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México: “Aprende en casa” de la SEP es reprobado por especialistas y académicos

Redacción: El Heraldo

No todos los alumnos tienen condiciones o interés para poder aprender con esta plataforma

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Informe de FECODE: Ser maestro, una profesión de alto riesgo en Colombia

Redacción: Semana

Un informe que Fecode entregó a la JEP lo muestra. Al menos mil maestros fueron asesinados entre 1986 y 2016 por sus labores dentro de su profesión.

¿Ser profesor es un trabajo de alto riesgo? Aunque en el imaginario de muchos esta profesión no representa un riesgo para la integridad personal, a diferencia de ser militar o policía, un informe de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) evidencia que ser profesor en Colombia es un riesgo latente, más aún si se hace parte de un grupo sindical.

‘La vida por Educar: crímenes de lesa humanidad, persecución y exterminio contra maestros y maestras sindicalistas, miembros de Fecode entre 1986 y 2010‘, es el nombre del informe que el gremio docente más grande del país entregó en noviembre pasado a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), para demostrar que los profesores que han sido activistas sindicales han sido víctimas de un crimen de lesa humanidad de persecución y exterminio.

El Día del Maestro, fecha en la que se da un reconocimiento a los docentes por su labor diaria, también es una oportunidad para recordar aquellos docentes que perdieron la vida desempeñando su profesión.

De acuerdo con el informe, que fue elaborado por la Comisión de Derechos Humanos de Fecode con la asistencia técnica de la Escuela Nacional Sindical y el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), entre el 1 de enero de 1986 y el 1 de diciembre de 2016, la organización, a través de docentes sindicalizados, fue víctima de al menos 6.119 violaciones a la vida, la libertad e integridad.

De las más de 6.000 violaciones registradas, 990 corresponden a homicidios de maestros sindicalizados y 78 desapariciones forzadas. Dentro de la cifra, 3.170 casos fueron amenazas, 1.549 desplazamientos forzados, 124 detenciones arbitrarias, 89 hostigamientos, 40 secuestros, 22 casos de tortura, siete allanamientos ilegales y 49 atentados con o sin lesiones.

Uno de los agravantes que expone el informe es la alta impunidad en estos casos, pues alrededor del 94% de estas situaciones se encuentran impunes.

¿Quién los mató?

En el curso de los 25 años transcurridos entre 1986 y 2010, la justicia ordinaria ha avanzado muy poco en cuanto al esclarecimiento de los presuntos responsables de los crímenes de maestros y maestras, dice el documento.

De ahí, destaca Fecode, nace la necesidad de establecer la responsabilidad penal individual de los máximos responsables del ataque sistemático en contra de los sindicatos de educadores y señalar la responsabilidad de los diferentes actores.

En consecuencia, la Federación se propuso identificar y señalar la responsabilidad penal individual, por acción u omisión de garante, de al menos 411 presuntos responsables. Según las cifras del Sistema de Información en Derechos Humanos (Sinderh), el mayor número de casos son los cometidos por grupos paramilitares, seguidos por los de la guerrilla y los de la Policía.

Los paramilitares habrían cometido el 16 % del total de las violaciones: «En el periodo 1986-2010, es claro que la lógica de exterminio y persecución se enmarcó en el proceso de expansión y consolidación del proyecto paramilitar, sus alianzas con élites locales y regionales y la aquiescencia (consentimiento) de los agentes estatales», señala el informe.

A la guerrilla se le atribuyen 138 casos y a las Fuerzas Militares, Policía y DAS, 143.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/dia-del-maestro-la-docencia-una-profesion-de-alto-riesgo-en-colombia/671393

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Uruguay: ejemplo de control epidemiológico en medio de la crisis sanitaria en América Latina

Redacción: France 24

El país ha conseguido mantener estable la curva de contagio durante toda la crisis del Covid-19 a pesar de no decretar confinamientos obligatorios y estar localizado junto a Brasil, el principal foco de la enfermedad en el continente.

En Uruguay ya se empieza a hablar de la “nueva normalidad”. Este pequeño país latinoamericano lleva ya semanas intentando retomar el pulso de la actividad normal, gracias a un control efectivo de la pandemia que se ha podido efectuar sin la necesidad de decretar confinamientos obligatorios.

El primer caso positivo por coronavirus en el país se dio el día 13 de marzo de 2020, después de que una uruguaya que había viajado por Italia y España lo llevase al país. Como en toda Latinoamérica el virus fue importado. Esta mujer había asistido a una boda y había contagiado a varios asistentes, por eso, en esa misma fecha hubo cuatro confirmados.

Esto hizo saltar las alarmas al gobierno de coalición de Luis Lacalle Pou y ese mismo día decretó el cese de todas las actividades públicas y grandes eventos multitudinarios. Lacalle apenas llevaba por esas fechas 15 días en el poder, ya que juramentó el cargo de presidente de la República el 1 de marzo. Un liderazgo nuevo al mando de un gobernante nuevo de índole conservador, tras 15 años de hegemonía del Frente Amplio.

La consigna desde le principio fue clara: las personas debían permanecer en casa. Pero si algo llama la atención de todas las medidas adoptadas por el país es que no se decretó el confinamiento obligatorio. Se apeló por la responsabilidad individual de los uruguayos para frenar al virus.

