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NASA Reporta récord de incendios en Venezuela debido al cambio climático

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa) detectó una cifra récord de incendios en Venezuela durante el mes de marzo, que no se veía en el país desde hace 21 años.

 

El sensor Modis (Espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada) del organismo estadounidense alertó sobre un número inédito incendios a principios de año en tiempos recientes, según publicó el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil.

 

La cantidad de siniestros entre enero y febrero de 2024 sobrepasan los 9.000, más que cualquier otro enero o febrero desde el comienzo del registro Modis a principios del siglo XXI.

 

En marzo, el sensor reportó más de 11.000 incendios, siendo superado únicamente por el mes de marzo de 2003.

 

Otro sensor, conocido como Viirs (Visible IR Imaging Radiometer Suite), que es similar pero con la capacidad de detectar incendios más pequeños y de menor temperatura, también observó un número inusualmente alto de incendios en Venezuela en este inicio de año.

 

En una imagen publicada en “X” por la Nasa el pasado 26 de marzo, se observa como el sur del Orinoco se encuentra cubierto de una enorme nube de humo proveniente de estas llamas.

 

Según explican, la temporada de incendios en el país caribeño tiene lugar durante la estación seca de Venezuela, generalmente entre diciembre a marzo.

 

El súbito aumento de 2024 se debe al clima inusualmente seco y cálido de los meses anteriores a diciembre, causado por los cambios en los patrones de circulación y lluvias asociados con el fenómeno climático El Niño.

Fuente: https://alertas24.com/nacionales/nasa-reporta-record-de-incendios-en-venezuela/

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Amaia Pérez Orozco: «El sindicalismo es clave para atacar desde dentro al capitalismo»

Gessamí Forner entrevista a Amaia Pérez Orozco, doctora en economía.

La doctora en economía Amaia Pérez Orozco cree que en el sindicalismo no debe haber condescendencia con el capitalismo y que los flancos de lucha contra este han de ser amplios: desde las instituciones al hogar, pasando por la comunidad.

 

Hace tiempo que Amaia Pérez Orozco vive en Bilbao, donde milita en el movimiento feminista de Euskal Herria, participa en la cooperativa XXK y, a veces, es ponente en actos a los que se la convoca para escucharla hablar sobre su especialidad: la economía desde una mirada feminista. Tan tímida como académica, acelera las palabras cuando expone su discurso. Este mes arrancó aplausos en las jornadas organizadas por el sindicato mayoritario en Euskal Herria, ELA, para realizar una lectura crítica de los PERTE, los instrumentos del Estado español que vehiculan las ayudas a fondo perdido de la Unión Europea, los Next Generation, creados en la pandemia sanitaria. Para Pérez Orozco, en el sindicalismo no debe haber condescendencia con el capitalismo y los flancos de lucha anticapitalista han de ser amplios —desde las instituciones al hogar, pasando por la comunidad—.

 

Me parece significativo que ELA invite a activistas anticapitalistas, ecologistas y feministas de Omal, Sustrai, Laura Aznal y tú para formar a su cuadros. ¿Qué papel juega el sindicalismo en la disputa al capital?

 

Al capital necesitamos atacarlo desde dentro y desde fuera. En el mundo del trabajo asalariado, donde para el capital somos mano de obra esclava y alienada, el sindicalismo es clave. Pero no debe caer en sus lógicas: no tenemos que conformarnos con seguir siendo mano de obra esclava ni debemos asumir que, para poder vivir, el capital tiene que sobrevivir.

 

Estamos viendo en Euskal Herria que, desde la huelga general feminista del 30 de noviembre, los sujetos tradicionales en la interlocución trabajo/capital están cambiando o deberían cambiar: del sindicalismo al movimiento feminista y de la patronal al Gobierno vasco. Además de resignificar la huelga, ¿se debe resignificar la negociación? ¿E introducir la vida?

 

Diría que estos cambios están en marcha desde antes del 30 de noviembre. El problema que subyace en esta cuestión es haber asumido que los agentes del diálogo social son los sindicatos, la patronal y el Gobierno. Ahí hay que hacer muchas rupturas. Una es salirse del marco del diálogo social, como hace ELA. La otra es no reconocer a la patronal como sujeto de diálogo, sino como sujeto de conflicto. No se trata de llegar a acuerdos, sino de arrancarlos. Los sindicatos que se quedan en un papel subordinado de mano de obra deben romper esa lógica y, por otro lado, hay que asumir que el conflicto con el capitalismo lo tenemos que dar desde todos los ámbitos vitales.

 

No debemos asumir que, para poder vivir el capitalismo tiene que sobrevivir

 

¿Cuáles?

 

Desde una mirada feminista, el combate anticapitalista prioritario está en el mundo del “más acá del mercado”. En los espacios socioeconómicos que están más cercanos a nuestro día a día, en los que somos vida entera, y no mano de obra. En lo que hemos llamado las esferas invisibilizadas del espacio socioeconómico, en los “afuera” de los mercados. Esos deben ser lugares prioritarios porque es donde se esconde, con más virulencia, el conflicto capital/vida. Como feminista, los hogares y la comunidad son el lugar fundamental para una lucha anticapitalista.

 

Y en el terreno del capital, ¿cómo debe darse esa lucha?

 

Donde somos mano de obra es necesario cambiar los contenidos de lucha. En vez de limitarnos a reivindicar mejoras de más empleo o mejor pagado —que, por supuesto, todo empleo debe ser remunerado con un salario digno—, necesitamos reivindicar otros empleos y otras condiciones. Luchar que somos vida, y no mano de obra. Personas, y no fuerza de trabajo. Y luego luchar, sobre todo, por la reconstrucción de un tejido socioeconómico contrario a la acumulación del capital, en el que el ánimo de lucro no sea el eje vertebrador. Desprivatizar la vida, al fin y al cabo.

 

Sin embargo, en este punto vamos al revés. Durante tu intervención, hablaste de los PERTE del Gobierno para gestionar los fondos Next Generation: “No hay planeta ni trabajo humano en los PERTE, sino una doble negación del ecosistema y una idea de reducción de emisión de gases de efecto invernadero con ingeniería contable”. ¿La fantasía capitalista es esto?

 

Como dijimos en las jornadas, los PERTE no son tan relevantes por los recursos que movilizan, sino porque son elocuentes del modelo que imponen: la doble negación del territorio-tierra y del territorio-cuerpo, como lo llamarían las compañeras de Abya Yala. Todo proceso socioeconómico tiene una base ecosistémica detrás. Es decir, se sostiene por un planeta del cual extrae recursos y energía, y al cual le envía residuos. Los PERTE se sostienen con la negación del planeta y la negación del colapso ecológico. Reduce el cambio climático a una reducción de emisiones y abre el espacio para un juego de ingeniería contable —cómo mides las emisiones y qué parte te llevas fuera—, que te permite creer el cuento de que estás poniendo en marcha procesos de acumulación del capital sin destrucción del planeta. Simplemente porque construyes un mecanismo para no ver la destrucción.

