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Los “Cinco Ojos” y la red Echelon

Por: Ignacio Ramonet

Siempre, permanentemente, te vigilan estos ojos inquisidores,
en tu casa o en la calle, en el trabajo o en el bar,
de noche y de día: no hay ninguna intimidad posible

George Orwell 1984

Hace quince años, y en nombre de la “necesaria protección” a la población, el arsenal de medidas de control y vigilancia, que desde la Segunda Guerra Mundial no había dejado de reforzarse, explotó literalmente.

Todo comienza en la primavera de 1941, en pleno conflicto mundial. Para penetrar en el secreto de la célebre máquina alemana de codificación Enigma[1], considerada inviolable, los Estados Unidos y el Reino Unido deciden sellar una alianza SIGINT[2] y cooperar en materia de información. Intercambian sus protocolos de recogida de información, comparten sus códigos, y unifican su terminología. Los analistas estadounidenses, que acababan de descifrar el código japonés PURPLE, transmiten a Londres sus técnicas y conocimientos[3]. Estadounidenses y británicos se ponen también de acuerdo sobre la forma de gestionar las informaciones recogidas y las telecomunicaciones interceptadas por todos los medios posibles (radio, radar, cable, etc.).

Gracias a esta colaboración, los servicios militares de información estadounidenses y, sobre todo, el equipo de criptógrafos británicos agrupados alrededor de Alan Turing en Bletchey Park (Buckinghamshire), consiguen por fin, en 1942, romper el código Enigma[4]. Los dos países firman entonces, marzo de 1943, el acuerdo BRUSA, que pone las primeras bases de un sistema mundial de vigilancia masiva y de interceptación de las telecomunicaciones, en estrecha relación con las principales industrias de la comunicación.

Los acuerdos UKUSA

Acaba la guerra, y con objeto de seguir espiando las comunicaciones en todo el mundo, son los británicos quienes defienden mantener la alianza con Washington, a la que desean incorporar a Canadá, Australia y Nueva Zelanda. A partir de septiembre de 1945, el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, acepta entablar negociaciones secretas para crear,en tiempos de paz, una alianza SIGINT entre todos estos países. En marzo de 1946, en vísperas de la Guerra Fría, y con el fin de espiar a la Unión Soviética y a sus aliados, se firmó el importante y ultrasecreto acuerdo UKUSA[5] entre los servicios de información de cinco países anglosajones: la agencia precursora de la National Security Agency (NSA)[6], situada en Fort Meade (Maryland, Estados Unidos); el Government Communications Headquarters (GCHQ), ubicado en Cheltenham, Inglaterra; el Defense Signal Directorate (DSD), con base en Kingston (Australia); el Communication Security Establishment (CSE), instalado en Ottawa (Canadá); y el Government Communications Security Bureau (GCBS), con sede en Wellington (Nueva Zelanda). Esta alianza, también conocida como la de los Five Eyes (Cinco Ojos), es históricamente la primera colaboración internacional oficial –aunque secreta— en materia de vigilancia de las comunicaciones mundiales. Durante toda la Guerra Fría (1948-1989), las interceptaciones internacionales alcanzarán unos niveles y una calidad desconocidos hasta entonces.

En el plano interior, durante el periodo macartista de la “caza de brujas”, el Federal Bureau of Investigation (FBI) de John Edgar Hoover[7] no dudó en violar la correspondencia, en escuchar de manera ilícita las conversaciones telefónicas y en colocar micros en los domicilios de las personas sospechosas de ser comunistas, homosexuales o de simplemente no adherirse a la política del gobierno estadounidense, entre las cuales se encontraban grandes escritores y artistas, como Ernest Hemingway, John Steinbeck, Norman Mailer, Pete Seeger o Gabriel García Márquez[8]. Todo ello sin autorización judicial.

“Como un ladrón silencioso…”

A comienzos de la década de 1950, y en el marco de los acuerdos UKUSA, los cinco países signatarios[9] deciden, con total sigilo, poner en marcha la red Echelon, un sistema mundial de interceptación de comunicaciones privadas y públicas que ha permanecido desconocido para la opinión pública durante más de cuarenta años[10].

Echelon es el resultado de una decisión política. Se trata de una red mundial formada por decenas de satélites-espía y de potentes bases de escucha diseminadas por todo el mundo[11]. Todavía hoy puede “escuchar” los cables submarinos de fibra óptica, y puede interceptar las conversaciones telefónicas, los fax, los SMS, los emails… Con ayuda de ordenadores supereficientes, sus innumerables agentes están en condiciones de seleccionar y ordenar todas estas comunicaciones mediante algunas palabras-clave que se utilizan en los intercambios escritos, y, a través del tono de voz, incluso en los diálogos orales.

Esta formidable máquina de control, creada en secreto después de la Segunda Guerra Mundial por cinco potencias anglosajonas -los Five Eyes-, extiende su red sobre todo el planeta conectándose a los satélites y cables que canalizan la mayor parte de las comunicaciones del mundo[12]. Echelon puede registrar hasta dos millones de conversaciones por minuto… Su principal misión consiste en espiar a los gobiernos (amigos o enemigos), a los partidos políticos, los sindicatos, los movimientos sociales y las empresas. Una quincena de grandes bases repartidas por todo el mundo interceptan las comunicaciones que los superpotentes ordenadores de la NSA “tamizan” a continuación detectando palabras concretas en varias lenguas[13].

En el marco de Echelon, los servicios de información estadounidenses y británicos han podido establecer una dilatada y secreta colaboración, lo cual ha dado lugar al más potente sistema de vigilancia del mundo, que se utiliza tanto para misiones militares como políticas y económicas. Las informaciones recogidas por Echelon son dirigidas y diseccionadas en el cuartel general de la NSA, no lejos de Washington. Allí, “tras impresionantes vallas metálicas electrificadas […], una nube de cerebros llevan a cabo actividades tan variadas como las de oficial superior en lenguaje SIGINT, analista de lenguajes, experto lingüísta-criptoanalista, experto en investigación lingüística, experto en criptoanálisis, ingeniero de criptoanálisis, criptoanalista cualificado de máquina, criptoanalista cualificado manual, experto en análisis de signos, programador, desarrollador, controlador de operaciones de recopilación, experto en conversaciones de signos, especialista en gestión de frecuencias de radio, matemático criptoanalista, analista de investigación, preparador en criptología, examinador del polígrafo, detector de mentiras de la CIA[14]”. Todos ellos criban, desde hace sesenta años, casi todas las comunicaciones del mundo”.

Echelon –escribe el novelista angloaustraliano Terry Hayes– no descansa nunca, no duerme jamás. Patrulla por el gran vacío del espacio sin tener necesidad de aire, de alimento, de confort; trabaja como un ladrón silencioso en los centros mundiales de fibra óptica, y pilota innumerables radomos[15] -manojos de pelotas de golf gigantes- en bases militares repartidas por todo el mundo. En resumen, Echelon, que escucha cada comunicación electrónica en la Tierra, es una vasta red electrónica de satélites tan secreta que ni siquiera los cinco países de lengua inglesa[16] que la crearon durante la Guerra Fría han reconocido su existencia.

Los miles de millones de octetos de datos que Echelon registra cada nanosegundo son cargados a distancia en una serie de superordenadores de entre los más rápidos del mundo (los Roadrunner, de IBM, enfriados por agua) situados en el cuartel general de la NSA, en Fort Meade, Maryland. Allí, programas ultrasecretos utilizan palabras-clave, frases-tipo, incluso -según informes también secretos- reconocimiento de voz, para extraer cualquier fragmento que merezca una investigación más exhaustiva[17].

¡Todos fichados!

Al final de la Guerra Fría se creyó que la voluntad política de espiar masivamente las comunicaciones se esfumaría. Pero, el auge de Internet en esa época, y las excepcionales facilidades que ofrecía la Red, lograron que venciera la decisión de proseguir y amplificar la vigilancia.

Desde 1994, una ley secreta –la Communications Assistance to Law Enforcement Act (CALEA)[18]—autoriza al gobierno de los Estados Unidos a escuchar las comunicaciones telefónicas privadas. Pero, para adaptarla a los progresos tecnológicos, y en especial a la evolución de Internet, el Congreso la modificó varias veces en sentido cada vez más intrusivo, especialmente en 2004 y 2006. De manera regular, a medida que cambiaba el uso de las comunicaciones, las agencias federales estadounidenses presionaron a las empresas de Internet y al Congreso para lograr nuevas adaptaciones de la ley en materia de vigilancia y espionaje.

Por ejemplo, en noviembre de 2010, el director del FBI, Robert S. Mueller, acudió a Silicon Valley para reunirse con los directivos de Google y de Facebook, y convencerles de que autorizaran la instalación de sistemas que permitieran al FBI interceptar y descifrar los mensajes de todos los clientes de estas dos empresas globales. El FBI quería convencerlos también para que impusieran a sus filiales en el extranjero la obligación de desviar todas sus comunicaciones hacia los servidores instalados en los Estados Unidos, donde serían analizadas, antes de reencaminarlas a su destino final[19].

La voluntad de control se extiende también a los europeos que viajan en avión a los Estados Unidos. En virtud de un acuerdo entre la Unión Europea y las autoridades federales estadounidenses, algunas informaciones personales son entregadas por la compañía aérea a las aduanas de los Estados Unidos sin el consentimiento del viajero [20]. Antes incluso de que el viajero entre en el avión, las autoridades de los Estados Unidos conocen su nombre, apellidos, edad, domicilio, número de pasaporte y de tarjeta de crédito, su estado de salud, sus preferencias alimentarias (que pueden reflejar su religión), sus viajes anteriores, etcétera.

Estas informaciones se pasan por un filtro llamado CAPPS (Computer Assisted Passenger Pre-Screeing, o Sistema de control preventivo asistido por ordenador) para detectar eventuales sospechosos. Cruzando la identidad de cada viajero con las informaciones de los servicios policiales, del Departamento de Estado, del Ministerio de Justicia y de los ficheros de los bancos, CAPPS evalúa el grado de peligrosidad del pasajero y le asigna un código de color: verde para los inofensivos, amarillo para los casos dudosos, y rojo para aquellos a los que se impedirá subir al avión. El programa de seguridad de fronteras autoriza a los agentes de aduanas para que fotografíen a todos los viajeros que entran a los Estados Unidos y tomen sus huellas digitales. Si el visitante es musulmán u originario de Oriente Próximo, se le atribuye de oficio el código amarillo como sospechoso.

Los latinoamericanos también están en el punto de mira. Se ha sabido que 65 millones de mejicanos, 31 millones de colombianos y 18 millones de centroamericanos estaban fichados en los Estados Unidos sin que ellos lo supieran. En cada ficha figuran la fecha y el lugar de nacimiento, el sexo, la identidad de los padres, una descripción física, el estado civil, el número de pasaporte y la profesión que declararon. A menudo, estos ficheros recogen otras informaciones confidenciales, como las direcciones personales, los números de teléfono, de la cuenta bancaria y de la matrícula del vehículo. También consignan las huellas digitales. Todos los latinoamericanos están avocados a que Washington los etiquete poco a poco.

¿Un mundo más seguro?

