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Libro Marco Raul Mejías: Educación(es), escuela(s) y pedagogía(s) en la cuarta revolución industrial desde Nuestra América Tomo III. (PDF)

Introducción a la Edición Ecuatoriana

“[…] hablar de capacidades en la perspectiva de la educación popular significa dar cuenta de la manera como nos hacemos humanos”.

Marco Raúl Mejía

Educación (es), escuelas (s) y pedagogía (s) en la cuarta revolución industrial desde Nuestra América Tomo III es uno de aquellos libros que desafían nuestra capacidad para cuestionar y cuestionarnos, y es justamente este aspecto el que lo convierte en una lectura obligatoria para toda persona y, por supuesto, para todo educador. Preguntas tales como: ¿En qué con- texto educamos?, ¿cuál es el papel de la tecnología en la educación?, ¿cómo transformar la educación?, ¿cómo lograr una mirada auténtica desde el Sur en contra de posiciones hegemónicas de carácter eurocéntrico?, ¿cuál es el papel de la Educación Popular en el siglo XXI? Estas y otras cuestiones son de vital importancia para poder transformar la sociedad desde la educación a través de un pensamiento reflexivo y crítico que tenga incidencia en una transformación real del mundo.

Óscar de la Borbolla (2019) define el pensamiento como “descubrir en cada camino una multitud de sentidos y en cada sentido una multitud de cami- nos”. Pensar, es justamente a lo que nos invita Marco Raúl, un pensamiento encarnado en acciones de transformación en un mundo complejo, difícil de conceptualizar, que precisamente el autor se encarga de repensar. Para comprender la educación es fundamental contextualizarla en una visión más amplia e integral del mundo, este es precisamente el tránsito en el que se embarca el presente libro.

El mundo en el que vivimos y el cambio de época que estamos contemplando está signado por multiplicidad de cambios que han impactado directamente en nuestras formas de vida. Estos cambios se dan en diversos campos, como el conocimiento, la tecnología, los nuevos lenguajes, la infor- mación, la comunicación, la innovación y la investigación y el entramado de relaciones que constituyen lo que algunos han comenzado a denominar tecnologías convergentes. Todas estas variaciones nos obligan a buscar una explicación, tanto desde el punto de vista teórico, como práctico.

Una parte importante del escrito está centrado en la tecnología que ha teni- do un impacto incuantificable en el mundo contemporáneo y marca nuestro presente y futuro inmediato. Las nuevas tecnologías han alterado nuestros modos de trabajo, de ocio, de aprendizaje, de comunicación y por su pues- to de conocimiento. Y todas estas transformaciones, por supuesto, tienen fuertes implicaciones en el campo educativo. Algunas de las cuestiones que se abordan en el libro de texto son precisamente: ¿Es la Internet la gran dominación o liberación? ¿Es la nueva utopía digital o el nuevo holocausto tecnológico? Y en esta dualidad, ¿qué papel juega la inteligencia artificial?Preguntas que todo educador debe hacerse cuando asistimos a una masi- ficación de los medios tecnológicos en la educación. Esto nos muestra que quizás el problema educativo no es un problema técnico, sino más bien un problema ético y político.

La educación, la escuela y la pedagogía son precisamente campos donde los cambios antes citados han impactado fuertemente, de hecho, el título del libro hábilmente muestra su actual multiplicidad y pluralidad desde una matriz de pensamiento que remarca la diferencia y la diversidad. Es a partir de esta matriz donde Marco Raúl Mejía rastrea y comprende la globalización y el cambio de época, las nuevas reconfiguraciones y con ellas las disputas emergentes, el innegable impacto del neoliberalismo y su papel central en el estado decadente actual de la escuela y del mundo. Ante esto, la necesidad de buscar reformas educativas que nos muestren caminos alternativos.

De este modo, desde la aldea de Abya Yala se realiza un esfuerzo por salir del relato único que se encuentra encarnado en la escuela en tanto que ins- titución. Para los lectores será muy grata la amplia conceptualización que se realiza del Sur, tomando categorías contextuales epistémicas y, por su- puesto, políticas que muestran, por ejemplo, las principales líneas y aportes de las pedagogías decoloniales.

En la actualidad, ya no es posible una crítica sin una propuesta y en este sentido, se rescatan los planteamientos desde el Sur en su gran variedad, desde el rescate de la ausencia de dicotomías, hasta la afirmación de lo humano y la naturaleza pasando por los saberes, las acciones y teorías de los movimientos críticos, mostrando las nuevas emergencias de escenarios políticos y pedagógicos que permiten ver la democracia desde todos los lugares.

Bajo el nombre de las pedagogías de Abya Yala, se enmarcan reflexiones muy fecundas en torno al Vivir Bien o Buen Vivir hallado en lo profundo de los pueblos originarios. Estás visiones originarias indígenas se convierten en referentes de un paradigma crítico que aún está en construcción y por tanto está abierto a múltiples interpretaciones que abren el debate contem- poráneo.

En el texto se muestra la actualidad de la educación popular, no solo como una acción intencionada desde los grupos sociales excluidos, sino como una actuación educativa que busca transformar la realidad a través de propuestas alternativas para todas las sociedades apostando siempre por un horizonte ético y político que busca superar las condiciones de opresión de la sociedad. De forma muy sistemática, Marco Raúl nos permite apreciar las condiciones que hicieron posible el surgimiento de la Educación Popular, mismas que se plantean a continuación:

● Unos antecedentes históricos que dan forma a su propuesta.
● Un fundamento práctico conceptual que lo dota de un acumulado propio.

● Una propuesta de epistemologías de la diversidad y desde el sur.
● Unos desarrollos pedagógicos específicos.
● La emergencia de procesos investigativos a partir de la práctica.
● Una búsqueda identitaria de corte interdisciplinar desde lo pluriverso.

Todos estos aspectos nos permiten comprender la emergencia de la educa- ción popular atendiendo a las condiciones de posibilidad tanto históricas como conceptuales.

En este sentido, se muestra como la idea de lo popular, siempre tan pro- blemática, se ha reconfigurado a partir del viejo entendimiento liberal que asocia lo popular con la masa y con una clase social. Por el contrario, hoy en día lo popular se dice de muchas maneras, se enuncia desde multiplicidad de complementariedades que hacen el concepto mucho más complejo “en cuanto diferentes maneras de ser, estar, convivir, luchar, resistir, reexistir, y ante todo, transformar” (Mejía, 2021, pág. 203).

La claridad, capacidad de argumentación y de síntesis unidas con la cohe- rencia están presentes a lo largo de todo el escrito. Continuando con la Edu- cación Popular, Marco Raúl Mejía nos recuerda los fundamentos prácticos conceptuales que la dotan de un acumulado propio:

● Su punto de partida es la realidad y su lectura crítica, para reconocer los intereses presentes en el actuar y en la producción de la vida material y simbólica de los diferentes actores para la construcción de nueva huma- nidad, desde una perspectiva de capacidades.

● Implica una opción básica de transformación de las condiciones que pro- ducen la opresión, injusticia, explotación, dominación y exclusión de la sociedad.

●  Exige una opción ético-política en, desde y para los intereses de los gru- pos excluidos y dominados, para la pervivencia de la madre tierra.

●  Construye el empoderamiento de excluidos y desiguales, y propicia su participación y organización para transformar la actual sociedad en una más igualitaria, que reconozca las diferencias y la diversidad.

● Construye mediaciones educativas con una propuesta pedagógica basada en procesos de negociación cultural, confrontación y diálogo de saberes.

● Considera la cultura de los participantes como el escenario en el cual se dan las dinámicas de intra, inter y transculturalidad de los diferentes gru- pos humanos y sus relaciones con la naturaleza.

● Propicia procesos de autoafirmación y construcción de subjetividades crí- ticas y rebeldes.

●  Se comprende, en estas sociedades, como un proceso, un saber prácti- co-teórico que se construye desde las resistencias y la búsqueda de alter- nativas a las diferentes dinámicas de control.

●  Genera procesos de producción de conocimientos, saberes y de vida con sentido para la emancipación humana y social.

●  Reconoce dimensiones diferentes en la producción de conocimientos y saberes, en coherencia con las particularidades de los actores y las luchas en las cuales se inscriben.

● Reconstruye entidades para hacer de las reexistencias, propuestas de transformación de la sociedad.

● Su apuesta por la transformación implica cambiar ya la manera de vivir en los territorios que habitamos y en las organizaciones donde militamos.

Todo este acumulado histórico y conceptual ha permitido que desde Nues- tra América vayan apareciendo y consolidando resistencias y reexisten- cias educativas. En este marco, las propuestas críticas son fundamentales, puesto que permiten cuestionar las bases del ser humano y el proyecto de sociedad sobre el cual se erige la escuela en cuanto institución. Precisa- mente esto es lo que provoca que tanto la educación, como la escuela y la pedagogía se conviertan en campos de disputa.

Mención especial merece la reflexión realizada en torno a la relación en- tre cerebro y educación que en los tiempos contemporáneos han pasado a ocupar el primer plano en la preocupación de los educadores. En la cuarta revolución industrial están a la orden del día los procesos cerebrales de los cuales cuanto más se conoce más sorpresas nos llevamos. Esto implica que el desarrollo de la neurociencia ha desembocado en una búsqueda de una educación integral desde las capacidades, habilidades y competencias.

Finalmente, es necesario recordar que escribir sobre educación es siempre un desafío, y lo es aún más cuando sabemos que hablar de educación es hablar del mismo momento histórico en el que nos encontramos. La lectura de este texto además de darnos un criterio instrumental para adentrarnos en los principales debates pedagógicos contemporáneos nos invita a bus- car y recorrer nuevos caminos alternativos que enfrenten las vicisitudes del mundo en que vivimos. Parafraseando a Ayala Mora (2012) puedo decir que este libro es sencillo, pero no simple. Pretende ser claro sin dejar de enfrentar la complejidad. Intenta desarrollar un esquema general sin dejar de lado los procesos y las individualidades de los hechos. En fin, se trata de un compromiso expreso por cambiar la realidad imperante siempre resca- tando lo que nos hace verdaderamente humanos.

Desde Fe y Alegría Ecuador, damos gracias a Marco Raúl por compartir saberes, más que todo, por ayudar a mantener el sueño de una Latinoa- mérica más humana y humanizadora, tomando como fundamento la dig- nidad de la persona humana y su toma de conciencia desde la educación popular.

Publicamos este libro, en el marco de las celebraciones de los 100 años del nacimiento de Freire, que su espíritu nos anime a no perder memoria de nuestras victorias y derrotas, muchos de nuestros compañeros y compañe- ras han sido gobierno y perdieron la oportunidad de hacer de la educación el fundamento de la transformación social. Hoy sin duda, y lo estamos vien- do en esta celebración freirana, hay nuevas y nuevos educadores popula- res recreando la Educación Popular, desde una nueva espiritualidad de la tierra, que implica seguir de pie hasta que los derechos de toda persona se vuelvan globales.

Fe y Alegría – Ecuador

Descarga el libro completo aquí: Libro Marco Raúl Mejía- Educaciones, Escuelas y Pedagogias

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Pedagogías críticas y educaciones populares con enfoque IAP

Marco Raúl Mejía

Planeta Paz

Expedición Pedagógica Nacional

Movilización social por la educación

Me parece estratégico retomar en esta forma el principio del “educador como investigador”, que viene de aquella intensa década de los años 60 y aplicarlo a los contextos específicos comunitarios y ambientales de la experiencia escolar… esperaría, eso sí, que en el futuro hubiera mayor consistencia y constancia en nosotros que en el pasado, para acortar la distancia entre tales planteamientos y su ejecución. La lectura de estos ejes me hizo recordar las discusiones que teníamos sobre el principio de combinar la praxis con frónesis… este es el momento de inventar, con lo nuestro, para no perecer como lo quería el maestro venezolano Simón Rodríguez en el siglo antepasado.

Orlando Fals Borda[2]

Al tomar el contexto como referencia y a los conceptos teóricos de praxis con frónesis, descubrimos una veta casi virgen de ricos conocimientos de las realidades de nuestros pueblos autóctonos, de nuestras raíces más profundas, por fortuna todavía vivas. Recordemos que los paradigmas que han moldeado nuestra formación profesional, en general, han sido constructos socio-culturales de origen eurocéntrico. Ahora tratamos de inspirarnos en nuestro propio contexto y dar a nuestros trabajos el sabor y la consistencia propias del tercer mundo y su trópico, con un paradigma más flexible, de naturaleza holística y esencia participativa democrática. Para llegar a estas metas, la arrogancia académica es un serio obstáculo, debía archivarse. Ibídem[3]

Las citas anteriores, la primera, de comienzos del nuevo siglo, y la segunda, de uno de los últimos textos de Fals Borda cuando le concedieron el premio Malinowsky de antropología, sintetiza un periplo ético, político e intelectual de uno de los más importantes pensadores críticos de la segunda mitad del siglo XX y los inicios del presente. Nacido en 1945 en Barranquilla y muerto en agosto de 2008. Guardadas las proporciones, es como si a un literato le pidieran hablar de García Márquez, o a un pintor, de Fernando Botero, o a un científico de la medicina, del Dr. Rodolfo Llinás o a un cronista deportivo, del Pibe Valderrama o René Higuita, o de muchos otros que se nos haría muy largo enumerar. En ese sentido, para mí es hablar del más importante de nuestros científicos sociales de la mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI, además de haber contado con la fortuna de tenerlo como amigo, maestro y compañero de lucha.

  1. Hijo rebelde de su tiempo desde su contexto[4]

Indagar por Orlando Fals Borda como autor es necesario colocarlo en un escenario latinoamericano, en el cual se desarrolla un esfuerzo colectivo no programado ni organizado en sus inicios, por darle forma a un pensamiento propio que, a la vez que rompía con la “ciencia colonial” europea y estadounidense, recogía de las tradiciones originarias parte de la savia para darle forma a unos movimientos que desarrollaban un pensamiento que da identidad a nuestro contexto como formación social diferente y con proyectos que, manteniendo un nexo con la producción de otros lares, afirmaba las singularidades de lo propio como un ejercicio de complementariedad.

Pensar [a Fals Borda] (…) desde Abya Yala[5] no va a ser posible sin establecer un planteamiento que nos interrogue por la manera cómo nuestras historias, las de los pueblos colonizados en distintas latitudes del mundo, fueron incorporadas en una sola historia y en un solo mundo, el de la llamada modernidad capitalista, lo que tuvo como fundamento la negación de unas formas de humanidad que se diferenciaban de quienes enunciaban el patrón cultural que resultó hegemónico a nivel global. Es en ese marco general que adquiere especificidad en diferentes variantes del pensamiento, el conocimiento del maestro Orlando Fals Borda, el cual no es comprensible sin un contexto general de rebeldía en Nuestra América, lo cual dio pie a un sinnúmero de pensadores que, al igual que nuestro autor, fueron abriendo un camino en medio de grandes dificultades por la hegemonía de un pensamiento único en el mundo académico, de corte eurocéntrico.

Han discutido las corrientes críticas latinoamericanas del conocimiento y de las diferentes disciplinas, cómo fue que un pensamiento surgido en una región geográficamente delimitada y local devino como conocimiento universal y como forma superior de la razón, negando las formas no racionales y los conocimientos que no se inscribieran en sus lógicas produciendo, además, una subordinación de los otros conocimientos y culturas, lo que les llevó a construir la idea de progreso[6] que coloca un imaginario sobre la sociedad en el cual en ese largo camino unos estarían delante y otros detrás en el camino de la historia, subalternizando pueblos, culturas, lenguajes y formas de conocer.

Algunos sectores también muestran cómo pensadores críticos del mundo eurocéntrico construyen esa mirada homogeneizadora sobre los otros mundos (Asia, África, América), participando también de esa subalternización a las voces diferentes a las propias que aparecen como incompletas, subdesarrolladas, precientíficas, míticas, no racionales[7].

En diferentes versiones se reconoce que esto generó una homogeneización epistémica, que al deslegitimar la existencia de otras formas de saber, subalternizándolas, generaron una dinámica de expansión de Occidente euroamericano como la episteme y la racionalidad que corresponderían a las formas superiores de lo humano, forjando una subjetividad centrada en la razón que niega la relación con la vida cotidiana, y haciendo de las relaciones cognitivas las que se establecen entre sujetos de saber y objetos de conocimiento mediados por un método científico.

A esos fundamentos de la modernidad universal los señalan como el ejercicio de la colonialidad diferente al del colonialismo, ya que éste, centrado en el control económico y político de las metrópolis es derrotado por las luchas de independencia. Sin embargo, el otro sigue operando a través de una visión del mundo y el control de las mentes y los cuerpos, en donde juegan un importante papel las instituciones de educación; en ese sentido se señala que el eurocentrismo no es una mirada cognitiva propia de los europeos, sino de todos los que hemos sido educados en los imaginarios y prácticas de las hegemonías de las instituciones educativas, con las cuales se naturalizó el imaginario cultural europeo, generándose una geopolítica del conocimiento que invisibiliza y desaparece las historias locales.

De igual manera, se muestra cómo la teoría crítica, en sus diferentes vertientes euronorteamericanas, son aliadas en la denuncia frente al capitalismo occidental, pero sus reflexiones no son suficientes para explicar las particularidades de éste en nuestras realidades. De ahí que se requiera complementarlo en la investigación y comprensión de nuestro ser social, con las especificidades de las relaciones sociales gestadas en el proceso de la colonialidad, que en el caso de los países de la periferia se ha dado como dominación, control y explotación no sólo en el ámbito del trabajo, sino también en el de la razón, el género, y los saberes relacionados a ellas, dando forma a estructuras que construyen una subjetividad controlada. Además, emerge la necesidad de incorporar una dimensión étnica y epistémica al conflicto, ya que opera en los sujetos, pero como modos de conocer, de producir saber y conocimiento, de producir imágenes, símbolos, hábitos, significación y modos de relacionarse. Lo que muestra esta entrada desde nuestros contextos es una lectura que da cuenta de unas singularidades del control y la dominación, que se logra por mecanismos no coercitivos directos y que no apelan a la violencia directa, sino que entran en un control ejercido más en las estructuras subjetivas de corte cognitivo, afectivo y volitivo, emocional, valorativo, y de deseo y trascendencia (individuación).

Al nivel del conocimiento ese pensamiento, al organizar un tipo de ciencia única, terminó produciendo una regularidad disciplinaria y epistémica patronizada por una única forma de investigar y de conocer, lo cual permitió establecer las reglas para explicar el mundo, lo que posibilitó que las diferentes instituciones de socialización, la política, la religión, la familia, la escuela, y últimamente la industria cultural de masas, se convirtieran en los vehículos más expeditos para producir una hegemonía cultural que naturaliza nuestra manera occidental de entendernos a nosotros mismos, a la sociedad y a la cultura.

Las rebeldías latinoamericanas fueron generando una teoría práctica que, a la vez que construía movimientos sociales y generaba dinámicas disruptivas a las teorías políticamente correctas, fue impugnando el discurso que en la mirada euronorteamericana se mostraba como lo científicamente determinado, lo cual permitió, al interior de los países, múltiples procesos de los más variados tipos, que hasta nuestros días continúan manifestando, en cuanto las rebeldías no están concluidas. Aprenden de sus equivocaciones, acumulan con nuevas elaboraciones, abren territorios geográficos conceptuales y epistémicos, que prosiguen en su construcción a través de la discusión y el debate, dando soportes a nuevos entendimientos que, al leer las prácticas, no pretenden como lo hizo Occidente, fijar ahora un nuevo patrón monocultural, sino abrirse a un camino de reconocernos culturalmente diversos, humanamente diferentes en un mundo único que nos hace reconocernos como naturaleza y en sociedades profundamente desiguales, injustas y opresoras que deben ser transformadas para construir humanidad sobre otras bases y fundamentos.

Esas rebeldías latinoamericanas pueden ser hoy reconocidas –y prosiguen construyéndose– en las formas políticas de las propuestas de recuperar identidades leyendo críticamente nuestro pasado colonial, y la manera cómo clasifica la población a partir de una discriminación racial, brindándole una nueva identidad al colonialismo, ahora desde lo blanco, lo negro, lo amarillo, los indios, los mestizos, para así identificar el euronorteamericanismo[8], y en la contemporaneidad, en las lecturas críticas que del progresismo que predominó durante veinte años en diez países de la región[9]. En los aspectos religiosos destaca una comprensión alternativa a la lectura de lo sobrenatural, enfatizando el lugar del pobre[10], así como el reconocimiento de la espiritualidad originaria[11]. Otra forma de acercarse a la realidad específica que viven los pueblos de esta otra parte del mundo que, soportada en miradas feministas[12], también cuestiona a la familia nuclear, y las formas de pareja constituidas en el reconocimiento de la diversidad.

Asimismo, en educación están los planteamientos críticos a la educación “bancaria”[13], como los desarrollos en el siglo XX, y lo que va del presente, de la educación popular[14], con la crítica al logos occidental como única manera de conocer[15], [y las epistemologías contextuales (Zemelmann)[16]]; en la investigación, la crítica a un único método sin sujeto[17], la ética desde la tierra y la vida[18], y el entendimiento de la subjetividad, la mente y la personalidad hecha de otra manera[19]; el reconocimiento de los géneros, sus subjetividades y sus cuerpos[20]. En la comunicación popular, los planteamientos clásicos sobre las maneras cómo se comunican estos sectores, más allá de los medios masivos[21], así como el entrecruce actual de comunicación y educación popular en el mundo cultural de masas[22]. No podemos dejar de reconocer en esta línea el planteamiento de José Carlos Mariátegui sobre el marxismo indoamericano[23].

También, en muchos saberes, disciplinas y conocimientos, se fue dando un pensamiento que ha conducido a tener que explicarnos por qué, a pesar de nuestras diferencias, el mundo se sigue leyendo en la secuencia de progreso planteada por la linealidad en torno a la modernidad, a la cual le agregan en estos tiempos un planteamiento de posmodernidad. Precisamente, lo que nos ayuda a salir de esa dualidad en el debate es construir los elementos con los cuales configuramos el ser desde acá y revisitar nuestra tradición de derechos, resistencia y reexistencia, lo cual nos ha permitido comenzar a construir otros relatos con diferentes narrativas para comprender ese monoculturalismo desde una mirada multicolor que nos permita otras explicaciones para producir en el sentido de la educación popular; un proceso de diálogo de saberes que construye intraculturalidad, además de una interculturalidad derivada de la confrontación de saberes, y una transculturalidad desde la negociación cultural que nos permite cruzar los múltiples relatos para reconocer con quienes construimos lo común de estos tiempos en el norte y en el sur, para transformar esas realidades que niegan lo diferente, lo diverso, la unicidad de lo humano y la naturaleza, y nos invitan a construir otros mundos[24].

Estas rebeldías latinoamericanas, vivas y actuantes para darle forma no a la idea posmoderna de la diversidad, la tolerancia y el pluralismo, adquieren su crisol en las luchas múltiples que se dan, y continúan tomando cuerpo, para enfrentar los relatos monoculturales y todas sus manifestaciones de dominio y control, que se constituyen como hegemonías de múltiples tipos, las cuales deben interpelarse teórica, práctica y socialmente para poder construir nuevas emancipaciones, las que también están en proceso de reconfiguración por estas visiones únicas de cualquier tipo, a izquierdas, derechas y centros políticos.

Es necesario reconocer que Occidente se constituye sobre una profunda exclusión y fue la negación de lo otro humano que no fueran ellos. Así, llamaron bárbaros a las tribus de Asia que los conquistaron, refiriéndose así a su balbuceo por no hablar griego. Ya ‘civilizados’ fueron germanos, francos y demás tribus. Ese bárbaro se trasladó en su conquista de África a América[25], parte de Asia y a todo lo que no fueran ellos, desde luego, incluidos los de otras religiones –como los musulmanes. Esta mirada también se hizo sobre las mujeres (patriarcalidad), los niños (adultocentrismo), y los discapacitados (anormalidad). Por ello, el modelo grecorromano occidental del conocimiento y la cultura va a predominar en muchos aspectos de la vida cotidiana, social, cultural e institucional.

Ese modelo de lo humano terminará siendo el soporte de lo euronorteamericano que algunos verán en el Wasp (White, Anglo-Saxon, Protestant). Esa visión primará en la construcción cultural como la forma principal a la que nos debemos asimilar civilizatoriamente, es decir, somos de occidente y ello ha estado presente en todas nuestras tradiciones institucionales latinoamericanas y de otros sures colonizados por los europeos, produciendo una especie de trasplante cultural a nuestras realidades, centrales a la manera cómo todas las formas de organización, gestión, han construido una individuación y la subjetividad de estos tiempos, aun con discursos en donde nos mantienen en la dualidad modernidad-posmodernidad, colocando en sus lenguajes aspectos como la diversidad, lo intercultural, la pluralidad y muchas otras a través de las cuales se sigue escondiendo, aun en tiempos de cuarta revolución industrial, en donde la matriz económica, política, cultural y social continúa constituyendo sujetos con una matriz monocultural de tipo euronorteamericano.

En ese sentido, quien inaugura este período es el peruano José Carlos Mariátegui, quien habló del “marxismo indoamericano”, lo que le valió una intervención directa en su país del Komintern en la década del 30 del siglo pasado. También desde la especificidad colombiana, y muchos años después, Fals Borda hablaría del “socialismo raizal”. En el mismo período de la década del 30, Avelino Siñani y Elizardo Pérez en Bolivia, con la escuela Ayllu de Warisata, rompen el modelo eurocéntrico educativo proponiéndonos una educación indígena.

Ese escenario de “herejías” frente a lo establecido como conocimiento universal, va a tener en la década del 50 y del 60 del siglo anterior una proliferación de propuestas que se convirtieron en movimientos con múltiples expresiones de resistencia y de construcción de procesos alternativos, lo cual nos permitió a quienes veníamos después de ellos, estar parados en “hombros de gigantes” como dirían algunos de Newton en las ciencias naturales, las epistemologías contextuales.

En el marco de estos desarrollos, como hijo avanzado de su tiempo, nuestro autor construyó en debate y colaboración con cientistas sociales de otros lares la investigación acción participante (IAP), articulada a una serie de experiencias en otros lugares de América Latina, como sucedió con las anteriormente citadas y para el caso de Fals Borda, con una mayor cercanía en Brasil, Chile, México, que luego atravesaría los océanos con mayor influencia en la India, África y Australia.

En mi experiencia personal, crucé con él en diferentes actividades y procesos sociales, el último, la experiencia que desarrollé con el equipo del Programa Ondas para niñas, niños, jóvenes, maestras y maestros, llamada la Investigación como Estrategia Pedagógica (IEP), que tuvo siempre su acompañamiento y el consejo de largas conversaciones de amigo y maestro. En ese esfuerzo por cruzar educación popular e investigación se toma como antecedente el trabajo de tres décadas antes, como las experiencias vividas en el desarrollo del proyecto educativo de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos – ANUC, el trabajo realizado en la costa caribe en el marco del movimiento campesino, y que luego va al movimiento pedagógico colombiano propiciado por el sindicato de trabajadores de la educación FECODE. Algo de esto puede ser visto en Youtube (Con la ra de árbol, disponible en: https://youtube/fXfZE2ZB2gM).

  1. Fals Borda, precursor y continuador del pensamiento crítico del siglo XXI

Ahora quisiera plantear críticamente que muchas de las teorías en boga, por ejemplo, algunos de los autores de la descolonización, en aras de una búsqueda de originalidad en estos tiempos, pareciera que no reconocieran aquellos gérmenes de ese “nuevo” pensamiento en los autores que nos antecedieron. Basta solo recordar cómo Simón Rodríguez había dicho en 1828, “la sabiduría de la Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América”[26].

De igual manera, revisemos un poco cómo muchos de los temas planteados en estas nuevas corrientes ya estaban en los escritos de Fals Borda, que son desechados porque a veces pareciera pesar mucho para no retomarlo, su formación funcionalista en los Estados Unidos (Universidad de Wisconsin, y Florida) o sus coqueteos con el marxismo o para otros, la distancia de corrientes más ortodoxas de éste. Estos aspectos fueron transformados rápidamente por su práctica en el Departamento de Boyacá, que lo llevaría a escribir uno de sus primeros textos, al que llamó “campesinos de los andes” y que luego retomó para su tesis doctoral, en donde ya plantea claramente un distanciamiento con las ciencias europeas, encontrando una reflexión a partir de la categoría de sentido común, con la cual toma el rumbo de reconocer que había un saber y un conocimiento propio en los sectores populares que le permitiría formular el colonialismo intelectual como uno de los principales problemas de las ciencias sociales de estos lares.[27]

Esta idea que va a permitir constituir como categoría el saber propio o popular, la cual va a tener su clímax en el texto de la Historia Doble de la Costa, en el cual mostró que esa lectura popular estaba presente en el imaginario de los grupos sociales populares con narrativas propias, que les permitían diferenciarse de otro tipo de producciones. Allí están sus cuatro libros[28], donde él reconoce que su idea de “sentipensante” la apropió de estos campesinos, que dan cuenta siempre de la unidad del mundo explicitada en la unidad de la razón, la pasión, el cuerpo y el corazón, los cuales se basaban en una relación que él denominaba más cercana a la realidad, y era la relación sujeto-sujeto que también reconocía por estar en la realidad más respetuosa del entorno social.

Estos textos auscultan con profundidad la manera cómo los territorios son constituidos en sus múltiples aspectos, no solo por las narrativas del poder sino también por las de sus habitantes, los cuales la viven, la explican y la transforman desde sus comprensiones, que la mayoría de las veces son diferentes a las de la academia clásica, en cuanto son sus luchas y resistencias las que otorgan sentidos e identidades. En esta perspectiva, la idea de praxis que reelabora desde ese sentido común y de los saberes no académicos, le van a servir como horizonte de ruptura epistemológica que lo llevará a la formulación de que, si miramos la vida de la gente, es posible distanciarse del positivismo como única manera de explicarla[29]. En ese sentido, en el corazón del proyecto de Fals está la idea de territorio como el espacio que articula y construye desde las identidades y cosmogonías de los grupos sociales sus sentidos, proyectos y prácticas.

Para resolver esta crítica propone la Investigación-Acción Participante, como ruta para ver de qué manera los grupos populares no academizados organizan un conocimiento desde su quehacer, mostrando cómo ese saber que a veces es desdeñado como folclor, tiene su propia racionalidad y su propia estructura de causalidad. En ese sentido, va a tener validez científica así esté por fuera del edificio formal de la ciencia clásica[30]. Pensamientos y acciones que marcaron todas las generaciones de las diferentes escuelas rebeldes por construir lo propio, de tal manera que les permitiera dialogar con Occidente de igual a igual, y que en su visión permitió los viejos centros de cientificidad, neutralidad valorativa y de validez de resultados.

Este camino de elaboración temprana va a tener una veta que nunca abandona en su obra, que lo llevará por el camino de reconocer ese saber de los sectores populares como otro tipo de conocimiento, el cual era muy visible en la vida indígena, las rebeliones, la experiencia de la gente en su día a día, o en las herejías, y frente a todo ello señalaba que para poder leerlas en otra clave, se requería una opción ético-político-cognitiva, lo cual convierte a la investigación-acción participante como una forma de actuación política con un compromiso en una acción “científico-política”, que se vincula para ayudar en los procesos de empoderamiento, organización y lucha de los sectores sociales populares, a la vez que va a ser una crítica al predominio del positivismo en las ciencias sociales, y más radical, en cuanto permite la emergencia de una epistemología surgida en el sur[31].

Para él adquiere tanta fuerza la propuesta que en el discurso del Premio Malinowsky dice: “Por tanto, mi primera conclusión al final del día de hoy es que la Investigación-Acción Participante encajó en un marco superior de experiencias, conocimientos, sentimientos e intuición, los cuales podrían ser rastreados hasta los tiempos homéricos, si la tradición fuera occidental, o al Popol Vu si uno deseara circunscribirse a la era de Cikinbuab”[32]

En esta mirada señala como esa organización de la sociedad basada en la dicotomía entre desarrollo y subdesarrollo ha sido construida por una escala de poder que desconoce la complejidad y la fragilidad del medio tropical, caracterizado por sus comunidades multiétnicas y biodiversas. Si las desconocemos, nos convertirán en promotores de la economía del consumo, que a nivel conocimiento significa el uso de “paradigmas desarraigados del contexto propio”. Por ello propone la construcción de paradigmas endógenos enraizados en nuestras propias circunstancias, que no rompan la unidad humana- naturaleza y que encuentra interrelación con los paradigmas críticos europeos en desarrollo por ejemplo en los procesos: de complejidad, sistemas, fractalidad y otros.

Esto significaría: “sustituir las definiciones discriminatorias entre lo académico y lo popular; entre lo científico y lo político, sobre todo en la medida en que se haga énfasis en las relaciones complementarias”[33]. Para Fals, esas discusiones tenían consecuencias políticas y desde ese entendimiento plantea su “socialismo raizal” o “enraizado”, diferenciándose también del eurocentrismo marxista sin desecharlo, y da sentido a una acción política  en nuestros contextos latino, caribe y mesoamericano soportados en las particularidades del humano tropical: la solidaridad del mundo indígena, la búsqueda de libertad del afro palenquero, los sentidos de autonomía de los colones y la dignidad de los campesinos, lo cual nos va a dotar de un proyecto propio desde nuestras particularidades y establecer lo que él llamaba “la segunda república”.

Ese encuentro de lo académico y lo popular exigió en la propuesta metodológica un diseño de “devolución sistémica”, la cual permitía el intercambio de conocimientos, que exigió un mayor ejercicio en el lenguaje que permitiera la comprensión de procesos, resultados y dinámicas que exigía: “un diferencial de comunicación que llevó a pensar en la incorporación de técnicas variadas, musicales, teatro, multimedia, para lograr la mutua comprensión.

Todos estos planteamientos tienen su concreción en una propuesta investigativa que, recuperando los diferentes planteamientos de la teoría de la acción: Lewin, Sol Tax, Anisur Rahman, va a ir encontrando en Fals, a través de la participación, un núcleo de pensamiento que da forma a la investigación acción participante con una fundamentación que enfrentó la neutralidad valorativa, tan en boga en los científicos sociales. Ella dio lugar a la necesidad de reconocer al observador como parte del mundo que se investiga, de cómo la investigación tiene consecuencias transformadoras en la realidad, de cómo el mundo enunciado estaba construido desde múltiples mundos en unidad contradictoria, y que leerlos así implicaba enfrentar las dicotomías sobre las cuales estaba construido el relato occidental eurocéntrico. Esto mostraba la capacidad de ligar pensamiento transdisciplinar y pensamiento raizal propio.

Ello le permitió también darle un lugar a la emergencia de lo que él denominó la “antiélite juvenil”, que vio como el comienzo de confrontación a la clase caudillesca eurocéntrica. Para Fals esta juventud se estaba moviendo con el principio huitoto de “kasiyadu” o renacer, del cual recuperó la función cultural y la personalidad horizontal del ser humano integral.

Fals abandonó la universidad a finales del 60 del siglo pasado, buscando replantear la manera del encuentro entre la universidad y los grupos populares, en cuanto para él era urgente forjar el diálogo entre estas dos cosmovisiones, de un lado, la eurocéntrica propia de los activistas externos o académicos, y la otra, telúrica o regional, que privilegiaba lo inmediato y lo cotidiano.

La ruptura de Fals con la universidad, en donde fue compañero del sacerdote guerrillero Camilo Torres Restrepo, la adujo para hacer un trabajo coherente con su pensamiento en medio de los campesinos de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos -ANUC. Cuando regresa a la universidad 20 años después, escribe un texto muy actual en donde invita a desafiar la manera cómo se había entronizado la institucionalidad de la ciencia eurocéntrica en nuestro contexto, mostrándolo como otro dogmatismo que invita a romper y a encontrar incesantemente las causas que hagan complementario, de una manera dialéctica, el conocimiento popular y el conocimiento científico.[34]

En la lectura actual de quienes consideran válido y vigente el pensamiento de Fals y, además, buscan recrearlo, profundizando en esas otras formas de los otros conocimientos, saberes, cosmovisiones, cosmogonías, como lo muestra el texto de Rappaport, que permite ubicar esa actualidad del pensamiento y elabora una crítica a quienes anunciaron su agotamiento y que se desplazaron a la etnografía o a la investigación colaborativa.[35]

Las rebeldías de un sentipensante

El camino trazado por nuestro autor a lo largo de su vida, va a ser en coherencia con su vida social y personal; los signos de esas rebeldías que a manera de síntesis pudiéramos organizar en cinco. En ese sentido, el maestro Fals Borda bebe de esa rebelión latinoamericana y se suma a ella, enfrentando las particularidades que toma en nuestra realidad esa modernidad que ha construido en todos nuestros ámbitos de socialización una especie de matriz cultural extraña. Como bien decía el autor: “…los paradigmas que han moldeado nuestra formación profesional en general, han sido constructos culturales de origen eurocéntrico.”[36] Llegar a esta afirmación le exigió a nuestro autor una ruptura que fue realizada desde adentro, ya que su formación inicial había sido realizada desde la sociología funcionalista con la cual va rompiendo paulatinamente, haciendo visible el periplo intelectual de Orlando.

Rebelión contra el eurocentrismo

Cuando el autor debe enfrentar esas miradas hace consciente una rebeldía que lo coloca en contraposición a una epistemología única, la forjada en la mirada de las disciplinas y el pensamiento lógico racional, las cuales conocía profundamente ya que había sido formado en las escuelas sociales norteamericanas de la época, con su título en la Universidad de Wisconsin y Florida. Este primer giro es elaborado desde el contacto con la realidad colombiana, la cual le muestra la insuficiencia de estos desarrollos conceptuales eurocéntricos para dar cuenta de una realidad que se le escapaba en el análisis. En ese sentido, su rebeldía frente a ese poder epistémico es alimentado desde el contacto con esos campesinos en el mundo boyacense, en donde construye los gérmenes de lo que luego sería la organización de la acción comunal en nuestro país.

Rebelión contra las izquierdas clásicas

Ese contacto con la realidad lo acercó a las visiones y concepciones críticas en las ciencias sociales y de forma específica al marxismo de la década del 60 y 70 en nuestro contexto, fuertemente influenciado por las grandes corrientes internacionales soviética, china, trotskistas, posiciones frente a las cuales mantiene un debate permanente, también por su incapacidad de entender las particularidades de esa teoría en nuestra formación social, lo que va a caracterizar una especie de herejía en su momento. Esa distancia se hizo más profunda al tener su acercamiento y un contacto más profundo con los grupos populares a través de la fundación La Rosca en los departamentos de la costa caribe colombiana. Es ahí donde la categoría de pueblo contrapuesta no solo a las élites dominantes sino a la forma de las culturas y de las identidades le marcan un alejamiento y rebeldía frente a esa concepción de clase que no alcanzaba a designar desde sus miradas, las particularidades y especificidades de los sujetos históricos construidos desde los múltiples territorios de nuestras latitudes.

Rebelión con la visión religiosa dominante

Las rebeldías de Fals van y vienen con su vida, no solo en la esfera pública, sino también en la esfera más íntima, donde vive una visión de fe y trascendencia que no solo le significa el señalamiento que le hacen los grupos de diferentes latitudes, sino que lo alejan del catolicismo como forma religiosa mayoritaria en nuestro país. Esa participación en las iglesias reformadas (presbiterianas) le generan también un señalamiento de la izquierda armada y ligada al pensamiento materialista y ateo, quienes llegan a señalarlo como servidor de los intereses norteamericano en nuestros contextos y alguien inhabilitado de participar en procesos emancipatorios por sus características de fe.

Rebelión contra las formas de relación entre la academia y los movimientos

El periplo vital como luchador de nuestro autor, hace que la construcción de la investigación-acción participante no sea solo una manera de abordar la realidad sino un posicionamiento ético frente al mundo y a las variadas formas de poder que se constituyen a derechas e izquierdas, para no hablar de sus búsquedas afectivas de sus últimos años, que eran ejemplo también de forma coherente de una vida en permanente rebeldía y herejía.

Poco espacio para tan grande pensador, quien estuvo en procesos de coordinación de parte de las dinámicas alternativas en el mundo durante su vida. Estuvo en los orígenes de CLACSO, quien publicó un texto póstumo con una selección de su obra que invitamos a leer con la referencia anterior del CEAAL, de quienes fue presidente; promovió grandes eventos de reflexión de la ciencia social crítica de su tiempo (Cartagena 1977 y 1995). Fals Borda forjó además un activismo político, que en Colombia desembocó en la unidad de las izquierdas en torno al Polo Democrático Alternativo como camino, según sus palabras, “para frentear la violencia y cortarle la cabeza a esa hidra”. De alguna manera, el pensamiento y análisis de la violencia en Colombia había atravesado su obra desde muy temprano, cuando elaboró junto a Germán Guzmán y Eduardo Umaña Luna, el gran estudio sobre esa problemática en la década del ‘60[37], tanto que Fals se llamaba a sí mismo ser: “de la generación de la violencia”, un pensamiento que no se detiene, en cuanto sigue iluminando reflexiones para la nueva crítica de este tiempo.

