Page 1103 of 6178
1 1.101 1.102 1.103 1.104 1.105 6.178

Perú: Con las hierbas de las abuelas nos cuidamos del Covid-19

Con las hierbas de las abuelas nos cuidamos del Covid-19

Son las 5 a.m. El día aún está fresco y es hora de iniciar la rutina de cada sábado. Las botas, la gorra, la mascarilla, el machete, la soguilla. Caminar al puerto, persignarse al subir al bote. Mirar el cielo iluminado por el sol que tiñe todo de dorado. Es hora de oír al bosque.

Desde hace 4 meses, cada sábado, Marisela Vargas, la lideresa de ARDISEP y responsable de la casa de sanación de Sepahua sale por la madrugada a conseguir las plantas con las que prepara los brebajes, infusiones y vapores con los que trata a los pacientes que muestran posibles síntomas de la Covid 19.

Nuestra labor continúa, no ha parado nunca. Desde hace meses venimos haciendo esto por nuestra gente…” nos explicaCon más de 500 atenciones desde la apertura del centro, la pericia de Marisela y Lisset Vergaray, su compañera y también artesana de ARDISEP, viene en aumento. “La gente confía en nosotras, no podemos fallarles. Nuestros vecinos vienen a buscar apoyo… menos mal que el Doctor Luis Adauto (responsable del Centro de Salud de Sepahua) y el Alcalde nos apoyan con lo que pueden, pero es un trabajo duro”.

Marisela es Machiguenga y vive en Sepahua, centro del mundo Yine, desde hace muchos años. “Nosotras las mujeres artesanas de ARDISEP nos hemos esforzado por tener nuestra cultura como valor, como capital para salir adelante. Con la pandemia, estamos usando nuestra cultura para defendernos de este mal invisible”. La labor de Marisela y ARDISEP es totalmente voluntaria.

abuelas, hierbas, yuyos, bosque, COVID-, saberes ancestrales, enfermedad, plantas, etnobotánica

La receta de Marisela se basa en el uso de la mucura, una hierba que crece en el bosque y en algunos jardines de la ciudad de Sepahua. “Cuando esta enfermedad ha venido, hemos recordado lo que mi abuela me ha enseñado. Así vamos nosotros a curarnos, a protegernos. El bosque nos va a ayudar a curarnos

Y es que el bosque no es solo como los foráneos lo vemos. No es solo un montón de árboles y plantas creciendo juntos. El bosque tiene vida y, a los ojos de los indígenas, es la fuente de sanación y vida que todos necesitamos.

Cuando voy al bosque, tempranito, voy a buscar a mis plantas. Y se les pide al bosque con respeto. No es ir con el machete nomás a cortar y traer. Cuando vemos una planta o un árbol que necesitamos para curarnos hay que pedirle con respeto. Que nos de su curación, que nos de su vida, que nos sane. Al bosque hay que mirarlo con respeto y con cariño”.

Desde el bote, Marisela señala a la “Sirenita del Río” que con sus flores rosadas y blancas acompaña a los viajeros adornando las riberas. Recoge con respeto sus flores, pide su permiso para cortar una raíz. “Si no se pide permiso no es lo mismo. Le estamos pidiendo a la madre de la planta que nos cure. No vas a cortarla nomás.

Al caminar por la trocha, machete en mano, alcanza a ver las flores del ajosacha y mientras las recoge con cariño mira un imponente Ubos negro. “Esa corteza es muy buena, mis pacientes van a sanar con eso…” La jornada avanza y al ajosacha y al ubos, se unen la sangre de grado, la huayusa, el matico, la bobinzana y varias plantas más que forman parte de su arsenal curativo. No te olvides del mediquito ajosacha, ni de la abuela ayahuma, sino, se va a resentir. El jergónsacha también, no te vayas a olvidar. Hay que hacerle caso a la jefa.

Las plantas no pueden ser usadas así nomás, a la planta se le conoce, se le respeta y hay que saber prepararla. Así cualquiera nomás no puede usarlas…” Marisela y su grupo, como otros grupos de medicina intercultural y alternativa, está usando el conocimiento que durante miles de años se ha ido acumulando y pasando de generación en generación, hasta nuestros días.

abuelas, hierbas, yuyos, bosque, COVID-, saberes ancestrales, enfermedad, plantas, etnobotánica

Un elevado número de medicamentos modernos vienen de las plantas y algunos de los más promisorios para tratar el cáncer y otras terribles enfermedades fueron identificados por mujeres como Marisela. “Nosotras no somos mezquinas, hay que compartir para el bien de todos, pero hay que cuidar nuestro bosque. Ese es nuestra farmacia.

