo una política que la profundiza. Es el momento de emprender un giro radical a favor de la Naturaleza de la que la Humanidad forma parte.


La trampa de la liquidez

En el desarrollo de este artículo, retomo el análisis del balance de la acción de los bancos centrales de los países más industrializados desde el comienzo de la crisis y resumo las amenazas que sus políticas imponen. Pero es importante subrayar el dilema al que se enfrentan, dilema del que son totalmente responsables…

Por decirlo de forma simple y un tanto esquemática, los bancos centrales se preguntan hasta cuándo podrán mantener la política actual consistente en inyectar a los bancos liquidez en forma masiva y mantener un tipo de interés real, muy bajo, próximo a cero, y, en todo caso, inferior a la inflación. Los bancos centrales saben perfectamente, y desde hace tiempo, que llevando a cabo esta política que permite que los bancos y las grandes empresas no financieras no se hundan, están favoreciendo la creación de nuevas burbujas especulativas que pueden estallar a muy corto plazo o a medio plazo. El problema no es si estallarán o no, sino cuándo estallarán…

Al mismo tiempo, saben que si reducen significativamente las inyecciones de liquidez surgirán entonces dificultades en los grandes bancos, que pueden provocar el estallido de nuevas burbujas especulativas que se han estado formando estos últimos años. Si, además, se aumentan los tipos de interés, también aumentará el riesgo de las quiebras bancarias y el estallido de burbujas. Existe también otra dificultad: si los tipos de interés se incrementan, crecerá automáticamente el coste del pago de la deuda pública, y se agravará el déficit de los Estados. [4]

Por supuesto, hay alternativas (al respecto, http://www.cadtm.org/ReCommonsEurope-Manifiesto-por-un-nuevo-internacionalismo-de-los-pueblos-en y http://www.cadtm.org/Aprender-de-la-historia-y-actuar-en-el-presente. Éstas implican optar por un cambio radical de política, abandonar el trato favorable al 1 % más rico e iniciar reformas profundas en provecho del 99 % restante. Pero los banqueros centrales no tienen ganas ni ninguna intención de cambiar el contenido de clase de su política: están al servicio del 1 % y del sistema capitalista que lo alimenta.

Y esto nos remite a su dilema. Proseguir aproximadamente con la política actual (inyecciones de liquidez a los bancos y bajos tipos de interés) o iniciar un cambio, pero sin cambiar de lógica, o sea, reducir la inyección de liquidez [5] e ir hacia el aumento de los tipos de interés. Y eso es elegir entre la peste o el cólera.

La aplicación de una política que conjuga tipos de interés bajos con inyección de grandes cantidades de dinero (liquidez) en los bancos privados produjo los siguientes efectos: [6]

1.- Los bancos consiguieron mantenerse a flote (excepto algunos casos notables) porque lograron de los bancos centrales los fondos que ya no podían obtener en los mercados financieros (una fuerte reducción de los préstamos interbancarios, grandes dificultades en la venta de títulos de préstamos bancarios a largo plazo como covered bonds y otros títulos, etc.) Por otro lado, esta financiación proveniente de los bancos centrales junto a las variadas y diversas ayudas de los Estados les permite acceder a los Money Market Funds para encontrar la financiación diaria. Sin embargo, este acceso puede cerrarse de un día para otro, como se produjo el 17 de septiembre de 2019. En resumen, los bancos privados dependen completamente del sostén de los Estados.

2.- Los bancos continuaron con sus actividades especulativas desplazándolas hacia aquellas que les ofrecían mayores rendimientos: abandonaron, por un tiempo, el mercado inmobiliario para irse a la especulación con materias primas y alimentos, (sobre todo durante 2008-2009), con títulos de deuda pública (desde 2009), con obligaciones emitidas por empresas no financieras (bonos corporativos o corporate bond), con valores bursátiles (desde comienzos de 2013), con divisas… Las técnicas especulativas se modificaron y en algunos casos se agravaron, especialmente en el trading de alta frecuencia.

3.- Los bancos disminuyeron los créditos a particulares y a empresas, en particular a las pequeñas y medianas empresas que originan la mayoría de los empleos. Las economías periféricas de la Unión Europea son por supuesto las más afectadas. Los bancos endurecieron las condiciones con las que se conceden los préstamos a la economía real (particulares y empresas no financieras, especialmente las PYME), lo que está en contra de la voluntad de los bancos centrales, que afirman que los bancos deben aumentar la concesión de préstamos. Pero, más allá de los discursos, los banqueros centrales (y los gobiernos) no toman ninguna medida coercitiva para que los bancos presten su dinero a los sectores que podrían relanzar la demanda privada, volviendo a una situación con algo de crecimiento o, al menos, sostenerla.