“El objetivo es instaurar un mundo más seguro. Es necesario estar informado sobre el riesgo que representan las personas que entran en nuestro país”, afirmó James lee, uno de los responsables de ChoicePoint, la empresa que compró estos ficheros para revenderlos a las autoridades estadounidenses[21]. En efecto, la ley prohíbe a la Administración de los Estados Unidos almacenar informaciones personales, pero no prohíbe que le pida a una empresa privada que lo haga por ella…

Instalada cerca de Atlanta, ChoicePoint[22] no es una empresa desconocida. En el año 2000, durante el escrutinio presidencial en Florida, su filial Database Technologies (DBT) fue contratada por el gobernador del Estado para reorganizar sus listas electorales. Resultado: millares de personas (especialmente afroamericanos y pobres, que suelen votar a los demócratas) fueron privados de su derecho al voto, lo cual modificó el resultado del escrutinio, que ganó el conservador George W. Bush por sólo 537 votos de ventaja sobre el demócrata Al Gore… Hay que recordar que esta victoria permitió a G. W. Bush acceder a la presidencia por primera vez[23].

Los extranjeros no son el único objeto de la creciente vigilancia en los Estados Unidos. Los ciudadanos estadounidenses tampoco escapan a esta paranoia. Como se ha visto, los nuevos controles que autoriza la Patriot Act han cuestionado la vida privada y el secreto de la correspondencia. Los investigadores pueden acceder a las informaciones personales de los ciudadanos sin mandato de registro. El FBI puede pedir a las bibliotecas que le proporcionen la lista de los libros y de las páginas web consultados por sus abonados para trazar, a partir de estos datos, un “perfil intelectual” de cada lector[24]…

Total Information Awareness

Pero el más delirante de todos los proyectos de espionaje masivo ilegal es el que elaboró el Pentágono con el nombre de Total Information Awareness (TIA), sistema de vigilancia total de las informaciones[25], encargado al general John Pointdexter (que fue condenado en los años 1980 por haber sido el instigador del caso Iran-Contra o Irangate[26]). El proyecto consiste en recopilar una media de cuarenta páginas de información sobre cada uno de los siete mil millones de habitantes del planeta, y en confiar su tratamiento a una batería de hiperordenadores.

Con el procesamiento de todos los datos personales disponibles -pagos con tarjeta de crédito, suscripciones a medios de comunicación, movimientos bancarios, llamadas telefónicas, consultas en Internet, correos electrónicos, redes sociales, informes médicos, ficheros policiales, informes de aseguradoras, listados de compañías aéreas, informaciones de la Seguridad social, etc.-, el Pentágono piensa fijar la trazabilidad completa de cada persona viva sobre la Tierra. Oficialmente, se ha abandonado este proyecto totalitario; pero, en realidad, todos sus objetivos se mantienen clandestinamente, y una de las misiones actuales de la NSA es llevarlos a término[27].

Igual que en la película Minority Report[28], las autoridades creen que de este modo podrán prevenir los delitos antes de que se cometan: “habrá menos vida privada pero más seguridad, afirma John. L. Petersen, presidente del Arlington Institute[29]; gracias a la interconexión de todas las informaciones que os atañen podremos anticipar el futuro. Mañana sabremos todo de vosotros[30]”.

Notas

[1] Enigma es una máquina electromecánica portátil que sirve para cifrar y descifrar la información. Considerada inviolable, fue utilizada principalmente por los militares alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
[2] La información de origen electromagnético, en inglés Signals Intelligence, o SIGINT, es una información cuyas fuentes son las comunicaciones que utilizan ondas (radio, satélite), un radar o herramientas de telemedición. Además de las escuchas telefónicas, el SIGINT incluye la vigilancia de los correos electrónicos y de las redes sociales, lo cual plantea evidentes problemas de respeto a la vida privada, (Fuente: Wikipedia).
[3] Véase Simon Singh, The Code Book: The Science of Secrecy from Ancient Egypt to Quantum Cryptography, Fourth State, 1999; edición en español: Los códigos secretos; el arte y la ciencia de la criptografía, desde el antiguo Egipto a la era Internet, Debate, Madrid, 2000.
[4] Alan Turing, matemático, físico y criptógrafo británico genial, fue quien principalmente ideó el método para quebrar el código Enigma, y el que plantó las bases de la informática y de los ordenadores modernos. Véase la película de Michael Apted Enigma (1982), y sobre todo la de Morten Tyldum The Imitation Game, 2014 (en España se estrenó con el título Descifrando Enigma y en América Latina con el de El código Enigma).
[5] El United Kingdom-United States of America Communications Intelligence Agreement (UKUSA) es un acuerdo multilateral de intercambio de información firmado entre el Reino Unido, los Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Se pueden consultar todos los documentos originales relativos a esta alianza, así como el texto completo del acuerdo en la web de la NSA (https://www.nsa.gov/public/_info/declass/ukusa.shtml).
[6] La NSA, Agencia Nacional de Seguridad, es un organismo relevante del departamento de Defensa de los Estados Unidos, y fue creada en 1952 agrupando a las diferentes agencias de información militares (ejército, marina, aviación…)
[7] Cf. La película de Clint Eastwood, J. Edgar, 2011.
[8] El País, Madrid, 5 de septiembre de 2015.
[9] A los que más tarde se añadirían los países llamados “terceros”: Alemania, Suiza, Japón, Filipinas, Taiwán, Dinamarca, Turquía, Noruega.
[10] La opinión pública no tendrá conocimiento de ello hasta el 24 de febrero de 1999, cuando The New York Times publica un artículo que describe con detalle el funcionamiento del sistema Echelon.
[11] Cf. Philippe Rivière, “Le système Echelon”, Le Monde diplomatique, julio de 1999.
[12] Sobre la red Echelon, véase Sébastien-Yves Laurent, Atlas du renseignement. Géopolitique du pouvoir, París, Les Presses de Sciences Po, 2014., pp. 124-129.
[13] Cf. Christophe Ventura “La bataille du cyberespace”, Mémoire des luttes, 14 de junio de 2013 (hhtp://www.medelu.org/la-bataille-du-cyberespace).
[14] Rémi Kauffer, Histoire mondiale des services secrets, París, Perrin, 2015.
[15] Un radomo (de radar y domo) es una carpa, un entoldado, en forma de enorme pelota de golf blanca, que, en el ámbito de escucha o interceptación de las comunicaciones, se utiliza para proteger una antena gigante de la vista, con objeto de no divulgar su orientación (Fuente: Wikipedia).
[16] Cf. Bernard Cassen, “Cinq yeux, une seule langue”, Mémoire des luttes, 1 de agosto de 2013 (http://medelu.org/cinq-yeux-une-seule-langue).
[17] Terry Hayes, I am Pilgrim, Simon & Schuster, 2015; edición en español: Yo soy Pilgrim, Salamandra, 2015.
[18] https://askcalea.fbi.gov. A propósito de CALEA, véase también el dossier realizado por el equipo de la asociación Electronic Frontier Foundation (https://www.eff.org.fr/fr/issues/calea).
[19] The New York Times, 16 de noviembre de 2010.
[20] Los pasajeros procedentes del extranjero que llegan a un país de la Unión Europea también son incluidos en el fichero europeo de datos de pasajeros aéreos (llamado PNR, Passenger Name Record). Después de los atentados de París del 13 de noviembre de 2015, y tras muchas dudas, la Comisión de Libertades Civiles (LIBE) adoptó, el 10 de diciembre de 2015, una propuesta de la Comisión Europea, adoptada por los Estados miembros de la UE, y sobre la cual el Parlamento Europeo debía pronunciarse a principios de 2016. La propuesta autoriza la creación de este fichero, y obliga a las compañías que prestan servicios en el Viejo Continente a transmitir información sobre los viajeros (nombre, número de cuenta bancaria, lugar de tránsito, etc.) a los servicios de policía e información de los países miembros. Los datos se conservan durante cinco años para delitos de terrorismo, y cuatro años para delitos graves de criminalidad transnacional (tráfico de drogas, de armas, de personas, blanqueo, cibercriminalidad, etc.)
[21] La Jornada. México, 22 de abril de 2003.
[22] En 2008, ChoicePoint fue adquirida por la compañía LexisNexis Group, filial, a su vez, del gran grupo internacional de edición Reed Elsevier (que, entre otras, cosas, organiza el Salon du Livre de París).
[23] The Guardian, Londres, 5 de mayo de 2003.
[24] The Washington Post National Weekly Edition, 21 a 27 de abril de 2003.
[25] Ante las protestas de los defensores de la vida privada, se ha cambiado el nombre por el de Terrorism Information Awareness (TIA). Véase Armand Mattelart, Histoire de la société de l’information, París, La Découverte, 2003; edición en español: Historia de la sociedad de la información, Paidós, 2002.
[26] En los años 1980, algunos miembros de la Administración Reagan vendieron ilegalmente armas a Irán, país considerado “enemigo” por los Estados Unidos. Utilizaron los beneficios de estas ventas para financiar en secreto –a pesar de la prohibición explícita del Congreso—un movimiento contrarrevolucionario en Nicaragua, los “Contras”, que mantenía una lucha armada contra el legítimo gobierno sandinista de Daniel Ortega. En el marco de la “Guerra fría”, la Administración Reagan intentaba de este modo derribar un gobierno considerado “comunista”, situado en una zona que Washington cree su coto privado.
[27] Cf. Infra nuestra entrevista con Julian Assange, pp. xxxx
[28] Steven Spielberg, Minority Report, 2002, basada en una novela de Philip K. Dick.
[29]Situado cerca de Washington DC, TheArlington Institute (http://www.arlingtoninstitute.org) es un centro de investigaciones prospectivas especializado en el estudio de los “cambios globales en el futuro”.
[30] El País, Madrid, 4 de julio de 2002.

(Capítulo del libro “El imperio de la Vigilancia”, presentado en Cuba por la Editorial José Martí)

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/27/los-cinco-ojos-y-la-red-echelon/#.WLgFkziaz_s

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Vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia

Por: Ignacio Ramonet

Durante mucho tiempo, la idea de un mundo “totalmente vigilado” ha parecido un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesionados por los complots. Sin embargo, hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia. Sin que nos demos cuenta, estamos, cada vez más, siendo observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas. Empresas comerciales y agencias publicitarias cachean nuestras vidas. Con el pretexto de luchar contra el terrorismo y otras plagas[1], los gobiernos, incluso los más democráticos, se erigen en Big Brother, y no dudan en quebrantar sus propias leyes para poder espiarnos mejor. En secreto, los nuevos Estados orwelianos intentan, muchas veces con la ayuda de los gigantes de la Red, elaborar exhaustivos ficheros de nuestros datos personales y de nuestros contactos [2], extraídos de los diferentes soportes electrónicos.

Tras la oleada de ataques terroristas que desde hace veinte años viene golpeando ciudades como Nueva York, Washington, París, Toulouse, Bruselas, Boston, Ottawa, Oslo, Londres, Madrid, Túnez, Marrakech, Casablanca, Ankara, etc., las autoridades no han dejado de utilizar el enorme pavor de una sociedad en estado de shock para intensificar la vigilancia y reducir, en la misma proporción, la protección de nuestra vida privada.