Parte del sueño de Marisela y de ARDISEP es que se cree un área protegida en la parte alta de la cuenca del Sepahua. “Nosotras estamos preocupadas. Ya están viniendo a invadir esas tierras, a contaminar el río, a destruir el bosque. De dónde vamos entonces a sacar nuestras plantas…”, nos dice preocupada. La propuesta para crear una Concesión para Conservación en Sepahua espera superar las trabas que todo proceso enfrenta, sobre todo cuando intereses de terceros, vinculados al tráfico de tierras y al narcotráfico, están ya presentes.

El Alcalde nos está apoyando y las autoridades de la comunidad estamos todos de acuerdo con que se cree esa protección para nuestro río y nuestro bosque.”  La organización Andes Amazon Fund y la Asociación ProPurús están activamente trabajando para lograr la creación de esta concesión, sin embargo, el proceso es largo y enfrenta retos complejos.

Marisela y Lisset han vuelto al centro de sanación. Ordenan sus plantas, alistan sus preparados. Mañana desde las 7 u 8, estará llegando la gente. A pesar del viaje y la fatiga de más de 150 días trabajando, Marisela sigue con la misma energía, con la misma entrega. “Así somos nosotras, mujeres indígenas. Cuando hay que trabajar y apoyar, nosotras tenemos que dar el ejemplo”.

Mientras acababa de escribir estas líneas pensaba en la competencia comercial por la vacuna contra el COVID y las fortunas que se amasarán con ellas. Pensaba en Marisela, en las mujeres y hombres indígenas que solo nos piden respeto al bosque, respeto a sus derechos como ciudadanos, respeto a su hogar. Solo eso nos piden para compartirnos su riqueza. Esas son las enseñanzas de las abuelas, de las madres indígenas, de las mujeres del bosque. Quizá un día aprendamos la lección.

Ecoportal.net

Fuente: Lima Gris

Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/covid-19/hierbas-abuelas-covid-19/

Comparte este contenido:

Colombia: El abuso del plástico, otro efecto colateral de la pandemia

El abuso del plástico, otro efecto colateral de la pandemia

Cuando Diana Bermúdez se enteró que tenía coronavirus se encerró en su habitación. Dejó del otro lado de la puerta a sus dos hijas de uno y cinco años, a su esposo y a su mamá, una señora de la tercera edad. Durante casi un mes barrió y trapeó su habitación a diario, lavó los platos en el baño del cuarto y se encargó de desechar meticulosamente cada papel higiénico o tapabocas usado. La basura que fue acumulando, por órdenes de la administración del conjunto no podía llevarse al shut para evitar contagiar a otros vecinos. “Estuve durante 10 días con mi basura en el balcón hasta que una empresa de aseo en Bogotá me explicó cómo deshacerme de los residuos”, cuenta.

Como Diana, cientos de personas en el mundo desconocen los procedimientos correctos para eliminar la basura que dejan los días de pandemia. Si se tiran a la calle los guantes y las mascarillas pueden terminar en alcantarillas y luego en el mar. Y una vez que entran en el agua representan una amenaza para la vida marina. De hecho, varios estudios han logrado corroborar que el plástico se llena de algas y bacterias cuando lleva el suficiente tiempo debajo del agua y así representa peligro para las tortugas, pues lo confunden con alimento. En Hong Kong, por ejemplo, 70 tapabocas fueron encontrados en un tramo de menos de 100 metros por el grupo de conservacionistas OceansAsia, en una playa de la isla Soko.

En siete meses de pandemia los guantes, las toallitas desinfectantes, los frascos y los tapabocas han contribuido al crecimiento de consumo de plástico de un solo uso. La Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA) estimó que el crecimiento de este material contaminante pudo haber aumentado entre un 250 y 300 % en Estados Unidos con la llegada del coronavirus. Según el pronóstico de Grand View Research, el mercado global de máscaras desechables creció de $800 millones en 2019 a $166 mil millones en lo que va de 2020. Además de un incremento del 20 al 25 % en su utilización para los próximos dos años.

El plástico se ha convertido en un material imprescindible para los equipos de protección individual (EPI) tanto del personal sanitario como de las personas contagiadas. Las mascarillas que utilizan en los hospitales, llamadas FPP, están elaboradas de un elemento filtrante constituido por fibras plásticas que se encargan de retener los virus. Los tapabocas, los guantes, las batas impermeables, las gafas, las viseras y los protectores faciales también son otros EPI, que forman parte de ese equipo de protección. El uso de elementos plásticos en las clínicas no se reduce a estas herramientas. Están, además, en piezas para equipos médicos, como respiradores, ventiladores, jeringas, tubos médicos y las bolsas de sangre.