4.- Las grandes empresas no financieras que no tienen acceso al crédito bancario tienen el recurso a la emisión de obligaciones (las corporate bonds) para financiarse. Los bancos y otros inversores institucionales compran estas obligaciones puesto que, en general, tienen un buen rendimiento. En caso de necesidad, pueden revender las obligaciones en el mercado secundario. Las que pierden son las pequeñas y medianas empresas que no tienen los medios para emitir obligaciones en los mercados financieros. Lo que propone Mario Draghi a los banqueros europeos para alentarlos, a pesar de todo, a aumentar sus créditos a las PYME, es incrementar la producción de productos estructurados constituidos por un conjunto de préstamos a esas mismas PYME. De qué se trata: los bancos que conceden préstamos a las PYME pueden sacarlos de su balance vía titulizaciones, empaquetándolos en un producto estructurado (Asset Backed Securities). El BCE propone a los bancos depositar esos productos como colaterales (garantías) con el fin de obtener a cambio un crédito a un interés del 0% Sabiendo que los tipos exigidos a las PYME por los bancos oscilan entre el 5 y el 6 % en España e Italia, entre el 3 y 4 % en Francia y Alemania, éstos podrían obtener beneficios muy interesantes, afirma Mario Draghi. A pesar de esta proposición tentadora, los bancos son reacios a conceder más créditos a las PYME y a aumentar la fabricación de productos estructurados, como propone el presidente del BCE. Éste está muy desencantado y repite la propuesta cada vez que se le presenta la ocasión.

5.- La política de los bancos con respecto a las deudas públicas soberanas toma formas contrastadas y complementarias. Por una parte, no dudan en especular en contra de las deudas soberanas de algunos países que pueden contribuir a fragilizar. Para ello, en el caso de que no intervengan directamente, utilizan sus ramas financieras, como los Hedge Funds, Special Purpose Vehicle (SVP), fondos de inversiones… Al mismo tiempo los bancos aumentaron de manera considerable la compra de títulos soberanos como fuentes de rendimiento bastante elevado —el mercado más importante es el de los títulos italianos aunque también compran títulos ucranianos y turcos—, o como garantía y medios de liquidez (títulos soberanos de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia y Benelux, y de otros países de la zona euro). No hay que sorprenderse de políticas que pueden parecer contradictorias por parte de los bancos, ya que son unos especialistas en conciliación entre sus actividades especulativas —con la perspectiva de un rendimiento elevado— y otros tipos de inversiones.

6.- Dicho esto, los bancos no sanearon realmente sus balances y no han disminuido en forma significativa su apalancamiento. Las vicisitudes del Deutsche Bank en 2018-2019 son un claro ejemplo.

7.- Desde un punto de vista más general, la política de los bancos centrales y la de los gobiernos tuvieron efectos muy negativos para la salud de las economías, a la vez que beneficiaban a los bancos, a otras sociedades financieras, así como a las grandes empresas no financieras. Decenas de millones de empleos fueron suprimidos, millones de familias perdieron sus viviendas, la pobreza aumentó fuertemente, así como las desigualdades, la calidad de los servicios públicos se degradó de manera deliberada… y nuevas burbujas especulativas se están desarrollando.

8.- He aquí una lista no exhaustiva de las nuevas burbujas especulativas que generan importantes rendimientos y corren el riesgo de estallar:
- La burbuja de las obligaciones de empresas no financieras, las corporate bonds (Véase http://www.cadtm.org/La-montana-de-deudas-privadas-de-las-empresas-estara-en-el-corazon-de-la. El último y sonoro crash fue en 1994, el anterior había sido en 1987).
- La burbuja bursátil en plena expansión desde 2013 (la burbuja precedente estalló en 2007-2008)
- Una burbuja inmobiliaria en formación en Estados Unidos y China.

El estallido de una sola de todas estas burbujas puede provocar efectos en cadena de enorme amplitud.

La novedad de las actuales burbujas, es que se desarrollan en una situación de débil crecimiento económico, incluso de estancamiento en los países más industrializados, mientras que las fases de desarrollo de burbujas en el curso de los últimos cuarenta años se producían en fases de una cierta euforia económica y una tasa de crecimiento bastante elevada.

9.- Debido a las políticas llevadas a cabo por los bancos centrales y los gobiernos, la economía de los países más industrializados cayó en lo que J. M. Keynes llamó la trampa de la liquidez. Mientras los bancos centrales inyectan liquidez y bajan los tipos de interés, los bancos y las grandes empresas privadas prefieren guardar su dinero y tenerlo a mano. Los bancos lo guardan para hacer frente a algunos golpes serios que podrían producir las bombas de tiempo que mantienen en sus balances y en las nuevas burbujas que contribuyen activamente a fabricar. Las empresas industriales y de servicios consideran que no vale la pena invertir ya que la demanda pública y privada es muy floja. Dicho de otra manera, estas empresas se sientan sobre un enorme colchón de liquidez o la utilizan para especular. A las grandes empresas privadas no les interesa invertir en la economía productiva y / o conceder préstamos a particulares y a las PYME. Según J. M. Keynes, para salir de la trampa de la liquidez, es necesario que los poderes públicos aumenten el gasto público con el fin de relanzar la demanda y, por lo tanto, la economía: gastos de inversiones (por ejemplo en la transición ecológica, las energía renovables, las grandes obras públicas, los edificios escolares y comunitarios), gastos para contratar personal en los servicios públicos con mejores remuneraciones, gastos sociales (en sanidad, educación, servicios sociales), aumento de las pensiones y diversos subsidios sociales… Pero de eso, ni los banqueros centrales ni los gobiernos quieren hablar.

10.- Debido a su política, el volumen del balance de los bancos centrales aumentó en forma considerable. Este enorme crecimiento en un período tan corto sirvió para mantener intacto el poder de los grandes bancos privados, aunque las correspondientes economías no pudieran salir de la crisis. Es exactamente lo que indican los puntos precedentes. Más allá del efecto publicitario, no se tomó ninguna medida radical para sanear verdaderamente el sistema bancario. Gracias a la intervención de los bancos centrales (y por supuesto a las medidas gubernamentales), los grandes bancos privados prosiguen con sus actividades masivamente especulativas y a menudo fraudulentas, incluso criminales. Estos bancos están sostenidos por un mecanismo de transfusión permanente de recursos (créditos públicos ilimitados con tipos de interés casi nulos o claramente negativos), algunos, y no los más pequeños, se mantienen vivos con respiración artificial (créditos públicos ilimitados a los que se agrega una inyección de capitales públicos con el fin de recapitalizarlos, y con garantía públicas para sus deudas).

