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Cinco consideraciones para una malla curricular nacional

Mauricio Mora Rodríguez

A propósito de la nueva idea del MEN de estructurar una malla curricular estándar.

Después de los DBA la nueva apuesta del MEN es una malla curricular nacional que se articule con los estándares y sea una orientación para los profesores  del país, aunque por ahora es un proyecto en formación sí me gustaría desde aquí proponer unas consideraciones a los académicos encargados de estructurar este nuevo proyecto tan importante para el desarrollo de nuestras instituciones educativas.

Una crítica constante que recibe el ministerio es no incluir a los docentes en el diseño de sus políticas y programas, en el mejor de los casos terminan siendo objetos de socialización de decisiones ya tomadas.

1. Que en su elaboración participen docentes

Una crítica constante que recibe el ministerio es no incluir a los docentes, protagonistas del proceso educativo, en el diseño de sus políticas y programas, en el mejor de los casos terminan siendo objetos de socialización de decisiones ya tomadas; en Colombia tenemos excelentes docentes, con experiencias pedagógicas exitosas y con deseos de aportar al mejoramiento de la calidad, ellos podrían asesorar al equipo académico de las universidades ofreciendo la perspectiva del que ejecuta la malla curricular todos los días en sus salón de clases.

2. Debe responder a las necesidades educativas del país

Cosa bien difícil en un país tan diverso, el nuevo currículo tiene que tratar de reducir el centralismo a sus justas proporciones, pero además responder al reto que propone la coyuntura del posconflicto y la conformación del nuevo país que llegará después de la firma de la paz, parece simple preguntarse qué clase de colombianos queremos formar para las décadas siguientes, a esto debe responder las nuevas mallas curriculares. Las experiencias exitosas de otros países pueden ayudar, pero deben ser contextualizadas para que no queden en un simple ‘copie y pegue’

3. Debe conciliar la independencia y la necesidad de unidad

Para el ministerio es necesario que los colegios del país tengan un recorrido temático similar, desde la promulgación de los estándares es evidente esa intención, pero también es importante que los diseñadores de las mallas recuerden que la ley les da libertad a los colegios para diseñar sus propios currículos atendiendo a las particularidades que cada uno presenta, esta nueva propuesta debe conciliar estas dos contrapartes.

4. Debe estructurarse para una educación integral y no simplemente para mejorar las pruebas SABER

Lo que será muy difícil mientras sigan midiendo la calidad de los colegios mediante pruebas estandarizadas, ojalá el nuevo currículo no se limite a la necesidad de subir los ISCE ni por preocuparse para entrar en la OCDE, sino que busque una formación integral, más viva y representantiva.

5. Más diálogo con los maestros y menos exposición mediática

Un cambio como estos no se puede hacer de la noche a la mañana, este trabajo debe pensarse y realizarse con mucho tacto, sin dejarse llevar por la necesidad de presentar resultados; de la misma manera, al proceso de socialización con los docentes debe dársele un tiempo pertinente porque generalmente los primeros en saberlo son los medios de comunicación. Una correcta socialización de los documentos finales y sus fundamentaciones teóricas reducirán el impacto que estas medidas tendrán entre los maestros del país.

Fuente del articulo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/cinco-consideraciones-para-una-malla-curricular-nacional

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Necesitamos universidades así

Mauricio Mora Rodríguez

¿En qué pueden ayudar las universidades después de la firma del acuerdo con las FARC?

El 27 de julio del 2016 apareció en El Espectador una entrevista con Jairo Torres, rector de la universidad de Córdoba, quien está proponiendo un modelo para atender algunas necesidades de su departamento en el posconflicto. Es un plan conocido como “Plan Paz Córdoba”.

Es necesario que las universidades se sienten a pensar en cuáles de los seis puntos acordados en La Habana pueden ayudar, por ejemplo: ¿cómo hacer para promover la verdadera reinserción de los armados a la vida civil? ¿Cuál puede ser la forma para visibilizar a las víctimas?

No ha sido una idea espontánea. Según el rector Torres, se ha venido trabajando desde hace años en la investigación y visitas a las comunidades para lograr identificar las necesidades en las que la Universidad pueda aportar. Él nombra dos: seguridad alimentaria y erradicación del analfabetismo. Por estos días ha sido invitado a La Habana a socializar su proyecto.

