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Educación Mediada por TIC sin caer en la tentación de la “Nueva Normalidad Educativa”

Por: Oswaldo Espinoza

Aparentemente fuimos sorprendidos, o al menos es lo que muchos comentan sobre la situación extraordinaria que vive la humanidad en el marco de la pandemia por la Covid-19, incluso algunos colegas aun no salen de la sorpresa de ver rota la presencialidad que dábamos por segura en el proceso educativo universitario; no obstante esto no es así, cómo podemos hablar de sorpresa y endilgar a la pandemia la culpa del rompimiento de la burbuja de espejismos que conocemos como normalidad, sustentada sobre los mitos de la modernidad. La pandemia no es causa sino manifestación y consecuencia de un sistema que está en crisis, un sistema que se sustenta en la racionalización de sus propios mitos, en la naturalización de las diferencias como jerarquías y en una relación parasitaria con el medio natural, las cuales justifican la explotación de una minoría global privilegiada sobre las inmensas mayorías excluidas del mundo, al igual que la destrucción suicida de la naturaleza y de las condiciones necesarias para la reproducción de la vida; una crisis que en esta etapa nos confina en nuestros hogares para salvarnos, y nos distancia de los lugares de trabajo y los espacios de aprendizaje para cuidarnos; en este marco, las TICs se presentan no solo como una alternativa que ha estado disponible desde hace mucho tiempo, sino como la única alternativa posible para la continuidad del proceso formativo.

La educación asistida por tecnologías de la información y comunicación (TIC), ya se ha establecido en el mundo como una forma de desarrollar el proceso educativo, bien como complemento del insustituible encuentro presencial en el espacio de aprendizaje, agregando medios, herramientas, recursos, procesos y productos  que potencian los objetivos formativos; o bien como alternativa cuando las distancias, la salud, la seguridad o razones de fuerza mayor compliquen o impidan la interacción directa con el grupo educativo; el problema ahora es que para que disponer de los beneficios de esta alternativa se requieren una serie de condiciones sociales, políticas, económicas y por supuesto tecnológicas, como la disponibilidad de la infraestructura pública y los dispositivos de acceso, condiciones que se fueron creando en el marco del proceso político bolivariano, pero que luego han sido seriamente golpeadas por la guerra imperial contra nuestra nación, a la que se suman los errores, omisiones y connivencias propias, como gobierno y como sociedad. De igual forma, las instituciones educativas, incluyendo las universidades, deben contar con las plataformas, propias o de terceros, en las que la comunidad educativa pueda interactuar y cubrir al menos un porcentaje del contenido curricular; lamentablemente pocas universidades cuentan con esa plataforma, que en circunstancias extraordinarias, como la presente, podrían servir para garantizar la continuidad del proceso educativo; de hecho es aquí donde podemos afirmar que fuimos sorprendidos sin estar preparados.

La situación descrita requiere adaptarse rápidamente para preservar el sagrado derecho a la educación; aquí las TICs se convierten en la tabla de salvación pero es necesario hacer advertencias y evitar caer en tentaciones, como la de convertir esta “normalidad relativa educativa” en la “nueva normalidad educativa” del proyecto globalista neoliberal del que nos advierte nuestro colega Luis Bonilla en su más reciente artículo dedicado al tema de la universidad en casa; me refiero a la intención descarada de eliminar progresivamente al Estado de su responsabilidad educativa, trasladando esa labor a la familia en los hogares a través de prestadores privados del servicio; en el camino también se borra la interacción social directa y se sustituye con más individualismo. Resulta fundamental abrazar las TICs como alternativa y complemento extraordinario al proceso educativo, sin olvidar que el mismo tiene una dimensión sociopolítica que sólo es posible con el encuentro directo en los espacios de aprendizaje.

Con el fin de responder a la situación actual de la mano de las TICs, resulta necesario asumir importantes desafíos como Estado, como institución y como comunidad educativa, y aún más específicamente como docentes. Al Estado bolivariano de Venezuela la corresponde hacer los mayores esfuerzos para superar las adversidades y garantizar a la población venezolana el acceso a la red que permita la interacción efectiva y oportuna en el ambiente virtual de aprendizaje; esto va desde el servicio eléctrico hasta los dispositivos personales de acceso. Las universidades tienen el deber inaplazable de crear o afiliarse a las plataformas de educación virtual, las cuales permitan el cumplimiento de un porcentaje del contenido en circunstancias regulares o la totalidad del currículo en circunstancias extraordinarias. Por otro lado, para la comunidad estudiantil resulta vital asumir el desafío que implica esta modalidad de aprendizaje, pues como saben todos los que han tenido experiencia con la educación a distancia, se requiere una importante dosis de autodisciplina, voluntad y compromiso. Finalmente para los docentes los desafíos son múltiples, por ejemplo para aquellos que se asuman como migrantes digitales, un proceso de actualización y adaptación resulta imprescindible, y en este aspecto la institución tiene un papel que jugar; otros retos para los educadores universitarios los presenta la profesora Katerina Barrios (2015), que quien escribe podría agrupar básicamente en tres grandes desafíos: Lo desafíos onto-epistemológicos, los académicos y finalmente los de interacción humana con los participantes.