La política aplicada hasta este momento por los bancos centrales y los gobiernos produjo un fuerte aumento de la deuda pública como consecuencia de varios factores ligados entre sí: el coste del rescate a los bancos, el coste de la crisis cuya responsabilidad recae en los bancos centrales, los gobiernos, los bancos privados y otras grandes empresas, la continuación de las ventajas fiscales a las grandes empresas y a las grandes fortunas… Esto otorga un carácter claramente ilegítimo a una parte importante de la deuda pública. Su anulación forma parte de las propuestas para salir de la crisis.


La acción de los bancos centrales y la función de las crisis en el sistema capitalista

En el sistema capitalista, una crisis sirve, en cierta forma, para poner los relojes en hora: las burbujas especulativas estallan y luego el precio de los activos se acerca a su valor mercantil real; las empresas menos rentables quiebran, hay, por lo tanto, destrucción de capital. El desempleo crece y los salarios bajan. La crisis forma parte, de alguna manera, del metabolismo del capitalismo. Evidentemente, no trato de justificar las crisis o el capitalismo, quiero indicar justamente que el funcionamiento del sistema capitalista implica el estallido periódico de crisis. Razón por la cual, hace falta eliminar el sistema capitalista.

Hasta ahora, la intervención de los poderes públicos, que responden dócilmente a los pedidos de los patrones, permite evitar o impedir que la crisis cumpla con la función normal de «purga» del sistema capitalista. Mientras que por parte de la mayoría de la población, las víctimas se cuentan por decenas de millones, por parte de los responsables de la crisis no hubo un verdadero reordenamiento del capital, las quiebras de las grandes empresas fueron muy pocas, los bancos no saldaron sus cuentas y nuevas burbujas especulativas se formaron o se están formando. Y no volvió la inversión productiva.

La poca cantidad de quiebras bancarias en Estados Unidos, en Europa y en Japón sólo se puede atribuir a la ayuda aportada por los bancos centrales y los gobiernos de la UE. Los gobernantes consideraron que los bancos privados eran demasiado grandes para permitir que quebraran. El mantenimiento de una política gubernamental que favorece los intereses de las grandes empresas privadas y que ataca los derechos económicos y sociales de las poblaciones, una demanda pública y privada insuficiente y en proceso de reducción, unas burbujas especulativas persistentes, etc., constituyen los ingredientes de una prolongación de la crisis. Si no producimos un cambio radical favorable a la justicia social, la crisis proseguirá durante largos años, y/ o repentinamente podría presentar un carácter brutal.

Es necesario adoptar una estrategia internacionalista. También, debemos intentar constantemente desarrollar campañas y acciones coordinadas, a nivel internacional, en los ámbitos de la deuda, de la ecología, del derecho a la vivienda, de la acogida de las y los migrantes y de las personas refugiadas, de la salud pública, de la educación pública y de otros servicios públicos, del derecho al trabajo. Hay que emprender luchas para recuperar el control de los bancos centrales por los poderes públicos con el fin de ponerlos al servicio del pueblo, para la socialización de los bancos, de las aseguradoras y del sector de la energía, para la reapropiación de los comunes, para la anulación de las deudas ilegítimas, para el cierre de las centrales nucleares, para la reducción radical del recurso a la energía fósil, para la prohibición del dumping fiscal y de los paraísos fiscales, para la defensa y la extensión de los derechos de las mujeres y las personas LGBTI, para la promoción de los bienes y servicios públicos, para el lanzamiento de procesos constituyentes. En resumen, es necesario un programa netamente anticapitalista, feminista, internacionalista y ecologista.

Autor: Eric Toussaint

Traducido por Griselda Piñero Delledonne

 

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El Banco Mundial vio venir la crisis

Eric Toussaint

En 2019, el Banco Mundial (BM) y el FMI cumplirán 75 años. Estas instituciones financieras internacionales (IFI), creadas en 1944, están dominadas por Estados Unidos y algunas grandes potencias aliadas, y actúan en contra de los intereses de los pueblos.

El BM y el FMI otorgaron, sistemáticamente, préstamos a los Estados con el fin de influir sobre sus políticas. El endeudamiento externo fue y es todavía utilizado como un instrumento para someter a los deudores. Desde su creación, el FMI y el BM han violado los pactos internacionales sobre derechos humanos y no dudaron, ni dudan, en sostener a dictaduras.

Una nueva forma de descolonización se impone para salir del impasse en el que las IFI y sus principales accionistas acorralaron al mundo. Se deben construir nuevas instituciones internacionales.

Estamos publicando una serie de artículos de Éric Toussaint, quien reseña la evolución del Banco Mundial y del FMI desde su creación. Estos artículos son sacados del libro Banco mundial: El Golpe de Estado Permanente., que podéis consultar gratis en Banco mundial : El Golpe de Estado permanente .