En Austria, expertos calcularon cuántas toneladas de residuos hospitalarios se habían recolectado en abril, el mes más crítico de la pandemia en este país. En un solo mes se produjeron 185 toneladas, sin contar las recolectados en hogares geriátricos. En España, el Ministerio de Sanidad aseguró que en Madrid y Cataluña, las dos regiones más afectadas por el virus, los residuos sanitarios aumentaron un 300 y 350 %, respectivamente. Y en México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales estimó que los pacientes contagiados han generado 350 toneladas de residuos biológicos infecciosos. Cada enfermo de coronavirus produce al día de 2 a 2,2 kilos de residuos considerados como peligrosos.

Antes de la pandemia, solo un 15 % de los residuos hospitalarios se consideraban peligrosos: un 10 % por su carga infecciosa y un 5 % por sus componentes químicos, según la OMS. Y aunque haya protocolos establecidos para garantizar su eliminación correcta, existen algunos de ellos que no se pueden reciclar, como es el caso de los tapabocas que están hechos de tela no tejida de polipropileno, un material que se produce a partir del etileno, un compuesto derivado del petróleo o del gas natural que hace imposible su reutilización. Cada tapabocas tiene una vida útil de máximo ocho horas y tarda cerca de 450 años en descomponerse.

“En términos prácticos, incluso las mascarillas que no están contaminadas son imposibles de reciclar, ya que están hechas de múltiples capas y tipos de plásticos que tendrían que ser separados. Las instalaciones de reciclaje simplemente no están equipadas para manejar estos artículos”, señaló a la BBC George Leonard, director científico del Ocean Conservancy. El 12 de marzo, seis días después de que se confirmara el primer caso de coronavirus en el país, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) publicó algunas recomendaciones básicas para asegurar la eliminación correcta de estos elementos.

Aseguró que es indispensable que luego de cumplir con el tiempo prudente de uso, el tapabocas se debe retirar sin tocar la parte frontal y posteriormente se tiene que desechar en una bolsa de basura marcada con un indicativo especial. La Secretaría de Salud de Bogotá, por su parte, recomienda desinfectar los elementos con alcohol o cloro y luego destruirlos con tijeras para evitar que puedan ser reutilizados por otras personas. El Ministerio de Salud agrega a las recomendaciones, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca a la hora de retirarlo de la cara y finalmente lavarse las manos con un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón después del uso.

En Colombia aún no son exactas las cifras de desechos que se han generado por la pandemia. Pese a que Acoplásticos reporta el incremento de hasta 50 veces más del consumo de elementos como guantes, tapabocas y batas, para Diego Guzmán, CEO de Ática, una de las mayores empresas de residuos industriales del país, en estos meses se ha registrado una reducción, quizá porque las personas no conocen su correcto desecho y terminan botándolos en la basura normal. También los servicios de estéticas, odontológicos y otras consultas no se han realizado. “Los residuos peligrosos se han reducido entre marzo y julio un 14 %, pese a que las salas de urgencia del país están atiborradas”, añade.

Los residuos hospitalarios se dividen en tres categorías. Los biosanitarios, que son los tapabocas, jeringas usadas, bolsas de suero; los químicos, y los anatomopatológicos, que son los residuos patológicos humanos, como biopsias, tejidos, órganos y partes corporales. La OMS explica que la manera más eficaz de desecharlos es por medio de las quemas térmicas o incineración. “En el caso de la incineración, se pueden liberar a la atmósfera agentes contaminantes, así como cenizas residuales. En el caso de que los productos quemados tengan cloro, liberan dioxinas y furanos, sustancias cancerígenas. Y de contener componentes metálicos provocan la dispersión de metales tóxicos”.

En Colombia el Ministerio de Ambiente avaló en 2002 la incineración de algunos materiales y Ática las realiza desde 2004. “El gobierno tiene una legislación muy estricta que controla las emisiones y cada horno debe tener un monitoreo en el que cada cinco minutos registre vapores y humos procedentes de la incineración. Dos veces al año hacen un control isocinético y, en la chimenea ponen una máquina para verificar qué gases se están emitiendo. Además, están realizando visitas sorpresa para ver cómo está el funcionamiento”, dice Guzmán. Pese a que el plástico ha sido fundamental para mitigar los riesgos de contagio es enorme el impacto ambiental que genera.