Uno de los desafíos representa tanto una invitación como un reto, aunque yo agregaría también una advertencia; se trata de estar dispuesto a aprender, desaprender y reaprender, más no sólo de aprender y reaprender nuevas estrategias o el uso de nuevas tecnologías, también de aprender  de los saberes y experiencias de los participantes, sujetos cognoscentes, educandos-educadores en el espíritu de Freire; sobre el desaprender hay que tener en cuenta la aclaratoria que nos hace Santos Boaventura (2010), sobre las diferentes implicaciones del desaprender entre el norte y el sur global, pues mientras para el norte despensar y desaprender se propone sobre todo aprender a ignorar, dejar de lado, olvidar o producir como inexistente (como cuando nos hacen olvidar nuestra identidad y el amor a la patria), en el sur, se trata de despensar y desaprender la razón indolente como pensamiento hegemónico, y reinventar o rehabilitar como sabios y válidos los saberes y experiencias propios que la razón indolente declaró como ignorantes o ausentes.

Finalmente se plantean los desafíos académicos que implican una preocupación por la formación permanente del educador, consolidando el conocimiento de los temas a abordar, lo cual exige constituirse en un lector asiduo y un investigador constante, que produce y divulga, crea y recrea saberes, labor para la cual la institución debe brindar todos los medios posibles. Por último, están los desafíos de interacción personal del docente con los participantes, que van desde la capacidad de comunicarse hasta el acompañamiento personalizado de cada miembro del grupo educativo, un reto en las circunstancias vigentes, en la que muchos estudiantes, y algunos docentes, han declarado la imposibilidad de mayor interacción por no contar con los medios y dispositivos de acceso, o con los servicios mínimos  (electricidad y/o internet) para establecer contacto con sus compañeros y docentes, además de agregar, justificadamente, las difíciles condiciones socioeconómicas que viven en sus núcleos familiares por la precarización del salario y la despiadada guerra económica.

Universidad en casa mediada por las TICs constituye una respuesta valiosa para garantizar el derecho a la educación universitaria a los venezolanos; una oportunidad que se debe aprovechar asumiendo los desafíos que plantea y evitando las tentaciones y trampas de una “nueva realidad educativa” distante, individualista, privada, excluyente y deshumanizada.

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Fotografía: poresto.net

Fuente e Imagen: https://insurgenciamagisterial.com/educacion-mediada-por-tic-sin-caer-en-la-tentacion-de-la-nueva-normalidad-educativa/

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Ecología de los Saberes para la Democracia Cognitiva, Participativa y Protagónica

La Interacción Socioeducativa como práctica para Civilizar la Ciencia y Cientifizar la Ciudadanía.

Oswaldo Espinoza

La Democracia del Siglo XXI, exige una educación del siglo XXI con escuelas y universidades del nuevo milenio, por esta razón en el marco del proceso Bolivariano en Venezuela se ha impulsado la transformación de las relaciones entre las instituciones educativas y la sociedad de la que forman parte, es así como surgen las políticas vinculadas con la triada Escuela – familia – comunidad en el proyecto educativo nacional de educación básica y media y el Proyecto Socio-comunitario, socio-integrador o socieducativo en las universidades nacionales nacidas en el marco del proceso político Revolucionario.

Para la Universidad Bolivariana de Venezuela esta práctica se designa originalmente como Interacción Socioeducativa, el cual en opinión del autor resulta el término adecuado en comparación con el que se asume ahora dentro de la institución: Integración Socioeducativa; la razón es muy sencilla y es que si bien la interacción con las comunidades debería procurarse armoniosa y buscar la integración, la comunidad no es el único actor de la sociedad con las que la institución educativa deberá interactuar en su transformación de torres de marfil e islas académicas en sujetos plenos del proceso de desarrollo y construcción del proyecto de país consagrado en la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela; de hecho con algunos de estos actores la interacción puede ser de necesaria confrontación y denuncia, como por ejemplo con grandes corporaciones que atenten contra la salud de la humanidad o la naturaleza producto de sus prácticas industriales.

Más allá del asunto de la designación de esta práctica socioeducativa, la misma se ha convertido en una forma ciertamente revolucionaria de estrechar los vínculos entre las instituciones educativas, sus estudiantes y docentes con la realidad de sus comunidades de origen para la solución participativa de las problemáticas locales, el aprovechamiento sustentable de sus potencialidades y la producción de conocimiento pertinente y creíble, en tanto contextualizado en la realidad y legitimado por la participación ciudadana. No obstante, las aseveraciones expresadas en estas últimas líneas sufren los embates de dos formas de producción de no existencia de la razón metonímica, de acuerdo a la definición de las Sociologías de las Ausencias realizada por el Boaventura de Souza en el Milenio Huérfano, estas formas son la monocultura del saber y de las clasificaciones sociales, de las cuales la sociedad venezolana, y especialmente los actores académicos no pueden o no quieren desprenderse, reproduciendo dichas lógicas consciente o inconscientemente.

De esta forma, por una parte las escuelas y universidades siguen asumiendose como centros de saber y guardianes del conocimiento único y verdadero produciendo en consecuencia la no existencia de las comunidades como ignorantes e inferiores; esto se evidencia cuando o bien se asume a la comunidad como simple objeto de estudio y fuente de información (riesgo academicista) y por lo tanto necesitada de la iluminación científica, o bien como víctimas incapaces (riesgo asistencialista) necesitada de las soluciones que solo el estado y las instituciones educativas pueden brindar. Ante estos riesgos la comunidad termina no teniendo una participación real, por cuanto no es reconocida como un actor cognoscente, completamente capaz de poseer y producir conocimiento  válido y legítimo a partir de su vivencia, de su experiencia y contacto permanente con su propia realidad; la consecuencia es que se imposibilita un diálogo real de saberes perdiéndose la oportunidad de enriquecimiento mutuo.

