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Pensamiento latinoamericano: La descolonización como clave del pensar

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Un caudal portentoso de ideas y de acciones, emancipadoras, constituye un tesoro (no exclusivo) de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Desde la caídamisma de la “Gran Tenochtitlan” (13 de agosto de 1521) hasta las luchas más recientes contra la neo-colonización económica, cultural y comunicacional… tenemos un inventario de pensadores “nuestros” que lo son no sólo por razones geográficas sino por objetivos descolonizadores en todas sus líneas. Moctezuma, Netzahualcóyotl, Cuauhtémoc… a cual más, desde las luchas de resistencia contra la invasión española hasta el presente, somos herederos y deudores de un “tesoro de pensamiento” empeñado en recuperar la tierra, las fuerzas productivas, la libertad y la identidad. Es la “Batalla de las Ideas” entendida y extendida, también, como producción y profundización de simientes nacidas con cargas geográficas relativas. Si bien el pensamiento reclama identidades, al mismo tiempo relativiza “pasaportes”. De esa “lógica”, emana un caudal vigoroso de contribuciones teóricas y prácticas, que son irreductibles al individualismo, mientras reconocen el valor del aporte personal.

Pensamiento latinoamericano: La descolonización como clave del pensar

Parte de esa herencia es, también, el repertorio de sus debates internos y externos. Línea por línea el temario núcleo del pensamiento latinoamericano ha sido teñido por el debate Capital-Trabajo, por la contradicción entre la supremacía del Capital sobre la especie humana…y por el desarrollo de las luchas sociales. Tal repertorio del debate recorre una gama completa que va desde desacuerdos menores hasta francas guerras irreconciliables y todos han sido fuente (voluntaria e involuntaria) de enseñanzas y aprendizajes de todo tipo. Y eso que parecería “obvio” no lo es si se toman en cuenta las condiciones concretas que la lucha de clases ha impuesto en las miles de carencias educativas a que han sido sometidos nuestros pueblos, especialmente las educativas, las culturales y las comunicacionales.

Se han puesto en debate las tradiciones filosóficas y sus ejes metodológicos. Se han debatido hermenéuticas y propedéuticas, físicas y metafísicas, lógicas y estéticas, morales y éticas… debatió Sor Juana con Carlos de Sigüenza y Góngora; debatió Borges con Sábato; debatió Paz con Arreola… y casi no existe aporte al pensamiento latinoamericano que no haya saldado su -o sus- debates necesarios. Insistamos. Pero más allá de los debates inter-personales, tenemos la huella continental amplísima marcada por los debates históricos de un pensamiento que no sólo abarca un territorio sino que abarcan las claves emancipadoras para la especie humana en su totalidad, es decir, el debate Capital-Trabajo… el debate clase opresora vs clases oprimidas. Insistamos. Pensamiento con fuerzas internas que luchan, con todos los medios disponibles, por la libertad y contra la alienación neocolonial ante las condiciones históricas de opresión. Y en especial durante el siglo XX.

Lucha por la libertad está inmersa en el ser de los pueblos, rompiendo esclavitudes y creando bases para una comunidad humana finalmente organizada para su emancipación y cuyo resultado debería ser una sola y gran patria de la humanidad, donde nadie sería “débil” y nadie será el más “fuerte”. Esta línea de ideas no sólo es componente identitario sino que se desarrolla como una de las más altas realizaciones teóricas del pensamiento latinoamericano hasta nuestros días. En eso cabe Frantz Fanon como caben Ricardo Flores Magón, Juan Carlos Mariátegui, José Vasconcelos, Eli de Gortari, Leopoldo Zea, Arturo Jauretche… por sólo mencionar algunos y corriendo a sabiendas el peligro de la omisión por espacio escaso. Una multitud de problemas abordados, a veces, hacia sus soluciones que son expresión de una multitud de culturas. Culturas, que por cierto, van hacia una universalidad que es la Cultura necesaria en un comunidad organizada para sí, bajo el rigor de sus necesidades históricas y su desarrollo. Universalidad de la comunidad de hombres y pueblos unidos por metas emancipadoras semejantes.

Tal filosofía, hacia una comunidad organizada -y organizadora- para su planificación material y simbólica, ha reflejado siempre los problemas que se le han presentado a la humanidad que se organiza localmente para resolver sus problemas en las etapas más críticas de su historia, en épocas de crisis económica, moral y social. Épocas en las que es necesario alcanzar una nueva moral social, un pensamiento que ha sido alterado e hibridado por diversas circunstancias. Época, también, de crítica multiplicada. Nuestro pensamiento plantea no pocos problemas que aún no han sido resueltos. Y por eso es también un pensamiento cuyo núcleo sigue siendo el de la crisis del racionalismo, del empirismo, del criticismo, del nacionalismo… que algunos autores vieron como una reacción anticolonial. Han corrido “ríos de tinta” académica y de todo género, al respecto.

Pero nuestro Pensamiento, ha hablado de libertad y dignidad, de soberanía, de los derechos humanos y del respeto inalienable al trabajo como valores hacia la universalización de su vigencia para ampliar las posibilidades de la humanidad -y de la naturaleza- Espíritu presente en el pensar sobre las relaciones que mantienen los “pueblos originarios” y sus herederos con los pueblos que, se han transformado en naciones nuevas. Espíritu en el pensar que afirma la igualdad de las identidades descolonizadas y se suma a la universalización de la Cultura: universalización nunca vista. Pensamiento que es universalización de las rebeldías que refleja, en la filosofía… en el espíritu que recorre nuestro tiempo.