La pandemia aumentó también el consumo de otros plásticos desechables como bolsas, botellas y recipientes para domicilios, muchos de ellos, según la OMS, “terminan en vertederos y si no están bien constituidos pueden contaminar el agua”. Con las medidas de reapertura económica puestas en marcha en otros países, como los separadores de acrílico entre las mesas de los restaurantes o en los puestos de entrenamientos en los gimnasios, la problemática crece. A la organización ambiental Greenpeace le preocupa el incremento del uso de este material que tardará en degradarse más de 100 años y con el tiempo hará parte de las 13 millones de toneladas de plástico que, según la ONU, ya reposan en el mar.

El Espectador

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/07/colombia-el-abuso-del-plastico-otro-efecto-colateral-de-la-pandemia/

 

Comparte este contenido:

España: La vuelta al cole: ¿estamos todavía a tiempo de evitar el naufragio?

La vuelta al cole: ¿estamos todavía a tiempo de evitar el naufragio?

Empieza un curso escolar, nuevo en muchos sentidos. No es nueva, sin embargo, la carga de incertidumbre, inquietud y preocupación, aunque este año sea más pesada de lo habitual.

Desde hace mucho, sistemáticamente el gobierno autonómico (los pesoístas, primero y los peperos y Cía., después), cada nuevo curso, ha venido proporcionando a profesorado, equipos directivos y familias y alumnado una buena ración de incertidumbres: supresiones planificadas y sorpresivas de grupos y puestos docentes, reajustes de ratios, siempre ilegales y siempre por encima de lo aconsejable desde el punto de vista educativo, asignaciones económicas insuficientes, plantillas y cupos siempre calculados a la baja, escasez de plazas escolares públicas en algunas zonas, la pesadilla de la escolarización de 0 a 3 años, la falta de personal laboral para atender tareas administrativas y de limpieza, las contratas en los comedores escolares, la ausencia de monitoras y un largo etcétera. Todo ello ha venido teniendo diversas justificaciones que, no obstante, remiten siempre a la misma realidad: el gasto en materia educativa siempre es escaso y descendente desde hace décadas en Andalucía. Para ello, cada año se recurre a malabarismos estadísticos en los presupuestos, que maquillen el estado de asfixia de la educación pública y borren las huellas del desastre. Y mientras esto sucede en la educación pública, la privada concertada, sostenida igualmente con fondos públicos,  recibe el dinero con largueza, mientras se consiente una segunda  fuente de financiación, a cargo de las familias, y se abren sin cesar unidades basándose en una supuesta demanda social y en el inexistente “derecho de los padres”, no a la elección de centro, sino a que dicha elección sea financiada con fondos públicos.

Pues bien, en este estado de cosas, y con un firme defensor de la enseñanza privada al frente de la educación andaluza, llegó el COVID-19.

El curso pasado se terminó como se pudo. Y si el naufragio no fue total se debió en exclusiva a la voluntad, el trabajo y el esfuerzo de miles de docentes que cada día, confinadxs en sus casas, atendieron a su alumnado sin horarios, sin descanso y con un nivel de desgaste emocional y físico importante, haciendo frente a situaciones imprevistas con sus propios medios y sin apoyo alguno de la administración educativa. Su labor ni siquiera ha tenido reconocimiento social. Nadie ha aplaudido al profesorado, sobre el que incluso se extendió a final de curso la sospecha de que tal vez estaba en su casa tan a gusto, sin tener que lidiar con el alumnado de forma presencial.

A finales de junio, la Consejería de Salud y Familias publicó unas “Medidas preventivas de salud pública” para Andalucía. (Orden de 19 de junio de 2020). En dicha orden, se dedica media pagina a las medidas en el ámbito de la enseñanza no universitaria, tras haber establecido profusamente medidas para el turismo, la celebración de bodas y funerales y los espectáculos taurinos. Lo primero, es antes. En ellas se establece que el retorno a la actividad docente para el curso 2020-21 “se regirá por las condiciones sanitarias vigentes a comienzo de curso”. Lo digo por si alguien alude a esta orden como un instrumento de prevención.

Y así, llegamos al Acuerdo del Consejo de Gobierno, de 28 de agosto de 2020, por el que Juanma Moreno y amigos dicen que “se toma conocimiento de las medidas de prevención, protección, vigilancia y promoción de la salud ante casos de COVID-19 en centros y servicios educativos docentes no universitarios de Andalucía”, seguido de una circular de 3 de septiembre, “relativa a medidas de flexibilización curricular y organizativas para el curso escolar. 2010-21”.

En esta circular, el término “flexibilización” se utiliza como es habitual, es decir, para encubrir la ley del sálvese quien pueda y la pretensión de paliar los estragos de la crisis sanitaria en educación a “coste cero”, expresión también muy grata a la administración educativa pesoísta desde la crisis del 2008. Por supuesto, nadie, ni antes ni ahora, valora el alto coste que tiene para la educación pública el llamado “coste cero”.

