La Afectividad del Educador

Por: Lourdes Velásquez de Urbáez/Otras Voces en Educación 

La complejidad del mundo contemporáneo, sus cambios vertiginosos y la acelerada dinámica social, han propiciado en el ámbito profesional la superespecialización que en muchos casos pretenden convertir a los profesionales en un objeto que sólo responde a los haceres propios de ese oficio. De tal manera que se presta poca atención a cuestiones como que el médico se enferma, el arquitecto requiere de una vivienda, el electricista a veces no tiene luz en su casa y que el educador requiere educarse, brindar educación a sus hijos, igual como lo hace con sus estudiantes.

Requiere entonces, cada profesional, mirarse a sí mismo como mira a los beneficiarios de sus servicios, mirarse a sí mismo a su desgaste, a lo que implica el ejercicio profesional en este mundo tan rápidamente cambiante, en el que cada segundo se produce información, descubrimientos y saberes que ponen en discusión el modelo de ejercicio profesional que se está desarrollando en la actualidad.

En el caso de la profesión docente, en la cual nos desempeñamos, nos encontramos con el caso de niños que tienen la información antes que nosotros, pues tienen acceso a las redes sociales y tiempo para dedicarse a ello. A veces están empoderados de una extraordinaria información pero en otros casos son informaciones erradas, sin base científica, desfasadas de la realidad y el docente, en todos los niveles y modalidades tiene que enfrentarse día a día a esa situación.

Es entonces una lucha entre la realidad virtual y la realidad real, en la que la línea separatoria de estas dos realidades ya es casi imperceptible. El caso es que la información está disponible antes de llegar al aula.

Esto requiere de una formación además de la información por parte del docente que muchas veces se pregunta ¿para qué educo? Todo está en internet. Parece que sí y parece que no. Es parte de la encrucijada antagónica en la que se encuentra el docente hoy. En internet no está todo, se requiere internautas que son personas reales, con una ética unos valores unos principios unas creencias.

El mundo contemporáneo está movido por las guerras, los intereses de los poderosos, la industrialización, la hegemonía de unos países por encima de otros, la explotación los niños trabajadores, los niños sin identidad legal por mencionar algunos aspectos que nos comprometen. ¿Qué hacemos, colegas?

Tocar el corazón de los estudiantes es importante para formar integralmente. Ya sabemos que están bien informados, nos corresponde a nosotros su formación, su descubrir el ser, ya que no sólo el conocer está en juego en el proceso educativo, sino también y básicamente el ser.

Y cómo se aborda el ser? pues desde el ser, sin temor; cierto es que el afán del diario vivir en el que está envuelto el docente de hoy, no tiene el tiempo para dedicarse a explorar su propio ser, preguntarse ¿quién soy? Cuando poco a poco comienza a explorarse a sí mismo, comienza a reencontrarse con un ser maravilloso, emprendedor que habita muy dentro de él; es ese ser el que sale al encuentro de ese otro, ese niñx, joven, adolescente, adultx, que pasa por situaciones similares a las nuestras y requiere de una vía para construir conocimientos, una de esas vías es la afectividad, a la que a veces tanto ellos como nosotros nos negamos a reconocer dentro de nosotros mismos.

Sabemos que no somos los únicos que formamos a nuestros estudiantes, forma la familia y la sociedad con todas las herramientas diseñadas especialmente para ello y otras que surgen espontáneamente en el marco de dinámica social. La formación no sólo va aconteciendo en los estudiantes, también el docente es impactado por todas estas variables sociales, que modifican o confirman su manera de ver la vida, de interpretar los hechos, de observar los fenómenos, en fin, su cosmovisión.

El docente debe trabajar su propia afectividad y revisar el para qué fue formado, lo que nadie nos dijo. Sólo sabemos que fuimos formados como docentes pues no sabemos para qué. Es tarea de nosotros abordar ese descubrimiento, pronunciarlo y reconocerlo.