Que se entienda bien: el problema no es la vigilancia en general; es la vigilancia clandestina masiva. Ni que decir tiene que en un Estado democrático las autoridades están completamente legitimadas para vigilar a cualquier persona que consideren sospechosa, apoyándose en la ley y con la autorización previa de un juez. Como dice Edward Snowden:

No hay problema cuando se trata de escuchas telefónicas a Osama Bin Laden. Los investigadores pueden hacer este trabajo mientras tengan permiso de un juez –un juez independiente, un juez de verdad, no un juez anónimo–, y puedan probar que hay una buena razón para autorizar la escucha. Y así es como se debe hacer. El problema surge cuando nos controlan a todos, en masa y todo el tiempo, sin una justificación precisa para interceptar nuestras comunicaciones, sin indicio jurídico alguno que demuestre que hay una razón plausible para violar nuestros derechos[3].

Con la ayuda de algoritmos cada vez más perfeccionados, miles de investigadores, ingenieros, matemáticos, estadísticos, informáticos, persiguen y criban las informaciones que generamos sobre nosotros mismos. Desde el espacio nos siguen satélites y drones de mirada penetrante. En las terminales de los aeropuertos, escáneres biométricos analizan nuestros pasos, “leen” nuestro iris y nuestras huellas digitales. Cámaras infrarrojas miden nuestra temperatura corporal. Las pupilas silenciosas de cámaras de video nos escudriñan en las aceras de las ciudades o en los pasillos de los supermercados[4]. Nos siguen la pista también en la oficina, en las calles, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en los aparcamientos, en los ascensores, en los centros comerciales, en carreteras, estaciones, aeropuertos…

Además, con el desarrollo en marcha de la “Internet de las cosas”, muchos elementos de nuestro hogar (refrigerador, botiquín, bodega, etc.), incluso nuestro vehículo[5], van a poder suministrar también informaciones valiosas sobre nuestras costumbres más personales.

Hay que decir que la inimaginable revolución digital que estamos viviendo, y que trastoca ya tantas actividades y profesiones, también ha desbaratado completamente el campo de la información y el de la vigilancia. En la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible. Además, ya es, técnicamente, de una excesiva sencillez.

Software espía

"El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies".

“El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies”.

Ya no son necesarios toscos trabajos de albañilería para instalar cables y micros, como en la célebre película La conversación[6], en la que un grupo de “fontaneros” presenta, en un Salón dedicado a las técnicas de vigilancia, chivatos más o menos chapuceros, equipados con cajas rebosantes de hilos eléctricos, que había que disimular en las paredes o bajo los techos… Varios estrepitosos escándalos de la época –el caso Watergate[7], en Estados Unidos; el de los “fontaneros del Canard[8]”, en Francia–, fueron fracasos humillantes de los servicios de información, que mostraron los límites de estos viejos métodos mecánicos, fácilmente detectables y perceptibles.

En la actualidad, poner a alguien bajo escucha es asombrosamente fácil, y está al alcance de cualquiera. Quien quiera espiar su entorno encuentra una larga lista de opciones[9] de libre acceso en el comercio. En primer lugar, manuales de instrucción muy didácticos “para aprender a seguir la pista y espiar a la gente[10]”. Y al menos media docena de software espías (mSpy, GSmSpy, FlexiSpy, Spyera, EasySpy) que “leen” sin problemas el contenido de los teléfonos móviles[11]: sms, correos electrónicos, cuentas en Facebook, WhatsApp, Twitter, etc.

Con el impulso del consumo “en línea” se ha desarrollado considerablemente la vigilancia de tipo comercial, que ha generado un gigantesco mercado de datos personales, convertidos en mercancía. Cuando nos conectamos a una web, las cookies[12] guardan en la memoria el conjunto de las búsquedas realizadas, lo que permite establecer nuestro perfil de consumidor. En menos de veinte milisegundos, el editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies. Apenas algunos milisegundos después, aparece en nuestra pantalla la publicidad que supuestamente tiene más impacto en nosotros. Y ya estamos definitivamente fichados[13].

Una alianza sin precedentes

"Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior".

“Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior”.

En cierto modo, la vigilancia se ha “privatizado” y “democratizado”. Ya no es un asunto reservado únicamente a los servicios gubernamentales de información. Aunque, gracias también a las estrechas complicidades que los Estados han entablado con las grandes empresas privadas que dominan las industrias de la informática y de las telecomunicaciones, su capacidad en materia de espionaje de masas ha crecido de forma exponencial. En la entrevista con Julian Assange que publicamos en la segunda parte de este libro, el fundador de WikiLeaks[14] afirma:

Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior. Esta relación se ha convertido en una evidencia […]. Comparten las mismas ideas políticas y tienen idéntica visión del mundo. En última instancia, los estrechos vínculos y la visión común del mundo de Google y la Administración estadounidense están al servicio de los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos[15].

Esta alianza sin precedentes –Estado + aparato militar de seguridad + industrias gigantes de la Web– ha creado este Imperio de la vigilancia cuyo objetivo claro y concreto es poner Internet bajo escucha, todo Internet y a todos los internautas.

En esta situación, es necesario tener en cuenta dos ideas muy concretas:

1- El ciberespacio se ha convertido en una especie de quinto elemento. El filósofo griego Empédocles sostenía que nuestro mundo estaba formado por una combinación de cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Pero el surgimiento de Internet, con su misterioso “interespacio” superpuesto al nuestro, formado por miles de millones de intercambios digitales de todo tipo, por su streaming y su clouding, ha engendrado un nuevo universo, en cierto modo cuántico, que viene a completar la realidad de nuestro mundo contemporáneo como si fuera un auténtico quinto elemento.

En este sentido, hay que señalar que cada uno de los cuatro elementos tradicionales constituye, históricamente, un campo de batalla, un lugar de confrontación. Y que los Estados han tenido que desarrollar componentes específicos de las fuerzas armadas para cada uno de estos elementos: el ejército de Tierra, el ejército del Aire, la Armada y, con carácter más singular, los bomberos o “guerreros del fuego”. De manera natural, desde el desarrollo de la aviación militar en 1914-1918, todas las grandes potencias han añadido hoy, a los tres ejércitos tradicionales y a los combatientes del fuego, un ejército cuyo ecosistema es el quinto elemento: el ciberejército, encargado de la ciberdefensa, que tiene sus propias estructuras orgánicas, su Estado mayor, sus cibersoldados y sus propias armas: superordenadores preparados para librar la ciberguerra digital[16] en el ámbito de Internet.

2- Internet se ha centralizado. Al principio, se percibió la Red como una explosión de posibilidades de expresión individuales, que permitía escapar de la dependencia de los monopolios estatales (correos, telégrafo, teléfono), de los gigantes de las telecomunicaciones y de los grandes medios de comunicación dominantes (prensa, radio, televisión). Era sinónimo de libertad, de evasión, de creatividad. Veinticinco años después, la Red está a punto de sufrir una violenta centralización en torno a ciertas colosales empresas privadas: las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft), todas estadounidenses, que, a escala planetaria, acaparan las diferentes facetas de la Red, y de las que son extraordinariamente dependientes los aproximadamente 3 mil quinientos millones de internautas, quienes, a su vez, las alimentan con todos sus datos personales. Y de este modo, las enriquecen descomunalmente.

Para las generaciones de menos de 40 años, la Red es sencillamente el ecosistema en el que han madurado su pensamiento, su curiosidad, sus gustos y su personalidad[17]. Para ellos, Internet no es sólo una herramienta autónoma que se utiliza para tareas concretas. Es una inmensa esfera intelectual, en la que se aprende a explorar libremente todos los saberes. Y, al mismo tiempo, un ágora sin límites, un foro donde la gente se encuentra, dialoga, intercambia y adquiere cultura, conocimientos y valores, generalmente compartiéndolos.

Para estas nuevas generaciones, Internet representa lo que para sus antepasados fueron simultáneamente la Escuela y la Biblioteca, el Arte y la Enciclopedia, la Ciudad y el Templo, el Mercado y la Cooperativa, el Estadio y el Escenario, el Viaje y los Juegos, el Circo y el Burdel… Es tan fabuloso que “por el placer de evolucionar en un universo tecnológico, el individuo no se preocupe de saber, y aún menos de comprender, que las máquinas gestionan su vida cotidiana. Que cada uno de sus actos y gestos es registrado, filtrado, analizado y, eventualmente, vigilado. Que, lejos de liberarle de sus ataduras físicas, la informática de la comunicación constituye sin duda la herramienta de vigilancia y control más formidable que el hombre haya puesto a punto jamás[18]”.

Y esto no ha acabado. Ya que, insaciables, los gigantes de la Red quieren ahora extender su dominio al conjunto de la humanidad, con el pretexto de la emancipación y la liberación. Paul Virilio, al evocar las catástrofes industriales, que son por definición contemporáneas a la era industrial, nos ha enseñado que, por ejemplo, la invención del ferrocarril conllevó simultáneamente la invención de los accidentes de tren. Con la Web pasa algo parecido. La catástrofe industrial de Internet es la vigilancia masiva, de la que solo escapan –consuelo de pobres– los que no tienen Internet; es decir, alrededor de la mitad de los habitantes del planeta.

Pero los gigantes de la Red –Google, Facebook y, concretamente, Microsoft– quieren acabar con esta injusticia: “Si conectamos a Internet a los cuatro mil millones de personas que no tienen acceso a la Red, tenemos la oportunidad histórica de educar al conjunto del mundo en las próximas décadas”, ha declarado, por ejemplo, el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg[19].

El 26 de septiembre de 2015, Zuckerberg, Bill Gates, fundador de Microsoft, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y otros[20] insistieron ante la ONU, inscribiendo su posición en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas para erradicar la pobreza extrema hasta el año 2030[21]: “Internet pertenece a todo el mundo, por lo tanto debe ser accesible a todo el mundo[22]”. Aunque Facebook no había esperado para lanzar, en agosto de 2013, Internet.org, una aplicación para smartphones que permite a las poblaciones de los países pobres acceder gratuitamente a la red Facebook y a una selección de unos cuarenta sitios web, Wikipedia entre ellos[23].

Por su parte, Alphabet (Google) ha puesto a punto su propio proyecto de ampliar al mundo entero el acceso a Internet. Para proporcionar gratuitamente a los ‘condenados de la Tierra’ los beneficios de su motor de búsqueda, esta empresa global cuenta sobre todo con apoyarse en su programa Loon: globos de helio instalados en la estratosfera.

Sin dudar en absoluto de la intención de estos gigantes de la Red de mejorar el destino de la humanidad, podemos preguntarnos si no les motivan también consideraciones más comerciales, puesto que la principal riqueza de estas empresas ineludibles -casi en situación de monopolio planetario- es el número de conectados. Facebook o Google, por ejemplo, no venden nada a los internautas; venden sus miles de millones de usuarios a los anunciantes publicitarios. Es lógico, por lo tanto, que, a partir de ahora, quieran venderles todos los habitantes de la Tierra. Simultáneamente, cuando el mundo entero esté conectado, podrán transmitir a la NSA, en una doble operación, todos los datos personales de todos los habitantes de la Tierra … ¡Bienvenidos al Imperio de la vigilancia!