Es admirable que en un lugar que ha sido tan golpeado por la violencia como el departamento de Córdoba, la Universidad haya querido hacerse un espacio como generadora de cambio social; su experiencia es un ejemplo de cómo la academia puede servir más efectivamente a las necesidades de las comunidades a las que se circunscribe.

Noticias como esta deberían ser un ejemplo para otros entes educativos, pero lamentablemente parece un caso aislado, como en casi todo lo que pasa en el país, la universidad pública en muchas regiones simplemente es sólo otra tajada del ponqué burocrático, otro lugar en donde se ponen cuotas y se hace visible el clientelismo y la corrupción.

Necesitamos que las universidades, sobre todo las de provincia, generen espacios de reflexión y análisis acerca de lo que puede ser su papel después de la firma del acuerdo con las FARC, que se sienten a pensar en cuáles de los seis puntos acordados en La Habana pueden ayudar, por ejemplo: ¿cómo hacer para promover la verdadera reinserción de los armados a la vida civil? ¿Cuál puede ser la forma para visibilizar a las víctimas?

Se necesita que la universidad piense, también, cómo puede generar un debate sano sobre la manera en la que se estuvieren llevando a cabo los distintos procesos acordados por las partes. También puede hacer mediación y veeduría acerca de la implementación de los acuerdos y fortalecer sus procesos de investigación en las comunidades para encontrar las necesidades y plantear las soluciones.

No hay que olvidar que es necesario el apoyo estatal para que estas ideas no se queden en el papel. Si el Gobierno Nacional busca la consolidación de la Paz, es de vital importancia que las universidades se encuentren fortalecidas, no habría ni que hablar de esto, pero sabemos cuál es la situación en la que se encuentran muchas de estas instituciones de educación superior y cómo en un gran número están casi desfinanciadas.

De manera que el país requiere mucho más del compromiso de sus universidades para poder hacer frente al nuevo orden nacional que se aproxima con la firma del acuerdo de La Habana y la incorporación de las FARC como partido político, así que con mucha razón dice el rector Torres: “El verdadero nombre de la Paz es educación”.

Adendo: ¿Hasta cuándo le dejaremos al omnipotente Icfes la potestad para decidir quiénes son ‘pilos’ y quiénes no? ¿Cómo puede una prueba tipo test decidir tantas cosas para el futuro de nuestros jóvenes?

Fuente del articulo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/necesitamos-universidades-asi

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¿Será el libro adecuado?

Mauricio Mora Rodriguez

¿Qué debe tener un buen texto narrativo para el plan lector?

Uno de los temas recurrentes en los colegios es el de la literatura sugerida o plan lector, creo que existe un consenso general acerca de la necesidad de que los chicos se relacionen con obras literarias, pero también está claro que muchas veces se eligen los libros con pocos criterios y pensando más en el profesor que en el estudiante, situación que puede ser contraproducente al deseo de motivar la lectura en los niños y jóvenes, por eso es importante que analicemos algunos conceptos que proponen los expertos en el tema literario para que como profesores y padres de familia podamos recomendar buenas lecturas y buenos autores a nuestros chicos.

Solo a medida que los maestros y padres le dediquen tiempo a leer, analizar y adentrarse en la literatura infantil y juvenil tendrán más oportunidades para mejorar las habilidades literarias de sus estudiantes e hijos.

Hay que empezar por los obvio: los jóvenes según su edad responden a distintas necesidades, según FUNDALECTURA1 por ejemplo el niño de seis años quiere conocer más acerca del universo que lo rodea y se siente atraído hacia los retos que adivinanzas y trabalenguas le proponen, el de diez u once empieza a curiosear sobre los cambios de su cuerpo, el de trece acerca de los conflictos que padecen los adolescentes mientras que el de quince puede apasionarse por las biografías o los temas políticos y sociales, de manera que responder a estas expectativas es importante para cautivar a los chicos y aquí volvemos a hablar de la pertinencia de ciertos clásicos en el salón de clase. (http://compartirpalabramaestra.org/columnas/sacar-don-quijote-del-salon)

Las narraciones son vitales porque nos han acompañado desde siempre, aunque ahora hay menos temas prohibidos para la literatura infantil y juvenil casi siempre se imponen los mismos: los sentimientos y emociones, la llegada de un hermano, el divorcio de los padres, un cambio abrupto de ambiente, la guerra, la migración, el desempleo entre otros y a pesar de que los temas sean reiterados, los buenos libros conmueven, divierten, tienen un marco y una trama creíbles y no se dedican a contar únicamente sino que intentan establecer vínculos con la vida del lector, los buenos libros tienen además una alta dosis de ironía y sarcasmo que despojan a las autoridades del carácter sagrado que muchas veces se les endilga. Un criterio fundamental para reconocer un buen libro es qué tanto se respeta al lector, es decir: ¿intenta el libro imponer un punto de vista específico? ¿Una enseñanza explícita? ¿Expone distintos puntos de vista sobre la problemática tratada de manera que el lector pueda contextualizar el libro con su cotidianidad?