El Libertador Simón Bolívar (1824) en su Carta de Pativilca a su Maestro Don Simón Rodríguez escribe con agradecimiento “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso.” Esa corta frase del Libertador, ilustra sobre una educación que va mucho más de lo técnico, de los conocimientos, de los saberes, apunta a lo que llamamos afectividad. A eso debemos llegar nosotros en nuestro ejercicio profesional, a reconocer que somos seres necesitados del amor y la ternura en todos los aspectos de nuestras vidas, el profesional es uno de ellos, el cual abarca muchas horas hábiles del día. Dediquémonos entonces a dos cosas: a trabajar la afectividad propia y la de nuestros estudiantes y a explorar el para qué educamos.

Por acá militamos en la opción de Educar para Otro Mundo Posible, y ese mundo posible se conforma de justicia, libertad, inclusión, respeto a los Derechos Humanos, tolerancia, en fin un mundo de amor, que se manifiesta en todas estas cualidades expresadas ahora y que chocan, en todo, con este mundo de explotación y hegemonías impuestas. Esta necesidad de educar en el amor, hacia otro mundo posible, se aborda en los foros mundiales como una nueva concepción de la educación emancipadora, liberadora.

Por tanto nuestra formación continua debe contemplar esa temática subjetiva que se exprese objetivamente, en una praxis pedagógica liberadora y transformadora. Esa es la afectividad que debe mover al educador en todos los niveles y modalidades del sistema educativo. Es por ello que resulta indispensable interrogarnos a menudo ¿cómo ama un docente?

Ante esta difícil pregunta es importante observar un poco, antes de responder, a estas situaciones que puedes encontrar un día cualquiera en cualquier calle: alguien secando una lágrima de un niño, elevándolo en sus brazos para que alcance el columpio del parque, enseñándole en una esquina el significado de los colores del semáforo, contándole la historia de su país y del mundo, enseñándole a clasificar los desechos, reconociendo sus inventos, emprendiendo una lucha para que se respeten los derechos de todos a la educación, exigiendo educación gratuita y de calidad, vida digna, derecho de los niños a jugar..Con toda seguridad se trata de un maestro con su afectividad y amor a flor de piel.

Moacir Gadotti (2012) en su obra Educar para otro mundo posible, basado en una recopilación del Foro Social de Sao Paulo expresa:

Educar para otros mundos posibles es también educar para encontrar nuestro lugar en la historia, en el universo. Es educar para la paz, para los derechos humanos, para la justicia social y para la diversidad cultural, contra el sexismo y el racismo. Es educar para erradicar el hambre y la miseria. (p. 207)

De acuerdo a este planteamiento, el educador para esos otros mundos posibles tiene una afectividad cargada de paz, libertad. Siente con el otro, no para lamentarse, sino para emprender juntos las acciones necesarias para cambiar todo lo que se oponga a ese mundo mejor que merecemos todos, no sólo él.

Así ama el educador, así enseña a amar a sus estudiantes, niños, adolescentes, jóvenes y adultos porque este compromiso involucra a todos y juntos construyen la historia, en conciencia de que van nadando contra corriente.

De tal manera que, así las cosas, la educación es un acto de amor, de amor liberador y transformador de realidades injustas y desiguales hacia otra que se acerque más a la igualdad y la libertad.

Es por ello que el educador siempre está caminando e investigando, observando con ojos críticos la realidad en la que acontece la educación; por eso el docente no sólo se fija en el niño, la niña que tiene en el aula, sino en el contextito social, en su familia, su comunidad, su propia cultura y sus fortalezas para reforzarlas.

La afectividad del educador lo mueve al compromiso social y ético, con la Patria, la escuela y sus estudiantes específicamente. El educador, desde su afectividad conoce y reconoce a cada uno de sus estudiantes, y aun sabiendo de la violencia que nos invade, incluso en las mismas aulas con el bullyn que tanto daño hace, ese docente, promueve la cultura de paz entre sus estudiantes.

