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Crisis ética y moral en los campos de la educación superior

Por: Fernando Buen Abad

Un sistema corrupto no respeta ciencias ni conciencias. En la práctica, una multiplicidad de mafias burocráticas (que se adueñaron del gobierno) ejercen con toda impunidad su fuero de ignorantes y su estulticia de ladrones. Avasallan todo escudados en “políticas” y “protocolos” “de Estado”, diseñados para esquilmar, reprimir o aniquilar todo intento de desarrollo académico e intelectual que tenga por “alma mater” servir a los pueblos en su emancipación. Y hemos debido soportar tal canallada bajo el imperio de las amenazas y desplegué delincuencial, impúdico e impune, de funcionarios gubernamentales entrenados para fabricar esclavos de consciencia -con títulos universitarios- al servicio del “sistema”. “Mundo patas arriba”, clamaba Galeano.

Sálvense aquí todas las excepciones pero no por eso quede silenciado lo que es una demanda sentida e inmensa, que vive en el hartazgo y en la desesperación de los pueblos, porque no han existido políticas rigurosas capaces de impartir justicia verdadera a la hora de juzgar el papel del Gobierno en el tutelaje de la Educación Superior. No pocas veces se ha puesto en manos de funcionarios ignorantes, inoperantes y delincuentes el destino de la ciencia y el instrumental académico con que un Estado pretende desarrollar las capacidades intelectuales de los pueblos. No pocas veces hemos visto componendas, cohechos, malversaciones y persecuciones protagonizadas por los funcionarios responsables de la educación universitaria y no pocas veces hemos visto fraudes variopintos relacionados con la aprobación o el rechazo de planes de estudio, contenidos científicos y prácticas profesionales. Vivimos una crisis ética de alcances descomunales en el campo de las políticas publicas para la educación de los pueblos. Lo dicho… sálvense las excepciones.

No es una corrupción sólo de “mordidas”, “coimas”… o dinero. Es una corrupción de contenidos y de formas, de impostaciones y defraudaciones que abarcan desde el perfil de los funcionarios hasta su currículo o el papel que han jugado en el terreno de la educación. Muchos carecen de experiencia mínima (eso nada tiene que ver con sus títulos) y carecen de respeto alguno por su papel como defensores de una u otra metodología científica para el perfeccionamiento de Educación Superior. Pero incluso muchos de los que tienen todos los “papeles” y los oropeles, tampoco han sido “blancas palomas” y hemos padecido, con dolor intenso, los asaltos desembozados de peleles burócratas, bañados en prestigio de clase, pero infectados por el veneno del robo contra el presupuesto educativo que no es otra cosa que dinero del pueblo. Historia, por lo demás, tristísima.

Ya no podemos seguir guardando silencio aunque el miedo nos transite por los huesos. Ya no podemos seguir callando las canalladas de la corrupción gubernamental que, en todas sus escalas, ha dejado huellas indelebles para la historia de la educación en nuestros países. No podemos ni debemos tragarnos la denuncia por más amenazas o insultos recibidos (directa o indirectamente) por los funcionarios aludidos… ni podemos fingir “normalidad” cuando el fracaso general de la educación, en todas sus modalidades, salta a la vista como resultado de un modelo económico y político excluyente, racista, selectivo, injusto… expresado en contenidos manipulados para traficar modelos ideológicos opresores disfrazados “academia” o de “ciencia”.

No podemos ser cómplices del avasallamiento de grandes y buenas iniciativas gestadas en las refriegas del trabajo intelectual honesto, que quieren encontrar los mejores caminos para multiplicar y democratizar los mejores saberes. No podemos ser aliados del exterminio de la creatividad pedagógica y didáctica de los grandes proyectos educativos incluyentes que anhelan derribar los muros entre las nuevas tecnologías y las mejores filosofías del desarrollo humano y humanista. No queremos ser cómplices de la barbarie burocrática de funcionarios incapaces de entender la dinámica magnifica, ni la fuerza transformador de la educación, pensada para seres humanos cultos que anhelan ser libres. Basta de caciques burocráticos en las tareas de la educación, de la ciencia y del pensar riguroso.

No hay manera de imaginar países libres infestados con burócratas ladrones medrando con la educación de los pueblos. No hay manera de convertir las universidades en fuente nutricia de la transformación social si desde el gobierno se infiltran agentes de la corrupción económica e ideológica. No hay manera de anhelar una humanidad renovada en las fuerzas de sus fuerzas creadoras si las ciencias viven acosadas por mafias de burócratas empeñados en destruir toda buena nueva idea emancipadora de los pueblos. No hay manera de democratizar los saberes si hay gobiernos y funcionarios empeñados en destruirlos, ignorarlos o resecarlos con todo tipo de crímenes burocráticos.

Esos burócratas corruptos que infestan no pocos territorios de la Educación Superior no sólo han esquilmado a las universidades con vocación de justicia social para el saber, sino que han manchado su prestigio, les han inventado expedientes espurios, han hecho campañas difamatorias, han manoseado la vida privada de los científicos, de los intelectuales y de los académicos más honestos y más plenos de sentido popular. Han escupido sobre las mejores obras revolucionarias en la metodología y han hecho reinar la calumnia como forma de sistemática de amedrentamiento y castigo contra todos los que no quieren ser cómplices ni siervos de la estulticia gubernamental.