Notas

[1] Julian Assange afirma que las democracias se enfrentan, de hecho, a los “cuatro jinetes del Infocalipsis”: el terrorismo, la pornografía infantil, el blanqueo de dinero y las guerras contras la droga y el narcotráfico. Cada una de estas plagas, a las que evidentemente hay que combatir, sirve también de pretexto para reforzar permanentemente los sistemas de vigilancia global sobre las poblaciones. Cf.Julian Assange y Jacob Apppelbaum, Andy Müller-Maughn y Jérémie Zimmerman, Ménace sur nos libertés. Comment Internet nus espionne. Comment résister.

[2] Se trata esencialmente de informaciones que permiten identificarnos, ya sea directa o indirectamente. A saber: nombre y apellidos, foto, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, dirección postal, número de de la seguridad social, número de teléfono, número de tarjeta bancaria, placa de la matrícula del vehículo, correo electrónico, cuentas de redes sociales, dirección IP del ordenador, grupo sanguíneo, huellas digitales, huella genética, elementos de identificación biométrica, etc.

[3] Katrina van den Heuvel y Stephen F. Cohen, “Entrevista con Edward Snowden”, Nueva York, The Nation, 28 de octubre de 2014. Le Monde diplomatique en español, octubre de 2015.

[4] Como se puede ver claramente en la película, de Stéphane Brizé, La Loi du marché, 2015.

[5] Cf. “La voiture, cette espionne”, Le Monde, 2 de octubre de 2015.

[6] Francis Ford Coppola, 1973.

[7] El caso Watergate fue un asunto de espionaje político con múltiples ramificaciones, que empezó con la detención, en 1972, de falsos ladrones que habían colocado micros en el interior del edifico Watergate, en Washington, en las oficinas del Partido Demócrata, y desembocó en la dimisión del presidente Nixon, a la sazón presidente de Estados Unidos, en 1974.

[8] Escándalo político bajo la presidencia de Georges Pompidou: en diciembre de 1973, en París, se descubrió en los locales del semanario satírico Le Canard enchaîné un sistema de escuchas que habían colocado una decena de agentes de la Dirección de la Vigilancia del Territorio (DST: siglas en francés), disfrazados de fontaneros.

[9] Aunque, en Francia, el artículo 226-1 del Código Penal impone una pena “de un año de prisión y 45.000 euros de multa por atentar voluntariamente, mediante cualquier procedimiento, contra la intimidad de la vida privada de otro: captando, grabando o transmitiendo, sin el consentimiento de su autor, palabras pronunciadas a título privado o confidencial; fijando, grabando o transmitiendo, sin su consentimiento, la imagen de una persona mientras se encuentra en un lugar privado”.

[10] Léase, por ejemplo, Charles Cohle, Je sais qui vous êtes. Le manuel d’espionnage sur Internet, Nantes, Institut Pandore, 2014.

[11] Incluso existen “comparadores de software de vigilancia” que la publicidad presenta de esta manera: “Un comparador claro y completo de los programas chivato para el móvil, que le permitirá elegir y poder tomar una decisión acertada y económica antes de comprar su aplicación de localización”. Cf. http://www.smartsupervisors.com/

[12] La cookie equivale a un pequeño archivo de texto almacenado en el terminal del internauta. Permite a los programadores de sitios de Internet conservar los datos del usuario con el fin de facilitar su navegación. Las cookies siempre han sido cuestionadas, ya que contienen información personal residual que potencialmente pueden ser utilizada por terceros. (Fuente: Wikipedia).

[13] http://digital-society-forum.orange.com/fr/

[14] Sobre WikiLeaks, léase La explosión del periodismo, Ignacio Ramonet, Clave Intelectual (Madrid) y Capital Intelectual (Buenos Aires), 2011., pp. 93-123.

[15] Cf. Infra, p. 138.

[16] Cf. “Entrevista exclusiva: vicealmirante Arnaud Coustillière, oficial general ‘ciberdefensa’ del estado mayor de los ejércitos”, Cyber Risques News, 7 de abril de 2015.

http://www.cyberisques.com/fr/motscles-11/433-entretien-exclusif-vice-admiral-arnaud-coustulliere-officier-general-cyberdefenseal-etat-major-des-armees

[17] Es interesante destacar que, si el 60% de los franceses percibe la existencia de ficheros de vigilancia como un “atentado a la vida privada”, el tramo de edad de los 18 a los 24 años, es decir, el de los principales usuarios de Internet, es el que se muestra más preocupado en este sentido: el 78% de ellos denuncia que “su vida privada está insuficientemente protegida en Internet”. Estudio realizado a instancias de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), París, 2008.

[18] Jean Guisnel, en el prólogo a la edición francesa del libro de Reg Whitaker, Tous fliqués! La vie privée sous surveillance, Denoël, 2001, París, 2001.

[19] “To Unite the Earth, Connect It”, The New York Times, 26 de septiembre de 2015.

[20] El propietario de Virgin, Richard Branson, la fundadora del Huffington Post, Ariana Huffington, el cantante Bono, la actriz Charlize Theron, la cantante Shakira, el actor George Takei, etcétera.

[21] http://www.globalgoals.org

[22] AFP, 27 de septiembre de 2015.

[23] Aunque sobre el papel es elogiable, el proyecto se enfrenta a fuertes críticas, especialmente en la India. Estos son los reproches: con internet.org, Facebook perjudicaría la neutralidad de la Red al decidir por sí mismo los sitios web a los que se pueden conectar los internautas. Además, crearía una Red a dos velocidades, la de los ricos, capaces de acceder a toda ella, y la de los pobres, conectados únicamente a algunos servicios. Léase, por ejemplo, Le Monde, París, 29 de diciembre 2015.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/20/vivimos-bajo-el-control-de-una-especie-de-imperio-de-la-vigilancia/#.WKupxTiaz_s

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La hora de la Economía Colaborativa

Por Ignacio Ramonet

La economía colaborativa es un modelo económico basado en el intercambio y la puesta en común de bienes y servicios mediante el uso de plataformas digitales. Se inspira de las utopías del compartir y de valores no mercantiles como la ayuda mutua o la convivialidad, y también del espíritu de gratuidad, mito fundador de Internet. Su idea principal es: « lo mío es tuyo »[i], o sea  compartir en vez de poseer. Y el concepto básico es el trueque. Se trata de conectar, por vía digital, a gente que busca “algo” con gente que lo ofrece. Las empresas más conocidas de ese sector son: Netflix, Uber, Airbnb, Blabacar, etc.

Treinta años después de la expansión masiva de la Web, los hábitos de consumo han cambiado. Se impone la idea que la opción más inteligente hoy es usar algo en común, y no forzosamente comprarlo. Eso significa ir abandonando poco a poco una economía basada en la sumisión de los consumidores y en el antagonismo o la competición entre los productores, y pasar a una economía que estimula la colaboración y el intercambio entre los usuarios de un bien o de un servicio. Todo esto plantea una verdadera revolución en el seno del capitalismo que está operando, ante nuestros ojos, una nueva mutación.

Imaginemos que, un domingo, usted decide realizar un trabajo casero de reparación. Debe perforar varios agujeros en una pared. Y resulta que no posee un taladrador. ¿Salir a comprar uno un día festivo? Complicado… ¿Qué hacer? Lo que usted ignora es que a escasos metros de su casa viven varias personas dispuestas a ayudarle. No saberlo es como si no existieran. Entonces, ¿por qué no disponer de una plataforma digital que le informe de ello… que le diga que, ahí muy cerca, vive un vecino dispuesto a asistirlo y, al vecino, que una persona necesita su ayuda y que está dispuesta a pagar algo por esa ayuda[ii]?

Tal es la base de la economía colaborativa y del consumo colaborativo. Usted se ahorra la compra de un taladrador que quizás no vuelva a usar jamás, y el vecino se gana unos euros que le ayudan a terminar el mes. Gana también el planeta porque no hará falta fabricar (con lo que eso conlleva de contaminación del medio ambiente) tantas herramientas individuales que apenas usamos, cuando podemos compartirlas. En Estados Unidos, por ejemplo, hay unos 80 millones de taladradores cuyo uso medio, en toda la vida de la herramienta, es de apenas 13 minutos… Se reduce el consumismo. Se crea un entorno más sostenible. Y se evita un despilfarro porque lo que de verdad necesitamos es el agujero, no el taladrador…

En un movimiento irresistible, miles de plataformas digitales de intercambio de productos y servicios se están expandiendo a toda velocidad[iii]. La cantidad de bienes y servicios que pueden imaginarse mediante plataformas online, ya sean de pago o gratuitas (como Wikipedia), es literalmente infinita. Solo en España, hay más de cuatrocientas plataformas que operan en diferentes categorías[iv]. Y el 53% de los españoles declaran estar dispuestos a compartir o alquilar bienes en un contexto de consumo colaborativo.

A nivel planetario, la economía colaborativa crece actualmente entre el 15% y el 17% por año. Con algunos ejemplos de crecimiento absolutamente espectaculares. Por ejemplo Uber, la aplicación digital que conecta a pasajeros con conductores, en solo cinco años de existencia ya vale 68 mil millones de dólares y opera en 132 países. Por su parte, Airbnb, la plataforma online de alojamientos para particulares surgida en 2008 y que ya ha encontrado cama a más de 40 millones de viajeros, vale hoy en Bolsa (sin ser propietaria de una sola habitación) más de 30 mil millones de dólares[v].

El éxito de estos modelos de economía colaborativa plantea un abierto desafío a las empresas tradicionales. En Europa, Uber y Airbnb han chocado de frente contra el mundo del taxi y de la hostelería respectivamente, que les acusan de competencia desleal. Pero nada podrá parar un cambio que, en gran medida, es la consecuencia de la crisis del 2008 y del empobrecimiento general de la sociedad. Es un camino sin retorno. Ahora la gente desea consumir a menor precio, y también disponer de otras fuentes de ingresos inconcebibles antes de Internet. Con el consumo colaborativo, crece asimismo el sentimiento de ser menos pasivo, más dueño del juego. Y la posibilidad de la reversibilidad, de la alternancia de funciones, poder pasar de consumidor a vendedor o alquilador, y vice versa. Lo que algunos llaman « prosumidor », una síntesis de productor y  consumidor[vi].