Un educador, movido por el amor, sabe que sólo no puede emprender la construcción de esos mundos posibles, pero inicia, involucra sus estudiantes y, asume los retos de su profesión y militancia docente con entusiasmo, promoviendo el diálogo, el trabajo compartido, la construcción colectiva.

Sin embargo, su formación profesional, en muchos casos, no incluye estos aspectos considerados por algunos como subjetivos y que poco aportan al ejercicio de su profesión; son estas pinceladas de afectividad, las que permiten enfrentarse a subjetividades impuestas que nos impiden mirar la historia como partícipes y protagonistas de ella.

Los docentes que descubren y fortalecen su afectividad, van desarrollando una visión crítica de su propia pedagogía proponiendo, entonces, vías y estrategias que permitan una praxis educativa más pertinente, justa y más humana.

El Educador, que trabaja la afectividad propia y la de sus estudiantes cree en sus sueños, y los sueña con sus estudiantes y es por ello que pueden luchar juntos por hacer realidad esa utopía compartida.

Vivir esta temática tan necesaria, en realidad no es fácil, por cuanto el maestro no siempre cuenta con el apoyo de otros docentes, de los padres de los niños, de los directores y gerentes educativos que sólo exigen, en algunos casos, puntualidad y desarrollo de los contenidos programáticos oficiales.

Sin embargo, la afectividad del educador no le impide cumplir sus compromisos, es más, lo mueve a honrarlos pero en la seguridad de que esa realidad específica en la que transcurre su vida profesional, ese entorno, no es el mundo pero es parte de él y de sus estudiantes y debe ser transformada pues hoy es causa de heridas, pero el reto es que en lo adelante ese entorno transformado, sea causal de alegría, paz y libertad vividas en comunidad.

Quedan estas ideas como una alternativa abierta a posibles y futuras investigaciones en este tema que pudieran aportar apoyo y sugerencias para hacer posible la formación y ejercicio de la afectividad del educador como una vía para construir, en colectivo, ese otro mundo posible.

Para finalizar les dejo un fragmento de un cuento breve de Antony de Mello (2015)

“Usted perdone”, le dijo un pez a otro, “Es Usted más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá Usted ayudarme: Dígame, ¿dónde puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas partes sin resultado.”

“El Océano” respondió el viejo pez, “es donde estás ahora mismo”

“¿Esto? Pero si esto no es más que agua…lo que yo busco es el Océano”, respondió el joven pez totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte…..

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BOLÍVAR. Simón. “Carta al Señor Don Simón Rodríguez”. Compilado en Pensamiento Pedagógico Emancipador Latinoamericano. Universidad Bolivariana de Venezuela. Caracas, 2007

DE MELLO, Anthony. “El Canto del pájaro”. Ediciones SALTERRAE. Argentina, 2015

GADOTTI, Moacir.”Educar para otro mundo posible” CIM/OPSU. Caracas, 2012

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Reflexiones de una maestra venezolana a otra maestra y otro maestro de cualquier parte en el Día Internacional de la Educación.

Por: Lourdes Velásquez de Urbáez

Venezuela atraviesa desde hace veinte años una enriquecedora etapa de cambios y nuevas posturas que la estremecen en todas las dimensiones de la vida. La educación no es la excepción. En medio de esta guerra feroz, la vida continúa en las aulas pero las heridas de la guerra están en la pizarra que el docente no puede borrar por mayores intentos individuales y colectivos, los niños sin comer, sin bañarse, sin ilusiones ni esperanza continúan en su ida y vuelta a la escuela.

Importante es preguntarse ¿Por qué? ¿Qué los mueve a ir a la escuela? Importante y fácil adivinar que sus padres los llevan para poder irse tranquilos a trabajar, otra razón pudiera ser que los llevan porque en el colegio les aseguran la comida a través del programa PAE, otra puede ser porque no les gusta quedarse solos es mejor ir a jugar con los amiguitos, con ellos se le olvida el hambre y la sed, la desnudes y tantas carencias.