  1. Investigación-Acción Participante y educación popular, un encuentro de mutuo enriquecimiento

Orlando Fals Borda y su pensamiento sigue dando luces para un accionar de dos dinámicas que irrumpieron en nuestro continente con más fuerza en la segunda mitad del siglo XX y en lo corrido de este, tratando de animar unas ciencias sociales comprometidas con los intereses de construir un saber que, a la vez que se hace riguroso, desbroza nuevos caminos para mantener un nexo con la realidad y aportarle a su transformación desde una praxis regida y complementada por una frónesis, entendida como la moral que da la sabiduría para las cosas prácticas y sobre todo, para cambiar las cosas y nuestra vida, que es aquello que nos hace buenos. Por ello, no es posible entender la praxis sin ella. Por ello el activismo, en sus palabras, no es suficiente.

Educaciones populares y pedagogías críticas desde América Latina

En América latina se ha desarrollado un pensamiento educativo y pedagógico que bebe de las teorías de la izquierda critica en sus múltiples explicaciones, marxista frankfuriana, posestructuralista, post moderna, del pensamiento complejo, de teorías de la decolonización, y en ocasiones, de la filosofía clásica kantiana, en muchos casos mezclando aspectos de varias de esas corrientes. Desde mi punto de vista, muy pocos se mueven en una sola postura. Las particularidades de las rebeldías de nuestro contexto han hecho que estas concepciones, al animar prácticas y dinámicas de transformación en los territorios, dejan de ser pensamiento monolítico y tienen que adaptarse a las condiciones de los contextos, generándose una reapropiación y reelaboración de ellas.

El ejercicio educativo y pedagógico siempre debe tener consecuencias prácticas, lo que ha llevado a que en nuestro continente esas formas no sean puras en ningún lugar, más allá de los manuales o de los textos que buscan trazar taxonomías para ser comprendidas. Esto permite que infinidad de nombres vayan poblando este ejercicio educativo y pedagógico, en una mezcla que al ir y revisarlas conforman un híbrido de múltiples influencias. Por eso es común encontrar que se citan autores como Makarenko, Krupskaya, que vienen del socialismo real, entremezclados con pedagogías críticas de origen norteamericano como Giroux, McLaren, Michael Apple o de las corrientes europeas como Freinet, Bourdieu, Passero, Gramsci, Bernstein y otros.

La centralidad de estas diferentes posiciones que hacen referencia al control político-económico y la manera como el mismo se manifiesta en la vida de la educación y de las escuelas, fue parte de lo que desentrañaron los pensadores de Frankfurt al adentrarse en el tema del poder y los intereses en juego en la ciencia, el conocimiento y la tecnología, develando su aparente objetividad. Este tema es retomado por diferentes posiciones desde América Latina que, influenciada por tales pensadores, intentan leer a su luz el impacto que tiene la tercera y la cuarta revolución industrial en los aspectos educativos, escolares y pedagógicos.

Pudiéramos afirmar que a todas las posiciones las acompaña la obsesión por la manera cómo el poder transnacional y sus organismos multilaterales toman hoy forma educativa y pedagógica, y la manera como ellas prefiguran con especificidad las resistencias y las re-existencias con las cuales se quieren construir otros mundos, sin dejar de reconocer posiciones que vienen también de corrientes clásicas, que señalan que intentar entrar a la esfera de la pedagogía es desviarse de los caminos de la revolución y acercarse a un reformismo modernizador que olvida que solo transformando el sistema se transformarán los aparatos ideológico-políticos que sostienen al capitalismo. Por eso decimos que en Nuestraamérica hoy se escribe en forma teórico-práctica un capítulo por hacer real la reconfiguración con formas propias, no solo de las concepciones críticas en educación, sino también de un pensamiento transformador que interpela la tradición política y le da forma desde nuestras particularidades contextuales, enmarcados en una tradición por construir lo nuestro.[38]

Esto da origen a unos tipos de subjetividad rebelde que, para el campo especifico de la educación, se inician desde los tiempos de la conquista en las luchas contra las colonias y, desde luego, contra las elites republicanas que instauraron el eurocentrismo como única manera de darle forma a estos territorios. En esta tradición que tiene múltiples vertientes, muchos nos reconocemos herederos de Simón Rodríguez el maestro de Simón bolívar, dando forma en su peculiar manera de construir su propuesta de educación popular, a una tradición que continúa haciéndose en nosotros, educadores críticos de múltiples visiones y tipos, en un pensamiento que hoy debe ser actualizado para dar respuesta al cambio de época, y a los esfuerzos del capitalismo cognitivo por apoderarse o neutralizar la capacidad crítica de los procesos alternativos, con una praxis que prosigue en la elaboración en múltiples territorios y nos hace nómadas, en cuanto aprendemos todos los días.

Este escenario muestra hoy un mundo que es retado en el mismo tiempo y espacio por seis momentos tan particulares de la humanidad.

Transformaciones epocales, cambios civilizatorios y replanteamientos a la educación

En esta perspectiva, la educación y la escuela ya estaban en una profunda crisis antes de la sindemia.[39] Lo único que hizo esta fue agregarle nuevos elementos a su caracterización y que, desde mi visión, es un mundo que vivía cinco grandes transformaciones y ahora se le agrega una sexta, que también modifica el escenario en forma sustancial. Ellas serían:

  • Un cambio epocal que, a decir de Charpak, premio Nobel de física, representa una “mutación” no vista desde el neolítico, la revolución de la agricultura y el lenguaje oral. Esto tiene un impacto en la educación, en cuanto el mismo autor desarrolla a fondo la propuesta de pedagogías desde la investigación[40].
  • El paso entre la tercera (microelectrónica) y la cuarta revolución industrial (la inteligencia artificial y el trabajo inmaterial), la cual tiene 50 años de su transición entre ellas, cuando entre la primera y la segunda necesitamos 200 años para su desarrollo, visibilizando la velocidad de los cambios de este tiempo[41]. En educación, la introducción de las tecnologías de estas dos revoluciones a los procesos escolares, que se ve reflejada en la educación virtual-digital autoadministrada.
  • El surgimiento de un capitalismo cognitivo, el cual realiza sus grandes acumulaciones en el conocimiento y la ciencia convertidos en fuerza productiva, diferenciando entre los países centrales y los de la periferia, y una centralidad del trabajo humano, lo cual constituye la singularidad de este[42]. Esto reordena la educación desde el STEM.
  • Crisis ambiental climática producida por la manera de vivir y consumir de los humanos y de relacionarnos con la naturaleza, lo que algunos grupos originarios han comenzado a llamar el “terricidio” y otros el Antropoceno o el “capitaloceno”. En educación, todos los asuntos ambientales se curricularizan y van a la escuela bajo las más variadas formas.[43]
  • Las luchas de las diferencias y la diversidad introducen unas transformaciones que van desde los pensamientos propios del orientalismo, nuestraamérica, las denominadas del sur, y las singularidades planteadas por las luchas de género, la diversidad sexual y las discapacidades, así como las luchas étnicas. Todo ello construye un nuevo escenario de asuntos a ser trabajados en las instituciones educativas.[44][45]
  • En medio de esas transformaciones aparece la sindemia y produce unos cuestionamientos más profundos al modelo civilizatorio construido por occidente y la modernidad[46], la cual ha reintroducido en la escuela un discurso sobre las emociones, el cuidado, el autocuidado en la vieja manía de curriculizar los problemas.

Estas seis transformaciones concurren hoy para construir un escenario que pudiéramos caracterizar con un aforismo de Confucio: “la crisis es un instante entre dos claridades”. Y nosotros, los humanos de este tiempo de cualquier concepción política, teórica e ideológica, nos encontramos en ese “instante” en el cual son resignificadas y replanteadas muchas de las instituciones, imaginarios culturales, sistemas de mediaciones, soportes de la acción humana que habían constituido la sociedad. De este tiempo había hablado Gramsci[47] desde la cárcel, cuando interpretó desde ahí su tiempo: “el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro (interregno) surgen los monstruos”.

Hablar hoy de estas formas particulares que dan sentido a las rebeldías educativas y pedagógicas nos exige reconocernos en una historia en donde el camino recorrido por las pedagogías críticas en nuestros contextos, nos permite decir que no son un campo unificado, ni en el mundo ni en Nuestraamérica, pero en las dinámicas sociales especificas marcadas por los diferentes ámbitos, actores, movimientos, grupos de impugnación, van tomando forma posiciones que enfatizan en algún aspecto y reciben diferentes denominaciones. Lo importante aquí es la manera cómo se hacen complementarias esas múltiples entradas para construir los nuevos territorios de la impugnación y la emancipación desde las educaciones y las pedagogías.

Entre las principales tendríamos: la educación intercultural, la comunitaria, la del campo, la de la madre tierra, las insumisas, las corporeidades rebeldes, las de la resistencia, las de la reexistencia, la popular, las situadas y contextuales, las decoloniales, las rebeldes emergentes, las propias, las críticas, la educación en familia y en casa, las de didácticas no parametrales y muchas otras que muestran la riqueza y la atomización de sus desarrollos. Es decir, cuando hablo de educaciones populares me estoy refiriendo a una de estas corrientes que existen y que además tiene la particularidad de que no podemos hablar de ella en singular, hay que hablar de educaciones populares y, en ese sentido, podemos decir que hay que hacer una delimitación frente a algunos que todavía reducen la educación popular a una “educación de adultos”, con una lectura que no recoge sus desarrollos, que es solo la que se hace con los sectores sociales populares, que es no formal y muchos otros aspectos.

Hoy tenemos que decir que la educación popular es una propuesta para toda la sociedad, para todas las educaciones y es uno de los principales procesos que se configuran hoy como campo en disputa en el momento en el cual el capitalismo cognitivo intenta arrasar y construir la tercera homogenización, la de la educación, que va a intentar consumar el cierre de las dos anteriores: la homogeneización biótica a través de la cual controló la naturaleza y la cultural, que realizó un proyecto y una narrativa única para explicar el mundo construido desde occidente y que se visualizó en los procesos del eurocentrismo. Estos han dado forma a las opresiones de hoy que, colocadas en escenarios de lucha, nos recuerdan que somos socialmente iguales, humanamente diferentes, culturalmente megadiversos y somos naturaleza.

Podemos decir que hoy esta educación que se mueve en América Latina y otros lugares del planeta, que intenta darle forma a esos procesos a través de los cuales construimos la disputa en educación y pedagogía, nos plantean que hoy estas educaciones populares son, y se siguen haciendo como propuestas que se ha constituido desde múltiples vertientes de las pedagogías críticas y de las educaciones populares. Desde mi perspectiva, este acumulado propio tiene ocho características que voy a plantear rápidamente, en cuanto nos mostrará que va a ser posible hoy, de acuerdo con las teorías desde las que se mire, hablar de un cuerpo y una unidad práctica que, para algunos, construye nuevos paradigmas, para mí y otros autores, bifurcaciones[48]. Estas características son:

  1. Con una tradición histórica y un legado que se soporta en rebeldías teóricas y en luchas transformadoras.
  2. Una epistemología fundada en cosmogonías propias desde los territorios.
  3. Con unos desarrollos pedagógicos y metodológicos propios (diálogo de saberes, confrontación de saberes, negociación cultural, construcción de los comunes, proyecto transformador).
  4. Con propuestas investigativas construidas en sus procesos sociales y acumulados (IAP, sistematización, otras).
  5. Con un sentido utópico que recupera el adelante es atrás como crítica a la modernidad, el progreso y el desarrollo.
  6. Con una matriz ética soportada en la megadiversidad de sus territorios.
  7. Con unos ámbitos propios anclados en los lugares donde se construye subjetividades y determinan sus metodologías fundamentadas en sus pedagogías.
  8. Unos fundamentos y un acumulado teórico práctico que orientan sus diversas actuaciones, que le permite una fundamentación inter y transdisciplinaria tejida desde la pluriversidad de rebeldías de nuestros contextos.

Pudiéramos cerrar citando a uno de los grandes continuadores de la obra de Paulo Freire, quien dice:

La historia de las ideas pedagógicas en estos tiempos, presenta importantes marcos teóricos, entre los más significativos está sin duda la obra de Paulo Freire, con su producción por referencia, muchos educadores, principalmente de América Latina, consolidaron uno de los Paradigmas más ricos de la pedagogía contemporánea, la educación popular, la gran contribución del pensamiento pedagógico Latinoamericano a la Pedagogía mundial.

Moacir Gadotti[49]

De igual manera, uno de los personajes que más ha encarnado el encuentro entre educación popular e investigación-acción participante nos muestra esa unidad del desarrollo actual en los procesos que se dan en ese encuentro, como se muestra en la siguiente cita:

…Se trata de estar atento, con la misma atención con la que leemos los libros que nos llegan a cada momento de Europa, aprender a oír y a leer también lo que dicen y escriben las mujeres y los hombres pertenecientes a los pueblos de nuestro continente. Aprender a oírlos y a leerlos no como “seres del folklore” o como autores de algo que solo tiene sentido cuando es retraducido por mí, leerlos como sabios, entre maestros y doctores que nos llegan de una u otra cultura, culturas diferentes.

Carlos R. Brandão[50]

En el corazón de la educación popular está el conocimiento de la realidad y los intereses existentes allí, pero con una opción ética de transformar la sociedad desde los intereses de los grupos que sufren opresión y exclusión. Pero esa sola bondad no garantiza el buen sentido de la acción, si no cuenta con la regulación ética y allí el mensaje al que apela Simón Rodríguez para recordarnos que nos debemos reinventar todos los días, invitando a no dar por clausurados nuestros caminos como educadores populares o investigadores de la acción participante[51], donde estas últimas deben ser recreadas todos los días para dar respuesta a un mundo en constante cambio.

En su desarrollo, el mismo Fals en escritos posteriores que rememoraban el encuentro mundial de Cartagena de IAP (1967), mostraba cómo allí se manifestaron dos tendencias muy fuertes: una activista de corte latinoamericano desde la Investigación-Acción, y la canadiense, quienes se movían más en un horizonte de participación, las cuales se mantuvieron separadas bastante tiempo, lo cual sería decantado con la discusión y las reflexiones posteriores que le llevaría a unirlas[52].

Apuntes críticos a la IAP y a la educación popular

En ese sentido, también en todo este tiempo a los dos procesos se le han hecho una serie de críticas, entre las cuales pudiéramos colocar las siguientes, a manera de enunciación:

  • Una sobrevaloración de lo político que en ocasiones generó desmedro de la reflexión epistémica;
  • El desdeñar procesos metodológicos y avanzar con rigor en sus procesos a nombre de la crítica al objetivismo racional desde las propuestas transformadoras;
  • La participación que predominó en sus prácticas reduce ésta a dinámicas participativas y de animación socio-cultural negando la teoría;
  • Una epistemología populista que exalta el saber de los grupos populares sobrevalorando su sentido común y negando otros conocimientos;
  • En muchos casos se tiene un discurso de izquierda soportado en epistemologías de derecha;
  • Las técnicas participativas utilizadas en diferentes experiencias trabajan sobre un principio de neutralidad de ellas;
  • En las relaciones investigativas y educativas, y de otros procesos que se dieron en América Latina, se tomó el saber popular como una especie de vulgarización o esquematización, bien sea de los grupos populares o del saber erudito.

Plantearse estos asuntos a estas alturas del siglo XXI significa tener una exigencia para que sigamos tramitando estas críticas y muchas otras y trabajar caminos de articulación, complementariedad y diferenciación de lo que llamo las rebeldías latinoamericanas, las cuales han venido enriqueciendo la reflexión al cruzar algunos elementos de sus desarrollos conceptuales y metodológicos mostrando una visión que cada vez hace más potente ese encuentro, a la vez que muestra un nuevo dinamismo teórico práctico para interpretar nuestras realidades, que se sigue enriqueciendo con nuevas miradas.

Convergencias entre educaciones populares y la IAP

En el sentido de lo planteado, uno de los encuentros más fecundos y que ha construido una complementariedad en permanente autocrítica ha sido el de la investigación-acción participante y la educación popular, lo cual ha permitido abrir caminos para esos nuevos desarrollos en los más variados nichos de nuestra realidad. Miremos algunos de esos aspectos que se han ido enriqueciendo en ese encuentro.

  1. Reconocer en la práctica de las personas un lugar epistemológico, que ha permitido la producción de saber y conocimiento de parte de grupos a los cuales les había sido negada esa condición en las diferentes formas del capitalismo y sus diferentes dispositivos de saber y conocimiento, permitiendo también una crítica a la separación entre trabajo manual y trabajo intelectual como uno de los soportes del control y del dominio de estos tiempos, especialmente cuando la ciencia, el saber y el conocimiento se han convertido en fuerzas productivas.
  2. Este lugar epistemológico desarrollado en diferentes procesos investigativos desde Nuestra América, de forma especial por la sistematización, comprendida como una forma de investigar las prácticas con vocación emancipadora, gesta un lugar de reflexión que a la vez que le da sentido y pertenencia a la acción humana teje una filigrana que se hace tejido con la experiencia, lo cual permite reconocer en esos ejercicios teórico-prácticos una vocación transformadora con sus variadas denominaciones: revolucionaria, descolonizadora, liberadora, insumisa.
  3. Un profundo sentido intercultural que se hace visible en la manera cómo en la IAP todos los seres humanos conocen como senti-pensantes y desde las particularidades de su mundo, y en la educación popular se hace fundamento en su propuesta pedagógica y metodológica, que tiene como soporte el diálogo de saberes que da forma a la intraculturalidad y que en posteriores desarrollos profundiza en la confrontación de saberes que permite incorporar la intraculturalidad y la negociación cultural como fundamento de la transculturalidad y la construcción de los comunes para la acción transformadora[53], y que reconoce una tradición de pensamiento educativo y pedagógico en América Latina[54].
  4. El reconocimiento de los saberes de todas y todos en las dos propuestas no solo nos abrió a un mundo donde no hay sujeto que a la vez que enseñe no aprenda y educador que no investigue para educar, clausurando todas las miradas cerradas del mundo, reconociéndonos como co-creadores en un mundo que es y se sigue haciendo. En mi caso, logramos desarrollar en este cruce, la propuesta de la Investigación como Estrategia Pedagógica – IEP[55], la cual fusiona IAP, educación popular, comunicación popular y recupera allí la tradición del conocimiento occidental, las sabidurías ancestrales y los saberes de la gente y de los movimientos.
  5. Potencia la integralidad de lo humano, reconociendo que somos humanamente diferentes, culturalmente diversos en un mundo donde somos parte de la naturaleza, mostrando cómo al negar cualquiera de estos niveles surgen las opresiones que se gestan al negar lo humanamente diferente y lo culturalmente diverso, lo cual hace que toda acción investigativa y educativa requiera la pregunta ética por el futuro del planeta, el cosmos y la humanidad. Y en ese sentido, toda acción exige auscultar esos intereses comunes de la vida.
  6. Se reconocen en la tradición occidental de la investigación y la educación para replantearla, por ello se cuestiona la manera cómo la universalidad excluye y niega otras epistemes, y por lo tanto, se cuestiona la asimilación de educación a escolaridad para todas y todos, llena a esta de nuevos contenidos, no solo rompiendo las fronteras entre lo formal, lo informal y lo no formal, sino reconociendo que toda acción educativo existe en un contexto específico orientada por intereses concretos, haciendo política a la pedagogía.
  7. Las dos fueron planteando una diferencia con las formas de la academia clásica desde posiciones diferentes, en algunos casos de negación de ella que en ocasiones llevó a algunos de sus cultores desde la investigación a abandonarla y en el caso de la educación popular, a negar la posibilidad de su trabajo a su interior, lo cual en un largo devenir fue mostrando que en la sociedad globalizada todos los espacios y todos los territorios eran escenarios en disputa, los cuales debían ser convertidos en lugares de resistencia y reexistencia.
  8. El reconocimiento de la realidad anterior exigió a la IAP desarrollar propuestas metodológicas capaces de hacer el ejercicio de descolonizar las metodologías y a la educación popular generar propuestas pedagógicas y metodológicas que permitan trabajar desde las capacidades (fundamento de lo humano), las habilidades (como capacidades en la cultura) y no solo propuestas para solo competencias, y por esa vía el reconocimiento de unas geopedagogías no solo para la innovación y la modernización de la educación sino para su transformación en los múltiples ámbitos de la actuación humana.
  9. El sentido colectivo y movimentista de ambas les ha permitido encontrar un sentido profundo en la participación para la transformación y en el reconocimiento de que ésta debe ser la resultante de procesos de organización y movimientos, lo cual mostró su potencia a finales del siglo pasado y lo corrido de éste, gestando formas políticas progresistas que accedieron a los gobiernos y que a la vez en muchos casos dejaron ver los límites de las concepciones del poder con los cuales se promovieron esas transformaciones y las prácticas de él. Ello sirvió, de manera paradójica, para avanzar en las propuestas de educación popular y de la IEP, pero a la vez visibilizando los límites del tipo de individuación y subjetividad rebelde construida, lo cual está exigiendo autocrítica y replanteamientos de las diferentes experiencias, mostrando la necesidad de repensar los asuntos del poder.
  10. También en este largo devenir, la idea de lo popular se ha ido reconfigurando, desde el viejo entendimiento liberal que lo asocia a la masa y al pueblo, y la respuesta del pensamiento crítico que recuperando la idea de pueblo, lo va a igualar al lugar político de enunciación del cambio, y que en el devenir latinoamericano va a ser asociado a clase, pobreza y opresión. Ello significó relacionarlo a una práctica política emancipadora, lo cual luego fue cuestionado por pensamientos posmodernos y comunicativos que plantearon la disolución de lo popular en el entrecruce de la tercera y la cuarta revolución industrial.

En ese tránsito aparecieron nuevas dinámicas de mediación, que van a llenar de nuevos sentidos a lo popular y esas otras formas de opresión que surgen en la diversidad, la diferencia, las múltiples maneras de habitar los territorios en la globalización. También en la diversidad de epistemologías y sus correspondientes cosmogonías y la ruptura en la manera de entender las relaciones entre lo humano y la naturaleza, con sus consecuencias en las construcciones de las individuaciones y las subjetividades que traen consigo la emergencia de nuevas formas de lo comunitario y lo comunal, con sus consecuencias ético-políticas, es decir, lo popular se comienza a llenar de complementariedades que enuncian otras maneras de ser, estar, convivir, resistir y reexistir.

  1. Se ha construido un acumulado propio que sigue en reconstitución, por ello podemos decir que estas dos expresiones de la rebeldía latinoamericana se reconocen como existentes en múltiples campos, territorios, movimientos, que las hace cada vez más ricas, más fuertes, pero siempre inacabadas ya que se sigue tejiendo con los cambios del mundo, de nuestras realidades, de nuestras opresiones, pero también como con la manera cómo ellas están en nosotros, en un mundo que se sigue haciendo y en unas teorías críticas y emancipadoras que tienen que construir otros caminos donde sea posible la crítica de la crítica.
  2. Uno de los lugares más fecundos ha sido el ir encontrando que ese campo conceptual y práctico está fundado sobre una injusticia epistémica que ha negado otros conocimientos, lo cual ha dado origen a un pensamiento del sur[56], construido no geográficamente sino sobre una variante de desigualdad, lo cual ha permitido ir elaborando otras injusticias, como la hermenéutica, que da cuenta de la brecha en los recursos de interpretación que tienen los procesos colectivos o la testimonial, que hace una negación de saberes por no ser enunciados en una comunidad epistémica clásica, o la histórica, que niega otras formas de conocer de aquélla que ha sido convertida en LA civilización, y la cultural, que sigue insistiendo en una sola especie, razón y conocimiento.

Un trabajo reciente sobre Fals Borda, que recomiendo, su autor hace un perfil que vale la pena recordar para invitar a la lectura de este texto, como una buena síntesis del pensamiento de nuestro senti-pensante caribeño:

La rebelión intelectual y la disidencia política emprendida por Orlando Fals Borda constituyen un precioso legado y materia prima indiscutible para los nuevos retos que presenta el mundo contemporáneo. Su esfuerzo de “recolocar a Newton y Descartes (pero también a Hegel) para hacer del conocimiento una herramienta útil a los fines prácticos de la vida, puede servir de insumo para enfrentar y superar no solo el positivismo, el dualismo y el estructural funcionalismo (que de nuevo se instalan hegemónicamente en los discursos con nuevos ropajes), sino los cinco asesinatos que promueve y desarrolla cotidianamente la modernidad: contra los sujetos, la naturaleza, los saberes distintos, las espiritualidades alternativas y la ética alterativa.[57]

Como vemos en esta apretada síntesis, educación popular e investigación acción participante siguen proponiendo construir otros mundos desde los desheredados de hoy que han actualizado los de ayer, pero que siguen buscando esa praxis con frónesis. Nada mejor para terminar que darle la palabra al otro maestro cuando en su Pedagogía de la Autonomía nos decía:

No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza. Esos quehaceres se encuentran cada uno en el cuerpo del otro. Mientras enseño continúo buscando, indagando. Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad. Hoy se habla, con insistencia, del profesor investigador. En mi opinión lo que hay de investigador en el profesor no es una calidad o una forma de ser que se agregue a la de enseñar. La indagación, la búsqueda, la investigación, forman parte de la naturaleza de la práctica docente. Lo que se necesita es que el profesor, en su formación permanente, se perciba y se asuma, por ser profesor, como investigador.

Paulo Freire[58]

[1] Seminario de la Cátedra Unesco Community Based Research and Social Responsibility in Higher Education. Formación de la nueva generación de investigadores desde la perspectiva IAP. Universidad de Ibagué/Universidad de Los Andes – 22 y 23 de febrero de 2023

[2] Fals Borda, O. Pertinencia actual de la educación popular y proyección en los años venideros. En: Revista La Piragua No.21. CEAAL-México. 2004. Págs. 105-107.

[3] Fals Borda, O. La Investigación Acción en convergencias disciplinarias. Conferencia para recibir el premio Malinowsky de la Society for Applied Anthropology y el premio Oxfam-América Martin Diskin de la Latin American Studies Association (LASA). Borrador (3). Agosto de 2007.

[4] Este acápite se ha tomado de mi texto Educación(es), escuela(s) y pedagogía(s) en la cuarta revolución industrial desde Nuestra América. Tomo III. Bogotá. Desde abajo. 2020. Págs. 159-164.

[5][5] En la lengua del pueblo Kuna, Abya Yala tiene el significado de: “tierra viva”, “tierra en florecimiento” o “tierra madura”. A partir del año 2007, en la Tercera Cumbre continental de los pueblos y nacionalidades indígenas de Abya Yala realizado en Guatemala, se constituyó la Coordinación continental para que, desde esta visión, en la cual los hermanos de la madre tierra, del territorio, del agua y de todo patrimonio natural para vivir bien enfrenten las políticas de la globalización neoliberal y luchen por la liberación definitiva de los pueblos hermanos. El nombre se toma como resistencia al nombre de América implantado por los conquistadores.

[6] Esta idea se organiza sobre “el avance progresivo del capitalismo y que buscaba diferenciar del sentido de evolución de la naturaleza y ha servido al eurocentrismo de izquierdas y derechas para reconocer siempre un más alto desarrollo de las fuerzas productivas, en una mirada antropocéntrica e individualista sobre la cual se va a montar la escalera de las revoluciones industriales, situación que denuncia Leopoldo Zea (Zea, L., El positivismo en México. Nacimiento, apogeo y decadencia. México. Fondo de Cultura Económica. 1975).

[7] Quijano, A., “Colonialidad del poder y clasificación social”. Journal of World-Systems Research. vi, 2, summer/fall 2000, 342-386. Special Issue: Festchrift for Immanuel Wallerstein – Part I. Recuperado de: http://jwsr.ucr.edu

[8] Quijano, A., Colonialidad del poder y clasificación social, Buenos Aires, Clacso, 2014.

[9] De Souza, B., Izquierdas del mundo uníos, Bogotá, Ediciones desde abajo, 2018.

[10] Gutiérrez, G., Teología de la liberación, Lima, Centro Bartolomé de las Casas, 1971.

[11] Tamayo, J. J., Las teologías del sur. El giro descolonizador, Madrid, Editorial Trotta, 2017.

[12] Gargallo, F., Los feminismos del Abya Yala, ideas y proposiciones de las mujeres desde 607 pueblos en nuestra América, Bogotá, Ediciones desde abajo. 2015.

[13] Freire, P., La pedagogía del oprimido, México, Siglos XXI, 1996.

[14] Mejía, M. R., Educaciones y pedagogías críticas desde el sur. Cartografías de la educación popular, Buenos Aires, Editorial Crujía, 2018. Igualmente, Brandão, C., La educación popular de ayer y de hoy, Buenos Aires, Editorial Biblos, 2017.

[15] Dussel, E., Filosofías del sur. Descolonización y transformación, México, Ediciones AKAL, 2017. Ver también: Cabaluz, F., Entramando pedagogías críticas latinoamericanas, Santiago de Chile, Quimantú, 2015.

[16] [Zemelmann, H. y Quintana, A. Conocimientos y sujetos sociales. Contribuciones al estudio del presente. México. S/E. 2008.]

[17] Fals Borda, O., Una sociología sentipensante para América Latina. Antología, Bogotá, Clacso – Siglo del Hombre. 2016. También: Rivera, S., Un mundo CH’IXI es posible. Ensayo de un presente en crisis, La Paz, Ediciones Tinta de limón, 2018.

[18] Boff, L., Ecología, grito de la tierra, grito de los pobres, Madrid, Trotta, 2011. Asimismo, Gudynas, E., Extractivismo y corrupción. Anatomía de una íntima relación, Bogotá, Ediciones desde abajo, 2019.

[19] Martín-Baró, I., La psicología de la liberación, Madrid, Trotta, 1998. También: Burton, M., “Psicología de la liberación. Aprendiendo de América Latina”. En: Revista Polis, Vol. 1, noviembre de 2004, pp. 101-124.

[20] Ruiz, J., Otras masculinidades posibles. Otras formas de ser hombre, Bogotá, Ediciones desde abajo, 2015.

[21] Kaplún, M., El comunicador popular, Quito, Ciespal, 1985.

[22] Muñoz, G. y Amador, J. C., “Comunicación popular y educación”. Revista Nómadas Nº49, Bogotá, 2018, pp. 47-67.

[23] Mariátegui, J., 7 ensayos sobre la realidad peruana, Lima, Amauta, 1982.

[24] Cendales, L., Muñoz, J., Mejía, M. R., Pedagogías y metodologías de la educación popular. Se hace camino al andar, Bogotá, Ediciones desde abajo, 2017.

[25] Recordemos cómo Fray Bartolomé de las Casas, el más conocido, pero existen muchos  otros, luchó y logró que en las cortes de Castilla se reconociera la humanidad de los llamados “indios” por los conquistadores, y su argumento era que tenían “alma” (animidad).

[26] Rodríguez, S. Obras completas. Universidad Central de Venezuela. Tomo II. Caracas. 1975. Pág. 133.

[27] Fals Borda, O. El hombre y la tierra en Boyacá, base social para una reforma agraria. Bogotá. Áncora Editores. 1979.

[28] Fals Borda, O. Historia doble de la costa I: Mompox y Loba; Historia doble de la costa II: El presidente Nieto; Historia doble de la costa III: Resistencia en el San Jorge; Historia doble de la costa IV: retorno a la tierra. Bogotá. Áncora. 2002.

[29] Fals Borda, O. Ciencia propia y colonialismo intelectual. Bogotá. Carlos Valencia Editores. 1981.

[30] Fals Borda, O. La ciencia y el pueblo. Nuevas reflexiones sobre la investigación-acción, la sociología en Colombia: balance y perspectivas. Bogotá. Asociación colombiana de sociología. Tercer Congreso Nacional. 1981.

[31] Fals Borda, O. Orígenes universales y retos actuales de la IAP. En: revista Análisis Político No.38. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia. 1999. Páginas 73-89.

[32] Fals Borda, O. Los problemas contemporáneos en la aplicación de la sociología al trabajar en la Investigación-Acción Participativa. Conferencia del Premio Malinowsky 2008. En: Antología Orlando Fals- Borda. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia. 2010. Pág. 354.

[33] Fals. B; Mora Osejo: la superación del eurocentrismo: enriquecimiento del saber sistémico y endógeno sobre nuestro contexto tropical. Revista Polis: revista de la universidad bolivariana. Vol. 2. Número 007. Universidad Bolivariana. Santiago de chile. 2004

[34] Fals Borda, O. El tercer mundo y la reorientación de la ciencia contemporánea. En: Herrera, N. y López, L. (compiladores). Ciencia, compromiso y cambio social. Orlando Fals Borda, Antología. Bogotá. Lanzas y Letras – Extensión Libros. 2013.

[35] Rappaport, J. El cobarde no hace historia. Orlando Fals Borda y los inicios de la investigación-acción participante. Bogotá. Universidad del Rosario. 2021.

[36] FALS BORDA, O. La Investigación Acción en convergencias disciplinarias. Conferencia para recibir el premio Malinowsky de la Society for Applied Anthropology y el premio Oxfam-América Martin Diskin de la Latin American Studies Association (LASA). Borrador (3). Agosto de 2007.

[37] Guzmán, G.; Fals Borda, O.; Umaña, E. La violencia en Colombia: estudio de un proceso social. Tomo I y II. Bogotá. Ediciones Tercer Mundo. 1962.

[38] Santos, Boaventura de Sousa. Lo vernáculo y lo utópico. En: Revista Sur. 31 de agosto de 2020. Recuperado de: https://www.sur.org.co/lo-vernaculo-y-lo-utopico/

[39] Este término, desarrollado por Merrill Singer, se refiere a un momento en el cual dos o más enfermedades se entretejen haciendo un daño mayor que la suma de las dos. En este caso, una es la pandemia del Covid-19, la otra es la crisis social de la humanidad profundizada por el neoliberalismo, que había desmontado el Estado de bienestar privatizándolo.

[40] Charpak y Omnés. Sed sabios, convertíos en profetas. Barcelona. Anagrama. 2005, pp. 15-16.

[41] Mejía, M. R. Educación(es), escuela(s) y pedagogía(s) en la 4a revolución industrial desde nuestra América.. Bogotá. Ediciones desde abajo. 2020.

[42] Boutang, Y. Le capitalisme cognitif. La nouvelle grande transformation. París. Ediciones Amsterdam. 2014.

[43] Mesa, G. El ambientalismo popular. Bogotá. Ediciones desde abajo. Colección Primeros Pasos. 2018.

[44] Rodríguez, D., Taborda, M., Toscano, N. Resistir para reexistir. La discapacidad desde una perspectiva crítica. Bogotá. Ediciones desde abajo. Colección Primeros Pasos. 2020.

[45] Ruiz, J. Masculinidades posibles. Otras formas de ser hombre. Bogotá. Ediciones desde abajo. 2018.

[46] Santos, B. La cruel pedagogía del virus. Bogotá. Editorial libre. 2020.

[47] Gramsci, A. Cuadernos de cárcel. México. Juan Pablo Editores. 2010.

[48] Zambrano, A. Las ciencias de la educación en Francia. Bogotá. Magisterio. 2013.

[49] Gadotti, M., Torres, C. A. Paulo Freire, una biobibliografía. México, Argentina. Siglo XXI Editores. Pág. 3.

[50] Brandão, C., Berlanga, B., Suárez, D., Espejo, E., Mora, A., Cendales, L., Gómez, S., Mejía, M. R. (Coord). Investigar desde el sur. Epistemologías, metodologías y cartografías emergentes. Bogotá, Editorial desde abajo. 2022. Pág. 81.

[51] Hoy han ido apareciendo corrientes que hablan del agotamiento de la participación, en cuanto plantean que ella terminó siendo funcional y cooptada a procesos que no descolonizan y permiten la integración. Por ello, proponen una investigación colaborativa. Dejo planteado este tema como un asunto a tratar y que desborda las pretensiones de este pequeño texto.

[52] Fals Borda, O. Orígenes universales y retos actuales de la IAP. En: Revista Análisis Político No.38. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia. Pág. 73 a 89.

[53] Cendales, L.; Mejía, M. R.; Muñoz, J. Pedagogías y metodologías de la educación popular. Se hace camino al andar. Bogotá. CEAAL – Desde Abajo. 2016.

[54] Streck, D. (org.) Fontes da pedagogia Latino Americana. Uma antologia. Belo Horizonte. Auténtica Editora. 2010.

[55] Colciencias. Niños, niñas y jóvenes en la Onda de la investigación. Lineamientos metodológicos del Programa Ondas. Bogotá. 2014. De igual manera, invito a visionar los videos El rincón de los tiestos, Robolution Loyola Team, y Caracoleando. Asimismo, el texto de Mejía, M. R. y Manjarrés, M. E. La investigación como estrategia pedagógica. Una propuesta desde el sur. Bogotá. Ediciones desde abajo. 2014.

[56] Santos, B. Epistemologías del sur. Buenos Aires, CLACSO. 2018. Recuperado de http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20181124092336/Epistemologias_del_sur_2018.pdf

[57] Herrera F., N. Saber colectivo y poder popular. Tentativas sobre Orlando Fals Borda. Buenos Aires. Ediciones Desde Abajo – Editorial El colectivo. Pág. 118.

[58] Freire, P. Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México. Fondo de Cultura Económica. 1996. Pág. 14.

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Simón Rodríguez Educador y Pedagogo Popular en el S XIX

Por: Marco Raúl Mejía J.

Planeta Paz

Expedición Pedagógica Nacional

Dedico este texto a mi papá. Tiberio, quien admiraba a Simón Bolívar, fue la primera persona que me habló de Simón Rodríguez, presente en la épica bolivariana del Monte Sacro, con su juramento de libertar a su patria.

Releer a Simón Rodríguez sin tener formación de historiador o de investigador en el sentido clásico otorga una serie de licencias para realizarlas desde mi identidad como educador popular, y desde allí intentar explicar de qué manera un ser humano nacido hace 250 años que se cumplen en este octubre del 2019, sigue mostrando caminos en ese pensamiento que él inaugura como el antecedente más preclaro de una educación popular que rompe con el entendimiento eurocéntrico de ella[2]: dar escuela de primeras letras a todos (sí, a todos, pero allí no están incluidas las mujeres), que colocaron como fundamento de la escuela de las nacientes repúblicas las élites criollas como proyecto civilizador bien representado en Sarmiento cuando afirmaba: “la civilización nos viene por el Río de la Plata y la barbarie de la pampa”. En cambio, para Rodríguez, el asunto era “o inventamos o erramos”.

Hay tanto que contar de nuestro abuelo de la educación popular, que las ideas se atropellan para dar cuenta de él y desde qué aspecto tomarlo. Por ejemplo, por qué no relacionar esa idea de educación que lo acompañó siempre en los estudios que tuvo que realizar de los cuales deja rastros en sus escritos, que lo llevaron a aprender matemáticas, física, química, botánica, geología, geografía, ingeniería, agricultura, carpintería, hidráulica, arquitectura, y que en alguna medida da señas de lo que él quiere que sea esa educación que tendrá una base soportada en procesos experimentales que tengan que ver con la vida y que, si se trabajara con rigor, daría para una cronología de las búsquedas conceptuales de don Simón.

Pero también se abre la puerta y otro camino en la fecundidad de él, pudiera ser el de los oficios que practicó, maestro de escuela, de español e idiomas, preceptor, tipógrafo, constructor de embalses de agua, aserrador, fabricante de velas y jabones, director de la escuela de oficios, director e inspector general de educación pública y la Beneficencia, director de matemáticas, ciencias físicas y artes, y asimismo, de minas, agricultura y caminos públicos de la república, y tantos otros que realizó para sobrevivir.