El punto más crítico que atravesó el país fue durante los últimos días del mes de marzo y los primeros de abril. Ahí el incremento de casos diarios estuvo a punto de rebasar los 40 positivos en 24 horas, pero después esa cifra bajó. El número de muertos no ha subido de dos al día, haciendo que este país, de algo más de tres millones de habitantes, tenga poco más de 850 casos y 19 fallecidos.

Es cierto que Uruguay no es un país densamente poblado más allá de su capital, Montevideo, pero si algo ha demostrado este virus es que se puede expandir con facilidad por zonas remotas. Para comparar, la región colombiana de Amazonas tiene solamente 79.000 habitantes, pero, a pesar de prácticamente carecer de infraestructuras que propaguen con más rapidez el virus, cuenta con varias decenas más de contagiados que Uruguay al 14 de mayo.

Uruguay tiene además la dificultad de compartir frontera con Brasil, el foco más grande de Latinoamérica.

Imagen tomada en la escuela rural 30 el día de su reapertura a las clases. En la ciudad de San José, Uruguay, 22 de abril de 2020.
Imagen tomada en la escuela rural 30 el día de su reapertura a las clases. En la ciudad de San José, Uruguay, 22 de abril de 2020. © Mariana Greif / Reuters

A pesar de esto, el país está sufriendo los problemas generales que entraña esta crisis, aunque algo mejor que sus vecinos regionales. El FMI estimó la contracción del PIB uruguayo para 2020 en un 2,7%, algo menos que la media latinoamericana, que se espera sea del 5,5%.

100.000 personas han perdido su puesto de trabajo durante estas semanas. A pesar de que el gobierno se ha comprometido en ayudar a todos los trabajadores con subsidios públicos, el ministerio de trabajo estima que en todo el territorio hay unas 400.000 personas que se dedican al trabajo informal y que no podrán tener acceso a esas ayudas.

Reapertura de escuelas

El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, no quiso dar por perdido el curso escolar en el país. Aunque las clases se suspendieron durante un tiempo, el 22 de abril se decretó el regreso a más de la mitad de las escuelas rurales del país. Un total de 4.000 niños y 500 profesores llevan varias semanas de curso escolar. Cuatro de los 19 departamentos no han registrado ni un solo caso hasta la fecha, y otros siete apenas tienen entre uno y cuatro casos.

Los principales focos son los departamentos con grandes ciudades, es decir, Montevideo y Canelones. Es de destacar que los barrios más afectados del país han sido los de clase rica, debido a que el contagio no ha sobrepasado los focos originales donde vivían las personas pudientes que tenían la posibilidad de viajar a Europa.

Aun así, la situación en estos lugares también es estable. Se estima que en todo el país hay unos 290 casos activos y la cifra de recuperados es muy superior, rondando los 550. Datos que han alentado al Ejecutivo a dar un paso más: preparar la apertura de todas las escuelas primarias de la nación.

Aún no hay un calendario fijado, pero según anunció Lacalle Pou la intención es reabrir las escuelas de carácter primario lo “antes posible”, ya que el equipo epidemiológico de expertos que asesora al gobierno así lo ha indicado. La secundaria y las universidades ya están manteniendo conversaciones con el ministerio de Educación, pero aún no se ha concretado nada.

La intención es que todos los profesores porten mascarillas en las aulas de forma obligatoria, pero para los alumnos será solamente una opción voluntaria. Se tiene pensado dividir las aulas para que se respeten las distancias de dos metros y obligar a los estudiantes a mantener la higiene al entrar y salir del centro educativo y a dejar el calzado en la entrada.

La Educación es un sector más que está dispuesto a abrir en el país, después de que tras el paso de la Semana Santa se retomase las actividades industriales y de la construcción.

Cierre de fronteras solidario

Como la mayoría de los países del planeta, con el inicio de la pandemia se decretó el cierre de fronteras, pero eso no ha significado que Uruguay se cerrase herméticamente al exterior.

El 27 de marzo, el barco australiano Greg Mortimer desembarcó en Uruguay después de varios días pidiendo asistencia humanitaria, que le fue rechazada por Chile, Argentina y las islas Malvinas -que como ellos son miembros de la Commonwealth británica-.

Este buque había partido el 14 de marzo con la intención de hacer una visita turística a la Antártida, pero su travesía se convirtió en una pesadilla cuando, a los pocos días, 128 personas de los 217 pasajeros y miembros de la tripulación se contagiaron de la enfermedad.

Uruguay aceptó al barco y asistió a aquellos que estaban en una situación más grave en un despliegue catalogado como “histórico” por la prensa local. El pasado 10 de abril, las personas con peores condiciones tomaron un vuelo a Melbourne que les devolvió a sus hogares. Y este 12 de mayo, personas que pertenecían al personal del barco y no infectados pudieron pisar Montevideo.

Fuente: https://www.france24.com/es/20200514-uruguay-covid19-coronavirus-desescalada-pandemia

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Portugal: O percurso pelas ciências sociais de Boaventura de Sousa Santos (Vídeos)

Boaventura de Sousa Santos é um dos académicos de referência de Portugal. Com um trabalho notável na área da sociologia, prossegue com um percurso de discussão sobre a sociedade e as suas constantes transformações e metamorfoses, que é reconhecido nos quatro cantos do mundo, com traduções das suas obras para inúmeros idiomas. No entanto, na sua Universidade de Coimbra, faz parte, também, da sua história institucional, sendo responsável pelo seu Centro de Estudos Sociais e também por pertencer ao grupo de docentes que gizaram a criação da sua Faculdade de Economia. De igual modo, tem poesia escrita, tendo já lançado algumas coleções de poemas durante os inícios do presente século (entre outros, destaca-se “Escrita INKZ”, um anti-manifesto lírico de 2004).

