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Educación, educación, educación

Por: Fernando Zavala

“Hoy, las habilidades que obtiene un gran número de estudiantes no coinciden con las habilidades necesarias para trabajar”.

La educación es el reto más importante que tenemos como país. Así de simple y así de claro. Invertir en un mejor sistema educativo no solo es lo justo, sino que es lo más rentable que podemos hacer en el largo plazo. Para el Consejo Privado de Competitividad (CPC) la educación es uno de los determinantes claves para la productividad y la competitividad.

Como ciudadanos y desde las plataformas a nuestro alcance debemos velar por que la inversión en educación forme ciudadanos con valores, que puedan emplearse exitosamente en el mercado laboral. Esto es parte de un sistema educativo de calidad que contribuye a generar más y mejores oportunidades para todos los peruanos.

El énfasis de nuestro análisis está en la educación superior y la pertinencia de las habilidades para el trabajo, cruciales para la inserción exitosa en el mercado laboral. Hoy las habilidades que obtiene un gran número de estudiantes no coinciden con las necesarias para trabajar. Es decir, existe un desajuste entre la oferta educativa y la demanda de las empresas. Yamada y Lavado (2014) encontraron que el 50% de los profesionales con educación superior están empleados en una actividad que demanda habilidades por debajo de su capacidad. Por otro lado, de acuerdo a una encuesta del Banco Mundial (2010), las empresas peruanas señalan que existe una escasez de habilidades cognitivas y socioemocionales en los trabajadores.

Creemos que se pueden llevar a cabo tres tipos de medidas para contribuir a resolver la falta de encuentro entre la oferta y la demanda: (1) crear consejos sectoriales, (2) repotenciar la plataforma Ponte en Carrera, y (3) fomentar la educación técnica dual.

La primera implica crear organizaciones privadas independientes que agrupen gremios privados y otros actores importantes (incluido el Estado) por cada sector económico. Estos consejos sectoriales tendrían como objetivo generar estándares de competencias (es decir, requerimientos técnicos: el saber hacer) de las carreras que necesitan en sus organizaciones. Así, el sector privado podría aportar más y mejor en la elaboración del currículo de las carreras, especialmente las técnicas. Existen experiencias internacionales exitosas de este modelo de organizaciones. La más resaltante es la del Reino Unido, que tiene un importante mercado de cualificaciones. Entre el 2016 y 2017 se certificó a 12,5 millones de personas en este país.

La segunda recomendación implica generar más información sobre los beneficios de la educación superior. El portal Ponte en Carrera es un esfuerzo importante realizado por IPAE, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Trabajo que transparenta información sobre educación superior y empleo en el Perú. Es un muy buen avance, pero es necesario que el Estado reporte más y mejor información que sirva para la toma de decisiones de los jóvenes que están por invertir en educación superior. Por ejemplo, los portales Tufuturo en Chile (público) y Glassdoor en Estados Unidos y Europa (privado) presentan información de remuneraciones a lo largo del ciclo laboral de los profesionales, información de empleabilidad, simuladores de la situación del usuario registrado en el portal web con respecto a la distribución salarial de su carrera, entre otros. Esto es importante porque permite que los jóvenes tengan mejor información para tomar la decisión de qué y dónde estudiar.

Fuente: https://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/educacion-educacion-educacion-fernando-zavala-noticia-550398

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A casa

Por: Fernando Savater

Izar es la hija de tres años de Sara Majarenas, condenada por pertenencia a ETA. La criatura vivía interna con su madre en la prisión donde ésta cumplía condena y sufrió graves heridas al ser acuchillada por su padre durante una salida de fin de semana. El miserable quiso así vengarse de la mujer. Ahora Izar se repone de sus heridas y comparte con su madre un hogar de acogida en la provincia de Madrid. Una reciente manifestación en San Sebastián pidió que Sara sea excarcelada a fin de que ambas se trasladen a Donosti para que Izar empiece el curso en una ikastola. Yo leo la historia con una emoción punzante y rara, que no les cuento porque caería en sensiblería. Sólo diré que por ayudar a Izar haría todo lo que esté en mi mano.

¿Que venga cuanto antes a Donosti? Pues es la ciudad que prefiero en el mundo, de modo que también se la deseo. Pero tengo mis dudas. Uno de sus posibles maestros en la ikastola asegura que el caso es grave “porque la niña va a tener que estudiar en un idioma que no es el suyo”. Y la portavoz de la plataforma que reclama su venida a Donosti insiste en que es “una niña vasca” recluida en un piso de Alcobendas, que “va a ser obligada a escolarizase en un colegio de allí” en vez de donde tiene sus lazos culturales y sociales. No es verdad: la niña ha nacido en una cárcel de León, creo, por el azar del mundo (como todos). Es ciudadana española y por tanto su lengua es el castellano, tanto como el euskera si quiere aprenderlo. Lo importante es que se eduque bien, para no reincidir en los errores maternos. Y si tiene lazos “culturales” que le obligan a ser vasca sin preguntar su opinión y a renunciar al castellano por decreto, mejor es que no caiga en ellos y siga en Alcobendas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/09/15/opinion/1505485733_929333.html