Nuestras tareas hoy deben atender la organización dialéctica en las luchas de los pueblos que han hecho vigente la lucha por la identidad emancipada en la realidad y en su desarrollo. La capacidad de la organización para convertirse en lucha y la lucha en organización para crear condiciones que permitan su ampliación. Está en juego la sobrevivencia no sólo de nuestros pueblos sino de la humanidad y para eso es necesaria la comunidad organizada para sí, en una serie de tareas -que ya son comunes- (comunitarias) a todos los seres humanos. Derrotar todo exclusivismo, haciendo a un lado la discriminatorio racial, económica, política, religiosa o social. Hacia un humanismo que ahora trasciende las fronteras en la América Latina, y sus pensadores o filósofos: El desarrollo de las capacidades críticas para la organización de la comunidad de iguales que es, hoy por hoy, una asignatura pendiente.

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Pensamiento-latinoamericano-La-descolonizacion-como-clave-del-pensar-20180822-0002.html

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Revolución permanente del sentido… André Breton

Revolución permanente del sentido
André Breton
Por: Fernando Buen Abad Domínguez
No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar las banderas de la imaginación”. André Breton

Muy pronto estaremos celebrando el Centenario del Surrealismo (1924) y con él sus Manifiestos [1], que siguen vigentes y desafiantes como en la primera hora: el Amor y la Poesía como fuentes Revolucionarias; la “realidad” del “establishment” como mascarada ideológica y emboscada para esconder las verdades humanas; Revolución en las potencias lúdicas, eróticas y creadoras como vertederos de libertad y Arte; como fuerza para la transformación del mundo. (Bonet) “Breton sigue siendo un irrecuperable. Su inmenso proyecto –necesariamente inacabado– de fusión alquímica entre el amor loco, la poesía de lo maravilloso y la revolución social es inasimilable para el mundo burgués y filisteo. Permanece irreductiblemente opuesto a esta sociedad y tan duro de roer como un hueso –un hermoso hueso, semejante a los que los indígenas de las islas Salomón llenan de inscripciones e imágenes– atravesado en el gaznate capitalista”.

Es imprescindible estudiar el aporte de Bretón, y de los surrealistas, para sentir, como propia, su batalla vigente en las fuerzas revolucionarias del “sentido” que, desde muy temprano, se asentaron entre las expresiones fundamentales del Siglo XX… pero, también porque es indispensable mostrar la vigencia del Movimiento Surrealista que plantó su dinámica revolucionaria en pleno corazón de la podredumbre capitalista realmente existente. En “Primer Manifiesto” aparecen los “principios” programáticos, las bases y las herencias del surrealismo y se ofrece un método poético para la creación, la intervención directa en la vida y la subordinación de todos los instrumentos del conocimiento a la rebelión de los sentidos. En el “Segundo Manifiesto” se expone un plan político para la poesía (lo que los surrealistas definieron como poesía) y en los “Prolegómenos para una Tercer Manifiesto” se dispone a detonar todo el edificio de la ideología dominante con los explosivos del surrealismo como una semiótica-ética. Tres manifiestos que, en realidad, son una unidad indivisible. Contra todo lo que digan los sepultureros de las revoluciones.

El Movimiento Surrealista desarrolla una radiografía, material y concreta, del mundo que ha sido secuestrado por el capitalismo y propone armas para combatirlo echando mano de la emancipación de la imaginación, del amor y de la poesía. Su táctica consiste en sublevar la expresión libre, directa, sin la intervención de la “razón” hegemónica. Lo valioso de una acción surrealista no es sólo el “producto” sino, también, los estragos, las fisuras, los quiebres epistémicos duraderos que puedan ocasionarse en el “espíritu” belicista, financista, ilusionista…de la época (la ideología de la clase dominante) y en todos sus mecanismos alienantes, incluidos sus bastiones de “belleza”, “arte” e instituciones morales. El modo como se desencadena la ofensiva surrealista descansa en ráfagas de imágenes, mediante el “automatismo psíquico” que fue ensayado por primera vez por Breton y Soupault: “Campos magnéticos”. Método de insurrección consciente para facilitar las erupciones del inconsciente. Como lo entendieron.

Aragón decía: “El surrealismo es la inspiración reconocida, practicada y aceptada. No ya corno una visita inexplicable sino corno una facultad que se ejerce. De una amplitud variable según las fuerzas individuales y con resultados de interés desigual. El fondo de un texto surrealista importa en el más alto grado, pues es el que le concede su inestimable carácter de revelación”. En la palabra “revelación” para el surrealismo habita la palabra revolución. Ansias de liberar a la humanidad de toda forma de opresiones, esclavitudes y tristezas.

El movimiento surrealista fue acción directa en el territorio del sentido común hegemónico: político-cultural-artístico… y combatió sin atenuantes al sistema capitalista, sus modos de producción y sus relaciones de producción. Desmantelaron, a su modo, la ideología de la clase dominante y desnudaron el plan de alienación, cosificación y mercantilización contra la especie humana. El Segundo Manifiesto –1930- es un programa en el que se profundiza el objetivo de “arruinar las ideas de familia, patria, religión” esgrime la libertad relativa para todas las iniciativas artísticas transformadoras. “‘Transformar el mundo’, dijo Marx; ‘cambiar la vida’, dijo Rimbaud: estas dos consignas para nosotros no son más que una”.

En 1938 Breton viajó a México donde fue huésped de Diego Rivera y de León Trotsky. De ese encuentro surgió la FIARI (Federación Internacional de Artistas Revolucionarios Independientes y donde intervinieron Diego Rivera, Breton y el propio Trotsky) “Por un arte revolucionario independiente”: “Si para desarrollar las fuerzas productivas materiales, la revolución tiene que erigir un régimen socialista de plan centralizado, en lo que respecta a la creación intelectual debe desde el mismo comienzo establecer y garantizar un régimen anarquista de libertad individual. ¡Ninguna autoridad, ninguna coacción, ni el menor rastro de mando!”.