Son muchos otros los factores que se consideran relevantes para escoger un buen texto narrativo: su lenguaje comunica con eficacia, recrea sonidos, texturas y sensaciones que puede percibir el lector, caracteriza correctamente a los personajes y al narrador;  una estructura narrativa coherente; un narrador que marca el paso del tiempo; unos personajes consistentes y concordantes con el contexto que se les ha asignado; unas ilustraciones que dan vida a los personajes y muestran sus vivencias y costumbres.

Solo a medida que los maestros y padres le dediquen tiempo a leer, analizar y adentrarse en la literatura infantil y juvenil tendrán más oportunidades para mejorar las habilidades literarias de sus estudiantes e hijos y de esa manera poder llevarlos de la mano hasta los clásicos y los grandes maestros que tantos buenos ratos nos han hecho disfrutar.

Adendo: Después de tantas décadas de sacrificios, estigmatización y en algunos casos persecución, es apenas lógico y natural que los profesores apoyen el Sí al plebiscito del dos de octubre.

Referencia

1. FUNDALECTURA Cómo reconocer los buenos libros para niños y jóvenes, Bogotá, 2009.

Fuente del articulo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/sera-el-libro-adecuado

Fuente de la imagen: https://compartirpalabramaestra.org/sites/default/files/styles/articulos/public/field/image/sera-el-libro-adecuado.jpg?itok=5NL

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Un plebiscito por la paz en nuestras escuelas

Mauricio Mora Rodríguez

Una gran idea para hacer de la paz el centro de la vida escolar.

La idea no es mía, la propone el profesor Miyer Pineda, nominado al premio Compartir 2015. Un convencido del poder de la escuela como espacio de renovación social que ha emprendido una cruzada silenciosa desde su humilde escuelita en el sector rural de Duitama, Cundinamarca, para incluir en las elecciones de gobierno escolar un plebiscito acerca del fin del conflicto armado en el país.

En su blog, el profesor Pineda explica su idea: no se trata de organizar la pregunta, realizar el plebiscito y ya; la propuesta contempla previamente unos elementos pedagógicos de reflexión en torno al papel que juegan la guerra y la paz en las vidas de los estudiantes, de modo que sean capaces de calcular la inutilidad de una y de imaginar las ventajas que traería la otra.

En la concepción del proyecto subyace la idea de que la escuela está en la obligación de formar jóvenes con criterio propio, responsables en torno a las decisiones que, como próximos ciudadanos, deben saber tomar y que allí se deben propiciar espacios pedagógicos para el conocimiento, análisis y protección de la vida y los derechos humanos.

Algo que me llama mucho la atención de la propuesta es que, si bien tiene como coyuntura las negociaciones de La Habana, va mucho más allá y con eso evita la absurda confrontación entre los “amigos” y “enemigos” de la paz que se da entre la clase política actual y que reproducen con gran aspaviento los medios de comunicación.

La pregunta sería la siguiente: ¿Está de acuerdo en ordenarle a todos los políticos, y a todos los frentes de violencia que tiene nuestro país, que cesen las hostilidades y los enfrentamientos, y se sienten a dialogar hasta que logren llegar a acuerdos que nos permitan vivir en paz? 

la propuesta contempla previamente unos elementos pedagógicos de reflexión en torno al papel que juegan la guerra y la paz en las vidas de los estudiantes.

El plebiscito escolar también está en plena concordancia con la ampliación de los cargos del gobierno escolar que ha venido aumentando en los últimos años: ahora los estudiantes no escogen solamente a sus representantes de salón y grado, y su personero; también al contralor y en algunos colegios ya están eligiendo cabildantes que, en teoría, permanecen en contacto con los concejales de la ciudad.