Boaventura de Sousa Santos nasceu na aldeia de Quintela, no concelho de Penacova, Coimbra, a 15 de novembro de 1940. O seu percurso académico seria pautado pela licenciatura em Direito (a de Sociologia viria mais tarde, na abertura da Faculdade de Economia e do respetivo curso) na Universidade em Coimbra, em 1963, para além de se vir a doutorar na Universidade de Yale, nos Estados Unidos, em 1973. A sua tese de doutoramento debruçou-se sobre a realidade do Jacarezinho, uma favela no Rio de Janeiro, que lançaria em obra com “O Direito dos Oprimidos”. Abordaria, acima de tudo, o direito informal que atuava na resolução dos conflitos locais através da sua associação de moradores. No meio destas duas formações, esteve em Berlim a estudar Filosofia do Direito, realizando uma pós-graduação. Tornar-se-ia professor na Faculdade de Economia da Universidade de Coimbra, que ajudou a fundar e a instituir, tendo já sido assistente pouco tempo antes de ter viajado para os Estados Unidos. Aliás, o seu curso, então lecionado pela Faculdade de Letras, viria a passar para a de Economia, onde passou a lecionar. Atualmente, é professor catedrático jubilado dessa instituição.

Entre os diversos artigos científicos aos quais dá autoria, algumas obras de destaque do seu trabalho enumeram-se de seguida:

  • “Um Discurso sobre as Ciências” (1987);
  • “Pela Mão de Alice – o Social e o Político na Pós-Modernidade” (1994);
  • “Toward a New Legal Common Sense” (1995);
  • “A Crítica da Razão Indolente – Vol. I” (2000);
  • “O Fórum Social Mundial: Manual de Uso” (2005);
  • “A Gramática do Tempo: Para uma Nova Cultura Política” (2006);
  • “As Vozes do Mundo” (2008);
  • “Epistemologias do Sul” (2009);
  • “Se Deus fosse um Ativista dos Direitos Humanos” (2013)
  • “The End of the Cognitive Empire” (2018)

Poucos anos depois, em 1978, seria responsável por um grupo de investigadores que, ao abrigo da Revista Crítica de Ciências Sociais, decidiu desenvolver o Centro de Estudos Sociais na Universidade de Coimbra. Com o objetivo de ser um pólo transdisciplinar de investigação e de formação na área das ciências sociais, procurou acompanhar as transformações da sociedade contemporânea, desenvolvendo um trabalho científico sobre os seus desafios e as suas oportunidades. Para isso, e para além de trabalhos efetuados em cooperação com outras instituições nacionais e internacionais, realizaram diferentes certames, aproveitando as novas fontes de financiamento à comunidade académica.

Grande parte deste seu contributo académico ajudou-o a que também se tornasse professor visitante em diferentes instituições de vários países, tanto em Inglaterra como nos Estados Unidos. As áreas de interesse vocacionam-se principalmente para a Sociologia Política, a epistemologia, os estudos pós-coloniais, a globalização, os direitos humanos, a democracia participativa, os direitos humanos e a Sociologia do Direito, tendo trabalho de campo com observação direta e participante efetuado em diferentes países, tanto de língua portuguesa, como outros mais periféricos. A sua carreira investigadora começou, de forma consistente, precisamente, por se desenvolver já nos anos 1980, ampliando os seus horizontes na tentativa de encontrar, nas periferias, outras mundividências que pudessem funcionar como um contributo de melhoria da mundividência nacional e até europeia.

Explorou, assim, diferentes realidades na Ásia, na África e na América do Sul. O seu trabalho ajudou a impulsionar aquilo que seria o Fórum Social Mundial, vocacionado para encontrar diferentes vias para uma transformação social global, alicerçando-se numa perspetiva igualitária entre os diferentes países e numa rede entre eles cada vez mais ampla. Afeiçoou-se, assim, às chamadas “epistemologias do Sul”, isto é, os entendimentos, os paradigmas e os percursos científicos e o próprio estudo desse conhecimento recolhido, cruzando essas periferias com a posição mundialmente “semiperiférica” de Portugal.

O seu interesse na sociedade civil assegurou-se, de igual modo, com o cargo de coordenador científico do Observatório Permanente da Justiça Portuguesa, projeto albergado pelo seu Centro de Estudos Nacionais; com a finalidade de fomentar a aprendizagem do Direito, assim como acompanhar a atuação das instâncias penais e jurídicas do país. Aliás, o papel do organismo vem aumentando de preponderância, sendo um dos primeiros a produzir relatórios sobre o funcionamento dos seus órgãos. A isto, complementa-se, entre outros projetos, alguns desenvolvidos no âmbito da União Europeia. Foi com isso que liderou o projeto “ALICE – Espelhos estranhos, lições imprevistas: definindo para a Europa um novo modo de partilhar as experiências do mundo”. É uma visão de fora para dentro, tendo em linha de conta a possibilidade da UE e dos seus estados-membros poderem progredir no sentido da democratização, do constitucionalismo, da interculturalidade, da economia não-capitalista e dos direitos humanos. Sousa Santos foi já galardoado com diferentes doutoramentos Honoris Causa, assim como com o grau de Grande Oficial da Ordem Militar de Sant’Iago de Espada em 1996.