Desde 1960 el Banco Mundial identificaba el peligro de estallido de una crisis de la deuda con la incapacidad de los principales países endeudados de mantener los desembolsos crecientes. Las señales de alerta se multiplicaron en el curso de los años 60 y hasta el shock petrolero de 1973. Tanto los directivos del Banco Mundial como los banqueros privados, la Comisión Pearson y el Tribunal de Cuentas de Estados Unidos (General Accounting Office, GAO) publicaron informes que destacaban el peligro de crisis. A partir del aumento del precio del petróleo en 1973 y del reciclado de los petrodólares por los grandes bancos privados de los países industrializados, el tono cambió radicalmente. El Banco Mundial dejó de hablar de crisis, a pesar de que el ritmo de endeudamiento se aceleraba. Entró en competencia con la banca privada concediendo el mayor número de préstamos en el menor tiempo posible. Hasta el estallido de la crisis de 1982, empleaba un doble discurso. Uno dirigido al público y a los países endeudados, diciendo que no había motivos para inquietarse excesivamente, que si surgían problemas éstos serían de corta duración. Era el discurso de los documentos oficiales públicos. El otro lo mantenía a puerta cerrada. En un memorándum interno, se puede leer que si los bancos percibían que el riesgo aumentaba, debían reducir los préstamos porque «una gran cantidad de países podrían verse en situaciones extremadamente difíciles» (29 de octubre de 1979). [1]

A partir de 1960 no faltaron las señales de alerta.

Desde dicho año, Dragoslav Avramovic y Ravi Gulhati, dos economistas eminentes del Banco Mundial, [2] elaboraron un informe que señalaba claramente el peligro de ver que los PED alcanzaban un nivel insostenible de endeudamiento, basado en las sombrías perspectivas en términos de ingresos por exportaciones: «Se prevé que en los próximos años los reembolsos de la deuda aumentarán en muchos grandes países endeudados, la mayor parte de los cuales ya han alcanzado una tasa de servicio de la deuda muy alto. […] En ciertos casos, la incertidumbre sobre las perspectivas de exportaciones y un gravoso servicio de la deuda constituyen un serio obstáculo para nuevos préstamos importantes.» [3]

Sólo era el comienzo de una larga serie de advertencias que aparecieron en diferentes documentos sucesivos del Banco Mundial hasta 1973.

En el informe anual del Banco de 1963-1964, se lee en la página 8: «La gravosa carga de la deuda que pesa sobre un número creciente de países miembros constituye una preocupación permanente para el grupo del Banco Mundial. […] Los directores ejecutivos han decidido que el Banco puede modificar ciertas condiciones de los préstamos para aliviar el servicio de la deuda en los casos apropiados.» [4]


El 20º informe anual, publicado en 1965, desarrolla ampliamente el tema de la deuda

El informe destaca que las exportaciones de productos agrícolas crecían con más rapidez que la demanda de los países industrializados, lo que causaba la caída de los precios: [5] «El crecimiento de la oferta de de las materias primas agrícolas destinadas a la exportación ha tenido una tendencia a ser más rápido que el crecimiento de la demanda de los países industrializados. En consecuencia, los países en desarrollo han visto una caída importante de los precios de sus exportaciones agrícolas entre 1957 y 1962.» Por ejemplo, mientras que las exportaciones de café aumentaron un 25 % en volumen entre 1957 y 1962, los ingresos debidos a dichas ventas bajaron un 25 %. [6] Igualmente, hubo una reducción de los precios del cacao y el azúcar. El informe muestra que las exportaciones de los PED eran, en esencia, materias primas cuya demanda por los países del Norte evolucionaba con más lentitud e irregularmente. Los precios de las materias primas bajaban. [7] El informe señala que los flujos financieros hacia los PED eran insuficientes tanto en préstamos y donaciones como en inversiones, porque lo que retornaba en forma de pago de la deuda y repatriación de beneficios de las inversiones extranjeras era excesivo.

El informe revela también que la deuda aumentó a un ritmo anual del 15 % entre 1955 y 1962, que luego se aceleró, llegando al 17 % entre 1962 y 1964. Once países concentraban un poco más del 50 % de la deuda. Todos ellos grandes clientes del Banco (India, Brasil, Argentina, México, Egipto, Pakistán, Turquía, Yugoslavia, Israel, Chile, Colombia).

El ritmo de crecimiento de la deuda externa pública de los PED era muy alto. Entre 1955 y 1963, la deuda aumentó un 300 %, pasando de 9.000 a 28.000 millones de dólares. Entre 1963 y 1964, o sea, en un solo año, la deuda aumentó un 22 %, llegando a los 33.000 millones de dólares. El volumen del servicio de la deuda se multiplicó por 4 durante el mismo período (1955-1964).

En 1955, el servicio de la deuda representaba el 4 % de los ingresos por exportaciones. En 1964, el porcentaje se triplicó (12 %). ¡Y en el caso de ciertos países llegó a representar cerca del 25 %!

El informe pone el acento en la necesidad de definir correctamente las condiciones con las que el Banco Mundial y los otros acreedores concedían los préstamos. ¿Cuál era el razonamiento?

Cuanto más duros sean los términos (las condiciones), más elevados serán los desembolsos. En consecuencia, la rigidez o la flexibilidad/suavidad de las condiciones es tan importante como el volumen de la ayuda. Dos factores clave determinan la dureza o la suavidad: a) la parte de las donaciones, b) el nivel de la tasa de interés y el plazo de los reembolsos.