Si bien los riesgos citados han provocado sus efectos negativos en la interacción socioeducativa la experiencia en líneas generales ha permitido abrir los canales de diálogo y comunicación, sobre todo para la atención de la realidad comunitaria relacionada con sus problemas locales, sin embargo  se hace necesario profundizar la interacción para la producción de conocimientos en el espíritu de lo expresado por Vaz Moniz (2005) de civilizar la ciencia y cientifizar la ciudadanía; para ello resulta imprescindible en primer lugar el reconocimiento de las comunidades como entidades cognoscentes, al tiempo que las instituciones educativas reconozcan sus propias ignorancias e incluso pongan en duda algunas de sus certezas heredadas del positivismo dominante; también es fundamental para las instituciones educativas dejar de asumirse como actores separados e independientes de la realidad y menos aún como centros de la sociedad, siendo esto último un  error del propio estado nacional que afirma que la escuela es el centro del quehacer comunitario.

Otro aspecto al que se le ha prestado relativamente poca atención tiene que ver con la sustentación y construcción teórica del enfoque de la Interacción Socieducativa, razón por la cual quien escribe ha dedicado hasta ahora dos trabajos de investigación sobre el tema: La Interacción Socioeducativa, una relectura de las relaciones Universidad – Comunidad (2008), y Aportes Teóricos para los procesos de Interacción Socioeducativa Universidad – Comunidad (2013); en este sentido los aportes del trabajo: Ciudadanía, Conocimiento, Ciencia y Educación CTS, Rumbo a Nuevas Dimensiones Epistemológicas (Moniz, 2005), resultará de utilidad para el nuevo proyecto de trabajo de investigación: La Interacción Socioeducativa como Ecología de los Saberes para la Universidad del Siglo XXI.

Volviendo sobre la Interacción Socioeducativa como práctica histórica del proceso bolivariano, es pertinente preguntarnos ¿qué se hace y que es necesario implementar a partir de las lecturas del trabajo de Moniz?; en primer lugar esta experiencia ya vincula a todos los estudiantes de las universidades experimentales y las nacidas en revolución con sus realidades locales a través de Proyecto Socioeducativo a lo largo de todo su proceso formativo, un trabajo que se realiza en, para y sobre todo con la comunidad (aunque este aspecto se ve afectado por los riesgos citados en párrafos anteriores); en este misma dirección los trabajos de investigación de grado surgen de la experiencia de proyecto, evitando de esta forma la fobia TMT (Todo menos tesis) y la perversa práctica de las tesis por encargo; de esta forma se contribuye a la solución de problemas reales comunitarios al tiempo que se promueve la investigación directamente en el entorno social.

Lo expuesto en el párrafo anterior sin lugar a dudas que constituye un logro en el camino correcto, no obstante atendiendo los desafíos de civilizar la ciencia y cientifizar la ciudadanía es necesario profundizar la participación ciudadana y comunitaria, en la toma de decisiones sobre el proceso investigativo y evitar caer en imposiciones incoherentes con el proyecto nacional, como por ejemplo cuando se trató de establecer como orden vertical que todos los proyectos, del Programa de Formación de Grado en Comunicación Social de la UBV, fueran sobre medios de comunicación alternativos sin tomar en cuenta las diversas realidades con las se pudieran encontrar los investigadores en nuestro amplio territorio y nuestra multicultural sociedad. Participar en las decisiones de política académica y de investigación va desde la definición participativa del diseño de líneas de investigación hasta la decisión de cambiar el título o un objetivo en el informe del trabajo final de grado; es decir,  se trata de asumir a la comunidad como Co-investigadora con todas sus implicaciones.

Por otro lado resulta imprescindible reforzar el papel de la comunidad como contralora de la acción política del estado y sus instituciones incluyendo a las universidades con sus “expertos y especialistas”, no solo como una función de vigilancia sino también como acompañamiento calificado, tanto desde el conocer del entorno y su realidad, como desde sus conocimientos y saberes científicos o ancestrales de los que los académicos podemos (y debemos) aprender mucho.

Finalmente es cierto que la participación ciudadana y comunitaria en los proyectos técnicos e investigaciones científicas puede tener sus límites producto de toda una tradición pública centrada históricamente en el asistencialismo y paternalismo de estado que desestimula la participación en los procesos, e incluso en una cultura consumista e individualista heredada del capitalismo y la transculturación que no permiten a la ciudadanía identificar problemas reales y graves, ocultos tras necesidades creadas convertidas en prioridad producto de la colonialidad; en todo caso es allí donde debe intervenir el proceso de cientifizar la ciudadanía, reconociendo y certificando sus conocimientos y saberes, acompañándolos en los procesos de sistematización y tecnificación sustentables de sus experiencias y conocimientos, a la par de brindar las oportunidades para adquirir o crear juntos nuevos conocimientos en el marco de una Ecología de los Saberes.

Referencias:

Castillo-Cubillos, Mónica. El papel de la participación ciudadana en las políticas públicas, bajo el actual escenario de la gobernanza: reflexiones teóricas. CS [online]. 2017, n.23, pp.157-180. ISSN 2011-0324. Disponível em: http://dx.doi.org/10.18046/recs.i23.2281

Vaz Moniz dos Santos, Maria Eduarda. Cidadania, conhecimento, ciência e educação CTS: Rumo a «novas» dimensões epistemológicas. Revista Iberoamericana de Ciencia, tecnología y sociedad, Ciudad Autónoma de Buenos Aires , v. 2, n. 6, p. 137-157, dic. 2005.