¿Por qué el maestro continúa en el ejercicio de la docencia? El sueldo no alcanza para pagar el transporte que lo llevará a la escuela, ni para la comida de sus hijos, ni para un lapicero, un cuaderno. ¿Por qué? Son muchos porqueses juntos, con los mismos interrogadores y los mismos respondedores. Entonces por qué no nos juntamos a buscar esas respuestas y mientras tanto tratemos de dar solución, desde nuestra carencia, a la carencia del otro más débil pero que es nuestra responsabilidad, el niño, la niña, él y la joven.

Lo que proponemos hoy es buscar en nosotros, no en los otros, alguna alternativa para palear esta situación que no va a cambiar sola, requiere un empujón que tú y yo le demos. Entonces, cómo empujar? no todos tenemos la misma posibilidad y fuerza para emprender la tarea de la misma forma; además es muy compleja y no todos podremos hacer lo mismo. Todos tenemos algo que dar, pues somos maestros y llegamos a nuestra formación inicial en pregrado, cargados de sueños y metas por cumplir; por lo que todos podemos hacer un poquito.

Además del podemos, se requiere el debemos, por cuanto es nuestra obligación profesional, son los deberes laborales y deontológicos los que imponen, en la mayoría de los casos, a buscar dentro de nuestra condición de maestros ese puedo que la guerra, la crisis, el hambre y la necesidad ha sepultado en la profundidad de nuestras vidas. Somos profesionales responsables, dignos del título que ostentamos, de la Ley de Educación que estudiamos y de esos niños que la Patria, la Escuela y los Padres nos han encomendado. Así que con todo esto en nuestro equipaje, nos dedicamos día a día a dar vida en un aula.

Hasta aquí, muy bien, sin embargo además del podemos y el debemos ¿cómo está el queremos? Realmente queremos continuar en esta profesión que ocasiona gastos económicos, de salud, emocionales, familiares, entre otros?

Pues si no queremos, no hay podemos ni debemos que valga. Este es el momento para que lo pienses. Este momento de dura lucha, al momento de servir la comida en la mesa, de vestir a nuestros hijos, de buscar y no encontrar un medicamento; en este momento es cuando todo esto compite con el queremos y la respuesta no puede darse en la inmediatez de todas las cosas de esta sociedad con sus valores emergentes.

Esperen, por favor, aún no he respondido, déjame pensar, conciencia, déjame pensar docencia. Es el momento de buscar allá en el fondo de tu corazón esa respuesta porque si no hay querer en esto que supere los sufrires de la realidad, serás una persona responsable, capacitada pero con una amargura que enfermará tu vida, la de los estudiantes a tu cargo y la de tu familia. Si no hay quereres puedes hacer tres cosas: huir, aprender a amar lo que haces y no amas, luchar para que las herramientas del poder y del deber faciliten la labor de asumir la Docencia con todas las limitaciones de un pueblo devastado y con todo el amor de un maestro enamorado.

Si vas a huir, no sigas leyendo, retírate dignamente con la satisfacción de haber cumplido con tu deber a pesar de tantas carencias y hasta maltrato. De lo contrario, te quedan las otras dos alternativas que, caminando juntas o juntándolas en tu caminar te proporcionarán una ilusión por la que ir a la escuela.

Algunos autores expresan que sonreír cambia el mundo, Sonríe cada vez que puedas a tus niños, es la primera tarea para aprender a amar la docencia; pero no sonrías nunca a la injusticia, a la mentira, al atropello y a la vejación; allí comienza la otra alternativa, la lucha, orientada por un fin, la Educación de esos niños que serán los profesionales que muy pronto tendrán la responsabilidad de dirigir la sociedad en todos sus aspectos, uno de ellos, el más importante, la Educación y recordarán a su maestra que luchó por un mundo mejor, que mientras se secó una lágrima con una mano, con la otra empuñó el trabajo, el ejercicio de la Docencia como el arma liberadora de los pueblos que tenemos los Educadores.