Así mismo, el informe muestra que la parte de las donaciones descendió (principalmente por parte de Estados Unidos). Los tipos de interés bajaron un poco y los plazos de reintegro se alargaron. O sea, por una parte se aumentó la dureza y por otra se la redujo. Notemos que la URSS prestaba a una tasa de interés netamente inferior que la fijada por el «Oeste». [8] El informe abogaba por una suavización de los términos de los préstamos.

En los 19 informes que precedieron a éste, no se encuentra ningún análisis de este tipo. ¿Cómo se explica el tono particular y el contenido original de este informe?

De hecho, fue escrito bajo la presión de los acontecimientos. Numerosos países del Tercer Mundo se habían organizado en el seno del movimiento de los no alineados. Eran mayoría en la Asamblea de las Naciones Unidas y lograron en 1964 la creación de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (CNUCED), que es la única institución onusiana dirigida por representantes de los PED. [9] Éstos criticaban con firmeza la actitud de los países más industrializados. El propio Banco Mundial contaba por entonces con 102 países miembros, o sea, con la mayoría de los países del Tercer Mundo. La dirección del Banco se vio obligada a tener en cuenta, en el nivel del análisis, las recriminaciones del Sur.

El 21º informe anual, publicado en 1966, vuelve sobre el tema de los préstamos, recomienda su flexibilización y señala que se estaba en una lógica de aumento permanente de la deuda: «Mientras que la carga creciente de la deuda de los países en desarrollo destaca la necesidad de que las condiciones de los créditos sean más blandas, […] las condiciones medias de la ayuda bilateral podrían ser mucho menos favorables […] No obstante, un nivel más alto de la ayuda en condiciones inadecuadas podría hacer aún más difícil el problema de la deuda externa. Si la ayuda no se ofrece en condiciones más ventajosas, su volumen bruto tendrá que aumentar permanentemente y de un modo considerable a fin de mantener una transferencia real de recursos.» [10]

En resumen, podemos considerar que el Banco Mundial había detectado el peligro persistente del estallido de una crisis de la deuda debido a la incapacidad de mantener los desembolsos crecientes. Las soluciones propuestas por el Banco, como vimos en las citas precedentes, consistían en aumentar el volumen de los préstamos, proponiendo a la vez condiciones más favorables: tipo de interés menos alto, período de reembolso más largo. De hecho, el Banco no percibía el problema más que en términos de flujos: para que los países endeudados pudieran pagar había que aumentar los montos prestados, aliviando las condiciones de reembolso. Manifiestamente, estamos ante un círculo vicioso, en el que las nuevas deudas sirven para amortizar las anteriores, tanto en el plano racional como en la realidad.

En los informes mencionados, el Banco expresa su confianza en el aumento de los flujos de capitales privados (inversiones y préstamos) hacia los PED. El aumento de los préstamos privados permitiría reducir la espera con relación a la financiación pública, según el citado informe.

El 20º informe anual, publicado en 1965, dice: «El grupo del Banco Mundial y otros organismos internacionales despliegan unos esfuerzos considerables para alentar y ampliarlos flujos de capitales privados hacia los países menos desarrollados. No hay ninguna duda de que se puede esperar un aumento de estos flujos […] acelerando así la vía de desarrollo y reduciendo la espera con relación a la financiación pública». [11] En el informe de 1966 se indica la necesidad de liberar los movimientos internacionales de capitales: «Se puede esperar que será posible establecer condiciones que permitan un movimiento más libre de capitales privados en el mercado mundial.» [12]

Y, hay que destacarlo, después de una larga argumentación sobre las dificultades del reembolso de la deuda, el Banco declara que no es necesario disminuir el recurso al empréstito: «Sin embargo, nada de esto debe interpretarse como una conclusión de que los países en desarrollo no podrían permitirse, o incluso deberían evitarlo, algún aumento de sus obligaciones de reembolso.» [13]

La constitución en 1968 de la Comisión Pearson por Robert McNamara, nuevo presidente del Banco Mundial, se inscribía en los esfuerzos desplegados por los dirigentes estadounidenses para hacer frente al creciente endeudamiento y a las reivindicaciones de los países del Sur. Partners in Development (socios para el desarrollo), un informe de la Comisión publicado en 1969, predice que el peso de la deuda aumentará hasta llegar a una situación de crisis en la década siguiente. El porcentaje de nuevos préstamos brutos destinados a asegurar el servicio de la deuda alcanzó el 87 % en Latinoamérica en 1965-1967.

Nelson Rockfeller, hermano del presidente del Chase Manhattan Bank, explicaba lo siguiente en 1969, en un informe al presidente de Estados Unidos, a propósito de los problemas a los que tendría que hacer frente Latinoamérica: «El considerable nivel de las sumas prestadas a ciertos países del hemisferio occidental, a fin de mantener el desarrollo, es tal que el pago de los intereses y la amortización absorbe una gran parte de los ingresos por exportaciones. […] Muchos países se ven obligados, en efecto, a contratar nuevos préstamos para disponer de las divisas necesarias para pagar el interés más la amortización de préstamos anteriores, y esto a tipos de interés más altos.» [14]

Por su parte, el General Accounting Office (GAO, equivalente en Estados Unidos al Tribunal de Cuentas) remitió al gobierno un informe alarmante: «Muchas naciones pobres han alcanzado ya un nivel de endeudamiento que supera sus posibilidades de pago. […] Estados Unidos continúa acordando más préstamos a los países subdesarrollados que cualquier otro país u organismo, y tiene también la tasa más alta de impagos. La tendencia a hacer los préstamos reembolsables en dólares no es una garantía de que los fondos serán reembolsados. [15]