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Pedagogía

Por: Fernando Savater

Soy tan anticuado que aún considero imprescindible para la izquierda una cierta dimensión pedagógica. No solo se trata de transformar lo que está mal y defender lo que está bien (aunque suene a trillado, a veces lo más difícil), sino también hacer comprensible para los ciudadanos el juego institucional en que transcurre la democracia. O sea, lo contrario de soltar como ideal “Estado plurinacional” sin aclarar qué naciones serán esas, si también serán plurales por dentro, y qué relación tendrán con el Estado. Sobre todo, dónde quedan los ciudadanos: lo serán del Estado o de cada una de esas naciones, decidirán sobre el Estado o sobre la nación a la que les ha tocado pertenecer, etcétera… En ese no aclarar tales pequeños detalles reside el truco, el más antipedagógico: se deja todo en el aire para que cada cual crea que la propuesta colma sus anhelos, federal-nacionalista para los nacionalistas, federal-constitucionalista para los demás, todo para todos al modo paulino. Lo único que se remacha es que el resultado no será de derechas y descabalgará al PP, como si en esas dos simplezas se escondiese el Santo Grial.

Jean-Luc Mélenchon, creador del Partido de la Izquierda francés, se presentó en las legislativas del 2012 por Hénin-Beaumont, localidad que no había pisado en su vida. Los adversarios le acusaron de paracaidista y repuso, ofendido: “Cada francés está en su casa en cualquier lugar de Francia”. Buena lección. El derecho a decidir sobre el país corresponde a todos los ciudadanos, sea cual fuere el territorio en que viven. En Francia también hay catalanes, vascos, bretones, corsos, provenzales… pero no es un Estado plurinacional cuando llega la hora institucional de la política. La ciudadanía siempre se comparte, nunca se parte. Allí lo entienden hasta los radicales de izquierda…

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/02/23/opinion/1487872495_693660.html

 

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Niñez

Por: Fernando Savater

Uno oye decir ocho años, veinte, cincuenta y vuelve a verse con esa edad, tratando de reconstruir mentalmente cómo la vivimos. Creyendo que ese recuerdo servirá para entender a quienes la padecen o disfrutan hoy. Gran error: nada ha cambiado tanto como la niñez, juventud, vejez… Sobre todo la niñez. Repasando noticias de los últimos meses, encuentro a una chica de doce años fallecida en Madrid de una monumental borrachera durante un botellón, un chico de trece que asesinó con una ballesta a su profesor e hirió a cuatro personas más en Barcelona, otro treceañero que mantuvo una relación pasional con su maestra texana y la dejó embarazada, contándolo como es natural en YouTube, lo cual es preferible a los chicos y chicas de menos de catorce que suben asiduamente a la red las palizas que dan en manada a sus compañeros nacidos para víctimas. Veo que una niña de diez años ha ganado en la tele con unos condumios rebuscados e indigestos un concurso de aspirantes a chefs mediáticos, pura corrupción de menores. Y muchos suicidios a los doce, de un muchacho en Eibar, de una chica que se hace un selfiemientras se mata, etcétera.

Intento recordar mis doce años. Los días azules y el sol de la infancia en la Concha, con sabor a patatas fritas, la noche de los sábados leyendo el Capitán Trueno y el Jabato, las aventuras representadas con mis hermanos en un cuarto que era la jungla, el Far West, Marte, el fondo del mar…y en la radio el Zorro zorrito. Cada cumpleaños veíamos el cine mudo proyectado en una sábana. Aún faltaba bastante para la televisión, para las borracheras y las fornicaciones, para el desafío al mundo. En cuanto al suicidio… Imprudente, preferí darle al tiempo su oportunidad.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/02/10/opinion/1486731595_911201.html

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Para aprender

Por: Fernando Savater

La reflexión filosófica puede ofrecer un análisis potente de la realidad en la cual y a veces contra la cual vivimos.

He leído a una defensora de la filosofía —papel poco rentable, pese a la salvación de la Facultad Complutense— proclamarla indispensable como permanente guerrilla intelectual contra las asechanzas del capitalismo. Es restringir su alcance tanto como los que quieren suprimirla de los estudios. Según ese criterio, Aristóteles debería haberse dejado de metafísicas y categorías para centrarse en la denuncia del imperialismo macedonio… Sin embargo, prescindiendo de prejuicios que la reduzcan a vacua tribuna de dogmas (la posverdad es la antítesis contra la que ha luchado no ahora, sino desde el ágora socrática), la reflexión filosófica puede ofrecer un análisis potente de la realidad en la cual y a veces contra la cual vivimos. Van tres ejemplos.