Estos días, se me pasan por la cabeza insistentemente dos pensamientos y una pregunta. Uno: no puedo dejar de pensar con alivio que a mediados de mes no tendré que entrar en un aula en estas condiciones. Toda mi empatía y solidaridad con quienes sí deben hacerlo. Dos: esta “nueva normalidad” en la enseñanza pública puede suponer un paso decidido – en paralelo a lo que puede ocurrir en sanidad con la atención primaria- hacia una enseñanza semipresencial. Es decir, la administración educativa, aprovechando la coyuntura de una emergencia sanitaria (no entro aquí a valorar cómo se ha gestionado esta crisis) quizás intente derivar una parte de esta enseñanza a la semipresencialidad, lo que significaría una reducción drástica de gasto en la infraestructura escolar ( materiales, agua, electricidad, equipos informáticos, personal de limpieza, transporte escolar…), una flexibilización y reducción de la plantilla docente, por la vía de las habilitaciones y la reagrupación del currículo en ámbitos, y un deterioro aún mayor de la calidad de la enseñanza.

Y una pregunta: ¿estamos todavía a tiempo de evitar el naufragio?

Todo dependerá de si profesorado, alumnado, familias, personal no docente y la sociedad andaluza en general, todxs cuantos construimos y defendemos una educación pública de calidad, inclusiva, crítica, en igualdad y enraizada en su entorno, trabajamos para convertir esta coyuntura en una oportunidad transformadora, demostrando así de camino que hemos aprendido algo de la experiencia vivida en los meses pasados. Todo dependerá, en definitiva, de si somos capaces de construir, de una vez por todas, comunidad educativa. ¿Cómo lograrlo en estas circunstancias?

Para construir comunidad educativa, es necesario que todos los agentes, profesorado, familias, alumnado y personal de administración y servicios, se incorporen al proceso de reflexión para encontrar y asumir entre todos y todas las soluciones. Ello no implica, desde luego, que se exonere a la administración educativa de sus responsabilidades, que las tiene y aún sigue sin asumirlas, dando muestra de un nivel de irresponsabilidad y falta de planificación que, según se desarrolle el curso, puede rayar incluso lo delictivo.

En esta coyuntura, llevar a cabo reuniones en cada centro educativo es importante. Pero hablo, no de reuniones para comunicar a profesorado y familias las instrucciones de funcionamiento y las decisiones sobre la organización del curso. Hablo de reuniones en las que, tomando en cuenta las condiciones físicas, socioeconómicas y educativas de cada centro, se  tomen decisiones y se adopten medidas.

Camino habría andado si se hubieran evaluado, centro a centro, los resultados académicos y los problemas y dificultades a las que se ha debido hacer frente durante el confinamiento. Ese debería haber sido el punto de partida.

En primer lugar, resulta increíble e inaceptable que se ningunee a un alumnado que sobrepasa el millón en Andalucía, sin contar la educación infantil, que no se le tenga en cuenta en las decisiones de calado que se están tomando sobre su trabajo, su tiempo y su futuro. No es de extrañar en una sociedad adultocéntrica como la nuestra y tan poco democrática y participativa, en la que de igual manera se ningunea al profesorado y a las familias. Esto da idea también de lo irrelevante de las medidas adoptadas hasta ahora por la Consejería. Prácticamente no existe, con ese volumen de alumnado, una familia en toda Andalucía que no tenga contacto con una criatura en edad escolar, lo que debería dar escalofríos a la hora de pensar en la seguridad sanitaria.

En segundo lugar, para establecer distancia, única medida que, hoy por hoy sabemos que frena los contagios – y no solo el uso de mascarilla, como pretende hacernos creer, de forma irresponsable y hasta criminal, el presidente de la Junta de Andalucía-, hay que reducir drásticamente las ratios y para ello no basta con ciertas clases no presenciales y con la reagrupación de asignaturas: se necesita profesorado. No es de extrañar, por tanto, que el profesorado esté organizando movilizaciones que incluyen la huelga. Estas acciones, además de un derecho, en estos momentos representan un intento de velar por la salud y la seguridad de ese millón largo de escolares andaluces cuya salud nos atañe y nos puede afectar a todos y todas.

Además, la enseñanza semipresencial y la organización de grupos debería hacerse en función de la experiencia del confinamiento y asegurando que las familias, todas las familias, cuenten no solo con los medios técnicos y tecniológicos adecuados, sino con los instrumentos para la conciliación familiar.