Algún tiempo después, en 1970, en un informe al presidente de Estados Unidos, Rudolph Petersen, presidente del Bank of America, activó la alarma: «El peso de la deuda en muchos países en desarrollo constituye en este momento un problema urgente. A pesar de que ya se había anunciado hace diez años, no se había tenido en cuenta. Las razones son múltiples, pero, en cualquier caso, en algunos países, los futuros ingresos por exportación están hipotecados en tal grado que comprometerá la continuación de las importaciones, de las inversiones y del desarrollo.» [16]

En resumen: diferentes fuentes influyentes de Estados Unidos, todas relacionadas entre sí, consideraban desde finales de los años 60 que podía estallar una crisis de la deuda unos años más tarde.


A pesar de la conciencia del peligro…

También Robert McNamara, por su parte, consideraba que el ritmo de crecimiento del endeudamiento del Tercer Mundo constituía un problema: «A finales de 1972, la deuda se elevaba a 75.000 millones de dólares y el servicio anual de la misma superaba los 7.000 millones de dólares. El servicio de la deuda aumentó el 18 % en 1970 y el 20 % en 1971. La tasa media de aumento de la deuda desde la década de los 60 representa casi el doble de la tasa de crecimiento de los ingresos por exportaciones, con los que el país endeudado debe asegurar este servicio de la deuda. Esta situación no puede continuar indefinidamente.» [17]

… a partir de 1973, el Banco Mundial se lanzó a proseguir el aumento de las deudas en competencia con los bancos privados

A pesar de esto, el Banco que presidía mantuvo la presión sobre los países de la Periferia para que incrementaran su endeudamiento.

A partir de 1973, el aumento del precio del petróleo y de otras materias primas provocó la fuga hacia adelante con un mayor endeudamiento. En las publicaciones del Banco Mundial, del FMIy de los banqueros había cada vez menos pronósticos pesimistas en cuanto a las dificultades de reembolso a las que podrían tener que hacer frente los PED.

Consideremos el caso del FMI. Se puede leer en su informe anual para 1975 un mensaje totalmente sereno: «La inversión de los excedentes de los países exportadores de petróleo en los mercados financieros nacionales e internacionales, combinado con la expansión de la financiación internacional (en forma de préstamos bilaterales y multilaterales), ha constituido una forma satisfactoria de transferencia de fondos para paliar el déficit de la balanza de cuenta corriente de los países importadores de petróleo.» [18]

Hay que destacar que este diagnóstico difiere absolutamente del que se sostendría después del estallido de la crisis. Cuando éste se produjo, en 1982, el FMI hizo responsables del mismo a los shocks petroleros de 1973 y 1979. Pero lo que se puede deducir del informe de 1975 antes citado es que, para el FMI, el reciclado de los petrodólares, combinado con los préstamos públicos, había resuelto ampliamente los problemas de los países importadores de petróleo.


¿Cómo se explica la voluntad del Banco Mundial de estimular el aumento del endeudamiento en los años 70?

El Banco Mundial quería a toda costa aumentar su influencia sobre el mayor número posible de países que se situaran claramente en el campo capitalista, o que el menos mantuvieran (Yugoslavia) o tomaran (Rumania) distancia con la URSS. [19] Para conservar o aumentar esta influencia necesitaba reforzar el efecto de palanca aumentando sin cesar las sumas prestadas. Pero también los bancos privados trataban de aumentar sus préstamos, y a unas tasas que podían ser inferiores a las del Banco Mundial. [20] Éste se había lanzado a la pesca de proyectos que pudieran ser motivo de préstamos. Entre 1978 y 1981, las sumas prestadas por el Banco aumentaron el 100 %.

McNamara mostraba una gran confianza en la segunda mitad de los años 70. En 1977 declaró en su alocución presidencial anual: «Los principales bancos y los principales prestatarios actúan sobre la base de previsiones que concuerdan», y concluía: «Estamos incluso más confiados hoy que hace un año: el problema de la deuda es gestionable.» [21]

Algunos grandes banqueros privados también hicieron gala de una gran serenidad. [22] El Citibank manifestaba en 1980: «Después de la segunda guerra mundial, la cesación de pagos por los países subdesarrollados, cuando se producían, no ocasionaban pérdidas importantes a los bancos prestamistas. Una cesación de pago generalmente era seguida de un acuerdo entre el gobierno del país endeudado y sus acreedores extranjeros, en términos de reestructuración de la deuda. […] En la medida en que el tipo de interés y los diferenciales son por lo general revisados al alza cuando se reeestructura un préstamo, el valor del descuento es a menudo superior al valor del crédito original.» [23] Esta declaración debe ser tomada con la mayor circunspección en cuanto a las motivaciones de su autor. En efecto, el Citibank, uno de los bancos más activos en los años 70 en términos de préstamos al Tercer Mundo, barruntaba que el viento estaba por cambiar. En el momento en que escribía esas líneas, ya estaba preparando su retirada y no concedió casi ningún nuevo préstamo.