De repente entrar en esas cajas que cuentan era la parte más abundante de su equipaje, en las cuales llevaba los borradores de sus escritos que, al decir de algunos de sus biógrafos, se pierden primero en un incendio en Guayaquil y luego en un naufragio, tratando de volver al Perú desde esta misma ciudad. De estos escritos le había hablado a Bolívar cuando le escribió: “mis últimos años, que han de ser ya pocos, los quiero emplear en servir a la causa de la libertad. Para eso tengo escrito ya mucho, pero ha de ser con el apoyo de usted.”[3]

Otra entrada posible puede ser dar cuenta de su eterno caminar que lo llevó por Jamaica, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Suiza, Rusia, Polonia, Inglaterra, un periplo poco estudiado de los caminos recorridos por esos lares pero que abriría infinidad de explicaciones para muchas de sus ideas y comparaciones que luego haría en el discurrir de las repúblicas americanas. En ese caminar incesante también pudiéramos abordar los más conocidos a su regreso, que lo lleva por Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, tratando de darle forma a su proyecto de construirle el pueblo a las nacientes repúblicas. Como vemos, son tantas las aristas de este pensador que quiero hacer una reflexión más desde su pensamiento y acotarlo a la manera como construye el cauce a la educación popular en una curiosa contemporaneidad de esta problemática.

 

  1. Antecedentes de las rebeldías latinoamericanas de educación en Simón Rodríguez

 

Desde mi perspectiva, el maestro del libertador Simón Bolívar inaugura la educación popular que en su giro americano va a romper con el modelo eurocéntrico y la construye bajo otros principios, que tiene como postulado rector: “la América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro. O inventamos o erramos”[4]. Principios que llevan un planteamiento de educación popular que lo lleva a diferenciarse de lo que había en Europa y en las prácticas que había observado en los intentos de construir las repúblicas en estos lados. Por ello afirmó: “el proyecto de educación popular tiene la desgracia de parecerse a lo que en varias partes se ha emprendido con este nombre y se practica de diferentes formas, con un corto número de individuos, sobre todo en grandes capitales. Las fundaciones son todas piadosas… unas para expósitos, otras para huérfanos, otras para niños notables, –otras para hijos de militares, otras para inválidos… en todas se habla de caridad: no se hicieron por el bien general, sino por la salvación del fundador o por la ostentación del soberano.”[5]

Como vemos, su proyecto confronta la educación entendida como beneficencia pública estatal, y la caridad de los grupos religiosos, principio y enunciado que da inicio a unas rebeldías teórico-prácticas que a lo largo de los siglos XIX y XX y lo corrido del XXI, van a acompañar los más variados intentos por construir una perspectiva desde estas tierras que interpela y replantea la visión eurocéntrica sobre la que se ha intentado darle forma a un pensamiento que generó una homogeneización conceptual y epistémica que va a subalternizar y deslegitimar explicaciones que se alejen de esa matriz básica de control. En ese sentido, esas rebeldías han ido construyendo en los más variados ámbitos explicaciones que replantean esa mirada única.

Las rebeldías latinoamericanas fueron generando una teoría práctica que, a la vez que construía movimientos sociales y generaba dinámicas disruptivas a las teorías políticamente correctas, fue impugnando el discurso que en la mirada euronorteamericana se mostraba como lo científicamente determinado, lo cual permitió, al interior de los países, múltiples procesos de los más variados tipos, que hasta nuestros días se siguen manifestando en cuanto las rebeldías no están concluidas. Aprenden de sus equivocaciones, acumulan con nuevas elaboraciones, abren territorios geográficos conceptuales y epistémicos, que se siguen haciendo en la discusión y el debate, dando soportes a nuevos entendimientos que, al leer las prácticas, no pretenden como lo hizo occidente, fijar ahora un nuevo patrón monocultural, sino abrirse a un camino de reconocernos culturalmente diversos, humanamente diferentes en un mundo único que nos hace reconocernos como naturaleza y en sociedades profundamente desiguales, injustas y opresoras que deben ser transformadas para construir humanidad sobre otras bases y fundamentos.

Esas rebeldías latinoamericanas pueden ser hoy reconocidas y se siguen haciendo en las formas políticas de las propuestas de recuperar identidades leyendo críticamente nuestro pasado colonial y la manera cómo clasifica la población a partir de una discriminación racial dándole una nueva identidad al colonialismo, ahora desde lo blanco, lo negro, lo amarillo, los indios, los mestizos, centrales para construir el euronorteamericanismo[6] y en la contemporaneidad en las lecturas críticas que se vienen haciendo del progresismo que, durante veinte años, predominó en diez países de la región[7]. En los aspectos religiosos coloca una lectura alternativa a la lectura de lo sobrenatural, enfatizando el lugar del pobre[8], así como el reconocimiento de la espiritualidad originaria[9]. También en los cuestionamientos a la familia nuclear, desde miradas del feminismo[10], y las formas de pareja constituidas en el reconocimiento de la diversidad.

Asimismo, en educación están los planteamientos críticos a la educación “bancaria”[11] y los desarrollos en el siglo XX y lo que va del presente, de la educación popular[12], la crítica al logos occidental como única manera de conocer[13], en la investigación la crítica a un único método sin sujeto[14], la ética desde la tierra y la vida[15], y el entendimiento de la subjetividad, la mente y la personalidad hecha de otra manera[16], el reconocimiento de los géneros, sus subjetividades y sus cuerpos[17]. En la comunicación popular, los planteamientos clásicos sobre las maneras cómo se comunican estos sectores, más allá de los medios masivos[18] y el entrecruce actual de comunicación y educación popular en el mundo cultural de masas[19]. No podemos dejar de reconocer en esta línea el planteamiento de José Carlos Mariátegui sobre el marxismo indoamericano[20]

También en muchos saberes, disciplinas y conocimientos se fue dando un pensamiento que ha conducido a tener que explicarnos por qué, a pesar de nuestras diferencias, el mundo se sigue leyendo en la secuencia de la idea de progreso planteada por la linealidad en torno a la modernidad, a la cual se le agrega en estos tiempos un planteamiento de posmodernidad. Precisamente, lo que nos ayuda a salir de esa dualidad en el debate es poder construir los elementos con los cuales configuramos el ser desde acá y revisitar nuestra tradición de derechos, resistencia y reexistencia, lo cual nos ha permitido comenzar a construir otros relatos con diferentes narrativas para comprender ese monoculturalismo desde una mirada multicolor que nos permita otras explicaciones para producir en el sentido de la educación popular, un proceso de diálogo de saberes que construye intraculturalidad, una interculturalidad derivada de la confrontación de saberes y una negociación cultural que nos permite cruzar los múltiples relatos para reconocer con quienes construimos lo común de estos tiempos en el norte y en el sur, para transformar esas realidades que niegan lo diferente, lo diverso, la unicidad de lo humano y la naturaleza, y nos invitan a construir otros mundos[21].

Estas rebeldías latinoamericanas que se siguen haciendo para darle forma no a la idea posmoderna de la diversidad, la tolerancia y el pluralismo, adquieren su crisol en las luchas múltiples que se dan y se siguen configurando para enfrentar los relatos monoculturales y todas sus manifestaciones de dominio y control, que se constituyen como hegemonías de múltiples tipos, las cuales deben interpelarse teórica, práctica y socialmente para poder construir nuevas emancipaciones, las que también están siendo reconfiguradas por estas visiones únicas de cualquier tipo, a izquierdas, derechas y centros políticos.

Se hace necesario reconocer que Occidente se constituye sobre una profunda exclusión y fue la negación de lo otro humano que no fueran ellos. Así, llamaron bárbaros a las tribus de Asia que los conquistaron para referirse a su balbuceo por no hablar griego. Ya civilizados fueron germanos, francos y demás tribus. Ese bárbaro se trasladó en su conquista de África a América[22], parte de Asia y a todo lo que no fueran ellos desde luego, incluidos los de otras religiones como los musulmanes. También esta mirada se hizo sobre las mujeres (patriarcalidad), los niños (adultocentrismo), y los discapacitados (anormalidad). Por ello, el modelo grecorromano occidental en el conocimiento, en la cultura, va a predominar en muchos aspectos de la vida cotidiana, social, cultural e institucional.

Por ello, creemos que Simón Rodríguez, en el sentido señalado, es un clásico, no en la acepción de clase que excluye, sino en el sentido de un autor que tiene la fuerza hasta nuestros días para ser reinterpretados y permite enriquecer discusiones de este tiempo sin caer en anacronismos de hacerle decir lo que no dice. Es decir, intentamos en las páginas que siguen mostrar un carácter contemporáneo de un autor que sigue llenando de contenidos para hoy los debates sobre la educación que se dan en los diferentes ámbitos de la reconfiguración para la cuarta revolución industrial, así como para una educación popular que busca ser una propuesta para toda la sociedad y todas las educaciones.

 

  1. Educación crítica y educación popular, antecedentes en Simón Rodríguez

Las ideas iniciales de Rodríguez fueron promovidas desde el año 1794, cuando escribió su primer texto, “El estado actual de la escuela demostrado en seis reparos”, dirigida al Ayuntamiento de Caracas, donde había sido nombrado maestro para niños en la escuela de primeras letras el 23 de mayo de 1791 a sus 22 años.

Permítanme, desde lo que soy, un educador popular de origen colombiano, pero nuestroamericano, hacer un viaje expedicionario a la manera de la Expedición Pedagógica Nacional[23], de la cual hago parte, en un intento por aplicar su metodología sobre la obra de Simón Rodríguez para buscar esas otras maneras de proponer la educación, la escuela y la pedagogía, y contarles dónde y cómo encuentro esos lugares, en los cuales: “el Robinson de América”, “el Sócrates de Caracas”[24], “el filósofo cosmopolita”, como lo llamó Bolívar, y que muy bien explica Kohan en su libro cuando afirma: “la filosofía, por lo menos a los Sócrates, no puede ser educativa: vivir una vida filosófica exige vérselas con el pensamiento de los otros, intervenir sobre él y permitir ser afectado por él: requiere también vérselas con sus vidas, pretender afectarlas y disponerse para recibir sus efectos… Sócrates puede dar razón de su vida y eso enseña, por eso pide que los otros den razón de sus vidas. Nada hay para enseñar, a no ser mostrar un cierto modo de andar por la vida, y poder defender ese modo en la palabra zompartida.”[25].

En el sentido de la cita anterior, el enunciado de Bolívar nos aparece muy clara para dar cuenta de su maestro, aquello que va a ser consustancial a la educación popular en su versión latinoamericana. Y es que no es posible separar pensamiento crítico y vida, emergiendo en su quehacer una praxis social y política que va más allá del puro deseo de conocer e invita y exige generar dinámicas para transformar no solo la educación sino también la sociedad y el mundo todo. Mirado así, es clara la propuesta de Simón Rodríguez, “reinventar la educación y la escuela por estos lares para “hacernos americanos y no europeos”.

Lo curioso es que estemos afirmando estas cosas de un autor que intentamos hacer contemporáneo y que se entrecruzan para las pretensiones de este escrito, con 200 años de diferencia, pero con una tarea urgente para los dos momentos. Es construir escuela y educación para tiempos de cambios, y modificaciones societales mayores.

En Rodríguez, para dar forma a la educación y lo social de las nuevas repúblicas, y para nosotros hoy en pleno siglo XXI, proponer y pensar en la praxis esas modificaciones para un mundo que transita en un cambio de época que toma forma en una velocidad del cambio, que en 50 años ha hecho el tránsito entre la tercera y la cuarta revolución industrial, mientras se necesitaron más de 200 años para realizar las dos primeras. Pero en nuestra perspectiva de pensamiento crítico nos acompaña hoy la idea de que la educación y su institucionalidad debe ser reconfigurada no solo para modernizarla al servicio del capitalismo, sino también para construir mundos más propios, más humanos, menos opresores, en últimas, para transformas las condiciones de opresión, explotación y dominación para darle un lugar a reconocernos como humanamente diferentes, culturalmente diversos, siendo parte de la naturaleza desde nuestra América.

El encuentro de estos dos tiempos históricos, tan distantes cronológicamente pero tan cercanos en problemáticas muestra la urgencia de generar una generación de educadores/as maestros/as, con una subjetividad crítica, dispuestos a darle a sus pedagogías, los contenidos y las formas coherentes con sus apuestas éticas, políticas y sociales para instaurar en sus territorios y en sus actividades concretas. Estas apuestas por construir comunidades de práctica, aprendizaje, saber, conocimiento, innovación y transformación,para dejar de ser educadores instrumentales, idiotas útiles de un proyecto que va en contravía de sus intereses y de la construcción de un mundo más humano.

Hace 200 años el maestro de Bolívar tuvo que enfrentar clérigos, mercaderes, criollos, y héroes de la independencia, que colocaban como modelo repetir a Europa en estos territorios y él con insistencia planteaba una propuesta para inventar escuelas e instituciones, se les diera ser del sur a las nuevas repúblicas, en cuanto en América lo que teníamos era: “repúblicas establecidas pero no fundadas”, y además fijaba como horizonte de su proyecto, en cuanto repite cada ver que puede, que no se podrá hacer revolución si no va acompañada de un proyecto social y educativo.

Este planteamiento, desde mi concepción y con los niveles de la elaboración de un joven maestro, cuando tenía 25 años formula indiciariamente en los seis reparos como una crítica al funcionamiento de la escuela al Ayuntamiento de Caracas[26], señalando que uno de sus problemas es que no se deje entrar en ella a quienes más lo necesitan, ya que todos, blancos, pardos y morenos tienen derecho a la instrucción: “las artes mecánicas están en esta ciudad y en toda la provincia, como vinculados a los pardos y morenos. Ellos no tienen quién los instruya: a la escuela de los niños blancos no pueden concurrir: la pobreza los hace aplicar desde sus tiernos años al trabajo, y en él adquieren práctica pero no técnica.”[27] Esos seis reparos serían:

  • No tiene la estimación que merece para darle a las clases inferiores, blancos, pobres, mestizos, indígenas, pardos y negros.
  • Pocos conocen su utilidad, ya que era innecesaria socialmente.
  • Xx
  • Xx
  • Xx
  • xx

Luego partirá[28] y ya dejará de ser Simón Rodríguez, para llamarse Samuel Robinson[29] en su periplo del Caribe, Norteamérica y Europa, nombre que lo acompañaría durante más de 20 años, ya que solo recuperaría el de Simón Rodríguez al regresar a América para acompañar a Bolívar.

En 1823 regresa buscando a Bolívar para hacer la obra social y educativa de la independencia. Mientras tanto, funda en Santa Fe de Bogotá la “Escuela de industrias públicas”, nombre que muestra cómo une en su reflexión educación y trabajo como proyecto pedagógico, para lo cual le ceden el edificio donde funciona el hospicio, y él lo adecúa. Allí va a experimentar por vez primera su educación popular desescolarizada, donde entran los que no tienen las condiciones de entrar, abierta. Como bien lo dice Simón Rodríguez:[30]

 

DÉNSEME LOS MUCHACHITOS POBRES

O

DÉNSEME LOS QUE LOS HACENDADOS

 

O

Declaran libres al nacer

o

No pueden enseñar

o

Abandonan por rudos

 

DÉNSEME LOS QUE LA INCLUSA BOTA Porque ya están grandes

o

Porque no pueden mantenerlos

o

Porque son hijos ilegítimos

 

 

La manera cómo organizó en Santa Fe de Bogotá esta primera experiencia, terminó dividiendo a la sociedad de la época, en donde los grupos de poder consideraban que gastar dineros públicos en estos grupos sociales era un desperdicio, y trataban al promotor de ellos de “loco”.[31]

Esto acelera su viaje para ir a busca a Bolívar en Lima, lugar en el cual se da el reencuentro y sus conversaciones para dar forma al proyecto de educación popular del cual los dos han hablado y darle forma al contenido educativo de la propuesta de las nacientes repúblicas. De ello da cuenta el primer colegio para niñas “de cualquier clase” en Cusco y en Chuquisaca, capital de Bolivia. Allí presenta su primer plan educativo para este país y es nombrado Director de Enseñanza Pública y Otros Asuntos, cargo del cual es destituido seis meses después, aprovechando un viaje del maestro a Cochabamba. Este hecho hace visible las diferencias del proyecto educativo y los intereses que se movían con ello. Sucre lo acusa de “albergar muchachos, mujeres perdidas y holgazanes”[32], y con su despido restituyen la educación solo para los mestizos blancos, mujeres y a los que hablen otras lenguas descalificando a los indígenas, tanto que, en la misma carta a París, don Simón dice: “dejan desamparados a más de dos mil niños matriculados y cerca de mil recogidos”.

La propuesta de Rodríguez fue integral, señaló no solo los sentidos de la educación, lo que hoy llamaríamos política educativa: “los acontecimientos han probado que es una verdad muy obvia, la América no debe imitar servilmente sino ser original”[33]. También mostró que esa propuesta debía estar metodológicamente en coherencia con lo que se propone: que los niños aprendan a pensar sintiendo, con un maestro que invente, reflexione, que experimente porque “la experiencia es la escuela de los profetas”[34]. Por ello va a cuestionar el método lancasteriano[35] que traen las élites de Europa, en cuanto para él: “instruir no es educar ni la instrucción es equivalente de educar, aunque instruyendo se eduque”[36].

En su libro del maestro inventor, dice Kohan de estos sucesos bolivianos:

“…lo que está en juego son dos modos de hacer escuela. Para Rodríguez, hacer escuela es restituir a los desposeídos lo que les es propio, la tierra, la cultura, la lengua, el pensamiento, la vida. Los defensores del estado de cosas reaccionan violentamente, invierten su restitución, re-restituyen, vuelven a expulsar a los Thomas[37] de la escuela. Restituyen a la clase oligárquica, lo que Rodríguez había invertido en la educación del pueblo, enseñan a leer y a gritar la biblia, y organizar las instituciones para perpetuar el estado de cosas; como en Europa… clausuran la escuela para desposeídos y la restituyen a los mismos privilegiados de antes… hay que maniatar a Rodríguez: extraño loco, extranjero, no puede hablar la lengua de otra escuela, debe hablar la lengua de la escuela hecha por y para los que todavía mandan en esta tierra.”[38]

 

  1. Vigencia del pensamiento y propuesta de Simón Rodríguez

Como vemos, el periplo de Simón Rodríguez llega hasta nuestros días, en cuanto a lo largo y ancho de su obra logra construir una propuesta de país al que debe servir la escuela, haciendo visible que no hay una única manera de enseñar y que la propuesta que se tenga de escuela es coherente con el proyecto y el sentido que se le quiere dar a la sociedad. De igual manera, hace visible cómo la pedagogía no es un asunto técnico instrumental, sino la explicitación del hecho educativo y los procedimientos en los cuales se hace visible la comprensión del mundo de la sociedad y de su destino que se hacen presentes bajo formas educativas cuando cualquier educador/a en cualquier lugar practica su oficio. Por eso, podemos hablar de la universalidad de Simón Rodríguez y la manera como sigue iluminando los debates en los cuales seguimos enfrascados en este siglo XXI tratando de dar forma a una escuela que sea capaz de formar ciudadanas y ciudadanos para este tránsito entre la tercera y la cuarta revolución industrial, con la certeza de que lo debemos hacer desde nuestras particularidades contextuales e históricas. Por ello, de forma apretada y casi que dejando esbozada una agenda, plantearé algunos de esos puntos que deben seguir siendo desarrollados y profundizados, y que ustedes los lectores agreguen nuevos aspectos.

  1. Un territorio establecido, pero no fundado

“La América debe considerar hoy la lectura de las otras didácticas (especialmente las que tratan de la sociedad) como uno de los principales deberes. Si, por negligencia da lugar a la internación de errores extranjeros, y permite que se mezclen con los nativos, persuádase que su futura suerte moral será peor que su pasado.”[39]

La obsesión del maestro de Bolívar siempre estuvo centrada en cómo nos hacíamos americanos y no europeos. Esa consciencia de su mundo, que lo trajo de Europa a América, donde había vivido por más de 20 años y que le permitió viajar por Francia, España, Rusia, Alemania, Inglaterra, Suiza, Italia, Polonia, Portugal, enseñando, aprendiendo y conociendo, lo cual le permitió dominar los idiomas inglés, alemán, italiano, portugués, polaco, ruso y francés, así como auscultar al interior de cada una de estas culturas, las cuales valoró y cuestionó. Ello le permitió reconocer a Europa por su sabiduría, pero a la cual no debemos imitar a costa de como dice el texto de Luces y Virtudes que citamos de entrada a este acápite, y en muchos otros textos muestra cómo se hace necesario el conocimiento de nuestra sociedad para poder dar cuenta de ella en nuestro actuar, mostrando la originalidad de lo propio y la moralidad surgida de ellos.

Su rumbo de regreso está trazado desde un proyecto en el cual se embarca, y el cual enuncia de la siguiente manera: “estas ideas eran (y serán para siempre) emprender una educación popular para dar ser a las repúblicas imaginarias que ruedan en los libros y en los congresos”[40]. Obsesionado por una idea que se repite en muchos de sus escritos y es la preocupación por la manera cómo las élites criollas se oponen a una verdadera independencia, mostrando cómo la tarea de establecer las nuevas repúblicas no es un ejercicio de batallas que garanticen la salida del rey. Por eso las repúblicas no van a ser un ejercicio en el cual los delegados del rey salen de estos territorios, sino uno nuevo, en el cual las repúblicas se funden según la mirada americana y no seguir reproduciendo Europa en estos territorios. Por ello afirma: “el poder de los congresos está en razón del saber de los pueblos, por muy bien que desempeñen sus funciones los representantes de una nación de poco o nada sirve lo que hacen si la nación no los entiende. En América del Sur las repúblicas estaban establecidas, pero no fundadas.”[41] Como vemos, pareciera que hablara a estos tiempos recordándonos cómo nuestras élites se siguen reproduciendo con sus mismos vicios inveteradamente.

Es necesario recordar que el escenario de la independencia americana mostró tres claras tendencias del tipo de revolución que se estaba desarrollando y que enmarcaban las disputas de los diferentes intereses de los grupos que participaban en ella, que modelaban las características de las mismas. De un lado, las conservadoras, las cuales buscaron mantener las mismas formas de poder, solo que hacían la apropiación de los poderes imperiales a las élites locales. Las más caracterizadas de esas propuestas serían las brasileras y el grupo mexicano que quiso construir Rey, que sacrificaron a Morelos y a los primeros revolucionarios. Las liberales, que tenían influencia de Inglaterra y Estados Unidos, en la que se caracterizó Santander en la Gran Colombia; y las populares, que tuvieron su expresión más clara en Haití y Paraguay, siendo visible la manera cómo el primero ayudó a Bolívar con equipamiento para su lucha. En ese sentido, las ideas de nuestro maestro Simón Rodríguez se mueven en esta tercera perspectiva de construcción de las nuevas repúblicas.

Es muy curioso reconocer cómo apela a la no imitación y esta está fundada en la manera cómo se le da un lugar a lo propio desde las particularidades de sus gentes, en Virtudes y luces sociales, es muy claro cuando afirma: “nada quieren las nuevas repúblicas admitir que no traiga el pase del oriente o del norte –imiten la originalidad, ya que tratan de imitar todo–. Los estadistas de esas naciones no consultaron para sus instituciones sino la razón, y ésta la hallaron en su suelo, en la índole de sus gentes, en el estado de las costumbres y el de los conocimientos que debían contar.”[42]

En el mismo texto enlaza que ese proyecto no es posible sin una propuesta educativa, y afirma:

“La INSTRUCCIÓN pública en el siglo XIX pide

Mucha filosofía: el interés general está clamando por una reforma; y la

América está llamada por las circunstancias a emprenderla.

Atrevida paradoja parecerá; no importa: los acontecimientos

Irán probando que es una verdad muy obvia: la América no debe

IMITAR servilmente, sino ser original.”[43]

En su texto: El libertador del medio día, va a interpelar a los poderes que pueden realizar esas transformaciones pero no lo hacen

“La América está llamada

(SI LOS QUE LA

GOBIERNAN LO ENTIENDEN) hacer el modelo de la buena

Sociedad, sin más trabajo que adaptar todo lo que estaba hecho

En Europa especialmente. Tomen lo bueno, dejen lo malo, imiten

Con juicio y por lo que les falte inventen.”[44]

De igual manera, en los consejos de amigo al colegio de Lacatunga, lanza su alerta:

“¡CUIDADO! No sea que por la manía de imitar

Servilmente a las naciones cultas venga la América a hacer

el papel de vieja en su infancia.”[45]

En ese sentido, fue un crítico muy claro de los proyectos de independencia de Europa que se vivían en América, tanto en la española como en la anglosajona, y para los que venimos de una tradición crítica, don Simón también se nos anticipó casi dos siglos a cuestionar directamente al capitalismo. Ello se ve claramente en uno de sus escritos cuando afirma: “En el sistema antieconómico (llámese sistema, si se quiere) de concurrencia o de oposición, el productor es víctima del consumidor y ambos lo vienen a ser del capitalista especulador.”[46]

La crítica al sistema capitalista también la hace a la organización del trabajo, mostrando sus fisuras y la manera cómo ella establece las desigualdades, lo que lo lleva a afirmar: “Semejante a la sociedad monárquica, es la que forman los obreros con sus amos los fabricantes. Por el buen nombre de la fábrica, el obrero se reduce a la condición de instrumento ¡Toda su vida cantando! ¡Toda su vida tejiendo! Al fin se convierten los hombres en lanzaderas y en serruchos.”[47]

 

  1. Con un proyecto transformador

“En la revolución de los angloamericanos y en la de los franceses, los gobernantes no tuvieron que pensar en crear pueblos, sino en dirigirlos. La América española pedía dos revoluciones al mismo tiempo, la pública y la económica: las dificultades que presentaba la primera eran grandes –el general Bolívar las ha vencido, ha enseñado o ha excitado a otros a vencerlos—los obstáculos que oponen las preocupaciones a la segunda son enormes, el general Bolívar emprende removerlos y algunos sujetos a nombre de los pueblos le hacen resistencia en vez de ayudarlos.”[48]

En la interpretación de los conflictos que debe vivir Bolívar el maestro reconoce dos proyectos políticos y económicos, y en sus largas reflexiones muestra cómo algunas de las ideas que profesan los enemigos de Bolívar corresponden más a intereses personales o de los grupos todavía ligados al clero, a sus intereses económicos, y en algunos casos con nostalgia del rey, y por eso plantea que es allí donde debe instaurarse la propuesta de educación popular que muestra que su fundamento es dar ser a esas repúblicas, desde la idea de republicanos pero americanos, no europeos. En medio de esos debates, muestra cómo esos intereses que se constituyen para enfrentar esa posibilidad de construcción están atravesados por la riqueza, y es muy claro cuando dice: “el deseo de enriquecerse ha hecho todos los medios legítimos y todos los procedimientos legales: no hay cálculo ni término en la industria, el egoísmo es el espíritu de los negocios y los negocios la causa de un desorden que todos creen natural y de la cual todos se quejan.”[49]

También señala que:

“La enfermedad del siglo es

Una sed insaciable de riqueza que se declara por tres especies de delirio

Traficomanía

Colonomanía, y

Cultomanía (a lo Diógenes, el cínico)”[50]

Cuando decanta todos estos planteamientos, su propuesta de escuela se va haciendo mucho más clara, como cuando le escribe a la escuela de Latacunga (Ecuador): “Señor rector, reflexione usted conmigo, la instrucción pública en el siglo XIX pide mucha filosofía. El interés generado está clamando por una reforma y la América, la América… quién lo creería, está llamada por las circunstancias a emprenderla. Atrevida paradoja parecerá, no importa. Los acontecimientos irán probando a los que observan poco la sociedad que es una verdad muy obvia. La América no ha de imitar servilmente, sino ser… original.”[51]

Como bien nos muestra esta cita, la escuela va acompañada por un nuevo proyecto de nación con características americanas. En ese sentido, su actualidad frente a la propuesta de globalización que nos plantea una tercera homogeneización sumándole a la biótica y a la cultural una educativa, en la cual las formas de la globalización en marcha convertidas en estándares y competencias (STEM) van a poblar las escuelas del mundo, especialmente a través de los procesos de los organismos multilaterales y de las pruebas estandarizadas PISA.

En la obra de Rodríguez se va a ver cómo esa educación está ligada a la idea de república que se quiere fundar. Por ello encontramos en toda su obra diferentes maneras de explicar que no basta la independencia sin fundar las repúblicas, pero ello va a requerir construir una institucionalidad que rompa los amarres al pasado colonial. Por ello su proyecto de escuela lo es para toda la sociedad, lo cual se ve muy bien en su texto: “En defensa de Bolívar”, cuando va mostrando cómo todas las élites criollas lo que hacen es sacar todo aquello que les permite mantener sus privilegios y por ello muestra permanentemente en forma comparativa la diferencia entre las revoluciones de Europa, los Estados Unidos y las de América española.

De igual manera, ese proyecto republicano que esboza a lo largo de toda su obra, exige una integralidad del educador ciudadano, y por ello su propuesta va a plantear: “En el sistema republicano las costumbres que forman una educación social, producen una autoridad pública, no una autoridad personal, una autoridad, sostenida por la voluntad de todos, no la voluntad de uno solo convertida en autoridad.”[52]

Ese carácter de igualdad que gesta la educación y que lo va a diferenciar de muchos de los pensadores de las repúblicas americanas va a marcar también una diferencia muy grande en el carácter de igualdad cuando precisa que es necesario abandonar toda pretensión de élite para dar forma a esa construcción nueva de sociedad y de educación, y lo dice muy claro: “Declarar la independencia diciendo que el país no es ni será jamás, propiedad de una persona, de una familia, ni de una jerarquía… ¡ante familias y jerarquías que se creen dueñas no solo del suelo sino de sus habitantes!”[53]

 

  1. “Dénseme los muchachos pobres”

 

“… un hombre que conoce sus derechos, cumpliendo con sus deberes sin que sea menester forzarlo ni engañarlo, dejen dar ideas sociales a la gente pobre y tendrán en quiénes depositar su confianza, con quién emprender lo que quieran, quién los sirva con esmero y quién cuide de sus intereses, y contarán con lo que sea suyo, con la palabra que les den, con los informes que pidan, y con el respeto que les deben, en fin, tendrán gente con quién tratar y contarán con amigos.”[54]

Nada más claro en la obra del Robinson de América que su proyecto era dar forma a sociedades basadas en la igualdad, y una igualdad que se construía a través de la educación popular. En toda su obra y un componente transversal de ella desde sus primeros hasta sus últimos escritos, siempre lo va a acompañar la idea de que esa educación debía ser el fundamento de las nuevas repúblicas, y allí iban a ir, como lo intentó en sus momentos de experimentación: “los pobres”, “el pueblo”, denominaciones que utilizó insistentemente para dar un contenido a la revolución y a su proyecto educativo y le va a colocar criterios a esa educación en su texto de Luces y virtudes sociales:

“Preguntarse a nombre de los POBRES

Si tiene derecho al saber

Si se le enseña y … qué

Si se le enseña y… como

Quién tiene obligación de enseñarlos

Si se cumple con esta obligación

Por qué

Enseñar a medias no es enseñar

Ni las cosas han de estar a medio hacer

Sino mientras se están haciendo.

Fue su obsesión, promovió la necesidad de que todos y todas debían pasar por la escuela y lo plasmó en su texto de Sociedades americanas cuando escribió: “No solo poner a disposición de todos la instrucción, sino dar medios de adquirirla, tiempo para adquirirla, y obligar a adquirirla.”[55] Por ello preconizó una educación pública como fundamento del estado republicano, y fustigó en su texto de Luces y virtudes sociales, la educación paga y lo dejó claro cuando escribió:

“hacer NEGOCIO con la EDUCACIÓN

Es…

Diga cada lector todo lo malo que pueda

Todavía le quedará mucho qué decir.”[56]

Y todavía remata en su texto de educación republicana afirmando: “el hombre no es ignorante porque es pobre, sino al contrario.”[57]

En ese sentido, va a ser tan crítico de clérigos, mercaderes y héroes para los cuales utilizó palabras fuertes, en cuanto el proyecto educativo debía cambiar esas relaciones básicas. Vale acá señalar cómo fustiga a los comerciantes, interesados en vender y promover un consumo de cosas sin necesidad de ellas, casi que pudiéramos decir, como un lejano antecedente de crítica a la sociedad de consumo. Ello es visible en la siguiente cita:

“Perdonen los señores comerciantes: su exigencia peca contra la urbanidad y su especulación contra el cálculo. Su exigencia es incivil, porque un dueño de casa, aunque pobre, aunque ignorante, aunque incivilizado, merece atenciones, sobre todo de quien se da por rico, por sabio, por ilustrado –el honor es de quien lo da, no de quien lo recibe–. Peca su especulación contra el cálculo porque traer surtidos de dogmas, ritos y liturgias a donde no se usa, vale tanto como llevar rosarios a berberías.

Tráiganlos de contrabando

Pásenlos por alto

Y encarguen su expendio a la moda

No faltará quien les compre…

Aunque no sepan lo que significan ni cómo se usan.”[58]

Como vemos, en estas cortas letras, pero presente en toda su obra, fustigó los poderes de su tiempo. Por ello su proyecto educativo a veces como cantaleta propugnaba por no repetir a Europa, ni hacernos siervos de clérigos y mercaderes, ideas que lo enfrentaron a los poderosos de su época, quienes lo acusan indistintamente de ateo, agnóstico, irreligioso, de corromper los espíritus. No en vano, Sucre, para descalificar sus planteamientos de la escuela de Chuquisaca, aupado por las élites, le escribe a Bolívar: “Al describir a usted todas las locuras de este caballero tendría que ser muy largo… usted pensará que yo estoy muy enfadado con él, y no es así. Considero a don Samuel un hombre muy instruido, formado cual nadie, desinteresado hasta lo sumo y bueno por características y por sistema. Pero lo considero también con una cabeza alborotada, con ideas extravagantes y con incapacidad para desempeñar el puesto que tiene.”[59]

Quizá habría ya escuchado cuando dicen que afirmaba en público, para enseñar en quechua en Chuquisaca: “más cuenta nos tiene entender a un indio que a Ovidio”.[60]

La educación técnica para el trabajo también estuvo en su proyecto en lo que él denominaba “educación y el trabajo libre”, ya para su tiempo lo entendía de una manera integral cuando desarrolla la idea de que la “segunda revolución americana” era la económica y eso se ve cuando afirma: “La intención no era (como se piensa) llevar el país de artesanos rivales o miserables, sino instruir y acostumbrar el trabajo para hacer hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento… era colonizar al país con sus propios habitantes.”[61] Es decir, ya planteaba una transformación del campo con los propios habitantes, elemento muy curioso que hoy es retomado desde el planteamiento de educación del campo de diferentes movimientos sociales para este sector social.

En su texto El extracto sucinto de mi obra sobre la educación republicana, plantea: “Formen sociedades económicas que establezcan escuelas de agricultura y maestranzas en las capitales de provincia y las extiendan, cuando convenga a los lugares más poblados de cada una que designen el número de aprendices y hagan reglamentos.”[62] Y luego va a agregar las virtudes sociales y la formación moral que serían la base de la vida republicana y de las naciones que se iban construyendo. Para ello coloca un derrotero muy claro cuando afirma:

“La autoridad da forma:

EN LA EDUCACIÓN

Porque educar es CREAR VOLUNTADES

O SOLO LA EDUCACIÓN

Impone OBLIGACIONES a la VOLUNTAD.”[63]

 

  1. “Una educación que nos haga americanos y no europeos”

“Piénsese en las cualidades que constituyen la sociabilidad y se verá que los hombres deben prepararse al goce de la ciudadanía con cuatro especies de conocimiento:

Instrucción social para hacer una nación prudente

Corporal para hacerla fuerte

Técnica para hacerla experta

Científica para hacerla pensadora”[64].

Si revisamos con cuidado la anterior cita, la propuesta educativa del Sócrates de América liga su proyecto de sociedad a una propuesta en donde la educación ha de jugar con especificidad su lugar en una dirección que la constituye en una idea de ciudadanía que tiene un contenido propio en la escuela y le da un sentido integral a esa realización social, corporal, técnica, científica, dotándola de un proyecto a cada uno de sus miembros, importante lección de contemporaneidad para quienes a nombre de la tercera y cuarta revolución industrial vienen proponiendo el STEM.

También encontramos una reflexión del sentido de la educación en y desde los territorios, ya que de su identidad saldrá la escuela que dará forma a las nuevas repúblicas y construirá la igualdad que ella propicia. En este sentido, don Simón muestra cómo la educación está en relación al proyecto político y siempre va a estar engarzada a las realidades y los contextos en los que ella funciona. En ese sentido, plantea que la tarea educativa en los territorios donde ha acontecido la independencia ha de ser: “colocar pueblo a las repúblicas”. Para ello, él dice que hay que cuidar la educación que se propone debe ser para “educar pueblos”, en cuanto va a ser el instrumento principal para dar ser a ese nuevo mundo que debe surgir, en donde no basta la independencia política y económica. Pudiéramos decir que se adelanta mucho tiempo proclamando lo que hoy sería la idea primigenia de la tan en boga “poscolonialidad”: “la sabiduría de la Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América”.[65]

En mi libro Educaciones, escuelas y pedagogías en la cuarta revolución industrial desde nuestra América, cito el informe A Nation at Risk[66], que alerta sobre el futuro de la Unión como potencia y de su economía para garantizar en el largo plazo el bienestar del que habían disfrutado sus habitantes y se plantea la necesidad de proveer educación con calidad y educación y el fortalecimiento del aprendizaje para toda la vida. En este contexto, la comisión de la educación de calidad de la Secretaría Nacional de Educación estadounidense realiza un replanteamiento tomando como base lo planteado en el informe y traza el derrotero de lo realmente importante: el aprendizaje básico de contenidos (mínimos educativos y formativos) de lo cual deben ocuparse las escuelas para formar el ciudadano de este tiempo, y señala que las prioridades son las tres “R” del inglés Reading, Writing, and Arithmetic: lectura, escritura y aritmética, y privilegian las disciplinas que se necesitan bajo el nombre de STEM (Science, Technology, Engineering, and Mathematics), ciencias naturales, tecnología, ingeniería y matemáticas. Sobre ellos debe ejercerse un control de su nivel académico. De igual manera, ellas deben garantizar el acceso a la universidad y cómo esa propuesta se universaliza a partir de los organismos multilaterales.

Estos elementos son considerados bajo el horizonte de formar una fuerza laboral que permita hacer frente a la competencia extranjera y construir la nueva economía basada en el conocimiento para la reconfiguración posfordista de la fuerza de trabajo, consumando la reforma reaganista de la educación, de trabajadores flexibles con habilidades básicas para vivir y laborar en contextos de trabajo flexibles y precarios, y generar el control del trabajo docente y las comunidades educativas. Para ello se inician en 1986 procesos de experimentación e innovación en el sistema descentralizado de la educación norteamericano, que tiene entre algunos de sus hitos en el año 1992, una organización centrada en estándares y competencias. El acuerdo para elaborar durante diez años la nueva ley de educación es aprobada en el año 1995 en el gobierno del presidente Clinton, la cual fija los objetivos sobre qué enseñar y cuáles disciplinas son esenciales.

Estos criterios de la importancia de la educación en la globalización y la reducción de las áreas del conocimiento a las importantes para el mercado y la competitividad capitalista, son recogidos por el Banco Mundial, que en la década del 70 del siglo pasado había promovido la revolución verde como el gran factor de movilidad social en el mundo y había destinado parte importante de sus recursos al campo y a la agricultura, realizando el giro hacia la educación como el factor central para darle forma a estos nuevos tiempos signados por el conocimiento, la tecnología, los nuevos lenguajes, la información, la comunicación, la innovación, la investigación y en el lapso de una década gran parte de sus dineros van a educación[67] para promover las nuevas leyes educativas guiadas por el STEM y las tres R, las cuales son colocadas en las diversas naciones del mundo bajo su asesoría y financiamiento, dando forma a un control multilateral de esas políticas en las cuales también la OCDE las ajustaría como política.

Esa homogeneización que hoy es enfrentada en los diversos actores, movimientos y pensadores críticos de la educación, bien pueden tomar su fundamento y traer a don Simón cuando decía a propósito de la opción que las élites hicieron del método del inglés Lancaster para la enseñanza de esos tiempos: “Enseñanza mutua es un disparate. Lancaster la inventó para hacer aprender la Biblia de memoria, los discípulos van a la escuela… a aprender… no a enseñar. Dar gritos y hacer ringorrangos no es aprender a leer y escribir. Mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos, para que… por la vida… sean charlatanes.”[68]

La OCDE va a fundamentar las pruebas PISA, lo cual determinaría la influencia de la política neoconservadora (Reagan) en las políticas educativas mundiales, convirtiendo esos contenidos básicos instrumentales del STEM a los cuales, ante la presión y las críticas internacionales, se han agregado dos tipos de pruebas suplementarias, que son la de ciudadanía y lo emocional, que adquieren unidad en los sistemas nacionales a través de las pruebas estandarizadas mundiales, soportadas en una visión de multilateralismo a la que concurren como nuevos agentes diferentes grupos empresariales, algunos con cara de filantropía como la fundación Bill y Melinda Gates. De repente volver al maestro Rodríguez y la manera cómo lo escribió, viene bien acá para reconocer de dónde viene esa homogeneización que se intenta hacer ahora a través de un proyecto único para la globalización de la cuarta revolución industrial.