Contra todo el palabrerío desatado por los santones intelectuales de la burguesía, el Movimiento Surrealista entraña –hasta el presente- una vocación de acción revolucionaria directa conectada indisolublemente con las bases. De ninguna manera anheló ser una desplante de élite ni un plan de escándalos “estéticos” propio de artistas burgueses. Lo escribieron con todos “los puntos sobre las íes”: “El otro problema es el de la acción social pendiente. Nosotros nunca la rechazamos y afirmamos que encuentra su método propio en el materialismo dialéctico; por lo demás, no podíamos desinteresarnos de ella ya que nos adherimos sin reserva al materialismo dialéctico y consideramos la liberación del hombre la condición sine qua non para la liberación del espíritu, y sólo podemos esperar esta liberación del hombre de una revolución proletaria.” [2] Es en el Segundo manifiesto del surrealismo (1930) donde expone todas las consecuencias de este acto, al afirmar, “totalmente, sin reservas, nuestra adhesi ón al principio del materialismo hist ór ico”. Breton insiste “el surrealismo se considera ligado indisolublemente, como consecuencia de las afinidades antes señaladas, a la trayectoria del pensamiento marxista, y sólo a esa trayectoria”. No hace falta se ña lar que el marxismo que defiende Breton no tiene nada que ver con la vulgata oficial del estalinismo. Como lo definió Sánchez Vázquez.

Supieron poner el debate que arde sobre ciertas heridas en la dialéctica de la autocrítica: “…también es imposible que el marxismo se abstenga más tiempo de tomar en cuenta la base científica de las investigaciones sobre el origen y el cambio de las imágenes ideológicas.” A. Breton. Todo lo denunciado por el Surrealismo, hace casi 100 años, persiste agravado. “Muralla del dinero salpicada de sesos”. Breton dijo que, “finalmente”, habrá “una revisión radical de la historia revolucionaria de estos últimos cuarenta años, historia cínicamente deformada y donde no solamente se haga completa justicia a Trotsky, sino que también alcancen todo su vigor y amplitud las ideas por las que dio su vida”. Eso mismo habrá que decir de Bretón. Y de tantos otros.

Notas

[1] http://blogs.fad.unam.mx/asignatura/raquel_garcia/wp-content/uploads/2014/02/Primer-manifiesto-surrealista.pdf

[2] Fragmento de: Bradu, Fabienne. “André Bretón en México”. iBooks. https://books.apple.com/ar/book/andr%C3%A9-bret%C3%B3n-en-m%C3%A9xico/id839144473

*Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=260897&titular=andr%E9-breton-

 

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Exhibir el mal para ocultar la maldad

Semiótica del demonio
Exhibir el mal para ocultar la maldad

 

Rebelión/Instituto de Cultura y Comunicación UNLa
En páginas interiores, el diario la Jornada de México publicó (7 de septiembre de 2019), una noticia inquietante por cuanto alude a la contratación de un nuevo exorcista ya que “reconoce el arzobispo que hay mucho trabajo para la expulsión de entes malignos”. Todo, desde luego, con la anuencia y, acaso la bendición, del Vaticano. [1]Poseídos, como estamos, por todas las abominaciones pergeñadas por la ideología de la clase dominante, nos toca cargar también con los estragos de la maldad personificada en el “Demonio”. (Satán, Lucifer…) y una lista larga de nombres pensados para aterrorizarnos a mañana tarde y noche. Los poderes hegemónicos entienden que asustando a los pueblos se los controla mejor. Es una Historia realmente escalofriante.

El demonio, y el paquete completo de sus significados, se ha infiltrado en la Cultura y la Comunicación desde siempre pero, a partir del desarrollo de los monopolios mediáticos, se ha echado mano del Demonio farandulizándolo con los fines más “satánicos”. En el “imaginario colectivo”, diseñado por los fabricantes de “sentido común”, lo diabólico pasó a ocupar un nuevo rol como arma de guerra ideológica. Ya no es el Satán de Dante, ni el Mefistófeles de Goethe, ni el de ciertas tradiciones literarias del ente maligno por antonomasia; hoy añade al manipuleo de la imaginación, su caracterización en una forma visible que el poder elige para aterrorizar a sus víctimas. Genio y figura.

Desde que el cine y la industria editorial decidieron usar al Diablo requirieron la participación del Vaticano. No se puede disputar el “negocio” implícito en un enemigo tan valioso sin haber conjurado los estragos de una lucha inter-burguesa basada en competir por un símbolo tan rentable. Por ejemplo, para que la Iglesia Católica Apostólica y Romana, aceptase en pantalla al ente maligno infiltrado en el cuerpo de una niña, que se masturba con un crucifijo y profiere cataratas de insultos, maldiciones y denuestos… hubo que pactar los usos nuevos de un “juguete” simbólico añejo.

Ganó diez nominaciones a los premios Oscar mientras algunos vetos y prohibiciones sólo sirvieron para asegurar más público. Comenzó siendo una novela de William Peter Blatty (publicada en 1972) y luego una película de William Friedkin (1973). Blatty, trabajó como agente de inteligencia de la aviación, especializado en guerra psicológica. Saque cada cual sus cuentas. Años antes se había estrenado con “éxito” la novela de Ira Levin que vendió cuatro millones de ejemplares: “El bebé de Rosemary” o en algunos países latinoamericanos “La semilla del diablo”. Propaganda satánica que produjo mucho “estiércol del diablo”. Como le llama el Papa Francisco. [2] Signo de los tiempos.