El texto iba dirigido a los banqueros más chicos, especialmente los bancos locales de Estados Unidos, los Saving and Loans, a los que firmas como el Citibank trataban de tranquilizar, para que fueran ellos los que acordaran los nuevos préstamos. Una de las prioridades del Citibank era que el dinero que los Saving and Loans continuaban enviando a los países del Sur permitiera el reembolso a los grandes banqueros. En otras palabras, para que los países endeudados pudieran proseguir los reembolsos a los grandes bancos, era necesario que existieran otros prestamistas. Éstos podían ser privados (bancos pequeños o medianos, menos informados que los grandes, o desinformados por éstos) o públicos (el Banco Mundial, el FMI, las agencias públicas de créditos a la exportación, los gobiernos…). Era necesario que hubiera prestamistas en última instancia, para que los grandes bancos fueran íntegramente reembolsados. En este aspecto, si instituciones como el Banco Mundial y el FMI difundían palabras tranquilizadoras mientras la crisis se incubaba, se hacían cómplices de los grandes bancos, que buscaban salvarse de esa manera. Los pequeños bancos, que continuaron prestando capitales a los PED se vieron abocados a la quiebra después del estallido de la crisis de 1982, y el coste de su salvamento fue asumido por el Tesoro de Estados Unidos, es decir, en realidad, por los contribuyentes estadounidenses.

El recodo de 1979-1981

El segundo shock petrolero, en 1979 (a continuación de la revolución iraniana) se combinó con una reducción de los precios de otras materias primas.

A partir de finales de 1979, el coste de la deuda había aumentado por dos causas, por el fuerte alza de las tasas de interés y por la apreciación del dólar. Las tentativas del Sur de relanzar las negociaciones sobre un nuevo orden internacional fracasaron: el diálogo Norte-Sur de Cancún en 1981 no condujo a ninguna parte. Por lo demás, la austeridad fiscal, exigida a los países del Sur (reducción de impuestos, aumento de gastos militares, aumento del consumo), no fue aplicada por Estados Unidos.

El viraje generalizado hacia lo que el Banco Mundial llamaría «ajuste estructural» fue anunciado en el discurso pronunciado por McNamara en la conferencia de la CNUCED de Manila, en mayo de 1979.


El doble discurso del Banco Mundial

Hasta el estallido de la crisis en 1982, el Banco Mundial tuvo un doble discurso. Uno, destinado al público y a los países endeudados, decía que no había que inquietarse demasiado y que si surgieran problemas, éstos serían de corta duración. Era el discurso empleado en los documentos oficiales. El segundo era el utilizado a puerta cerrada y en las discusiones internas.

En octubre de 1978, un vicepresidente del Banco Mundial, Peter Cargill, responsable de finanzas, dirigió al presidente McNamara un memorándum titulado «Grado de riesgo en los activos del Banco Mundial» (Riskness in IBRD’s loans portfolio). En este texto, Cargill urgía a McNamara y al conjunto del Banco Mundial a prestar mucha más atención a la solvencia de los países endeudados. [24] Según Cargill, el número de países endeudados que arrastraban atrasos de pagos con el Banco Mundial o/y que buscaban una renegociación de su deuda multilateral había pasado de tres a dieciocho entre 1974 y 1978. Por su parte, McNamara manifestó su preocupación en muchas oportunidades, especialmente en un memorándum con fecha de septiembre de 1979. En otro memorándum interno, se puede leer que si los bancos perciben que los riesgos aumentan, reducirán sus préstamos y «podríamos ver que una gran cantidad de países se encontrarían en situaciones extremadamente difíciles» (29 de octubre de 1979). [25]

El informe sobre el desarrollo en el mundo editado por el Banco Mundial en 1980 presenta un futuro optimista, previendo que las tasas de interés real se estabilizarían en el nivel muy bajo del 1 %. Totalmente irreal. La evolución real lo ha demostrado. Lo edificante es saber, gracias a los historiadores del Banco Mundial, que en la primera versión, no publicada, del informe figuraba una segunda hipótesis basada en un tipo de interés real del 3 %. Esta proyección mostraba que la situación sería, a término, insostenible para los países endeudados. McNamara logró que se retirara este guión negro de la versión definitiva. [26] En el informe sobre el desarrollo en el mundo de 1981 se puede leer: «Parece muy probable que los prestatarios y los prestamistas se adaptarán a las condiciones cambiantes sin precipitar una crisis general de confianza.» [27]

El mandato de McNamara a la presidencia del Banco Mundial terminó en junio de 1981, un año antes de que la crisis se desencadenara ante los ojos de todo el mundo. El presidente Ronald Reagan lo reemplazó por Alden William Clausen, presidente del Bank of America, uno de los principales acreedores privados de los PED. Se puso al zorro a cuidar el gallinero.

Parte 1 Acerca de la fundación de las instituciones de Bretton Woods
Parte 2 En un clima de caza de brujas, el Banco Mundial siempre está al servicio de los poderosos
Parte 3 Conflictos entre la ONU y el dúo Banco Mundial/FMI
Parte 4 SUNFED versus Banco Mundial
Parte 5 ¿Por qué un Plan Marshall?
Parte 6 La anulación de la deuda alemana en 1953 en comparación con el tratamiento reservado al Tercer Mundo y a Grecia
Parte 7 El liderazgo de Estados Unidos en el Banco Mundial
Parte 8 El apoyo del Banco Mundial y del FMI a las dictaduras
Parte 9 El Banco Mundial y Filipinas 
Parte 10 El apoyo del Banco Mundial a la dictadura en Turquía (1980-1983)
Parte 11 El Banco y el FMI en Indonesia: una intervención emblemática
Parte 12 Las falacias teóricas del Banco Mundial
Parte 13 Corea del Sur y el milagro desenmascarado 
Parte 14 La trampa del endeudamiento
Parte 15 El Banco Mundial vio venir la crisis
Parte 16 La crisis de la deuda mexicana y el Banco Mundial
Parte 17 Banco Mundial y FMI: al servicio de los acreedores
Parte 18 Los presidentes Barber Conable y Lewis Preston (1986-1995)

Notas

[1Devesh Kapur, John P. Lewis, Richard Webb, The World Bank, Its First Half Century, Brookings Institution Press, Washington D.C., 1997, vol. 1, p. 599.