Pero llegó la hora de los límites y toda la paciencia, que muchos han tenido, se agotó. Llegó la hora de confrontar abiertamente en todos los campos pertinentes o adyacentes. Llegó la hora de la denuncia renovada que se hermana con la gran tradición de otras denuncias y luchas, contra la corrupción en todas sus expresiones y contra la condena a la ignorancia, injusta y criminal, a que han sometido a los pueblos esos corruptos investidos como “funcionarios gubernamentales” para la educación del pueblo. Ya basta. Tenemos nombres y apellidos, tenemos casos concretos y fechas precisas, tenemos estudios a fondo y tenemos la solidaridad internacional de miles de científicos, intelectuales y académicos hartos también de la corrupción infiltrada contra la educación. Y, por si fuese poco, tenemos también la razón de nuestro lado.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252975

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Universidades bajo el acoso de la corrupción

Por: Fernando Buen Abad

Un sistema corrupto no respeta ciencias ni conciencias. En la práctica, una multiplicidad de mafias burocráticas (que se adueñaron del gobierno) ejercen con toda impunidad su fuero de ignorantes y su estulticia de ladrones. Avasallan todo escudados en “políticas” y “protocolos” “de Estado”, diseñados para esquilmar, reprimir o aniquilar todo intento de desarrollo académico e intelectual que tenga por “alma mater” servir a los pueblos en su emancipación. Y hemos debido soportar tal canallada bajo el imperio de las amenazas y desplegué delincuencial, impúdico e impune, de funcionarios gubernamentales entrenados para fabricar esclavos de consciencia -con títulos universitarios- al servicio del “sistema”. “Mundo patas arriba”, clamaba Galeano.

Sálvense aquí todas las excepciones pero no por eso quede silenciado lo que es una demanda sentida e inmensa, que vive en el hartazgo y en la desesperación de los pueblos, porque no han existido políticas rigurosas capaces de impartir justicia verdadera a la hora de juzgar el papel del Gobierno en el tutelaje de la Educación Superior. No pocas veces se ha puesto en manos de funcionarios ignorantes, inoperantes y delincuentes el destino de la ciencia y el instrumental académico con que un Estado pretende desarrollar las capacidades intelectuales de los pueblos. No pocas veces hemos visto componendas, cohechos, malversaciones y persecuciones protagonizadas por los funcionarios responsables de la educación universitaria y no pocas veces hemos visto fraudes variopintos relacionados con la aprobación o el rechazo de planes de estudio, contenidos científicos y prácticas profesionales. Vivimos una crisis ética de alcances descomunales en el campo de las políticas publicas para la educación de los pueblos. Lo dicho… sálvense las excepciones.

No es una corrupción sólo de “mordidas”, “coimas”… o dinero. Es una corrupción de contenidos y de formas, de impostaciones y defraudaciones que abarcan desde el perfil de los funcionarios hasta su currículo o el papel que han jugado en el terreno de la educación. Muchos carecen de experiencia mínima (eso nada tiene que ver con sus títulos) y carecen de respeto alguno por su papel como defensores de una u otra metodología científica para el perfeccionamiento de Educación Superior. Pero incluso muchos de los que tienen todos los “papeles” y los oropeles, tampoco han sido “blancas palomas” y hemos padecido, con dolor intenso, los asaltos desembozados de peleles burócratas, bañados en prestigio de clase, pero infectados por el veneno del robo contra el presupuesto educativo que no es otra cosa que dinero del pueblo. Historia, por lo demás, tristísima.

Ya no podemos seguir guardando silencio aunque el miedo nos transite por los huesos. Ya no podemos seguir callando las canalladas de la corrupción gubernamental que, en todas sus escalas, ha dejado huellas indelebles para la historia de la educción en nuestros países. No podemos ni debemos tragarnos la denuncia por más amenazas o insultos recibidos (directa o indirectamente) por los funcionarios aludidos… ni podemos fingir “normalidad” cuando el fracaso general de la educación, en todas sus modalidades, salta a la vista como resultado de un modelo económico y político excluyente, racista, selectivo, injusto… expresado en contenidos manipulados para traficar modelos ideológicos opresores disfrazados “academia” o de “ciencia”.

No podemos ser cómplices del avasallamiento de grandes y buenas iniciativas gestadas en las refriegas del trabajo intelectual honesto, que quieren encontrar los mejores caminos para multiplicar y democratizar los mejores saberes. No podemos ser aliados del exterminio de la creatividad pedagógica y didáctica de los grandes proyectos educativos incluyentes que anhelan derribar los muros entre las nuevas tecnologías y las mejores filosofías del desarrollo humano y humanista. No queremos ser cómplices de la barbarie burocrática de funcionarios incapaces de entender la dinámica magnifica, ni la fuerza transformador de la educción, pensada para seres humanos cultos que anhelan ser libres. Basta de caciques burocráticos en las tareas de la educación, de la ciencia y del pensar riguroso.

No hay manera de imaginar países libres infestados con burócratas ladrones medrando con la educación de los pueblos. No hay manera de convertir las universidades en fuente nutricia de la transformación social si desde el gobierno se infiltran agentes de la corrupción económica e ideológica. No hay manera de anhelar una humanidad renovada en las fuerzas de sus fuerzas creadoras si las ciencias viven acosadas por mafias de burócratas empeñados en destruir toda buena nueva idea emancipadora de los pueblos. No hay manera de democratizar los saberes si hay gobiernos y funcionarios empeñados en destruirlos, ignorarlos o resecarlos con todo tipo de crímenes burocráticos.