 

¿Y el cuerpo?

 

Por otro lado, encontramos la negación del cuerpo, que es el territorio sobre el que se sostienen los procesos socioeconómicos. Lo vemos claramente cuando en el PERTE de salud hablan de mejorarla mediante investigación genómica, en vez de contratando a más personal sanitario. O planteando que un hogar digitalizado cuidará mejor de la gente mayor. Los PERTE ponen el énfasis en la innovación tecnológica y digital para cubrir necesidades básicas que requieren interrelación humana. Los trabajos desaparecen. Todo se convierte en innovaciones tecnológicas y digitales para mejorar procesos socioecónomicos para conseguir supuestamente una economía más verde, más limpia y en la que todo el mundo vamos a vivir mejor. Sin hablar ni de la tierra que está detrás ni de las personas que sostienen esos procesos. Y sin hablar tampoco del desigual reparto de trabajos.

 

Necesitamos construir conflictos en todos los espacios que habitamos, no únicamente en las instituciones

 

En el PERTE de cuidados mencionaste que ni siquiera se habla de desigualdades ni de personas racializadas.

 

En ningún PERTE se mencionan las desigualdades y ello llega a ser tan sangrante que en el de cuidados no se menciona siquiera las desigualdades de género que hoy sostienen la organización injusta de los cuidados ni las desigualdades por racialización y clase.

 

El de agricultura no menciona ni tierra ni personas jornaleras.

 

Como decía Mirene Berigistain, que analizó ese PERTE, hay agricultura digitalizada pero no hay ni personas agricultoras ni tierras cultivadas. Todo en la tierra es sustituible por tecnología, también el trabajo humano.

 

“Ya no necesitan ni retórica”. ¿Qué somos? ¿La burocracia es el método más eficiente para arrasar con cualquier rastro de vida?

 

No sé si diría la burocracia. Muchas veces hemos denunciado el lavado verde o morado. En la configuración inicial de los PERTE se preveía la firma de una declaración responsable de que no ibas a hacer un daño significativo al medio ambiente con la puesta en marcha de un determinado proyecto. Esto era tener en cuenta el medio ambiente de una manera totalmente débil, por eso hablamos de lavado de cara. Pero llegó la guerra de Ucrania y la situación se puso peor y, de cara a no poder esperar generar energías renovables, ya ni siquiera tienes que firmar una declaración de responsabilidad. Las prioridades socioeconómicas han cambiado y se ha vuelto a apostar por el uso de la energía fósil. Algo similar nos ha sucedido con el lavado morado. A veces hemos denunciado que hasta el PP nos roba conceptos de igualdad entre hombres y mujeres, y lo denunciamos como un robo retórico, como un lavado morado para poner en marcha políticas que reconstruyen o profundizan la desigualdad. Pero ¿qué significa cuando ya ni usan la retórica? ¿Te facilita el terreno para denunciarlo? ¿O significa que se ven tan fuertes que ni nos reconocen como antagonistas de lucha? Dudábamos de cómo interpretar el vaciamiento de conceptos y planteamientos políticos y ahora parece que ya ni siquiera es preciso aparentar “buenas intenciones”. De alguna manera, es una mala noticia porque ya ni engañan, pero también es buena porque es más fácil articularse para desmontar esas políticas. ¿O es que la cosa ya se ha puesto tan fea que ni te validan como sujeto de conflicto?

 

Los PERTE ponen el énfasis en la innovación tecnológica y digital para cubrir necesidades básicas que requieren interrelación humana

 

Es lo que acaba de pasar con la presentación del PNV y PSE del Pacto Vasco de Cuidados, que decían que nos les entendíamos, que defienden unos cuidados público-comunitarios.

 

Ese es un ejemplo clarísimo de robo del planteamiento para lavado morado. El tema en este caso es ¿qué se está entendiendo por público-comunitario? Porque cuando se habla de público-comunitario desde los feminismos se habla, en primer lugar, de que lo público debe asumir una responsabilidad muy fuerte, lo público no puede estar privatizado y las empresas con ánimo de lucro no pueden jugar un papel en la garantía de derechos sociales. Además, desde los feminismos se entiende que hay que reconstruir todo el tejido socioeconómico en clave más sociocomunitaria, donde la vida importe, donde podamos construir otras relaciones y donde nos hagamos corresponsables de la vida colectiva. Pero esa reconstrucción nunca es para que lo público se desentienda de su responsabilidad.

 

En segundo lugar, hablamos de que lo público y lo comunitario deben desplazar a lo privado con ánimo de lucro. En ningún caso podemos entender las empresas privadas como parte de lo comunitario. El gran elefante en la habitación con el Gobierno vasco es ese: el papel de las empresas privadas. Y ojo, que aquí otra confusión son las cooperativas. A las entidades que forman parte de la economía solidaria social transformadora podríamos incluirlas en nuestra idea de comunitario. Pero aquellas que lo único que tienen de social es la figura jurídica, pero no el funcionamiento real, formarían parte de ese ámbito privado que queremos dejar fuera de lo público.

 

En tercer lugar, cuando hablamos desde el feminismo sobre la disputa de lo comunitario no lo entendemos como grandes ONG asistencialistas. Un tercer sector asistencialista que, en el fondo, funciona como una empresa más con ánimo de lucro. Hablamos de un comunitario que de verdad construya tejido cotidiano de relaciones de solidaridad, simetría, reciprocidad, de protección de la vida. Ese comunitarismo existe en las periferias, pero no en las empresas y ni en el tercer sector asistencialista.

 

¿Los PERTE son una nueva rearticulación del capitalismo?

 

Muestran la nueva forma que está cogiendo el capitalismo en clave verde-digital. Para los PERTE, la economía no es el tejido que sostiene la vida, sino que son cadenas de acumulación monetaria. En ese sentido, los PERTE reconstruyen el capitalismo que ya teníamos en una nueva versión siglo XXI, que es más consciente de la base material reducida sobre la que se asienta, que necesita idear modos para enfrentar el decrecimiento metabólico obligado, tanto reducir la dependencia de las energías fósiles como reducir los recursos que vienen del exterior —“si va a haber menos, me los quedo yo”—. Y digital en el sentido de que pretenden poner en marcha una onda larga de acumulación a través de la digitalización de los procesos y, cada vez, en clave más militarizada. Y para ese capitalismo, el capital necesita para los estados y lo público un rol diferente al que ha jugado en las últimas décadas: un rol claramente más presente para la asunción de los riesgos y costes de los megaproyectos, en los que las empresas quieren beneficios y quieren quedárselo ellas. Para ello necesitan un papel más activo de los Estados; que asuman los costes y el poder corporativo concentrado se quede los beneficios, mientras lo público se encarga también de sostener condiciones de vida mínimas en un contexto de un fuerte precarización de la vida.