En tercer lugar, aunque no menos importante, la metodología para el proceso de enseñanza-aprendizaje no puede permanecer inalterada. No valen las clases magistrales, hace mucho de hecho que no valen, pero ahora ante un ordenador, todavía menos. No valen, no deberían valer, las páginas de ejercicios, ahora consultadas en una pantalla y no en un libro de papel o en la pizarra digital. No valen los exámenes de siempre con la tecnología de ahora. Es necesario caminar hacia una metodología más activa y participativa, que asegure la reciprocidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Y no puedo olvidar, porque creo firmemente en ello, que nada puede ni debe sustituir la presencialidad en la enseñanza. El contacto entre el alumnado y de este con el profesorado es fundamental a la hora de lograr que el proceso de aprendizaje sea una experiencia vital y no un elemento utilitario y finalista, destinado a promocionar de curso o nivel educativo.

En lugar de esto, lo que el profesorado está encontrando en los primeros contactos con sus centros es mucha cinta en el suelo, litros de gel hidroalcohólico, indicaciones sobre las puertas de entrada y salida de los edificios e invitaciones, más o menos veladas, a tener preparados los materiales para las clases virtuales. Eso sí, la mayoría de las veces, a través de plataformas privadas, que están consiguiendo con ello hacer negocios millonarios. Parece que, en el fondo, lo que se está escenificando es un amago de normalidad para, al poco tiempo, volver a la situación del confinamiento y, si esto ocurriera, presentar al profesorado como el único responsable de tal situación.

Por todo ello, es más urgente que nunca dar respuesta de forma conjunta, como comunidad educativa, a la situación actual, desde el momento mismo de las movilizaciones. Así, no solo estaríamos en condiciones de evitar el naufragio, en términos educativos y sanitarios, sino que lo aprendido en el proceso nos brindaría la oportunidad de construir una normalidad transformada y transformadora. Frente al sálvese quien pueda, el trabajo cooperativo y solidario. Merece la pena intentarlo.

Fuente: Portal de Andalucía (portaldeandalucia.org)

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/la-vuelta-al-cole-estamos-todavia-a-tiempo-de-evitar-el-naufragio/

Comparte este contenido:

Ecuador: En Arajuno, provincia de Pastaza, los estudiantes regresarán a las aulas de clases una vez por semana

En Arajuno, provincia de Pastaza, los estudiantes regresarán a las aulas de clases una vez por semana

Los estudiantes del cantón Arajuno, provincia de Pastaza, iniciarán el retorno a clases presenciales de manera progresiva, desde el 15 de septiembre. Primero será un día por semana, según resolvió el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal que se reunió el jueves.

Allí, además, se resolvió cambiar de semáforo sanitario amarillo a verde.

Las clases presenciales se suspendieron este año por la pandemia del coronavirus y en remplazo de ello se desarrollan jornadas virtuales.

El alcalde de Arajuno, César Grefa, comentó que los padres de familia de las comunidades del interior waoranis, kichwas y shuar, respaldaron que los estudiantes regresen a clases en los planteles educativos de manera presencial un día por semana según un cronograma establecido para evitar aglomeraciones.

El personero lamentó que en las comunidades haya falta de tecnología, como son celulares, computadoras e internet. Eso, sostuvo el funcionario, hizo que se analice la situación y se permita el regreso a las aulas, medida que será puesta en conocimiento de los COE a nivel nacional y provincial.

Comentó que también se analizó que la curva de contagiados de COVID-19 en Arajuno está a la baja (de los 1 997 casos confirmados en Pastaza en Arajuno hay 106 de acuerdo con el registro publicado el jueves anterior).

Informó que la decisión permitirá la reactivación económica del cantón y señaló que ante la terminación del estado de excepción se tramita la ordenanza para controlar la venta de bebidas alcohólicas, apertura de locales comerciales y otros aspectos que eviten aglomeraciones de personas. Grefa adelantó que al no haber muchos vehículos en Arajuno la circulación de autos será con normalidad, sin restricciones.

Patricio Vargas, director distrital de Educación, recordó que hay planteles educativos en comunidades de difícil acceso y sin conectividad, ante lo cual los padres de familia han pedido el retorno de clases de manera progresiva y voluntaria, que es lo que se ha analizado con el debido acompañamiento. (I)

Fuente de la Información: https://www.eluniverso.com/noticias/2020/09/12/nota/7973887/arajuno-estudiantes-regresaran-aulas-clases-vez-semana

 

 

 

 

 

 

Comparte este contenido:

Japón: To Honor the Victims of Hiroshima and Nagasaki 75 Years on, We Must Lay Down Our Nuclear Weapons

To Honor the Victims of Hiroshima and Nagasaki 75 Years on, We Must Lay Down Our Nuclear Weapons

 

AUGUST 4, 2020 9:03 AM EDT
Ban Ki-moon is former Secretary General of the United Nations and Deputy Chair of The Elders
When the U.S. military first detonated an atomic bomb in the desert of New Mexico in July 1945, the programme’s chief physicist Robert Oppenheimer quoted lines from Hindu scripture: “Now I am become Death, the destroyer of worlds.”