Esos burócratas corruptos que infestan no pocos territorios de la Educación Superior no sólo han esquilmado a las universidades con vocación de justicia social para el saber, sino que han manchado su prestigio, les han inventado expedientes espurios, han hecho campañas difamatorias, han manoseado la vida privada de los científicos, de los intelectuales y de los académicos más honestos y más plenos de sentido popular. Han escupido sobre las mejores obras revolucionarias en la metodología y han hecho reinar la calumnia como forma de sistemática de amedrentamiento y castigo contra todos los que no quieren ser cómplices ni siervos de la estulticia gubernamental.

Pero llegó la hora de los límites y toda la paciencia, que muchos han tenido, se agotó. Llegó la hora de confrontar abiertamente en todos los campos pertinentes o adyacentes. Llegó la hora de la denuncia renovada que se hermana con la gran tradición de otras denuncias y luchas, contra la corrupción en todas sus expresiones y contra la condena a la ignorancia, injusta y criminal, a que han sometido a los pueblos esos corruptos investidos como “funcionarios gubernamentales” para la educación del pueblo. Ya basta. Tenemos nombres y apellidos, tenemos casos concretos y fechas precisas, tenemos estudios a fondo y tenemos la solidaridad internacional de miles de científicos, intelectuales y académicos hartos también de la corrupción infiltrada contra la educación. Y, por si fuese poco, tenemos también la razón de nuestro lado.
Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Universidades-bajo-el-acoso-de-la-corrupcion-20190222-0003.html

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La descolonización como clave del pensar

Autor: Fernando Buen Abad

Un caudal portentoso de ideas y de acciones, emancipadoras, constituye un tesoro (no exclusivo) de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Desde la caída misma de la «Gran Tenochtitlan» (13 de agosto de 1521) hasta las luchas más recientes contra la neo-colonización económica, cultural y comunicacional… tenemos un inventario de pensadores «nuestros» que lo son no sólo por razones geográficas sino por objetivos descolonizadores en todas sus líneas. Moctezuma, Netzahualcóyotl, Cuauhtémoc… a cual más, desde las luchas de resistencia contra la invasión española hasta el presente, somos herederos y deudores de un «tesoro de pensamiento» empeñado en recuperar la tierra, las fuerzas productivas, la libertad y la identidad. Es la «Batalla de las Ideas» entendida y extendida, también, como producción y profundización de simientes nacidas con cargas geográficas relativas. Si bien el pensamiento reclama identidades, al mismo tiempo relativiza «pasaportes». De esa «lógica», emana un caudal vigoroso de contribuciones teóricas y prácticas, que son irreductibles al individualismo, mientras reconocen el valor del aporte personal.

Parte de esa herencia es, también, el repertorio de sus debates internos y externos. Línea por línea el temario núcleo del pensamiento latinoamericano ha sido teñido por el debate Capital-Trabajo, por la contradicción entre la supremacía del Capital sobre la especie humana…y por el desarrollo de las luchas sociales. Tal repertorio del debate recorre una gama completa que va desde desacuerdos menores hasta francas guerras irreconciliables y todos han sido fuente (voluntaria e involuntaria) de enseñanzas y aprendizajes de todo tipo. Y eso que parecería «obvio» no lo es si se toman en cuenta las condiciones concretas que la lucha de clases ha impuesto en las miles de carencias educativas a que han sido sometidos nuestros pueblos, especialmente las educativas, las culturales y las comunicacionales.

Se han puesto en debate las tradiciones filosóficas y sus ejes metodológicos. Se han debatido hermenéuticas y propedéuticas, físicas y metafísicas, lógicas y estéticas, morales y éticas… debatió Sor Juana con Carlos de Sigüenza y Góngora; debatió Borges con Sábato; debatió Paz con Arreola… y casi no existe aporte al pensamiento latinoamericano que no haya saldado su -o sus- debates necesarios. Insistamos. Pero más allá de los debates inter-personales, tenemos la huella continental amplísima marcada por los debates históricos de un pensamiento que no sólo abarca un territorio sino que abarcan las claves emancipadoras para la especie humana en su totalidad, es decir, el debate Capital-Trabajo… el debate clase opresora vs clases oprimidas. Insistamos. Pensamiento con fuerzas internas que luchan, con todos los medios disponibles, por la libertad y contra la alienación neocolonial ante las condiciones históricas de opresión. Y en especial durante el siglo XX.

Lucha por la libertad está inmersa en el ser de los pueblos, rompiendo esclavitudes y creando bases para una comunidad humana finalmente organizada para su emancipación y cuyo resultado debería ser una sola y gran patria de la humanidad, donde nadie sería «débil» y nadie será el más «fuerte». Esta línea de ideas no sólo es componente identitario sino que se desarrolla como una de las más altas realizaciones teóricas del pensamiento latinoamericano hasta nuestros días. En eso cabe Frantz Fanon como caben Ricardo Flores Magón, Juan Carlos Mariátegui, José Vasconcelos, Eli de Gortari, Leopoldo Zea, Arturo Jauretche… por sólo mencionar algunos y corriendo a sabiendas el peligro de la omisión por espacio escaso. Una multitud de problemas abordados, a veces, hacia sus soluciones que son expresión de una multitud de culturas. Culturas, que por cierto, van hacia una universalidad que es la Cultura necesaria en un comunidad organizada para sí, bajo el rigor de sus necesidades históricas y su desarrollo. Universalidad de la comunidad de hombres y pueblos unidos por metas emancipadoras semejantes.