Las citas de don Simón planteadas en este acápite interpelaría los sistemas educativos que buscan la homogeneización educativa a través de las competencias, los estándares y los derechos básicos de aprendizaje (DBA) y todo el proyecto de despedagogización[69] que se impone a través de la idea de calidad y las pruebas generadas por el sistema económico internacional y sus pruebas PISA, mostrándonos en la visión del autorreferido que además de una profunda conexión con los contextos, cómo también se requiere unas condiciones especiales para quien realice la práctica de educador en estos tiempos. Ya con 200 años de anticipación nos mostraba que no es simplemente alguien que tenga un saber disciplinario, sino un ejercicio que requiere pedagogía. Por ello va a afirmar en los Consejos de amigo a la escuela de Lacatunga:

“EL MAGISTERIO es una PROFESIÓN

El que reemplaza a los padres de familia ejerce las funciones de…

PADRE COMÚN

Por consiguiente,

Debe ser elegido por sus aptitudes que son:…

Ser dueño de la materia que promete enseñar

Conocer el arte de enseñar

Que consiste en…

Saber LLAMAR, captar y FIJAR LA ATENCIÓN

Estas aptitudes no bastarán, si no tiene GENIO

E INGENIO para crearse medios de conseguir los fines que se propone

En cada ramo de enseñanza.”[70]

Considero que el Sócrates de América ya daba pistas frente a los procesos de despedagogización en marcha, cuando de manera categórica afirmaba: “Tómese de paso, por máxima… que más oficio de un niño es un rato labrando un palito… que días enteros, conversando con un maestro que le habla de abstracciones superiores a su experiencia.”[71]

También la propuesta de Rodríguez hace 200 años, cuestiona el instruccionismo que ya estaba en el método lancasteriano y hoy muy en boga en los derechos básicos de aprendizaje, lo cual puede verse: “instrucción no es educar, ni la instrucción puede ser un equivalente de la educación aunque instruyendo se eduque, en prueba de que con acumular conocimientos extraños al arte de vivir, nada se ha hecho para formar la conducta social, véanse los muchos sabios malcriados que pueblan el país de las ciencias…”[72]

  1. Maestro en la escuela pública

 

“Expidió un decreto para que se recogiesen los niños pobres de ambos sexos… no en casas de misericordia, a hilar por cuenta del estado –no en conventos a rogar a Dios por sus bienhechores—no en cárceles a purgar la miseria o los vicios de sus padres—no en hospicios a pasar sus primeros años aprendiendo a servir para merecer la preferencia de ser vendidos, a los que buscan criados fieles o esposas inocentes.”[73]

Este texto es claro de la escuela que quieren instaurar los simones es pública para todas y todos, especialmente a los que les había sido negada la asistencia a ella. Es visible cómo en ese mandato de Bolívar que enuncia Rodríguez, busca acabar toda expresión de caridad o de una educación para la sumisión, colocando como central en ella que Rodríguez va a llamar como se enuncia en la siguiente cita: “Un plan de educación popular de destinación a ejercicios útiles y de aspiración fundada a la propiedad lo mandó ejecutar Bolívar en Chuquisaca.”[74] Sería interesante comparar con su primer texto: Estado actual de las escuelas de Caracas… Desde mi particular punto de vista, permite reconocer la elaboración de ideas en este texto ya más maduras, pero que en muchas de ellas ya estaban en aquel pensamiento fundacional.

Pero no solo se preocupa por estas dinámicas, sino que plantea una escuela en libertad, porque ellos no eran ni frailes ni presos y con libertad para quedarse en el centro educativo en las noches si lo querían, y también dotado de un bienestar material, “casas cómodas y aseadas” y “decentemente abrigados, vestidos, alimentados, curados.”

El proyecto de Chuquisaca para el maestro del libertador era un ejercicio de oficios que permitan aprender a trabajar las tierras, las maderas y los metales, y reconoce además los enlazamientos de los conocimientos de “las artes mecánicas secundarias, ya que unas dependen de otras, con talleres ligados a la producción, entendidos pedagógicamente como un ejercicio en donde se “acostumbren al trabajo, para ser hombres útiles… para colonizar el país con los propios habitantes.” Para ello pensó un plan de colonización que contaría con “un banco industrial de depósito y de descuentos”[75], el cual debería existir uno en cada uno de los departamentos del país.

Para él todo ese proyecto se inscribe en un trabajo hecho desde y con los grupos, lo que va a permitir enfrentar el individualismo, lo cual lo lleva a escribir: “Yo solo soy i solo para mí son ideas de niño, el hombre que atraviesa la vida con ellas muere en la infancia, aunque haya vivido cien años. Carecen de la idea fundamental de la asociación. Haga que los muchachos inculquen en la infancia lo contrario: pensar cada uno en todos para que cada uno piense en él.”[76] Y agregaba: “La máxima más perversa que puede haber inventado el egoísmo: cada uno para sí, y Dios para todos…”[77].

Además, con una conciencia que ya tenía muy clara en los concejos de Caracas sobre los maestros y las escuelas del ayuntamiento, ya que desde esos tiempos don Simón propugnó por una educación diferente, que dio forma a la especificidad de un maestro que constituiría su identidad en la enseñanza. Pudiéramos decir que frente a la escuela normal para la formación de maestros lancasteriana impulsada por el general Santander, Rodríguez al final de su vida funda en Túquerres una normal para enseñar a los maestros con especificidad en su quehacer. De ello da cuenta su carta a José Ignacio París, quien había solicitado al general Mosquera auxilio para el maestro y la publicación de sus obras. Corría el año de 1846 y el maestro va tras esa promesa saliendo de Lacatunga a Santa Fe y le escribe en 1847 a París esa carta que da cuenta de su humor y de su pasión por enseñar:

“Yo pasaba por Túquerres pensando en usted

Fui a ver al señor Pineda y el maldito hombre…

Me echó el ojo;

Yo blando de corazón, se lo eché también

Y el diablo metió el rabo

No se vaya, me dijo, quédese aquí, espéreme, ya vuelvo

Yo que no necesitaba de mucho ruego, me quedé…

Como se quedan las niñas detrás de las tapias,

Pensando,

A cada ruido, que era él.”[78]

Allí, según lo dice en su carta, inició su experiencia con 30 jóvenes para formarlos para ser maestros, lo cual queda consignado en otra carta cuando dice: “A tragos han aprendido algo, pero no lo necesario para ser maestros.”[79] Posteriormente, esta experiencia se extendería a Barbacoas, en donde también va a insistir en algo que lo acompañó en todos sus escritos desde Caracas. Insiste en un maestro que debe recibir un pago anual por su trabajo, lo cual lo llevaba a afirmar: “…así que ningún empleo que exige la atención de un hombre se dote con escasez… un maestro, a más de una penosa tarea que lleva, invierte todas las horas del día en el desempeño de su ministerio… no es menester más razón para que se le asegure una recompensa proporcional a su mérito.”[80] Mantuvo esta posición a lo largo de su vida, como se puede ver comparativamente con la siguiente cita 50 años después, en donde va a afirmar: “El maestro debe contar con una renta, que le asegure una decente subsistencia, y en que pueda hacer ahorros para sus enfermedades y su vejez.”[81]

De igual manera plantea la necesidad de una infraestructura y la creación de un sistema para la educación, y ello a lo largo de toda la vida. Si volvemos, en su primer escrito planteaba: “La enseñanza no debe alojarse en salitas ni en cuartejos. Deben construírsele edificios y surtir de instrumentos necesarios las aulas.”[82] En el mismo texto plantea la necesidad de “directores ambulantes” que ejerzan una vigilancia sobre los centros: “tengan presente que todo régimen se relaja por falta de inspección.”[83]

Es muy curioso cómo esa idea de escuela y de educación de Rodríguez también lo diferenció del sentido que le dieron las élites a esa escuela en la que todavía estaban excluidas las mujeres, los menesterosos, los negros y los indios. Para Rodríguez la escuela los incluía, pero además no reducía la educación a los oficios que iban a practicar, y propone que deben ir más allá de su ocupación, por lo tanto, propone como la entrada la generalización de la lectura y la escritura, en esa escuela que el Estado sostiene para todos, y alcanza a plantearlo cuando dice:

“Los doctores americanos no advierten que deben su ciencia a los indios y a los negros: porque si los señores doctores hubieran tenido que arar, sembrar, recoger, cargar y confeccionar lo que han comido, vestido y jugado durante su vida inútil… no sabrían tanto… estarían en los campos y serían tan brutos como sus esclavos.”[84]

 

  1. “El maestro que no repite, sino que inventa”

 

“El título de maestro no debe darse sino al que sabe enseñar, esto es, el que enseña a aprender, no al que manda aprender o indica lo que se debe aprender”[85]

Qué mejor iniciación para este aparte que esta cita en la cual refuta las pretensiones de las élites criollas de su época en su eurocentrismo, de traer a Lancaster para una educación pública que él ya había denominado: “escuelas de vapor”, “las de morralla”, que sirven para que los pobres aprendan enseñándose entre ellos mientras a las escuelas enciclopédicas iban los hijos de los ricos.[86] Pudiéramos hacer una comparación con las competencias y estándares de hoy y la despedagogización, de lo que hace tiempo el movimiento pedagógico colombiano ha llamado: “currículo a prueba de maestros”. Don Simón va a plantear la necesidad de una manera diferente, que enseñara desde muy pequeños a los niños a ser “preguntones” y lo plantea de la siguiente manera:

“Obedecer ciegamente es el principio que gobierna.

Por eso hay tantos esclavos –i por eso es amo

El primero que quiere serlo

Enseñen a los niños a ¡ser PREGUNTONES!

Para que, pidiendo el POR QUÉ, de lo que se les manda a hacer

Se acostumbren a obedecer… a la RAZÓN, no a la

AUTORIDAD, como los LIMITADOS, ni a la

COSTUMBRE, como los ESTÚPIDOS.”[87]

Como podemos ver, don Simón nos muestra que no hay educación si no tiene un sentido claro de la acción y que el método y la pedagogía están profundamente relacionado con esos fines, una lección profunda para quienes en estos tiempos impulsan la despedagogización y el apagón pedagógico global, reduciendo la educación a contenidos y a los resultados de ellos en unos exámenes estandarizados, construidos en un proyecto de homogeneización global. Y, como buen clásico, a su manera ya había dicho de esos exámenes:

“EXÁMENES PÚBLICOS

Esta charlatanería viene de la Europa,

Pero allá, cada Mestro LUCE en su Escuela, en presencia de los

Padres de sus discípulos, paraque se los dejen por más tiempo

–i convida Amigos, paraque, con elojios le traigan otros. Acá, los

Maestros van a lucir en los Templos.

Mal hecho: éstos están destinados al Culto,

Nó ala Ostentación

 

Cada acto de la Enseñanza… bien visto… es un Exámen”[88]

En este sentido, como en este tiempo, Sócrates de América ve la necesidad de reinventar la escuela en coherencia con los cambios que se veían en su época, igual que hoy lo tenemos con el tránsito entre la tercera y la cuarta revolución industrial. En aquellos tiempos, el maestro generó una propuesta para ello en el orden del funcionamiento y de la metodología coherente con su proyecto americano, y pedagogía para formar al sujeto de las nacientes repúblicas.

En su lucha por dar forma al proyecto educativo de la república planteó el tipo de maestro que se necesitaba para dicho proyecto:

“Hay tres especies de maestros

UNOS, que se proponen OSTENTAR SABIDURÍA…

No enseñan

Otros que quieren enseñar tanto ¡que confunden al discípulo!

Otros que se ponen al alcance de TODOS, consultando las capacidades

Estos últimos son los que consiguen el fin de la enseñanza, i

Los que perpetúan su nombre en las escuelas

ESCUELA, MAESTRO, PROFESOR, I CATEDRÁTICO, cuatro nombres

Su significación, sus acepciones, y los abusos que comúnmente

Se hacen de ellos.”[89]

Más adelante lo va a aclarar: “Profesor es el que se dedica EXCLUSIVAMENTE al estudio de UN ARTE o de una CIENCIA y lo prueba a veces aplicando a enseñar. CATEDRÁTICO es el que enseña SENTADO EN ALTO, porque cátedra significa PUESTO SUPERIOR O EMINENTE: i no se usa para dar ese título sino al que enseña teología, filosofía, derecho o humanidades. Por eso puede ser profesor o catedrático y no ser maestro: MAESTRO es el dueño de los principios de una CIENCIA o de un ARTE, sea liberal, sea mecánico, i que transmitiendo sus conocimientos sabe hacerse ENTENDER i COMPRENDER CON GUSTO i es él  MAESTRO por excelencia, si aclara los conceptos i ayuda a estudiar si enseña a aprender facilitando el trabajo y si tiene él dónde inspirar a uno, i excitar en otros, el deseo de saber.”[90]

Además, criticó el sistema lancasteriano  como parte de esa apropiación/expropiación que se hace por parte de Europa en América a través de la pedagogía y el método, ya que en algún lugar lo compara con “una sopa de hospital”, cuestionando su método memorístico y su rígida disciplina y afirmaba: “pierden los niños el tiempo / leyendo sin boca y sin sentido / pintando sin mano y sin dibujo / calculando sin extensión / y sin número / la enseñanza se reduce a fastidiarlos / diciéndole a cada instante y por años enteros / así, así-así, y siempre así / sin hacerles entender / por qué ni con qué fin… no ejercitan la facultad de pensar y / se les deja o se les hace viciar la lengua y la mano que son… los dotes más preciados del hombre… no hay interés, donde no se entrevea el fin de la acción… lo que no se hace sentir no se entiende y lo que no se entiende no interesa, llamar, captar y fijar / la atención / son las tres partes del arte de enseñar.”[91]

  1. Maestro pedagogo

 

(cita)

 

Como lo vemos en la anterior cita, para Rodríguez no era posible la enseñanza sin un método que debía estar en coherencia con el proyecto de educación republicana que se agenciaba, en cuanto el mismo va a ser una manera de pensar que va a realizar la propuesta de escuela que está en sus textos, y por ello va a ser un innovador en todos los aspectos que conlleva la práctica de la enseñanza.

 

  1. Acerca de la escritura

 

Para Simón Rodríguez, no se escribe como se habla, y la escritura debe tener en cuenta que pone en juego todos los sentidos, lo cual debe hacerse visible en la práctica de la escritura. En ese sentido, tal vez influenciado por sus tiempos de tipógrafo en Estados Unidos, va a ser posible a lo largo de sus textos encontrar letras de diferentes tipos, formatos, tamaños; de igual manera unos destacados de negritas, itálicas, corchetes, llaves, jugando con líneas simples y dobles, cuadros, los puntos suspensivos son permanentes, los puntos superiores también, lo que lo lleva a enlazar repeticiones, elipses, espacios en blanco, todo orientado por un precepto que es muy repetido en sus obras y en diferentes lugares, y es que en la enseñanza no se podrá escribir de una única forma, ya que “la forma es un modo de existir”[92], ya que no escribimos como pensamos.

En alguna discusión, en donde cruzábamos la idea de sentipensante de nuestro maestro Fals-Borda, hablábamos cómo esa idea, a nivel de principio pedagógico, ya estaba en Simón Rodríguez cuando apelaba a esa integralidad cognitiva y sensitiva en su proyecto educativo, y que se hacía específico en su accionar pedagógico como ese lugar en que se concretan sus principios cuando afirma:

“Se puede pintar sin hablar, pero no hablar sin pintar”[93]

O también cuando escribe: “lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende, no interesa.”[94]

Estas reflexiones las coloca en sus textos inmediatamente en un proyecto de horizonte de sociedad. Por ello afirma: “No se puede dejar a nadie por fuera de la lectura en América.”[95] Es decir, leer, escribir, pintar, es un ejercicio para lograr que lean con sentido desde el mundo donde están y aprendan a vivir unos con otros, y entre distintos, pero, además, enfrenta con su propuesta el método eurocéntrico que las élites en su momento traen como proyecto educativo y pedagógico para este mundo andino de las repúblicas libertadas por Bolívar. Por ello, va a decir del método lancasteriano: “Son escuelas de vapor, porque con pocos maestros se enseña a miles de muchachos.”[96] Y por ello va a cuestionar diciendo que no se puede permitir que los maestros de las escuelas lancasterianas alteren con adornos y según su capricho los signos de convención de que se sirven millones de personas. No podemos dejar de recordar acá cómo Santander estableció las escuelas normales para que capacitaran en la enseñanza mutua, atendiendo a las ordenanzas emanadas del Congreso de Cúcuta de 1822.[97]

Podemos reconocer en la crítica anterior cómo además de todas sus peleas para que la escuela forme los nuevos ciudadanos y el garantizar que en ellas deben entrar todas y todos, la constitución de una especificidad pedagógica y metodológica basada en un maestro que enseña y aprende a pensar con todas las dinámicas que implementa. Bien valdría en estos tiempos de retorno al instruccionismo por diferentes vías, volver sobre Rodríguez, olvidado por las normales y las facultades de educación, para que nos ayude a pensar la escuela de nuestro tiempo.

Una buena reflexión sobre los sentidos y los significados de la escritura y el uso pedagógico de ella está en el texto de Ángel Rama citado por José Miguel Sánchez en su tesis de maestría: “Simón Rodríguez propuso no un arte de escribir, sino un arte de pensar y a esto supeditó la escritura como lo expresó en su peculiar forma expresiva sobre el papel. La escritura ha sido sacada de su ordenamiento, despojada de todos sus aditamentos, sus conceptos, y estos se han distribuido sobre el papel como en la cartilla escolar, para que con los ojos lleguen al entendimiento y persuadan. Si la vida y las ideas de Rodríguez prueban cuan lejos estuvo de la ciudad letrada, cuya oposición fundó esta original traducción de un arte de pensar, muestra cuan lejos estuvo también de la ciudad escrituraria.”[98]

Pudiéramos hacer larga la cantidad de propuestas de don Simón, que nos hace de él no solo alguien que debe ser inscrito en la historia de la pedagogía sino también en los antecedentes de la educación popular. Por eso en sus obras encontramos las maneras cómo experimenta con la escritura para hacer énfasis en aquello que no se escribe como se habla, o buscar los caminos a través de los cuales instaura las nuevas maneras de enseñar, o esos procesos en los cuales muestra cómo el maestro inventa haciéndose un clásico de lo que serían las innovaciones o las transformaciones educativas de estos tiempos, o cómo hace del viaje y de la experimentación fundamentos para construir una educación que nunca se olvide. Pero el tiempo y el espacio de este tiempo dejarán muchos otros elementos para seguir siendo profundizados con una mirada que hoy interpela no solo a los educadores populares sino, como he intentado esbozarlo en estas páginas, a los debates de la educación en los cuales estamos insertos quienes intentamos construir con cierto rigor las educaciones, las pedagogías y las escuelas para los tiempos que corren.

Hoy, como ayer, no solo la tarea de la educación está pendiente. Pasados 200 años, el régimen republicano que buscaron los simones no aparecen, así los cambios de nombre lo hubieran insinuado: República de la Nueva Granada, Estados Unidos de Colombia, República de Colombia. Cada uno con leyes, y a punta de ellas, va intentando superar esa sociedad estamental, elitista, que combatió Rodríguez, pero no el tipo de poder que construyeron, esto es, pensar que la desigualdad se volvió costumbre e intentar superarla como un problema para resolver a sangre y fuego, porque el proyecto imitador del bienestar de los Estados Unidos y la sabiduría de Europa siguen siendo ley.

Por ello, esa institucionalidad construida en los interregnos de la sangre y el fuego, vuelve sobre lo mismo, un proyecto civilizador hecho sobre la negación de la diversidad, y vuelve a aparecer una identidad única, la de las élites, los del poder, y se vuelve a legislar en función de ellos, su dios, sus verdades, sus identidades, sus riquezas, negando que somos humanamente diferentes, culturalmente diversos y que somos naturaleza, es decir, una suma megadiversa de razas, culturas, sexualidades, lenguajes, cosmogonías, asentadas en territorios distintos, esperando que esa patria que enuncian les dé cabida a todos, como lo soñaron los dos simones hace 200 años.

Y vuelve a estar, como hace 200 años la educación popular, clamando por otra educación que nos haga de acá,que no cante solo una epopeya, una sola fe, sino todas las que hacen a este país, más allá de un mapa, un territorio rico por las megadiversidades, que en su negación nos han conducido inveteradamente a la guerra. Estamos clamando por esta otra educación, con la certeza de que aprenderemos a tramitar, regular, transformar los conflictos sin volverlos violencia como nos decía también el maestro Estanislao Zuleta.[99]

En ese sentido, este texto es un abrebocas que invita a ir a la obra de nuestro Robinson, de nuestro abuelo de la educación popular, para restituir una causa que se perdió en la disputa con las élites de su tiempo, así como las disputamos nosotros con las de estos tiempos. Para ello, nomás recordar que esa causa de la educación popular había sido promovida también por Bolívar, la cual se pierde con los caminos que toman las élites criollas. Por ello, quiero terminar con la cita que el libertador Simón Bolívar hace de esa propuesta en el Congreso de Angostura (Venezuela): “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción… la educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del congreso”.[100]

[1] Este texto es una versión ampliada del texto: Contemporaneidad de Simón Rodríguez en el siglo XXI. En la reinvención de la educación y la escuela, publicado en: Simón Rodríguez – De oficio maestro Pionero de la pedagogía popular en América Latina. Caracas. Editorial Laboratorio Educativo. 2019. Págs. 165-194.

[2] Cáceres, B. Histoire de l’education populaire. Paris. Editions du Seuil. 1964.

[3] Rodríguez, S. Cartas a Bolívar… xxx

[4] Rodríguez, S. Escritos. 3 volúmenes. (Compendio y estudio bibliográfico). Caracas. Sociedad bolivariana de Venezuela 1954. Tomo III, pág. 71.

[5] Rodríguez, S. … xxxx

[6] Quijano, A. Colonialidad del poder y clasificación social. Buenos Aires. Clacso. 2014.

[7] De Souza, B. Izquierdas del mundo uníos. Bogotá. Desde Abajo. 2018.

[8] Gutiérrez, G. Teología de la liberación. Lima. Centro Bartolomé de las Casas. 1971.

[9] Tamayo, J. J. Las teologías del sur. El giro descolonizador. Madrid. Editorial Trotta. 2017.

[10] Gargalo, F. Los feminismos del Abya Yala, ideas y proposiciones de las mujeres desde 607 pueblos en nuestra América. Bogotá. Desde Abajo. 2015.

[11] Freire, P. La pedagogía del oprimido. México. Siglos XXI. 1996.

[12] Mejía, M. R. Educaciones y pedagogías críticas desde el sur. Cartografías de la educación popular. Buenos Aires. Editorial Crujía. 2018. Igualmente, Brandão, C. La educación popular de ayer y de hoy. Buenos Aires. Editorial Biblos. 2017.

[13] Dussel, E. Filosofías del sur. Descolonización y transformación. México. Ediciones AKAL. 2017. Ver también: Cabaluz, F. Entramando pedagogías críticas latinoamericanas. Santiago de Chile. Quimantú. 2015.

[14] Fals Borda, O. Una sociología sentipensante para América Latina. Antología. Bogotá. Clacso – Siglo del Hombre. 2016. También: Rivera, S. Un mundo CH’IXI es posible. Ensayo de un presente en crisis. La Paz. Ediciones Tinta de limón. 2018.

[15] Boff, L. Ecología, grito de la tierra, grito de los pobres. Madrid. Trotta. 2011. Asimismo, Gudinas, E. Extractivismo y corrupción. Anatomía de una íntima relación. Bogotá. Desde abajo. 2019.

[16] Martín-Baró, I. La psicología de la liberación. Madrid. Trotta. 1998. También: Burton, M. Psicología de la liberación. Aprendiendo de América Latina. En: Revista Polis. Vol. 1, noviembre de 2004. Págs. 101-124.

[17] Ruiz, J. Otras masculinidades posibles. Otras formas de ser hombre. Bogotá. Desde Abajo. 2015.

[18] Kaplún, M. El comunicador popular. Quito. Ciespal. 1985.

[19] Muñoz, G. y Amador, J. C. Comunicación-Educación en Abya Yala: lo popular en la reconfiguración del campo. Bogotá. Revista Nómadas No.49. Tramas contemporáneas en comunicación-educación. Bogotá. IESCO. 2018. Págs. 47-67.

[20] Mariátegui, J. Amauta: 7 ensayos sobre la realidad peruana. Lima. 1982.

[21] Cendales, L., Muñoz, J., Mejía, M. R. Pedagogías y metodologías de la educación popular. Se hace camino al andar. Bogotá. Desde Abajo. 2017.

[22] Recordemos cómo Fray Bartolomé de las Casas, el más conocido, pero existen muchos otros, luchó y logró que en las cortes de Castilla se reconociera la humanidad de los llamados “indios” por los conquistadores, y su argumento era que tenían “alma” (animidad).

[23] Quiceno, H., Messina, G. Expedición a la Expedición Pedagógica Nacional. Bogotá. Universidad Pedagógica Nacional-Fundación Restrepo-Barco. 2000.

Universidad Pedagógica Nacional. Expedición Pedagógica No. 1: Huellas y registros. Bogotá. Bogotá, D. C. Universidad Pedagógica Nacional. 2001.

——— Expedición Pedagógica No. 2: Preparando el equipaje. Bogotá, D. C. Universidad Pedagógica Nacional. 2001.

——— Expedición Pedagógica No. 4: Caminantes y Caminos. Expedición Pedagógica en Bogotá. Bogotá, D. C. Universidad Pedagógica, Fundación Restrepo Barco. 2003.

——— Expedición Pedagógica No. 6: Con los dedos en la filigrana. Una lectura crítica a los tejidos metodológicos de la Expedición Pedagógica Nacional. Bogotá, D. C. Universidad Pedagógica Nacional – Fundación Restrepo-Barco. 2005.

——— Expedición Pedagógica No.7: Recreando rutas y senderos pedagógicos en Valle, Cali y región norte del Cauca. Bogotá, D. C. Universidad Pedagógica Nacional – Universidad del Valle. 2005.

——— Expedición Pedagógica No. 9: Rutas de vida, maestros, escuelas y pedagogía en el Caribe colombiano. Bogotá, D. C. Universidad Pedagógica Nacional – Red pedagógica del Caribe. 2005.

[24] Rodríguez, S. Carta de Simón Bolívar al Gral. Francisco de Paula Santander. 8 de diciembre de 1823. En: Cartas, pág. 117.

[25] Kohan, W. El maestro inventor. Simón Rodríguez, Caracas Ediciones del solar 2016, pág. 105-106.

[26] Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma, por un nuevo establecimiento. Rodríguez, S. Tomo I. Presidencia de la República de Venezuela. Caracas. 2001. Pág. 195-222.

[27] Rodríguez, S. Reflexiones sobre los defectos que vician… xxx

[28] Recordemos cómo las sublevaciones estaban a la orden del día en Venezuela. El negro Leonardo Chirino, tomando como ejemplo la rebelión de Haití de 1891 proclamó la elección de una república, en la cual se eliminaba la esclavitud, se declaraba la igualdad de clases y la eliminación de los privilegios; y en 1797, la conspiración de Gual, España y Picornell, a la cual se sumó Simón Rodríguez, y al ser develada lo obliga a huir hacia Jamaica.

[29] Lo que da origen a una de las más interesantes biografías noveladas. Pietri, Uslar. La isla de Robinson. Bogotá. Desde Abajo. 2010.

[30] Rodríguez, S. Tomo I, pág. 313. Buscamos mantener en esta cita la manera como Simón Rodríguez organiza la escritura, según él para buscar entender de una manera más clara lo que se va diciendo, porque no es lo mismo escribir que hablar.

[31] Rodríguez, S. Carta a Bolívar. Enero 7, 1825. Cartas Caracas, Ediciones del doctorado y Uniser. 2001. Pág.141.

[32] Rodríguez, S. Carta a J. I. París, 6 de enero de 1846. En: Cartas, pág. 194.

[33] Rodríguez, S. Luces y virtudes sociales. Caracas. Monte Ávila editores. 1992. Pág. 110.

[34] Rodríguez, S. Artes y ciencias. En: Tomo I, pág. 301.

[35] Lancaster, J. (1778-1838). Educador inglés creador del sistema de enseñanza mutua entre los niños, que fue promovido por algunos de los nacientes sistemas de educación en América y que se impuso desde un sector de las élites en Caracas, Bogotá, Quito, Lima, La Paz y México.

[36] Rodríguez, S. Escritos. Tomo II. Pág. 104.

[37] Niño jamaiquino que inspiró a este autor para su obra sobre Simón Rodríguez, con base en su biógrafo de este país, Jonathan Sarfield.

[38] Kohan, W. Op. Cit. Pág. 64.

[39]Rodríguez, S.  Luces y virtudes. Pág. 7.

[40] Rodríguez, S. Tomo II. Pág. 133.

[41] Rodríguez, S. Sociedades americanas. Caracas. Biblioteca de Ayacucho. 1990. Pág. 49.

[42] Rodríguez, S. Luces y virtudes sociales… xxxx

[43] Rodríguez, S. Luces y virtudes sociales… xxx

[44] Rodríguez, S. El libertador del medio día. xxx

[45] Rodríguez, S. Consejo de amigos al colegio de Lacatunga. xxx

[46] Rodríguez, S. IX artículo, sobre los partidos. Obras completas, Tomo I, pág. 397.

[47] Rodríguez, S. Sociedades americanas en 1828. Obras completas. Tomo I, pág. 240.

[48] Rodríguez, S. Sociedades americanas. Caracas. Biblioteca de Ayacucho. 1990. Pág. 143

[49] Rodríguez, S. Sociedades americanas. Caracas. Biblioteca de Ayacucho. Pág. 148.

[50] Rodríguez, S. Obras completas. Tomo I. Pág. 355.

[51] Rodríguez, S. Consejos a la escuela de Lacatunga. Obras completas. Tomo II. Pág. 16.

[52] Rodríguez, S. Sociedades americanas en 1828. Tomo I, pág. 383.

[53] Rodríguez, S. Sociedades americanas en 1828. Tomo I, pág. 385.

[54] Rodríguez, S. Sociedades americanas. Caracas. Biblioteca de Ayacucho. Pág. 97.

[55] Rodríguez, S. Sociedades americanas. Caracas. Biblioteca de Ayacucho. xxx

[56] Rodríguez, S. Luces y virtudes sociales… xxx

[57] Rodríguez, S. Educación republicana.

[58] Rodríguez, S. Sociedades americanas. Pág. 61.

[59] Rodríguez, S. Cartas. Caracas. Ediciones del Rectorado de la UNISER. 2001.

[60] Rodríguez, S. Obras completas. Tomo II. Caracas. Ediciones de la Presidencia de la República. 2001. Pág. 35.

[61] Rodríguez, S. xxxx

[62] Rodríguez, S. Extracto sucinto de mi obra sobre… pág. 194.

[63] Rodríguez, S. Luces y virtudes sociales xxx

[64] Rodríguez, S. Obras completas. Tomo II. Pág. 117.

[65] Rodríguez, S. Tomo II. Pág. 133.

[66] Departamento de Educación de EE. UU. A Nation at Risk. The Imperative for Educational Reform. Washington, DC. 1983.

[67] Mejía, M. R. Educación(es) y globalización(es). Entre el pensamiento único y la nueva crítica. Bogotá. Desde Abajo. 2006. Capítulo 2. P. 117-130.

[68] Rodríguez, S. Consejo de amigos. Obras completas. Tomo II, pág. 25.

[69] La despedagogización es la posición que hace prevalecer el contenido disciplinar y reduce la importancia de la pedagogía en la actividad educativa. Últimamente, frente a las propuestas generadas en el foro mundial de educación en Corea, algunos han comenzado a hablar del “apagón” pedagógico mundial, que es la tendencia a una educación sin maestros ni pedagogías, ya que éstas son reemplazadas por las nuevas tecnologías. Ha sido impulsada por lo organismos multilaterales.

[70] Rodríguez, S. Consejos de amigo dados al colegio de Lacatunga. Tomo II. Caracas. Universidad Simón Rodríguez. 1975. Pág. 16

[71] Rodríguez, S. Sociedades americanas en 1828. En: Obras completas. Tomo I, pág. 356.

[72] Rodríguez, S. Escritos II, p. 104

[73] Rodríguez, S. El libertador del medio día de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social… xxx pág 25-26.

[74] Rodríguez, S. Ibídem, pág. 25.

[75] Rodríguez, S., Sociedades americanas xxx

[76] Rodríguez, S. Extracto sucinto de mi obra sobre la educación republicana. Pág. 189.

[77]xxx

[78] Rodríguez, S. Cartas. En: Obras completas. Tomo II. Págs. 700-701.

[79] Rodríguez, S. Cartas. xxx

[80] Rodríguez, S. El estado actual de las escuelas de Caracas. xxx

[81] Rodríguez, S. Extracto de la obra republicana. Tomo I. pág. 249.

[82] Rodríguez, S. xxx

[83] Rodríguez, S. El estado actual de las escuelas de Caracas. xxx

[84] Rodríguez, S. Defensa de Bolívar. Obras completas. Tomo II. Pág. 138.

[85] Rodríguez, S. Luces y virtudes sociales. En: Obras completas. Tomo II. Caracas. Universidad Simón Rodríguez. 1975. Pág.

[86] Rodríguez, S. Tomo I. Pág. 274.

[87] Rodríguez, S. Tomo II. Pág. 27.

[88] Rodríguez, S. Tomo II. Pág. 21.

[89] Rodríguez, S. Consejos de amigo dados al colegio de Lacatunga. En: Obras completas. Tomo II. Pág. 17

[90] Rodríguez, S. Consejos de amigo dados al colegio de Lacatunga. En: Obras completas. Tomo II. Pág. 19

[91] Rodríguez, S. Escritos II, p. 210.

[92] Rodríguez, S. Tomo II. Pág. 139.

[93] Rodríguez, S. Tomo II. Pág. 151.

[94] Rodríguez, S. Tomo II. Pág 161.

[95] Rodríguez, S. Luces y virtudes. xxx

[96]Rodríguez, S. Tomo I. pág. 75.

[97] Zuluaga, O. L. xxx

[98] Rama, A. La ciudad escrituraria. Xxxx 1985. Pág. 18. Citado por Sánchez, J. En:

[99] Zuleta, E. El elogio de la dificultad y otros ensayos. Colombia. Fundación Estanislao Zuleta. 2015 (1994).

[100] Bolívar, S. Discurso del Congreso de Angostura en 1819. Recuperado de: https://storicamente.org/sites/default/images/articles/media/1880/Bolivar_Discurso_de_Angostura.pdf

Autor: Marcos Raúl Mejía J

 

 

 

 

 

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Discurso de aceptación de título Honoris Causa de la Universidad Pedagógica Nacional como Doctor en Educación, concebido a Marco Raúl Mejías Jiménez

Pronunciado en el salón Multipropósito de la Universidad Pedagógica Nacional

14 de noviembre de 2018

Bogotá, DC

Buenas noches a todas y todos, un agradecimiento por estar acá acompañándome en un honor que no es a mí, sino en mí a una causa que he construido colectivamente con todas y todos ustedes los presentes y muchos ausentes; a la Universidad Pedagógica Nacional y a sus diferentes instancias directivas que han discutido y aprobado esta decisión de un honor a esta causa que represento hoy, acá y ahora; al profesor Alexander Ruiz, quien de forma terca, amiga y generosa quebró mis argumentos expuestos en otras circunstancias para hacer posible este reconocimiento, al cual me resistí no por humildad sino por la manera cómo mi vida ha estado atravesada por esa disputa entre la teoría y la práctica, el saber de la academia y el de los movimientos y sus gentes, lo cual fue siempre un conflicto que aun en los momentos más difíciles saldé recordando a Goethe: “gris, gris, es el árbol de las ideas, verde, verde, es el árbol de la vida”.

Hoy, luego de largas reflexiones y de preguntarme qué debo decir, y de reconocer que no fui consciente del valor de este acto y la generosidad de quienes lo propician, sino cuando, a propósito de la publicación como noticia en la página de la universidad me encontré frente a la avalancha de felicitaciones por los más variados medios y desde los más diversos lugares, lo cual me hizo tomar consciencia de su importancia. Y allí, la pregunta que intento responder hoy: ¿de qué manera uno de los nueve hijos de Tiberio y Gilma, dedicados al comercio y al cuidado de sus tierras y la crianza de sus hijos, nacido en la montaña de un bello pueblito del suroeste antioqueño llamado Palermo, está hoy acá recibiendo honores por una causa impensable en su lejana infancia.

Solo hay una explicación, la cual había formulado el viejo pensador clásico alemán en una de sus tesis ya famosas: “el educador necesita ser educado”. Y luego de grandes cavilaciones, mi conclusión es que soy la hechura de mis formadores, y que, si estoy hoy acá frente a ustedes, puedo repetir una frase que le adjudican a Newton: “si he visto más lejos, es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”. Y para mí, ellos son mis maestros y maestras personales y colectivos a quienes convoco esta noche.

Allí está la maestra Rosa Amelia Porras, quien me enseñó a leer y escribir con sentido, haciéndome hurgar en las páginas del periódico que recibía mi padre todos los días. Mi profesor de ciencias naturales, Gustavo Urón, quien me mostró la unidad de lo humano y la naturaleza como fundamento del mundo. Bernardo Álvarez, el “pecoso”, quien desde la filosofía nos exigió siempre un sentido de praxis que me llevó a realizar la alfabetización obligatoria en nuestro lejano bachillerato en los tugurios de La Iguaná en Medellín, con un método que circulaba en unas hojas mimeografiadas del IICA-CIIRA del profesor Paulo Freire.

En mi paso por la Compañía de Jesús, el testimonio de vida al servicio de los pobres del padre Célico Caicedo y de Jaime Alfredo Neira me enseñaron desde posiciones ideológicas diferentes la necesidad de la integralidad humana en cualquier compromiso que se asuma en la vida, a la vez que me introdujeron en el movimiento campesino de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos – ANUC, con los cuales recorrí en mi juventud este país, conviviendo y aprendiendo que de la pobreza no se sale por la generosidad de los poderosos, sino por la organización y lucha de los desposeídos.

Crecí en un claustro honra de la inteligencia comprometida colombiana, que fue puesto al servicio de los grupos populares a los que acompañé en sus múltiples escuelas de formación desde el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), en donde encontré tres maestros que me permitieron en tiempos difíciles mantener el rumbo de unas opciones cristiano-liberadoras y pulieron mi ser en coherencia con esas búsquedas: Guillermo Hoyos, en la exigencia constante de construir una argumentación rigurosa, porque en su decir, “lo popular no puede ser populismo, Raúl, volvete serio”. Carlos Eduardo Vasco, quien desde su testimonio de vida y su exigencia lógico-matemática, me ayudó a pulir muchas de mis propuestas y las escuchó con un corazón generoso de maestro exigente; y Alejandro Angulo, quien, con su mayor don, la sabiduría, me escuchó y corrigió ayudándome a descubrir en mi subjetividad e individuación caminos otros posibles.

En los trabajos con grupos cristianos, no puedo dejar pasar la asesoría a diferentes pastorales sociales del país, en especial al amigo hoy desaparecido, sacerdote Eduardo Díaz de Barrancabermeja, quien me permitió estar en el epicentro del movimiento social del país, el cual con su apertura permitía un diálogo claro con todas las concepciones. Allí ancló el trabajo con las mujeres que me enseñaría muy temprano cómo nuestro proyecto transformador era y es profundamente patriarcal, y en el surgimiento de esos procesos las discusiones en cabeza de Guillermina y Yolanda, que terminarían con la creación de la Organización Femenina Popular – OFP, como un grito de autonomía de las mujeres frente al tutelaje de los que representábamos esa mirada más clerical y patriarcal de los asesores de los movimientos en esas dinámicas.

En el ejercicio del trabajo, conformamos las escuelas campesinas del sur del Atlántico, que tendría en la profesora Gala Guerrero su maestra insigne, quien con sus compañeras y compañeros de trabajo me enseñaron también muy temprano que era necesario transformar la escuela y su pedagogía, y el maestro y la maestra como actores centrales de ella. En esos años aprendí que en la educación popular la pedagogía era profundamente política. Esta experiencia, desarrollada en siete municipios fue constituyendo una propuesta basada en la investigación temática freireana y en la investigación acción participante (IAP), lo cual propició mi encuentro con el gran maestro Orlando Fals Borda, quien me abrió el camino de los saberes populares como un lugar epistemológico diferente, así como nuestra condición humana sentipensante, y la actitud de mantener la rebeldía como bandera frente a todos los poderes que dominan, no importa su signo, de izquierda o de derecha.

