Sobran razones para exigir el fin del bloqueo

Por: Miguel Febles Hernández

Razones sobran a las mujeres de esta provincia, como a todas las del país, para exigir el fin del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a Cuba por el gobierno de Estados Unidos desde hace más de cinco décadas, con el propósito no logrado de destruir la Revolución y sus conquistas.

Reunidas en el céntrico Parque José Martí, de la ciudad cabecera provincial, una amplia representación de camagüeyanas, desde niñas hasta ancianas, ratificaron su amor patrio y rechazaron cualquier intromisión en los asuntos internos de la nación que solo busca quebrantar la unidad del pueblo

Iris Jiménez Valero, miembro del secretariado provincial de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), expresó que las féminas no dudan en sumar sus voces, junto al resto de las organizaciones de masas del país, para denunciar esta afrenta que ha lacerado la vida de la familia cubana.

“¿Cuánto más hubiéramos logrado si no existiera el bloqueo?”, se preguntó, en clara alusión a los niveles de calidad de vida alcanzados en medio de privaciones de todo tipo, dirigidas a humillar, perjudicar y someter al pueblo a no pocos sufrimientos por el “pecado capital” de defender su libertad y su dignidad.

Pioneras, maestras, investigadoras, juristas, doctoras, amas de casa y dirigentes de base de la FMC expusieron cuánto daño ha causado el bloqueo en la sociedad cubana, sobre todo en sectores tan sensibles como la Educación y la Salud donde predomina, gracias a la Revolución, la presencia femenina.

Fuente: http://www.granma.cu/cuba-vs-bloqueo/2016-10-23/sobran-razones-para-exigir-el-fin-del-bloqueo-23-10-2016-18-10-45

Imagen de archivo

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No basta solo el orgullo

Por: Miguel Febles Hernández

Entre tantos papeles que habitualmente cu­bren parte de la mesa de trabajo encontré la edi­ción primera del boletín Tribuna del Pa­tri­monio, otro granito de arena de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey por con­tribuir a la preservación de los valores ar­qui­tec­tónicos, históricos y culturales de la lo­ca­li­dad.

Se trata de un documento pequeño, sencillo en la forma, pero colmado de argumentos irrebatibles que ponen el dedo sobre la llaga en asuntos relacionados con el comportamiento cívico y el respeto hacia una exquisita obra forjada en más de cinco centurias por generaciones y generaciones de principeños.

En el artículo que encabeza el boletín, José Rodríguez Barreras, director de la institución, entra rápido en materia: «Los rasgos que por años han llevado a esta ciudad a ser única en la fisonomía nacional no pueden ponerse en riesgo por la indolencia, las malas prácticas y la irresponsabilidad».

Lo cierto es que la otrora Villa de Santa Ma­ría del Puerto del Príncipe, con un entramado urbano sumamente complejo sobre todo ha­cia su centro histórico, vive a diario las tensiones que genera un flujo creciente de ciudadanos y vehículos de todo tipo por sus estrechas y ya congestionadas arterias.

Para paliar, en algo, tal situación, las auto­ri­dades locales han emitido regulaciones y apro­bado reglamentos, dirigidos a favorecer el or­denamiento vial y la funcionalidad de tan im­portante zona, cuyo segmento más antiguo fue declarado por la Unesco en el 2008 Patri­monio Cultural de la Humanidad.

Sin embargo, los resultados distan bastante de los propósitos, a todas luces por la falta de sistematicidad, rigor y exigencia en el enfrentamiento a las indisciplinas sociales y actitudes violatorias, tanto de personas aisladas co­mo de entidades, cuyo negativo proceder pa­rece transformar el entorno en un lugar caótico y hostil.

Tal responsabilidad recae, por solo mencionar a algunos de los entes más implicados, en las fuerzas del orden público, en los inspectores de la Dirección Integral de Supervisión, en los agentes de los cuerpos de seguridad y protección, y en los directores y gerentes de las uni­dades comerciales y gastronómicas.

Si se actuara conforme a lo legislado, con la se­veridad requerida, no existirían revendedores en cada esquina, no se descargarían mercancías en horarios inadecuados, los medios de tracción animal y equipos de gran porte no entrarían al centro histórico y disminuiría el maltrato a la propiedad pública.

Lugareños y visitantes se enorgullecen de una obra que en los últimos años le ha rega­la­do a la ciudad el Centro de Convenciones San­ta Cecilia, el Paseo Temático del Cine, el tea­tro Avellaneda, el centro recreativo El lago de los sue­ños, el Parque Botánico y la rehabilitación integral de sus principales arterias co­mer­cia­les.

Acción transformadora que no se detiene, en un esfuerzo por otorgarle a la urbe un valor agregado significativo: está en marcha la edificación del nuevo recinto ferial, el Museo Te­má­tico del Ferrocarril, la sala de conciertos, el proyecto audiovisual El Callejón de los Mi­lagros y los hostales San Juan de Dios y El Co­lonial.

Pero mientras unos construyen y fundan, no puede permitirse que otros se arroguen el derecho de destruir, agredir, degradar o irrespetar el patrimonio edificado, no pocas veces ante la mirada impasible de los propios conciudadanos y de quienes deben velar y exigir por su cuidado y preservación.