Tal filosofía, hacia una comunidad organizada -y organizadora- para su planificación material y simbólica, ha reflejado siempre los problemas que se le han presentado a la humanidad que se organiza localmente para resolver sus problemas en las etapas más críticas de su historia, en épocas de crisis económica, moral y social. Épocas en las que es necesario alcanzar una nueva moral social, un pensamiento que ha sido alterado e hibridado por diversas circunstancias. Época, también, de crítica multiplicada. Nuestro pensamiento plantea no pocos problemas que aún no han sido resueltos. Y por eso es también un pensamiento cuyo núcleo sigue siendo el de la crisis del racionalismo, del empirismo, del criticismo, del nacionalismo… que algunos autores vieron como una reacción anticolonial. Han corrido «ríos de tinta» académica y de todo género, al respecto.

Pero nuestro Pensamiento ha hablado de libertad y dignidad, de soberanía, de los derechos humanos y del respeto inalienable al trabajo como valores hacia la universalización de su vigencia para ampliar las posibilidades de la humanidad -y de la naturaleza- Espíritu presente en el pensar sobre las relaciones que mantienen los «pueblos originarios» y sus herederos con los pueblos que, se han transformado en naciones nuevas. Espíritu en el pensar que afirma la igualdad de las identidades descolonizadas y se suma a la universalización de la Cultura: universalización nunca vista. Pensamiento que es universalización de las rebeldías que refleja, en la filosofía… en el espíritu que recorre nuestro tiempo.

Nuestras tareas hoy deben atender la organización dialéctica en las luchas de los pueblos que han hecho vigente la lucha por la identidad emancipada en la realidad y en su desarrollo. La capacidad de la organización para convertirse en lucha y la lucha en organización para crear condiciones que permitan su ampliación. Está en juego la sobrevivencia no sólo de nuestros pueblos sino de la humanidad y para eso es necesaria la comunidad organizada para sí, en una serie de tareas -que ya son comunes- (comunitarias) a todos los seres humanos. Derrotar todo exclusivismo, haciendo a un lado la discriminatorio racial, económica, política, religiosa o social. Hacia un humanismo que ahora trasciende las fronteras en la América Latina, y sus pensadores o filósofos: El desarrollo de las capacidades críticas para la organización de la comunidad de iguales que es, hoy por hoy, una asignatura pendiente.

Fuente: https://www.aporrea.org/ideologia/a268279.html

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Abolición de la esclavitud semántica

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Suele ser una manía el secuestro de significados para conformar un lenguaje hegemónico cuyo plan semántico se impone, con el reloj de la lucha de clases, en sus “definiciones”, sus paradigmas, su interpretación y su uso. Así lo hacen los poderes sectarios -de todas las áreas- que se adueñan de nociones y usos para reinar a sus anchas en los territorios semánticos. “La cortesía del filósofo es la claridad” decía Adolfo Sánchez Vázquez.

Casi cualquiera, con suficiente egolatría, inventa terminajos y jergas, a diestra y siniestra, para caracterizar eso que él cree descubrir u ordenar, como nadie antes lo ha hecho. Como un Cristóbal Colón de los saberes, inaugura continentes del conocimiento, los da por inventados y los bautiza según el antojo y las pleitesías de ocasión. Y la proliferación de esos genios de la terminología termina produciendo oscurantismos tipológicos nuevos muy caros al esnobismo burgués y a la balcanización de los saberes. Pocas, muy pocas, son las excepciones. “… todo lo que conduzca a la superioridad de un idioma sobre otro –ya sea intencionalmente o no- crea graves problemas …” Informe MacBride p.141

Al contrario de lo que se necesita (claridad e inteligibilidad) para comprender al mundo y todas sus complejidades, tenemos en el escenario de las explicaciones un circo abigarrado, generalmente tramposo, empeñado en secuestrar el conocimiento para enjaularlo en terminologías de “expertos”. Incluso para las cosas más sencillas, siempre aparece un grupo sabelotodo dispuesto a proferir jerigonzas a granel mientras comercia con lo que dice saber. Se hacen pasar (y se hacen pagar) como iluminados del saber con quienes sólo se puede interactuar bajo los efluvios de cierta fe fabricada a media del negocio. Y, como hablan enredoso, hay que creerles y obedecerles. Algunos se hacen llamar científicos, expertos o técnicos.

Este no es un problema sólo de comprensión es, particularmente un problema ético. Complicar el saber, que es en suma un producto social y un derecho humano fundamental, no parece ser el mejor método para su democratización. La invención desaforada de terminajos sectarios sólo produce “grietas”, abismos. Y no se trata de negar el valor de conceptos cuya capacidad de síntesis facilita la ordenación de categorías propias en la lógica que el conocimiento requiere para su consolidación científica. Se trata de exigirle, a tal capacidad, la destreza indispensable de hacerse accesible, inteligible para la satisfacción de las necesidades colectivas en la resolución de los problemas más disímbolos. No es lo mismo investigar que divulgar pero ambas fases del saber son indisociables e indispensables en la dialéctica del conocimiento material y concreto, objetivo y subjetivo. No es mucho pedir.