De esta forma, un plebiscito por la paz bien planeado y ejecutado entraría también a refrescar aún más el panorama de los mecanismos de participación estudiantil siempre tan necesarios en nuestras instituciones educativas

“La escuela no sirve de nada si no intentamos llevar el saber a la calle”, asegura el profesor Pineda, y con esto lanza el reto a los profesores del país para realizar en sus colegios este plebiscito como una manera de empoderar a los estudiantes de su derecho a informarse, a reflexionar en torno a la sociedad en la que viven, a su futuro próximo como ciudadano de este país.

La invitación no se queda ahí: sería interesante que en el Ministerio de Educación analizaran este planteamiento y ojalá se decidieran a implementarlo como una muestra más de la necesidad que el país tiene de conseguir soluciones dialogadas al conflicto.

Adendo: Siento una gran alegría por los rectores y los maestros nominados al premio Compartir 2016. Se merecen ese reconocimiento por la implementación y la reflexión constante acerca de su práctica pedagógica. Profesores como ustedes son los que necesitamos para ser una mejor sociedad.

Fuente del articulo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/un-plebiscito-por-la-paz-en-nuestras-escuelas

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Mejor veo la película

10 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Mauricio Mora Rodríguez

Un repaso a las bondades del cine como herramienta pedagógica.

Recuerdo que en mi colegio, el Inem Luis López de Mesa,  había un saloncito de proyecciones que parecía un cuarto de San Alejo: oscuro y estrecho, supongo que las películas se reproducían en Betamax o VHS, no creo haber estado más de dos veces en ese sitio y la única cinta que recuerdo haber visto ahí fue “la ciudad y los perros”; muchos de nuestros estudiantes ahora cuentan con televisores de 40 pulgadas provistos de internet, memorias, DVD´s, cables HDMI, y mil cosas más, en realidad son muy afortunados, aunque lo serían más si muchos de sus docentes fueran conscientes de las  bondades pedagógicas que tiene el cine.

El cine es una manera efectiva en la que los estudiantes construyen su conocimiento junto con el compañero que tienen al lado, pero también con los protagonistas, con los personajes, con sus símbolos.

No es un secreto que el cine es una herramienta usada sobre todo por  los profesores de ciencias sociales y literatura, pero además es totalmente transversal porque juega con la sensibilidad de estos ‘agentes audiovisuales’1 que son los jóvenes, consiguiendo mejoras en la capacidad de comprensión de los temas; el cine es el reflejo de la sociedad que aparece en la pantalla: películas como La ola (2008) o La clase (2008) muestran problemáticas constantes de los jóvenes como el consumo de alucinógenos, el fracaso escolar, la exclusión, entre otros; los docentes que usan el cine en medio de su quehacer pedagógico han entendido que por medio de la película se hace una exploración profunda hacia la cultura, los valores y las preocupaciones de cada persona, región y época como ocurre en Estación Central de Brasil (1998), sabemos, como docentes, que el aprendizaje se concreta a través del diálogo, el cine es una manera efectiva en la que los estudiantes construyen su conocimiento junto con el compañero que tienen al lado, pero también con los protagonistas, con los personajes, con sus símbolos.2

A pesar de todas estas ventajas, el cine en la escuela suele subutilizarse: hace parte de esas horas de ‘distracción’ con las que muchos docentes descansan de la rutina de la clase, la película suele aparecer de imprevisto, a veces son los mismos estudiantes los que la traen de manera que terminan viendo los mismos filmes que pueden ver hasta en un bus intermunicipal y el docente pierde la oportunidad de que ellos se abran hacia distintas historias, diferentes realidades, vidas inexploradas; con las películas me pasa lo de los libros: creo que los jóvenes quieren ver calidad, pero no encuentran a nadie que los guíe hacia ella. Una dificultad que veo constantemente es que  se les deja solos con la película y no hay una contextualización del profesor que permita entender lo que ocurre, tomo como ejemplos La lengua de las mariposas (1999) o La vida de los otros (2006) por otra parte creo que los docentes de humanidades no hacemos nada desestimando todas las versiones cinematográficas de la literatura propuesta, usemos algunas para ampliar el espectro de nuestros estudiantes acerca del libro.

Creo que el cine puede ser entretenimiento pero no ‘distracción’, no es necesario darle un cuestionario de 40 preguntas al estudiante para que esté pendiente de la película; el cine, al igual que el libro, es un placer que debería ser gratuito; guiado, pero gratuito.