Estas escuelas, ligadas al movimiento campesino, se convirtieron en referente de trabajo pedagógico para una escuela formal basada en la investigación. Desde allí se apoyaron las experiencias de las escuelas interculturales y bilingües del Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC, y experiencias de maestros y maestras ligadas a procesos de educación popular que dieron cauce a grupos pedagógicos ligados a los contextos y a los orígenes sociales y culturales de sus territorios. Estas dinámicas confluyen en la constitución del movimiento pedagógico colombiano como una de sus vertientes conceptuales y prácticas al interior de la Federación Colombiana de Educadores – FECODE, en donde aprendería de la diversidad de apuestas transformadoras, y al reconocerla, convertirla en riqueza. Allí fui colega y compañero de muchos de los grandes maestros de la pedagogía de este país. También, uno de sus lugares de referencia como pedagogía práctica y desarrollo de esas luchas fue la experiencia de la escuela San José de Aipe, que se nutrió a su vez de los desarrollos de la escuela Filodehambre en Neiva.

El acompañamiento a la construcción del movimiento pedagógico desde esta concepción, nos llevó a conformar con variados sectores en donde participaban algunos profesores de esta Universidad (UPN), procesos de apoyo a la Constituyente de 1991 que derivaron luego en la Constituyente educativa, donde participamos activamente en la discusión de una ley de educación para estos tiempos y en nuestros contextos, lo cual concluyó en la Ley 115 de 1994. De igual manera, los desarrollos metodológicos logrados acompañaron en una primera fase el desarrollo de la construcción de un proyecto pedagógico propio en el movimiento de educación popular integral Fe y Alegría a nivel nacional e internacional, que me dotó de la amiga e interlocutora peruana Amanda Bravo, con quien trabajaríamos las capacidades, como una respuesta a las competencias limitadas del capital en educación, y me permitiría compartir con ese gran maestro, Manuel Uribe, sj, quien me enseñó con su vida y reflexión que un proyecto educativo sin ética no tenía sentido.

Estos desarrollos permitieron que fuera convocado a un equipo liderado por María Elena Manjarrés en el Programa Ondas de Colciencias, a darle forma a la propuesta de la Investigación como Estrategia Pedagógica en un programa de ciencia para niños, niñas y jóvenes. Esta iniciativa se desarrolló durante ocho años y fue trabajada para ser endogenizada a su currículo con el gobierno boliviano. Al marcharnos del Programa, en medio de una ofensiva burocrática y clientelista por instaurar el STEM americano como propuesta para el Programa, contábamos con equipos en los 32 departamentos del país, más de 6,000 proyectos de investigación, un millón de niños, niñas y jóvenes y 22,000 maestras y maestros participando en él.

En la elaboración de la propuesta de Ondas conocí a un maestro que me señaló caminos de lecturas y debates para producir el encuentro y complementariedad entre las ciencias naturales, las ciencias sociales y las sabidurías ancestrales, mi querido Jairo Giraldo, con cariño el “doctor Buinaima”, con quien además trabajamos la metáfora del Programa y de los materiales para sacarlos del positivismo para niños y aproximarlo en la integralidad de las tres físicas.

Salido del CINEP con otro grupo de compañeros y compañeras por la orientación que tomaba la institución por los aires menos progresistas de las nuevas direcciones nacionales de la institución jesuítica en esos aciagos días y por las personas colocadas a dirigir el Centro, fui recogido por el Proyecto Planeta Paz, que buscaba y sigue buscando una paz desde los territorios y con los sectores sociales populares con una premisa de la necesidad del aprendizaje, manejo, regulación, tramitación de los conflictos como fundamento de la construcción de lo humano, en el sentido que decía el maestro Estanislao Zuleta: “Una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir, no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz.”

La vida ha sido muy generosa conmigo, allí, en medio del trabajo con 386 organizaciones sociales populares, mi aprendizaje ha sido inmenso. Solo como ejemplo, uno de los sectores, el de LGBTI me rompió esquemas y me exigió profundos desaprendizajes que no acabo de concluir sobre lo humano, la sexualidad, el género, los feminismos, y esas múltiples formas de poder arraigadas en cuerpos y diversidades que exigen profundas transformaciones subjetivas más allá de la épica para construir movimientos que, en su momento, por ejemplo en Manizales, nos llevaron a realizar las reuniones en una discoteca luego de la 1 de la mañana, huyendo de las amenazas de los paramilitares. De eso da fe la infatigable maestra de la Movilización Social por la Educación y de todas las luchas sociales allí, Stella Cárdenas, con quien hemos aprendido este último año de la sabiduría ancestral en la sistematización de la educación propia de los resguardos de Rio Sucio, Caldas.

De igual manera, mi duelo también fue compensado con el bálsamo de la Expedición Pedagógica Nacional, que rompiendo los parámetros de una educación única y homogénea construida por los organismos multilaterales y sus agentes en los ministerios de educación y algunas universidades. La Expedición propone la metodología del viaje y nos enseñó que, más allá de la diversidad humana biológica, cultural, existía en este país una diversidad educativa y pedagógica que era visible en esas múltiples maneras de hacer escuela y de ser maestro y maestra, más allá de la homogeneización propuesta por el capitalismo cognitivo a través de sus estándares, competencias, derechos básicos de aprendizaje y otras yerbas que posan de técnicas y objetivas en educación, para eso que los brasileros de Bolsonaro llaman en estos días: “fuera la política de la escuela”.

También ese ejercicio de Planeta Paz y de la Expedición Pedagógica Nacional, con esos miles de mujeres y hombres que no menciono personalmente porque no me alcanzaría el tiempo para ello, me ha permitido decantar en ese ejercicio de darle la voz a los actores sociales populares, de avanzar en la constitución de ellos como sujetos, y desde el reconocimiento de sus prácticas como lugares epistémicos, que requiere de otras formas investigativas para dar cuenta de ellas. Allí ha emergido la sistematización como un camino privilegiado para hacer visibles los saberes y conocimientos negados desde otras epistemes, lo cual da piso a un diálogo-confrontación de saberes y negociación cultural como desarrollos propios de la pedagogía de la educación popular que no es, sino que se está haciendo.

De igual manera, como respuesta a los tiempos que corren desde la memoria del conflicto y experiencias de paz desde la escuela, nos muestra el ejercicio sistematizador desarrollado como una gran lección de que no existirá paz si no se construye desde los territorios y con la gente. Allí, y en múltiples expresiones, emergen con fuerza propia las geopedagogías, las cuales nos han llevado a cuestionarnos, ampliar y complementar los troncos pedagógicos de los que habíamos bebido en nuestros desarrollos conceptuales y prácticos, para dar respuesta también a los nuevos contextos, a los nuevos campos epistémicos y conceptuales, a las emergencias de la diversidad, a ese sur profundo que exige entrar en sus tradiciones y en sus sabidurías para hacerse complementario de los otros conocimientos.

Por toda esta gente que me ha hecho, y en su nombre, que me han ayudado a construirme cada día como educador popular en este continente, bien sea en el proyecto común o en la negación de él, lo cual siempre me obligó a refinar la argumentación, acepto estos honores a una causa colectiva, y a nombre de ellos en mí, me reconozco educador en unos tiempos donde muchos de los paradigmas que le dieron forma a ella están en crisis, generado por un cambio copernicano de un mundo que ha vivido dos revoluciones industriales en los últimos cincuenta años, y nos coloca sobre una cuarta revolución industrial que a la vez que hace centrales el trabajo inmaterial, la ciencia artificial, la información y la tecnología con sus algoritmos y el big data como fundamento de un capitalismo cognitivo que, al volver la ciencia fuerza productiva, convierte a la apropiación del común del conocimiento en estos tiempos el elemento central de su nuevo proyecto de control, así como en el pasado se apropió del común de la naturaleza y el de la cultura volviéndolos mercancía.

Ese control, ayer como hoy, vuelve a construir desigualdad y opresión, que no se puede esconder bajo los mantos del discurso del progreso. No en vano, la OIT nos muestra cómo en ese tránsito entre tercera y cuarta revolución productiva, 200 millones de personas han perdido su puesto de trabajo, y el informe de Oxfam a la cumbre de Davos hace visible la concentración acelerada de la riqueza. En el 2012 los 62 más ricos del mundo poseían lo de los 3,500 millones más pobres. En el 2016, ya solo 8 poseían lo de 3,700 millones; y a ellos se les había aumentado sus ingresos en un 44%, y a los más pobres se les había disminuido en un 37%.

Por ello recibo este honor a nuestra causa, de parte de una universidad pública, de la cual ahora con este reconocimiento soy oficialmente su egresado, en unos tiempos donde los jóvenes en la calle nos siguen dando las lecciones de dignidad que no nos dieron los rectores de las universidades negociando el inmediato presente para sus intereses políticos e individuales pero olvidando, como lo reconocemos hoy los educadores populares, que si no hay una educación pública para todas y todos científica, de calidad, contextualizada y descolonizadora, el futuro de la sociedad de la humanidad está en peligro, ya que terminaremos en manos de quienes quieren convertir la educación en un servicio-mercancía, para los intereses de quienes buscan solo lucro y dinero en ella, colocándonos en una carrera para las competencias que necesita el mercado para garantizar productividad y competitividad de su homo oeconomicus, despojándonos de esas dimensiones trascendentes que hacen posible la esperanza y la solidaridad con el dolor ajeno, fundadas en unas capacidades de un ser humano integral y pleno.

Por ello, no es posible en la actual coyuntura caer en el administrativismo de sobrevivencia rectoral, y es necesario unirnos, todas y todos, a los jóvenes para hacer de la educación un asunto de la sociedad y discutir el proyecto educativo nacional que agrupe a los más variados actores y que coloque las nuevas bases no solo para reformar la Ley 30, sino para todas las educaciones, desde nuestros contextos, haciendo posible que no solo formemos ciudadanas y ciudadanos del mundo, sino también hijos e hijas de la aldea, éticamente responsables con el destino del planeta y de los dolores y sufrimientos de esta humanidad negada por un mercado que ha asumido la vida, la subjetividad, la individuación de miles de millones de personas a través del consumo y de la obsolescencia programada convirtiendo al dinero en su nuevo dios.

Cómo no convocar esta noche al “mono” Carlos Gutiérrez, nuestro monje terco y polémico de la prensa y editorial alternativa de este país, quien abrió con amplitud las puertas de Desde Abajo a este escritor descalzo, quien muchas veces los afanes de la acción y de la lucha no le permiten el tiempo para pulir el verso. Al “mono”, quien sigue siendo compinche en esta tarea que tenemos para largos años de refundar la democracia y revolucionar la revolución.

Me he hecho y me sigo haciendo educación popular gracias a todas y todos los que me ayudaron a aprenderla. Un agradecimiento especial a mi madre, acá presente, a mi padre y a mi hermano Álvaro que desde una estrella me miran. A mis hermanos, a mis sobrinos, que, en los momentos más duros, cuando creí desfallecer, estuvieron allí, a pesar de la diferencia de caminos para apoyar y animarme humana y materialmente, y con ello permitirme ser fiel al ideal. Como decía el letrero en la cabecera de la cama de las tías Judith y Raquel, que tantas veces refrendó mi camino: “Renunciar al ideal, arruga el alma”.

También a mis amigos y amigas de rumba y compinches de solidaridades, amores, desamores, luchas fracasadas que volvíamos victoria en cada fiesta. A ellas y ellos, porque siempre han alentado la esperanza en medio de un ron donde Marielita y sus tangos. Donde Gustavo, nuestro Olafo del Goce Pagano, que se marchó antes de este día refunfuñando por esta nueva “cooptación” que yo aceptaba. Al Fernando, en su Buscando América, el Hugo, en Café cinema; esos lugares donde paseamos ser latinoamericanos el ser latinoamericanos para la fiesta y el disfrute, a veces hasta la locura y el éxtasis, acompañados por las palabras pícaras de nuestro poeta mayor, Roca, con quien compartimos la común penitencia de ser hinchas del Deportivo Independiente Medellín – DIM.

Cómo no recordar en este momento a mi amigo y maestro del alma Mario Calderón, con quien posamos de herejes en los momentos más duros del paramilitarismo, que en una noche aciaga se lo llevó. Con él fundamos con otros rebeldes la “diócesis de Oriente”, en honor a la canción de la música salsa Oriente, obispado que dirigió Mario con una prestancia inigualable, y cuyo lema es y será: el sol jamás saldrá por el norte. Su liderazgo logró reunir una buena cofradía de interlocutores bohemios que cada día amanecíamos recordando que la transformación era un asunto cotidiano.

Desde luego, una palabra para las mujeres que he amado, me han amado, y me siguen amando. Que han soportado mis locuras, mis propuestas de relación y de vida no tan fáciles. Gracias. Sin ese cariño y afecto no habría sido fácil estar hoy acá, pero en especial, a la que se atrevió a querer un hijo en medio de mi nomadismo eterno, y en especial a ese hijo que me ha enseñado tantas cosas desde el vientre materno y me sigue dando lecciones todos los días, y a quienes lo han educado haciendo de él un ser humano de la tradición de los librepensadores y de la solidaridad. A su padrino Carlos, quien de cuando en cuando me reconviene de mi manera de practicar el oficio de padre.

No puedo terminar sin agradecer a don Simón Rodríguez, que me enseñó que era necesaria una educación que nos hiciera americanos y no europeos, y que hoy algunos en esta Universidad quieren que en este salón multipropósito se llene de sentido llamándolo Aula Simón Rodríguez, para que sus ideas siempre estén llenando de contenido y esperanza las actividades que acá se realicen. Quiero cerrar con sus palabras para invocar el futuro que seguiremos construyendo. Dice el maestro de Bolívar: “¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es original, originales han de ser sus instituciones y sus gobiernos, y originales los medios de fundar unos y otros. O inventamos o erramos (…) Yo dejé la Europa –donde había vivido 20 años seguidos—por venir a encontrarme con Bolívar; no para que me protegiese, sino para que hiciese valer mis ideas en favor de la causa. Estas ideas eran: (y serán para siempre) emprender una educación popular, para dar ser a las repúblicas imaginarias que ruedan en los libros y en los congresos.”

Marco Raúl Mejía Jiménez

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En búsqueda de sus pedagogías

Por: Marco Raul Mejias

Un ejercicio de construcción-reconstrucción

2.1 Un ejercicio de construcción-reconstrucción Las premuras de las transformaciones políticas —de ayer y de hoy— han sobrevalorado y unilateralizado los procesos políticos y organizativos en la reflexión y acción de la educación popular. Recientemente, en la década de los 90, hemos retornado el pensamiento de Freire (1970-1975)65 para iniciar una búsqueda de lo educativo y lo pedagógico de la educación popular. Trabajar en este sentido nos ha mostrado uno de sus elementos específicos: la pedagogía, entendida como la reflexión sobre el hecho educativo66 y sobre el universo de relaciones que se construyen para garantizar los procesos de enseñanza y aprendizaje. De manera más precisa diríamos que ella es el “… saber práctico-teórico de las relaciones sociales del saber y el conocimiento…” trabajado en ámbitos educativos.

En ese sentido, la educación popular se ve como parte de la construcción social de la educación y la pedagogía desde nuestras especificidades, pero ello le exige reconocer, diferenciarse y explicitar esas otras formas de lo pedagógico existentes en el acumulado de ellas.

2.1.1 Los paradigmas Estas búsquedas significan la capacidad de releer las relaciones entre teoría y práctica en el ámbito de la educación y la pedagogía, en el sentido de la reconstrucción social, educativa y pedagógica generada por los profundos cambios de las transformaciones en la esfera de la revolución científicotécnica en marcha.68 Miremos rápidamente ese contexto desde la perspectiva

tiva educativa. Para ello, se puede tener como referente el cuadro Anexo No. 1, propuesto en el en el sentido de considerar que el paradigma está conformado por toda una tradición educativa y se refiere a unas condiciones étnicas, culturales, políticas, económicas y lingüísticas, en las cuales surge y genera los imaginarios y las representaciones desde los cuales el lenguaje construye el mundo, y conforman una mirada de sí mismo, de los otros, y del proyecto de ser humano de ellos: allí estarían las concepciones: alemana, francesa, sajona (anglo-americana), y latinoamericana.

El Paradigma Alemán estaría fundado en el proyecto occidental del ideal griego y la Reforma protestante basada en el autoexamen y el trabajo.69 Allí, la paideia iluminaría esa constitución, donde la pedagogía es una ciencia que se hace concreta a través de las didácticas.70 De igual manera, el Paradigma Francés se cimentaría sobre las ciencias de la educación y el derecho a ella, dando forma a la pedagogía entendida como saber, disciplina, discurso, dependiendo de la corriente y la concepción en la cual se mueva71 el autor que la plantea.

El Paradigma Sajón se desarrolla en torno a la idea de currículo y recupera la organización del trabajo fabril en los inicios del Taylorismo para la educación y la escolaridad, disolviendo en algunos casos la idea de pedagogía para centrarla en las didácticas.72 El Paradigma Latinoamericano centra su propuesta en una crítica a la modernidad, en cuanto su pretendida universalidad significa una violencia epistemológica, ya que niega otras formas de conocer fundadas en la cultura y el contexto, como terreno de diferencia, y la necesidad de que la educación construya actores críticos, promotores de transformación de sus realidades.73

Una muestra de cómo se mezclan es la producción de Abraham Magendzo, quien retomando la visión sajona del currículo, la reelabora desde la tradición crítica latinoamericana y europea. Esto es visible en su obra sobre currículo y educación.74

2.1.2 Las corrientes y concepciones Al interior de estas tradiciones paradigmáticas se desarrollan corrientes, las cuales buscan fijar un norte para la sociedad en la que actúan, y de los intereses particulares de la acción educativa y las implicaciones de esas opciones en la constitución de lo social. Esto lo hacen desde sus cosmovisiones, las cuales orientan las miradas y los horizontes que marcan los fines de la sociedad y de la actividad educativa. En esta perspectiva, serían más de corte conceptual y teórico, haciendo del hecho educativo y pedagógico una realidad política, en cuanto la corriente ubica la pregunta del nexo educación-escuela-pedagogía-proyecto institucional, con el destino y el futuro de la sociedad. De esa manera, es una lucha al interior de cada paradigma de diferentes grupos, sectores y concepciones por reconfigurar los sentidos de la educación en el día a día de su quehacer. Ejemplo de ello sería al interior del Paradigma Sajón, la manera como John Dewey se plantea críticamente las propuestas de currículo de Bobbit, para cuestionar el sentido fabril (fábrica) que éstas daban a la educación.

En esta perspectiva, las tres corrientes (clásica-tradicional, modernizadora-renovadora, crítica-transformadora) estarían al interior de cada paradigma como campo en configuración permanente, para responder a cada época. Wynecken encuentra sus orígenes en lo que él llama “los tres estilos de escuela: la que surge en la edad media, la cual repite la tradición que debe ser aprendida (lemschule); la segunda sería la creada por la Reforma protestante, escuela popular (volksschule) que, basada en el mundo interior y el trabajo, originan la autonomía; y la tercera, la cultural, cuyas bases están en la autonomía del espíritu (kulturschule). Él fundamentará cómo de las dos últimas saldrán: “las comunidades escolares libres”, una de las corrientes en el paradigma Alemán de las pedagogías críticas.Recogiendo esta entrada, se puede plantear la manera como hoy acontecen esas tres corrientes:

i. Clásicos fundados en la tradición. Se constituye desde la fuerza del pasado, y la manera como ella es la base y tronco de la constitución de la educación en el presente, la cual sólo sería una ramificación de él, y señalaría los derroteros a la manera de ejecutarla. En el último tiempo hemos visto grupos religiosos que vuelven a su tradición originaria y a partir de sus fundadores inauguran para estos tiempos pedagogías y educaciones basadas en ellos,75 encontrándose diversidad de matices no sólo en la esfera de lo religioso.

ii. Modernizadores-renovadores. En esta tradición se considera que la educación es una función de la sociedad y esta se encuentra como una de las instituciones básicas de socialización, en permanente cambio y modificación. En ese sentido, la educación debe realizar actualizaciones y adecuaciones para responder a las nuevas necesidades que le son señaladas por los rumbos más amplios (cambio de época) que va tomando el mundo al cual ella se debe.76

iii. Críticos-transformadores. Considera que la educación funciona en las relaciones de poder que tiene toda sociedad. En ese sentido, ella busca construir el consenso cultural de los grupos que detentan su control. Por lo tanto, la educación debe ser entendida en esos juegos de poder. Todo educador participa de ellos con su accionar cotidiano, y si no toma distancia crítica, le es difícil entenderlos. Con sus prácticas pedagógicas construye relaciones sociales educativas, con las cuales hace presentes los intereses que tiene sobre la sociedad, en donde los reconoce y opta. La educación se convierte en una opción por transformar las formas de poder que dominan y producen eclusión y segregación en la sociedad,77 construyendo unas más justas y humanas.

A su vez, al interior de estas corrientes se dan diferentes posicionamientos conceptuales que muestran sesgos y matices de la respectiva corriente, generando concepciones variadas, las cuales gestan dinámicas de debate interno e incidencias diferenciadas en el terreno de la acción. Por ejemplo, al interior de las críticas-transformadoras, se desarrollan muy variadas miradas, como las reproduccionistas, emplazamiento cultural, la educación popular, contrahegemonía cultural, las descolonizadoras, y muchas otras.

2.1.3 Los enfoques La síntesis de las opciones que el educador hace en la esfera de paradigmas, corrientes y concepciones son las que van a dar forma a los procesos pedagógicos, constituyendo los enfoques, con lo cual se hace real el que la pedagogía es la reflexión del hecho educativo.78

Colocar esas concepciones de la cultura, la tradición como acumulado de los fines de la educación, y sus sentidos en el terreno de la praxis, concretando la propuesta de Comenius de “enseñar todo a todos”, lleva a que a partir de finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX (aunque su origen es anterior), la configuración de la pedagogía construya una serie de enfoques, los cuales fundamentan conceptualmente el quehacer educativo y pedagógico a partir de explicar el desarrollo de niños, niñas y jóvenes, su lugar en la sociedad, en la manera como se relacionan con los procesos de aprendizaje, de las mediaciones necesarias para lograrlo, de los instrumentos, herramientas o dispositivos que usan, de las interacciones entre adultos y generaciones menores, de los materiales que utiliza, configurando entre fines del siglo XIX y la primera parte del siglo XX, tres grandes enfoques iniciales, al interior de los cuales van dando forma al campo de la pedagogía:

i. La pedagogía frontal o “transmisionista”. En su momento fue la base para salir de las formas tutoriales de la enseñanza a nivel metodológico y poder hacer una escuela masiva, con grupos de numerosos alumnos. Su fundamento conceptual estaba dado en el conocimiento científico que debía ser enseñado en la escuela siguiendo el desarrollo psicológico individual común. De ello se deriva que el conocimiento verdadero debe ser aprendido y repetido por el estudiante, dando forma al “instruccionismo” como proceso pedagógico en el cual el maestro o maestra es la base del mismo, en cuanto es la persona encargada de entregar ese acumulado, que al no poseerlo el alumno sería considerado como un déficit en su desarrollo. En este sentido, de la escuela va a tener la función de remediar esta situación, contemplando básicamente el desarrollo de dos contenidos: el conocimiento y las normas de comportamiento (moral) que permitirán a éste integrarse a la sociedad.

ii. La pedagogía activa o nueva. Surge como una contestación al enfoque frontal predominante en la sociedad y el carácter puramente receptivo del estudiante, y se constituye como una liga79 que aglutina diferentes pensadores y experiencias de enseñanza diferentes al “transmisionismo”, los cuales consideran que el niño no es un ser pasivo, ni una tabula rasa en donde los adultos imprimen conocimientos y valores. Por ello, su punto de partida es la actividad que los niños realizan, el respeto a sus intereses, su libertad individual. En ese sentido, va a requerir propuestas metodológicas que permitan un proceso donde él es agente activo de su constitución en sujeto. Para ello, se fundamenta en la psicología genética, que comenzaba a desarrollarse, y cuya base es el crecimiento y desarrollo progresivo del estudiante y la constitución de su libertad. Es una educación donde no se impone la ciencia y la moral, sino que se le coloca al estudiante en condiciones de descubrir, de crearla de adentro hacia afuera.

iii. La pedagogía de la tecnología educativa. En la primera mitad del siglo XX se desarrolló, a partir del trabajo de Watson,80 una teoría que planteaba que el aprendizaje de nuevas conductas se realizaba a través del refuerzo y del castigo: cuando la persona siente que el resultado es positivo, lo lleva a repetir esa conducta. Estos principios, que desarrollaría Skinner,81 serían aplicados en educación, planteando que lo que debe ser claro son los objetivos y el resultado al cual se desea llegar. En ese sentido, ese lugar intermedio es una caja negra, es el lugar de trabajo del educador, en cuanto la conducta lograda es fruto de los estímulos del entorno y no únicamente por lo psicológico. De acuerdo con lo anterior, el acto educativo era el resultado de un buen diseño técnico de reforzamiento. Allí, entre objetivos y resultados, en el último tiempo algunos han venido colocando los aparatos resultantes de la tecnología como estímulo para lograr los resultados buscados, en coherencia con esta concepción.

A partir de esos tres troncos básicos, los enfoques pedagógicos han sido recreados a lo largo del siglo XX, dando paso a una discusión entre ellos y agregando énfasis particulares o desarrollos ampliados en los cuales se entremezclan al formular lo que debe ser la práctica de los educadores de su tiempo, en las discusiones sobre la forma de construcción de lo humano a través de la educación y la pertinencia del hecho educativo –en coherencia con las nuevas teorías que explican los procesos sociales y humanos–, así como en la manera de aprender, dando forma a múltiples enfoques, por ejemplo, el constructivista piagetiano,82 para el que cualquier problema pedagógico que se quiera resolver implica procesos psicológicos, en los cuales está fundamentado el desarrollo mental del niño. Éste desarrollo pasa por etapas (sensomotriz, preoperatoria, operaciones concretas, operaciones formales) que van de menor a mayor equilibrio, proceso en el cual la acción y los intereses ocupan un lugar importante.83

De la misma vertiente, la socio-cultural, siguiendo a Vigotsky,84 considera que las estructuras mentales son construcciones culturales —mediacionessimbólicas—, que se desarrollan con la interacción que el sujeto tiene con su entorno inmediato toda función va a aparecer en dos planos en lo social (interpsíquico) y en lo psicológico (intrapsíquico). De igual manera, el enfoque crítico liberador y de resistencia retoma las concepciones crítica y, en la especificidad de América Latina, desarrolla apuestas de emancipación que, tomando el contexto y la cultura, generan propuestas de transformación de los entornos, los sujetos, las prácticas cotidianas a partir de metodologías participativas y el análisis de la sociedad. Y así en cada uno de los enfoques que continuaron generándose a lo largo del siglo XX y comienzos de éste, como las pedagogías de la complejidad, las neurocognitivas, las humanistas, las etnoeducativas y otras que se han venido desarrollando .

Estos variados enfoques —incluido el fundado en investigación que acabamos de reseñar— se han consolidado a lo largo del siglo XX, dando forma a cuestionamientos y replanteamientos a la escuela y a la educación de este tiempo, y haciendo posible en el campo educativo la emergencia de las pedagogías, las cuales al hacerse concretas en las prácticas inmediatas han venido desarrollando líneas metodológicas (modelos85), en las cuales su particularidad es tener una estrategia en donde se hacen visibles las interacciones, las herramientas didácticas o dispositivos utilizados, la organización del tiempo y el espacio, y muestra una ruta a seguir con los pasos detallados para lograr resultados específicos de aprendizaje en la esfera de la propuesta pedagógica del enfoque en cuestión.

El desarrollo metodológico exige de quienes lo realizan, una ruta concreta o camino que debe transitarse, en donde se hagan presentes los principios pedagógicos enunciados bajo la forma de enseñanza o aprendizaje, siendo el enfoque o los enfoques que concurren a la práctica los que determinan la selección y el uso de las herramientas, dispositivos, didácticas, enunciados.dos de lenguaje, los cuales también van a tener sentido y significado en coherencia con los enfoques que se acogen.

Es común ver múltiples y diferenciadas líneas metodológicas que se derivan del enfoque. Por ejemplo, en el constructivismo éste se implementa con nombres como: aprendizaje por comprensión, aprendizajes por la acción, aprendizajes por mapas conceptuales, significativo, de cambio conceptual, y muchos otros que nos haríamos largo enumerar.

También con frecuencia se encuentra que procedimientos, herramientas o didácticas se usan en diferentes propuestas metodológicas, por ejemplo, trabajo por proyectos, pero el sentido del uso no es el mismo, va a estar determinado por el enfoque desde el cual se fundamenta.

2.1.4 Líneas metodológicas (modelos) De igual manera, al interior de cada uno de los enfoques desarrollados, cuando éstos deben materializarse en forma práctica, realizan propuestas a nivel de procedimientos para concretar sus apuestas, como lo podemos ver en el siguiente listado de líneas metodológicas:

• Enseñanza-aprendizaje conceptual.

• Enseñanza-aprendizaje integradora.

• Enseñanza-aprendizaje problematizadora.

• Enseñanza-aprendizaje contextualizada.

• Enseñanza-aprendizaje por indagación.

• Enseñanza-aprendizaje significativa.

• Enseñanza-aprendizaje colaborativa.

• Enseñanza-aprendizaje por modificabilidad cognitiva.

• Enseñanza-aprendizaje por competencias.

• Enseñanza-aprendizaje por diferenciación.

• Enseñanza-aprendizaje por comprensión.

• Aprendizajes tecnosociales.

• Aprendizaje dialógico.

Y muchas otras en las cuales se intenta fijar las bases de los proyectos específicos en el campo de la educación y la pedagogía. En ese sentido, las didácticas se harían específicas en coherencia con líneas metodológicas, –61– enfoques y corrientes. En el caso de nuestra perspectiva latinoamericana, nos hemos movido en unas corrientes críticas, desde las concepciones de la educación popular y desde allí intentamos dar contenidos a estas búsquedas.

Fuente:

http://abacoenred.com/wp-content/uploads/2015/10/Educaciones-y-pedagog%C3%ADas-cr%C3%ADticas-desde-el-sur-Mej%C3%ADa-M.R.-2011.pdf

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/cAEvAfJ3JAImJKUQwLevh4LMNI2AMdl-ul2mSKnM3AWh20m1AJUX7yA9suU8tBBZPFTpf9M=s85

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Las Pedagogías Críticas en tiempos de Capitalismo Cognitivo

Cartografiando las resistencias en educación*

Marco Raúl Mejía J.**
marcoraulm@gmail.com

“Siendo múltiples las caras de la dominación, son múltiples las resistencias y los agentes que las protagonizan. En la ausencia de un principio único, no es posible reunir todas las resistencias y agencias bajo el amparo de una gran teoría común, más que de una gran teoría común lo que necesitamos es una teoría de la traducción, que haga mutuamente inteligibles las luchas y permita a los actores colectivos ‘conversar’ sobre las opresiones a las que se resisten y las aspiraciones que los animan.” Boaventura de Sousa Santos

El epígrafe que antecede este artículo, refleja el sentir de una época que impone entre las tareas fundamentales cuestionar los discursos críticos con los cuales habíamos enfrentado la modernidad y alude así mismo al quehacer que nos exige adentrarnos en los intersticios del proyecto de la globalización capitalista y neoliberal para reconocerlo en sus fisuras y fortalezas, y, a partir de la comprensión crítica de ese proyecto, construir caminos alternativos madurados en las resistencias que apenas se asoman y se esbozan en las prácticas de múltiples actores, las cuales hacen evidente la presencia de esas otras globalizaciones, que desde la singularidad y lo local muestran hoy los gérmenes de esos otros mundos posibles. Para nosotros, como latinoamericanos, esta tarea significa reconocer las corrientes y vertientes críticas que se han desarrollado no sólo en el reconocimiento de las epistemes originarias de nuestros grupos nativos, sino también en procesos de diferenciación conceptual que se han dado a lo largo de nuestra historia republicana y que tiene troncos muy específicos en Simón Rodríguez, Martí, Mariátegui, y además en los procesos específicos generados en la teoría de la dependencia, la teología de la liberación, la psicología social latinoamericana, la educación popular, la filosofía latinoamericana, el teatro del oprimido, los teóricos de la colonialidad, la comunicación popular y en las formas críticas del desarrollo a escala humana. Recuperar estos troncos va a ser importante para darle a la nueva forma de la crítica para la acción humana en estos tiempos. *Ponencia presentada en el encuentro Maestros Gestores, Pedagogías Críticas y Resistencias, realizado en la ciudad de Medellín del 22 al 24 de mayo de 2008. Este texto es un homenaje a Mario Calderón (Obispo de Oriente) y Elsa Alvarado, asesinados hace once años por las fuerzas oscuras que acallaron y siguen acallando las voces disidentes. A ellos, para recordarlos en nuestras luchas de estos tiempos en que nos acompañan con sus lecciones de dignidad y esperanza de vida digna para el género humano.

La educación representa en este entrecruce histórico de caminos uno de esos lugares fundamentales en cambio y para el cambio, ya que su tranquilidad de 200 años, afincada en la escuela que le legó la Revolución Francesa al Estado-Nación, ha sido sacudida por los temporales tecnológicos, comunicativos, de la información, de nuevas teorías, para colocar en entredicho y en tránsito muchas de sus realizaciones que fueron configuradas como verdades de a puño a lo largo del siglo anterior. Las nuevas realidades del conocimiento ubican a la escuela entre la premura de su afirmación, en una modernización que se fundamenta en el discurso hegemónico que se viene construyendo para ella desde los escenarios internacionales, dotándola de un discurso técnico-objetivo exento de intereses, apalancados en los tecnoburócratas nacionales, con lo que hace creer que ésta es la única escuela posible.

De otro lado, nos encontramos con la diversidad de prácticas de infinidad de maestros, intelectuales de la educación, asociaciones gremiales, ONG, que intentan pensar que es posible otra escuela, en la cual, sin renunciar a los desarrollos del pensamiento que se afirma en la tecnología y en el conocimiento, parte de las transformaciones sociales y productivas de esta época, reconociendo en ella también los intereses de los grupos de poder que la jalonan, la construcción de una nueva forma del capitalismo y su proyecto de control fundado en lo cognitivo. Estas transformaciones reestructuran también al sujeto de aprendizaje y las mediaciones de actores e instituciones.

En estas modificaciones debemos ser capaces de desarrollar propuestas críticas más allá de la modernización que nos propone el proyecto de control. Las propuestas críticas de este tiempo deberán cuestionar las bases de ser humano y de proyecto de sociedad sobre las que nos están afirmando la escuela de los estándares y las competencias productivistas y debe ser capaz de plantear alternativas, entendiendo que en el control de las globalizaciones estamos al interior de ellas y es en ese espacio-tiempo en donde acontecen al tiempo múltiples globalizaciones, desde nuestras especificidades del mundo del sur y desde los grupos desconectados de esos grandes desarrollos.

Este hecho crea una interculturalidad que enfrenta el multiculturalismo de la globalización en singular, y hace posible la construcción de globalizaciones alternativas u otras globalizaciones. He intentado desarrollar esta ponencia en coherencia con el contenido del bloque en el que me han colocado en la estructura del seminario: Pedagogía crítica, contexto y posibilidades, e intentaré ordenar críticamente estos cuatro aspectos para mostrar de qué manera las transformaciones en marcha nos llevan hoy a repensar dichos aspectos. En este sentido, esta ponencia intenta ir más allá de mi último libro1.

Para ello, en un primer momento mostraré cómo hoy al interior de las 60 corrientes más críticas provenientes del marxismo, hay un intento de leer estos nuevos tiempos no simplemente como una etapa del capitalismo, sino como un capitalismo con particularidades diferentes, que modifican los procesos de acumulación y reestructuran la intensificación del capital desde el conocimiento, pensamiento que ha sido denominado como capitalismo cognitivo.

En el segundo momento, mostraré cómo esa dinámica de cambio produce una reconfiguración del saber escolar de la modernidad, planteando otra manera de la pedagogía que reorganiza los lugares desde los cuales se produjo el hecho escolar y pedagógico de la modernidad, exigiendo la reconstitución del proyecto escolar, convirtiendo éste en un escenario de lucha entre los modernizadores capitalistas y quienes planteamos que es el momento propicio para intensificar la propuesta de la construcción de un proyecto educativo y pedagógico alternativo que esté al servicio de la construcción de un ser humano integral y de una humanidad fundada sobre la diferencia, pero con derechos plenos para todos y todas. Ello significa establecer en el tiempo actual la posibilidad de propuestas que muestren esos caminos desde nuestras realidades latinoamericanas. En forma transversal en todo el escrito mostraré también cómo esa dinámica de cambio lleva consigo la necesidad de replantear la manera de la crítica. Esto va a exigir el cuestionar los elementos sobre los cuales habíamos fundamentado nuestra crítica. Ello significa una búsqueda por las epistemologías desde nuestras realidades, pero también de las nuevas corrientes críticas que se mueven frente al capitalismo cognitivo, dando forma a la idea de biopoder y biopolítica, aspectos claves para entender las resistencias de estos tiempos.

Por ahí entraré al tercer momento de mi ponencia manteniendo la fidelidad a la perspectiva freireana, cuyos planteamientos señalan que lo que se ha modificado es la realidad y, por tanto, ése es nuestro punto de partida, ya que modificado el escenario también emergen las nuevas resistencias, lo cual no significa invalidar las anteriores, pero sí en algunos casos replantearlas y reorganizarlas. Intentaré mostrar además cómo la idea de biopoder va a ser central al proyecto de resistencia y al control del capitalismo cognitivo. Esto va a significar la necesidad de releer nuestros proyectos de transformación en otra clave, que permita entender la manera como hoy se lucha y se resiste. Los tres primeros puntos, si bien tienen un lugar específico en el texto, son transversales a él.

Para cerrar, mostraré rápidamente cómo ésta es una discusión que está enclavada en nuestra realidad. Para ello, tomaré doce casos de procesos educativos que se dan en Colombia, en los cuales se visibiliza la configuración de ese biopoder en las luchas de la educación colombiana del siglo XXI. Con ello intentaré ir tras las pistas para releer estas nuevas realidades y la emergencia de esas 61 otras maneras de la educación y la pedagogía crítica en tiempos de capitalismo cognitivo en nuestro país.

1. EL CAPITALISMO COGNITIVO, UNA NUEVA FORMA DEL CONTROL Y DEL PODER

Estamos frente a un proceso de cambio profundo en la sociedad, centrado en el conocimiento, la tecnología, la información y la comunicación, en los cuales las nuevas fuentes de productividad se generan en procesos en donde interactúan fuentes de conocimiento, procesamiento de información, generando un circuito de retroalimentación entre la innovación y sus usos. Esto ha llevado a algunos autores a interpretar esta época colocando la fuerza en el elemento constitutivo de ese cambio. Es común hablar de “sociedad del conocimiento”, “sociedad de la información”, la “tercera ola”, mostrando cómo estos bienes inmateriales se convierten en el fundamento que reorganiza el mundo productivo y social. Esta mirada tiene un poco de ingenuidad, ya que lee el cambio que está aconteciendo como si estuviéramos en un momento en el cual el conocimiento ha llegado a un nivel máximo de su evolución, produciendo una transformación de la sociedad. Para estas miradas, se lee el cambio como si se tratara de sociedades neutras que han llegado a un punto máximo de ellas y en las cuales debíamos dedicarnos a disfrutarlas. Sin embargo, la mayor dificultad radica en que en estas sociedades lo que se da es la emergencia de una nueva forma del capitalismo fundado en los bienes inmateriales. En ese sentido, no es una nueva etapa del capitalismo, es una nueva forma de él, el cual ha pasado de un capital fordista industrial a uno de base cognitiva postfordista o toyotista.

En el sentido del Marx de los Grundisse, el intelecto general se hace público, no es del mundo interior del individuo. Hoy en la nueva forma del capitalismo, se ha convertido en la base de la nueva producción de la riqueza. Como bien lo explica Virno5, en el postfordismo el trabajo necesita un espacio con estructura pública (cooperación). Hoy, ésta se realiza por medio de la comunicación humana de múltiples formas, una complejidad que actualmente se hace a través de infinidad de acciones, que se han tomado toda la vida, ése es el toyotismo y allí se van a necesitar las facultades cognitivas y del intelecto general para hacer más productivos, más consumidores, más de este tiempo, dando forma al trabajo inmaterial.