Así, la erudición que es un valor social fundamental, se garantiza un poderío colectivo que hasta ahora ha sido mayormente reducido a diálogos ineluctables entre interlocutores más enamorados de su prosa, y sus egos, que del aporte social para la producción social del conocimiento al alcance de todos. Es decir la democratización de la inteligencia. Necio sería descalificar el aporte de nomenclaturas científicas, de lo que se trata es de completar su valor con el valor de la extensión y el poderío del conocimiento movilizado socialmente. Abolir las cadenas terminológicas. Peor es cuando las explicaciones de los “expertos” se presentan en idiomas extranjeros.

Un análisis panorámico, demostraría fácilmente cómo la invención de términos el impuesta por una dinámica ideológica hegemónica creada para imitar a ciertos formatos descriptivos empeñados en exhibirse como progreso científico de unos cuantos. Eso trae consigo otros problemas en la instrumentación de pol ít icas democratizadoras de la Ciencia y la Tecnología. Son reductos cuya lógica se impone, desde afuera de una sociedad, para profundizar las brechas entre el que sabe y el que no. No pocas veces comerciando con eso.

En general los modelos de producción terminológica son estrategias para presentarse como saber universal e independiente de una comunidad específica, pero semejante ambición deja fuera de lugar a la diversidad de problemáticas educativas en una sociedad donde debieran servir para la apropiación colectiva de una determinada riqueza semántica. En consecuencia la democratización de los saberes se convierte en una imposibilidad porque los conocimientos in-inteligibles pierden su carácter formativo, dislocados de su pertenencia social.

Dotar de comprensión social-contextual, al conocimiento multiplica el desarrollo de una cultura que se adueña de la ciencia, de la tecnología y de la libertad de expresarlas diseminándolas más allá de los ámbitos formales de producción de conocimiento. La democratización del conocimiento, con todos sus significados con sus vocablos básicos, permite además abrirle opciones a la cultura misma para reconocer las variedad de las estructuras semánticas que, en general, no se perciben como algo propio de los pueblos y que, por el contrario, se presentan como un universo esotérico de espaldas a la inteligencia social. Facilitar la comprensión de los conceptos acarrea beneficios múltiples y enriquece también al espíritu científico, que corre riesgos si no logra abrirse a un modo colectivo, necesitado de conocer el sistema de los saberes y enriquecer otras formas de saberse.

Desde un enfoque crítico de las terminologías y las jergas, es posible desarrollar un abordaje democrático de los métodos de nominación tradicionales y de la proliferación misma del conocimiento. Eso permite impulsar cambios a la valoración de la inteligencia vinculada con la transformación profunda de la sociedad, no porque esté imposibilitada para entender conceptos complejos sino por la necesidad de esclarecer sus contenidos hasta ponerlos al alcance de la mayor cantidad posible de personas. Por cierto, no caigamos en la emboscada ideológica del “cuanto más sencillo” más alcance tendrá, se trata de que lo profundo, lo complejo y lo rico estén a la mano de todos.

Toda capacidad crítica, frente a las terminologías incomprensibles, debe ser decisiva para revolucionar el conocimiento y emancipar a la semántica, eso implica liberarla y convertirla en fuerza de creación necesaria para terminar con los vicios de cierta “comunidad de iluminados” que se apropia de los saberes en todas sus ramas. También, hay que desplegar una lucha incansable que sea capaz de romper con los “diccionarios” del oscurantismo y afrontar la urgencia social de poner el conocimiento al servicio de la transformación del mundo. Para que se entienda.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=247664

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El tesoro (mancillado) de la juventud

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Tal como ocurre con todos los “tesoros”, naturales o humamos, el tesoro de la infancia ha sido “mancillado” por el capitalismo con una guerra comercial inclemente en la que, a sabiendas o no, “la familia” ha sido cómplice voluntarioso. Juguetes, música, canciones, disfraces… todo una arsenal que derrocha mal gusto, ridiculez, cursilería a destajo. Catarata de ofensivas para envolver, con “ternura” de mercachifles, los valores ideológicos de la clase dominante simbolizados en mercancías “divertidas” para niñas y niños. A la vista (complaciente) de todos. Queda fuera de este análisis, por ahora, el rol de los “juguetes didácticos”, que todos lo son, pero de manera distinta.

Nos debemos una semiótica crítica especializada en juguetes para niños y niñas. Ninguno de los dispositivos inventados para “divertir” a los menores carece de “sentido” ni en su diseño ni en su uso según los contextos donde se los publicita y comercializa. Hasta hoy poco se hace, y poco se sabe, sobre las “precauciones”, materiales y psicológicas, que se toman los gobiernos y los fabricantes, a la hora de poner en manos de niñas y niños uno o varios juguetes de mercado. Hasta hace poco los plásticos usados para los juguetes no tenían regulación y en cada país se hace lo que a los fabricantes les da la gana, normalmente ignorando los efectos tóxicos de algunos productos. Pero de los efectos psicológicos, ideológicos y culturales ninguna, o muy pobre, es la defensa de niños y niñas.

Para entender al juguete como un objeto cargado de sentido, hay que sistematizar su papel en las relaciones sociales y sus tendencias en relación con los roles destinados a niñas y niños y, además, hay que desactivar los fundamentos ideológicos promovidos por los vendedores. Un perfil indispensable radica en el repertorio específico de la relación entre semiótica y psicomotricidad. A qué proyecto de sociedad atiende cada juguete, su proyecto significante y los sentidos socio-simbólicos desplegados en juegos y juguetes.