La caracterización o formalización (dar forma) del Mal Externo en cuerpos de niñas o niños, ya es de suyo bastante “diabólico”. Hay que tener cerebros bastante dañados como para sentarse a escribir, línea por línea, los modos perversos con que aterrorizara a los públicos y hacer de eso grandes negociados y episodios históricos de dominación ideológica. El Diablo, como signo de clase, amasa vectores de “sentido” con raíces histórico-culturales muy diversas. La propaganda del mal, a su vez, es heredara del maniqueísmo más ramplón, en una estrategia que sigue siendo piedra angular de instituciones religiosas donde lo maligno es indispensable porque sustenta toda la estructura que lucha contra él en los campos de la ideológica, de cierta teología y de no pocos mercachifles arribistas de lo maligno. Y no es un pleonasmo. Y, por eso, resulta que incluso Marx es satánico. [3]

El “combate” simbólico contra el mismísimo Satán, fundamenta al exorcismo que se encarga de echar al demonio -y a sus adláteres- fuera de las personas, de los lugares o de los fetiches poseídos por el “rey de la maldad”. El exorcista tiene el poder de expulsar (poder conferido o ganado según sea el caso) en nombre de Dios o de Cristo y, por lo tanto, es una acto religioso, institucional, extremo muy distinto a los que se conocen en las prácticas que algunos pueblos originarios despliegan contra los males en otras cosmovisiones y axiologías diferentes, y a veces opuestas, a las Iglesias y al Diablo católico. Para ser exorcista se estudia en el Athenaeum Pontificium Regina Apostolorum. Si hay “vocación”.

Creen algunos que el Diablo es una “ángel caído”, que desarrolló un gran poder inteligente con propósitos malignos; que logra ejercer su influencia debido a los pecados de la humanidad. Hoy hay exorcismos cara a cara y también los hay a distancia y por televisión. No pocas de las iglesias televisadas, exhiben con orgullo sus triunfos contra Satanás en canales de paga y en horarios preferenciales. Es un demonio que ha diversificado sus formas de propaganda, que no necesita cuerpo de cabra ni cuernos “taurinos”. Basta y sobra con que algún síntoma, alguna cosa rara haga sospechar de su presencia para que, rápidamente, los creyentes pidan ayuda eclesiástica. Cueste lo que cueste.

Uno entiende así por qué el capitalismo identificó al Diablo como una veta mercantil poderosa en la que es posible, al mismo tiempo, reprimir conductas y exprimir bolsillos. Uno entiende por qué, los sectores más rancios de las Iglesias, aceptaron “compartir” las ganancias del Diablo y ensancharon los cauces de la maldad para que el negocio de la “lucha del bien contra el mal” les alcance a todos. En realidad más que a Satanás hay que temerle al capitalismo y a sus gerentes que han reinventado y re-potenciado toda noción de maldad para horrorizar a las masas. Frente a las guerras, los saqueos bancarios, la inflación, el endeudamiento, las hambrunas, el desempleo, la explotación de los trabajadores y las canalladas mediáticas globalizadas (por mencionar algunos) las aventuras “perversas” de Satanás parecen “juego de niños”. Asustan más los tweets de Donald Trump. ¿Habrá que inventar nuevas formas políticas de la justicia social como “exorcismo” del siglo XXI?.

Notas
[1] https://www.jornada.com.mx/2019/09/07/sociedad/035n1soc

[2] https://mondiplo.com/el-papa-contra-el-estiercol-del-diablo

[3] https://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/carlos-marx-y-satanas-1276227483.html

Autor: Fernando Buen Abad Domínguez

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Humanismo urgente

Por: Fernando Buen Abad Dominguez

Una revolución cultural llamada humanismo
Contra las desesperanzas y las depresiones, urge un humanismo renovado en su carácter emancipador y movilizador. Urge en las consignas supremas de las luchas sociales, como Marx lo pensaba, a la luz de la historia e indivisible en el contenido consciente insuflado por las fuerzas sociales en sus luchas. Humanismo de “nuevo género” como solución posible para las fuerzas que se fundamentan en la democracia participativa. Humanismo, hoy más necesario que nunca, para no sucumbir al mercantilismo extremo y la opresión ideológica más feroz en la sustracción de plusvalía. Humanismo contra el capitalismo salvaje “per se”, que no se detiene ante nada, que devora a la naturaleza, que destruye el patrimonio cultural financiando a los negocios de las guerras, de los bancos y de los “mass media”.

Piensan muchos, no sin razón, que toda lucha que ponga por prioridad suprema el desarrollo de sociedades emancipadas (sin opresores ni oprimidos) ya contiene la idea de humanismo. Que, en cualquier caso, invocar al humanismo exige actualizarlo contra toda emboscada ideológica que lo reduzca al individualismo. Que el humanismo necesario, a estas alturas de la historia, debe ser un programa concreto de acción directa que no sirva para esconder la lucha de clases y tampoco eclipse la, también urgente, tarea de salvar al planeta. En todo caso un humanismo antitético del capitalismo. Aunque haya quienes creen que es un tanto “cursi” eso de hablar de humanismo, es preciso ratificar lo que mil voces han propuesto para un humanismo de nuevo género, sin ilusionismos ni idealismos.

¿Quién hubiera imaginado que la especie humana, al mirarse al borde del abismo neoliberal, se inspiraría para iniciar su propia transformación y convertirse, a sí misma, en una Revolución Cultural? Tenemos una historia latinoamericana sobre un humanismo nuestro (Guadarrama) desprendido de las luchas contra el colonialismo, la alienación y la exclusión, historia que posee herencias extraordinarias cocinadas entre vapores de combate (Fidel) como proyecto de los pueblos irredentos. Pero el humanismo no acepta sectarismos territoriales. Herencia plena de posiciones anticapitalistas, pronunciándose abiertamente por la necesidad de encontrar paz con identidad y dignidad para todos y en todo el orbe (Martí). Un humanismo que también es de paz, sin abandonar una sola de sus armas (Fernández Retamar).