 

Los PERTE asientan esa idea de lo público-privado, en vez de lo público contra lo privado. Ante la idea neoliberal de menos estado, siempre hemos dicho que los estados están presentes, aunque sea por dejación, están garantizando que no haya protesta social y aprobando nuevas legislaciones para que el mercado se regule a su propio favor. Nunca ha habido libre mercado, sino mercados ultra autorregulados: con fuertes legislaciones al servicio de las empresas. Hoy eso quizá está cambiando y el rol delo público se vuelve más visible. Pero no podemos confundirlo con un estado al servicio de la gente.

 

El PSOE ha elegido muy bien al ministro de Industria, un entusiasta de la colaboración público-privada. Cuando todas estas políticas las ejecuta un partido que de nombre tiene socialista, ¿qué nos queda?

 

Es un problema poner toda la carga en los partidos que ocupan las instituciones. Obviamente, tienen una responsabilidad enorme, pero también es cierto que tienen las manos relativamente atadas en función del empuje que haya detrás. Así que nos quedan muchas cosas. Sobre todo, construir conflictos en todos los espacios que habitamos, no únicamente en las instituciones, para que quienes ocupan las instituciones se vean en la obligación de tener posiciones más confrontativas con las empresas y el heteropatriarcado. Para ello debemos construir tejido comunitario. También necesitamos construir otros modos cotidianos de vida. No hay que hacer dejación de nuestra responsabilidad. No puedes pedir solo cambiar la PAC, debes cambiar en la medida que puedas tu modo alimentario. No puedes pedir más protección a la violencia machista, sino pelear la violencia cotidianamente.

 

Entrelazar luchas choca con la izquierda machirula que tiene súper claro el eje que debe vertebrar todas las luchas, y se impone arrasando otras prioridades políticas

 

En 1998 leí Ecofeminismo, teoría, crítica y perspectivas. Viniendo de espacios mixtos que oscilaban entre lo libertario y el soberanismo, consideré que nos faltaba más feminismo, más tierra y más vida. Han pasado 26 años desde entonces y me sigo preguntando si algún día el ecofeminismo se pondrá de moda y si los hombres de izquierdas lo asumirán.

 

Simplificando mucho, la defensa de la vida humana que hace el feminismo y la defensa de la vida del planeta que plantea el ecologismo tienen que ir de la mano. Ahí se encuentran con otras tradiciones políticas, como el marxismo, que también lucha por el valor de la vida de la clase trabajadora. Lo que el ecofeminismo tiene para mí de interesante es que combina diversas miradas críticas. La clave está en si somos capaces de entrelazar distintas luchas políticas en la comprensión de que nos enfrentamos a un sistema muy complejo sobre el que nadie tenemos la verdad absoluta de cómo funciona ni, mucho menos, cuál es la solución para cambiarlo. Ello choca cuando, desde determinadas posiciones, como la izquierda machirula, por decirlo de alguna manera, se tiene súper claro el eje que debe vertebrar todas las luchas y se impone arrasando otras prioridades políticas. ¿Cómo logramos entrelazar los distintos ejes que para quien son prioritarios, o más atacables, sin pretender que haya un único eje supremo ? Si estamos en distintos lugares, significa que atacamos desde diferentes sitios, en función de las desigualdades que nos atraviesan. Entrelazarnos desde la asunción de responsabilidades, no desde el buenismo hueco, es muy potente. Pero el entrelazamiento también genera incomodidades. La minusvaloraciación de la lucha antirracista permite que no te cuestiones tu blanquitud. La minusvaloración de la lucha feminista, que dejes sin tocar tus privilegios masculinos. El desprecio a la lucha obrera pone de relieve tu papel burgués. Generar alianzas abordando las desigualdades que nos atraviesan es el único camino, pero no es fácil ni automático.

 

Gessamí Forner. @GessamiForner

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/ecofeminismo/entrevista-amaia-perez-orozco-sindicalismo-es-clave-atacar-dentro-al-capitalismo

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Argentina: El mapa de los despidos en el Estado: el detalle en cada organismo

El titular de ATE, Rodolfo Aguiar, denunció que el Gobierno notificó a alrededor de 5 mil trabajadores por vías informales y otros que se encuentran en «transición de despido». El sindicato realizará un paro nacional con «ingreso masivo» a las dependencias estatales el próximo miércoles.

La ola de despidos desatada por el gobierno de Javier Milei cayó hasta el momento sobre al menos 7 mil trabajadores de ministerios, secretarías, distintas dependencias y áreas descentralizadas del Estado. No obstante, el número es provisorio y no se descarta que para mediados de la semana próxima pueda duplicarse, tal como lo prometió la administración de La Libertad Avanza (LLA).

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La cifra de los despidos que ayer sacudieron a toda la administración pública nacional fue precisada a Página/12 por el monitor de despidos que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) elabora minuto a minuto sobre la base de la información que remiten delegados y delegadas de las distintas reparticiones del Gobierno y ya anunció un paro nacional con un “ingreso masivo y simultáneo” a todos los organismos estatales el próximo 3 de abril.

Los 7 mil casos provisorios se tratan de despidos fehacientes, es decir de personas que fueron notificadas a través de las vías informales que el Gobierno eligió para decirles que quedaron en la calle: whatsapp y mails.

Según el monitoreo, los que recibieron esos mensajes en los últimos días fueron 4.969 trabajadores. Otros 2 mil se encuentran en transición de despido, es decir que serían notificados en breve porque el cierre de las áreas donde se desempeñan ya fue anunciado, según aclaró a este diario el titular de ATE Nacional, Rodolfo Aguiar.

La razón por la que el gremio interpreta que esos números son provisorios tiene que ver con la aclaración que ayer hizo el vocero Manuel Adorni cuando corrigió la cifra de 70 mil despidos arrojada por el presidente Javier Milei.

El portavoz aclaró que, en rigor, los despidos serían el 20 por ciento de lo dicho por el mandatario y estimó que se despedirán a alrededor de 15 mil trabajadores. O sea que si hasta ahora hubo 7 mil despidos, la faena del Estado estaría a mitad de tránsito.

Pero la duda no está tanto en el número de despidos como en el porcentaje. “Al parecer, ese 20 por ciento es la ‘pauta’. Esta es la versión que está cobrando fuerza porque el Gobierno habría ordenado elaborar listados con una reducción de personal de entre el 20 y 30 por ciento. Si ese número de referencia fuera la premisa, sufriríamos entre 14 mil y 21 mil despidos”, alertó Aguiar.

Según el monitoreo provisorio hecho por ATE, algunas de las notificaciones que se produjeron hasta el momento son las siguientes:

Anses: 1.200

Secretaría de Agricultura Familiar: 900

Ministerio de Capital Humano: 800

Centros de Referencia de Desarrollo Social (CDR): 600

Secretaría de Trabajo: 517

Agencia Nacional de Discapacidad: 332

Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf): 300

Personal Civil de las Fuerzas Armadas: 280

Secretaría de Comercio: 225

Secretaría de Cultura: 208

Nación ART: 200

INCAA: 170

Acumar: 120

Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo): 120

Subsecretaría de la Mujer: 150

Indec: 100

Secretaría de Derechos Humanos: 12

Administración General de Puertos: 185

Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV): 89

Conicet: 87

Servicio Meteorológico Nacional: 80

Parques Nacionales: 79

Vialidad: 67

Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP): 40

Ministerio de Economía: 26

COPREC (Servicio de Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo): 25

Secretaría de Energía: 21

CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte): 2

En esa lista, hay algunas particularidades. Por ejemplo, en la Secretaría de Derechos Humanos, su titular Alberto Baños niega la información pero se conoce que tiene tomada la decisión.