A few weeks later, two nuclear weapons destroyed the worlds of the inhabitants of the Japanese cities of Hiroshima and Nagasaki, on Aug. 6 and Aug. 9 respectively. These attacks heralded the end of Japanese colonial rule and the Second World War, and signaled the dawn of the nuclear age.

More than one hundred thousand people lost their lives as a result of those bombs, including victims of radiation poisoning and related illnesses caused by the fallout. Yet seventy-five years on, we still live in the shadow of those horrendous mushroom clouds.

Reckless policies in the U.S. and Russia risk starting a new global arms race and a collapse of international treaties to limit the spread of weapons of mass destruction. In February next year, the New Strategic Arms Reduction Treaty (New START) will expire — leaving the world’s two nuclear superpowers without a binding agreement on arms control.

We are now closer to global catastrophe than at any time since 1945, according to the Doomsday Clock of the Bulletin of Atomic Scientists in Washington D.C. In January, I was there when the hands of the clock were moved forward to 100 seconds to midnight, nearer to doomsday even than we were at the heights of the Cold War.

I was the first UN Secretary-General to visit Hiroshima and Nagasaki, for the anniversary of the bombings ten years ago. I was deeply moved, particularly when I met the victims and got to know their continued sufferings across the generations. I resolved that no atomic bomb should ever be used again, and that we should do our utmost to make the world free of nuclear weapons.

A decade on we are as far away from that goal as ever. According to the latest report from the Stockholm International Peace Research Institute, the global nuclear weapons stockpile still stands at 13,400 warheads.

2020 should have been a critical year for global efforts to make substantive progress to rid the world of these weapons. Not only did the 75th anniversaries of Hiroshima and Nagasaki offer high-profile opportunities for commemoration, but the Non-Proliferation Treaty (NPT) Review Conference scheduled for April 2020 offered a chance for the top nuclear powers to commit to real progress.

Instead, COVID-19 has muted or canceled global public gatherings, and has put on hold the habitual rhythms and practices of international diplomacy. The NPT Review Conference has been postponed to early 2021, and the UN General Assembly will not take place in physical form this year. This disruption puts an onus on the leaders of the five Permanent Members of the UN Security Council, including the United States, to show initiative and keep momentum going.

I particularly urge Presidents Trump and Putin to extend New START for another five years until 2026. The U.S. has suggested it wants to broaden New START and negotiate a new agreement that would include China. While it is important for China to be engaged in the global disarmament discussion, it is disingenuous to make New START’s extension dependent on Beijing, given that its stockpiles are one-twentieth the size of those of the U.S. and Russia.

It is also unrealistic to think that a complex new arms control agreement could be negotiated and ratified in the next six months, with Chinese participation. The U.S. should instead accept the offer of President Putin and immediately agree to an extension. This would provide time to negotiate a more ambitious successor treaty, and efforts to include China and other nuclear states can be seriously explored at this stage.

More broadly, I hope the coming months will see a revival in the United States of the spirit of multilateralism that its leaders showed when constructing the United Nations and the other pillars of the post-war political and economic order in 1945.

As a former Secretary-General of the United Nations, it has grieved me greatly to observe a sustained and targeted assault on the multilateral system in recent years. This has made it harder for leaders and institutions to respond effectively and save lives, not only in the context of Covid-19 but also in the face of the climate emergency, conflicts and economic inequality.

I deeply regret that the United States has deliberately weakened the multilateral system across several fronts over the past four years: from nuclear non-proliferation and climate change to respect for human rights, free trade and health security. Such a unilateral and isolationist approach weakens the security of the United States and of the whole world.

We owe it to the victims of Hiroshima and Nagasaki, and those who survived to tell the tale, to focus all human ingenuity and expertise on the cause of peace and disarmament.

Fuente de la Información: https://time.com/5875424/ban-ki-moon-hiroshima-nagasaki-nuclear/

Comparte este contenido:

Washington: Secretary DeVos Issues New Distance Learning Regulations to Spur High-Quality Distance and Competency-Based Programs, Better Serve Diverse Population of Higher Education Students

Secretary DeVos Issues New Distance Learning Regulations to Spur High-Quality Distance and Competency-Based Programs, Better Serve Diverse Population of Higher Education Students

WASHINGTON — U.S. Secretary of Education Betsy DeVos issued final rules today that govern distance learning in higher education and promote educational innovation to better serve the needs of an increasingly diverse population of students. While work on the Distance Learning and Innovation regulation started more than a year ago, the COVID-19 national emergency underscores the need for students to have access to high-quality remote learning options.