Antes, havia já fundado o Centro de Documentação 25 de Abril, criado em 1984, numa proposta de um grupo de investigadores que Boaventura encabeçou. O objetivo deste centro passou, assim, por fazer uma recolha de documentação nacional e internacional sobre as questões que envolveram o pré, o pós e o próprio processo do 25 de abril, da Revolução que ocorreu em Portugal e que impeliu à queda do regime ditatorial. A essa documentação, importava-lhe, também, organizar e pô-la à disposição da comunidade científica para ser objeto de investigação. É, atualmente, um dos mais relevantes acervos da história nacional.

Boaventura de Sousa Santos deu origem a vários conceitos novos no campo da Sociologia. Apresentou a dualidade da sociologia das ausências e a sociologia das emergências. A primeira corresponde a uma investigação sobre aquilo que não existe, que é assumido como algo que é ativamente produzido para assumir esse papel, proporcionando uma alternativa àquilo que existe. O seu objetivo passa, assim, por fazer com que aquilo que é impossível possa tornar-se possível e, por correspondência, as ausências se possam transformar em presenças. Para que isto se possa concretizar, existem cinco modos: o da monocultura do saber e do rigor do saber (na forma de ignorância ou de incultura), o da monocultura do tempo linear (na forma do que fica ultrapassado ou daquilo que é simples ou subdesenvolvido), o da lógica da classificação social (na forma do que é insuperavelmente inferior), o da lógica da escala dominante (na forma do que é particular ou do que é local, fechadas em pequenas escalas), e o da lógica produtivista (na forma do que é estéril e pouco profissional, no ponto de vista laboral).

Já a segunda, a sociologia das emergências procura visualizar o futuro, ao contrário do presente que é escrutinado pela das ausências. Aqui, o futuro é visto como um conjunto de possibilidades plurais, que podem ou não ser concretas, dando a perspetivar as alternativas que permitem ampliar o presente. Abre-se num contexto daquilo que pode ser e do que as próprias capacidades existentes permitem prever. Ambas permitem, assim, desacelerar o presente e efetuar uma vigilância ética atenta, particionando o presente no seu estudo e no estudo da sua sociedade (tipificada entre capitalismo, colonialismo e patriarcado). Outro conceito importante no seu pensamento é o de ecologia dos saberes, que é um encontro entre o conhecimento científico e o popular, cruzando a ciência com a sabedoria local, permitindo uma maior abrangência em relação ao desconhecido e opor-se à monocultura do conhecimento. A premissa que fica assente é a do conhecimento ser “interconhecimento”.

A sua posição crítica em relação ao pensamento moderno ocidental permanece com o estudo das linhas abissais que dividem o estudo da realidade à disposição, distinguindo o existente do inexistente. Aquilo que fica para lá dessas linhas é aquilo que se deve tornar invisível, gerando distinções que fragmentam o conhecimento. Assim, defende o pensamento pós-abissal, recetivo à diversidade do mundo e à sua plenitude, capaz de lhe dotar dessa ecologia de saberes, reconhecendo a pluralidade dos conhecimentos e colocando-os a interagir. Assim, esse pensamento estrutura-se a partir da co-presença radical, em que as diferentes práticas e os diferentes agentes dos dois lados das linhas abissais são simultâneos e, como tal, contemporâneos, assim como a renúncia a uma epistemologia que se negue a ser geral. Renuncia, assim, àquilo que entende como o epistemicídio, ou seja, a aniquilação e a invisibilidade de saberes e de culturas que ficam de parte dessas linhas abissais. Reconhece que se trata de um resultado da herança das relações coloniais, que incapacita as ex-colónias de poderem fazer parte da criação do conhecimento.

Do ponto de vista da Sociologia do Direito e do estudo da própria sociologia cruzada com a política, há outros termos de elevado interesse que Boaventura giza. Um deles é a interlegalidade, uma nova fenomenologia do Direito. Isto é, existem várias normativas do Direito que se cruzam e que combinam no julgamento e na resolução de situações, de conflitos e de casos que concernem a grupos sociais e aos seus cidadãos. Cruzam-se os instrumentos jurídicos oficiais com o direito consuetudinário (as normas associadas aos costumes e às regras que, embora não sejam leis, orientam o comportamento de uma comunidade e de quem nela participa), o direito comunitário, o direito local e até o direito global. A personalidade jurídica é, assim, aos olhos do sociólogo, algo cada vez mais complexo e híbrido, que deriva das experiências com diferentes ordens, tornando-as mais permeáveis a um diálogo e a uma atuação articulada.

Este pluralismo jurídico ajuda a que outro conceito se possa exprimir: o do Estado heterogéneo. Aqui, entram em coexistência diferentes lógicas de regulação que são protagonizadas por diferentes instâncias, que, muitas vezes, não têm comunicação entre si. A isso, contribui a crescente globalização, que reforça este tecido de várias ordens normativas, com variações ao longo do tempo e com a absorção de nuances vindas da diversidade cultural, que ajudam a que haja, porém, várias incoerências no seu funcionamento. Casos muito exemplares disto são os próprios países que já foram colónias, cuja herança cultural e normativa é diversa e intensa. Muitas vezes, são heranças antidemocráticas, reproduzindo formas de pensamento que descuram as experiências sociais. A isto, o pensador chama a razão indolente. A isto, subjaz uma postura apática e submissiva, fechando o horizonte a possíveis alterações e transformações, que podem e devem ser feitas. De igual modo, fecha-se numa racionalidade que é única e considerada até absoluta, não existindo outra forma de pensar e de viver, impossibilitando que outro paradigma se instale.