Por ello, estamos frente a un mundo que inaugura una nueva manera de acumulación y en ese ejercicio reformula la existencia misma del capitalismo, proceso en el cual el conocimiento y la tecnología se convierten en factores básicos de producción generadores de otra forma de riqueza, incluyendo a éstos entre los mayores bienes económicos de nuestra época, un tiempo en el cual el proceso de producción cuenta con una nueva materia prima: la tecnología, el conocimiento, bajo sus bases del saber, la información, la cultura, en la cual en el proceso productivo mismo se ha instalado la comunicación y el lenguaje, haciendo que el trabajo sea una permanente interacción social.

Ése es el nuevo escenario de reproducción de una sociedad de clases con nuevas características de control. Emergen unos bienes y servicios cognitivos que están al centro de un nuevo proceso de bienes inmateriales, los cuales no se deterioran con el uso, son reproducibles casi al infinito, se consumen y no se gastan, tienen un uso productivo, ya que cada vez más aumentan su valor. Su proliferación se da a una escala inimaginable. Esta nueva forma de producción introduce una dinámica diferente a las sociedades salariales, vuelve central la parte creativa y no sólo reproductiva de la sociedad. Su modelo significa una redefinición del conocimiento.

A diferencia de la información, el conocimiento implica una reorganización de la representación que permite transformar la acción, ya sea interior o exteriorizada en el pensar, una nueva forma de subjetividad asociada a lo simbólico gestada en el mundo digital. La información sólo hace parte del conocimiento, pues éste es más amplio, abarcador, complejo y cognitivo que el primero, lo cual le da una dimensión activa que reorienta la acción e incluye dimensiones comunicativas, autoorganizativas y además lo incorpora en la elaboración y creación de nuevos productos, generando en ese mundo procesamientos visuales que dan cuenta de modificaciones que operan en la semiotización construyendo un vínculo simbólico que reorganiza acciones, necesidades, intereses, satisfacciones, deseos, dando forma a una de las particularidades del biopoder, su inmaterialidad, y gestando un nuevo marco del conocimiento para todo aquello que se movía como tal en la sociedad.

En este espacio, toma forma en lo global otro tiempo-espacio, ya que la infinidad de recursos que vienen a configurar las formas del conocimiento, se hacen intensivos y deslocalizados; por eso, nos encontramos con una variedad de elementos tocados y transformados por estos procesos: los recursos cognitivos, los recursos culturales, los afectivos, los comunicativos, la vida de los individuos, sus emociones, sus territorios, los patrimonios genéticos de lo humano y lo vegetal, los recursos de la vida.
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Revista Semestral. Vol. 2 No. 2. Julio – Diciembre Colombia Copyright © Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano. 63 Como diría algún autor6, el capital ha puesto a trabajar por cuenta propia la vida y sus manifestaciones. En ese sentido es toda la vida, no sólo el trabajo, los que quedan sometidos a estos procesos de apropiación generados en esa nueva forma del capitalismo. Ya no hay la oposición, como en el pasado, entre la acción comunicativa y la instrumental siendo ellas parte de una nueva unidad. En el mejor sentido, la vieja separación aristotélica entre trabajo (poiesis), política (praxis) e intelecto (bio), se ha deshecho. El campo de actuación postfordista ha producido una integración de las tres en la nueva subjetividad gestada en el trabajo inmaterial. Ese es el desconcierto de este tiempo, porque se produce una modificación de las redes y del tejido con los cuales funciona la sociedad, que es modificado imperceptiblemente. Ello lleva a un control del capital bajo nuevas característica y exige un reconocer el poder existiendo de otra manera, más allá de las instituciones, instalado sobre el cuerpo y la vida misma, lo cual produce un nomadismo interpretativo de estos tiempos, ya que requiere salir de las comprensiones y las teorías en las cuales estábamos y, al tener que reconocer ese nuevo tipo de capitalismo, se produce una reestructuración en la comprensión de esa nueva realidad así como de las resistencias que deben ser creadas para poder apropiarse de la vida y construir el poder en otro sentido. 2. RECONFIGURACIÓN DEL SABER ESCOLAR DE LA MODERNIDAD7 Es a la luz de este nuevo capitalismo cognitivo que la educación adquiere un sentido y unas características diferentes a las de su modelo anterior, pero también desde ese nuevo proyecto, con sus nuevas formas de control es que se entienden las reformulaciones que se vienen haciendo de ella por los grupos de detentadores del poder de la época. De igual manera, de estas dos realidades surge la necesidad de un nuevo discurso y una nueva práctica crítica que comience a orientar y dar forma a la búsqueda de otras educaciones, las cuales van surgiendo de las resistencias en las diferentes esferas de una educación –que se ha trasladado a todos los espacios de la sociedad– comiencen a ser explicitadas por los diferentes actores de ellas. Uno de los cambios más significativos en este tiempo es la manera como la escuela –cada que hable de ella me refiero a todo el sistema educativo, desde el jardín hasta el Ph.D.– sufre profundas modificaciones. Como he citado, he mostrado en el libro de mi autoría cómo la universidad busca su cuarto modelo desde su fundación en el siglo XIII; cómo la escuela de la Revolución Francesa es reformulada a través de una serie de nuevas leyes de educación, la manera como los grupos de control transnacionalizados intentan fijarle rumbos a la educación en estos tiempos. 6 BLANDEAU, Olivier. Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid: Traficante de Sueños. 2004. 7 Retomo y amplío mi artículo titulado “La pedagogía: una configuración conflictiva y polisémica”, publicado en la revista Educación y Cultura No.84. Bogotá. Septiembre 2009. p 23-31.
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Revista Semestral. Vol. 2 No. 2. Julio – Diciembre Colombia Copyright © Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano. 64 Paradójicamente, en un mundo atomizado, la escuela pasa de ser un simple aparato ideológico del Estado a convertirse en una institución que transformada en sus fundamentos sigue siendo central al nuevo modelo de acumulación centrado en el conocimiento, la tecnología, la comunicación y la información, dándole unidad en la fragmentación a la reestructuración social y cultural que se vive, ya que en su reorganización, el capitalismo cognitivo encuentra como central a su proyecto de control los procesos gestados en ciencia y conocimiento. Ello le devuelve la centralidad a la escuela con procesos radicalmente nuevos, que desplazan la instrucción, el conocimiento enciclopédico, que genera lo que pudiéramos llamar una adaptabilidad mental a las formas del control desde el conocimiento, propios de esta época.8 En ese sentido, la mirada sobre la escuela de corte reproduccionista de tipo laboral no alcanza a entender cómo se ha modificado el papel de ésta en el capitalismo cognitivo globalizado y neoliberal, llevando a muchos a mantener una crítica desde las miradas del pasado que no da cuenta suficientemente de las transformaciones en marcha. Por ello, hablamos también de la necesidad de reinventar la crítica, cuestionando la forma y el contenido de la crítica del pasado para construir la crítica y las propuestas de este tiempo.

El proceso para llegar a ello fue largo, desde el intento de abandono de la escuela y su superación por intermedio de la inteligencia artificial –aspecto que se logró en gran medida en el espacio de producción que dejó atrás anteriores formas de trabajo, dándole forma al trabajador flexible– hasta encontrar desde el proceso productivo fundado en el post-fordismo y toyotismo que le da nuevas bases a la organización del trabajo en la sociedad, haciéndose central el tipo de interacción para construir la calidad como la base de un nuevo proyecto de gestión.

Es visible el intento por modificar el proyecto escolar y educativo con la introducción de las Tecnologías Informáticas y Comunicativas (TIC) en la escuela, reduciendo éstas a instrumentos para el mejoramiento de los procesos de la enseñanza, desplazando la función del docente y convirtiéndolo en un simple operador técnico bajo la idea de calidad asimilada a estándares y competencias, despojando al docente de su función crítica y pública, así como de su papel como agente democratizador. En ese sentido, la racionalidad de la nueva organización del trabajo busca la maximización de esa interacción de corte maquinal, pero al desplazarse sobre los otros espacios estructurales, busca producir una unidad de práctica social a través de la integración de la sociedad en una reforma profunda de ella, en donde las competencias requeridas para esta nueva forma de producción material y simbólica de la sociedad, colocan de cara a las nuevas realidades surgidas en lo virtual, lo tecnológico y lo comunicativo, visibilizando la emergencia de las nuevas subjetividades y las nuevas formas culturales, intensificando la idea de capital en donde conocimiento y tecnología se convierten en factores básicos de producción, generando un nuevo patrón de acumulación, haciendo de éstas nuevas fuentes de riqueza centradas en bienes y servicios cognitivos, los cuales están al centro de los nuevos bienes inmateriales.

Por ello, el capitalismo globalizado refunda su escuela: 122 nuevas leyes de educación en el mundo y 25 en América Latina. Asistimos en 22 años (1986-2008) a cuatro generaciones de reformas educativas. La primera, la de descentralización neoliberal, que tuvo su lugar experimental en las dictaduras de Corea, Chile, Argentina; la segunda o de leyes generales de educación, tiene que ver con la modificación de las leyes nacionales de educación para colocarlas a tono con el capitalismo globalizado (en Colombia, Ley 115 de 1994); y la tercera o de contrarreformas educativas, colocaron la educación como un gasto, con lo que la reestructuración se realiza en términos de eficiencia y eficacia según la racionalización neoliberal de la producción fabril y son hijas del ajuste fiscal neoliberal (en Colombia, ley 715 de 2002).

En los últimos 15 años, la mayoría de estas reformas se han hecho con el patrocinio y asesoría del Banco Mundial. Las de cuarta generación, que han surgido de la crítica a los resultados de las tres generaciones y los lugares emblemáticos en América Latina, se dan en Chile, con la denominada “Revolución de los pingüinos”, y con las discusiones actuales en Uruguay, Venezuela, Bolivia y Brasil.

La interpretación de los procesos pedagógicos de este tiempo tiene su manifestación en una reducción que se hace del debate sobre el componente pedagógico en la contrarreforma educativa: de un lado, quienes instauran una despedagogización de la educación, y del otro lado de la confrontación, quienes se mueven en los enfoques, modelos y paradigmas acumulados en la modernidad y que dan forma a las diferentes visiones existentes en el campo de la pedagogía, mediante la constatación y afirmación del acumulado universal de los paradigmas pedagógicos de la modernidad y su implicación en los llamados enfoques y modelos pedagógicos. Sin embargo, quiero moverme en una tercera posición.

Al considerar que la pedagogía hoy es un campo transformándose y, por lo tanto, en reconfiguración –ya que ella también es afectada por los diferentes fenómenos científicos, tecnológicos y culturales constitutivos de las globalizaciones– pudiera decir en una síntesis apretada que allí está la discusión sobre el conocimiento y la manera como la forma de la ciencia, sus métodos, enfoques, teorías y dispositivos son reestructurados desde diferentes visiones, que han venido mostrando cómo los modos de la construcción de lo científico y su entendimiento han sido transformados.

Se habla hoy de una crisis de la matriz epistémica sobre la cual ha estado fundado el conocimiento de la modernidad. Por múltiples lugares se señala que estamos frente a un conocimiento en constitución y en expansión permanente, mostrando la emergencia de nuevas comprensiones y teorías de la racionalidad científica, lo que significa la ruptura de una episteme que desde Aristóteles había colocado el conocimiento como universal, que da cuenta de aquello que ocurre invariablemente y en forma determinista. Una pluralización en el entendimiento del conocimiento lleva aparejados cuestionamientos a la manera de ser y forma de existencia de un objeto de conocimiento como realidad dada, cuestionándose la separación sujeto-objeto. Igualmente, las modificaciones en la idea de tiempo, apareciendo una simultaneidad plural y compleja que transforma la idea de cambio rompiendo con la idea de lo nuevo y del progreso.

Estos replanteamientos han afectado la racionalidad del mundo del conocimiento, haciendo que prácticas, teorías, instituciones que tienen que ver con él, sean reformuladas y reestructuradas en los tiempos que corren (certeza: Prigogine; autopoiesis: Varela; experiencia: B. de Souza; complejidad: Morin; bifurcaciones: Serres), haciendo más clara la idea de la ciencia y la tecnología como una construcción cultural, en la cual la intuición, la experiencia y la experimentación se convierten en la base de un conocimiento en el cual no existen verdades absolutas y cerradas, sino en construcción y permanente recomposición, generándose un conocimiento transdisciplinario en su producción, de saberes mosaico en su circulación, y en múltiples recursos y circuitos de red en su almacenamiento.

2.2 CAMBIOS EN LAS FIGURAS DE RAZÓN

Estas transformaciones en los modos de producción del conocimiento traen consigo la emergencia de nuevas figuras de razón que consiguen replantear los paradigmas vigentes de elaboración de la ciencia, enfrentándonos a la paradoja de que no hay una sola racionalidad para pensar este cambio civilizatorio que vivimos. Esas nuevas figuras de razón, se nos hacen visibles en los desplazamientos que se producen en la base de procesos lógicos anteriores. Por ejemplo, el computador, que tiene como materia prima las abstracciones y las simbolizaciones, plantea una nueva relación cerebro-información que supera la tradicional relación ser humano-naturaleza y ser humano-máquina. Es así como esas formas de conocimiento sacuden y transforman el conocimiento escolar.

Dice Simone que el texto electrónico, es una revolución mayor que la de la imprenta, en cuanto ésta puso en circulación textos ya existentes; el texto electrónico, dice este autor, es más comparable al momento de los cambios derivados de la invención del alfabeto, con sus consecuencias culturales y sociales. Estos elementos modifican el saber escolar de la modernidad, fundado sobre su centralización institucional, con dispositivos de control técnico y político muy precisos, y con unos sujetos poseedores de él, que tenían el atributo del rango. Esto se ha cambiado por esas formas del aprendizaje de saberes existentes en múltiples lugares de la sociedad, no únicamente en la escuela (saberes mosaico), que modifican el modelo de comunicación escolar presente en los procesos pedagógicos, estableciendo por lo tanto esa ampliación de lo sensorio-motriz a lo sensorio- simbólico, tan presente en las nuevas tecnologías y procesos comunicativos de éste tiempo.

Se produce así un desplazamiento de procesos lógicos anteriores, los cuales al estar centrados sobre lo oral y lo escrito tenían su fundamento en procesos secuenciales aritméticos: 1, 2, 3…; en cambio, el mundo del lenguaje digital, soporte y fundamento de lo tecnológico, que crea según Barbero la tecnicidad, como nueva forma de construcción de cultura humana, funciona con procesos matemáticos de base 2: 2, 4, 8, 16, 32… Lo cual lleva a operaciones nuevas con niveles de abstracciones y simbolizaciones más complejas. No es que ocurra un abandono de lo escrito y lo oral, sino que son integradas de manera mucho más compleja produciendo procesos cognitivos más amplios. Esa numeración anterior fundada en el dominio de la naturaleza, convertía a ésta en la mediadora universal del saber y del operar técnico, lo cual generó un conocimiento con primacía de lo senso-motriz sobre lo senso-simbólico. Las nuevas realidades tienen una nueva forma de interacción entre la abstracción y lo sensible, dando paso a un mundo simbólico e inmaterial mucho más profundo.

2.3 CAMBIOS EN LOS PROCESOS COMUNICATIVOS

La comunicación se hace por tanto central al nuevo proyecto de cambio productivo de la sociedad, ya que el nuevo trabajo inmaterial tiene como fundamento el lenguaje, bajo sus diferentes formas: oral, escrito, digital, y parte de la dificultad del análisis nuevo está en que aquello, lo comunicativo que comenzó siendo industria cultural, cine, televisión, radio, editoriales, y que la escuela de Frankfurt había denominado “fábricas del alma” y que se denunciaba en su momento como domesticadora de la cultura, hoy llega a un momento diferente al constituirse en la mediación básica de los aparatos del proceso tecnológico y en reestructuradora del proceso de socialización con la cual los grupos de jóvenes, niños y niñas son incorporados a los códigos del capitalismo cognitivo.

De igual manera, el hecho comunicativo llega con nuevas particularidades a la realidad educativa y escolar, transformando parte de sus procesos. Es necesario dejar claro que la educación siempre ha tenido procesos comunicativos, la novedad está en que en el último tiempo sus soportes de base comunicativa y técnica han tomado una preponderancia en la sociedad por su nueva constitución cognitiva, y transforman a la tecnología y comunicación en aspectos centrales en los procesos educativos y escolares. El hecho de que la comunicación de hoy se desarrolle con una base tecnológica más potente que en tiempos anteriores exige un esfuerzo para no reducir la educación a medios, ni comunicación y educación a tecnología educativa.

Hacer esa diferenciación va a requerir pensar que estamos frente al encuentro de tres procesos lógicos con racionalidades propias: lo comunicativo, lo tecnológico y lo educativo concurriendo al hecho escolar, y reconocer esto significa la emergencia de epistemes más complejas de corte transdisciplinario. Esta complejidad se ve abonada con las particularidades culturales de un entorno como el nuestro, que se debate entre la infopobreza y la manera como el uso de estos medios es parte de una desigualdad no sólo en su uso, sino en la dificultad de construir una mediación que signifique negociación entre esos aparatos, aparentemente neutros, y las culturas en las cuales están enraizados nuestros niños, niñas, jóvenes y personas adultas. Estas reflexiones muestran que el hecho comunicativo escolar sufre grandes transformaciones, y va a exigir un replanteamiento conceptual y de uso de estos materiales que requiere ir mucho más allá del uso instrumental al que han querido reducirlo algunos, de los nuevos procesos comunicativos y tecnológicos colocados en el mundo escolar.

2.4 CAMBIOS EN LA TECNOLOGÍA Y SUS PROCESOS

La educación siempre ha contado con soportes técnicos para posibilitar la mediación que se realiza a través de los diferentes lenguajes, tanto escritos como orales. Con la emergencia del lenguaje digital, de igual manera aparecen nuevos soportes del hecho educativo y escolar, situación que construye una relación más compleja y que requiere de una nueva unidad de lo educativo, lo pedagógico, el conocimiento y la manera como se produce la relación entre conocimiento escolar y conocimiento científico. El ciberespacio en ese sentido es un lugar en el cual el capital busca adquirir un poder nuevo y mayor, y un tipo de control diferente a partir de sus particularidades. Es allí donde la capacidad comunicativa genera una apropiación de las redes de relaciones sociales y, de igual manera, fruto de la comprensión de lo que se juega allí en esta esfera virtual, han ido emergiendo las resistencias en la red, convirtiéndola también en una esfera de contrapoder.

Sumados a esos cambios, la velocidad con la cual los aparatos se han posicionado en la vida cotidiana de las personas, ha venido haciendo un trabajo ideológico, en cuanto construye una mirada ingenua sobre el uso del aparato, como si fuera posible hacerlo educativamente sólo con el manejo técnico de ellos, de manera instrumental, sin profundizar en sus lenguajes, en sus implícitos epistemológicos y en las lógicas de acción derivados del tipo de lenguaje que utilizan. En ese sentido, urge una reflexión educativa y pedagógica sobre la tecnología, lo que significa construir claramente una manera de entenderla y de sus usos no instrumentalizados. Ello significa un proceso de filigrana muy fino sobre la diferencia entre el conocimiento y la información que está en la base del capitalismo cognitivo. Hacer conscientes estos procesos significa para los educadores repensar las bases de su acción con las condiciones y premisas que le colocan los nuevos soportes del conocimiento y la información.

De igual manera, en el uso técnico del aparato, siendo capaces de reconocerlo como parte de un lenguaje que tiene sus implícitos en una nueva cultura que exige procedimientos, interacciones, contenidos diferentes a los anteriores, ellos van a permitir realizar un análisis, el cual va a posibilitar identificar las herramientas, los soportes de la información y el conocimiento, y poder leer en ellos su lenguaje, formato, técnica específica, racionalidad y lógicas bajo las cuales operan. Esto va a significar pensar la relación educación-tecnología de otra manera y construir una concepción sobre ella para no sólo no hacer un manejo instrumental de ella, sino tener claro en cuáles de las diferentes concepciones que existen sobre ella inscribo mi trabajo. 2.5 NUEVAS FORMAS DE SUBJETIVIDAD El nuevo lugar del conocimiento y la tecnología revalora a quien lo hace posible, el ser humano y todo lo que tiene que ver con él produciendo una reorganización de la vida y profundizando los recursos que se dan en las relaciones entre los seres humanos, la comunicación, la socialización, la sexualidad, la salud, los afectos, abriendo un inmenso núcleo de procesos inmateriales que recaen sobre el cuerpo humano, dando forma al biopoder de este tiempo.

Es en este nuevo espacio en el cual el capital de este tiempo construye su proyecto de poder, sometiendo no sólo el trabajo (en el sentido industrial) a los procesos de apropiación e intercambio, sino toda la vida, colocándola en la esfera del mercado y de la acumulación. Esas diferentes dimensiones de la vida: tiempo libre, cuerpo, son colocadas ahora en la esfera de la producción y el comercio no sólo como bienes materiales e inmateriales, sino como formas de vida, comunicación, socialización. Y por ello, el proyecto de control se ve obligado a formar estándares de normatización para la educación, lo cognitivo, lo afectivo, organizando sistemas imperceptibles de ese control que son los que le dan forma a la biopolítica de estos tiempos.

Los cambios en el conocimiento y la manera como las mediaciones tecnológicas de este tiempo amplían el espectro de la cultura, en cuanto su desarrollo se da como parte de tendencias y procesos sociales que visibilizan otra relación cerebro-información, complejizan la idea de naturaleza, evidenciando que no estamos solos frente a un hecho de nuevas máquinas o herramientas de base técnica, sino ante un cambio cognitivo producido por una nueva mediación estructural diferente a la del libro y a la de la palabra oral. Este hecho produce una nueva relación entre ser humano e información digitalizada, que al ser mirada como cultura nos entrega un nuevo entorno (ecosistema).Esa otra forma del sujeto emerge del hecho tecnológico y comunicativo, y desde él la manera como lo digital y lo numérico binario trae un cambio cognitivo producido por una nueva mediación estructural diferente a la del libro y la oralidad.

La identidad anterior, que estaba fundada en el conocimiento interiorizado como sujeto de aprendizaje (de su unidad de conocimiento interno), que lo dotaba de una autonomía haciéndolo responsable de sí y, por lo tanto, pensable desde adentro hacia fuera, se transforma, y es ahí donde la subjetividad es replanteada, haciéndose más compleja. Durante toda la modernidad, ésta estuvo centrada en un sujeto único, con autoconciencia fundada en el pensamiento racional (pienso, luego existo, de Descartes), la cual era la esencia del YO, convertido en sujeto trascendental en Kant. En este pensamiento el cuerpo representa lo opuesto de la razón y el camino del instinto, por vía del deseo no controlado, es lo que llevó a construir también una forma dual de entender lo humano, entre lo material y lo espiritual.

Entra en crisis (transición) ese mundo real construido por ese tipo de sujeto, ya que la base de una razón única, totalizadora y verdadera sufre un replanteamiento, en cuanto desaparecen o son reorganizadas las instancias centrales de esa autorregulación y autoexpresión que hicieron esa unidad posible en la modernidad: el Estado, la vinculación laboral fija y a lo largo de la vida, la iglesia, la familia nuclear de base patriarcal, generando en el sujeto una inestabilidad identitaria, en cuanto las identidades individuales entran en un flujo de múltiples referentes colectivos, encontrándose con interpretaciones variadas, en donde no hay un único centro de referencia y hay múltiples lugares para encontrar y buscar caminos.

La imagen que mejor representa esto es la de una red sin centro y además en movimiento permanente.Igualmente, el consumo de imágenes de lo digital pone a las personas frente a nuevos lugares de experiencia y conocimiento, que desde su corporeidad ubican en la sensibilidad y en la emoción nuevos lugares de interacción, haciendo más complejo el entramado del encuentro. La corporeidad aparece como un nuevo lugar para la relación. Ese cuerpo aparece hoy como nuevo centro y organiza desde afuera hacia dentro. Las imágenes llegan al cuerpo y son procesadas desde éste, generando un sujeto de aprendizaje que le agrega a las formas que han existido unas nuevas bases cognitivas que a la vez replantean las formas de producción del conocimiento y de la manera de funcionar con bases propias las maneras del conocimiento escolar. Y al hacerse múltiples los soportes del conocimiento, se generan figuras de razón también más amplias, en donde el libro pierde la centralidad, pero no su importancia, constituyendo una transición para la subjetividad clásica de la modernidad, produciendo una subjetividad en tránsito de las formas únicas y cerradas a las formas múltiples y abiertas.

Esa descentración de la cultura escolar, por los procesos en marcha en la sociedad (tecnológicos, comunicativos, corporales, cognitivos, institucionales), va a exigir una readecuación de los procesos escolares, y por lo tanto de los pedagógicos. Es curioso ver cómo la discusión del Tratado de Libre Comercio, en la perspectiva de la Organización Mundial del Comercio, en la transnacionalización del mercado educativo, tiene un alto contenido de uso de tecnología 15 SENNET, Richard, en su texto La corrosión del carácter, las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo. Barcelona. Anagrama. 2000, va a mostrar cómo el control neoliberal de esa organización se da desde la flexibilidad misma, que va a ser controlada por la lógica de la rentabilidad bajo formas de eficacia y eficiencia, supeditada a la evaluación de resultados y mediante una precarización del empleo.

Ésta se da en cuanto a su duración, la seguridad y el descanso, generando una reconversión y descentración del yo tradicional de la modernidad, que había sido constituido en la producción manufacturera y que estaba centrada en un largo plazo del contrato y un vínculo social permanente que le permitía construir un proyecto de vida. Ahora esto se ha derrumbado: al sujeto de la globalización neoliberal le toca pasar a un día a día lleno de incertidumbres, viviendo en un permanente sistema de vulnerabilidad, traicionando y acabando el deseo personal de libertad por otro centrado en la empleabilidad, a la que entrega todos sus valores de autonomía, proyecto propio y sentido de la vida.

 2.6 TRANSFORMACIONES EN LA PEDAGOGÍA

Es en esa lógica de nuevo conocimiento y de tecnología, que no puede separarse de las lógicas del mercado neoliberal, con su profundización de la exclusión social y de la construcción de nuevos grupos de desiguales desde el acceso a esos desarrollos tecnológicos, desde donde se generan los infopobres. Es ahí donde el capitalismo globalizado ha intentado adecuar la escuela desde su visión y la refunda para ponerla a tono con las nuevas formas del conocimiento, haciendo que el capitalismo cognitivo lo ponga a su servicio, pero ante todo, para que cumpla sus funciones en los nuevos requerimientos de la contrarreforma educativa en marcha, en donde la información, el conocimiento y la tecnología han pasado a convertirse en fuerza productiva directa, construyendo procesos de producción que generan condiciones planetarias de competencia, productividad y explotación.

Esta nueva realidad modifica el conocimiento, las figuras de razón, las subjetividades, la comunicación y la tecnología, el campo de la pedagogía, constituido a lo largo de los últimos cuatro siglos, que con los desarrollos de los paradigmas alemán, francés y anglosajón, se muestran insuficientes para explicar y dar cuenta de las nuevas realidades. En ese sentido, es necesario constituir las pedagogías que dan cuenta de las nuevas realidades o hacer un planteamiento sobre ellas que muestre cómo se recogen esas emergencias en sus procesos práctico-teóricos, en ese escenario que el capitalismo cognitivo intenta a su manera construir procesos propios, desde sus intereses, para hacer de la reconfiguración de la pedagogía un campo propio, bajo su control, construyendo una idea técnica objetiva de los procesos educativos y pedagógicos.

Esta situación, a la vez que muestra la historicidad del hecho pedagógico –el cual se recompone y modifica con los procesos de la sociedad y las transformaciones culturales– convierte a la pedagogía, así como a la escuela, en espacios conflictivos, en los cuales se juegan en la especificidad de sus procedimientos los sentidos y las apuestas por lo humano y la sociedad. En ese terreno la pedagogía vuelve a hacerse crítica, de estos tiempos, frente a la propuesta de control de ella, que organiza el capitalismo cognitivo, desde los procesos de reforma y contrarreforma en marcha. De igual manera, van emergiendo las posiciones críticas que entran al debate, mostrando que es necesario construir caminos alternativos, así como las resistencias al proyecto de control, y van tomando forma en la sociedad, entrando también a disputar públicamente esas otras maneras de hacer la escuela y constituir la pedagogía crítica de estos tiempos.

 El camino de la despedagogización

Estos cambios se han vehiculizado reformulando procesos, proyectos y leyes. Para ello, se han realizado tres generaciones de reformas educativas (también en nuestro país) en los últimos 20 años: a) Las leyes de la descentralización. b) Las nuevas leyes de educación (122 en el mundo, 25 en América Latina). Ley 715 del 94 en Colombia. c) La contrarreforma educativa. Ley 715 en nuestra realidad. En esta última es donde toma forma la despedagogización de la formación docente, más visible en el Decreto 1278 del 2002 y en el 3238 del 2004 en cuanto a criterios de selección, que no es sólo la adecuación de las leyes de segunda generación a la crisis fiscal, como afirman algunos, sino la introducción de los procesos de organización y racionalización neoliberal a la escuela.

La forma que toma esa despedagogización para la práctica docente es una línea de exigencias donde se reduce la pedagogía a los mínimos necesarios, más de corte didáctico –entendido éste en su acepción más limitada, como técnicas para la enseñanza– de los que se pueda apropiar cualquier profesional con título universitario en un período de prueba de un año para poder ser nombrado “maestro en propiedad”. Esa posición es la punta del iceberg que representa en nuestra realidad la presencia de una corriente internacional del currículo de corte americano y que centra la profesión del docente en la “enseñabilidad”, en donde se supone que sólo se puede enseñar a quienes están en condiciones de aprender. Para ello, la base de la acción educativa es “la disciplina que se enseña”. La fuerza del contenido está en las “competencias y estándares”, que adquieren forma curricular universal y transversalizada.

En ese sentido, la pedagogía sería sólo las técnicas que hacen posible su instrumentación, visible en la competencia de desarrollar una clase y un programa en su área del saber administrando el tiempo y el espacio educativo. Por ello, algunos afirman que estamos en una involución pedagógica, en cuanto es un retorno al instruccionismo instaurado en nuestro medio a finales de las décadas del 60 y 70 por muchos de los universitarios becados en la Universidad de Tallahassee, quienes regresaron a nuestros países a dirigir las facultades de educación y a incidir en la política de formación de docentes, de la época que produjo en su tiempo un “currículo a prueba de maestros”. Como respuesta crítica a él está uno de los orígenes del movimiento pedagógico colombiano.19 Debemos afirmar que no es un retorno, sino la configuración del campo de la enseñanza y la Escuela, desde nuevos parámetros que se mueven en el currículo conservador americano de inicios del siglo XXI.

Como podemos ver con la reflexión anterior, la mirada de la despedagogización es una de las concepciones que trae hoy la reconfiguración del campo de la pedagogía y es el camino por el que han optado los organismos multilaterales en lo internacional y han acogido los tecnoburócratas en los ámbitos nacionales como parte de la inserción en los procesos de la globalización capitalista y neoliberal en marcha. Desde ahí nos encontramos frente a un currículo instrumental modelo Siglo XXI, reducido éste a planes de estudio, y a su vez éstos a estándares y competencias, en el marco de una cultura única: ciencia, tecnología e innovación (los CTI) como núcleos de un currículo internacional apalancado en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información vistas como neutras, elementos que traen consigo también una reestructuración de todos los procesos de gestión que se dan al interior de la educación.

Por ello, en este momento histórico, la pedagogía es un nuevo espacio social y profesional de lucha. La tentación es creer que la única salida es la manera como la está resolviendo el sector hegemónico, o sea la despedagogización. Por ello, la otra tentación es la defensa de las pedagogías universales construidas desde los paradigmas de la modernidad (alemán, francés y sajón – en otros lugares también hablan del latinoamericano), las cuales lo único que deben hacer es adecuarse a las nuevas realidades de ciencia, tecnología, comunicación e información.

2.6.2. La desprofesionalización docente: otra maestra/otro maestro La refundación de la escuela se desarrolla no sólo desde una idea de conocimiento y tecnología que guía su accionar, en donde además le son colocados en el centro de la institución escolar los criterios de la productividad neoliberal, en su relación eficacia-eficiencia, para determinar su rendimiento, construyendo una idea de calidad muy afín al de la productividad industrial- financiera-tecnológica. Bajo estos principios se han orientado las leyes educativas de tercera generación o contrarreformas educativas. En nuestro mundo latinoamericano, la idea de calidad es trasladada obsesivamente por falta de análisis educativo específico, directamente desde el mundo de la producción y la administración del sector de los servicios.

Por ello se busca bajo una racionalización, en la cual se aumentan horas de trabajo/aula y se aumentan el mínimo de niños y jóvenes atendidos por aula de clase (“por metro cuadrado”). Esto se resuelve en esa lógica productiva, en la cual a mayor tiempo y espacio ocupado, la productividad será mayor, olvidando que esa lógica no puede trasladarse a la educación, donde precisamente es a la inversa. Termina por hacer un planteamiento de mejora de la calidad sin recursos adicionales para formación, actualización, laboratorios, material didáctico, tecnología, áreas recreativas, dando forma a un hacinamiento que hace imposible la calidad aún en los términos de los globalizadores más progresistas.

Por esta vía se termina en una racionalización de la profesión sin formación. La escuela es ubicada en la más pura esfera del “rendimiento escolar” de una calidad de tipo administrativo fundamentada en infinidad de rejillas de procedimientos que han venido a reemplazar el viejo parcelador bajo esas características.

Para que esto sea medible se perfeccionan los instrumentos de evaluación centrados en el conocimiento disciplinar del alumno, realizando un segundo giro, en el cual el énfasis del proceso escolar va a ponerse en el estudiante. Como consecuencia de esto y la crisis fiscal, se reducen los procesos de formación docente. Éste se convierte en un asalariado flexible, con salarios y rangos inferiores a las otras profesiones en la sociedad, produciendo un éxodo de los mejores maestros, que buscan mejores ingresos, y a aquellos que permanecen se ven obligados a buscar otras entradas económicas en detrimento del tiempo necesario para realizar una escuela de calidad.

La reflexión pedagógica y el trabajo práctico de ella es reemplazada, en muchos casos, con la introducción de modernas tecnologías, las cuales son colocadas como herramientas neutras y entregadas bajo una concepción totalmente instrumental. El uso de estas herramientas, para el caso, genera procesos de autoaprendizaje y autoevaluación más eficientes, más rápidos, lo que permite menores costos que la formación docente tradicional, a la vez que sustituye diferentes actividades de la labor docente. Éstas “innovaciones tecnológicas” vienen acompañadas de un discurso, en el cual la brecha cultural de los docentes de hoy estaría colocada en el manejo instrumental de esas herramientas, a las que le han sido entregadas parte de las funciones docentes del pasado.

El profesor Perrenoud ha denominado este proceso como de “desposesión simbólica”, en el cual el maestro en su desprofesionalización se convierte sólo en un operador de la enseñanza a través de las técnicas que debe manejar y que son simples. Para ello no necesita de concepción pedagógica. Ese operar técnicamente hace que el papel de maestro deje de ser central al acto educativo, pasando a ser un insumo más del proceso de la enseñanza.  En esta perspectiva las organizaciones de los maestros se convierten en un obstáculo para el grupo hegemónico para realizar la actualización de la educación a los nuevos tiempos, en cuanto representa en sus concepciones un insumo, el del maestro, que aumentaría costos al proceso educativo en detrimento del dinero destinado a los niños. Igualmente, su discusión pedagógica (donde existen movimientos que la realizan) significa una pérdida de tiempo, en cuanto se le sustrae a lo fundamental, que es la disciplina del saber específico y los procesos técnico-didácticos para la aplicación de los estándares y las competencias.

Para esta mirada la función del maestro debe ser pensada externamente por personas que tengan claro el proyecto educativo y el docente debe recibir un adiestramiento en los diferentes procedimientos técnicos que garantizan la realización de su tarea hoy en día : Estándares Competencia Evaluación Y como el maestro de esto sabe muy poco, su participación no es importante. Para esta visión, ésta significa pérdida de tiempo y discusiones bizantinas. Han logrado que la función del maestro se convierta en técnica operativa.

2.6.3. También pauperización docente: Emerge pues, como un componente de la desprofesionalización, la pauperización docente, la cual tiene cinco componentes:

i. Económica. Los salarios de los maestros son reducidos; entran en el libre juego del mercado, a sistemas flexibles de contratación, sin seguridad social y sin el pago de la totalidad de los meses del año. A pesar de un discurso promocional sobre la importancia de la escuela y su valoración social, los nuevos estatutos docentes no otorgan a la profesión la compensación económica al tiempo de estudio. Entre los rangos profesionales de la sociedad, si se midiera por su salario, es uno de los más mal pagados. Esto exige a quien ejerce docencia escolar, múltiples vinculaciones laborales (maestra/o “taxímetro”) u ocupaciones paralelas, como vendedor, negocios particulares, entre otros.

ii. Social. Como consecuencia del tipo de vinculación laboral y su mala remuneración, se ha llegado a que en la vinculación al mundo de la universidad los jóvenes no seleccionen en primera instancia a la educación como carrera a la cual desean asistir. La mayoría lo ubica sólo en un tercer turno de selección. Es notable en las pruebas de selección de nuevos docentes cómo están llegando cantidad de profesionales de otras disciplinas sin estudios pedagógicos. Esto no sólo por la despedagogización, sino por la empleabilidad: disputan los pocos puestos de trabajo estables en la sociedad, así no tengan la remuneración a la que aspiran. También las pruebas de los alumnos constituyen una responsabilidad acusatoria al maestro, sobre los malos resultados del sistema educativo.

iii. Cultural. El maestro, al tener que buscar otras actividades para reproducir sus condiciones materiales y culturales de su existencia –pensemos en la compra de libros de punta para mantenerse actualizado a los precios actuales, pierde el vínculo con los territorios donde cumple su función, generándose una desterritorialización de su función, en cuanto los vínculos con el lugar en donde trabaja, son sólo laborales en términos contractuales o también de trabajo pagado. También se ha dado la pérdida del proceso de formación a que tenía derecho por su vinculación laboral, ahora él lo debe cubrir. Esa desterritorialización, caracterizada por estar en ese mundo sólo por el tiempo laboral, lleva a perder el vínculo con las comunidades locales, que fue una de las características del rol en el pasado y que lo vinculó a la construcción de ellas, convirtiéndose en un agente social reconocido. Esa presencia se ha diluido y el maestro trabajador, a la manera del obrero fabril, va a la escuela perdiendo los nexos culturales con su entorno, afectando la percepción y valoración social de él.

iv. Ideológica. La disputa de puestos de trabajo, el rendimiento individual como base de la evaluación, la baja apreciación de la profesión fruto de cargar sobre él todo el componente de las pruebas de evaluación de los niños y jóvenes, van construyendo un imaginario de maestro vago, mal trabajador e irresponsable, mal preparado, que ayuda a profundizar la imagen de que recibe una formación de tercera, y practica mediocremente su profesión. Esta percepción es retroalimentada por estudios de profesiones expertas en los “diagnósticos”, que mirando el trabajo no desde lo pedagógico, construyen un imaginario sobre la inutilidad de la profesión y la pedagogía. Además, cuando políticamente son conservadores, acusan a los sindicatos de ser responsables de esa pauperización intelectual y del ejercicio profesional del maestro, casi como los neo-conservadores estadounidenses acusan del fracaso educativo a los progresistas que lo han orientado y dirigido en el siglo pasado. 

Este maestro pauperizado social y culturalmente termina acompañado de una serie de enfermedades profesionales y de estrés, que hacen miserable su vida. Como consecuencia de esto, caen sus niveles de auto-reconocimiento y de valoración tanto de sí mismo como de su profesión, esto lo lleva a cortar los vínculos que lo ligan a las comunidades profesionales autónomas, a las que subjetivamente acusa como responsables de la pérdida del estatus que antes gozaba. Este docente termina por perder la autoestima, para dedicarse en el día a día a la otra “lucha de clases”, la de correr de centro educativo en centro educativo para ganar salarialmente como simple “dictador de clases”.

La desprofesionalización del docente se consuma convirtiendo su saber de enseñanza- aprendizaje: la pedagogía en un simple proceso técnico instrumental que debe ser preparado según ha sido determinado por los técnicos del conocimiento en el aspecto específico. Esos profesionales de la disciplina que hace real la “educabilidad del maestro” mediante la apropiación de estándares y competencias que ellos han diseñado. En este sentido, la desprofesionalización no es más que la otra cara de la misma moneda, que por su reverso tiene a la despedagogización.