“While we moved quickly at the start of the pandemic to provide temporary distance learning flexibilities for students, these new regulations provide a permanent upgrade to online and competency-based education,” said Secretary DeVos. “The COVID-19 pandemic has shown that a video call is not enough, and our outdated rules did not comport with 21st-century realities. These regulations are a true ‘rethink’ of what is possible for students so that they can learn in the ways and places that work best for them.”

Crafted by a diverse group of experts during the Department’s 2019 negotiated rulemaking, the Department’s Distance Education and Innovation regulations were forged by historic rulemaking consensus, enhance educational quality, and reduce barriers to innovation while maintaining safeguards to limit the risks to students and taxpayers. These regulations build upon Secretary DeVos’ call for institutions, educators, and policy makers to “rethink higher education” and find new ways to expand educational opportunity, demonstrate the value of a postsecondary credential and lifelong learning, and reduce costs for students and schools.

The final regulations:

  • Emphasize demonstrated learning over seat time.
  • Remove confusion over whether a course is eligible for Title IV aid by defining «regular and substantive» interaction between students and instructors.
  • Clarify and simplify the requirements for direct assessment programs, including how to determine equivalent credit hours.
  • Add a definition of «juvenile justice facility» to ensure that incarcerated students remain Pell eligible.
  • Allow students enrolled in Title IV, Higher Education Act (HEA)-eligible foreign institutions to complete up to 25% of their programs at an eligible institution in the United States. This provision is particularly important for students temporarily unable to attend courses abroad due to the COVID-19 pandemic.
  • Encourage employer participation in developing educational programs.
  • Create a new, student-centric system for disbursing Title IV, HEA assistance to students in subscription-based programs.
  • Require prompt action by the Department on applications to participate, or continue to participate, as an eligible institution in the HEA, Title IV program. In the past, these applications have been stalled for months or even years.
  • Allow clock hour programs, which often lead to state licensed occupations, to utilize innovative learning models.

The Distance Education and Innovation rule was the result of a months-long negotiated rulemaking effort that began with public hearings and engaged a subcommittee of subject matter experts to formulate recommendations that were ultimately considered by a panel of representatives from the higher education and consumer protection communities. Negotiators reached consensus on the language, which strikes a balance between fostering innovation and protecting students and taxpayers from waste, fraud, and abuse.

The regulations will officially take effect July 1, 2021, but institutions have the ability to voluntarily utilize the new flexibilities as soon as the regulation is officially published in the Federal Register.

Fuente de la Información: https://www.ed.gov/news/press-releases/secretary-devos-issues-new-distance-learning-regulations-spur-high-quality-distance-and-competency-based-programs-better-serve-diverse-population-higher-education-students

 

Comparte este contenido:

Gran Bretaña: Study Suggest Best Way to Drive Away Seagulls; Eye Contact

Study Suggest Best Way to Drive Away Seagulls; Eye Contact

A new study suggests that if you find yourself annoyed by seagulls at the beach or, more increasingly, urban areas, the best way to discourage them is to make eye contact.

Researchers at Britain’s University of Exeter observed 155 herring gulls – the most common variety of seagull, and a variety, they say, that is becoming more common in urban areas.

The gulls tend to be seemingly fearless around people in either setting when it comes to stealing food. They have been known to fly off with whatever a person might be eating if it is left unguarded.

For their study, the researchers approached the seagulls while either looking directly at them or facing toward them, while keeping their eyes to the ground.  They found when their eyes were locked with the gulls, the birds tended to flee.

The gulls reacted the same way in both beach and urban areas.

A similar 2019 study led by University of Exeter PhD student Madeleine Goumas, examined how the gulls reacted when people looked at them or looked away. The study found looking directly at birds while they ate prompted them to fly away sooner.

Goumas is lead author on the new study, which refined the methodology by having experimenters only move their eyes as they approached the gulls. She said the study shows the gulls responded specifically to human eye direction. It was as true in young gulls as it was mature ones, indicating it was innate behavior, not the result of any one gull’s negative interaction with people.

The researchers suggest the behavior reflects the gull’s large brains that have allowed them to adapt to survive a life of interacting with humans.

The study was published online on September 4 and will appear in the October 2020 issue of the journal Animal Behavior.

Fuente de la Información:  https://www.voanews.com/science-health/study-suggest-best-way-drive-away-seagulls-eye-contact

 

 

Comparte este contenido:
Page 1103 of 6178
1 1.101 1.102 1.103 1.104 1.105 6.178