Cada juguete, en su contexto, es una red simbólica reforzada con su “alter ego” publicitario en los empaques y en los medios de difusión abierta. Catarata de estereotipos explicados con dispositivos, en textos o en  imagen, para la significación no importa si parecen juguetes neutros o andróginos. Los “alter ego” gráficos y literarios en la publicidad de los juguetes son un manual didáctico para el el consumo de estereotipos culturales impregnados de consideraciones perceptuales y cromáticas, plenos de significación. Los empaques sustentan parte de la construcción social del juguete y su proyecto como símbolo de identidad en estereotipos.

Las sociedades necesitan una tipología de los juguetes que le impone el mercado. Cuáles y cómo son los juguetes que los padres pagan para sus hijas e hijos, contar con información sobre la “industria juguetera”, nacional y trasnacional, que ayude al análisis semiótico de los juguetes, las dimensiones del sentido producido y su objetivación en sintaxis para las posibles relaciones de los juguetes como objetos e ideas (relación de significaciones) y su relación con los usuarios, consumidores o interpretes. Los pueblos necesitan métodos para el análisis crítico del paquete ideológico contenido en en cada juguete.

Semiótica de sus colores y de la forma, de los empaques, de los diseños geométricos u orgánicos, convertidos en estereotipos de tonos pastel: rosa, azul, verde… Semiótica de la tipografía, de la composición, del equilibrio, de la cantidad y del tamaño de los elementos que se asocian con roles para la familia, la mujer, el hombre… Semiótica de los sentimientos de los diferentes signos atribuidos a los del juguetes en un esquema de contenidos de control ideológico incubado en los “medios de comunicación”. El paroxismo se ilustra en la película” “Toy Story”.

Predomina, en la semiosis de los juguetes, un esquema completo del ideal colonizado impuesto como representación de nuestra sociedad -y de toda sociedad- bajo un sistema repetido en los diversos productos que, estrictamente hablando, son la mentalidad belicista arrasando toda otra identidad bajo su imperio. Así se trate de juguetes aparentemente pacifistas. Hay que observar detenidamente la moraleja de que todo lo extraño es una una amenaza que pretende remplazar el orden mundial del capital. Los juguetes representan un recurso sublimador frecuente en, por ejemplo, las series de televisión y el esquema de un sin número relatos para la familia, como el esquema de la creación del “enemigo” que debe ser combatido y donde los juguetes son metáfora del esquema de la marginación que forma parte del contexto individualista para generar conductas consumistas, impulsos emocionales y sentimentales cuidadosamente canalizados y llevados al modo de producción de sentido. Como juguetes de los juguetes.

Los juguetes no se producen respetando los valores culturales ni las necesidades imaginativas de las diversidades culturales. Son propaganda trasmutada en cada juguete. Sea de “acción” o sea muñeca estereotipo de femineidad y belleza estándar. Es parte del esquema ideológico, económico y simbólico de la clase dominante y no existe un solo programa de televisión, noticiario… que no use, con mil disfraces, los elementos de esa guerra. Por eso urge una Semiótica emancipadora como herramienta para la crítica profunda, inteligible y práctica. Para transfórmalo todo.

En la historia reciente de los juguetes se verifica un patrón de dependencia semántica que, mayormente, se impone a sus usuarios sin su “consentimiento” consciente. Es el mismo patrón que proviene y se “refleja” en los valores y en los objetos de la sociedad que somete a los seres humanos al poder del capital y que suele expresarse como individualismo y consumismo. América Latina ha jugado un papel periférico en producción de juguetes, no sólo en el concepto sino también en la realización. Para ejercer una transformación objetiva de los juguetes hay que emancipar, incluso, a la producción de las teorías sobre lo lúdico igualmente sojuzgadas, en no pocos casos, por la dominación mediática, el imperialismo publicitario, el imperialismo cultural y todo el modelo de dependencia neocolonial que se mueve entre los juguetes, no pocas veces, invisible. Y juega con nosotros.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=245318

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Metabolismos del ego

Por: Fernando Buen Abad

Si la medida de la salud (suponía Freud) es “la capacidad de amar y la capacidad de trabajar”[1], todo se desfigura cuando la capacidad se reduce a sólo amarse a sí mismo y la capacidad de trabajar radica en esforzase sólo para sí sometiendo, además, el trabajo de otros al beneficio de uno solo. Reina el amor por el individualismo para romper con la comunidad. El ego es inseparable de la lucha de clases, y los opresores han encontrado -siempre- argumentos de sobra para justificar su preminencia sobre los oprimidos. O se creen dioses o se creen semidioses; o se creen emisarios de la (o las) divinidades o de plano se creen mejor dotados por la “raza”, la “genética”, las “bellezas”, la “inteligencia” o la “suerte”… con todas sus combinaciones. Y no hay quién les aguante el ego[2].

Metabolismos del ego

La egolatría es una enfermedad inclemente. Un mundo enfermo de belicismo rentable, enfermo de usura bancaria, enfermo de guerras mediáticas… sufriendo hambre, analfabetismo, corrupción, represión y humillaciones infinitas contra los más desposeídos. Un mundo destazado por terratenientes, exhausto de contaminantes, atrofiado de mercantilismo y bañado en sangre de todas las violencias del poder dominante… es un mundo enfermo al que le ha costado demasiado encontrar el remedio para todos sus males: la superación del capitalismo que se adueñó del poder del dinero, del poder de las armas, del poder de los medios y del poder del insulto contra los dominados. El principio de comunidad demolido por la individualidad de los ególatras.