En el Ministerio de Capital Humano hubo 800 despidos pero prácticamente se da por hecho que para la semana próxima habrá otros 1000 más.

En la Agencia Nacional de Discapacidad, entre los despedidos hay una veintena que son personas con distintas discapacidades, lo cual viola la ley de cupo que obliga al Estado a su contratación.

Lo último: los 900 despidos en la Secretaría de Agricultura Familiar son parte de los 2 mil que están en transición de despidos, porque la efectivización del vaciamiento –según el decreto que lo ordena- es dentro de 90 días.

El Gobierno dijo que las bajas de contratos alcanzarán a personas incorporadas durante el último año. Sin embargo, esto no fue así. “Analizamos que no existió un patrón de antigüedad. No despidieron solo a quienes ingresaron en el gobierno anterior sino a personas con más de 20 años de antigüedad, es decir que ingresaron en la gestión de (Carlos) Menem”, subrayó Aguiar.

Además, el dirigente confirmó que el equipo jurídico nacional de ATE “se reunió de urgencia para definir criterios” de acción a fin de defender tanto los puestos de trabajos como el derecho a indemnización de estos trabajadores, si es que los ceses son definitivos. “Se está violentando la estabilidad en el empleo, algo que está garantizado en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional”, advirtió.

Pero la estrategia del gobierno de Milei para su achique del Estado no se detiene en los despidos. La licuación del salario, la magra paritaria y el congelamiento de sueldos es una forma indirecta de despidos de la que el Estado hace gala y que, inclusive, inspira a algunas empresas.

“El recorte del salario, que a marzo superará el 20 por ciento” equivaldría a (el costo de) 14 mil puestos de trabajo”, reveló a Página/12 Flavio Vergara, director del Departamento de Negociación Colectiva de ATE. Este ajuste también suma “al listado de trabajadores injusta y brutalmente despedidos”, añadió.

En total, la administración pública nacional tiene 140 mil trabajadores, 70 mil de los cuales son contratados. Esta es la cantidad que planea echar Javier Milei, tal como se ufanó el martes en su discurso en el IEFA Latam Forum.

Se trata de la tercera “reforma del Estado” neoliberal en los últimos 40 años de democracia. La primera fue durante el gobierno de Carlos Menem, con las devastadoras consecuencias que ya se conocen. La segunda fue con Mauricio Macri, con la insolvencia y el daño que ya se conoce.

Pero, como se sabe, reestructurar el Estado no es gratis ni es fácil. El entramado de leyes que lo sustentan y las estructuras que sostienen la administración son tantas que lo único que se logra es un daño temporal que a largo plazo le cuesta al Estado más de lo que un gobierno quiso “ahorrar” en el corto plazo.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/724987-el-mapa-de-los-despidos-en-el-estado-el-detalle-en-cada-orga

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España: Andalucía renuncia a 119 millones para plazas públicas de educación 0-3 años

El modelo de escuelas infantiles de primer ciclo andaluz está fundamentado en centros privados que reciben ayudas públicas de diferente tipo. Data de los años de los gobiernos socialistas en un intento por absorber la demanda de plazas inexistentes.

Desde la Junta defienden que si hubieran aceptado los 119 millones que ahora van a devolver, supondría crear plazas públicas y con ello hubieran tenido que cerrar centros privados. Centros que, hoy por hoy, sostienen la mayor parte de la red existente.

Inicialmente, a Andalucía le correspondieron 123 millones de los que solo se han gastado cuatro. Estos han ido a parar a manos de algunos ayuntamientos, según informan fuentes de la Consejería de Educación, tras realizar una convocatoria abierta para la inversión.

Según fuentes del Ministerio, desde el inicio del proceso ha habido reticencias por parte de la Junta para utilizar este capital en la creación de plazas públicas. Estas mismas fuentes aseguran que se le ofreció Moreno la posibilidad de que la junta invirtiese fondos propios en la red privada mientras los 123 millones iban a la pública. Algo que, afirman dese Educación, han hecho otras comunidades autónomas.

Andalucía critica que se ha permitido a otros territorios adecuar la financiación a sus modelos autonómicos. “No han permitido adaptarlos al modelo andaluz, cuando sí lo han hecho por ejemplo con el País Vasco”, aseguran desde la Junta.

Hoy por hoy, según datos del Gobierno de Moreno Bonilla, hay 100.000 niñas y niños escolarizados en su sistema de “colaboración público privada”. Tienen, dicen, 20.000 plazas más sin cubrir, por lo que no les interesaba la inversión en crear 12.000 plazas públicas más.

Por contra, desde el Ministerio se asegura que los fondos Next Generation podrían haberse utilizado en la creación de plazas, por ejemplo, en el medio rural donde, dicen. Desde Andalucía, las fuentes consultadas no pueden dar fe de cuántas de las plazas existentes fruto de la colaboración público privada hoy están en ciudades y cuántas en zonas rurales.

Según informa el Ministerio, los fondos europeos no volverán a Bruselas ya que, al menos, hay nueve comunidades autónomas, “siete de ellas gobernadas por el Partido Popular”, que han solicitado a Educación crear más plazas de las inicialmente comprometidas.

Desde el departamento que dirige Pilar Alegría critican a la Junta que ahora decida devolver los fondos cuanto el programa leva en marcha desde 2021 y fue negociado con las comunidades autónomas en el seno de la Conferencia Sectorial.

Según los datos del Ministerio de Educación, FP y Deporte, los centros privados andaluces escolarizan a seis de cada diez criaturas menores de tres años (momento en el que pueden acceder a colegios) mientras que la media del resto del país está en en 47 %.

Desde el sindicato USTEA critican que la Junta renuncie a la posibilidad de crear 12.000 nuevas plazas públicas en la primera etapa de infantil. Según la organización, esta cifra acercaría a Andalucía a la media de española en cuanto a escolarización total de niñas y niños menores de tres años. Esta se encuentra en el 53 %, mientras que en la comunidad andaluza es del 36 %. Las nuevas plazas, asegura el sindicato, hubiera acercado ambos porcentajes, ya que habría aumentado hasta el 43 % la escolarización la autonomía.

“Es una muestra más de la política educativa del gobierno de la Junta que tiene como principal objetivo el impulso del negocio de la enseñanza privada”, aseguran desde USTEA que recuerdan la supresión de 2.000 plazas en colegios públicos y las otras 600, según sus cálculos, que no habrá el próximo curso después de recabar los datos durante el reciente proceso de escolarización.