La historia nos exige ratificación del humanismo, como proyecto emancipador, porque es necesario y útil no sólo para una crítica “relowded” contra el capitalismo, sino porque impone una ruta certera para no extraviarnos en emboscadas ideológicas. Y eso implica también una Guerrilla Semiótica en el corazón del humanismo, sus herencias, las desfiguraciones infligidas, las esclavitudes a que ha sido sometido al antojo de verborreas filantrópico escapistas, disímbolas. Para la construcción o consolidación de tal humanismo, para reforzar su capacidad movilizadora de las masas, requerimos un humanismo objetivo, como programa que asciende a la práctica de forma inconfundible y convertido en carne de la lucha hasta alcanzar su punto de no retorno en lo inmediato (Chávez).

Tal humanismo entraña la conciencia de su deseabilidad, su posibilidad y sus realización (lo deseable, lo posible y lo realizable: Sánchez Vázquez) porque hace evidentes los valores que dignifican a la especie humana que renueva su moral de lucha, es decir revolucionario, que es su más alto peldaño (Ché) y pone al alcance de toda comprensión el valor de su consolidación inmediata. Irrefutable y valioso porque justifica su naturaleza axiológica en la superioridad de sus valores contra todo sistema opresor y explotador. Porque moviliza a todos hacia una meta que puede ser alcanzada si saldamos nuestras deudas por la unidad y la organización de los pueblos (Perón, Puiggros, Jaramillo).

No se trata de un humanismo reformista o anestésico ni decorativo, de lo que se trata es de transformar el mundo existente y no de conservarlo o de conciliarse con él (Mondolfo). Entonces se trata de un humanismo como programa de lo inmediato capaz de elevar la conciencia, con reivindicaciones de libertad, igualdad, justicia y democracia hasta pasar de los buenos deseos a su realización concreta. Humanismo para cambiar el modo de producción y las relaciones de producción. Humanismo para no perder las esperanzas de luchar contra las tergiversaciones y para ampliar las libertades, la igualdad y justicia social. Humanismo, democrático y pleno, de seres humanos libres y creadores (Althuser).

Insistamos. Se trata de una concepción del humanismo ligada a la crítica social. No un humanismo abstracto o filantrópico burgués, no reducido a punto de vista gnoseológico, sino activado como una acción social transformadora. Humanismo real “recargado”. Humanismo de una nueva (renovada) integridad moral, ética y estética necesariamente históricas y sociales para la acción en el corazón, la panza y el cerebro de las relaciones sociales. Humanismo de un tiempo y un lugar concretos para la Revolución cultural y científica que permita asumir la realidad en términos de significación, esta vez, transformadora del mundo (Mészáros).

Expresión crítica de la historia, sus procesos políticos y económicos… la ideología de la clase dominante. Humanismo como la medida que refunda la fe objetiva en mundo humano, capaz de humanizar cuanto toque. O en otros términos, humanismo donde la potencia de lo humano sea creación que se despliega renovada e ilimitadamente. Humanismo expresión de libertad, de espiritualidad concreta, de lo verdaderamente creador y proyectil contra la mediocridad, el vacío espiritual y el “gusto” banal… humanismo para elevar la conciencia de la realidad con sus propios medios colectivos.

Humanismo atento a la dialéctica cultural de las luchas entre las clases sociales y sensible a la dialéctica, realmente existente, del internacionalismo y los sentimientos nacionales. Humanismo por la vida y contra todo los que la corroe, la destruye o la deprime. Humanismo como ética de la resistencia. También.

La esencia humana reclama su emancipación revolucionando las relaciones sociales. Eso requiere un humanismo producto de su propia praxis transformándose también en sus propias circunstancias. Humanismo pleno, histórico y creador. Tal humanismo no pudo nacer sino en el corazón mismo de la barbarie capitalista, es su contradicción más aguda. Está llamado a ser fuerza emergente superadora de una etapa histórica mayormente “deshumanizada”, vergonzosa y macabra. Humanismo que debe recoger lo mejor de los seres humanos para hacerse nuevo en nosotros y con nosotros. Humanismo como una concepción lógica de la política y como ética de lo colectivo. Una idea de lo humano que, por tanto, al no echar la filosofía por la borda, permite distinguir con claridad los territorios de sus luchas más concretas e inmediatas. De lo que se trata es de acrisolarlo en la praxis. Estamos a tiempo.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260354

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Entre el Confesionario y el “Big Data”

Por:  Fernando Buen Abad

Entregar información en el confesionario cumple un rol estratégico en el ejercicio del control social. Es una historia que tuvo etapas primeras como “confesión pública de pecados” inspirada, incluso, en antecedentes egipcios. Se lo hace pasar por sistema de redención de pecadores que cometen faltas por des-manejode las pasiones (quitando el pecado original). Se tipifican, entre otros “pecados”: la idolatría, el robo, el homicidio o el adulterio (véanse los 10 mandamientos) cuya única vía de corrección es la penitencia que, según el tamaño del mal, tomará tiempo y esfuerzo antes de alcanzar algún grado de perdón. El sistema examina los vicios o “pecados” contra los que uno debe estar prevenido. Y eso incluye al que “peca por la paga y al que paga por pecar”. (Sor Juana Inés de la Cruz) ¿Qué hace un confesor con la información que recolecta? ¿La silencia?