Otra rasgo fundamental que está cambiando -y que fue nada menos que la base de la sociedad de consumo-, es el sentido de la propiedad, el deseo de posesión. Adquirir, comprar, tener, poseer eran los verbos que mejor traducían la ambición esencial de una época en la que el tener definía al ser. Acumular ‘cosas’[vii] (viviendas, coches, neveras, televisores, muebles, ropa, relojes, cuadros, teléfonos, etc.) constituía la principal razón de la existencia.  Parecía que, desde el alba de los tiempos, el sentido materialista de posesión era inherente al ser humano. Recordemos que George W. Bush ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en 2004, prometiendo una « sociedad de propietarios » y repitiendo : « Cuantos más propietarios haya en nuestro país, más vitalidad económica habrá en nuestro país. »

Se equivocó doblemente. Primero porque la crisis del 2008 destrozó esa idea que había empujado a las familias a ser propietarias, y a los bancos -embriagados por la especulación inmobiliaria-, a prestar dinero (las célebres subprimes) sin la mínima precaución. Así estalló todo. Quebraron los bancos hipotecarios y hasta el propio Lehman Brothers, uno de los establecimientos financieros aparentemente más sólidos del mundo… Y segundo, porque, discretamente, nuevos actores nacidos de Internet empezaron a dinamitar el orden económico establecido. Por ejemplo : Napster, una plataforma para compartir música que iba a provocar, en muy poco tiempo, el derrumbe de toda la industria musical y la quiebra de los megagrupos multinacionales que dominaban el sector. E igual iba a pasar con la prensa, los operadores turísticos, el sector hotelero, el mundo del libro y la edición, la venta por correspondencia, el cine, la industria del motor, el mundo financiero y hasta la enseñanza universitaria con el auge de los MOOC (Masive Open Online Courses o cursos online gratuitos)[viii].

En un momento como el actual, de fuerte desconfianza hacia el modelo neoliberal y hacia las élites políticas, mediáticas, financieras y bancarias, la economía colaborativa aporta además respuestas a los ciudadanos en busca de sentido y de ética responsable. Exalta valores de ayuda mutua y ganas de compartir. Criterios todos que, en otros momentos, fueron argamasa de utopías comunitarias y de idealismos socialistas. Pero que son hoy –que nadie se equivoque- el nuevo rostro de un capitalismo mutante deseoso de alejarse del salvajismo despiadado de su reciente periodo ultraliberal.

En este amanecer de la economía colaborativa, las perspectivas de éxito son inauditas porque, en muchos casos, ya no se necesitan las indispensables palancas del aporte de capital inicial y del llamado a inversionistas. Hemos visto como Airbnb, por ejemplo, gana una millonada a partir de alojamientos que ni siquiera son de su propiedad.

En cuanto al empleo, en una sociedad caracterizada por el precariado y el trabajo basura, cada ciudadano puede ahora, utilizando su computadora o simplemente su teléfono inteligente, proveer bienes y servicios sin depender de un empleador. Su función sería –además de compartir, intercambiar, alquilar, prestar o regalar-  la de un intermediario. Cosa nada nueva en la economía: ha existido desde el inicio del capitalismo. La diferencia reside ahora en la tremenda eficiencia con la que -mediante poderosos algoritmos que, casi instantáneamente, calculan ofertas, demandas, flujos y volúmenes-, las nuevas tecnologías analizan e definen los ciclos de oferta-demanda.

Por otra parte, en un contexto en el que el cambio climático se ha convertido en la amenaza principal para la sobrevivencia de la humanidad, los ciudadanos no desconocen los peligros ecológicos inherentes al modelo de hiperproducción y de hiperconsumo globalizado. Ahí también la economía colaborativa ofrece soluciones menos agresivas para el planeta.

¿Podrá cambiar el mundo ? ¿Puede transformar el capitalismo? Muchos indicios nos conducen a pensar, junto con el ensayista estadounidense Jeremy Rifkin [ix], que estamos asistiendo al ocaso de la 2a revolución industrial, basada en el uso masivo de energías fósiles y en unas telecomunicaciones centralizadas. Y vemos la emergencia de una economía colaborativa que obliga, como ya dijimos, al sistema capitalista a mutar. Por el momento coexisten las dos ramas: una economía de mercado depredadora dominada por un sistema financiero brutal, y una economía del compartir, basada en las interacciones entre las personas y en el intercambio de bienes y servicios casi gratuitos… Aunque la dinámica está decididamente en favor de esta última.

Quedan muchas tareas pendientes: garantizar y mejorar los derechos de los e-trabajadores ; regular el pago de tasas e impuestos de las nuevas plataformas ; evitar la expansión de la economía sumergida… Pero el avance de esta nueva economía y la explosión de un nuevo modo de consumir parecen imparables.  En todo caso, revelan el anhelo de una sociedad exasperada por los estragos  del capitalismo salvaje. Y que aspira de nuevo, como lo reclamaba el poeta Rimbaud, a cambiar la vida.

Notas

[i] Léase Rachel Botsman y Roo Rogers: «What’s Mine is Yours: The Rise of Collaborative Consumption», Harper Collins, 2010.

[ii] En España, existen varias plataformas dedicadas a eso, por ejemplo : Etruekko (http://etruekko.com/) y Alkiloo (http://www.alkiloo.com/).

[iii] Consúltese : http://www.consumocolaborativo.com/

[iv] El diario online El Referente, en su edición del 25 de octubre de 2015, ha recogido las principales startups dedicadas a los viajes, la cultura y el ocio, la alimentación, el transporte y el parking, la mensajería, las redes profesionales, el intercambio y alquiler de productos y servicios, los gastos compartidos, los bancos de tiempo, la tecnología e internet, la financiación alternativa y fintech, la moda, los deportes, la educación, la infancia, el alquiler de espacios, los pisos compartidos y otras plataformas de interés. http://www.elreferente.es/tecnologicos/directorio-plataformas-economia-colaborativa-espana-28955

[v] Airbnb ya vale más que Hilton, el primer grupo de hostelería del mundo. Y más que la suma de los dos otros grandes grupos mundiales Hyatt y Marriot. Con 2 millones de alojamientos en 191 países, Airbnb se coloca por delante de todos sus competidores en capacidad de alojamiento a escala planetaria. Airbnb cobra 3% del precio de la transacción al proprietario y entre el 6% y el 12% al inquilino.

[vi] El concepto de prosumidor aparece por vez primera en el ensayo de Alvin Toffler, La Tercera Ola (Plaza&Janés, Barcelona, 1980), que define como tal a las personas que son, al mismo tiempo, productores y consumidores.

[vii] « Las Cosas » (1965) es una novela del autor francés Georges Perec. La primera edición en español (trad. de Jesús López Pacheco), fue publicada en 1967 por Seix Barral. En 1992, Anagrama la reeditó con traducción de Josep Escué. Es una crítica de la sociedad de consumo y de la trivialidad de los deseos fomentados por la publicidad.

[viii] Desde hace dos años, unos 6 millones de estudiantes se han puesto a seguir gratuitamente cursos online, difundidos por las mejores universidades del mundo.

Los MOOC y la educación universitaria (15,5)

[ix] Jeremy Rifkin, « La sociedad de coste marginal cero: El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo », Paidós, Madrid, 2014.

Ignacio Ramonet
Director de «Le Monde diplomatique en español»
www.monde-diplomatique.es

Ecoportal.net

Alainet

http://www.alainet.org/

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Recordando Mayo del 68

Por:Ignacio Ramonet

Ocurre un día de mayo en la Plaza de la Mutualité, en el corazón del Barrio Latino de Paris. Amotinados contra el poder central, los estudiantes de la Sorbona, para estorbar la circulación, vallan las calles con toda suerte de enseres. Amontonan toneles y barricas llenas de piedras, de tierra y hasta de estiércol. Almacenan también adoquines para lanzarlos como proyectiles contra guardias y gendarmes que pronto retroceden ante semejante chaparrón de piedras.

Tan altivo ejemplo de resistencia suscita emulación. Y ya otras calles, la Saint-Severin, la de Cluny, hasta el puente Saint-Michel, se encuentran ahora tapiadas por barricadas improvisadas desde las cuales los soliviantados estudiantes machacan con elementos del empedrado a los pelotones de agentes. Todo el corazón de París está sublevado. Varios días dura aquel arrebato de furia. Se tambalea el poder mientras el país entero comenta el inaudito amotinamiento, cuyo aniversario se conmemora este año. Y que la historia menciona como «la jornada de las barricadas».

¿Un recuerdo de mayo de 1968? No. Esa célebre jornada ocurrió hace 420 años, el 12 de mayo de 1588. No fue una revuelta más de las tantas que ha conocido París. Aquel día, en la capital francesa, se inventaron las barricadas. Por primera vez en la historia, unos sediciosos adoptaban, como modo de oponerse a la fuerza publica, el estorbo de la circulación taponando las arterias con barricas s llenas de piedras y tierra. Desde entonces, en casi todas las lenguas del mundo, para designar ese tipo de parapeto desde donde se hostiga al enemigo y a la vez se obstaculiza su avance, se usa alguna palabra derivada de la voz francesa barricade.

En un libro titulado Guía del París Rebelde que acabamos de publicar en Francia y que estará en los próximos días, en castellano, en las librerías de España, Ramon Chao y su humilde servidor revelamos el lado irónico de esa «jornada de las barricadas» de 1588. Aquellos estudiantes, en la atmósfera de rencor y odio de las Guerras de Religión entre católicos y protestantes, no fueron unos progresistas sedientos de libertad, sino unos sediciosos ultracatólicos, reaccionarios, fanáticos e intolerantes.

Con ocasión del 40º aniversario de Mayo del 68, algunos comentaristas están intentando difundir la idea de que aquella revuelta fue la madre de todas las desgracias para el pueblo francés. Entre ellos el presidente Nicolas Sarkozy. Se equivocan, claro. El propio Sarkozy no hubiera, antes de mayo de 1968, ni siquiera podido ser candidato a la Presidencia por su condición de divorciado casado con una divorciada. Y menos aún, unos meses después de haber sido elegido, divorciarse de nuevo al ser abandonado por su esposa, y casarse otra vez con una multidivorciada y simpática ninfómana.

Entumecida y agarrotada, la sociedad francesa de antes del 68 no hubiese tolerado jamás de un presidente esa conducta que hoy, por efecto de aquella revuelta, no nos parece anormal. Muchos se olvidan de cómo era Francia antes del aldabonazo del 68. Todo o casi estaba prohibido. Las chicas no podían ir en pantalones a los institutos. En la enseñanza primaria y secundaria la segregación de género era la norma. Hembras y varones estudiaban en edificios distintos. El bachillerato no daba acceso automático a la universidad. Los cursos eran sólo magistrales. Contradecir al profesor estaba proscrito. Cuestionar una tesis oficial, también. El machismo dominaba la vida pública mucho más que hoy.

Contrariamente a lo que se cree, Mayo del 68 no fue una rebelión política, sino una revolución cultural. Presentaba apariencias políticas: jerga revolucionaria, consignas subversivas, barricadas, exhibición de iconos insurrectos (Lenin, Mao, Ho Chi Minh, Che Guevara). Parecía responder al requerimiento de Marx de «transformar el mundo». Pero en realidad respondía al postulado de Rimbaud de «cambiar la vida».

Por uno de esos milagros que se producen pocas veces en la historia, en París hace 40 años la imaginación tomó el poder. En las paredes, aquellos jóvenes soñadores, escribían su insolente programa: «Corre camarada, deja el viejo mundo detrás de ti». Y hedonistas al fin, no sin sabiduría concluían: «La revolución cesa a partir del instante en que hay que sacrificarse por ella».