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Mundo: La pandemia no es más que una consecuencia

La pandemia no es más que una consecuencia

Por Oswaldo Espinoza

Fuentes: Alainet

La pandemia de la Covid-19 representa sin lugar a dudas el acontecimiento histórico más importante de los tiempos contemporáneos, su alcance e impacto en la sociedad y la ilusión compartida de una realidad inmutable e infinita que llamamos normalidad, convierten este hecho en un momento de inflexión para el destino de la especie humana; sin embargo, la pandemia no es la causa de las calamidades presentes del mundo; de hecho no es más que un producto del sistema mundo moderno-colonial sustentado en el modelo de producción capitalista, en la racionalidad positivista, en la cosmovisión antropocéntrica de la teología de la dominación y en la reproducción constante de los patrones hegemónicos y coloniales.

Ignacio Ramonet, desde su cuarentena en Cuba, reflexiona sobre la pandemia y el sistema mundo, derrumbando algunos de los mitos que rodean al fenómeno de la pandemia al tiempo que expone el potencial de la misma para un iniciar un proceso de cambio societal, sin dejar de alertar sobre los riesgos inherentes a este momento de incertidumbre histórica.

Para entender la relación entre la pandemia y el sistema mundo del que se desprende, es necesario conocer que el sistema mundo moderno colonial ha establecido e impuesto su cosmovisión como la única lógica para la existencia humana, negando y produciendo como inexistentes todas las otras formas históricas y alternativas que existieron y existen en la inmensa diversidad y riqueza de la humanidad; sobre todo hay que leer ese sistema desde dos dimensiones trascendentales para comprender como es que la lógica moderna del sistema mundo produjo la pandemia.

Por una parte encontramos la forma de relación entre la especie humana y la naturaleza, y por otra parte los patrones de relación entre los seres humanos; en el primero de los casos la cosmovisión judeo-cristiana establece a través del mito creacional del génesis, una lógica del hombre como la cima de la creación divina y a la naturaleza la coloca bajo su señorío y dominio, es decir que la lógica relacional humano-naturaleza se establece bajo la premisa de la propiedad, con la tierra y todas sus creaturas al servicio del hombre que puede disponer a voluntad de la misma; esta lógica se traduce en un modelo de explotación de los recursos naturales hasta el agotamiento y su destrucción final que invariablemente obligaba a la expansión y búsqueda de nuevas tierras y recursos derivando en el colonialismo

El modelo de producción capitalista no hace más que llevar esta lógica de relación al extremo, expandiéndola y multiplicando sus efectos; así encontramos que, como expone Ramonet, la expansión del modelo de producción capitalista invade y destruye sistemáticamente ecosistemas naturales, rompiendo los equilibrios biológicos establecidos y aumentando el contacto y la exposición entre los seres humanos y organismos vivos tradicionalmente aislados de la actividad humana, incrementando el potencial de contagio de virus zoonóticos, que se transmiten de animales a humanos como en el caso de los SARS, familia a la cual pertenece el SARS COV-2 causante de la Covid-19; súmese a ello la superpoblación, la interdependencia, la extinción de especies de control biológico, la domesticación masiva y consumo indiscriminado de otras especies de origen silvestre, y el resultado será el coctel perfecto para el surgimiento de nuevas pandemias tan o más letales que la Covid-19.

La otra lógica relacional del sistema mundo moderno-colonial es la que establece las relaciones entre los seres humanos a partir de patrones de dominación y explotación fundamentadas y racionalizadas a través de la naturalización de las diferencias como jerarquías que establecería a una minoría de la especie como superior y por lo tanto como la más preparada para gobernar y dirigir los destinos del resto de la especie; básicamente, esta población “naturalmente superior” viene a estar representada por los hombres blancos, europeos y sus descendientes directos, positivistas, cristianos y capitalistas, de ahí que los patrones de dominación sobre los que sustenta la modernidad sean sus propios mitos racionalizados: El patriarcado, racismo, colonialismo, y capitalismo. La otra cara de esta lógica consiste, en consecuencia en la producción sistemática de las grandes mayorías de la especie humana como naturalmente inferiores, barbaros, atrasados; cuando no declarados como primitivos o simplemente inexistentes; de esta forma las grandes mayorías de la humanidad se ven privadas de su propia historia, se les prohíbe su identidad, no se les reconocen sus conocimientos, ven estigmatizadas sus creencias y cosmovisiones y finalmente se les niega la posibilidad de soberanía y autodeterminación, junto con su derecho a determinar y construir su propio destino.

Esta lógica relacional profundamente injusta y desigual produce una enorme brecha abismal entre una minoría privilegiada que gobierna el sistema mundo y las grandes mayorías, ignoradas, explotadas, victimizadas, excluidas y producidas como inexistentes. La pandemia no produjo la brecha abismal pero, como bien apunta Boaventura de Souza Santos, si la desnuda y la revela en toda su magnitud, no por nada, si bien el virus no distingue raza ni clase social, las condiciones de vida de los sectores desfavorecidos terminan potenciando el riesgo de contagio y limitan enormemente el tratamiento y lucha contra la enfermedad; la contundencia de tales afirmaciones se evidencian en las cifras de contagio y letalidad entre la población latina, emigrante y afrodescendiente en EEUU, hoy por hoy centro de la pandemia mundial.