Entre el Confesionario y el “Big Data”

A San Juan Casiano (entre 360 y 365 Dobruja, Rumanía) se le ocurrió la “confesión privada” que, además de la declaración de pecados, incluyó la ejecución privada de la penitencia. El confesor pasó a ser una especie de compañero espiritual con quien, producto de miedos o arrepentimientos, los fieles“comparten” problemas o “pecados”. Pero siempre fue una “privacidad” relativa. Quien suponga que todo lugar o momento es “bueno” para arrepentirse y solicitar “perdón”, se encontrará con el formato burocratizado de la contrición que otorga al confesor y al confesionario lugar, horario y formato sacramentalizadospara dar a la reconciliación un carácter oficial. Dicho literalmente. Nada de eso cancela la confesión, en otros lugares y momentos, por causa de “necesidad o urgencia”. Mayores detalles sobre la historia de la confesión y del confesionario exceden a éste espacio e intención.

En la praxis de la confesión ocurre un traslado de información y de emociones que, sépase o no, se usan para dictar criterios del “poder” sobre el territorio objetivo y subjetivo. Los recopiladores de la información saben todo lo que nadiesabe y todos ellos saben que, poseyendo semejante volumen de datos, tienen más poder. El secuestro de información “de primera mano” ha variado a lo largo de los siglos hasta consolidarse en sistemas tecnológicos también para el “control” político y mercantil. La actual catarata de denuncias a Facebook por la manipulación de información privada, provista por sus fieles, exhibe el alcance de un latrocinio económico, político y cultural de causas, de formas, de circunstancias y de ganancias. El usuario que depositainformación en las “redes sociales” no busca perdón de “pecados” pero tampoco sabe que, lo que ocurre en el confesionario digital, será convertido en negocio de magnates. Ahora hemos aprendido sin estar a salvo.

Entre el “rito de la confesión” y el “me gusta” de Facebook, surge una penitenciadisfrazada. Estando frente el ordenador, el penitente es un “confesante digital” en contacto directo con su confesor espía. Como en las figuras medievales. No hace falta que diga “Yo confieso…ante este altar…” basta y sobra con escribir saludos, comentarios, abrir páginas, guardar imágenes… aceptar contactos y desplegar lo que le gusta o le disgusta, frente al “teclado” y, así, una forma de la confesión ocurre ante un “altar cibernético”. La historia de tal entrega de información, de la confianza en los confesionarios,registra todas las traiciones en el camino hacia el  “tribunal de la misericordia divina”… que es obra de la lógica de la represión para el “control” social, tarde o temprano. Sonría lo estamos filmando.

Así que el “Big data” poco tiene de nuevo, al margen de la tecnología, por cuanto implica “recolección” de información para normar sistemas de control mercantilizadas sin el consentimiento de quien provee tal información. Trátese de lo que se trate, así sean preferencias musicales o gustos por tal o cual zapato, libro o destino turístico. Quien hace uso de las “redes sociales”, deposita imágenes, frases, rutinas de uso, tendencias o proclividades de todo género y no escapa el grado de amistad o enemistad que profesa por otros usuarios, sus disentimientos o sus debates. No importa si la “data” es política, moral o financiera. Su redención provine de otras “liturgias” tecnológicas. Lo sabe Cambridge Analytica.

En su estado actual, el uso de la información provista por “internautas” a la “web”, se norma bajo “contratos legales” generalmente desconocidos por los usuarios que, mayormente, no se detienen a revisar en profundidad, ni claridad, qué dicen las “letras chicas”… ni las letras grandes. Una especie de desidia y confianza “ciega”, hace que los usuarios acepten casi cualquier cosa escrita en los “contratos” digitales con las empresas que le proveen servicios basados en entregar información de todo tipo. Eso es un campo de impunidad legalizado internacionalmente donde las posibilidades de defensa son escasas, engorrosas e incomprensibles. Como el “misterio de la redención” en el confesionario y el perdón divino aterrizado en la consciencia del “pecador” por medición de confesores y penitencias.

Esa red empresarial que usa, y mercantiliza, a su antojo la información de los usuarios es, además de una emboscada comercial alevosa e injusta, un peligro social histórico del cuál no sabemos cómo podrán salir (en las condiciones actuales) los pueblos hacia su regulación y para sancionar lo que hubiere que someter a escrutinio racional y justo. Porque, como en el confesionario, jamás sabemos qué destino se le da a toda la información que se entrega, ingenua o inocentemente, a poderes que no se entienden, que no se conocen a fondo y que nadie sanciona cuando los usan empresarios probadamente desleales, corruptos y enemigos de los pueblos. Para eso no hay perdón ni debe haber olvido. Aunque confiesen sus “culpas”. Señor Mark Zuckerberg, por ejemplo.

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Entre-el-Confesionario-y-el-Big-Data-20190829-0002.html

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Los Daños Sociales de la Des-Información. Nuevos Delitos de Lesa Humanidad

Por: Fernando Buen Abad

No se tipifican ni penalizan, con los rigores éticos o jurídicos más obvios, los daños que produce la desinformación y que son siempre muy severos contra el tejido social todo, ocurran donde ocurran. No hay atenuantes. A estas alturas de la historia la agenda temática indispensable para cualquier sociedad no es un misterio ni un enigma indescifrable. No hay territorio en el planeta que no tenga urgencia de saber qué pasa (verdaderamente) con la economía, no como la trama de negociados procaces culpables de la miseria sino como la realidad cruda y dura del paradero de las riquezas producidas por los trabajadores. Y sobre eso reina la inanición informativa. No hay territorioque no requiera saber, con nitidez escrupulosa, qué hacen los “políticos”, no por el entramado tóxico del trafico de influencias, favores u odios entre ellos, sino por la calidad y la cantidad de los problemas sociales que deben atender bajo mandato democrático. No hay palmo de planeta que pueda confiar en su estructura social sin conocer la dinámica completa del avance de sus derechos y sus responsabilidades frente a la complejidad misma de su dialéctica histórica, en las ciencias, en las artes, en la conflictividad y principalmente en la evolución de sus luchas, todas y cada una, en el espectro complejo de las conductas en comunidad. Y eso es de lo que más se silencia y tergiversa. Desfigurar los hechos es también des-informar.