Fuente: http://elpais.com/diario/2008/04/23/galicia/1208945900_850215.html

Este articulo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de abril de 2008

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Empieza la era Trump…

Por: Ignacio Ramonet

Unos días después del acuerdo entre Rusia y Turquía que permitió acabar con la interminable batalla de Alepo, leí en un célebre semanario francés el comentario siguiente : «La permanente crisis de Oriente Medio está lejos de resolverse. Unos piensan que la solución pasa obligatoriamente por Rusia, mientras otros creen que todo depende de Turquía. Aunque lo que queda claro ahora es que, de nuevo y definitivamente –por lo menos cabe desearlo-, Rusia tiene en sus manos los argumentos decisivos para poner punto final a esa crisis.» ¿Qué tiene de particular este comentario ? Pues que se publicó en la revista parisina L’Illustration… el 10 de septiembre de 1853.

O sea, hace ciento sesenta y tres años, la crisis de Oriente Medio ya era calificada de «permanente». Y es probable que lo siga siendo… Aunque un parámetro importante cambia a partir de este 20 de enero : llega un nuevo Presidente de Estados Unidos a la Casa Blanca : Donald Trump. ¿Puede esto modificar las cosas en esta turbulenta región ? Sin ninguna duda porque, desde final de los años 1950, Estados Unidos es la potencia exterior que mayor influencia ejerce en esta area y porque, desde entonces, todos los presidentes estadounidenses, sin excepción, han intervenido en ella. Recordemos que el caos actual en esta zona, es, en gran parte, la consecuencia de las intervenciones militares norteamericanas decididas, a partir de 1990, por los presidentes George H. Bush, Bill Clinton y George W. Bush, y por el (más reciente) azorado apoyo a las « primaveras árabes » estímuladas por Barack Obama (y su secretaria de estado Hillary Clinton).

Aunque globalmente la línea que defendió el candidato republicano durante su campaña electoral fue calificada de « aislacionista », Donald Trump ha declarado en repetidas ocasiones que la organización Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) es el « enemigo principal » de su país y que, por consiguiente, su primera preocupación será destruirlo militarmente. Para alcanzar ese objetivo, Trump está dispuesto a establecer una alianza táctica con Rusia, potencia militarmente presente en la región desde 2015 como aliada principal del gobierno de Bachar El Asad. Esta decisión de Donald Trump, si se confirma, representaría un cambio de alianzas espectacular que desconcierta a los propios aliados tradicionales de Washington. En particular a Francia, por ejemplo, cuyo gobierno socialista -por extrañas razones de amistad y negocios con Estados teocráticos ultrareaccionarios como Arabia Saudita y Qatar- ha hecho del derrocamiento de Bachar El Asad, y por consiguiente de la hostilidad hacia el presidente ruso Vladimir Putin, el alfa y el omega de su política exterior [i] .

Donald Trump tiene razón : las dos grandes batallas para derrotar definitivamente a los yihadistas del ISIS –la de Mosul en Irak, y la de Raqqa en Siria- aún están por ganar. Y van a ser feroces. Una alianza militar con Rusia es, sin duda, una buena opción. Pero Moscú tiene aliados importantes en esa guerra. El principal de ellos es Irán que participa directamente en el conflicto sirio con hombres y armamento. E indirectamente pertrechando a las milicias de voluntarios libaneses chiitas del Hezbollah.

El problema para Trump es que también repitió, durante su campaña electoral, que el pacto con Irán y seis potencias mundiales sobre el programa nuclear iraní, que entró en vigor el 15 de julio de 2015, y al que se habían opuesto duramente los republicanos en el Congreso, era “un desastre”, “el peor acuerdo que se ha negociado”. Y anunció que otra de sus prioridades al llegar a la Casa Banca sería desmantelar ese pacto que garantiza la puesta bajo control del programa nuclear iraní durante más de diez años a la vez que levanta la mayoría de las sanciones económicas impuestas por la ONU contra Teherán.

Romper ese pacto con Irán no será sencillo, pues se firmó con el resto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Francia, Reino Unido, Rusia) y Alemania, a los que Washington tendría que enfrentarse. Pero es que, además, como se ha dicho, el aporte de Irán en la batalla contra el ISIS, tanto en Irak como en Siria, resulta fundamental. No es el momento de enemistarse de nuevo con Teherán. Moscú, que ve con buenos ojos el acercamiento de Washington, no aceptará que esto se haga a costa de su alianza estratégica con Teherán.

Uno de los primeros dilemas del presidente Donald Trump consistirá pues en resolver esa contradicción. No le resultará facil. Entre otras cosas porque su propio equipo de halcones, que acaba de nombrar, parece poco flexible en lo que concierne las relaciones con Irán [ii] .

Por ejemplo el general Michael Flynn, su asesor de Seguridad Nacional (lo que Henry Kissinger fue para Ronald Reagan), está obsesionado con Irán. Sus detractores le definen como «islamófobo» porque ha publicado opiniones que  muchos consideran abiertamente racistas. Como cuando escribió en su cuenta de Twitter : «El temor a los musulmanes es perfectamente racional.» Flynn participó en las campañas para desmantelar las redes insurgentes en Afganistán e Irak. Asegura que la militancia islamista es una « amenaza existencial a escala global ». Igual que Trump, sostiene que la organización Estado Islámico es la « mayor amenaza » que enfrenta EE.UU. Cuando fue director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (AID), de 2012 a 2014, dirigió la investigación sobre el asalto al consulado estadounidense de Bengasí, en Libia, el 11 de septiembre de 2012, en el que murieron varios ‘marines’ y el embajador norteamericano Christopher Stevens. En aquella ocasión, Michael Flynn insistió en que el objetivo de su agencia, como el de la CIA, era « demostrar el rol de Irán en ese asalto » [iii] . Aunque jamás haya habido evidencia de que Teherán tuviera cualquier participación en ese ataque. Curiosamente, a pesar de su hostilidad a Irán, Michael Flynn está a favor de trabajar de manera más estrecha con Rusia. Incluso, en 2015, el general viajó a Moscú donde fue fotografiado sentado al lado de Vladimir Putin en una cena de gala para el canal estatal de televisión, Russia Today (RT), donde ha aparecido regularmente como analista. Posteriormente, Flynn admitió que se le pagó por hacer ese viaje y defendió al canal ruso diciendo que no veía « ninguna diferencia entre RT y el canal estadounidense CNN ».

Otro anti-iraní convencido es Mike Pompeo, el nuevo director de la CIA, un ex-militar graduado de la Academia de West Point y miembro del ultraconservador Tea Party. Tras su formación militar, fue destinado a un lugar de extrema tensión durante la Guerra Fría: patrulló el ‘Telón de Acero’ hasta la caída del Muro de Berlín en 1989. En su carrera como político, Mike Pompeo formó parte del Comité de Inteligencia del Congreso, y se destacó en una investigación que puso contra las cuerdas a la candidata demócrata Hillary Clinton por su pretendido papel durante el asalto de Bengasi. Ultraconservador, Pompeo es hostil al cierre de la base de Guantánamo (Cuba), y ha criticado a los líderes musulmanes de Estados Unidos. Es un partidario decidido de dar marcha atrás al tratado nuclear firmado con Irán, al que califica de « Estado promotor del terrorismo ».

Pero quizas el más rabioso enemigo de Irán, en el entorno de Donald Trump, es el general James Mattis, apodado ‘Perro Loco’, que estará a cargo del Pentágono [iv] , o sea ministro de la Defensa. Este general retirado de 66 años, demostró su liderazgo militar al mando de un batallón de asalto durante la primera guerra del Golfo en 1991 ; luego dirigió una fuerza especial en el sur de Afganistán en 2001 ; después comandó la Primera División de la Infantería de Marina que entró en Bagdad para derrocar a Sadam Husein en 2003 ; y, en 2004, lideró la toma de Faluya en Irak, bastión de la insurgencia suní. Hombre culto y lector de los clásicos griegos es también apodado el ‘ Monje Guerrero’ , alusión a que jamás se casó ni tuvo hijos. James Mattis ha repetido infinitas veces que Irán es la « principal amenaza » para la estabilidad de Oriente Medio , por encima de organizaciones terroristas como el ISIS o Al Qaeda : «Considero al ISIS como una excusa para Irán para continuar causando daño. Irán no es un enemigo del ISIS. Teherán tiene mucho que ganar con la agitación que crea el ISIS en la región

En materia de geopolítica, como se ve, Donald Trump va a tener que salir pronto de esa contradicción. En el teatro de operaciones de Oriente Próximo, Washington no puede estar –a la vez- a favor de Moscú y contra Teherán. Habrá que clarificar las cosas. Con la esperanza de que se consiga un acuerdo. De lo contrario, hay que temer la entrada en escena del nuevo amo del Pentágono, James Mattis ‘Perro Loco’, de quien no debemos olvidar su amenaza más famosa, pronunciada ante una asamblea de notables bagdadíes durante la invasión de Irak: « Vengo en paz . No traje artillería. Pero con lágrimas en los ojos, les digo esto: si me fastidian, ¡os mataré a todos

Notas:


[i] Aunque, como se sabe, hay eleciones en mayo próximo en Francia, a las cuales el actual presidente socialista François Hollande, muy impopular, ha decidido no representarse. El candidato conservador con mayores posibilidades de ganar, François Fillon, ha declarado por su parte que reorientará la política exterior francesa para normalizar de nuevo las relaciones con Moscú.

[ii] Léase, Paul Pillar, « Will the Trump Administration Start a War with Iran ? », The National Interest, 7 de diciembre de 2016. http://nationalinterest.org/blog/paul-pillar/will-the-trump-administration-start-war-iran-18652

[iii] Léase, The New York Times, 3 de diciembre de 2016. http://www.nytimes.com/2016/12/03/us/politics/in-national-security-adviser-michael-flynn-experience-meets-a-prickly-past.html?_r=0

[iv] James Mattis necesitará que el Congreso le conceda una excepción para esquivar la ley que exige que pasen siete años entre salir del Ejército y acceder a la jefatura del Pentágono.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=221915

Imagen: http://despiertavivimosenunamentira.com/tercera-guerra-mundial/

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El Fidel que conocí

Por: Ignacio Ramonet

Fidel ha muerto, pero es immortal. Pocos hombres conocieron la gloria de entrar vivos en la leyenda y en la historia. Fidel es uno de ellos. Perteneció a esa generacion de insurgentes miticos – Nelson Mandela, Patrice Lumumba, Amilcar Cabral, Che Guevara, Camilo Torres, Turcios Lima, Ahmed Ben Barka – que, persiguiendo un ideal de justicia, se lanzaron, en los años 1950, a la accion politica con la ambicion y la esperanza de cambiar un mundo de desigualdades y de discriminaciones, marcado por el comienzo de la guerra fria entre la Union Soviética y Estados Unidos.

En aquella época, en mas de la mitad del planeta, en Vietnam, en Argelia, en Guinea-Bissau, los pueblos oprimidos se sublevaban. La humanidad aún estaba entonces, en gran parte, sometida a la infamia de la colonizacion. Casi toda Africa y buena porcion de Asia se encontraban todavia dominadas, avasalladas por los viejos imperios occidentales. Mientras las naciones de América latina, independientes en teoria desde hacia siglo y medio, seguian explotadas por privilegiadas minorias, sometidas a la discriminación social y étnica, y a menudo marcadas por dictaduras cruentas, amparadas por Washington.