Es en ese nuevo escenario de control sobre el proyecto educativo y escolar que el capitalismo cognitivo reordena y recompone su proyecto de dominio, pero es también en ese mismo terreno que emergen los procesos de Resistencia, que adquieren características también nuevas, para dar forma a la respuesta ante la manera como se presenta la dominación hoy. Más allá de la acción reactiva y reivindicativa, esa manera nueva de ellas significa nuevos entendimientos de la manera como se produce esa dominación. Por ello, contextualicemos ese nuevo escenario, antes de volver a la Educación.

3. UN NUEVO ESCENARIO DE PODER-CONTROL, POR LO TANTO, DE RESISTENCIAS

El capitalismo cognitivo ha reordenado y reorientado las transformaciones productivas, sociales y culturales de la sociedad a su servicio, y las ha fundado sobre el control de base cognitiva, en el cual muchos trabajan con el conocimiento procesando datos frente a máquinas “inteligentes”, lo cual les permite elaborar la información para los nuevos productos y servicios. A la vez que capturan información proporcionada en su deambular cotidiano mientras viven su vida, van proporcionando la información que serán tomadas por las nuevas formas de sujeción invisible, y que será tratada a partir de nuevos medios técnicos, informáticos y la convertirán en bases para reformular los procesos del consumo y la producción que se desarrolla en los nuevos procesos productivos.

 Este proceso inaugura una forma de acumulación sobre nuevas bases y reestructura lo que hasta ahora había sido la existencia del capitalismo, no sólo en lo económico, sino también en lo cultural, lo social, lo político, generando procesos en los cuales el sistema social se rearticula a partir de la nueva apropiación y control de los flujos de información y conocimiento generados en la cotidianidad del vivir, circulando en red, convirtiéndose en la nueva materia prima (inmaterial) de nuevos procesos del conocimiento y la información, en donde es toda la vida, no sólo el trabajo, los que quedan sometidos a los procesos de apropiación e intercambio y que marcan una nueva manera de ser y de existir del sistema capitalista en estos tiempos.23 Se produce un nuevo escenario de poder en cuanto los mecanismos de control se van transformando.

Ése es el lugar en el cual las resistencias toman formas nuevas, replanteando las del pasado y realizando nuevas configuraciones de ellas, ya que las mismas emergen en el terreno de la subalternidad, al encontrarse con sujetos en esta condición. Por ello, estas nuevas emergencias replantean las del pasado, las transforman, realizando nuevas configuraciones de ellas, no en el sentido de que sean totalmente nuevas o todas nuevas sino que se mezclan las de ayer y las de hoy produciendo nuevas maneras de ellas que exigen ser reconocidas para poder dinamizarlas en la vida social, ya que no están separadas praxis, pensamiento y resistencia. Recordemos que todo poder construye sus formas y mecanismos de control y ello lo realiza a través de una serie de prácticas, estrategias, discursos, instituciones.

Es eso lo que les permite construir una racionalidad del dominio, son ellas las que construyen esas subjetividades controladas. Es en esa articulación de esos diversos factores en donde el control toma su tiempo, su espacio, y al construir las opresiones y las dominaciones en sus intersticios se generan las resistencias como ese nuevo campo de fuerzas que emergen por los conflictos que se generan.

3.1 LAS RESISTENCIAS O LA LUCHA POR SALIR DE LA LÓGICA DEL CONTROL

Cuando se genera el campo de fuerzas en conflicto en donde se articula el control con sus mecanismos, se está en el terreno donde surgen las resistencias, ya que ellas aparecen como los modos, prácticas, estrategias, discursos, con los cuales los sujetos en condiciones de subalternidad enfrentan esos modelos específicos de control que se constituyen a partir de esas formas concretas de producción de subjetividad, puesto que es el sujeto el que resiste: aquél, histórico, concreto, que en su praxis humana la realiza, ya que se rebela contra los procesos de dominación, explotación. Por ello la resistencia es camino de emancipación, pues se ejerce sobre todos los poderes existentes.

En este sentido, podemos hablar de una subjetividad que se rebela en la esfera de su mundo y siente que puede hacerlo. Por esto siempre, quien resiste, busca enfrentar el dominio y las formas de control que toma el poder en diferentes esferas y niveles de su vida, creando un campo de fuerzas que van en sentidos diferentes y, por lo tanto, van constituyendo diversos conflictos como eje de los procesos de constitución de lo humano y lo social. Por ello, la subjetividad que se rebela busca enfrentar las formas de control del poder en cada época histórica y, para ello, busca sabotearlo, socavar su eficacia desde adentro, redirigirlo hacia otros fines y sentidos. Por eso es tan importante la discusión de las rutas y horizontes en la acción de los sujetos, y en muchos casos, la resistencia que busca transformar ese control, y que en ese ejercicio aprende que siempre existirán mayores transformaciones, que en algún momento puede devenir en un proyecto emancipador, puesto que están dadas por el reconocimiento del núcleo sistémico en el cual ellas operan y la manera como se enfrenta su derrumbe.

En el capitalismo, sus cambios –sean de etapas o de formas–, el control, también se modifican, y es en ese escenario donde las resistencias toman formas propias de cada época histórica y se hacen específicas, porque ellas se van modelando para responder y enfrentar a la manera como se modela el poder. En ese sentido, todo poder que controla, domina u oprime va creando formas particulares de resistencia. Esto pasa en el capitalismo industrial, en el cognitivo y también aconteció en el socialismo real y está en la base de su derrumbe.

Para entender las modificaciones de hoy debemos dar cuenta de cómo en la forma anterior del capitalismo industrial, desde la visión de Foucault, las resistencias se van creando para enfrentar a las tecnologías disciplinarias, erigiéndose como el fundamento de la producción de subjetividad de esa época. En ese sentido, allí, las instituciones eran espacios de control total -la fábrica, la escuela, la cárcel-, por eso allí las resistencias toman formas de acción muy precisas: Salirse de ella. Es una fuga del tiempo-espacio asignado y construido. Es ese “no voy a la escuela”, “no voy a la producción”, “no vuelvo a la fábrica”, “me fugo de la cárcel”. Se reestructuran desde dentro. Para ello, se hacen acciones que rompen el orden del tiempo- espacio en el cual se da el control. Se hacen saboteos, huelgas. Se hace una reapropiación dándole un uso distinto: toma de fábricas, conversión de éstas en proyectos cooperativos; es decir, se resignificaba el control colectivo desde los poderes populares de cada época. Es a la luz de estos procesos que la escuela colombiana, en la década del 70 y comienzos del 80 del siglo pasado, generó una de las resistencias más significativas en educación que terminó forjando al interior del sindicato de maestras y maestros el Movimiento Pedagógico.25

Este movimiento no fue una simple resistencia, una consabida oposición, sino que logró visibilizar prácticas de innovación y transformación escolar, en las cuales emergían al interior del proyecto de control como prácticas a su interior. De igual manera, este movimiento redirecciona la escuela como proyecto de poder centrado en un currículo fundado en el instruccionismo y reorienta la práctica pedagógica propuesta por el Ministerio de Educación Nacional, mostrando que podía tener otros sentidos y significados y, en este sentido, los congregó generando grupos sociales de actores que produjeron un discurso crítico que enfrentó la curricularización en marcha en toda América Latina, produciendo teoría pedagógica y educativa desde el movimiento, lo cual permitió agrupar múltiples voces de la resistencia que venían de los ámbitos más variados. Sin embargo, no logró crear una nueva institucionalidad que diera forma a un proyecto pedagógico y educativo alternativo, aunque en muchas de sus vertientes se genera una dinámica y un planteamiento emancipador.

Es en esta lógica que puede explicarse el movimiento pedagógico colombiano como expresión de resistencia. Si se hace el análisis con cuidado, se logra reconocer cómo permeó los más variados y disímiles grupos de universidades, sindicatos, organizaciones populares, ONG, activistas de los movimientos sociales, intelectuales de la educación y la pedagogía, produciendo otra racionalidad alterna a la dinámica y acción educativa del sistema, colocando diferentes formas de pensamiento crítico en la esfera de la pedagogía y que durante la época controvirtió con los discursos y las prácticas oficiales, convirtiéndose en un jalonador hacia la nueva Ley General de Educación en nuestro país.

3.1 RESISTENCIAS DE HOY

La pregunta de hoy es si las resistencias en pedagogía son las mismas que se planteó el Movimiento Pedagógico colombiano de la década del 80 del siglo pasado; la respuesta es: en algunos casos. Pero, en su mayoría son diferentes, ya que el proyecto de control se ha modificado, el patrón de acumulación capitalista se ha transformado, sus formas de subordinación se han modificado. Ese trabajo inmaterial dominante es la base de reorganización del capitalismo cognitivo y logra que en este nuevo biopoder concurran todos los trabajos, sofisticando sus propios instrumentos de control, creando nuevas formas de dominio y colocándolas en un nivel más amplio.

Las prácticas de control adquieren dimensiones planetarias y al circular en los soportes técnicos (aparatos de la tecnología y la comunicación) hacen ver a éstos como neutros. La imagen en muchos lugares comienza a ocupar el lugar de los sujetos, generando formas de interacción que crean otros espacios en donde no necesita las presencias físicas o materiales, ya que los más importantes son las de la red virtual. Y en ese aparente desarraigo corporal, aparecen categorías supuestamente neutras para explicar esos fenómenos, tales como sociedad del conocimiento, redes virtuales, mundo informacional, globalización y muchas otras, las cuales, en la esfera personal, construyen otra conexión al mundo real.

Esta forma de existencia va teniendo unas consecuencias desafortunadas, debido a que aparentemente este sujeto ya no necesita del carácter social y cooperativo en el cual se movía, y con el acceso a la información y al conocimiento que le proporciona la red y los medios de comunicación, la persona siente que no precisa de grupos y agremiaciones, ya que lo que necesita está a su mano. Hemos pasado así de la disciplina que controlaba los espacios con la presencia física de algo o de alguien (muros, puertas, cerraduras, vigilantes) a una situación de vigilancia total realizada por el control de nuevas tecnologías. En educación esa figura toma forma en el cambio de los procesos administrativos, donde el rector-gerente de las instituciones deja de ser un pedagogo. En su nueva función lo importante es garantizar el orden administrativo y de control, camino que comienza a labrar la despedagogización. Aparece otra forma de control de este tiempo: es en la gestión de lo imprevisto. Para ello, se diseñan procesos de organización que permitan controlar al detalle las rutinas de los procesos en educación y la escuela.

Esto es visible en los procedimientos administrativos hechos a través de rejillas y cuestionarios, utilizados en los diferentes procesos de acreditación de calidad, los cuales buscan ordenar y organizar el funcionamiento escolar desde lo administrativo, en el mínimo detalle, fijando los pasos a seguir tanto en la manera de hacerlo como de las rutinas a seguir, acompañado de un discurso de que son procesos objetivos y neutros, los cuales a la vez van relegando el lugar de lo pedagógico, convirtiéndose en su supuesta objetividad en uno de los nuevos factores de despedagogización. De igual manera, surge una tercera característica de esta forma de control y es la satisfacción individual de cada uno de los asociados; así, quien controla procesos debe garantizar que cada individuo se sienta satisfecho. En esta mirada se produce una modificación de la idea de calidad, pasando de una centrada en el proceso de la cadena productiva y el control estadístico de ella, a una en la cual los procesos de calidad están centrados en el cliente.

En la educación se dan formas de control de los procesos educativos por empresas, por quienes pagan, que ha terminado en procesos de privatización, en los cuales los padres de familia seleccionan la escuela a la que van sus hijos y el Estado paga el bono correspondiente a las mensualidades, gestándose una aparente meritocracia fundada en los procesos de socialización de los cuales ha participado el individuo.

Asimismo, una sociedad que controla desde los cuerpos y en ellos conocimientos, saberes, afectos, sexualidad, instaura mecanismos de control para avalar los conocimientos que deben ser reconocidos socialmente. Para ello, establece sistemas de acreditación cada vez más estandarizados, cuyos títulos se convierten en la puerta de acceso a los lugares de control de esa sociedad. Por lo anterior, se busca evitar, bajo cualquier condición, que los que detentan saberes y conocimientos perturbadores existan, propiciando formas de control, como puede ser otorgando títulos sobre bases homogéneas para el conocimiento.

En los procesos reseñados es claro un control de la subjetividad, la cual da forma a una de las manifestaciones más claras del biopoder, el control de lo humano y del cuerpo y de sus múltiples dimensiones (recordemos que la otra es el control de la naturaleza). Si detallamos los cuatro puntos anteriores, allí aparece un tipo de control que se establece no sólo en la explotación del trabajo, en el sentido industrial de él, sino en el conocimiento vivo de lo humano. Se controla su cuerpo, tiempo libre, salud, elementos que siendo parte de la constitución de lo humano ahora se han convertido en objetos del mercado y han entrado en la esfera de la ganancia capitalista.

De igual manera, las relaciones sociales ubicadas más en la esfera de lo individual entran en los mecanismos de la compra y la venta. Allí está la sexualidad, formas de socialización y comunicación, formas y estilos de vida, hábitos del ocio y el tiempo libre. Para ello, emerge un sector servicios más allá de lo industrial, dándole contenido a un proceso que construye dispositivos que van a controlar y regular las formas de vida y apropiarse del biopoder. Es ahí donde el biopoder aparece como ese lugar en el cual se constituye lo humano. La vida misma como potencia, que se genera en el cambio de época propiciada por la revolución productiva en marcha, es donde el trabajo inmaterial ha hecho real un ser humano constituido desde su doble condición de trabajador intelectual y manual.

Por vía del desarrollo del conocimiento y la tecnología le ha sido restituida su doble condición de trabajador simple y abstracto, ellos, como la unicidad de la capacidad humana a plenitud. Pero nuevamente llega el capitalismo de esta época, que haciéndose cognitivo reestructura su control para, desde el biopoder, tomar las potencias de lo humano y su capacidad cada vez más En la actual crisis educativa chilena generada por la “revolución de los pingüinos” este punto es central, ya que allí se experimentó y en la discusión se ha hecho explícito cómo esto ha construido un sistema de selección de ingreso que termina siendo excluyente y discriminador de grupos sociales por su origen, por su clase, o por su referencia étnica.

Las vuelve mercancía y pone a trabajar por cuenta propia la vida y todas sus manifestaciones en el planeta. Por ello, hoy las resistencias vuelven a emerger al interior de las nuevas relaciones de poder que se han constituido para controlarlas y que al interior del capitalismo cognitivo crean un campo de fuerzas de sentidos contrarios generando conflictos, volviendo potencia de respuesta el biopoder, el cual vuelve a proponer la plena capacidad humana, y al no tenerla contesta, rechaza, propone otros espacios, otros tiempos, otras lógicas diferentes a aquellas en las cuales el capital de este tiempo organiza su control. Es en este nuevo proyecto donde emergen las resistencias que desde el biopoder van mostrando también las formas como acciones prácticas, estrategias, son redirigidas, dándole forma a los nuevos disensos críticos.

En educación emergen infinidad de prácticas que buscan dar respuesta anudando resistencias del pasado y enlazándolas con las nuevas formas de ellas, las cuales van a permitir mostrar cómo su concepción y fundamento de lo humano tiene otras características, lo cual inaugura también otras formas de lucha para hacer posible la búsqueda de la sociedad transformada a través de las prácticas educativas y pedagógicas inmediatas que anuncian esas posibilidades como reales en este tiempo y en esta historia.

27 4. LAS RESISTENCIAS DE LAS PEDAGOGÍAS CRÍTICAS EN COLOMBIA

En el nuevo tiempo – espacio configurado por el capitalismo cognitivo por vía de lo virtual, se ha generado la construcción de un proyecto con características de control planetario. Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que somos de este continente latinoamericano, construidos con una historia, una geografía y una cultura desde la cual pensarnos diferentes y hacer esta exigencia frente a un proyecto de homogeneización, ha sido parte de nuestra resistencia y de nuestra lucha. Por ello, pensar de una nueva manera en estos problemas, esto es, de cómo el poder intenta controlar globalmente, exige también de nosotros reconocernos en nuestra especificidad para desde allí reconocer la manera como estos nuevos procesos de control del poder toman configuración en nuestro medio, haciendo que las resistencias tomen lugar también en nuestras vidas.

En ese esfuerzo por reconocernos en el mundo del control capitalista pero desde nuestra historia, está nuestra resistencia inicial por afirmar un mundo no homogéneo construido desde las múltiples formas de la diversidad, tarea que desborda las pretensiones de este texto, pero que no por ello, deben dejar de esbozarse para ir fijando los criterios de un debate que va a ser una tarea colectiva por realizarse en los próximos años al interior de todas las corrientes críticas de nuestra realidad.

4.1 RECORDANDO LO BÁSICO

Se ha discutido en las corrientes críticas latinoamericanas del conocimiento y de las diferentes disciplinas cómo fue que un pensamiento surgido en una región geográficamente delimitada y local devino como conocimiento universal y como forma superior de la razón, negando las formas no racionales y los conocimientos que no se inscribieran en sus lógicas produciendo además una subordinación de los otros conocimientos y culturas, lo cual les llevó a construir la idea de progreso que coloca un imaginario sobre la sociedad en el cual en ese largo camino unos estarían delante y otros detrás en el derrotero de la historia, subalternizando pueblos, culturas, lenguajes y formas de conocer.

Algunos sectores muestran cómo también algunos pensadores críticos del mundo eurocéntrico construyen esa mirada homogeneizadora sobre los otros mundos (Asia, África, América) participando también de esa subalternización a las voces diferentes a las propias que aparecen como incompletas, subdesarrolladas, precientíficas, míticas, no racionales.

En diferentes versiones se reconoce que esto generó una homogeneización epistémica que al deslegitimar la existencia de esas otras formas de saber, esto es, al subalternizárlas, generaron una dinámica de expansión de occidente euroamericano hacia el episteme y la racionalidad que corresponderían a las formas superiores de lo humano, forjando una subjetividad centrada en la razón que niega la relación con la vida cotidiana, y haciendo de las relaciones cognitivas, las que se establecen entre sujetos de saber y objetos de conocimiento, relaciones mediadas por un método científico.

A esos fundamentos de la modernidad universal se les señala como el ejercicio de la colonialidad diferente al del colonialismo, ya que de éste, centrado en el control económico y político de las metrópolis, se sale mediante las luchas de independencia. Sin embargo, el otro sigue operando a través de una visión del mundo y el control de las mentes y los cuerpos, en donde juegan un papel muy importante las instituciones de educación para mantenerlo. En ese sentido se señala que el eurocentrismo no es una mirada cognitiva propia de los europeos, sino de todos los que hemos sido educados en los imaginarios y prácticas de las hegemonías de las instituciones educativas en donde se ha naturalizado el imaginario cultural europeo, generándose una geopolítica del conocimiento que las hace invisibles, despareciendo de este modo las historias locales.

De igual manera, se muestra cómo la teoría crítica en sus diferentes vertientes euronorteamericanas es aliada en la denuncia y propuesta frente al capitalismo occidental, pero esta alianza no es suficiente para explicar las particularidades de éste en nuestras realidades. Por ello necesita ser complementada con las especificidades de las relaciones sociales gestadas en el proceso de la colonialidad, que en el caso de los países de la periferia se ha dado como dominación, control y explotación no sólo en el ámbito del trabajo, sino en los ámbitos de la razón, el género, y los saberes relacionados a ellos, dando forma a estructuras que construyen una subjetividad controlada. Además, se ve la necesidad de incorporar una dimensión étnica y epistémica al conflicto, ya que opera en los sujetos pero como modos de conocer, de producir saber y conocimiento, de producir imágenes, símbolos, hábitos, significación y modos de relacionarse.

Lo que muestra esta entrada desde nuestros contextos es una lectura que presenta unas singularidades del control y la dominación, que se logra por mecanismos no coercitivos directos y que no apelan a la violencia directa sino que entran en un control que se desarrolla más en las estructuras subjetivas de corte cognitivo, afectivo y volitivo. En ese sentido, en las diferentes prácticas y conceptualizaciones críticas que se han desarrollado a lo largo del siglo XX, y que se siguen desarrollando en este tiempo en América Latina, se ha dado ese acercamiento-distancia con las teorías críticas euro-norteamericanas.

Ello es visible por ejemplo en los trabajos de José Carlos Mariátegui, cuando habla de un socialismo indoamericano; de Pablo Freire en educación; Gustavo Gutiérrez en teología; Fals-Borda en investigación; Mario Kaplún en comunicación; Enrique Dussel en filosofía; Theotonio dos Santos en economía; Martín- Baró en psicología; Aníbal Quijano en sociología y cultura; Leonardo Boff en ética; y muchos otros y otras que en medio de estas discusiones han ido agregando elementos y configurando corrientes a lo largo del continente, cercanas a los desarrollos de la crítica a nivel del mundo del norte, pero diferenciados por las especificidades de nuestras realidades.

Es en esta perspectiva, que al intentar plantear hoy en el capitalismo cognitivo la manera como se producen las resistencias y el biopoder, donde toma forma el nuevo papel de la educación, y en donde se requiere retomar ese cuádruple ejercicio crítico. Para ello, es indispensable, en un primer momento, reconocer los cambios estructurales que acontecen en la sociedad, derivados de modificaciones estructurales al proceso de organización de la sociedad; en un segundo momento, entender éstos en clave de un nuevo proyecto de control y leerlo en una reactualización del pensamiento marxista que permita desentrañar los nuevos procesos existentes en las formas del capitalismo cognitivo; y, en un tercer momento, recuperar nuestra tradición crítica latinoamericana para tenerla como base de una relectura que habrá de hacerse de la manera como esas nuevas realidades llegan a nuestro contexto.

Este nuevo hecho contextual nos conduce al cuarto aspecto, el cual exige un análisis que, recuperando la tradición, pueda leer en nuestra especificidad latinoamericana la manera como hoy se produce ese proyecto educativo transnacionalizado, la forma como es apropiada por nuestras tecnocracias nacionales, sea capaz de leer la manera como los grupos, sectores, vuelven a plantear las resistencias de este tiempo, que hacen posible que el pensamiento crítico vuelva a ser remozado desde las prácticas de resistencia que apenas comienzan a esbozarse y toman caminos propios señalando con su quehacer que son posibles otras prácticas, pero también esas otras lecturas.

Ha existido una tendencia a descalificar la visión latinoamericana como si fuera una visión que intenta romper con occidente desde populismos, nacionalismos, o culturalismos terrígenas. No es el planteamiento que me ha acompañado. Creo que estamos en un tiempo maravilloso en el cual, si hacemos esas integraciones que hemos denominado de arco iris y construimos las conjunciones, podemos mirar un mundo más transdisciplinario y más transversal; y de esto modo, servirse de la construcción de lo humano en estos tiempos como capacidad plena, y no simplemente de lo humano instrumental al servicio del control y el poder del capitalismo cognitivo.

4.1 PRÁCTICAS DE RESISTENCIA DE HOY EN NUESTRO CONTEXTO

Todas estas largas páginas sirven para introducir esta parte del texto en donde quiero leer en una forma muy rápida doce expresiones que se dan hoy en el país y que comienzan a mostrar las características de ese biopoder en las luchas de la educación y la pedagogía, y que permiten reconocer en alguna medida cómo las resistencias hacen emerger esas otras expresiones aún muy invisibilizadas, porque la lectura conceptual que se tiene de ellas no permite reconocerles esa novedad y la manera como ella se desarrolla en lo concreto de las luchas que vienen generando esas organizaciones.

De igual forma, intento mostrar con estos ejemplos cómo una visión conceptual cerrada hace difícil reconocer esas formas de biopoder y resistencia que van tomando cuerpo hoy en nuestra realidad y que en alguna medida van más allá de políticas de oposición y se convierte realmente en un campo de fuerzas que tensiona los discursos homogeneizadores a izquierdas y derechas generándoles esa tensión que crea nuevos procesos sociales como rasgos tenues. Allí está esa cartografía práctica que apenas comienza a ser escrita.

En ese sentido, estos ejemplos que coloco buscan suscitar una dinámica que nos permita ir reflexionando en torno a estos aspectos para ir conformando unas nuevas conceptualizaciones que ya están en las luchas, pero que requieren ir siendo trabajadas en forma colectiva para dar cuenta de estas nuevas formas de la crítica de la educación y la pedagogía en nuestro contexto colombiano.

En ese sentido, pudiéramos afirmar que nuestras realidades siempre son más ricas que las teorías cerradas, y que en este contexto, nuevamente, ante los intentos de construir ese proyecto monolítico en educación agenciado por la banca multilateral que en estos momentos muestra fisuras, fruto de las luchas de resistencias surge un movimiento con características muy particulares que desbordó formas anteriores de lucha, recuperó algunas y anunció nuevas formas en uno de los países considerados como el laboratorio educativo de la educación formal: Chile, con su revolución de los “pingüinos”. En nuestra realidad colombiana emergen infinidad de propuestas que comienzan a ponerse en marcha, en el día a día de la propuesta, las cuales recogen herencias de las resistencias pasadas y las recomponen a la luz de las características de la lucha en este contexto particular.

La mayoría de estas luchas no están escritas, están apenas comenzando a ser construidas por quienes las realizan y dan cuenta del conflicto que se genera entre los diferentes actores y sus voces, y que tratan de darle forma como resistencia de estos tiempos. Al seleccionar las doce que incluyo en este texto, las que esbozo de manera sucinta, trato de mostrar la fecundidad del momento, pero muestro y dejo claro que son infinidad, y que por esta razón deben comenzar a ser visibilizadas. Espero con estas anotaciones rápidas, dar claves que nos permitan adentrarnos en las formas de las resistencias, las cuales se hacen presentes en el inmediato concreto que otra educación, otra escuela, otras organizaciones, otra sociedad y otros sujetos de lucha que las están constituyendo.

a. En las discusiones sobre el sindicato. Es interesante ver cómo la organización sindical en nuestro país, que ha estado fundado sobre el clásico modelo de lo gremial y lo político, dio cabida en la década del 80 al Movimiento Pedagógico en su interior, lo que permitió un debate que dio forma a la organización que llevó a que el sindicato tuviera una presencia muy fuerte en el desarrollo de la Ley General de Educación. Sin embargo, en el periodo posterior a ella, el sindicato volvió a una lectura de lo económico y lo político centrado en las formas clásicas provocando un desvertebramiento de lo pedagógico o, en el mejor de los casos, reduciéndolo a una existencia formal más como parte de las cuotas y la milimetría política.

En las elecciones recientes de la organización gremial, del sindicato de Fecode, han ido emergiendo una serie de ideas, que leídas desde la característica del biopoder, muestran desde las bases un sentido y un significado que exige repensar hoy los sentidos de la organización. He encontrado en algunos lugares grupos de pensionados que plantean cómo su ciclo vital no puede ser acabado a partir de una pensión, ya que esto, que es un logro económico, debe ser releído por los sindicatos y darle forma a la presencia de ellos organizada en la vida del gremio.

De igual manera, aparecen propuestas de formas de organización para la nueva vida sindical que recuperan actores de la comunidad transformándolos para los sentidos de hoy.

b. El Movimiento Pedagógico al interior del sindicato. En este tiempo, el debate sobre este movimiento ha sido retomado desde distintos lugares del campo de la educación. Aparecen posiciones que plantean que él sigue vivo y es que el mismo de la década del 80, con el debate entre pedagogicistas y políticos. Para otros, su modificación es estructural ya que lo que cambió fue el modelo de acumulación del capital y del lugar de la educación en la escuela y la pedagogía. Para esta última posición lo que se necesita es reconstruir el Movimiento Pedagógico a la luz de las nuevas realidades y estar en condiciones de gestar las bases de un proyecto pedagógico alternativo para el país. Una de las características más interesantes de estas otras maneras de lo pedagógico que comienzan a perfilarse, es el reconocimiento de formas no gremiales del Movimiento Pedagógico, en donde aparecen infinidad de prácticas que tienen su origen en los problemas del país. Por ejemplo, educación con desplazados, educación para la inclusión de la diversidad y lucha contra la homofobia escolar, la diversidad étnica del país, todos aspectos que han venido desarrollando propuestas propias y que piden su inclusión como parte del movimiento.

c. La Expedición Pedagógica Nacional. Este proyecto que hoy se plantea como movimiento, que da continuidad a los desarrollos del mismo Movimiento Pedagógico colombiano, frente a la homogeneización propuesta por un movimiento pedagógico sólo de corte sindical se convierte en un planteamiento que hace visibles las presencias de lo pedagógico alternativo y resistente en múltiples ámbitos a lo largo de la geografía colombiana. En ese sentido, la Expedición Pedagógica se plantea como una forma de enfrentar la homogeneización y recuperar la diversidad y singularidad del proyecto pedagógico, un poco con aquel viejo criterio de “las ciencias son universales pero su enseñanza es particular y contextual”.

Para ello construye propuestas metodológicas centradas en el viaje, que descubre y hace visibles múltiples formas de hacer escuela y ser maestra(o) en el país. En ese sentido coloca en un maestro y una maestra que se reconocen como productores de saber, los creadores de las nuevas geopedagogías en nuestros contextos. De igual manera, intenta construir más allá de los textos escritos unas formas de producción de saber que corren más por el camino de lo virtual. Allí está el Atlas de la pedagogía en Colombia.

d. La universidad indígena del Cauca. Frente a la característica universal (universitas) en la cual siempre ha estado centrado el proyecto de universidad, la propuesta de los indígenas del Cauca busca dar cuenta de la manera como en nuestra realidad esa diversidad exige que los grupos que han construido visiones del mundo propio puedan tener un lugar para dar cuenta de ello. Lo más característico de la lucha de biopoder planteada en este proyecto es la manera como se visibilizan las epistemes postergadas, mostrando que hacerlas visibles no es simplemente un ejercicio para modernizar el discurso o buscar hibridaciones o postularse como otro mundo, puro, sino como un nuevo campo epistémico, teórico y práctico ante todo, una propuesta para hablar de lo propio desde lo específico de su identidad y de la manera como ésta ordena aquello que realizan en el día a día con sentidos de saber y conocimiento diferentes.

Ello exige una incorporación en la sociedad con otra lógica, no desde la democracia y el conocimiento liberal, sino desde el reconocimiento de esas otras lógicas de conocimiento, lo que implica una incorporación diferente. e. Grupos al interior de la universidad (Diverser). Nunca ha sido más claro el proyecto de universidad para la globalización que el de estos tiempos. No sólo ha librado una lucha a nivel internacional el proyecto del capitalismo cognitivo por construir una universidad montada sobre los fundamentos del paradigma americano de universidad, sino que ha dado paso a una universidad-empresa totalmente construida sobre la idea de universalidad del conocimiento y el saber globalizados. Este grupo asentado en la Universidad de Antioquia plantea como parte de sus fundamentos salir del paradigma eurocéntrico del conocimiento. En la actualidad, asienta su propuesta enun trabajo desde la universidad que busca reconocer esas otras formas del conocimiento no centradas en el paradigma occidental, construyendo una negociación cultural fundada en la interculturalidad y en la transculturalidad del conocimiento, lo que los lleva a recuperar la vida de las comunidades nativas y sus proyectos como eje de su propuesta educativa, buscando construir nuevos campos epistémicos. En ese sentido, pudiéramos hablar de que hacen un giro decolonizador buscando entender la vida desde las especificidades de estos grupos.

f. El plan de desarrollo educativo de Ciudad Bolívar. Lo interesante de esta propuesta es que en una administración progresista como la que ha venido teniendo Bogotá en los últimos años, este grupo se diferencia de las propuestas de la Secretaría de Educación en que, manteniendo una interlocución crítica con ella, busca desarrollar propuestas que den cuenta de su realidad. Emerge en esta experiencia una relectura de lo popular en donde los grupos organizados proponen y gestionan una manera de lo educativo que ligada a la vida de las comunidades colocan el horizonte de la ciudad leído desde las particularidades, mostrando cómo no basta con que los gobiernos se planteen de izquierdas para hacer los proyectos, sino que es necesario aun para esos gobiernos producirles resistencias para que pueda seguir afirmándose que no es lo mismo gobierno que poder.

g. Las movilizaciones sociales y las plataformas del derecho a la educación. Nunca fue tan claro como en estos tiempos que el control del capitalismo globalizado en su versión neoliberal, se va a establecer en una involución de los derechos y que en forma paulatina la propuesta ha ido asumiendo la educación como servicio dando pie a procesos de privatización larvada que genera nuevamente grandes penalidades sobre los grupos más pobres. Estos grupos de diversa índole, venidos desde fronteras de ONG, universidades y grupos populares, convierten los derechos en una trinchera frente a su empuje y retroceso neoliberal, y convierte la posibilidad de que este escenario sea un lugar de lucha, lo cual permite una unidad de lo diverso, un hecho fundamental para los interesados en el problema, puesto que los saca de grupos específicos, y los pone, mediante el reconocimiento de la importancia de la educación y del conocimiento, en estos tiempos, como sus horizontes de trabajo crítico y transformador.

h. El Programa Ondas. Aparece como una propuesta de resistencia al interior del mismo Estado, mostrando cómo el tiempo de cambio construye porosidades entre las estructuras, en las que se fundamentan las resistencias, haciendo que los espacios no sean absolutamente puros, sino procesos de conflicto y organización en coherencia con los sentidos que se les otorgue acá, frente al proyecto de investigación monolítico que siempre ha sido colocado en los lugares de punta del saber y del conocimiento universal y como ordenadores del proyecto euro-céntrico. La propuesta recupera la crisis epistémica europea sobre la investigación, que algunas corrientes críticas vienen realizando sobe el entendimiento de ésta y sobre los procesos del conocimiento y el saber, y rompe con el adultocentrismo de estas prácticas, colocándolas como estrategia pedagógica en el mundo de las niñas, niños y jóvenes, recuperando su vital capacidad por la pregunta.

De igual manera, los procesos de reconocimiento del maestro y la maestra como creadores y con capacidades de producir saber y conocimiento. Por ello, introduce la sistematización como una forma de investigar sus propias prácticas para que puedan producir saber.

i. Proyecto de educación propia afrocolombiana. Las nuevas leyes de educación han llegado como el gran proyecto homogeneizador de la globalización occidental consolidada a través del capitalismo cognitivo. Por ello aparece con fuerza la idea de estándares y competencias universales que nos permitan integrarnos a esa propuesta. Para ello, se han venido realizando lo que hemos llamado en páginas anteriores las generaciones de reformas educativas como mecanismo fundamental de ese proceso. En nuestra realidad, diferentes comunidades afrocolombianas, desde las regiones y otras en las capitales de los departamentos, han organizado protestas frente al intento de vinculación de maestros no afros a comunidades en donde la totalidad de sus habitantes son de estos grupos étnicos.

De igual manera, el uso en los textos escolares, que integrando lo afro produce unos estereotipos que cooptan la idea de interculturalidad. Esto ha sido señalado por grupos como parte de la occidentalización y el colonizaje y ha dado pie al surgimiento de grupos que comienzan a plantear la necesidad de una educación propia y el reconocimiento en la otra educación de estas otras epistemes que viven y son parte de la nación colombiana. También buscan una especificidad de interculturalidad que no puede ser subsumida en la interpretación de los grupos indígenas, articulada a lo político y social por procesos y espacios diferentes.

j. Proyecto de niños en la calle y en condición de calle: la experiencia de Combos. Uno de los elementos que ha estado en nuestra realidad colombiana durante todo el proceso de urbanización de nuestro país ha sido un fenómeno migratorio y de expulsión del campo que ha condenado a muchos de nuestros niños, niñas y jóvenes a vivir en las ciudades bajo el
síndrome de una calle que los lleva a la mendicidad, a la prostitución y a la delincuencia, problema que ha sido trabajado desde una perspectiva regresiva. La experiencia del equipo de trabajo de Combos, en la ciudad de Medellín, le ha permitido desarrollar no sólo diagnósticos propios sobre estos niños y niñas, sino que los ha obligado en su trabajo a construir pedagogías y metodologías centradas en el afecto, el encuentro, el cuerpo, las opciones sexuales, que permite hablar por momentos de “propiagogías” en las cuales el núcleo del biopoder se hace muy visible como una forma de crear capacidades y generar resistencias.

k. El proyecto de Habilidades para la Vida de Fe y Alegría Colombia. Existe en todo el discurso del proyecto del capitalismo cognitivo la urgencia de una idea de ciudadanía que rescatando los desarrollos eurocéntricos de ella en sus distintas versiones (francesa, sajona o ruso- alemana) pueda dar paso al ciudadano productor y consumidor de un mundo organizado desde el conocimiento, la técnica, la comunicación y la información. Por ello, se han puesto de moda las “competencias laborales y ciudadanas”. En una perspectiva desde la educación popular, el grupo de Habilidades para la Vida de Fe y Alegría ha venido mostrando cómo se puede reelaborar estos postulados para acercarlos a una ciudadanía construida con referentes de individuación con referente colectivo y comunitario, distintos de los postulados individualistas de la liberalidad. Para ello, centra muchas de sus actividades en una serie de ejercicios mediante los cuales se construye subjetividades con otros sentidos y allí emergen temas muy afines al biopoder, como la resiliencia, el tratamiento del conflicto, la corporalidad como fuente del reconocimiento de sí misma(o) entre otros.

l. Las experiencias de transformación escolar. Se ha hablado mucho en estos tiempos de procesos escolares renovadores, como esos procesos en los cuales se construyen de acuerdo con concepciones de lo humano y del sentido de la educación en coherencia con el tipo de sociedad, propuestas metodológicas transformadas. Ha existido una tendencia de las voces oficiales de recuperarlas bajo la forma de innovación y con un intento por construirlas con características de replicabilidad, agotando muy rápidamente muchas de ellas.

En nuestro país, como lo muestra este Seminario, han ido consolidándose una serie de experiencias de transformación escolar, muchas de ellas en ámbitos privados (como el grupo de la Fundación EPE en Bogotá y algunos de los convocantes a este evento, Liceo Colombo- Francés…), en los cuales se muestra que es posible metodologías que dan respuesta a una construcción de lo humano con otras características, y hacer posibles propuestas metodológicas que hacen visibles esas otras pedagogías que van emergiendo desde las prácticas y que en algunos casos ya van exigiendo caminos de sistematización para que ellas disputen en la sociedad la aventura de conocer y dar cuenta de esos postulados y sus fundamentos. Como vemos, estamos asistiendo por vía de la práctica en nuestra realidad a una reconfiguración de las pedagogías críticas, las cuales muestran una riqueza que a veces en medio del pesimismo nos negamos a reconocer y en otras ocasiones, en la premura de la modernización que nos propone el capitalismo cognitivo y globalizado para la escuela, caemos en su aceptación acrítica, lo cual nos lleva simplemente a ser repetidores del proyecto que en los discursos criticamos pero en la práctica realizamos.

4.2.1. Reconfiguración crítica de la pedagogía. Camino de los nuevos movimientos sociales de la educación Es necesario salir de este dualismo (entre lo universal y la despedagogización), ponernos en camino y entrar a la discusión para comenzar a construir esa reconfiguración desde una mirada crítica que además de permitirnos reconocer la crisis de los sistemas pedagógicos y de las formas universales de la pedagogía sistémica, nos posibilite iniciar su reconstitución desde formas y procesos alternativos, lo que significa abrirse al reconocimiento de una perspectiva metodológica plural que, como dice Olga Lucía Zuluaga, sin abandonar su campo sea capaz de ir a esos otros campos configurados y en transformación para buscar y negociar sus conceptos y propuestas más allá de configuraciones paradigmáticas cerradas, y en esa disputa nos lleven a nuevas configuraciones del conocimiento y de su apropiación.

En la experiencia de los grupos anteriormente reseñados ha ido emergiendo y haciéndose visible una reconfiguración en la cual la práctica pedagógica de los maestros, las comunidades, los grupos étnicos y las instituciones críticas, se convierte en un campo reflexivo, dando paso por esta vía a la constitución de una política de la experiencia, donde emergen unos actores de resistencia desde sus prácticas, que se constituye en sujetos de saber desde sus territorios produciendo una re- territorialización de la pedagogía, en la cual la práctica social de la pedagogía, adquiere forma en el ejercicio concreto de la política del aula, del contexto, de la institución y de las prácticas pedagógicas de los practicantes de educación. Estos actores de educación tienen como particularidad visibilizar la emergencia de esos saberes pedagógicos propios que se han liberado del aprisionamiento producido por los paradigmas, enfoques y modelos universalistas, recomponiendo su práctica desde pedagogías no universales, muchas de ellas híbridas, en diálogo y confrontación con esos saberes constituidos, dando forma a las geopedagogías que tienen su explicación en la localización no sólo geográfica, sino categorial, que les da un carácter y una identidad a esas formas y prácticas locales de la pedagogía.