É de forma similar que observa outro tipo de razão: a metonímica. Esta, no entanto, vê a totalidade como imperativo da ordem, em que o todo tem primazia sobre todas as partes pelas quais é constituído. As partes só estão habilitadas a relacionar-se com o conceito do todo, havendo só simples variações que afetam o todo e as suas partes. Boaventura associa este tipo de razão à modernidade ocidental, fechando-se naquele todo e limitando a compreensão do mundo e, por conseguinte, a sua própria compreensão. Dão o mote para que se desenhe um conjunto de relações de dominação social entendidas como parte do fascismo social. Assiste-se à crise do contrato social, estabelecido entre Estado e seus cidadãos, desvalorizando-se as premissas da igualdade, da liberdade, da justiça e da solidariedade em prol de um crescente individualismo, em que cada um por si (ou organizados em pequenos grupos) procuram a satisfação dos seus próprios interesses. Implicada está, assim uma dominação à qual só a reivindicação dos direitos por parte de quem é oprimido é a solução. Este pode ter raiz nas relações de trabalho, nas relações de habitação (condomínio ou arrendamentos), nas relações financeiras (credor-devedor), entre outras. São modos de produção do poder social que ajudam a vislumbrar uma crise do atual moderno civilizacional ou, num discurso mais científico, do paradigma da modernidade.

Isto não deixa de antever, em relação ao paradigma dominante, o surgimento do paradigma emergente. Ao paradigma dominante, Boaventura acusa-o de ser distante e de não ter a capacidade de interferir com o objeto científico. Com o paradigma emergente, pretende, assim, uma relação mais estreita entre sujeito e objeto, identificando a sua reciprocidade como aquilo que fundamenta essa relação. O estudo direto do objeto pretende, assim, conseguir estudar, de forma indireta, o sujeito, sendo este, por sua vez, uma extensão do objeto. A isso, ajudam as causas da pluridisciplinaridade e da transdisciplinaridade, tornando mais estreita a convivência entre as ciências naturais e as sociais. Alega, até, que todo o conhecimento científico natural é científico social, devendo ser olhado de diferentes prismas metodológicos, procurando evitar a neutralidade e a não-interferência, sendo que, para o sociólogo, “todo o conhecimento é autoconhecimento”. Em vista, o conhecimento procura a construção de um novo senso comum, o que abre as portas a que este paradigma emergente seja, também, substituto do que domina a sociedade, abrindo as portas para que a ciência possa conceder sabedoria de vida.

Boaventura de Sousa Santos é, assim, um dos sociólogos de referência em Portugal, para além de ser assiduamente citado nas questões associadas à Sociologia do Direito pela comunidade académica internacional. O seu trabalho é de importância avultada, que contribui, ainda hoje, com muito para que a investigação científica possa ser mais profissionalizada e para que possa encontrar o seu espaço na sociedade civil. Assume, assim, um papel de charneira entre a sociedade e a comunidade académica, ligando-a à problematização da atualidade e conseguindo, com ela, produzir conhecimento e novas orientações para novas perceções da realidade. Esclarece, de igual modo, que a ciência pode e deve colocar em equação aquilo que se dá como assumido, tecendo diferentes caminhos para possíveis prescrições passadas ao Estado e aos seus. A importância que granjeou permanece, assim, como fundamental para que o que se faz no âmbito das ciências sociais portuguesas possam, nos dias de hoje, estar capacitadas em quantidade, em qualidade e em utilidade.

Fuente: https://www.comunidadeculturaearte.com/o-percurso-pelas-ciencias-sociais-de-boaventura-de-sousa-santos/

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Mariano Jabonero (OEI): 72 millones de alumnos, sin educación digital

Redacción: Prensa

El secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Mariano Jabonero, compartió con La Prensa temas de interés nacional, como la forma en que la crisis sanitaria por la Covid-19 afectó los sistemas educativos de los países de la región.

Asimismo, habló sobre la necesidad de reestructurar la forma en que hasta ahora se desarrolló el proceso de enseñanza-aprendizaje; el futuro de la Educación y el desafió que tiene la región para lograr que los cambios que la pandemia está generando no aumenten la brecha de desigualdad e inequidad que ya existía.

Lo que ha ocurrido en la región es que en forma rápida y abrupta se interrumpió la vida escolar de muchos. En pocos días, unos 180 millones de niños y jóvenes pasaron de estar en sus escuelas a estar en sus domicilios.

Esto puso de manifiesto, primero, algo que todos sabíamos e incluso era alto teórico: que el sistema educativo de nuestras regiones era muy desigual.

Durante muchísimo años se viene hablando de tecnología y educación. Se hablaba del futuro de la tecnología, la era digital y la conectividad, todos estos temas que eran importantes, pero ahora nos damos cuenta que apenas se había hecho algo en la práctica o, mejor dicho, se había hecho con grandes desigualdades.

¿ De qué manera se manifiesta esta desigualdad?

De los 180 millones de niños y jóvenes que están en la casa, el 40% como mínimo (unos 72 millones) no tiene ningún acceso a las herramientas digitales de educación, lo que agudiza un problema identificado como un tema desafiante, que es la gran desigualdad de la educación en la región.

Este 40%, además, coincide en que son los niños y jóvenes de las poblaciones más humildes, quienes no tienen ni conectividad ni otro tipo de recursos culturales y sus padres suelen ser personas dignas, pero con bajo nivel de preparación escolar.