Fidel soportó la embestida de nada menos que diez presidentes estadounidenses (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo). Tuvo relaciones con los principales lideres que marcaron el mundo después de la Segunda Guerra mundial (Nehru, Nasser, Tito, Jrushov, Olaf Palme, Ben Bella, Boumedienne, Arafat, Indira Gandhi, Salvador Allende, Brezhnev, Gorbachov, François Mitterrand, Juan Pablo II, el rey Juan Carlos, etc.). Y conoció a algunos de los principales intelectuales y artistas de su tiempo (Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Arthur Miller, Pablo Neruda, Jorge Amado, Rafael Alberti, Guayasamin, Cartier-Bresson, José Saramago, Gabriel Garcia Marquez, Eduardo Galeano, Noam Chomsky, etc.).

Bajo su direccion, su pequeño país (100 000 km2, 11 millones de habitantes) pudo conducir una politica de gran potencia a escala mundial, echando hasta un pulso con Estados Unidos cuyos dirigentes no conseguieron derribarlo, ni eliminarlo, ni siquiera modificar el rumbo de la Revolucion cubana. Y finalmente, en diciembre de 2014, tuvieron que admitir el fracaso de sus políticas anticubanas, su derrota diplómatica e iniciar un proceso de normalización que implicaba el respeto del sistema político cubano.

En octubre de 1962, la Tercera Guerra Mundial estuvo a punto de estallar a causa de la actitud del gobierno de Estados Unidos que protestaba contra la instalacion de misiles nucléares soviéticos en Cuba. Cuya funcion era, sobre todo, impedir otro desembarco militar como el de Playa Giron (bahia de Cochinos) u otro directamente realizado por las fuerzas armadas estadounidenses para derrocar a la revolucion cubana.

Desde hace mas de 50 años, Washington (a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas) le impone a Cuba un devastador embargo comercial -reforzado en los años 1990 por las leyes Helms-Burton y Torricelli- que obstaculiza su desarrollo economico normal. Con consecuencias tragicas para sus habitantes. Washington sigue conduciendo además una guerra ideologica y mediatica permanente contra La Habana a través de las potentes Radio “Marti” y TV “Marti”, instaladas en La Florida para inundar a Cuba de propaganda como en los peores tiempos de la guerra fria.

Por otra parte, varias organizaciones terroristas – Alpha 66 y Omega 7 – hostiles al regimen cubano, tienen su sede en La Florida donde poseen campos de entrenamiento, y desde donde enviaron regularmente, con la complicidad pasiva de las autoridades estadounidenses, comandos armados para cometer atentados. Cuba es uno de los países que mas victimas ha tenido (unos 3 500 muertos) y que más ha sufrido del terrorismo en los ultimos 60 años.

Ante tanto y tan permanente ataque, las autoridades cubanas han preconizado, en el ambito interior, la unión a ultranza. Y han aplicado a su manera el viejo lema de San Ignacio de Loyola: “En una fortaleza asediada, toda disidencia es traicion.” Pero nunca hubo, hasta la muerte de Fidel, ningún culto de la personalidad. Ni retrato oficial, ni estatua, ni sello, ni moneda, ni calle, ni edificio, ni monumento con el nombre o la figura de Fidel, ni de ninguno de los lideres vivos de la Revolucion.

Cuba, pequeño pais apegado a su soberania, obtuvo bajo la dirección de Fidel Castro, a pesar del hostigamiento exterior permanente, resultados excepcionales en materia de desarrollo humano: abolicion del racismo, emancipacion de la mujer, erradicacion del analfabetismo, reduccion drÁstica de la mortalidad infantil, elevacion del nivel cultural general… En cuestion de educacion, de salud, de investigacion médica y de deporte, Cuba ha obtenido niveles que la situan en el grupo de naciones mas eficientes.

Su diplomacia sigue siendo una de las mas activas del mundo. La Habana, en los años 1960 y 1970, apoyó el combate de las guerrillas en muchos paises de América Central (El Salvador, Guatemala, Nicaragua) y del Sur (Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina). Las fuerzas armadas cubanas han participado en campañas militares de gran envergadura, en particular en las guerras de Etiopia y de Angola. Su intervencion en este ultimo pais se tradujo por la derrota de las divisiones de élite de la Republica de Africa del Sur, lo cual acelerÓ de manera indiscutible la caida del regimen racista del apartheid.

La Revolucion cubana, de la cual Fidel Castro era el inspirador, el teÓrico y el lider, sigue siendo hoy, gracias a sus éxitos y a pesar de sus carencias, una referencia importante para millones de desheredados del planeta. Aquí o alla, en América latina y en otras partes del mundo, mujeres y hombres protestan, luchan y a veces mueren para intentar establecer regimenes inspirados por el modelo cubano.

La caida del muro de Berlin en 1989, la desaparicion de la Union soviética en 1991 y el fracaso historico del socialismo de Estado no modificadron el sueño de Fidel Castro de instaurar en Cuba una sociedad de nuevo tipo, mas justa, mas sana, mejor educada, sin privatizaciones ni discriminaciones de ningun tipo, y con una cultura global total.

Hasta la víspera de su fallecimiento a los 90 años, seguía mobilizado en defensa de la ecologia y del medio ambiente, y contra la globalizacion neoliberal, seguía en la trinchera, en primera linea, conduciendo la batalla por las ideas en las que creía y a las cuales nada ni nadie le hizo renunciar.

En el panteÓn mundial consagrado a aquellos que con más empeño lucharon por la justica social y que más solidaridad derrocharon en favor de los oprimidos de la Tierra, Fidel Castro – le guste o no a sus detractores – tiene un lugar reservado.

Lo conocí en 1975 y conversé con él en multiples ocasiones, pero, durante mucho tiempo, en circunstancias siempre muy profesionales y muy precisas, con ocasión de reportajes en la isla o la participacion en algun congreso o algun evento. Cuando decidimos hacer el libro “Fidel Castro. Biografía a dos voces” (o “Cien horas con Fidel”), me invitó a acompañarlo durante dias en diversos recorridos. Tanto por Cuba (Santiago, Holguin, La Habana) como por el extranjero (Ecuador). En coche, en avion, caminando, almorzando o cenando, conversamos largo. Sin grabadora. De todos los temas posibles, de las noticias del dia, de sus experiencias pasadas y de sus preocupaciones presentes. Que yo reconstruia luego, de memoria, en mis cuadernos. Luego, durante tres años, nos vimos muy frecuentemente, al menos varios días, una vez por trimestre.

Descubri asi un Fidel intimo. Casi timido. Muy educado. Escuchando con atencion a cada interlocutor. Siempre atento a los demas, y en particular a sus colaboradores. Nunca le oí una palabra mas alta que la otra. Nunca una orden. Con modales y gestos de una cortesia de antaño. Todo un caballero. Con un alto sentido del pundonor. Que vive, por lo que pude apreciar, de manera espartana. Mobiliario austero, comida sana y frugal. Modo de vida de monje-soldado.

Su jornada de trabajo se solía terminar a las seis o las siete de la madrugada, cuando despuntaba el dia. Más de una vez interrumpió nuestra conversacion a las dos o las tres de la madrugada porque aún debía participar en unas “reuniones importantes”…Dormía sólo cuatro horas, más, de vez en cuando, una o dos horas en cualquier momento del dia.

Pero era también un gran madrugador. E incansable. Viajes, desplazamientos, reuniones se encadenaban sin tregua. A un ritmo insólito. Sus asistentes – todos jóvenes y brillantes de unos 30 años – estaban, al final del dia, exhaustos. Se dormían de pie. Agotados. Incapaces de seguir el ritmo de ese infatigable gigante.

Fidel reclamaba notas, informes, cables, noticias, estadisticas, resumenes de emisiones de television o de radio, llamadas telefonicas… No paraba de pensar, de cavilar. Siempre alerta, siempre en accion, siempre a la cabeza de un pequeño Estado mayor – el que constituían sus asistentes y ayudantes – librando una batalla nueva. Siempre con ideas. Pensando lo impensable. Imaginando lo inimaginable. Con un atrevimiento mental espectacular.

Una vez definido un proyecto, ningún obstáculo lo detenía. Su realizacion iba de si. “La intendencia seguirá” decía Napoleón. Fidel igual. Su entusiasmo arrastraba la adhesión. Levantaba las voluntades. Como un fenómeno casi de magia, se veían las ideas materializarse, hacerse hechos palpables, cosas, acontecimientos.

Su capacidad retórica, tantas veces descrita, era prodigiosa. Fenomenal. No hablo de sus discursos publicos, bien conocidos. Sino de una simple conversación de sobremesa. Fidel era un torrente de palabras. Una avalancha. Que acompañaba la prodigiosa gestualidad de sus finas manos.

La gustaba la precisión, la exactitud, la puntualidad. Con él, nada de aproximaciones. Una memoria portentosa, de una precisión insólita. Apabullante. Tan rica que hasta parecía a veces impedirle pensar de manera sintética. Su pensamiento era arborescente. Todo se encadenaba. Todo tenía que ver con todo. Digresiones constantes. Paréntesis permanentes. El desarrollo de un tema le conducía, por asociación, por recuerdo de tal detalle, de tal situación o de tal personaje, a evocar un tema paralelo, y otro, y otro, y otro. Alejándose asi del tema central. A tal punto que el interlocutor temía, un instante, que hubiese perdido el hilo. Pero desandaba luego lo andado, y volvía a retomar, con sorprendente soltura, la idea principal.

En ningún momento, a lo largo de mas de cien horas de conversaciones, Fidel puso un limite cualquiera a las cuestiones a abordar. Como intelectual que era, y de un calibre considerable, no le temía al debate. Al contrario, lo requería, lo estimulaba. Siempre dispuesto a litigar con quien sea. Con mucho respeto hacia el otro. Con mucho cuidado. Y era un discutidor y un polemista temible. Con argumentos a espuertas. A quien solo repugnaban la mala fe y el odio.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219672

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Google lo sabe todo de ti

Por: Ignacio Ramonet

En nuestra vida cotidiana dejamos constantemente rastros que entregan nuestra identidad, dejan ver nuestras relaciones, reconstruyen nuestros desplazamientos, identifican nuestras ideas, desvelan nuestros gustos, nuestras elecciones y nuestras pasiones; incluso las más secretas. A lo largo del planeta, múltiples redes de control masivo no paran de vigilarnos. En todas partes, alguien nos observa a través de nuevas cerraduras digitales. El desarrollo del Internet de las cosas (Internet of Things) y la proliferación de objetos conectados (1) multiplican la cantidad de chivatos de todo tipo que nos cercan. En Estados Unidos, por ejemplo, la empresa de electrónica Vizio, instalada en Irvine (California), principal fabricante de televisores inteligentes conectados a Internet, ha revelado recientemente que sus televisores espiaban a los usuarios por medio de tecnologías incorporadas en el aparato.

Los televisores graban todo lo que los espectadores consumen en materia de programas audiovisuales, tanto programas de cadenas por cable como contenidos en DVD, paquetes de acceso a Internet o consolas de videojuegos… Por lo tanto, Vizio puede saberlo todo sobre las selecciones que sus clientes prefieren en materia de ocio audiovisual. Y, consecuentemente, puede vender esta información a empresas publicitarias que, gracias al análisis de los datos acopiados, conocerán con precisión los gustos de los usuarios y estarán en mejor situación para tenerlos en el punto de mira (2).