 

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Los jóvenes senegaleses celebran el cambio político tras años de protestas y represión: “Hemos hecho historia”

Los jóvenes senegaleses celebran el cambi
Bassirou Diomaye Faye acaba con más de una década de gobierno de Macky Sall y da esperanzas a los jóvenes del país, más de la mitad de la población, en un momento de fuerte incremento de la emigración a Canarias

— El principal candidato opositor arrasa en la primera vuelta de las elecciones en Senegal y se perfila como futuro presidente del país

Simpatizantes del candidato presidencial de la oposición Bassirou Diomaye Faye y el líder de la oposición Ousmane Sonko celebran en la sede de la coalición de Diomaye mientras se cuentan los votos en Dakar.

Cuando no habían cerrado las urnas, Sidi, de 25 años, ya había salido a la calle a celebrar el cambio político en Senegal. Saint Louis, uno de los principales puntos de partida de los cayucos hacia Canarias y ciudad de pescadores, cerraba la jornada sin vítores en contra del presidente saliente, Macky Sall. Después de dos meses de manifestaciones y revueltas callejeras, la exaltación tenía un solo nombre: Bassirou Diomaye Faye, aclamado ganador de las elecciones presidenciales y líder del partido de Patriotas Africanos de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (también conocido como el PASTEF).

Oposición de Senegal celebra triunfo electoral de Faye pese a la falta de datos oficiales

“Hemos hecho historia. Teníamos claro que esto iba a pasar, pero no sabíamos cuándo”, cuenta Sidi a este medio. El joven, que regenta una tienda de souvenirs en el casco antiguo de Saint Louis, asegura que ha votado por Diomaye Faye en las elecciones presidenciales del pasado 24 de marzo.

“Quiero vivir en un país donde exista esperanza para los jóvenes”, cuenta. Desde 2021, Sidi ha tenido que salir en varias ocasiones de Senegal en busca de trabajo. “La victoria del PASTEF no es importante por las medidas en contra del neocolonialismo de Francia. Es importante para nuestro futuro económico y laboral”, añade.

A más de 200 kilómetros de distancia, la felicidad de Pape Malick, de 30 años, se une a la voz de Sidi. “Con la victoria de Diomaye, Senegal vive una nueva etapa. El pueblo senegalés está en un estado de euforia total. El sentimiento es unánime”, cuenta en conversación con este medio. “Estamos contentos de que el régimen opresor de Macky Sall ya no esté al frente de este país”, añade. Pape Malick, fundador de Afrothèque, una biblioteca en Dakar con literatura exclusiva del continente africano, su diáspora y el Caribe cree que “con Diomaye al frente del país, se han despertado nuevas esperanzas entre los jóvenes”.

Las urnas y las calles han hablado. Desde 2021, la represión política y el encarcelamiento de líderes de la oposición han envalentonado la popularidad de la oposición, con Ousmane Sonko a la cabeza. Cuando el exlíder político del PASTEF fue acusado de presunta violación, las primeras reacciones entre la sociedad civil denunciaban un plan y una estrategia estatal planificada contra la candidatura del joven. Por ello, las protestas se intensificaron a favor de Sonko y del cambio político en Senegal bajo las riendas del partido de la oposición panafricanista y rupturista.

¿Cómo deja a Senegal la presidencia de Macky Sall?
Según la Agencia Nacional de Estadística, el 20% de la población activa de Senegal está en paro. El problema adquiere mayor dimensión cuando atendemos al censo demográfico del país: la mitad de la población es menor de 19 años y el 75% tiene menos de 35 años. “Los retos más urgentes de los senegaleses, y especialmente los jóvenes, es el empleo, la Justicia y la transparencia en la gestión de los bienes públicos”, apunta Abdoulaye Fall, senegalés y miembro del Grupo de Expertos en Migración de la Comisión Europea y del Consejo Consultivo de la Fundación de la Universidad Autónoma de Barcelona.

A los desafíos relacionados con el empleo se suma un letargo de iniciativas y proyectos de infraestructura que no se han consolidado durante la presidencia de Sall. Bajo el Plan Senegal Emergente (2014-2035), el presidente saliente impulsó la ampliación de la red de carreteras, incluida la que une Dakar con su aeropuerto, así como la creación de la nueva ciudad de Diamniadio o el desarrollo de un tren regional exprés en la capital.

La realidad es que una gran parte de las propuestas han encontrado dificultades para ponerse en marcha y las obras se han prolongado años. Otras, en cambio, han sido criticadas por su coste desorbitado: 36 kilómetros del tren regional resultaron en una inversión de 780.000 millones de francos CFA (más de un millón de euros).

Los 12 años de liderazgo oficialista de Macky Sall también dejan una deuda pública prevista del 67% para 2024, que el nuevo gobierno pretende ahora reducir al 60% de cara al año 2029. La gestión ineficaz de la economía y las corruptelas con los fondos públicos del país no han sido lo único. Según datos de Human Rights Watch, en los últimos tres años se han producido alrededor de mil arrestos de miembros y activistas de la oposición. La mano dura del gobierno de Sall ha mermado la libertad de expresión y reunión, ilegalizó el partido que hoy se alza como ganador y encarceló tanto a su candidato y próximo presidente, Diomaye Faye, como a otro de sus fundadores y exlíder, Ousmane Sonko.

La represión de Sall no pudo con la voz del pueblo

“Estos resultados electorales, que consagran a Bassirou Diomaye como claro ganador, son la culminación de un anhelo popular de cambio de paradigma en la gestión pública en Senegal”, apunta Fall. Ese anhelo popular se ha ido construyendo en los últimos años y se ha consagrado con el pulso de los líderes estatales y las fuerzas de seguridad por reprimir las manifestaciones que reclamaban el cambio.


Imagen de archivo. Manifestantes senegaleses intentan levantar una barricada a las afueras de la Universidad Cheikh Anta Diop en Dakar (Senegal) el 1 de junio de 2023. Jerome Favre / EFE

“En este cambio, ha contribuido tanto la trayectoria profesional del candidato, como el convencimiento de que el futuro del país no se puede construir fuera del enfoque soberanista y endógeno que defienda la formación de Ousmane Sonko”, añade.

“Si Macky Sall no hubiera anulado las elecciones, esto iba a pasar igualmente. Si Ousmane Sonko hubiera participado, este también habría sido el resultado. La población tenía ganas de votar y dejar atrás el régimen violento en el que Macky Sall ha gobernado con mano dura”, cuenta a este medio Moustapha Ady Mbaye Toure, 26 años, activista panafricanista y militante del partido político vencedor.

Tanto Moustapha como otras voces senegalesas apuntan que, desde el primer momento, las decisiones desde el Gobierno por anular o retrasar las elecciones presidenciales estaban justificadas por el miedo al cambio: “Sabían y sabíamos que la resistencia y la oposición iba a ganar”, añade Moustapha Ady.