El ego inflamado, de sí y por sí, es uno de los sub-productos más odiosos, que rompe el cúmulo de las relaciones sociales y se produce en ese punto donde se patologízalo individual cuando domina la negación del conjunto. Son muchas las fuentes y las causas por las cuales una persona sube a las cumbres de sí mismo para quedarse a vivir ahí donde el paisaje es perfectoporque todo lo que ve es el reflejo de su persona en todas “sus obras”. Incluso en las que no existen. Son muchas las argucias del sistema económico e ideológico dominante que, incapaz de inspirar respeto por sus valores morales, se empeña en imponer amor por lo puramente individual incluso cuando su mérito único, a falta de contribución al bien común, radique a en amarse a sí mismo. Y son interminables las invenciones de la clase dominante para ahogar en ego todo sueño de vida buena en comunidad. Con la moraleja del “rico que se hace solo”, del talento que “nada le debe a otros”, del “golpe de suerte” como destino inmutable para los que nacen “en buen cuna”… tenemos un fanatismo histórico empeñado en postrar a la comunidad humana ante los atrios del “ego” que se adueñó de todo.

Para el ego se filman películas, se imprimen revistas con sus portadas, se editan libros, se escriben canciones y se despliega una parafernalia descomunal planetaria que hoy ya es, además de un daño severo por contaminación visual y sonora, un asco mundial por el regodeo de la nadería a cambio de la fachada del individualismo. Desde las empresas y los gobiernos hasta las familias, las escuelas, las oficinas y las iglesias. Egos para toda ocasión, para todo lugar y para cada momento. Egos desorbitados en las campañas políticas y en las campañas publicitarias… egos en los libros de historia y en las histeria de los libreros. Egos para la dama y egos para el caballero. Niños y niñas, ancianos y ancianas. El ego es el opio de los pueblos. También.

Nadie se salva, unos más y otros menos, la inflamación de los egos es una pandemia que debemos atender, mientras podamos, y antes de que lleguemos al delirio cotidiano de pensar que todo lo que ocurre, lo que se habla o lo que se calla, sucede por nuestra persona y en función de nuestras muchas (autoproclamadas) “virtudes”. Urge intervenir antes de que toda conversación, propia o ajena, creamos que se refiere a nosotros y que tenemos siempre el derecho de intervenir en cualquier charla, contando los anecdotarios más individuales, aunque no venga al caso o aunque a nadie le importe pero creamos, absolutamente convencidos, que vienen al caso y que a todos les importa. Y no hay vacunas en el mercado porque el mercado, precisamente, está intoxicado de ego virulento. Es su garante.

No es lo mismo el aprecio profundo por los valores y por las luchas que, encarnadas en personas, representa a comunidades o pueblos. No es lo mismo el orgullo o el honor que experimenta aquel que todo lo da para el beneficio de la comunidad sin esperar encumbrar su ego con lisonjas de ocasión. No es lo mismo el respeto de los compañeros por aquel que se desprende de sí para fundirse en lo común haciendo de lo individual pieza indisociable de la colectividad. En la teoría y en la práctica de todos los días. No es lo mismo, en suma, la lucha del que se entrega a la lucha de todos por una comunidad organizada para sí y en ella hace su identidad para que lo identifique el colectivo como un ser de lo colectivo. Eso es nuestro conjuro contra el ego convertido en ideología por la clase dominante.

Si como Marx pensaba la “personalidad” es el producto del conjunto de las relaciones sociales, estamos obligados a desplegar herramientas para la crítica de tales relaciones sociales envueltas por las relaciones de producción dominantes. Estamos obligados a propiciar los escenarios y las experiencias donde, cada día y a cada hora, recordemos que somos lo que somos gracias a la historia que han forjado los pueblos sobre los hombros de sus luchas, mientras han padecido todos los desplantes del ego y el individualismo generados desde la clase dominante como la moral en la que debemos forjarnos. Como si eso fuese un triunfo moral. Estamos obligados a desplegar todas las herramientas del pensar crítico que es una de las más grandes conquistas sociales de la humanidad porque el grado de desarrollo social depende del grado del desarrollo y diversidad del pensamiento en la práctica. Pero es necesaria la igualdad y la justicia para que pensamiento y desarrollo no sean privilegio de unos cuantos. Piénsalo sin el ego de la clase dominante.

 

[1]Aproximación al Concepto de Salud Mental Vigente desde una Perspectiva Psicoanalítica https://revistas.unc.edu.ar/index.php/aifp/article/viewFile/13197/13397

[2]http://dle.rae.es/?id=EQoDoir

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Metabolismos-del-ego-20180910-0006.html

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Metabolismos del ego

Por: Fernando Buen Abad

Si la medida de la salud (suponía Freud) es “la capacidad de amar y la capacidad de trabajar”[1], todo se desfigura cuando la capacidad se reduce a sólo amarse a sí mismo y la capacidad de trabajar radica en esforzase sólo para sí sometiendo, además, el trabajo de otros al beneficio de uno solo. Reina el amor por el individualismo para romper con la comunidad. El ego es inseparable de la lucha de clases, y los opresores han encontrado -siempre- argumentos de sobra para justificar su preminencia sobre los oprimidos. O se creen dioses o se creen semidioses; o se creen emisarios de la (o las) divinidades o de plano se creen mejor dotados por la “raza”, la “genética”, las “bellezas”, la “inteligencia” o la “suerte”… con todas sus combinaciones. Y no hay quién les aguante el ego[2].