Hace mucho tiempo, en los métodos y los instrumentales científicos de la producción informativa, dejo de tener valor la excusa de la ignorancia. Lo que se publica -o lo que se silencia- tiene la marca de los grupos de “inteligencia”, públicos o privados, que operan dentro y fuera de los medios de información. Ahí se cuecen los datos, su extensión, su profundidad su calidad y su cantidad. Ahí se definen los temas y se define el “canon” informativo obligatorio que una sociedad requiere para su desempeño cotidiano. Pero, bajo el capitalismo, que ha convertido la información también en mercancía, secuestrada para tribulaciones políticas o mercenarias, el “canon” (el conjunto mínimo obligatorio de información) no obedece a la producción social de conocimiento colectivo sino a la lógica de la ignorancia de mercado.

Tal “canon” y su dialéctica histórica, son hoy una referencia ineludible para medir la calidad y cantidad de la producción, la distribución y la interlocución con la información ofertada. Hay perfiles etarios, de género, de oficio, de orientaciones políticas, estéticas o científicas. Hay datos poblaciones suficientes, relevamientos geográficos, climatológicos económicos, políticos y culturales abundantes, como para proveer a las sociedades enteras con informaciones pertinentes, oportunas, amplias y críticas. Sin excusas, sin pretextos y sin omisiones. Y, sobre todo, proveer al “canon” con verdad científica, diversa, rica, consensuada y enriquecida permanentemente. Hay métodos avanzados para garantizarlo a pesar de que la niebla de mediocridad y servilismo que cubre a la mayoría de los “medios” no permita que se conozca la fuerza de la ciencia al servicio de la información social cotidiana.

Desinformar no sólo es suspender la “transmisión” de “datos”, es también sepultar un canon social informativo obligatorio. Es reducir el acto de informar al capricho convenenciero de los fabricantes de “noticias”. Es redactar corpus cercenados, al antojo de una ofensiva contra la consciencia de los interlocutores, para entregarles una visión (o noción) de la realidad deformada, desfigurada, desinformada. Es un fraude de punta a punta. No es una “omisión” más o menos interesada o tendenciosa…no es una “falla” del método; no es un accidente de la lógica narrativa; no es un incidente en la composición de la realidad; no es una “peccata minuta” del “descuido”; no es una errata del observador; no es miopía técnica ni es, desde luego, “gaje del oficio”. Es lisa y llanamente una canallada contra el conocimiento, un delito de lesa humanidad. Es como privar a los pueblos de su Derecho a la Educación.

A estas alturas de la Historia y, especialmente de la historia de los “medios de comunicación”, es insustentable e insoportable cualquier escusa para no informar oportuna, amplia y responsablemente. No hay derecho que justifique la acción deliberada de silenciar lo que ocurre y, en el poco probable caso de que un medio de información no se entere de los que ocurre, ese medio realmente no merece respeto alguno. La excusa de “no saber”, de “no conocer”, de “no tener información” para, por ello, no asumir la responsabilidad profesional y ética que le compete a un medio informativo… es francamente sospechosa y ridícula. ¡Renuncien!. Ningún pueblo debería soportar la ineficiencia inducida de un medio, concesionado por tal sociedad, para el ejercicio profesional y obligatorio de transmitir la información que es propiedad social. Hay tecnología y metodología suficientes que invalidan toda palabrería esmerada en excusar las intenciones míseras de los que desinforman. Incluso si lo hacen mintiendo con emboscadas finamenteelaboradas en laboratorios de guerra psicológica.

Artículo: 19 Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” Declaración Universal de los Derechos Humanos. A la vista de todas las canalladas inventadas por el capitalismo para violar el legítimo derecho de los pueblos a la mejor información evaluada ética y científicamente por las sociedades, bien vendría instruir una revolución jurídico-política hacia una nueva  Justicia Social, irreversible, que tuviera como ejes prioritarios los que competen a la Cultura y a la Comunicación como inalienables. O dicho de otro modo, que nunca más la Cultura, la Comunicación ni la Información puedan ser reducidas, retaceadas ni regateadas por el interés de la clase dominante contra las necesidades de las clases oprimidas, impunemente.

Fuente: https://nuevarevolucion.es/los-danos-sociales-de-la-des-informacion-nuevos-delitos-de-lesa-humanidad/

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¿Topos Huraños?

Por: Fernando Buen Abad

Así como nos asiste la razón nos asiste la alegría. Si somos militantes a tiempo completo, como debe ser, nos anima el buen talente de las buenas ideas en las que confiamos porque las conocemos y las perfeccionamos con el ritmo de la lucha y el rigor de la ciencia. Que también es una alegría. El pesimismo es el purgatorio que quieren imponernos algunos decadentes.

Ser militante, henchido de entusiasmo y alegría, no significa olvido de los dolores ni las angustias con que el capitalismo tiñe nuestras vidas a cada día. Implica desarrollar una actitud proactiva y madurar en la cabeza y en los corazones esa energía de la lucha que imanta los vínculos y fecunda la confianza. Todo lo contrario a esa pose amarga de algunos sabelotodo que, incluso entre filas hermanas, pontifican en tono funerario conceptos poderosos pero amortajados con maneras ríspidas. ¡Y hay cada plomo…! Se piensan que exhibirse como “almas en pena” o dolientes de la desgracia, convence más a los pueblos que la sonrisa franca, el humor inteligente y las ideas presentadas como fuentes frescas de motivación y entusiasmo para la acción de todos.