¿Qué cambia con Diomaye Faye?
“El proyecto del partido de Faye tiene el acierto de comprender, primero, y dar respuesta, después, a las principales preocupaciones de una población mayoritariamente joven y sin perspectiva de realización personal”, cuenta Fall. Hasta el momento, durante la campaña electoral, Faye y su partido han señalado diferentes medidas que quieren llevar a cabo de manera inminente.

Entre ellas, destacan la puesta en marcha de una política anticorrupción rigurosa que incluya reevaluaciones fiscales, o el acceso a políticas de apoyo técnico y financiero para empresarios y responsables de proyectos, con el fin de limitar los efectos devastadores de la inmigración irregular. “La gente es consciente de que la solución a sus múltiples problemas no llegará en el corto plazo, pero se conformarán con que el nuevo presidente demuestre su voluntad de dar respuesta a sus expectativas”, añade Fall.


El presidente electo de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, en su primera aparición pública, el 25 de marzo de 2024, desde las elecciones del pasado domingo Dakar (Senegal). EFE/JEROME FAVRE

Diomaye Faye se convierte en el quinto presidente desde la independencia de Senegal en 1960 y promete estrenar una era de regeneración para el país. A última hora del lunes 25 de marzo y durante su primer discurso como presidente electo, el exinspector de Hacienda insistió en abrir un nuevo capítulo tras los meses de violencia y detenciones que precedieron a las elecciones. “Me comprometo a gobernar con humildad y transparencia y a luchar contra la corrupción a todos los niveles”, señaló durante su intervención. El propio Diomaye Faye fue detenido en abril de 2023 acusado de desacato al Tribunal y fue finalmente liberado apenas dos semanas antes de su victoria en las urnas.

“Ha ganado un proyecto de ruptura y soberanía que busca nuestra dignidad. No tenemos duda de que las promesas de cambio del PASTEF se van a cumplir”, señala Moustapha Ady Mbaye Toure, 26 años, activista panafricanista y militante del partido político vencedor. “Los cambios van a ser tan profundos que podríamos encaminarnos hacia la Segunda República de Senegal. Los jóvenes tenemos que asumir lo que va a venir, acompañarlo, integrarlo y ser capaces de continuarlo durante los próximos años”, añade.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/jovenes-senegaleses-celebran-cambio-politico-anos-protestas-represion-hemos-hecho-historia_1_11245303.html

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Estados Unidos: Solo el 11% de las universidades puede ofrecer un salario competitivo a los investigadores, revela encuesta

Los intentos de atraer y retener talento académico se ven obstaculizados por la incapacidad de las universidades de ofrecer compensaciones monetarias competitivas con las investigaciones financiadas por empresas.

Las universidades luchan por competir con la industria en materia de remuneración económica por las investigaciones que se deben llevar a cabo respecto a los avances tecnológicos que surgen al momento. Sin embargo, una encuesta reveló que apenas un 11% de la academia pueden afrontar el reto económico que tienen frente a lo que prometen las empresas.

 

De acuerdo con la encuesta global realizada por la editorial Elsevier a 115 líderes académicos y financiadores, un 75% de los líderes académicos cree que abordar los desafíos asociados con la atracción y retención de talentos es una alta prioridad para ellos. Y aunque el 93% de los encuestados dice que necesita más financiación para atraer a los mejores talentos, apenas uno de cada 10 líderes académicos dice sentirse bien preparado para enfrentar los desafíos de brindar un salario competitivo.

 

Si ya desde antes este fenómeno era tendencia, desde la pandemia los investigadores tienen un mayor poder de negociación y, en ocasiones, optan por abandonar las universidades para buscar empleos mejor remunerados en el sector privado.

 

Desde la pandemia de COVID-19, los investigadores tienen mejores oportunidades de elección laboral (Imagen Ilustrativa Infobae)

 

En ese sentido, Nick Fowler, director académico de Elsevier, dijo a Times Higher Education (THE) que las universidades enfrentan una “guerra por el talento” y que algunas corren el riesgo de descubrir que “cuando pierden talento entran en una espiral negativa donde su reputación se daña y se vuelve más difícil atraer a los académicos”.

 

En el reporte de la editorial, un líder académico de las Américas dijo que “luchan por reclutar a las mejores personas y, por otro lado, se corre el riesgo de perderlas en sectores industriales donde tienen una gran demanda”. Lo anterior lo ejemplificó con la inteligencia artificial, en donde la academia quiere que se toquen temas de índole social, donde se consideren repercusiones, y sus alcances éticos, sin embargo, la industria continua pagando a los académicos para avanzar en sus aplicaciones y generaciones.

 

“Si se toma un área como la IA generativa, la mayoría de las personas más importantes han dejado sus puestos académicos para trabajar en la industria. Eso es cierto en las mejores universidades de Estados Unidos y en Cambridge, Oxford, UCL e Imperial, por lo que he visto”, expuso el líder académico.

 

Según el informe, las instituciones de América del Norte generalmente pueden ofrecer salarios más “atractivos” que cualquier otra región, lo que deja a las de otras partes del mundo incapaces de competir financieramente. Sin embargo, los líderes académicos de América central y Sudamérica a menudo todavía no se sienten preparados para ofrecer paquetes competitivos.

Fuente: https://www.infobae.com/educacion/2024/03/27/solo-el-11-de-las-universidades-puede-ofrecer-un-salario-competitivo-a-los-investigadores-revela-encuesta/

 

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Rocío Santos Gil: «Con la menopausia empezamos a darnos la libertad para ser la mujer que queremos ser»

Entrevista a Anna Freixas autora feminista del libro «Nuestra menopausia. Una versión no oficial»

Por Rocío Santos Gil

La escritora ha reeditado ‘Nuestra menopausia. Una versión no oficial’ (Capitán Swing, 2023). Su obra reivindica las bondades de esta etapa que los mitos interesados, según explica, se han encargado de oscurecer.

 

Afirma Anna Freixas (Barcelona, 1946) que allá donde va para ofrecer una charla o conferencia consigue llenar el espacio: “Porque todos mis temas son terribles: viejas y menopausia”.

 

Lo declara con una contundencia acumulada, según dice, por los años de experiencia. No existen los paños calientes para esta escritora y profesora de la Universidad de Córdoba ya jubilada, que ha cimentado una carrera de investigación sobre la psicología con perspectiva de género, el envejecimiento de las mujeres o la coeducación, y que guarda en su haber títulos ya claves como Tan frescas. Las nuevas mujeres mayores del siglo XXI (Paidós, 2013); Abuelas, madres, hijas. La transmisión sociocultural del arte de envejecer (Icaria, 2015); Sin reglas. Erótica y libertad femenina en la madurez (Capitán Swing, 2018) o Yo vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres (Capitán Swing, 2021).

 

Llega al MaF (Málaga de Festival) con la reedición de Nuestra menopausia. Una versión no oficial (Capitán Swing, 2023) y consigue, de nuevo, llenar un salón de actos donde, convencidas a la vez que entusiasmadas, las asistentes disfrutan y asienten con las intervenciones de Freixas, que reivindica la menopausia como una etapa llena de bondades que los mitos interesados se han encargado de oscurecer.