Sin lugar a dudas que las condiciones en las que viven las grandes mayorías de excluidos de la sociedad, de los olvidados de la tierra, contribuyeron innegablemente a la rápida expansión de la enfermedad por el mundo y sobre todo en el sur global; vivir hacinados, con bajas condiciones de salubridad, escasos ingresos, trabajos de alto riesgo, bajos niveles de nutrición, limitado acceso a la atención médica y escasa protección social, impiden cumplir con el distanciamiento social y las demás medidas de prevención sanitarias al tiempo que potencian exponencialmente los efectos de la pandemia.

La pandemia parece estar dejando claro en la conciencia colectiva que algo debe cambiar en el mundo; por otra parte la mayoría de los analistas, estudiosos e intelectuales coinciden en que nada será igual después de la pandemia; no obstante la historia ha demostrado que luego de las grandes crisis la humanidad hace lo posible por olvidar y retomar lo antes posible su forma de vida y recuperar la “normalidad”, el asunto es que el problema es precisamente que esa normalidad se sustenta en un sistema mundo que se basa en unas lógicas que producen simultáneamente la destrucción de la naturaleza y la explotación injusta de la mayoría de la humanidad por un pequeño sector privilegiado de la especie que se asume soberbiamente como naturalmente superior; si bien ambas lógicas han sido perfectamente racionalizadas por la modernidad, resultan completamente irracionales desde el punto de vista de la creación y reproducción de la vida y representan un camino suicida sin retorno para la extinción de la especie humana; para superar esta ruta autodestructiva el mayor obstáculo es que la modernidad ha hecho tan bien su trabajo de racionalización de sus mitos que ha convencido a las grandes mayorías que el sistema mundo moderno colonial es el mejor de todos, es más, se trata del único posible, no ha existido, ni existirá otro mejor o alternativo; por lo tanto, la humanidad parece estar inclinada a olvidar y volver a la normalidad que conoce por más injusta y ecocida que esta pueda ser, porque en la psique colectiva no existe alternativa.

Aunque la tendencia descrita es real, al parecer algo parece estar operando en la conciencia social en el marco de la pandemia, quien escribe publicó hace un tiempo que la pandemia del coronavirus al tiempo que cubría con mascarillas los rostros de la humanidad, hacia caer las máscaras del sistema mundial, y es ese proceso de develación y exposición cruda de las verdades ocultas detrás de la ilusión de la “normalidad” cotidiana, lo que brinda la oportunidad de aprovechar la pandemia como un momento de inflexión histórica con el potencial de provocar una nueva sociogénesis con conciencia planetaria que nos saque de la ruta de colisión con la extinción autoinflingida; esa dosis de realidad en la que los buenos del cine que salvan al mundo de todo tipo de amenazas, desde extraterrestres, asteroides, plagas, desastres naturales y los malosos villanos, de repente se revelan como ladrones, egoístas y oportunistas, incapaces de brindar solidaridad pero muy dispuestos a aprovechar la coyuntura para bloquear, sancionar, atacar a los pueblos del mundo del que supuestamente se autodenominan líderes y protectores; realidad que irónicamente también muestra a la “liga del mal”, los demonizados villanos, exportando ayuda, solidaridad, atención y asistencia sin condiciones e incluso desde la propias carencias y necesidades prestando cooperación con quienes históricamente los han calificado de inferiores, enemigos y malvados.

Contrario a la pretendida exclusividad de la modernidad como único sistema mundo posible y deseable, existen alternativas, ancestrales y contemporáneas, previas y emergentes a la modernidad, formas otras de entender al mundo y la humanidad, lógicas realmente racionales y sustentables de concebir las relaciones de los seres humanos con la naturaleza y las relaciones entre los miembros de nuestra especie; lógicas para la creación y reproducción de la vida; se trata de cosmovisiones originarias que lejos de establecer a la naturaleza como propiedad al servicio del hombre la asumen como madre, dadora de vida, proveedora de recursos y protectora de sus hijos; desde esta perspectiva los modelos de producción abandonan la explotación hasta el agotamiento y la destrucción porque a una madre no se la usa y abusa hasta matarla, a una madre se la ama, se le cuida y se la protege; junto a una cosmovisión diferente, están las alternativas contemporáneas y emergentes como la agroecología y la permacultura, la fusión entre tradiciones milenarias e innovaciones tecnológicas sustentables puede producir no solo una lógica alternativa de relación humano-naturaleza, sino también nuevos modelos productivos que favorezcan la reproducción de la vida.

De la mano de una mayor conciencia planetaria, tiene que surgir una nueva ecología social, que parta de los reconocimientos más allá de las diferencias, según Santos, se trata de reconocernos como diferentemente iguales e igualmente diferentes, distintos en identidad cultural, colores, costumbres, historias, creencias y prácticas sociales, pero iguales en valor, capacidad y derechos; la ecología de los reconocimientos implica el derrumbe de la pretendida naturalización de las diferencias de la modernidad a través del combate colectivo contra los patrones de dominación que las sustentan, como el racismo, el patriarcado, la teología de la dominación, la pretendida exclusividad y universalización del conocimiento eurocéntrico, el colonialismo/neocolonialismo y el capitalismo y globalismo neoliberal, así mismo exige la reivindicación de la historia, memoria e identidad de los pueblos sistemáticamente excluidos, explotados y producidos como inexistentes, reconocer su sabiduría, sus conocimientos contextualmente e históricamente válidos, reconocer y aprender de sus prácticas sociales y políticas más participativas e incluyentes que el modelo liberal representativo. Una nueva sociogénisis es posible, reducir la brecha hasta desaparecerla es alcanzable, se trata de hacer, en palabras de Alí, más humana la humanidad.