El otro 60% tiene acceso a redes digitales que los ayuda a compensar el no estar en el colegio, porque pueden acceder a la información y contenido educativo por una pantalla digital .

¿Qué cambios dejará la Covid-19 en los sistemas educativos de la región?

El problema que puso de manifiesto, y es algo que debemos superar, es que el sistema educativo del futuro va a ser presencial y a distancia, por lo que todos los niños, niñas y adolescentes deben tener acceso a esta modalidad de formación. Algunos plantean que al regresar [a la nueva normalidad] unos irán a clases en un horario y otros lo harán en jornadas distintas. Habría que estudiar con mucha seriedad ¿por qué tenemos tantos salones de clases disponibles?, ¿tenemos dinero para eso?. Habrá que fraccionar el sistema educativo, lo que supone crear un sistema de doble atención, que a corto plazo no es tan fácil de echar a andar.

Lo que sí es cierto es que dentro de dos o tres años los sistemas educativos van a tener que combinar la parte presencial con [los esquemas] a distancia, lo que supone un esfuerzo económico importante de salones y más maestros.

¿Esta situación sanitaria puede aumentar la deserción escolar?

No quiero ser pesimista, pero si no se buscan soluciones yo creo que habrá un abandono escolar creciente, lo cual surgirá como una contingencia coyuntural por motivo de la pandemia. Los chicos de la ultima etapa del periodo escolar, en la cual ya había mucho abandonó, están en las casas. Al estar muchos meses en casa, en ocasiones en familias humildes, van a tener que ayudar con la economía del hogar y se pueden enganchar en el trabajo infantil, que afecta a 10.7 millones de jóvenes, quienes no deberían trabajar . Otros son los jóvenes que acaban de entrar a las universidades con un gran esfuerzo económico de sus padres y ahora están en sus casas.

Para finalizar, el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura confirmó que ese organismo está apoyando a los países de la región, compartiendo información sobre las mejores maneras de atender a los estudiantes, suministrando contenidos educativos digitales, trabajo en el que, afirmó, cuentan con el apoyo de muchos expertos.

Fuente: https://www.prensa.com/impresa/panorama/72-millones-de-alumnos-sin-educacion-digital/

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Daniel Innerarity: “Que sanidad y educación ganen peso es una de las pocas noticias ilusionantes de esta devastación”. País Vasco

Redacción: La Marea

En un contexto de enorme incertidumbre es cuando más falta hacen mentes lúcidas como las de Daniel Innerarity, catedrático de filosofía política de la Universidad del País Vasco y colaborador en varios medios de comunicación. “De las ruinas no surge necesariamente el nuevo orden y el cambio puede ser a peor”, nos advierte.

¿Cómo le ha pillado esta situación?

Seguramente como a todos: desprevenido. Me consuela pensar que aprenderemos más de ella quienes no sabíamos que iba a venir y todavía tampoco tenemos del todo claro qué va a cambiar después. Nuestro mundo se caracteriza porque, además de cambios graduales o previsibles, cada vez hay más lo que se viene llamando cambios discontinuos, repentinos, no anticipados, y que modifican las sociedades de un modo catastrófico. Una pandemia es un caso típico de esta clase de acontecimientos. La dificultad de predecir estas irrupciones no es solo acerca de cuándo van a suceder sino incluso sobre su naturaleza, de manera que no sabemos exactamente qué va a suceder (o qué ha sucedido y qué va a cambiar después).

Este es un territorio que desconocemos, también quienes tienen que gestionarlo, expertos y políticos. De ahí que las decisiones para hacer frente a la crisis tengan un cierto carácter de improvisación y experimento, e incluso estén llenas de errores, especialmente cuando no se ha identificado bien la naturaleza del problema. La mayor parte de estas equivocaciones prácticas obedecen a falta de conocimiento, bien porque no se ha hecho el esfuerzo correspondiente (generación de saber experto, deliberación colectiva, previsión y estrategia), bien debido a que la propia naturaleza de estos fenómenos los pone fuera del alcance de nuestro conocimiento.

Los efectos de esta crisis aún se desconocen, pero ¿podemos empezar a sacar algunas conclusiones, algunas lecciones?

Las catástrofes proporcionan evidencias del daño, pero no de la sanación. Esa idea que algunos defienden de que del sacrificio procede la emancipación es tan increíble como asegurar que de esa conmoción vayan a beneficiarse los que más lo necesitan. Hay en esta expectativa al menos dos supuestos difíciles de creer: que lo negativo produzca lo positivo y que esa nueva positividad se vaya a repartir con equidad. De las ruinas no surge necesariamente el nuevo orden y el cambio puede ser a peor. Los tiempos de crisis pueden llevar a ciertas formas de desestabilización que representen una oportunidad para los autoritarismos y populismos iliberales.

Nuestra realidad social y política tiene muy poco que ver con el tipo de alteraciones de otra época, la de las revoluciones clásicas, las implosiones de regímenes, el hundimiento de las civilizaciones y los pronunciamientos o golpes de estado. Las democracias liberales son los espacios políticos en los que las expectativas de cambio están equilibradas —en ocasiones, mal equilibradas— por las resistencias a cambiar y donde esa voluntad de transformación se canaliza en vías incrementalistas. No hay ningún acontecimiento natural que nos vaya a ahorrar el trabajo transformador. Este no es un argumento contra el cambio, pues no hay cosa menos transformadora que la nostalgia de lo completamente otro.