 

Desde esa primera edición del libro Nuestra menopausia. Una versión no oficial: ¿ha habido algún encuentro entre el relato no oficial y el relato oficial? ¿En qué has visto la evolución, en caso de haberla?

 

Creo que en el relato oficial ha habido un poquito de cambio. Es decir, en la comercialización del cuerpo de las mujeres, en su medicalización. Desde la publicación del informe de 2002 (se refiere al realizado por The Women’s Health Initiative) en el que se habló de los problemas que producía la terapia hormonal, hay mayor cuidadito, menos tendencia a la administración de hormonas. Ya no se dice que todas las mujeres que quieran pasar bien la menopausia tienen que tomarlas, sino que se específica que solo será en algunos casos. Ellos saben que las mujeres ya no van tan confiadas a la consulta. Así que ahora son más sutiles, inventan otras cosas y van con más cuidado porque también saben las consecuencias. Y, desde luego, lo que más ha cambiado en todo este tiempo son las mujeres.

 

¿Cómo ha sido la evolución de las mujeres desde que sacaste la primera edición del libro?

 

Cada vez tenemos más información y cada vez estamos más convencidas de que las cosas pueden ser de otra manera. Hablamos más entre nosotras. El tabú de la menopausia se disipa y ya las mujeres comienzan si ningún pudor a coger el abanico y a decir “oh, tengo un calor que me muero” y ya está. En este sentido las mujeres, globalmente, incluyendo a las mujeres jóvenes que hablan abiertamente de que tienen la regla o les duele la barriga, están más informadas. Dialogan más entre ellas y no confían tanto en que el otro le va a resolver algo. Empezamos a darnos cuenta de que la menopausia no es tan fiera como nos la pintan.

 

Te refieres a ti misma y usas la palabra vieja con una contundencia que sorprende. Habitualmente solemos suavizar según qué expresiones. ¿Cómo se consigue ese aplomo?

 

La edad te da una mayor seguridad. También ocurre esto porque me he dedicado a tratar de normalizar las canas, las arrugas, la vejez, la edad. A dignificarnos. Que los hombres hagan lo que quieran, pero que las mujeres podamos ir por el mundo sin pedir perdón porque eres vieja, porque estás sorda, porque tienes canas, porque estás gorda, porque eres pequeñita o porque tienes barriga o… ¡o yo qué sé! ¿Por qué tenemos que pedir perdón por tantas cosas? A veces también tengo mucho genio y lo suelto todo así, pero lo que sí he aprendido es a usar el sentido del humor, diciendo todo lo que quiero, pero suavemente.

 

¿En clase eras igual?

 

Cuando daba clases los chicos venían diciendo “¡te ha tocado la Freixas!” o “la Freixas es feminista”. Y yo lo primero que hacía era tratar de congraciarme con ellos. Les decía: aquí vamos a divertirnos, a pasarlo bien, a aprender y nos vamos a reír de todo; de nosotros, de nosotras y vamos ir abriendo los ojos. Así que se trata de relajarse. Con los chicos, en el noventa y pico por ciento, siempre he tenido muy buen rollo. Incluso me paraban para hablar por la calle en Córdoba. El aplomo es una cuestión de edad, pero también viene de aprender unas de otras.

 

De hecho por hablar entre nosotras, entre otras cosas, las que han sufrido reglas dolorosas, han acudido precisamente alarmadas por haber tenido normalizado el dolor y detectar que podía ser algo mucho más serio. Ya no nos fiamos tanto.

 

Es otro asunto que me parece muy importante, el que está relacionado con los tratamientos hormonales. Nuestro cuerpo se tiene que acostumbrar a vivir con estas hormonas. Durante la etapa de la menopausia hay un descenso en la intensidad y en la cantidad de hormonas. En la juventud teníamos pocas hormonas, después aumentaron para poder ser fértiles y luego menos. Nuestro cuerpo se tiene que acostumbrar de la misma manera que se acostumbró a vivir con muchas hormonas y teníamos dificultades: nos dolían las tetas, la cabeza y teníamos determinados problemas vinculados al ciclo. Si tú evitas las dificultades que está demostrando tu cuerpo para adaptarse a esta carencia de hormonas, estás posponiendo un tema. De aquí a cinco años tendrás el mismo problema.

 

Hay gente que dice “no puedo dejarlo [el tratamiento] porque me vuelven los sofocos”. Pues claro. Porque no has dejado que tu cuerpo se adapte a esta etapa vital. Me parece muy importante. No es que estemos enfermas por falta de hormonas, que es lo que vendieron: es que el cuerpo tiene que adaptarse a estar con unas hormonas determinadas que son las necesarias para vivir.

 

¿En qué momento decidiste que este tema era interesante para ti y que querías hablar con mujeres, poniéndolas en el centro de tus estudios?

 

Te puedo decir exactamente la fecha: alrededor de 1980, con unos 33 años. Había empezado dos tesis doctorales que no me interesaron nada y entonces Miguel Siguán, el catedrático de Psicología en la Universidad de Barcelona, un hombre muy sabio, me dijo: “¿Por qué no te interesas por el tema de las mujeres haciéndose mayores?”. De hecho, mi tesis se llamó Autopercepción del proceso de envejecimiento en la mujer entre 50 y 60 años. Allí empecé a trabajar sobre esta cuestión, que ha sido el tema de mi vida con el que he envejecido. Empecé joven y ya llevo 40 años. A medida que me he ido haciendo mayor he seguido estudiándolo junto a otras cuestiones que han ido apareciendo.

 

¿Y qué ha sido, después de estudiar en profundidad cuestiones relacionadas con el envejecimiento y la menopausia y de haber tenido tantas conversaciones con mujeres, lo que más te ha llamado la atención?

 

Piensa que cuando empecé a trabajar sobre la menopausia ya llevaba unos quince o veinte años investigando sobre estos temas en general. Cuando me paré a estudiarla, tenía ya hechas muchas conversaciones. Quizás una de las cosas que me ha impactado más, ahora que me dices esto, era el poco interés que tenían las mujeres posmenopáusicas en hablar de la menopausia. “La menopausia, sí, aquello», “Ah, bueno, eso pasó”, decían.

 

Así como las que no la teníamos o que nos encontrábamos justo en esta etapa estábamos más interesadas en saber, nos encontrábamos con el desinterés total de las mujeres posmenopáusicas. Y, en cambio, la afirmación que estoy obteniendo en los últimos tiempos cuando ahora les pregunto en mis conferencias “¿es lo mejor que nos pasa?” y todas afirman así [hace el gesto de afirmación con la cabeza]. Ayer mismo ocurrió en la charla que di. Porque, claro, es verdad que hay mujeres que lo pasan mal, pero es un porcentaje bajo. También hay niñas que pasan muy mal la regla. Entonces, ¿por qué tanto interés en una cosa y tan poco en la otra? Es sospechoso.

 

Ayer decías que el cuerpo de las mujeres es un negocio. ¿A quién beneficia?