Lamentablemente, como advierte Ramonet en su trabajo, en la pandemia también están gestándose otros fenómenos que nos pueden llevar en la dirección contraria; de esta forma el miedo colectivo, el temor generalizado a la enfermedad, exacerbado hasta el paroxismo por los medios y las redes sociales, está haciendo que la gente esté dispuesta a renunciar a su libertad general, a su privacidad individual e incluso a sus derechos políticos, laborales y sociales, de repente el estado aparentemente condenado a reducirse a su mínima expresión antes de la pandemia podría emerger de esta como un mítico Leviatán renovado o el gran hermano de la ficción, un ente que con la excusa de proteger oprima, controle y vigile en formas supuestamente olvidadas y hasta hace muy poco inconcebibles en la actualidad; esto no quiere decir que el fortalecimiento del estado y el hecho de que este retome funciones que había abandonado y cedido ante el sector privado, como la salud, no representen una necesidad bienvenida, pero lo cierto es que el fantasma fascista también puede estar rondado.

A la par de las posibles implicaciones del fortalecimiento del estado, otros actores privados y trasnacionales están posicionándose para aprovechar la pandemia y la pos pandemia con peligros tanto o más preocupantes que los del nuevo Leviatán, esta amenaza se presenta como una Hydra de múltiples cabezas, sin patria, sin compromisos más allá que los intereses de las minorías multimillonarias a las que pertenecen, la industria farmacéutica, el complejo industrial militar, las 5 grandes de internet, las agroquímicas y los gigantes del sector energético, entre otros, todos preparándose para capitalizar el miedo y consolidar más que nunca el sistema mundo con su lógica autodestructiva mientras dure; ahora bien ellos también tienen en mente mecanismos para estirar la bonanza y disfrutarla un poco más, una de ellas es la disminución de la población mundial, a través de la desaparición de los débiles, los viejos, los improductivos, los descartables, los inferiores, una especie de purga social con muchas vías para su realización; más allá de las teorías conspirativas y de la incertidumbre del origen de la enfermedad, lo cierto es que la pandemia, y según los expertos las que seguirán si nada cambia, sirve muy bien a este propósito.

Ya lo dijeron en su momento Fidel y Chávez en los escenarios mundiales, no se trata de simples reformas, cambios de gobiernos, o un capitalismo más humano, tampoco de una evolución de la modernidad hacia la posmodernidad, de cambiar aparentemente para que nada cambie, se trata de cambiar el sistema mundo, se trata de aprovechar este momento de inflexión histórica para impulsar una revolución mundial que transforme la sociedad y la humanidad toda porque en ello nos estamos jugando la vida como especie.

Referencia

Ramonet Ignacio. (2020). “La Pandemia y el Sistema Mundo”. La Habana. Disponible en: https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/04/25/ante-lo-desconocido-la-pandemia-y-el-sistema-mundo-7878.html

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/208162

Autor: Oswaldo Espinoza

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-pandemia-no-es-mas-que-una-consecuencia/

 

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Trump y César – Venezuela y Alesia