Referencias

1. GARCÍA AMILBURU, María, Teoría y práctica del análisis pedagógico del cine, página 9.

2. OSORIO Angélica del Pilar, RODRÍGUEZ Víctor Manuel, Cine y pedagogía: reflexiones a propósito de la formación de maestros en Praxis & Saber – Vol. 1. Núm. 2 – Segundo Semestre 2010, página 74

Adendo: Apoyo total a los profesores de ASOINCA que han demostrado que se puede luchar dignamente por algo tan elemental como la buena prestación del servicio de salud a los docentes, ojalá FECODE también los acompañe.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/mejor-veo-la-pelicula

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La educación artística: ese accesorio

03 de mayo de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Mauricio Mora Rodríguez

La educación artística no puede seguir siendo una asignatura ‘de relleno’ en nuestras instituciones

No soy profesor de artes, al menos en el sentido ‘curricular’ de la palabra, pero me preocupa el concepto accesorio que el área de educación artística tiene en muchos de nuestros colegios y escuelas, en parte por una visión simplista de que, al igual que la filosofía, la enseñanza del arte no es medible en cuestión de pruebas SABER y por lo tanto no es importante,  permítaseme entonces, desde estos párrafos hacer un recuento de todas esas ventajas del arte:

El arte crea identidad: En una sociedad como la colombiana que necesita quererse a sí misma para sanar, la creación de un imaginario común, de una identidad nacional es más que importante y el arte es el instrumento ideal para conseguirlo, Macondo es un ejemplo claro de esto: es casi nuestro segundo nombre ante el mundo.

El arte denuncia: El arte nos enseña a hacer la denuncia social que a veces ni siquiera el periodismo ha sido capaz de publicar. La misión que se han impuesto algunos artistas es la misma de los profetas: denunciar los crímenes, los desaciertos y las locuras de las ideologías aún a costa del desprecio de quienes menean el incensario del dictador o presidente, aún a costa de exponer su prestigio y hasta su vida, remitámonos a casos como el del escritor José Eustasio Rivera y la pintora Débora Arango

En una sociedad como la colombiana que necesita quererse a sí misma para sanar, la creación de un imaginario común es más que importante y el arte es el instrumento ideal para conseguirlo

El arte redime: Borges decía que “La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí” y el arte nos ha regalado esa redención: la posibilidad de reformular nuestras tragedias, de sublimarlas, de poder verlas desde otra perspectiva; es lo que hace Edinson Quiñones, que fue raspachín y trabajó en un laboratorio de procesamiento de coca, a los trece años ya estaba en una correccional, ahora tiene 31 y exhibe obras como “Entre el polvo y la piel” donde una mujer desnuda es cubierta por encima de un vidrio con cocaína o “Trabajo con las uñas” es otra de las obras donde, con el fondo de un billete de 5000 unos hombres hechos de polvo trabajan como raspachines. Cuando le preguntan si para él el arte es un trabajo responde “es una terapia de vida”

El arte hace memoria: Doris Salcedo es tal vez la artista plástica de este país con mayores reconocimientos en el extranjero; con 58 años tiene un vasto recorrido en Europa y siempre le ha imprimido a sus obras su postura política e ideológica. Doris Salcedo tiene claro que la memoria es necesaria, lo sentencia en una frase: “El pasado es nuestro futuro próximo”, entre sus trabajos se destaca el de 2002 sobre esa herida abierta que es la toma del palacio de justicia en 1985 y se trataba de un armazón de sillas de la época de la tragedia que pendían de los nuevos muros del edificio, organizados de una manera caótica. “como en la guerra” remata la artista.

Es por esto y por muchas otras cosas que necesitamos una verdadera enseñanza a la vocación artística en nuestras instituciones: El arte que nos enseña a vivir esa colombianidad, el arte que exorciza esos demonios que van quedando del conflicto y que será memoria misma del remolino al que hemos sido arrastrados, el arte que seguirá denunciando las cosas que se hagan mal aun en tiempos de paz, el arte que nos iguala a todos, educarnos con base en el arte para que sean los libros, las pinturas, las esculturas las que cuenten de ahora en adelante la historia de este país.