 

Beneficia a todos. Date cuenta de que las mujeres somos las pobres del planeta. La población pobre somos nosotras. Y resulta que somos las que damos de comer a mogollón de gente: la moda, los centros de estética, las uñas, el fitness y los gimnasios, la farmacia, la industria cosmética, la médica. Porque queremos adelgazar, porque queremos engordar, porque queremos crecer. Somos un enorme negocio.

 

Desde el momento que tienes la primera regla estamos constantemente llenas de expectativas que nos tienen soliviantadas y sometidas a una presión social enorme: embarazo, estudios, creación de familias… cuando parece que llega la plenitud de tu vida y puedes estar tranquila, llega la perimenopausia, después la menopausia y se nos presenta, dentro de las referencias que tenemos, como algo terrible. ¿Cómo construimos otra imagen y derribamos los mitos?

 

Es que con la menopausia no pasa nada. La menopausia solo es un momento del ciclo vital en el que la regla desaparece. Implica que durante una serie de años antes tus hormonas descienden y tus ciclos se alargan, se acortan, tienes pérdida de sangre… hay una serie de indicadores donde vemos que las hormonas están ya despidiéndose. Y eso también ocurrió cuando tú eras niña. A los nueve años, aún sin regla, empezamos a ver señales que nos van anunciando que estamos desarrollando nuestro cuerpo de mujer, con la aparición de vello o el desarrollo del pecho. Pues esto es lo mismo.

 

Se va anunciando que las hormonas están disminuyendo. La mayoría de la gente pasa la menopausia sin enterarse. Yo misma no he tenido absolutamente ni un sofoco. Se fue después de 12 meses. Pensé “hace doce meses que no tengo la regla y esto se acabó”. O llevas seis meses y ¡pam! Tienes tres meses más de regla y después se vuelve a ir otro año. Pero lo que sirve bastante es el hablar con otras mujeres, con otras chicas que están en el mismo momento que tú: con tu madre, con tus hermanas, con tus cuñadas, con tus amigas. En absoluto quiero negar que haya personas que lo hayan pasado mal. Por supuesto que sí, personas que han tenido muchas dificultades porque su cuerpo no se adaptaba. ¿Pero decir que es la norma? Esto se da en un porcentaje que es la excepción.

 

El porcentaje de mujeres que tienen sofocos no es el cien por cien ni el cincuenta por ciento. Y dentro de este cincuenta por ciento hay de todo: hay quien tiene muchos sofocos y viven con ellos durante muchos años y a veces se alargan porque tienes otros problemas como puede ser la tiroides. Pero yo creo que hay que hablarlo y conversarlo con otras, ver cómo lo han vivido las mujeres de alrededor. Ayer me decían unas chicas, que habían sido ya menopáusicas, que no sabían cómo lo habían pasado sus madres y abuelas. No se enteraron porque estas mujeres vivieron lo que les tocó vivir. El interés por aplazar los síntomas se vende con tratamientos para continuar siendo joven y eso no es cierto. Puedes retrasar algo en algún momento pero el programa biológico está allí y las arrugas te están esperando.

 

Hablabas de la menopausia como una etapa vital de libertad, a pesar de que es un momento al que muchas mujeres temen. ¿Por qué la vinculas con la liberación?

 

No soy yo sola, lo digo yo y lo dicen otras pensadoras. Primero: no te puedes quedar embarazada. Segundo: hablamos de la caída de las hormonas. En este momento empiezas a pasar de ese modelo de feminidad, de la sumisión femenina patriarcal que consiste en gustar a los demás y empiezas a pisar más fuerte. Profesionalmente, también estás en otro momento y vas adquiriendo un mayor dominio de tu vida. A partir de aquí hay muchas libertades y muchas de ellas provienen del feminismo, porque tu situación y tu relación con otras mujeres te va dando alas. Es como si se cayera el velo y pudieras darte la libertad de empezar a ser tú. No ser tanto para otros, para tus hijtos, tu parejita, para tu mamá, para los del trabajo… empezamos a darnos la libertad y darnos permiso para ser nosotras. Para ser la mujer que queremos ser.

 

Hablas en el libro de las referentes, que tanta falta nos hacen, aunque cada vez hay más. ¿Qué referentes has tenido tú?

 

Vosotras lo tenéis mejor, tenéis más referentes. La gente de mi generación o de las siguientes a las mías no hemos tenido muchas, pero nos hemos ido fijando, por ejemplo, en actrices coetáneas como Susan Sarandon o Meryl Streep. Ese tipo de mujeres en las que hemos visto que querían ser ellas, sobre todo en lo estético. Y, aunque es más joven que yo, tenemos a Ángela Molina, por ejemplo. Pero en esto se ha mejorado.

 

Me fijo, por ejemplo, en los pies y los zapatos. Una de las cuestiones más graves de la vida de las mujeres ha sido el tema de los taconazos. Si miras ahora por la calle prácticamente no hay mujeres que vayan con ellos. Antes no. Ahora en una celebración la gente se los pone si quiere sufrir, pero es que, a veces, no se llegan a usar ni para esas ocasiones. La moda también ha cambiado y es menos restrictiva para nosotras. Es muy importante el que nos atrevamos a ser diferentes, a mostrar nuestra diferencia y nuestro ser, porque la perversión del mito de la belleza es que es inalcanzable. Y al ser así, nunca vas a estar suficientemente cerca. Es desmoralizante. Inviertes dinero y siempre estamos en el punto cero.

 

Hablas también de la importancia de los ritos. Es muy complejo porque vivimos de forma tan acelerada que hace que se pierdan ritos, otros que no dejamos que se asienten ni que se consoliden pero hay otros que se mantienen porque se capitalizan. ¿Qué ritos crees que las mujeres deberíamos asentar respecto al envejecimiento?

 

Sobre los ritos en los que más he pensado últimamente han sido los que tienen que ver con la muerte. Está muy institucionalizado y quizás necesitamos hacerlo y practicarlo a nuestra conveniencia. A raíz de una amiga mía que durante la crisis de 2008 montó un tanatorio (y me pareció una cosa increíble y divertida), pensé: las mujeres deberíamos montar un tanatorio feminista, laico y ecologista. Porque el rito de la muerte es hipercomercial y tóxico. Pesar en cómo queremos despedirnos de esta vida. No tenemos una palabra para la orfandad de una amiga. Se te va tu amiga del alma y no tienes palabra para nombrar ese estado. Sobre la menopausia, por ejemplo, hablé con mis amigas para hacer una fiesta y así dar la bienvenida a esa etapa, donde cada una llevase una cosa alusiva a la regla. Pero finalmente no se hizo. Creo que hay que pensar el divertimento y celebrarlo. Alcanzamos una edad en la que lo que más celebramos es la jubilación.

 

Libro «Nuestra menopausia Una versión no oficial» de Anna Freixas

Fuente: https://www.lamarea.com/2024/03/20/anna-freixas-con-la-menopausia-empezamos-a-darnos-la-libertad-para-ser-la-mujer-que-queremos-ser/

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