Por: Oswldo Espinoza

El sitio de Alesia en el 52 A.C  *abrió* las puertas de la conquista de la Galia y de toda Europa para los romanos, al tiempo que elevó el prestigio político y militar de César catapultado sus objetivos como estadista, la descripción de esta campaña la hace el propio César en sus crónicas de las guerras de las Galias, una versión obviamente hecha desde la visión de los triunfadores y aún así rica en la explicación del planteamiento estratégico militar.
En esta breve disertación veremos ciertos paralelismos con la situación actual de Venezuela y la agresión y bloqueo de Estados Unidos.
Vercingetorix, un líder galo logró reunir a los pueblos celtas para resistir la invasión romana en su empeño por expandir el imperio más allá de la península itálica, la campaña de conquista de César lleva al líder celta y su pueblo a refugiarse en Alesia, un sitio en una colina, amurallado y altamente defendible, tanto que los romanos no pueden tomarlo y rendir a sus guerreros, al menos no sin grandes pérdidas en sus propias filas;
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Ésta situación, crea un estancamiento en los objetivos imperiales romanos en forma muy similar, salvando las distancias históricas, a lo que ocurre hoy con los Estados Unidos en Venezuela, es decir, se supone que una vez que la primera potencia económica y militar del mundo *decide* cambiar el Gobierno en un país no debería pasar mucho tiempo para alcanzar sus propósitos, después de todo así como los romanos debían terminar todas sus campañas antes del invierno, Trump necesita un triunfo en política exterior antes de las elecciones.
No obstante, si bien es cierto que el ataque de Estados Unidos contra Venezuela comenzó desde el triunfo de la revolución Bolivariana, es este año 2019 en que se inició la campaña definitiva contra la patria de Bolívar, de tal forma que debía ser cuestión de días e incluso horas la resolución definitiva del asunto venezolano; el problema es que han pasado ocho meses y el pueblo venezolano resistió al igual que los celtas de Vercingetorix.
La estrategia diseñada por César para lograr sus metas fue entonces no la de continuar chocando contra la resistencia celta sino rendir a estos «barbaros» por hambre sitiando y aislando su ubicación, para lograrlo los romanos construyeron una muralla fuera de las murallas de la ciudad aislandola literalmente encerrando a su pueblo para que nada entre, ni alimentos, ni agua, ni armas haciendo miserables las condiciones de vida hasta que el dilema sea rendirse o morir.
En términos modernos estamos hablando de un bloqueo como el que sufre Cuba e Irán y ahora Venezuela viene experimentando con especial crueldad este año y se manifiesta en sanciones, confiscación de sus bienes, prohibición de transacciones que impiden el ingreso de alimentos, insumos, medicamentos, componentes, repuestos, entre muchos otros elementos vitales para un estado tan dependiente de la importación.
En Alesia poco antes de cerrarse la muralla romana los celtas logran pedir ayuda al resto de las tribus de la Galia, Vercingetorix envía mensajeros a toda la región para reunir un gran ejército capaz de romper el cerco romano; en respuesta César ordena construir una nueva muralla que rodea la anterior para contener toda posibilidad de ayuda desde el exterior; Venezuela también ha establecido alianzas con potencias emergentes y resurgentes como China y Rusia a quienes los estadounidenses definen como sus mayores rivales geopolíticos, a ellos se suman relaciones favorables con Irán, Turquía e India, entre otros, los cuales han manifestado y mantenido una posición firme de apoyo a la nación Bolivariana y el reconocimiento del Gobierno de Nicolás Maduro; para evitar la asistencia a la sitiada Venezuela Trump arrecia su guerra comercial contra China, impone nuevas sanciones contra Rusia y amenaza a todos los demás con represalias convirtiendo a las sanciones en una muralla contemporánea tanto para aislar a Venezuela como para impedir cualquier posibilidad de ayuda externa.
Finalmente la ayuda llegó a Alesia y se estrelló con la muralla externa llevando el conflicto a un punto en el que todo el destino de Europa estuvo en juego, la respuesta del exterior convirtió el sitio de Alesia en una cuestión de vida o muerte no sólo para los celtas sino también para los romanos y el propio César, si bien el desenlace termino favoreciendo a los romanos y consolidando al más grande imperio europeo de la antigüedad, el desenlace en Venezuela para Estados Unidos aún no está escrito y va a depender por un lado de la capacidad del pueblo venezolano para seguir resistiendo a las más difíciles condiciones de vida de su historia contemporánea, y por otra parte de la respuesta de los pueblos del mundo, de los aliados estratégicos y los hermanos latinoamericanos. Al igual que en Alesia Venezuela esta sitiada y en este conflicto esta en juego no sólo el destino de la patria de Bolívar, también el del continente y más aún el destino del mundo.
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Investigación para una educación descolonizada

Por: Oswaldo Espinoza

La investigación en Latinoamérica y en Venezuela en particular ha estado dominada por el paradigma positivista eurocéntrico y su método hipotético deductivo, proceso que se ha impuesto oficial y extraoficialmente por el sistema educativo en general y las universidades nacionales siendo más específicos; el problema que aborda David Mora en culturas científicas críticas de 2009 es que esta investigación, si bien hace un aporte al desarrollo de la ciencia, no permite impulsar procesos de transformación real a través de la generación de un conocimiento pertinente, por cuanto básicamente reproduce el modelo colonial “la investigación en forma convencional de lo que nosotros llamamos colonización en el campo de la educación depende mucho de lo que hacen los países industrializados, sus problemas, sus métodos, etcétera, inclusive sus contenidos” (Mora, 2.009. pág. 124)

Para el autor no se trata de continuar asumiendo un modelo que no responde a la realidad contextual de América Latina y que por lo tanto resulta en investigaciones sin pertinencia social, política y económica. El objetivo debe ser avanzar hacia una investigación que permita a nuestros sistemas educativos tener como propósito la descolonización de la educación, en este sentido Mora coincide con todos los autores del pensamiento decolonial latinoamericano, especialmente con quienes, como Catherine Walsh insisten en la necesidad de desmontar o deconstruir el discurso de la colonialidad que el aparato educativo se encarga de reproducir.

Es importante advertir que optar por un modelo propio adaptado al contexto nuestroamericano no implica desechar o dar la espalda a las formas de conocer, investigar y hacer ciencia de otras latitudes, por el contrario el autor hace un llamado al encuentro y el dialogo respetuoso y en equidad entre los modelos de otros y los propios, acercándose de esta forma a lo que Boaventura De Souza llama la Ecología de los saberes. En este sentido considera que la investigación acción participativa resulta en un aporte significativo de Latinoamérica para el necesario dialogo de saberes con los modelos de investigación de los países industrializados.

La investigación acción participativa y protagónica, puede considerarse como un aporte de America Latina, pues si bien, tiene elementos en común con la investigación acción del pragmatismo de Lewin, se diferencia y distancia del mismo en su propósito claramente socio-político de la búsqueda de la transformación de la realidad, más vinculada con el pragmatismo sociológico maoísta pero también con profundas bases históricas nuestroamericanas en el pensamiento de Simón Rodríguez, muchos años antes de la Escuela de Frankfurt de la cual por supuesto también toma elementos fundamentales; en todo caso la investigación acción participativa (IAP)  se estructura y desarrolla en américa latina con el aporte y la experiencia de intelectuales, movimientos sociales y organizaciones comunitarias, destacando en esta labor el colombiano Fals Borda.