Y así enseñaremos para la libertad, como Simón enseñó a Simón, para lo grande y para lo hermoso. Nadie ha dicho que será fácil, las canas de esta maestra encubren muchas lágrimas y sin sabores y mucha indignación y mucho reclamo hecho con la pasión de quien sabe que al final, la que llaman conciencia reclamará por lo que habiendo podido hacer, no hiciste, y cuando un joven te robe pensarás ese pudo ser mi alumno y cuando te seda el puesto en el bus también pensarás lo mismo.

Muchas veces no acertaremos pues no siempre las políticas educativas ayuda al resultado feliz de la lucha y del amor; sin embargo el trabajo que hemos realizado, aunque mal pagado y con limitaciones será un aprendizaje para pensar por qué no lo logré? Posiblemente estuvimos solos en esta lucha, tal vez no tuvimos acceso a una formación continua que nos permitiera utilizar las herramientas que el mundo utiliza para luchar contra la labor del maestro.

Alguien dijo una vez “si no puedes vencer al enemigo, únete a él y lo vencerás en su propio terreno”. Es el caso de las nuevas tecnologías, con los video juegos atractivos para los niños que los dejan embelezados, suprimiendo toda su capacidad para pensar.

Qué tal si nos unimos a ellos, si creamos nuestros propios videos juegos didácticos y aprovechamos que en Venezuela la mayoría de los niños tienen una canaimita!! Y los padres podrán ayudarlos si no tienen ningún conocimiento de esto? Será que podremos enseñarlos? Y qué hacer con los padres que le quitan la canaimita a los niños para hacer negocios, juegos de azar, etc.

Todo esto está en la mesa y sólo el maestro conoce la realidad que vive cada niño, con la complejidad de que cada niño es una situación diferente.

Los niños trabajadores, explotados con trabajos infames, los niños bachaqueros son nuestra responsabilidad. No somos instructores, somos Educadores, vamos un poco más allá de los contenidos conceptuales, exigidos por los programas.

Acá juega un papel fundamental la Subjetividad del Educador que sale al encuentro de la Subjetividad del Niño y ellos se encuentran, hoy, mañana, no sabemos pero ese encuentro ocurre si somos capaces de tender puentes en lugar de paredes entre el niño y nosotros.

Éste es otro llamado, tender puentes entre tú y el niño; entre tú y el conocimiento; entre tú y la familia, o la institución responsable de él, o la calle, o el explotador que lo tiene trabajando.

Luego llevar a casa sus cuadernos, leer sus escritos, mirar sus dibujos. La tarea para el hogar no es para el niño, es para el maestro. El niño pasó toda la mañana y media tarde trabajando contigo. También como todos nos cansamos pero la tarea continúa un día y otro día.

Se acabó el dinero para llegar a la escuela, tienes que ir, hay paro de transporte, tienes que ir, está lloviendo, tienes que ir, un sol muy fuerte, tienes que ir, te sientes mal, tienes que ir porque en la escuela te espera tu vida: la Docencia y esas vocecitas que te dicen ¿Qué tiene maestra? Eso te hace olvidar tu cansancio.

Pero ahí se impone también, con el amor, la lucha. Cerca de tu casa hay una escuela, cerca de todos hay una escuela y ninguno de nosotros trabajamos ahí, nos encontramos en sentido contrario de nuestro caminar, con otros maestros que vienen de muy lejos, de donde yo trabajo, a dictar clases en la escuela que está ubicada cerca de mi casa.