En términos de organización social, ¿es de los que piensa que cuando esto termine nada volverá a ser igual, o que todo volverá a su cauce?

Repiten los libros de autoayuda que no debemos malgastar una buena crisis, que son momentos de oportunidad. Las crisis son momentos de cambio por las mismas razones que pueden serlo de conservación o de retroceso. Que nos decidamos por lo uno o lo otro es algo que no nos enseña ningún manual para salir de las crisis, sino que depende de las decisiones que adoptemos. Nada nos asegura el aprendizaje tras las crisis. Podría ocurrir que un mundo se hubiera acabado y que lo siguiéramos pensando con categorías de otro tiempo y gestionándolo como si nada hubiera pasado.

La especie humana debe su supervivencia a la inteligencia adaptativa, compatible con que en muchos aspectos sigamos instintivamente aferrados a lo que hasta ahora había funcionado. En ese caso andaríamos como zombis en medio de serias advertencias que no terminamos de tomarnos suficientemente en serio, como si la situación natural del ser humano fuera el despiste y la sociedad el lugar en el que se realiza esa enorme distracción colectiva.

Desde hace un mes, el debate patriótico parece haber desaparecido de la agenda mediática. ¿Es un fenómeno momentáneo o a partir de este momento los temas sociales, como la sanidad o la educación, ganarán peso en la política y los medios?

A una crisis sanitaria de estas dimensiones, que continuará con una crisis económica, inevitablemente tiene que seguirle una crisis política, por la cual no deberíamos entender un cambio de gobierno (que no tiene por qué suceder) sino algo más radical: un cambio en las agendas políticas debido a un reordenamiento de las prioridades. Esto no significa que vayan a desaparecer o disolverse por arte de magia algunos problemas (como ha profetizado alguno en relación con la cuestión territorial, seguramente porque lo desea, no tanto porque así se constate), sino que van a quedar condicionados a otros problemas o van a ser enfocados de otro modo.

Que la educación y la sanidad ganen peso en la nueva agenda política es una de las pocas noticias ilusionantes de esta devastación. Mejoraremos las tecnologías de la educación a distancia, pero también revalorizaremos a la escuela como espacio físico e institución que iguala más que las familias. Y la sanidad pasará a ser considerada como un asunto que tiene que ver también con la seguridad.

¿Nos empezaremos a respetar más a partir de ahora o seguiremos insultándonos en las redes?

Una catástrofe no cambia la condición humana y los que son proclives al insulto puede que encuentren ahora y después más motivos para hacerlo. Otra cosa es el pluralismo político, que seguirá existiendo después de la crisis y que se pondrá de manifiesto en cuestiones como que no estamos de acuerdo ni en cómo abordar la crisis ni en cómo debería ser el mundo después de ella.

Por supuesto que hay salidas de esta crisis que parecen más razonables que otras e incluso algunas decisiones que se acercan mucho a lo indiscutible. Pero no deberíamos olvidar que hay una pluralidad de opiniones sobre lo deseable y que el único modo de decidir acerca de cuál es la dirección adecuada de ese cambio enfático que por todas partes se proclama es el debate democrático. Incluso donde algo se desmorona no siempre es evidente qué debe reemplazarlo y el diálogo democrático es lo que debe ponerse en marcha cuando algo no está del todo claro.

¿Los ‘pactos de la Moncloa 2.0’ son posibles y necesarios?

Pienso que la dimensión competitiva, electoralista y cortoplacista es excesiva en nuestro sistema político. De qué modo puede corregirse esto es una cuestión a la que pueden darse varias respuestas, pero algo habrá que inventar a este respecto. Y me gustaría advertir que la puesta en marcha de un proceso de acuerdo en esta línea debería incluir a más agentes políticos de los que podían gestionar una transformación de esa envergadura en 1977, pero también que las relaciones entre esos agentes debe ser más horizontal e integradora. Por decirlo gráficamente (y todo el mundo entenderá a qué me refiero), ahora, por así decirlo, el que se mueve sí que sale en la foto…

En Italia cobra fuerza la idea del aprobado general en la educación superior. En España esta opción no parece estar sobre la mesa, aunque algunas voces la reclaman. ¿Cómo lo ve?

El confinamiento está poniendo de manifiesto que la escuela, con todas sus limitaciones, es un instrumento de igualdad. Un aprobado general sería una caricatura de igualdad, pero tenemos que pensar algún instrumento de calificación que tenga en cuenta las circunstancias extraordinarias en las que nos encontramos, que no regale nada pero que tampoco castigue el esfuerzo.

Han enfermado muchos políticos, gente famosa, ricos, personas que habitualmente no usan (y seguramente no valoran) la sanidad pública. De alguna manera, la percepción de determinadas capas sociales sobre lo público debería variar, ¿no cree?

No comparto ese argumento porque da a entender que todos los políticos son necesariamente una casta alejada e insensible a las inquietudes de los demás. Es verdad que hay políticos sin empatía, pero creo que en general nos representan bastante bien, incluidas nuestras miserias. Oponer una élite inepta e insensible a un pueblo sabio y generoso es un autoengaño que sirve para situarnos a la ciudadanía fuera de cualquier horizonte de responsabilidad.