Igualmente, han abierto el camino al uso de nuevas tecnologías que son recontextualizadas desde su práctica, su contexto, su aula y su saber pedagógico. Estos actores educativos constructores de las nuevas pedagogías críticas y, a su vez, de geopedagogías, rompen la concepción que los colocaba como portadores de saber, asumiéndose como productores que leen e incorporan la realización de sus prácticas como experiencia, realizando un acto de pensamiento y de saber sobre una práctica que les es propia, en cuanto profesionales práctico-reflexivos de la educación, instaurando la pedagogía como un territorio propio y amplio, en donde ellos producen su práctica, saber, experiencia con su comunidad de saber, configurándose así como sujetos de poder y de saber, dando paso a procesos de sistematización y producción de saber con los cuales despiertan socialmente, el posicionamiento de su saber en el campo de la pedagogía.

Esto implica también replantear los sistemas de formación de educadores de este tiempo, tanto en sus métodos como en los contenidos. Hoy, por la despedagogización y la desprofesionalización, la política de formación se convierte en un nuevo campo de lucha, ya que desde esta visión se ha venido convirtiendo en un puro adiestramiento técnico para el funcionamiento instrumental con un nuevo proyecto de control que circula aparentemente neutro, con figuras como: servicio, descentralización, calidad, equidad, evaluación, flexibilización, profesionalización, abandonando la reflexión de sentido y epistemológica inherente a la pedagogía como un hecho social de saber. En ese sentido, tampoco es un retorno a la pedagogía como esencia, buscada en las formas universales de ella. Esto significa también replantear los procesos investigativos instaurados en el campo de la pedagogía y la reestructuración del ejercicio intelectual de ella.

Estos educadores y pedagogos prácticos reseñados en esas doce experiencias y en las muchas otras que el tiempo y el espacio no me permitieron reseñar, y las otras que no conozco, pero que están ahí organizando las resistencias en el territorio, inician la rebelión de sí mismos desde esa práctica que los dota de una nueva subjetividad para constituir la rebelión de todo espacio educativo en una sociedad (la del capitalismo cognitivo) que se llama a sí misma “sociedad educadora”, desde la geopedagogía como lugar básico y central para la confrontación del proyecto educativo, cultural, social y político pedagógico en marcha.

Es en este sentido que el proyecto Planeta Paz ha venido proponiendo la “pluriversidad” como un espacio de formación para grupos populares diferente a la escuela o la universidad popular, ya que se parte de reconocer en los grupos de base unos saberes fundados en su práctica, en contextos y en sus vidas, lo que significa epistemes diferentes. Por ello, se exige darle un lugar a éstos para que las comunidades emerjan con sus epistemes propias, las cuales les van a permitir organizar la diferencia y su subjetividad; gestando una zona fronteriza crítica.

Allí, a partir de las producciones de los grupos populares, ellos pueden construir una base desde donde dialogar, a la vez que revierten la subalternidad epistémica mostrando saberes que irrumpen en la universalidad para mostrar lo otro negado. Para ello, se propone una incorporación desde sus saberes, construyendo esa zona fronteriza a través de una negociación cultural con los saberes académicos que haga real la interculturalidad, como un espacio en donde lo diferente tiene cabida, pero no sólo como novedad sino en cuanto construye sus políticas de subjetividad, reconoce sus conocimientos básicos y construye acciones de cara a sus problemas específicos.

Ello afirma una perspectiva popular que hace real el diálogo de saberes. Para ello, se afirma la sistematización como una forma de investigar las prácticas que dinamizan estos procesos convirtiendo parte de su experiencia en una nueva forma de lo político-pedagógico en la sociedad actual e inaugurando las luchas de resistencia desde los bordes (nueva configuración del espacio educativo) mostrando cómo allí emergen esos saberes fronterizos, los cuales instauran una nueva forma de la crítica y de las propuestas alternativas contra la despedagogización y desprofesionalización propuesta por la organización central de las políticas educativas, vinculando en éste proceso, a las comunidades de saber y poderes sociales del proceso educativo.

En muchos lugares, todavía en forma incipiente, las luchas contra la despedagogización y la desprofesionalización comienzan a tomar forma como una manera de resistir a las pretensiones de constituir a la educación y la pedagogía en el solo horizonte de la globalización capitalista y neoliberal, mostrando la importancia de no darle cabida a un pensamiento único en educación y, por esta vía, dar cabida a las otras educaciones de las otras globalizaciones y resistir con propuestas alternativas al cambio propuesto por el remozamiento de la escuela presente en la modernización de ella que ha traído el capitalismo cognitivo y en este aparente cambio para el control, develar la manera como ésta confunde a muchas personas que vienen de la tradición crítica.

Estos educadores y maestros y maestras han entendido que la nueva organización del poder capitalista en la globalización toma múltiples caminos. Uno de ellos es el control de procesos mentales subjetivos, en la organización de lo humano y el trabajo subjetivo, en donde la naturaleza y lo humano se hacen capital, dando forma al biopoder.

Este está allí como nodo de una inmensa red de control, y al reconocerlo, convierte su práctica pedagógica en resistencia, que interrumpe la secuencia del control, produciendo esos nuevos nodos alternativos desde lo local, lo territorial, la escuela, el aula, desde donde ellas y ellos cambian el sentido de sus prácticas y su subjetividad, concretando la emergencia de las luchas geopedagógicas. A través de ellas se especifican los hechos de las pedagogías críticas del siglo XXI, que anuncian que otra escuela, educación, pedagogía y sociedad son posibles. Como vemos, es tiempo de tránsito, las lecturas claras y distintas del pasado no existen más.

Esta transición exige una profunda autocrítica para dar forma a las nuevas críticas; pero ante todo, nos plantea una apertura para aclararnos colectivamente, ya que también desde esas nuevas prácticas rehacemos las teorías para explicar estas emergencias de las resistencias que configuran las pedagogías críticas de hoy como respuesta al proyecto educativo del capitalismo cognitivo. Es un tiempo de reformulación, reconfiguración, pero también de alerta, porque el nuevo proyecto de control busca construir un pensamiento único convirtiendo en técnicas, objetivas y procedimentales, sus acciones.

Bien lo dice Negri tratando de explicar esa situación en la cual nos encontramos: Hoy vivimos un gran momento de pasaje en la construcción de las estructuras y de las figuras globales del imperio. Hay fuerzas que intentan feudalizar de nuevo eso común que las actividades multitudinarias han construido. Los movimientos globales, pero sobre todo, la continua y duradera producción de subjetividad, oponen resistencia a esos intentos de normalizar de manera unilateral el paso al Imperio… De hecho estamos atravesando un interregno, esto es, un período en el que las diversas alternativas se presentan todas, por decirlo así, de manera incompleta, luchas globales y movimientos globales, fenómenos de mestizaje y metamorfosis antropológicas conviven. Los bárbaros ya no están en la ventana, en el límite del Imperio, sino que atraviesan su consistencia y siguen su expansión. Será difícil imaginar los años futuros si uno no se inserta en este marco y no hace propia su dinámica, por dolorosa o ambigua que pueda ser .

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Fuente:http://educacionpublicajgm.uchile.cl/sitio/wp-content/uploads/2014/11/Las-pedagog%C3%ADas-cr%C3%ADticas-en-tiempos-del-capitalismo-cognitivo.pdf

Imagen tomada de: https://2.bp.blogspot.com/–qlPDN2bE7g/V8yv4rx6eRI/AAAAAAAAhXg/R0PQ0UuNcloK2Bc9UTULatIEhiiCZhvfwCLcB/s640/El-ataque-a-la-educaci%25C3%25B3n-p%25C3%25BAblica-en-Espa%25C3%25B1a-620×350.jpg

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Cambio curricular y despedagogización en la globalización

Hacia una reconfiguración crítica de la pedagogía

Por Marco Raúl Mejía

En el marco de la publicación de las conclusiones del Congreso Pedagógico Curricular, nos pareció interesante poder complementar dichas reflexiones con este documento que nos entrega una visión latinoamericana de los principales problemas que ha traído la refundación de esta escuela que se adapta a las necesidades de la globalización neoliberal imperante y que al mismo tiempo plantea la reformulación de las resistencias necesarias.

“Siendo múltiples las caras de la dominación, son múltiples las resistencias
y los agentes que las protagonizan. En la ausencia de un principio
único, no es posible reunir todas las resistencias y agencias bajo el amparo
de una gran teoría común. Más que una gran teoría común lo que necesitamos
es una teoría de la traducción, que haga mutuamente inteligibles
las luchas y permita a los actores colectivos ‘conversar’ sobre las opresiones
a las que se resisten y las aspiraciones que los animan”.
Boaventura de Sousa Santos

Esta cita refleja bien el sentir de una época que tiene entre las motivaciones fundamentales realizar la crítica a los discursos críticos con los cuales habíamos enfrentado la modernidad y que nos coloca la tarea de ir por los intersticios del proyecto de la globalización capitalista y neoliberal para adentrarnos en sus fisuras a partir de las comprensiones de ese proyecto, a fin de construir caminos alternativos, más allá de las resistencias, que nos lleven a hacer posible esas
otras globalizaciones.

La escuela: Espacio conflictivo y transformado

Introducción:

Paradójicamente, en un mundo atomizado, la escuela pasa de ser un simple aparato ideológico del Estado a convertirse en una institución que, transformada en sus fundamentos, sigue siendo encargada centralmente de darle unidad en la fragmentación a la reestructuración social y cultural que se vive. En su reorganización, el capitalismo de final de siglo encuentra como esencial en su reproducción los procesos gestados en ciencia y conocimiento, lo que le devuelve la centralidad a la escuela con procesos radicalmente nuevos, como el aprender a aprender y el cambiar en medio del cambio, que genera lo que pudiéramos llamar una adaptabilidad mental a la forma de ser de la época, desplazando la instrucción; como el conocer cómo se conoce, que desplaza el conocimiento enciclopédico.

Cambia la idea liberal de derecho a la educación

Uno de los problemas principales planteados en el derecho a la educación como derecho social va a ser la manera como se produce una erosión del imaginario liberal, fundado sobre un soporte educativo, que sirvió para la constitución de los estados-nación a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX.

La manera como se transforma el trabajo asalariado manifiesto a través del aumento del desempleo, de la precarización del trabajo y el hecho de encontrarnos frente a un desempleo estructural, exige una nueva manera de entender el lugar de la educación en la sociedad del capitalismo globalizado y neoliberal de final de siglo XX y comienzos del XXI. Recordemos cómo en los albores de la Revolución Francesa, en las discusiones que se dieron en la asamblea francesa en 1792 donde triunfa el plan Condorcet, a la educación se le asigna el papel de producir la nueva igualdad social gestada en el acceso cultural que plantea la igualdad como fundamento de esa sociedad. Allí el papel democratizador de la escuela es central.

En este capitalismo globalizado y neoliberal del nuevo siglo aparece una serie de características como desintegradoras de ese viejo derecho a la educación y reconstructora de una educación que al cumplir nuevas funciones en la sociedad deja despejado un camino en donde hay un retorno a los derechos individuales. Desde mi punto de vista, hay algunos aspectos que hacen visible ese proceso contradictorio:

a. Se estrecha la comprensión de lo educativo

De la idea de formación y de cualificación que durante todo el siglo anterior acompañó a la educación, que tenía entre sus fines una cualificación profesional, una formación del capital humano y una construcción de ciudadanos para el estado-nación que se irían a insertar en un mundo que buscaba como meta de desarrollo el pleno empleo, la educación se convertía para el individuo en una forma de ascenso social.

Paradójicamente hoy, ante un capitalismo que encontró la posibilidad de hacer crecimiento con desempleo (por su cambio estructural de acumular en el capital constante-muerto, y no en el capital variable-vivo como en el pasado), se construye una educación formal de gran peso que busca una cualificación para la competitividad, para la reestructuración productiva y, en último término, para conseguir empleo (empleabilidad), desintegrando los elementos colectivos del derecho al trabajo y a la educación, convirtiéndose en dotadora de competencias individuales.

Este giro va a generar una educación mucho más centrada en el individuo y va a ser él quien se integre de otra manera a los procesos productivos, la flexibilidad va a ser la base del nuevo discurso que determina el sentido de la escuela: su vinculación laboral y el uso que él le va a dar al proceso educativo. No en vano mucho del discurso de estándares, competencias y habilidades hacen que éstos sean portados por el individuo y estén fundados en la eficiencia y eficacia que garantiza competitividad y en la empleabilidad como resultante en un mundo lleno de desempleo. Toda esta situación anterior erosiona los imaginarios sociales de solidaridad, fraternidad y convivencia, instaurando el “sálvese quien pueda”, una lucha individual por el acceso y el mantenerse incorporado en el sistema educativo (meritocracia).

b. De competencias sociales a competencias individuales

Toda la idea educativa del pasado estuvo fundada en una formación que garantizaba la integración a procesos colectivos, es decir, nos hacíamos miembros del estado-nación, por lo tanto, ciudadanos, y en la vinculación a procesos productivos éramos parte de la construcción de la riqueza social de la nación. Estas competencias sociales hoy son desbordadas construyendo una idea de estándares, entendidos como los mínimos disciplinarios en el conocimiento para vivir e insertarse en la sociedad globalizada, y se avanza hacia la construcción de competencias individuales que buscan fundamentalmente posicionar al individuo para vincularse al mercado de trabajo, que hoy es muy limitado, precisamente por el lugar preponderante del capital constante (centrado en tecnología) en la nueva organización capitalista de la sociedad globalizada.

Estas competencias y habilidades comienzan a ser muy fuertes en el campo de lo técnico, de lo cognitivo y de la gestión, permitiendo la construcción de un discurso educativo para nuestros países (no desarrollados) como si nuestro proceso fuera simplemente de inserción a esa reestructuración productiva que está en marcha en el mundo del Norte para construir la globalización con un control y hegemonía desde los nuevos sectores transnacionalizados.

Por eso aparece tan claramente una secuencia en donde la educación básica dota de competencias básicas y generales más fuertes de tipo cognitivo; la formación profesional de las habilidades para la producción dotando de competencias de gestión y técnicas; y en la recualificación general de la educación aparece el nuevo sujeto como asalariado flexible, requerido por el capitalismo globalizado y base de la nueva subjetividad: trabajo con iniciativa del trabajador y la trabajadora, predominio del cerebro sobre la mano, otras maneras de saber hacer, lo que le va a requerir destrezas diferentes con mucha fuerza de tipo intelectual (competencias cognitivas)

No en vano, para nuestras realidades, comienza a manifestarse una profesionalización que no es garantía de empleo en la disciplina del saber en la cual se formaron, convirtiendo el desempleo en parte del juego y de la opción del individuo para buscar sus escuelas. Por allí la privatización se cuela como un servicio que puede ser prestado por cualquiera en una libre opción de quienes lo demandan (madres-padres de familia y comunidades), haciendo de esta forma de servicio una estrategia básica para cubrir un derecho entendido paupérrimamente como de “cobertura”, elemento central de la escuela pública estatal de estos tiempos.

c. Se intensifica la teoría del capital humano

Con lo planteado anteriormente, a medida que se descarga en los individuos el acceso a la educación y en cuanto la mayor cualificación profesional se hace en el ámbito de las competencias, los estándares y la incorporación de lo tecnológico informático, se comienza a generar una fragmentación de las formas de ese capital humano, de tal manera que las competencias en los campos técnico, cognitivo y de gestión, base del nuevo proceso del trabajador flexible, son separados de lo que serían los aspectos mucho más profesionalizantes que buscan una inserción más directa en la producción.

El crecimiento de los años 50 y 70 es adjudicado a una forma de capital humano que estuvo centrado sobre el avance tecnológico, el modelo de Estado de bienestar y la planeación lograda desde formas de nueva administración basadas en el capital humano con un profesional y un tipo de contratación que hoy comienza a desaparecer. En ese sentido, el capital humano fue visto como una inversión de largo plazo que aumentaba la renta individual y, por tanto, la social, y la medida para ello era la expansión de los sistemas escolares, universalización y cobertura, como fundamento, acompañados de un primer discurso de calidad, que se adopta como política mundial a lo largo de los años 60 hasta el 2000.

Sin embargo, en el último período, con la consolidación de la globalización bajo su forma neoliberal, que atacó algunas de las premisas de existencia de ese capital humano en el período anterior (costos del trabajo altos, sindicatos poderosos, Estado de bienestar excesivo, etc.) se abrió un boquete en el cual entró la posibilidad del desempleo como un componente central para garantizar los mayores niveles de acumulación de un capital que comenzaba a convertirse en transnacional. Por ello, el empleo como derecho social se comienza a disolver y se entra a desarrollar una serie de capacidades individuales, que van a garantizar que ese individuo se insertará, en las posibilidades que el mercado ofrece, a partir de las competencias que porta, saliendo de unas condiciones más sociales del trabajo a unas más individuales.

Allí, las políticas educativas, a través de las competencias, van a garantizar la transmisión de creencias, de competencias flexibles, que son las que darán la patente al individuo para que salga a luchar en el mercado del desempleo por los pocos empleos disponibles, construyendo una nueva subjetividad profesional, donde su creatividad es puesta a prueba diariamente por la competitividad, fragmentando los grupos de trabajo y colocando en la responsabilidad individual la consecución de las destrezas para poder competir.

Es de esta manera como se inicia la real privatización de formación del capital humano, convirtiéndose en responsabilidad del individuo buscar oportunidades en el mercado para mantenerse competitivo y garantizar su vigencia y actualización.

d. Fines paradójicos para la educación entre globalización y neoliberalismo

Para la globalización en su versión hegemónica, el discurso del papel del conocimiento, como factor para ir de menores a mayores condiciones de desarrollo, y la escuela, se convierten en un factor central del nuevo proyecto de control de la sociedad, dando paso a la “desmaterialización de la producción” y acentuando la necesidad de una educación de calidad para los nuevos tiempos (estándares, competencias, logros) para formar al nuevo trabajador flexible. Este discurso es trasladado mecánicamente a los contextos latinoamericanos, colocándonos como posibilidad real para salir de nuestra condición de subdesarrollo el entrar en las políticas educativas de la globalización. El neoliberalismo trae para nuestros contextos un ajuste fiscal en el cual la reducción del gasto se convierte en una espada de Damocles para la educación, en cuanto en esta forma de administrar la globalización la educación es gasto y, a su vez, implica recorte presupuestal.

Por lo tanto, conlleva formas de privatización de la educación. Se inician políticas de recorte del gasto produciendo un proceso de constitución de ese trabajador flexible en educación a través de formas de contratación que desatiende los logros históricos de las luchas magisteriales y su estabilidad laboral, generando una contratación parcial que no cubre todos los meses del año, no tiene seguridad social, no se le garantiza una vinculación permanente y queda a consideración de los políticos de turno, consumando el trabajador flexible de la globalización. El maestro vive un proceso de pauperización y de proletarización ideológica y técnica en donde se ve obligado a realizar hasta tres jornadas de trabajo para poder adquirir unos mínimos culturales para su sobrevivencia.

También para la globalización en su versión más progresista (Informe Delors) es una exigencia la profesionalización del maestro, quien en medio de la crisis del trabajo es de los pocos empleos que se mantiene y aún aumenta su número de asalariados, aunque sus condiciones se deterioren. En el censo de 1992 eran 52 millones en el mundo, en 1997, 58 millones, y para el 2005 se calculaban entre 65 y 70 millones.

La globalización funda la transformación de los procesos de un maestro capaz de construir proyectos educativos para la reestructuración productiva, ya que en la visión toyotista se va a sacrificar el tiempo de la pedagogía para hacer una intensificación de las disciplinas a través de los estándares y las competencias. Además, los niños y niñas que van a las escuelas públicas vienen de familias precarizadas, a las cuales los procesos de inserción de nuestras economías en la globalización han hecho que sus madres y padres estén desempleados o no tengan acceso a los bienes materiales para garantizar su reproducción, haciendo que muchas escuelas deban dedicar parte de su tiempo a estas tareas supletorias (comedores, asesoría psicoló- gica, bolsa de empleo, proyectos productivos, atención a traumas de desplazamiento, entre otros) para cubrir en parte ese proceso de pauperización familiar.

Curiosamente, mientras se habla de este profesional y de la pedagogía como central al hecho educativo en el cual se constituye la globalización, el neoliberalismo construye un nuevo discurso educativo centrado en la reestructuración productiva de la escuela, en el gerenciamiento de ésta y en la calidad técnica de los procesos, produciendo una mirada tecnocrática sobre el cambio escolar, como si ese discurso de la escuela del Norte de la globalización capitalista fuera realizable como una simple transposición espacial, sin tener en cuenta las condiciones contextuales, generando políticas de ampliación de cobertura sin calidad.

B. La despedagogización y la desprofesionalización: Parte de la propuesta multilateral

Una de las mayores dificultades para hacer aná- lisis educativos en los procesos de globalizaciones en marcha es la manera como asistimos a una reconfiguración general de la educación por parte del sector hegemónico de la sociedad, lo que hace que la idea de gestión para estos tiempos juegue en la ambigüedad de las formas que hicieron posible el hecho educativo y pedagógico en las tendencias de la escuela expansiva como modelo que se configuró en nuestros países desde la década del 50 del siglo anterior.

Pensar la gestión desde una mirada transformadora significa no sólo la capacidad de cuestionar el modelo vigente en los procesos de las nuevas leyes generales de educación, sino también la capacidad de impugnar la manera de la crítica que nos ha acompañado durante el siglo anterior, agregando adicionalmente la confusión generada por la modernización que el capitalismo ha hecho en la refundación de su escuela para el nuevo proyecto productivo y cultural en marcha. Es decir, asistimos no sólo a una modificación de la escuela, de su gestión, de sus contenidos, sino ante todo a una nueva manera de plantear la crítica para que la escuela sea transformada no desde los intereses modernizadores del capitalismo globalizado, sino desde un horizonte de quienes pretendemos otra escuela, otra educación para otra globalización, ésa que intentamos construir desde el sur y desde abajo.

Plantear la gestión educativa hoy significa hacernos preguntas de fondo por los contenidos escolares, por los procesos y métodos que han favorecido esos contenidos, por el tipo de cultura del conocimiento, por las formas de la verdad, por la manera como la transdisciplinariedad en marcha plantea la salida de la lógica de las disciplinas y la constitución de unas comunidades de aprendizaje, que hacen real otras formas de los procesos escolares. Los intercambios culturales que acontecen en las comunidades de acción y pensamiento que constituyen la escuela, la manera como las formas del tiempo y del espacio que constituyeron los ejes de la escuela se conformaron a lo largo de los siglos XIX y XX, la transmisión oral, la tiza, el tablero, los apuntes, los libros de texto, los métodos frontales derivados de esto, los instrumentos de comunicación del saber escolar, todos estos aspectos conformaron la función docente, que da forma al sujeto de pedagogía constituido desde imaginarios de conocimiento, ciencia, enseñanza, aprendizaje, administración escolar, elementos todos que en este entrecruce de caminos comienzan a ser replanteados.

Cambios en la gestión pedagógica

La interpretación de los procesos pedagógicos de este tiempo tiene su manifestación en una reducción que se hace del debate sobre el componente pedagógico en la contrarreforma educativa. De un lado quienes instauran una despedagogización de la educación; y del otro lado de la confrontación, quienes se mueven en los enfoques, modelos y paradigmas acumulados en la modernidad y que dan forma a las diferentes visiones existentes en el campo de la pedagogía, mediante la constatación y afirmación del acumulado universal de los paradigmas pedagógicos de la modernidad6 y su implicación en los llamados enfoques y modelos pedagógicos. Sin embargo, quiero moverme en una tercera posición. Al considerar que la pedagogía hoy está en proceso de reconfiguración, ya que ella también es afectada por los diferentes fenómenos científicos, tecnológicos y culturales constitutivos de las globalizaciones, pudiera decir, en una síntesis apretada, que allí está la discusión sobre el conocimiento y la manera como la forma de la ciencia, sus métodos, enfoques, teorías y dispositivos son reestructurados desde diferentes visiones, que han venido mostrando cómo los modos de la construcción de lo científico y su entendimiento han sido transformados.

a. Cambios en el conocimiento

Una pluralización en el entendimiento del conocimiento lleva aparejados cuestionamientos a la manera de ser y forma de existencia de un objeto de conocimiento como realidad dada, cuestionándose la separación sujeto-objeto; igualmente, las modificaciones en la idea de tiempo, apareciendo una simultaneidad plural y compleja que transforma la idea de cambio rompiendo con la idea de lo nuevo y del progreso. Estos replanteamientos han afectado la racionalidad del mundo del conocimiento, haciendo que prácticas, teorías e instituciones que tienen que ver con él sean reformuladas y reestructuradas en los tiempos que corren7 (certeza: Prigogine; auto-poiesis: Varela; experiencia: B. de Souza; complejidad: Morin). Estas transformaciones en los modos de producción del conocimiento traen consigo la emergencia de nuevas figuras de razón que consiguen replantear los paradigmas vigentes de elaboración de la ciencia, enfrentándonos a la paradoja de que no hay una sola racionalidad para pensar este cambio civilizatorio que vivimos.

Esas nuevas figuras del conocimiento se nos hacen visibles en los desplazamientos que producen en la base de procesos lógicos anteriores. Por ejemplo, el computador, que tiene como materia prima las abstracciones y las simbolizaciones, plantea una nueva relación cerebro-información que supera la tradicional relación ser humano-naturaleza y ser humano-máquina. Es así como esas formas de conocimiento sacuden y transforman el conocimiento escolar. Dice Simone que el texto electrónico es una revolución mayor que la de la imprenta, en cuanto ésta puso en circulación textos ya existentes; el texto electrónico, en cambio, es más comparable al momento de los cambios derivados de la invención del alfabeto, con sus consecuencias culturales y sociales.

Estos elementos producen una modificación en el saber escolar de la modernidad, fundado sobre su centralización institucional, con dispositivos de control técnico y político muy precisos, y con unos sujetos poseedores de él, que tenían el atributo del rango. Esto se ha modificado por esas formas del aprendizaje de saberes existentes en múltiples lugares de la sociedad, no únicamente en la escuela (saberes mosaicos), que modifican el modelo de comunicación escolar presente en los procesos pedagógicos, estableciendo, por lo tanto, ese paso de lo sensorio-motriz a lo sensorio-simbólico, tan presente en las nuevas tecnologías y procesos comunicativos de este tiempo.

b. La emergencia de otro sujeto

El sujeto en la modernidad se había constituido sobre un único centro, que era la posesión de la verdad por vía de la razón. Además, su identidad estaba fundada en el conocimiento interiorizado como sujeto de aprendizaje (de su unidad de conocimiento interno), que lo dotaba de autonomía, haciéndolo responsable de sí y por lo tanto pensable desde adentro hacia fuera.

Entra en crisis (transición) ese mundo real construido por el sujeto, ya que la base de una razón única, totalizante y verdadera sufre un replanteamiento, en cuanto desaparecen o son reorganizadas las instancias centrales de esa autorregulación y autoexpresión que hicieron esa unidad posible en la modernidad: el Estado, la vinculación laboral fija y a lo largo de la vida, la Iglesia, la familia nuclear de base patriarcal, generando en el sujeto una inestabilidad identitaria, en cuanto las identidades individuales entran en un flujo de múltiples referentes colectivos, encontrándose con interpretaciones variadas, en donde ya no hay ningún único centro de referencia y hay múltiples lugares para encontrar y buscar caminos. La imagen que mejor representa esto es la de una red sin centro y además en movimiento permanente9. Igualmente, el consumo de imágenes de lo digital coloca a las personas frente a nuevos lugares de experiencia y conocimiento, que desde su corporeidad ubican en la sensibilidad y en la emoción nuevos lugares de interacción, haciendo más complejo el entramado del encuentro a la vez que hace visible una forma de corporeidad que se organiza desde afuera hacia dentro, a diferencia del sujeto de la modernidad, que lo hacía desde dentro hacia fuera10. Estos elementos modifican el sujeto de aprendizaje, muy visible hoy en los cambios del soporte del conocimiento (el anterior fue el libro), en su forma de razón, en el tipo de identidad, produciendo una subjetividad en tránsito de las formas únicas y cerradas a las formas múltiples y abiertas. Esa descentración de la cultura escolar11, por los procesos en marcha en la sociedad (tecnológicos, comunicativos, corporales, cognitivos, institucionales) va a exigir una readecuación de los procesos escolares y, por lo tanto, de los pedagógicos. Es curioso ver cómo la discusión del tratado de libre comercio en la perspectiva de la organización mundial del comercio, en la transnacionalización del mercado educativo tiene un alto contenido de uso de tecnología informática para proyectos de educación a distancia, proceso que vehiculiza por este medio la conversión de la educación en un servicio.

Es en esa lógica de nuevo conocimiento y de una tecnología, que no puede separarse de las ló- gicas del mercado neoliberal, con su profundización de la exclusión social y de la construcción de nuevos grupos de desiguales desde el acceso a esos desarrollos tecnológicos generando los infopobres, donde el capitalismo globalizado ha intentado adecuar la escuela desde su visión y la refunda para ponerla a tono con las nuevas formas del conocimiento colocado a su servicio; pero ante todo, para que cumpla sus funciones en los nuevos requerimientos de la contrarreforma educativa en marcha, en donde la información, el conocimiento y la tecnología han pasado a convertirse en fuerza productiva directa construyendo procesos de producción que generan condiciones planetarias de competencia, productividad y explotación.

c. El camino de la despedagogización

La despedagogización se ha vehiculizado a través de la reformulación de procesos, proyectos y leyes, en el marco de tres generaciones de reformas educativas en los últimos 20 años:

a. Las leyes de la descentralización.

b. Las nuevas leyes de educación (122 en el mundo, 25 en América Latina).

c. La contrarreforma educativa.

La forma que toma esa despedagogización para la práctica docente es una línea de exigencias donde se reduce la pedagogía a los mínimos necesarios, más de corte didáctico de los que se pueda apropiar cualquier profesional con título universitario en un período de prueba de un año para poder ser nombrado “maestro en propiedad”.

Esa posición no es más que la punta del iceberg, la cual manifiesta en nuestra realidad la presencia de una corriente internacional del currículo de corte americano y que centra la profesión del docente en la “enseñabilidad”, en donde se supone que sólo se puede enseñar a quienes están en condiciones de aprender. Para ello, la base de la acción educativa es “la disciplina que se enseña”. La fuerza del contenido está en las “competencias y estándares”, que adquieren forma curricular universal y transversalizada.

En ese sentido, la pedagogía sería sólo las técnicas que hacen posible su instrumentación, visible en la competencia de desarrollar una clase y un programa en su área del saber administrando el tiempo y el espacio educativo. Por ello algunos afirman que estamos en una involución pedagógica, en cuanto es un retorno al instruccionismo instaurado en nuestro medio a finales de las décadas del 60 y 70 por muchos de los universitarios becados en la Universidad de Talahasse y que regresaron a nuestros países a dirigir las facultades de educación y a incidir en toda la política de formación de docentes de la época; que produjo en su tiempo un “currículo a prueba de maestros” y que en la respuesta crítica a él está uno de los orí- genes del movimiento pedagógico colombiano.

Debemos afirmar que no es un retorno sino es la configuración del campo de la enseñanza desde nuevos parámetros que se mueven en el currículo conservador americano de inicios del siglo XXI. Como podemos ver con la reflexión anterior, la mirada de la despedagogización es una de las concepciones que trae hoy la reconfiguración del campo de la pedagogía y es el camino por el que han optado los organismos multilaterales en lo internacional y han acogido los tecnoburócratas en los ámbitos nacionales como parte de la inserción en los procesos de la globalización capitalista y neoliberal en marcha.

Desde ahí nos encontramos frente a un currículo instrumental modelo siglo XXI, que se reduce a planes de estudio, y éstos, a su vez, a estándares y competencias, en el marco de una cultura única: ciencia, tecnología y sociedad (los CTS), como núcleos de un currículo internacional apalancado en las nuevas tecnologías de la comunicación y la información vistas como neutras, elementos que traen consigo también una reestructuración de todos los procesos de gestión que se dan al interior de la educación. Por ello, en este momento histórico, la pedagogía es un nuevo espacio social y profesional de lucha. La tentación es creer que la única salida es la manera como la está resolviendo el sector hegemó- nico, o sea, la despedagogización. Por ello, la otra tentación es la defensa de las pedagogías universales construidas desde los paradigmas de la modernidad (alemán, francés y sajón —en otros lugares también hablan del latinoamericano).

d. La desprofesionalización docente: otro maestro

La refundación de la escuela se desarrolla no sólo desde una idea de conocimiento y tecnología que guía su accionar, además le son colocados los criterios de la productividad neoliberal en su relación eficacia-eficiencia para determinar su rendimiento construyendo una idea de calidad muy afín al de la productividad industrial-financiera-tecnológica. Bajo estos principios se han orientado las leyes educativas de tercera generación o contrarreformas educativas. En nuestro mundo latinoamericano, la idea de calidad es trasladada obsesivamente por falta de análisis educativo específico directamente desde el mundo de la producción.

Por ello se busca una racionalización en la cual se aumentan horas de trabajo/aula y se aumentan el mínimo de niños y jóvenes atendidos por aula de clase (“metro cuadrado”). Esto, en la pura lógica productiva, termina por hacer un planteamiento de mejora de la calidad sin recursos adicionales para formación, actualización, laboratorios, material didáctico, tecnología, áreas recreativas, dando forma a un hacinamiento que hace imposible la calidad aún en los términos de los globalizadotes más progresistas. Por esta vía se termina en una racionalización de la profesión sin formación. La escuela es colocada en la más pura esfera del “rendimiento escolar”. Bajo esas características, y para que esto sea medible, se perfeccionan los instrumentos de evaluación centrados en el conocimiento disciplinar del alumno, realizando un segundo giro en el cual el énfasis del proceso escolar se va a colocar en el estudiante. Como consecuencia de esto y la crisis fiscal, desaparecen los procesos de formación docente.

Éste se convierte en un asalariado flexible, con salarios y rangos inferiores a las otras profesiones en la sociedad, produciendo un éxodo de los mejores maestros, que buscan mejores ingresos; y aquellos que permanecen se ven obligados a buscar otras entradas económicas en detrimento del tiempo necesario para realizar una escuela de calidad.

La reflexión pedagógica y el trabajo práctico de ella es reemplazada en muchos casos con la introducción de modernas tecnologías, las cuales colocadas como herramientas neutras y entregadas bajo una concepción totalmente instrumental, son usadas con la lógica de que generan procesos de autoaprendizaje y autoevaluación más eficientes, más rápidos, lo que permite menores costos que la formación docente tradicional, a la vez que sustituye diferentes actividades de la labor docente.

Estas “innovaciones tecnológicas” vienen acompañadas de un discurso en el cual la brecha cultural de los docentes de hoy estaría colocada en el manejo instrumental de esas herramientas, a las que le han sido entregadas parte de las funciones docentes del pasado. El profesor Perrenoud14 ha llamado a este proceso “desposesión simbólica”, en el cual el maestro en su desprofesionalización se convierte sólo en un operador de la enseñanza a través de las técnicas que debe manejar y que son simples. Para ello no necesita de concepción pedagógica.

Ese operar técnicamente hace que el papel de maestro deje de ser central al acto educativo, pasando a ser un insumo más del proceso de la enseñanza. En esta perspectiva, las organizaciones de los maestros se convierten en un obstáculo para el grupo hegemónico para realizar la actualización de la educación a los nuevos tiempos, en cuanto representa en sus concepciones un insumo, el del maestro, que aumentaría costos al proceso educativo en detrimento del dinero destinado a los niños. Igualmente, su discusión pedagógica (donde existen movimientos que la dan) significa una pérdida de tiempo, en cuanto se le sustrae a lo fundamental, que es la disciplina del saber específico.

Para esta mirada la función del maestro debe ser pensada externamente por personas que tengan claro el proyecto educativo y el docente debe recibir un adiestramiento en los diferentes procedimientos técnicos que garantizan la realización de su tarea hoy en día: estándares, competencia y evaluación.

Y como el maestro de esto sabe muy poco, su participación no es importante. Para esta visión significa pérdida de tiempo y discusiones bizantinas. Han logrado que la función del maestro se convierta en técnica operativa.

f. Reconfiguración crítica de la pedagogía

Es necesario salir de este dualismo (entre lo universal y la despedagogización), ponernos en camino y entrar a la discusión para comenzar a construir esa reconfiguración desde una mirada crítica, que a la vez que nos permita reconocer la crisis de los sistemas pedagógicos y de las formas universales de la pedagogía sistémica, nos posibilite iniciar su reconstitución desde formas y procesos alternativos, lo que significa abrirse al reconocimiento de una perspectiva metodológica plural, que como dice Olga Lucía Zuluaga, sin abandonar su campo, sea capaz de ir a esos otros campos configurados y en transformación para buscar y negociar sus conceptos y propuestas más allá de configuraciones paradigmáticas cerradas, y en esa disputa nos lleven a nuevas configuraciones del conocimiento y de su apropiación.

En la experiencia de la Expedición Pedagógica Nacional (de Colombia) ha ido emergiendo y haciéndose visible una reconfiguración en la cual la práctica pedagógica de los maestros se convierte en un campo reflexivo, dando paso por esta vía a la constitución de una política de la experiencia, donde emerge un maestro que se constituye en sujeto de saber desde su territorio, produciendo una re-territorialización de la pedagogía, en la cual la práctica social de ésta adquiere forma en el ejercicio concreto de la política del aula y de las prácticas pedagógicas del docente. Estos maestros tienen como particularidad el hacer visible la emergencia de esos saberes pedagógicos propios que se han liberado del aprisionamiento que les producían los paradigmas, los enfoques y los modelos universalistas, recomponiendo su práctica desde pedagogías no universales, muchas de ellas híbridas, en diálogo y confrontación con esos saberes constituidos, dando forma a las geopedagogías que tienen su explicación en la localización no sólo geográfica, sino categorial, que les da un carácter y una identidad a esas formas y prácticas locales de la pedagogía17. Igualmente, han abierto el camino al uso de nuevas tecnologías que son recontextualizadas desde su práctica, su contexto, su aula y su saber pedagógico. Este maestro constructor de geopedagogías rompe la concepción que lo colocaba como portador de saber, asumiéndose como productor que lee e incorpora la realización de sus prácticas como experiencia, realizando un acto de pensamiento y de saber sobre una práctica que le es propia, en cuanto profesional de la educación, instaurando la pedagogía como un territorio propio y amplio, en donde él produce su práctica, su saber, su experiencia con su comunidad, configurándose así como sujeto de poder y de saber, dando paso a procesos de sistematización y producción de saber con los cuales despierta socialmente el posicionamiento de éste en el campo de la pedagogía. Esto implica también un replanteamiento de los sistemas de formación de docentes, tanto en sus métodos como en los contenidos. Hoy, por la despedagogización y la desprofesionalización, la política de formación se convierte en un nuevo campo de lucha, ya que desde esta visión se ha venido transformando en un puro adiestramiento técnico para el funcionamiento instrumental, abandonando la reflexión de sentido y epistemoló- gica inherente a la pedagogía como un hecho social de saber. En ese sentido, tampoco es un retorno a la pedagogía como esencia, buscada en las formas universales de ella.

Esto significa también replantear los procesos investigativos instaurados en el campo de la pedagogía y la reestructuración del ejercicio intelectual de ella. Este maestro inicia la rebelión de sí mismo desde esa práctica que lo dota de una nueva subjetividad para constituir la rebelión del aula, desde la geopedagogía como lugar básico y central para la confrontación del proyecto educativo, cultural, social y político pedagógico en marcha, convirtiendo parte de su experiencia en una nueva forma de lo político-pedagógico en la sociedad actual e inaugurando las luchas de resistencia desde los bordes (nueva configuración de la escuela) contra la despedagogización y desprofesionalización propuesta por la organización central de las políticas educativas, vinculando en este proceso a las comunidades de saber y sociales del proceso educativo.

En muchos lugares, todavía en forma incipiente, las luchas contra la despedagogización y la desprofesionalización comienzan a tomar forma como una manera de resistir a las pretensiones de constituir a la educación y la pedagogía en el solo horizonte de la globalización capitalista y neoliberal, mostrando la importancia de no darle cabida a un pensamiento único en educación y por esta vía abrir camino a las otras educaciones de las otras globalizaciones.

Fuente: http://www.revistadocencia.cl/new/wp-content/pdf/20100731204923.pdf

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