La realidad comunitaria que viven diariamente nuestros niños es diferente a la que vivimos sus maestros. Nuestros alumnos no son nuestros vecinos y a la inversa. Si pudiéramos comenzar con un poco de organización en este sentido, tendríamos más tiempo para dedicarle a esos niños de la Patria; pudiéramos reconocer y vivir en nuestra cotidianidad los horarios de las faenas propias de sus comunidades; así entenderíamos a por qué el hijo del pescador llega más tarde o por qué en época de la cosecha los niños no van a la escuela, por citar algunos ejemplos, en los que aún, fuera del aula estaríamos compartiendo la vida con nuestros niños.

Con esta pequeña acción se juntarían en la vida del maestro y la maestra, el poder, el deber y el querer

            Éste sería un buen regalo a la Educación hoy en su Día Internacional!!

Lourdes Velásquez de Urbáez

Coordinadora del Centro Internacional Miranda / Capítulo Monagas

Colaboradora de Otra Voces en Educación

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Un sueño, un bachaquero, su escuela y su maestro

Lourdes Velásquez de Urbáez

Todos quedamos sorprendidos al ver largas colas de venezolanos comparando comida, lo poco que se puede comprar con escasos recursos, lo poco que hay y el poco espacio en la cola porque los bachaqueros, como un pelotón, al llegar al establecimiento, entran sin importar la presencia de otros que han llegado en la madrugada y entre ellos hay mujeres embarazadas, enfermos y ancianos.

Sus cálculos son exactos, conocen sus porcentajes saben cuántas veces van a aumentar el precio del producto para venderlo allá en el barrio, donde sus vecinos, viviendo en la pobreza no puede tener el acceso a la cola, ni al bachaquero que también es de ese barrio y también es pobre; pero ahora su pobreza va mas allá, a su interior, a su conciencia a la que no quiere oír, pero que le habla. Este que se menciona es sólo un tipo de bachaquero, el más popular, al que todos acusamos y en el que todos fijamos nuestra mirada.

Ese tuvo maestros.

Aquí viene otro tipo de bachaquero, aquel que con su teléfono de tercera generación envía mensajes a sus contactos, vecinos de su prestigiosa urbanización ofreciendo bultos de exquisiteces, productos de limpieza que hace mucho desaparecieron, medicamentos, cauchos a precios millonarios. En seguida se agotan sus productos porque sus amigos, los que critican al bachaquero de 1 estrella, compran todo y no dicen nada.

Estos también tuvieron maestros.

También hay otro tipo de Bachaquero, el que con una gran formación en el arte empresarial conforma un grupo de 40 a 60 bachaqueros de 1 estrella, invierte una suma de dinero en teléfonos y otros instrumentos, para que se vayan a la cola y a su vez busquen a otros que compren, quienes a su vez hagan lo mismos; es decir bachaqueo de multinivel. Ellos cobran sus grandes comisiones a sus bachaqueros de 1 estrella y a los que están en el nivel más bajo de la cadena los cuales irán subiendo en la medida de su eficiencia en su trabajo, mientras estos empresarios del bachaquerismo se desplazan por todo el país pues sus redes ya son de grandes dimensiones.

Estos también tuvieron maestros.

También tenemos otro que lleva en un bolso, a la escuela los productos que compró en la cola llevando a la pareja, hijos, padres abuelos, etc para hacer una gran compra que al venderla en la escuela a precios elevados, multiplica en cantidad asombrosa y en pocos minutos, su inversión.

Este también tuvo maestro, y además, puede que sea maestro.

Esta breve clasificación es producto de una observación directa del fenómeno y ante la pregunta ¡¿Quién les enseño esto? ¿Qué pasó con la educación que le impartimos? ¿Esto fue lo que formamos? ¿Qué hicimos en la escuela? Se hace esta reflexión a fin de hurgar dentro de la esencia del ser maestros, de la realidad y de la vida, hasta encontrar el por qué y sobre todo, acercarnos, desde el ejercicio de la docencia, a una solución.

La profesión docente, la más digna y noble, que forma a todos los profesionales de las demás disciplinas, no forma bachaqueros; pero el fenómeno está presente, estrangulando al pueblo con una muestra de los más negativos “valores” que se adueñaron de ese ser, cuya luz encendimos pero que no supimos conservar.