Adendo 1: Bien ido el expresidente de FECODE Luis Grubbert, su gestión al frente del magisterio se caracterizó por ser ineficaz e inoportuna, los maestros merecemos una mejor representación

Adendo 2: Preocupa muchísimo el estado de interinidad en que quedó la salud del magisterio colombiano, se hace urgente que el nuevo proceso se agilice y que sea efectivo.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-educacion-artistica-ese-accesorio

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La lectura literaria libre

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Mauricio Mora Rodríguez

¿Por qué no dejar que los estudiantes escojan los libros que quieran leer?

Uno de los problemas con los que me he encontrado, como profesor de literatura, es la necesidad de ‘imponer’ un libro. Ya en otro texto (“Sacar a Don Quijote del salón”) había hablado sobre el tratamiento que se da a los clásicos en la mayoría de los salones de clase. Ahora quisiera, desde mi experiencia, referirme a la alternativa siempre interesante de la ‘literatura libre’.

Dejar de proponer (léase ‘imponer’) un libro y permitir que sea el mismo estudiante quien lo escoja, es una bella muestra de confianza por parte del docente y así lo entienden los jóvenes. Por eso creo que es una experiencia que preferiblemente dará resultado si se hace con grupos que el profesor haya tenido algún proceso.

Es importante que el profesor no deje solos a sus estudiantes en la escogencia de la obra: la motivación es importante, el docente puede reseñar varios buenos libros o visitar con sus estudiantes una biblioteca o una librería para que ellos puedan repasar los estantes e identificarse con algunos libros o autores, puede aprovechar para aclarar el concepto de literatura y diferenciarlo de la superación personal y otras clases de libros; también podría advertir acerca de los inconvenientes del consumo de literatura “light”, de todos modos respetará la elección de los estudiantes. Algo que creo pertinente es llevar un registro de los libros escogidos, acaso para consultar sobre ellos en sus tiempos libres o solamente para estar enterado de lo que ellos leen.

A partir de la elección el docente puede escoger de qué manera va a conseguir que los estudiantes transmitan aquellas emociones y pensamientos que los libros despiertan en ellos, una forma es pedirles que escriban semanalmente acerca de lo que han leído y cómo lo relacionan con su vida diaria, con otro libro que hayan leído o con una película; en algunas ocasiones pueden hacer hora de lectura, reflexión y escritura en medio de la clase o que en parejas los estudiantes intercambien pareceres sobre los textos que están leyendo de manera que se enriquezcan unas historias con otras.

En este punto es comprensible que muchos docentes tengan algunas dudas frente a la efectividad de este sistema; algunos me han preguntado cómo hago para saber que el libro que están leyendo los estudiantes no lo conocían antes, mi respuesta es que no tengo ningún problema con que los estudiantes relean un texto, el éxito no se mide en la cantidad de libros que lean sino en el impacto que producen en ellos, además ya lo dijo Borges: “para un mismo lector el mismo libro cambia, cabe agregar, ya que cambiamos, ya que somos … el río de Heráclito, quien dijo que el hombre de ayer no es el hombre de hoy y el de hoy no será el de mañana”

Otra cuestión, incluso planteada por los mismos estudiantes, es cómo evaluar un libro que el docente no ha leído como si en cada bitácora y en cada lectura de ellas frente a la clase los estudiantes no estuvieran siendo evaluados, cosas como estas ocurren porque tenemos demasiado cerrado el concepto de ‘evaluación’ muchos de mis estudiantes se alcanzaron a preocupar porque no les hice una ‘evaluación final’ del libro.

¿Fracasa el experimento porque un estudiante se cansó de su libro en la mitad o porque no lo terminó? No, se acogen a los derechos del lector que Daniel Pennac acuñó tan brillantemente, de todos modos el proceso de buscar, encontrar y desilusionarnos nos ha ocurrido a todos los que hemos tratado de acercarnos al bello ejercicio de leer.

Dejar de proponer (léase ‘imponer’) un libro y dejar que sea el mismo estudiante el que lo escoja es una bella muestra de confianza por parte del docente y así lo entienden los jóvenes.

La literatura libre es una gran alternativa, que aunque requiere un poco más de dedicación del docente,  es ampliamente satisfactoria porque se encamina a formar lectores independientes, curiosos y maduros.

Adendo: Muy mal el MEN aumentando a 70 el puntaje mínimo para el examen de ingreso a la carrera docente, considerando que es la única eliminatoria y que un examen escrito no puede reflejar la idoneidad de un docente.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-lectura-literaria-libre

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