Con Estudios del malestar (editorial Anagrama), José Luis Pardo nos ofrece el mejor análisis en profundidad que conozco sobre la confusa metástasis política, tecnológica y social que nos somete a trumpazos y bandazos en la última década… como poco. Si no quieren limitarse a poner rótulos para sacudirse los problemas (neoliberalismo, populismo, etcétera) sino que les gustaría saber algo más, este es su libro. Aunque solo sea un enigma made in Spain, la cuestión de por qué la izquierda se ha vuelto reaccionaria y apoya al separatismo recibe adecuado tratamiento en La seducción de la frontera (editorial Montesinos) de Félix Ovejero. Y la sustitución sentimental del racionalismo democrático por el clamor de “las tripas”, como antes se decía, es el tema de fondo de La democracia sentimental (editorial Página Indómita) de Manuel Arias Maldonado, que no solo argumenta con tino sino que brinda abundantes pistas bibliográficas para continuar indagando por nuestra cuenta. De modo que el camino del pensamiento sigue abierto: falta saber cuántos leen aún para aprender, no para despotricar.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/12/16/opinion/1481903212_334629.html

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Odio

Por: Fernando Savater

El paciente clama angustiado: “¡Doctor, odio a mis padres, a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos…!”. El médico se asombra: “Pero… ¿por qué me lo cuenta a mí?”. “¿Acaso no es usted el médico del odio?” “¡No, hombre! ¡Del oído!”. Perdón, es que se me olvida todo menos los chistes del cole. Lo cierto es que el odio causa hoy especial inquietud pública. Hasta caracteriza un tipo delictivo. Fomentar el odio provoca la exclusión y la persecución del prójimo. Es el odio contra individuos o grupos humanos, que nos envenena por semejanza con lo odiado. Al final de Lucien Leuwenrecomienda Stendhal: “Lector, no desperdicies la vida en odiar y tener miedo”. Habla del odio y el miedo a personas o a nosotros mismos. Pero odiar ciertas ideas o ciertos comportamientos creo que es una forma de salud mental. No debe ser considerado delito, sino casi una obligación. Por ejemplo, detestar la idea más abominable, la que considera a alguien culpable o despreciable por lo que es y no por lo que hace. Una idea que vuelve a estar de moda, si es que alguna vez dejó de estarlo…

Mañana nos reuniremos en Andoain para recordar el asesinato de Joseba Pagaza. Yo no odio a Gurutz Aguirresarobe, su asesino, juzgado y condenado, que purga su pena en prisión. Ni siquiera odio a los espías del pueblo, que dieron la información necesaria para el crimen y siguen impunes. Ni a sus amigos y familiares que dieron una rueda de prensa exculpatoria en el Ayuntamiento de Hernani, donde fue detenido, auspiciada por la entonces alcaldesa y hoy parlamentaria Marian Beitialarrangoitia. Odio la ideología tribal y obtusa de quien ordenó su muerte, de quien la ejecutó, de los que la justificaron. La odio porque sigue activa, emponzoñando almas e instituciones.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/27/opinion/1485527786_396553.html

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¿Humanos?

Por: Fernando Savater

El nuevo presidente americano ha despertado serios recelos y protestas anticipadas entre los defensores de los derechos humanos, en su país y fuera de él. No sin motivo, pues las opiniones vertidas por Trump sobre los inmigrantes latinos, sobre los musulmanes, sobre la tortura o la ecología, su actitud ante la prensa, las mujeres, etcétera… definen un perfil poco deseable en el primer mandatario del país más poderoso e influyente del mundo. Menos justificado está hinchar el escándalo hasta que parezca el primer caso de político poco entusiasta de esa declaración de derechos tan elogiada. Incluso Obama, admirable tanto por sus méritos como por sus detractores y elocuente defensor de los DDHH, ha preferido dejarlos en la penumbra en su relación con la dictadura cubana y en su última resolución sobre los inmigrantes ilegales que huyen de la isla. Si nos centramos en España, difícilmente pueden predicar sobre el tema desde Podemos, cuya complacencia no sólo con Cuba sino con Venezuela y hasta con Irán está demostrada, por no mencionar su ambigüedad —seamos piadosos— frente al terrorismo etarra y sus víctimas. Pero tampoco puede presumir el Gobierno conservador, que acaba de enviar al Rey a reforzar nuestras “tradicionales” buenas relaciones con los sátrapas saudíes, una teocracia tiránica que conculca todos los derechos de la carta, por muchas corbetas que encargue a Navantia y muchos AVE que les construyamos para ir a la Meca. Y la UE no es más fiable, como está demostrando su rácana actitud para con los miles de inmigrantes que hoy imploran helados de frío la hospitalidad cívica de Europa, sobre la nieve ante otra Canossa.

Los DDHH no definen el rostro de los demás, sino el nuestro. Un día despertaremos sin máscara ni coartadas y nos veremos de verdad en el espejo.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/27/opinion/1485527786_396553.html

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