Escribía usted en un reciente artículo que ahora nos sentimos más desprotegidos y vulnerables, porque ni el Estado ni la UE nos ha protegido. Eso podría reforzar las actitudes individualistas y egoístas. Pero, sin embargo, por primera vez en muchos años muchos gobiernos, entre ellos el español, están renunciando al mantra de la austeridad presupuestaria…

La crisis del coronavirus ha llegado a una Europa desprevenida, cacofónica, y dispuestas las tensiones entre los clásicos alineamientos de sus estados miembros, básicamente entre el Norte y el Sur. Recogidas estas críticas, me gustaría señalar alguna inconsecuencia de este poner el foco en las instituciones europeas como el clásico ejercicio de “echar las culpas a Bruselas”, que en ocasiones no es muy riguroso. ¿Por qué hablamos de Europa cuando queremos decir Alemania u Holanda?

Hacemos culpable a Europa cuando no hemos querido dotarla del nivel de integración que sería necesario para hacer frente a una crisis como esta. Una vez pasado el primer momento de urgencia e instalada la crisis entre nosotros, el debate gira en torno a qué medidas tomar en una crisis que va a ser duradera. No hay vía libre a los eurobonos (como querían los países del Sur y rechazaban los del Norte) pero tampoco habrá condiciones para los préstamos, de manera que ni unos países ni otros han conseguido exactamente lo que querían, como es corriente en las negociaciones que caracterizan a esa entidad política tan peculiar que es la UE.

¿Las medidas económicas que ha tomado el Gobierno de Pedro Sánchez son las adecuadas?

Todos los partidos tienen responsabilidades en alguna institución, por lo que el reproche al que vamos a asistir en los próximos meses, siendo inevitable, me parece de las cosas menos beneficiosas de esta crisis. Cuando hay que juzgar a nuestros representantes, me acuerdo de una anécdota del gran Thoreau, un ecologista norteamericano que vivió mucho tiempo en una cabaña perdida en el bosque. Se cuenta que un sacerdote fue a verle cuando estaba moribundo para aportarle los consuelos de la religión y evocarle otro mundo, el del más allá. A lo que Thoreau, sonriendo levemente, le habría respondido: “Por favor, un solo mundo a la vez”.

Al margen del asunto religioso, una cuestión inquietante se nos plantea en la vida con frecuencia: ¿a cuántos mundos pertenecemos? ¿Cuántas cosas tenemos que tener en cuenta a la vez? ¿Cómo compatibilizamos las diversas perspectivas posibles sobre la realidad? La figura del payaso de circo teniendo que mantener en movimiento varios platos al mismo tiempo es una buena ilustración del lío de la vida y del dramatismo de algunas decisiones que equivalen a dejar caer uno de esos platos. Momentos como las crisis nos ponen delante esta diversidad de perspectivas de una manera trágica.

Quienes han tenido que tomar las decisiones más importantes para hacer frente a la crisis del coronavirus no podían permitirse el lujo de ocuparse de un solo mundo, sino que tenían que atender a varios al mismo tiempo y con valores e intereses divergentes: el imperativo de la salud pública, en primer lugar, pero también el funcionamiento de la economía, las necesidades de la escolarización, la importancia de la cultura precisamente en estos momentos… Me imagino en su piel decidiendo a favor de algún objetivo que consideraban prioritario y sabiendo que con ello dañaban gravemente a otro. Que haya varias perspectivas sobre un mismo asunto no nos exime de la obligación de acertar con la que es más importante en cada caso; sirve para que caigamos en la cuenta del dramatismo de las decisiones en un entorno de complejidad, como lo es especialmente una crisis. A diferencia de Thoreau, que pasó buena parte de su vida en una cabaña de un bosque, tenemos la suerte y la desgracia de vivir en varios mundos a la vez.

Fuente: https://www.lamarea.com/2020/04/21/daniel-innerarity-que-sanidad-y-educacion-ganen-peso-es-una-de-las-pocas-noticias-ilusionantes-de-esta-devastacion/

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«Educación es hoy en México una mercancía», Andreas Schleicher

Redacción: El Imparcial

El investigador alemán esperó que la crisis por el coronavirus ayude a los mexicanos a revalorar el trabajo de los docentes.

En los últimos 15 años, la educación en México «se ha convertido en una mercancía; los estudiantes, en consumidores; sus padres, en clientes, y los maestros, en proveedores de un servicio», lamentó Andreas Schleicher, creador de la prueba PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En entrevista con EL UNIVERSAL desde París, Francia, a propósito del Día del Maestro, el investigador alemán esperó que la crisis por el coronavirus ayude a los mexicanos a revalorar el trabajo de los docentes y la necesidad de invertir en ellos y en su profesionalización, pero también a tener una nueva concepción de la educación, en la que ésta no sea una mercancía, sino una experiencia humana y una misión de la sociedad.

Conocido como el Jefe PISA (PISA Boss, en inglés), Schleicher ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los sistemas educativos de todo el mundo y a impulsar el papel protagónico que deben tener los maestros en la construcción de éstos.

Consideró que Aprende en Casa, la estrategia del gobierno mexicano para impartir educación a distancia durante la emergencia sanitaria, es tan buena como la que implementó el gobierno chino, pero los maestros asiáticos estaban mejor capacitados y  tuvieron más tiempo para vincularse con sus alumnos.

¿La pandemia ayudará a que el país valore más a sus maestros y el trabajo que hacen?
— Totalmente, ahora los padres se están dando cuenta de lo que es y lo que se necesita para educar a un niño. No se trata solamente de leerles un libro y ya, el gran trabajo es interactuar con ellos. Ahora que se dan cuenta de lo difícil que es educar a sus propios hijos, podrán imaginarse hacer lo mismo con 30 niños.

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