Esta no es, en sí misma, una estrategia diferente de la que, por ejemplo, Facebook y Google utilizan habitualmente para conocer a los internautas y ofrecerles publicidad adaptada a sus supuestos gustos. Recordemos que, en la novela de Orwell 1984, los televisores –obligatorios en cada domicilio–, “ven” a través de la pantalla lo que hace la gente (“¡Ahora podemos veros!”). Y la pregunta que plantea hoy la existencia de aparatos tipo Vizio es saber si estamos dispuestos a aceptar que nuestro televisor nos espíe.

A juzgar por la denuncia interpuesta, en agosto de 2015, por el diputado californiano Mike Gatto contra la empresa surcoreana Samsung, parece que no. La empresa fue acusada de equipar sus nuevos televisores también con un micrófono oculto capaz de grabar las conversaciones de los telespectadores, sin que éstos lo supieran, y de transmitirlas a terceros (3)… Mike Gatto, que preside la Comisión de protección del consumidor y de la vida privada en el Congreso de California, presentó incluso una propuesta de ley para prohibir que los televisores pudieran espiar a la gente.

Por el contrario, Jim Dempsey, director del centro Derecho y Tecnologías, de la Universidad de California, en Berkeley, piensa que los televisores-chivatos van a proliferar: “La tecnología permitirá analizar los comportamientos de la gente. Y esto no sólo interesará a los anunciantes. También podría permitir la realización de evaluaciones psicológicas o culturales, que, por ejemplo, interesarán también a las compañías de seguros”. Sobre todo teniendo en cuenta que las empresas de recursos humanos y de trabajo temporal ya utilizan sistemas de análisis de voz para establecer un diagnóstico psicológico inmediato de las personas que les llaman por teléfono en busca de empleo…

Repartidos un poco por todas partes, los detectores de nuestros actos y gestos abundan a nuestro alrededor, incluso, como acabamos de ver, en nuestro televisor: sensores que registran la velocidad de nuestros desplazamientos o de nuestros itinerarios; tecnologías de reconocimiento facial que memorizan la impronta de nuestro rostro y crean, sin que lo sepamos, bases de datos biométricos de cada uno de nosotros… Por no hablar de los nuevos chips de identificación por radiofrecuencia (RFID) (4), que descubren automáticamente nuestro perfil de consumidor, como hacen ya las “tarjetas de fidelidad” que generosamente ofrece la mayoría de los grandes supermercados (Carrefour, Alcampo, Eroski) y las grandes marcas (FNAC, el Corte Inglés).

Ya no estamos solos frente a la pantalla de nuestro ordenador. ¿Quién ignora a estas alturas que son examinados y filtrados los mensajes electrónicos, las consultas en la Red, los intercambios en las redes sociales? Cada clic, cada uso del teléfono, cada utilización de la tarjeta de crédito y cada navegación en Internet suministra excelentes informaciones sobre cada uno de nosotros, que se apresura a analizar un imperio en la sombra al servicio de corporaciones comerciales, de empresas publicitarias, de entidades financieras, de partidos políticos o de autoridades gubernamentales.

El necesario equilibrio entre libertad y seguridad corre, por tanto, el peligro de romperse. En la película de Michael Radford, 1984, basada en la novela de George Orwell, el presidente supremo, llamado Big Brother, define así su doctrina: “La guerra no tiene por objetivo ser ganada, su objetivo es continuar”; y: “La guerra la hacen los dirigentes contra sus propios ciudadanos, y tiene por objeto mantener intacta la estructura misma de la sociedad” (5). Dos principios que, extrañamente, están hoy a la orden del día en nuestras sociedades contemporáneas. Con el pretexto de tratar de proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades ven en cada ciudadano a un potencial delincuente. La guerra permanente (y necesaria) contra el terrorismo les proporciona una coartada moral impecable y favorece la acumulación de un impresionante arsenal de leyes para proceder al control social integral.

Y más teniendo en cuenta que la crisis económica aviva el descontento social que, aquí o allí, podría adoptar la forma de motines ciudadanos, levantamientos campesinos o revueltas en los suburbios. Más sofisticadas que las porras y las mangueras de las fuerzas del orden, las nuevas armas de vigilancia permiten identificar mejor a los líderes y ponerlos fuera de juego anticipadamente.

“Habrá menos intimidad, menos respeto a la vida privada, pero más seguridad”, nos dicen las autoridades. En nombre de ese imperativo se instala así, a hurtadillas, un régimen de seguridad al que podemos calificar de “sociedad de control”. En la actualidad, el principio del “panóptico” se aplica a toda la sociedad. En su libro Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión, el filósofo Michel Foucault explica cómo el “Panóptico” (“el ojo que todo lo ve”) (6) es un dispositivo arquitectónico que crea una “sensación de omnisciencia invisible” y que permite a los guardianes ver sin ser vistos dentro del recinto de una prisión. Los detenidos, expuestos permanentemente a la mirada oculta de los “vigilantes”, viven con el temor de ser pillados en falta. Lo cual les lleva a autodisciplinarse… De esto podemos deducir que el principio organizador de una sociedad disciplinaria es el siguiente: bajo la presión de una vigilancia ininterrumpida, la gente acaba por modificar su comportamiento. Como afirma Glenn Greenwald: “Las experiencias históricas demuestran que la simple existencia de un sistema de vigilancia a gran escala, sea cual sea la manera en que se utilice, es suficiente por sí misma para reprimir a los disidentes. Una sociedad consciente de estar permanentemente vigilada se vuelve enseguida dócil y timorata” (7).

Hoy en día, el sistema panóptico se ha reforzado con una particularidad nueva con relación a las anteriores sociedades de control que confinaban a las personas consideradas antisociales, marginales, rebeldes o enemigas en lugares de privación de libertad cerrados: prisiones, penales, reformatorios, manicomios, asilos, campos de concentración… Sin embargo, nuestras sociedades de control contemporáneas dejan en aparente libertad a los sospechosos (o sea, a todos los ciudadanos), aunque los mantienen bajo vigilancia electrónica permanente. La contención digital ha sucedido a la contención física.

A veces, esta vigilancia constante también se lleva a cabo con ayuda de chivatos tecnológicos que la gente adquiere libremente: ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, abonos de transporte, tarjetas bancarias inteligentes, tarjetas comerciales de fidelidad, localizadores GPS, etc. Por ejemplo, el portal Yahoo!, que consultan regular y voluntariamente unos 800 millones de personas, captura una media de 2.500 rutinas al mes de cada uno de sus usuarios. En cuanto a Google, cuyo número de usuarios sobrepasa los mil millones, dispone de un impresionante número de sensores para espiar el comportamiento de cada usuario (8): el motor Google Search, por ejemplo, le permite saber dónde se encuentra el internauta, lo que busca y en qué momento. El navegador Google Chrome, un megachivato, envía directamente a Alphabet (la empresa matriz de Google) todo lo que hace el usuario en materia de navegación. Google Analytics elabora estadísticas muy precisas de las consultas de los internautas en la Red. Google Plus recoge información complementaria y la mezcla. Gmail analiza la correspondencia intercambiada, lo cual revela mucho sobre el emisor y sus contactos. El servicio DNS (Domain Name System, o Sistema de nombres de dominio) de Google analiza los sitios visitados. YouTube, el servicio de vídeos más visitado del mundo, que pertenece también a Google –y, por tanto, a Alphabet–, registra todo lo que hacemos en él. Google Maps identifica el lugar en el que nos encontramos, adónde vamos, cuándo y por qué itinerario… AdWords sabe lo que queremos vender o promocionar. Y desde el momento en que encendemos un smartphone con Android, Google sabe inmediatamente dónde estamos y qué estamos haciendo. Nadie nos obliga a recurrir a Google, pero cuando lo hacemos, Google lo sabe todo de nosotros. Y, según Julian Assange, inmediatamente informa de ello a las autoridades estadounidenses…

En otras ocasiones, los que espían y rastrean nuestros movimientos son sistemas disimulados o camuflados, semejantes a los radares de carretera, los drones o las cámaras de vigilancia (llamadas también de “videoprotección”). Este tipo de cámaras ha proliferado tanto que, por ejemplo, en el Reino Unido, donde hay más de cuatro millones de ellas (una por cada quince habitantes), un peatón puede ser filmado en Londres hasta 300 veces cada día. Y las cámaras de última generación, como la Gigapan, de altísima definición –más de mil millones de píxeles–, permiten obtener, con una sola fotografía y mediante un vertiginoso zoom dentro de la propia imagen, la ficha biométrica del rostro de cada una de las miles de personas presentes en un estadio, en una manifestación o en un mitin político (9).

A pesar de que hay estudios serios que han demostrado la débil eficacia de la videovigilancia (10) en materia de seguridad, esta técnica sigue siendo refrendada por los grandes medios de comunicación. Incluso una parte de la opinión pública ha terminado por aceptar la restricción de sus propias libertades: el 63% de los franceses se declara dispuesto a una “limitación de las libertades individuales en Internet en razón de la lucha contra el terrorismo” (11).

Lo cual demuestra que el margen de progreso en materia de sumisión es todavía considerable…

(1) Se habla de “objetos conectados” para referirse a aquellos cuya misión primordial no es, simplemente, la de ser periféricos informáticos o interfaces de acceso a la Web, sino la de aportar, provistos de una conexión a Internet, un valor adicional en términos de funcionalidad, de información, de interacción con el entorno o de uso (Fuente: Dictionnaire du Web).

(2) El País, 2015.

(3) A partir de entonces, Samsung anunció que cambiaría de política, y aseguró que, en adelante, el sistema de grabación instalado en sus televisores sólo se activaría cuando el usuario apretara el botón de grabación.

(4) Que ya forman parte de muchos de los productos habituales de consumo, así como de los documentos de identidad.

(5) Michael Radford, 1984, 1984.

(6) Inventado en 1791 por el filósofo utilitarista inglés Jeremy Bentham.

(7) Glenn Greenwald, Sin un lugar donde esconderse, Ediciones B, Madrid, 2014.

(8) Véase “Google et le comportement de l’utilisateur”, AxeNet (http://blog-axe-net-fr/google-analyse-comportement-internaute).

(9) Véase, por ejemplo, la fotografía de la ceremonia de la primera investidura del presidente Obama, el 20 de enero de 2009, en Washington (http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c).

(10) “‘Assessing the impact of CCTV’, el más exhaustivo de los informes dedicados al tema, publicado en febrero de 2005 por el Ministerio del Interior británico (Home Office), asesta un golpe a la videovigilancia. Según este estudio, la debilidad del dispositivo se debe a tres elementos: la ejecución técnica, la desmesura de los objetivos asignados a esta tecnología y el factor humano”. Véase Noé Le Blanc, “Sous l’oeil myope des caméras”, Le Monde diplomatique, París, septiembre de 2008.

(11) Le Canard enchaîné, París, 15 de abril de 2015.

Fuente: http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=2dea492b-db8d-4d34-a23c-844915d6e6ab

Imagen: http://www.t13.cl/noticia/tendencias/tecnologia/como-averiguar-todo-google-sabe-ti

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