La egolatría es una enfermedad inclemente. Un mundo enfermo de belicismo rentable, enfermo de usura bancaria, enfermo de guerras mediáticas… sufriendo hambre, analfabetismo, corrupción, represión y humillaciones infinitas contra los más desposeídos. Un mundo destazado por terratenientes, exhausto de contaminantes, atrofiado de mercantilismo y bañado en sangre de todas las violencias del poder dominante… es un mundo enfermo al que le ha costado demasiado encontrar el remedio para todos sus males: la superación del capitalismo que se adueñó del poder del dinero, del poder de las armas, del poder de los medios y del poder del insulto contra los dominados. El principio de comunidad demolido por la individualidad de los ególatras.

El ego inflamado, de sí y por sí, es uno de los sub-productos más odiosos, que rompe el cúmulo de las relaciones sociales y se produce en ese punto donde se patologízalo individual cuando domina la negación del conjunto. Son muchas las fuentes y las causas por las cuales una persona sube a las cumbres de sí mismo para quedarse a vivir ahí donde el paisaje es perfectoporque todo lo que ve es el reflejo de su persona en todas “sus obras”. Incluso en las que no existen. Son muchas las argucias del sistema económico e ideológico dominante que, incapaz de inspirar respeto por sus valores morales, se empeña en imponer amor por lo puramente individual incluso cuando su mérito único, a falta de contribución al bien común, radique a en amarse a sí mismo. Y son interminables las invenciones de la clase dominante para ahogar en ego todo sueño de vida buena en comunidad. Con la moraleja del “rico que se hace solo”, del talento que “nada le debe a otros”, del “golpe de suerte” como destino inmutable para los que nacen “en buen cuna”… tenemos un fanatismo histórico empeñado en postrar a la comunidad humana ante los atrios del “ego” que se adueñó de todo.

Para el ego se filman películas, se imprimen revistas con sus portadas, se editan libros, se escriben canciones y se despliega una parafernalia descomunal planetaria que hoy ya es, además de un daño severo por contaminación visual y sonora, un asco mundial por el regodeo de la nadería a cambio de la fachada del individualismo. Desde las empresas y los gobiernos hasta las familias, las escuelas, las oficinas y las iglesias. Egos para toda ocasión, para todo lugar y para cada momento. Egos desorbitados en las campañas políticas y en las campañas publicitarias… egos en los libros de historia y en las histeria de los libreros. Egos para la dama y egos para el caballero. Niños y niñas, ancianos y ancianas. El ego es el opio de los pueblos. También.

Nadie se salva, unos más y otros menos, la inflamación de los egos es una pandemia que debemos atender, mientras podamos, y antes de que lleguemos al delirio cotidiano de pensar que todo lo que ocurre, lo que se habla o lo que se calla, sucede por nuestra persona y en función de nuestras muchas (autoproclamadas) “virtudes”. Urge intervenir antes de que toda conversación, propia o ajena, creamos que se refiere a nosotros y que tenemos siempre el derecho de intervenir en cualquier charla, contando los anecdotarios más individuales, aunque no venga al caso o aunque a nadie le importe pero creamos, absolutamente convencidos, que vienen al caso y que a todos les importa. Y no hay vacunas en el mercado porque el mercado, precisamente, está intoxicado de ego virulento. Es su garante.

No es lo mismo el aprecio profundo por los valores y por las luchas que, encarnadas en personas, representa a comunidades o pueblos. No es lo mismo el orgullo o el honor que experimenta aquel que todo lo da para el beneficio de la comunidad sin esperar encumbrar su ego con lisonjas de ocasión. No es lo mismo el respeto de los compañeros por aquel que se desprende de sí para fundirse en lo común haciendo de lo individual pieza indisociable de la colectividad. En la teoría y en la práctica de todos los días. No es lo mismo, en suma, la lucha del que se entrega a la lucha de todos por una comunidad organizada para sí y en ella hace su identidad para que lo identifique el colectivo como un ser de lo colectivo. Eso es nuestro conjuro contra el ego convertido en ideología por la clase dominante.

Si como Marx pensaba la “personalidad” es el producto del conjunto de las relaciones sociales, estamos obligados a desplegar herramientas para la crítica de tales relaciones sociales envueltas por las relaciones de producción dominantes. Estamos obligados a propiciar los escenarios y las experiencias donde, cada día y a cada hora, recordemos que somos lo que somos gracias a la historia que han forjado los pueblos sobre los hombros de sus luchas, mientras han padecido todos los desplantes del ego y el individualismo generados desde la clase dominante como la moral en la que debemos forjarnos. Como si eso fuese un triunfo moral. Estamos obligados a desplegar todas las herramientas del pensar crítico que es una de las más grandes conquistas sociales de la humanidad porque el grado de desarrollo social depende del grado del desarrollo y diversidad del pensamiento en la práctica. Pero es necesaria la igualdad y la justicia para que pensamiento y desarrollo no sean privilegio de unos cuantos. Piénsalo sin el ego de la clase dominante.

[1]Aproximación al Concepto de Salud Mental Vigente desde una Perspectiva Psicoanalítica https://revistas.unc.edu.ar/index.php/aifp/article/viewFile/13197/13397

[2]http://dle.rae.es/?id=EQoDoir

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Metabolismos-del-ego-20180910-0006.html

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