Ya bastante hemos sufrido el arsenal histriónico de los compungidos. Su forma es, también, su fondo. Y el problema no es sólo por el estilo, el problema es por la defraudación estratégica que implica contar la historia de la esperanza revolucionaria como si fuese una misa de difuntos.

El problema es por la circunspección estereotipada para traficar poses “dolorosas” que nada tienen que ver con las mejores tesis emancipadoras. El problema es por la cantidad de personas que se alejan, y se alejaron, de la praxis para romper la hegemonía de los opresores por culpa de algunos militantes mal formados (o deformados) en las refriegas de la comunicación revolucionaria que no es otra cosa que la red de los vínculos necesarios para la unidad de la clase.

Y no es que todo deba tratarse en chunga ni como torneo de payasadas, hay temas duros y situaciones dolorosas que no admiten chacoteo ni humoradas de pobreza ética pero, incluso, cuando las agendas transitan por terrenos de dolor, de miedos, de angustias o depresiones… más debe estudiar un militante sus estrategias de comunicación si no desea quedar en ridículo, ser un impertinente o condenarse a ser silenciado incluso por el olvido. Comunicación significa, también, construir comunidad y eso es una materia generalmente olvidada o subestimada en casi todas las formaciones políticas y en casi toda estrategia de educación para la militancia.

Por eso, y muchas razones más, el tema de la comunicación sigue siendo uno de los flancos más débiles y no sólo porque no logramos construir blindajes contra los ataques de la burguesía sino porque no logramos desplegar, ni en calidad ni en cantidad, la comunicación revolucionaria con que debemos ayudarnos en la batalla para derrotar al capitalismo que no es sólo un sistema económico sino que también es una sistema de ideas, valores, creencias y cultura impregnado por la necedad de adueñarse de toda riqueza. No te engañes, el objetivo ideológico burgués es que agradezcas que te exploten y saqueen, que les aplaudas cuando te humillen y reconozcas que ellos siempre han tenido la razón. Y que todo eso junto, lo atesores y lo conviertas en la mayor herencia para tu prole.

Parte del trabajo de un militante serio radica en comprender las tácticas del bueno humor y las estrategias de su narrativa política. Estudiar y entrenar los énfasis, los acentos, la dicción y la inelegibilidad de sus propuestas. Un militante debe ser maestro de los adjetivos pero no solamente, debe ser una correa de transmisión entre el programa consensuado desde las bases y que nos conducirá la derrota del capitalismo y muchos compañeros que, más o menos convencidos, constituyen la res de vínculos indispensables de la unidad que necesitamos para la victoria. Descuidar este trabajo minucioso y trascendental suele producir militantes cargados con grandes y buenas tesis transformadoras pero siendo tediosos en los relatos o pretensioso o insufrible… al que sus deficiencias comunicaciones le impiden entender cuán petulante es su pobreza comunicacional. Y los compañeros interlocutores lo recienten aunque no siempre lo expresen. Nada más lamentable que las grandes conquistas de la teoría y la práctica sean expresadas con vocabularios paupérrimos o desaprensión narrativa. Es irritante.

No se trata de exquisiteces retóricas. No se trata de artificios culteranos. No se trata de virtuosismos verbales… nada de eso. Se trata de eficacia y eficiencia, amplitud y profundidad comunicacional capaz de tejer las buenas muchas razones revolucionarias que nos asisten para destruir al sistema más criminal que la humanidad ha padecido y, al mismo tiempo, construir la moral y el pensamiento superadores con que hay que dar curso a una etapa nueva. Se trata de la comunicación (o palabra) confiable basada en hechos y basada en vínculos de respeto e infalibilidad solidaria. Se trata de consolidar los arsenales necesarios para expresarnos con claridad al mismo tiempo que con hondura y calidez humana. Ser como son las personas más sencillas, tener la sonrisa y el afecto a flor de piel y contribuir denodadamente a ver nuestra lucha, objetivamente, con sus desafíos y limitaciones… con sus virtudes y sus emociones revolucionarias. Es decir el peldaño más alto de la especie humana.

No es con gritos ni con exageraciones ripiosas, no es con histrionismos, exageraciones efectistas ni con exhibicionismos; no es con exquisiteces ni con vulgaridades como mejor se comunica el contenido y el espíritu de la lucha revolucionaria. De eso estamos hartos. Con el empobrecimiento generalizado que el capitalismo nos va imponiendo, también nos llega el empobrecimiento de la cultura, de la comunicación y de la palabra. Todos somos víctimas de sus estragos, sus vicios y de sus manías paupérrimas. Por eso es fundamental romper con las manías hurañas y los tonos “didácticos” de los “esclarecidos” que, trepados en las cumbres de su mediocridad, sermonean adustamente a quienes creen que deben “educar”. Muy flaco favor le han hecho a la lucha de la clase trabajadora y de todos los frentes anhelantes de un mundo mejor con mejores relaciones entre los seres humanos. Y a todos nos viene bien una dosis de autocritica fraterna, pero correctiva, desde donde elaboremos un programa de comunicación militante nueva, refrescante, propositiva y entusiasta que sea capaz de ayudar a la organización de todas nuestras fuerzas y a la unidad, conscientes de la necesidad inmediata por transformar al mundo. Eso nos pondrá de buen humor a todos, comenzando por los “Topos”, viejos y nuevos.

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Topos-Huranos-20190322-0003.html

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