[2El yugoslavo Dragoslav Avramovic fue economista jefe del Banco Mundial en 1963-1964. Treinta años más tarde, fue gobernador del Banco Central yugoslavo (1994-1996), en la época del gobierno de Slobodan Milosevic.

[3Dragoslav Avramovic y Ravi Gulhatti, Debt Servicing Problems of Low-Income Countries, Johns Hopkins Press for the IBRD, Baltimore, 1960, pp. 56, 59.

[4World Bank, Annual Report 1963-1964, p. 8.

[5World Bank, Annual Report 1965, p. 54.

[6Ibid. p. 55.

[7Durante este tiempo, el Banco Mundial dirigió sus préstamos hacia los cultivos de exportación y las actividades exportadoras de materias primas.

[8World Bank, Annual Report 1965, p. 61.

[9Para una presentación sintética de la creación de la CNUCED y su posterior evolución, ver Eric Toussaint, Las finanzas contra los pueblos. La bolsa o la vida, CLACSO, Buenos Aires, 2004, pp. 107-109; ver también VV.AA., ONU. Droits pour tous ou la loi du plus fort ?, CETIM, Ginebra, 2005, pp. 207-219, y Jean-Philippe Thérien, Une voix du Sud : Le discours de la Cnuced, L’Harmattan, París, 1966.

[10World Bank, Annual Report 1966, p. 45.

[11World Bank, Annual Report 1965, p. 62.

[12La situación es paradójica: mientras el Banco argumentaba a favor de un movimiento más libre de capitales entre los PED y los países desarrollados, Washington, por su parte, establecía en 1963 fuertes restricciones a la salida de capitales de Estados Unidos. Estas restricciones aceleraron el desarrollo en Europa del mercado de eurodólares, que se reciclaban en préstamos a los PED. Ver Eric Toussaint, op. cit., p. 167 y Philippe Norel y Eric Saint-Alary, L’Endettement du tiers monde, Alternatives économiques, Syros, París, 1992, pp. 41 y siguientes.

[13World Bank, Annual Report 1966, p. 45.

[14Nelson Rockefeller, Report on the Americas, Quadrangle Books, Chicago, 1969, p. 87, citado en Cheryl Payer, Lent and Lost. Foreign Credit and Third World Development, Zed Books, Londres, 1991, p. 58.

[15Banking, noviembre de 1969, p. 45, citado en Cheryl Payer, op. cit,, p. 69.

[16Task Force on International Development, U.S. Foreign Assistance in the 1970s: a new approach, Report to the President, Government Printing Office, Washington, 1970, p. 10.

[17Robert S. McNamara, Cien países. Dos mil millones de seres, Tecnos, Madrid, 1973, p. 94.

[18International Monetary Found, Annual Report 1975, p. 3.

[19En este escenario, el Banco Mundial hizo un gran esfuerzo para convencer a China de que entrara en su seno (perjudicando a las autoridades de Taiwán, que entre 1949 y 1979 había ocupado el sitio de China en el Banco). El retorno de China popular al Banco tuvo lugar al final de la presidencia de McNamara.

[20En 1976-1978, los bancos comerciales prestaban a Brasil a una tasa media del 7,4 %, mientras que el Banco Mundial lo hacía al 8,7 % (Devesh Kapur et al., op. cit., vol 1. p. 281 y tabla 15.5, p. 983).

[21Citado en Nicholas Stern y Francisco Ferreira, «The World Bank as “intelectual actor”», in Devesh Kapur et al., op. cit., vol. 2. p. 558.

[22A medio término, no se equivocaban. La visión expresada en la cita se confirmó en los años 80: las suspensiones de pagos de la deuda fueron de corta duración, la reestructuración de los pagos se concertaron entre los grandes bancos estadounidenses y los gobiernos de los países latinoamericanos con el apoyo del Banco Mundial y del FMI. Como afirmara el Citibank, «las tasas de interés y los diferenciales por lo general son revisados al alza cuando se reestructura un préstamo». Es exactamente eso lo que pasó. Como se señala en los dos capítulos siguientes, los grandes banqueros han realizado enormes beneficios a costa de los países endeudados.

[23Global Finance Intermediation and Policy Analysis (Citibank, 1980), citado en «Why the Major Players Allowed it to happen», International Currency Review, mayo de 1984, citado en Cheryl Payer, op. cit., p. 72.

[24Devesh Kapur et al., op. cit., vol 1. p. 598.

[25Ibid., p. 599.

[26Este guión, aunque muy parecido a lo que realmente ocurrió, era de todos modos demasiado optimista.

[27Citado en Nicholas Stern y Francisco Ferreira, op. cit., in Devesh Kapur et al., op. cit., vol. 2. p. 559.

Autor:

Eric Toussaint

Fuente del artículo: http://www.cadtm.org/El-Banco-Mundial-vio-venir-la-crisis

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