Sin saber cómo ni cuándo, nuestra escuela y su maestra, con un pizarrón y tiza, quedó relegada ante lo estridente y tentador de los medios que nos presentan otra cultura que fácilmente hizo presa de aquellos niños que teníamos en el aula y comenzaron a desear parecerse a los protagonistas de películas, a los superhéroes, a los personajes exitosos del momento y abrieron las puertas de su conciencia al valor de “cuanto tienes cuanto vales” y así su inclinación se convirtió en adicción a otra cultura en la que las dimensiones del ser: saber, hacer, conocer y convivir fueron sustituidas por tener, aparentar, deshacer, destruir,

Estos niños de ayer fueron neocolonizados de otra manera, con otras armas con las que le crearon nuevas necesidades. Algunos de estos niños se negaron, resistieron a esa neocolonización pero la mayoría sucumbió ante el atractivo de los nuevos colonizadores que les subyugó con una realidad ficticia y opuesta a su contexto socioeconómico; conoció, además, la manera fácil de conseguir todos los atractivos de esa otra cultura y una de esas nuevas manera de vivir que también nos vino de fuera: el bachaquerismo.

Otra pregunta ronda el pensamiento, quienes fueron o fuimos los maestros de estos niños y jóvenes de ayer y bachaqueros de hoy? Pues ese maestro no fuimos los maestros de escuelas, no fuimos ni tú ni yo; sus “maestros” no estaban en la escuela, estaban en el cine, la TV, la radio, la publicidad, la moda, estaban en la calle y desde allí los atrajeron con luces artificiales, colores efímeros, sonidos estridentes y aromas melosos, hacia un mundo de mentiras, de sueños provocados, producto más bien de una especie de droga: el deseo de tener y así se fueron saliendo del aula a la jaula que hoy los encierra en una práctica delictiva cotidiana que se ha convertido en una cultura, un estilo de vida.

Pero si un seudomaestro se los llevó, un verdadero maestro, los debe traer de vuelta, haciendo del ejercicio de la profesión docente, una propuesta para nuestros estudiantes, ofreciendo los colores verdaderos de la vida, colores vivos, alegres, también oscuros y sombríos, pero reales porque al lado de las luces hay también muchas sombras y también el desagradable olor de la miseria.

Es el maestro, con escasos recursos materiales, usando el recurso de su vida, el llamado a emprender la lucha para rescatar la vida verdadera y venezolana, la vida que nos legaron las anteriores generaciones, los pueblos originarios, el pueblo que se formó con la mezcla de los que vinieron en la búsqueda de una mejor calidad de vida y juntos, disfrutar sanamente, con justicia y libertad los adelantos y tecnología que esfuerzo costó a muchos que a su vez fueron formados por nosotros.

A Chávez le costó la vida, y el resultado todos los logros que la Patria ha alcanzado con el Proceso Revolucionario; él facilitó la inclusión en educación, salud, bienes y servicios para el buen vivir de todos los venezolanos; en colectivo se fue construyendo la Patria Nueva.

Ahora remontamos una cuesta muy difícil que se agrava con este nuevo flagelo. Reconociendo que el problema del bachaquerismo, tiene profundas raíces en aspectos como lo económico, lo político, lo ideológico, en el contrabando, en el tráfico ilícito, es también cierto que tiene implicaciones culturales, éticas y morales; de allí la importancia del maestro en la búsqueda de solución a esta plaga que azota a la población venezolana.

Otra cosa también es cierta, la pobreza oprime, desgasta, asusta, no deja muchas posibilidades de avanzar si se tiene hambre, enfermedad, condiciones de vida fuertes. Ante estas dificultades, vividas también por la mayoría de los maestros venezolanos, cabe preguntarse: Sabe alguien lo que vamos a hacer? Parecería que nadie tiene esa respuesta y que todos tienen la respuesta.