No basta entonces proclamar el legítimo or­gullo de ser camagüeyanos, de vivir en esta vi­lla patrimonial, si ello no se revierte en actos, en una conducta cívica y en una manera de re­lacionarse con el entorno que la resguarde de la irreverencia y las malas prácticas que afectan lo físico y, también, la espiritualidad.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-10-13/no-basta-solo-el-orgullo-13-10-2016-23-10-28

Imagen: http://www.pprincipe.cult.cu/leytrad/santa-maria-puerto-principe.htm

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Mentalidad obsoleta vs. pensamiento creativo

Centroamérica/Cuba/14 de Julio de 2016/Autor: Miguel Febles Hernández/Fuente: Granma

Ahora que el calendario se adentra en el mes de julio y está próxima la celebración del Día de la Rebeldía Nacional, los recuerdos me remontan casi nueve años atrás cuando en tierra agramontina tuvo lugar el acto central por el aniversario 54 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Y es que las palabras de Raúl aquel memorable 26 de julio del 2007 parecen dichas para los tiempos que corren: ya desde entonces llamaba a todos los cubanos a sumarse a la batalla cotidiana contra los errores propios que agravan las dificultades derivadas de causas externas, en especial las provocadas por el bloqueo económico de los Estados Unidos”.

La fórmula para lograrlo quedaba enunciada en el propio discurso: ante todo, trabajo organizado, constancia, control, exigencia, rigor, orden y disciplina; producir más y con sentido de la racionalidad y la eficiencia; no repetir los mismos errores por ingenuidades e ignorancia; y cerrar toda brecha a la confusión, al desánimo y al pesimismo.

Casi al término de su alocución, Raúl convocaba a tener siempre presente, “no para repetirlo de memoria como un dogma sino para aplicarlo diaria y creadoramente en nuestro trabajo”, el concepto fidelista de Revolución, “una definición que constituye la quintaesencia de la labor político-ideológica” para transformar el actuar de los seres humanos.

Cabría preguntarse: ¿hemos sido consecuentes con tales postulados? Si en aquel momento Raúl se refería a la necesidad de trabajar sin anquilosamiento ni esquematismos, en el 7mo. Congreso del Partido se reconoció que el obstáculo fundamental enfrentado hasta ahora es “el lastre de una mentalidad obsoleta, que conforma una actitud de inercia o de ausencia de confianza en el futuro”.

He aquí adonde quiero llegar con este comentario: tales asuntos pasan inexorablemente por la preparación de los cuadros a todas las instancias, su responsabilidad, ejemplaridad y cultura organizacional, competencia profesional, espíritu emprendedor, voluntad de no dejarse aplastar por las dificultades y desarrollo de un genuino pensamiento creativo.

Contrario a ello, se ha entronizado en algunos una cultura de la justificación y de la explicación para no hacer las cosas o dejarlas a medias, cuando se sabe que resolver los problemas y seguir hasta el final el cumplimiento de las tareas es la única manera de ser creíbles y el mejor argumento posible para convencer al pueblo de la certeza de sus actos.

No son pocos los dirigentes administrativos que acostumbran a quejarse: ¡Mira que trabajamos y mira que nos regañan! Como si se tratara de trabajar más o menos horas y no de aprovechar el tiempo y de hacerlo con eficiencia y eficacia en busca de resultados tangibles que contribuyan a transformar el estado de cosas en las entidades subordinadas.

¿Qué significa, en este caso, cambiar? Dejar atrás para siempre la improvisación, los enfoques rutinarios, la falta de previsión, el facilismo, la desidia, el formalismo, la superficialidad, el esquematismo, la blandenguería, la intolerancia, el amiguismo, la insensibilidad, las manifestaciones de impunidad y el divorcio con los colectivos de trabajadores para rehuir el intercambio y el debate.

Si determinada empresa acumula pérdidas económicas, incumple los indicadores de eficiencia, paga sin respaldo productivo, incrementa las interrupciones por averías y andan a la deriva las cuentas por cobrar y por pagar, por solo poner algunos ejemplos, es lógico preguntarse a qué dedica su tiempo el directivo y cuál es el papel que desempeña su consejo de dirección.

En lugar de actuar sin dilación para acabar con tanto desorden, en no pocas reuniones se les ve repetir al dedillo conceptos y citas completas de los máximos líderes de la Revolución, sin interiorizar ni hacer suyas sus esencias, como si en “simbólico” acto de arrepentimiento pudieran encubrir una actitud a todas luces negligente e irresponsable.

Es hora, pues, de estimular y promover a quienes, con su manera consecuente de actuar, contribuyen desde sus puestos a forjar una Cuba mejor. Es el momento también de llamar a capítulo y exigir cuentas a aquellos que, alejados del sentir y las expectativas de los trabajadores, usan las dificultades como escudo y muy poco hacen por el progreso colectivo.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-07-14/mentalidad-obsoleta-vs-pensamiento-creativo-14-07-2016-23-07-29

 

 

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