Por allí, en el uno solo pero todos juntos, de repente, se podría comenzar a pensar de nuevo la escuela, la docencia, el ejerció de profesión docente y entre todos buscar la solución, la vuelta a los venezolanidad. Parecía lento pero no lo es.

A pesar de la dificultad económica, en Venezuela se celebra el día de todo, con fiestas y regalos. Sueño con el “Día de todos pensar la escuela, en la escuela, con la escuela”. Se sería un día de esperanza, de análisis, de propuestas, de búsqueda y de encuentro. Ese día la escuela será un lugar de construcción con maestros, estudiantes familia, comunidad.

La escuela convertida en un espacio para el debate, para el futuro, la creatividad, la inventiva, el riesgo de crear algo nuevo para caminar hacia el logro de una solución venezolana a los problemas venezolanos.

Una escuela como espacio para debatir y dialogar es una escuela que se acerca a los que es la participación y el protagonismo en una sociedad democrática; allí se aprende y se enseña a proteger y a defender la patria y lo propio y a construir colectivamente, lo que en colectivo soñamos juntos.

En este orden de ideas Ayers (2012) expresa: “La educación democrática se caracteriza básicamente por el diálogo, el cual es el vehículo para la discusión, la deliberación, la reconsideración y la transformación” (p.117).

Una escuela que fomenta el diálogo es un semillero de puertas abiertas a aciertos y errores, pero más que eso, a una búsqueda incesante de una salida esperanzadora a los nudos críticos, a través de métodos válidos, nuevos, construidos y aprobados por todo el colectivo que hace vida en ese espacio educativo.

La fragmentación de la realidad y sus fuerzas, ha sido siempre una táctica del enemigo; por eso, esta oportunidad, obra del enemigo, es buena para unir esfuerzos, cada quien desde su cotidianidad va aportando las piezas necesarias para la reconstrucción de la Patria desde la escuela; el mismo hecho de compartir vivencias en la prosperidad y la dificultad trae consigo un aprendizaje. Freire (2013) manifiesta: “Convivir con la cotidianidad del otro es una experiencia de aprendizaje permanente.” (p.49).

De esa manera es posible aprender, con todos, entre todos, en colectivo, y al fin nos aproximaremos a la certeza de cuáles son los efectos que la injusticia ha dejado en la gente y de qué manera busca librase de esto, que sabe extraño pero que no puede resolver solo por cuanto cada vez nos es más difícil entender el por qué de las cosas y saber qué es lo bueno y qué es lo malo, porque tal como le expresa Galeano(2005) “El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo” (p.9).

Son las mismas prácticas sociales las que han traído esta confusión de conciencia entre lo bueno y lo malo en esta sociedad que ordena hacer el bien pero premia el mal y así entrampó a todos; grandes son los esfuerzos para salir de la maraña que ha ido enredando cada vez con mayor fuerza; se ha intentado solucionar la problemática pero con políticas que nos siguen viniendo desde arriba porque tal vez todavía le tenemos miedo a la participación protagónica de pueblo, y no hemos aprendido a protagonizar el rumbo que debe tomar la patria.

Ante este panorama, se yergue la escuela, aquí está, ella no sólo tiene maestros, nos tiene a todos y entre todos reconociendo fallas y aciertos reconstruyamos, desde la escuela la Patria rota que llora sangre.

BIBLIOGRAFÍA

AYERS, William. “Enseñando para la libertad”. Centro Internacinal Miranda Caracas. 2012

FREIRE Paulo y Faundes. “Por una Pedagogía de la Pregunta”. Nueva Edición. Siglo XXI Editores. Argentina. 2013

GALEANO, Eduardo.”Patas arriba, la escuela del mundo al revés”, Siglo XXI. España 2005

Articulo enviado por su autora a la redacción de OVE

Fuente de la imagen: http://www.hoyenvenezuela.com/wp-content/uploads/2016/04/bachaquero.jpg

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