El propósito de la posición de Mora podría perfectamente resumirse en uno de sus párrafos:

Pertinencia e independencia conceptual, filosófica sobre la ciencia y sobre los medios y las formas de construir conocimiento científico, siempre con significado y pertinencia social, política y cognitiva. Esta es la búsqueda. Porque si nosotros seguimos adorando a los dioses del Olimpo, no vamos a salir de la situación en la cual estamos o no vamos a profundizar en los procesos de cambio, necesarios para la descolonización científica y tecnológica. Mora, 2.009. pág. 126.

Si bien el texto del artículo considera necesario el dialogo con los modelos de investigación exógenos, también un claro llamado a reivindicar esas formas otras de conocer e investigar para la transformación que se gestan y practican en el contexto latinoamericano, aproximación que recuerda a la sociología de los rescates de ese otro tejido social y cognitivo de cara hacia la construcción de una teoría de las retaguardias, categorías ambas inscritas en la corriente de las epistemologías del sur. Al referirse a esas formas otras, Mora afirma existen por lo menos cuatro tipos de saberes: los saberes populares, los originarios, los universales y los saberes propios de una sociedad determinada.

Al abordar el asunto de los paradigmas, como “una concepción epistemológica, filosófica que determine la investigación o las líneas de investigación en una determinada sociedad” (Mora, 2.009. pág. 127) , el autor establece que desde su posición solo existen tres: El positivista, el naturalista y el socio crítico, todos con diferencias sustanciales entre ellos, que se hacen patentes en sus propósitos, siendo para el primero la explicación desde la neutralidad, la interpretación desde la práctica para el segundo y la transformación a partir de la concienciación y compromiso político para el socio crítico; además  advierte  al mismo tiempo sobre el riesgo de reducir los paradigmas a dos, olvidando los aportes del marxismo, y desde el punto de vista de quien escribe, los aportes de los intelectuales y los movimientos sociales latinoamericanos.

Finalmente el Dr. David Mora identifica las corrientes de la investigación acción que podrían resumirse de la siguiente manera: la investigación acción técnica de Lewin; la investigación acción práctica, reflexiva, deliberativa de Stenhouse;  La investigación acción crítica de Carr, Kemmis y Habermas; y por supuesto la investigación acción participativa de Fals Borda, Freire, Bigott y Lanz.

El autor consultado demuestra un conocimiento amplio sobre el tema, pero también una clara posición paradigmática y política a favor de una educación e investigación para la descolonización como única vía para la construcción de un conocimiento verdaderamente pertinente de cara a la transformación de la realidad latinoamericana.

 

Bibliografía.

 Mora David (2009). Perspectivas epistemológicas, paradigmáticas y metodológicas de la investigación en Ciencias Sociales y Educación. En Mora D y Oberliesen R (Comp). Culturas Científicas Críticas, en el contexto del dialogo internacional (pp 124-129).La Paz. Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello.

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La colonialidad del creer

Por: Oswaldo Espinoza

Las estructuras del poder colonial sustentadas en la cosmovisión judeo-cristiana.

La Colonialidad como la cara más perversa de la modernidad ha sido ampliamente definida, descrita y analizada por los autores de la inflexión decolonial en el grupo de la modernidad/colonialidad, desde los primeros trabajos del precursor Aníbal Quijano hasta la consolidación de un movimiento latinoamericano que cuenta con una basta producción intelectual. El devenir del análisis crítico de esta categoría ha permitido hasta ahora identificar tres formas o manifestaciones de la Colonialidad, a saber, la Colonialidad del poder, del ser y del saber, todas ampliamente trabajadas y generalmente aceptadas por toda la comunidad de autores y seguidores de la opción decolonial.

Ahora bien existe cierta inquietud en la comunidad del grupo de la modernidad/Colonialidad sobre otra forma de Colonialidad que está vinculada más a la esfera de la fé, de las religiones o creencias que históricamente han sido fundamentales para sustentar las estructuras de poder del proceso colonial; ya desde los propios orígenes de esta corriente del pensamiento con Aníbal Quijano se puede constatar está inquietud que en 1992 el autor tradujo como Colonialidad cultural, la cual define como «una colonización del imaginario de los dominados. Es decir, actúa en la interioridad de ese imaginario. En una medida, es parte de él” (1992: 438). Las formas y los efectos de este proceso de colonización de otras culturas, de constitución de la interioridad misma del imaginario del colonizado, de su subjetividad misma. (Quijano, 1992: 439, 450). Si bien luego Quijano definiría y establecería la Colonialidad del poder, constituyéndose está en uno de sus aportes principales, la Colonialidad cultural como mecanismo de control del imaginario del ser colonizado no seguiría siendo desarrollado a profundidad por el autor recientemente fallecido.

Más recientemente otra de las exponentes del grupo de la modernidad/colonialidad la ecuatoriana Catherine Walsh retomaría la inquietud sobre esta forma de dominio más ligada a lo subjetivo y trascendental llamándola Colonialidad Cosmologica, una forma de Colonialidad que «pretende socavar las cosmovisiones, filosofías, religiosidades, principios y sistemas de vida, es decir, la continuidad civilizatoria que no se sustenta simplemente en lo occidental  (Walsh, 2009: 14); si bien la autora ecuatoriana se dedicaría a hacer valiosos aportes sobre el tema de interculturalidad y las pedagogías decoloniales, su aproximación al tema da pie para el planteamiento principal del presente documento.

La cosmovisión judeo-cristiana, y moderna-colonial.

La cosmovisión que sustenta la continuidad civilizatoria occidental se basa en primera instancia en el mito de la creación del libro del Génesis en la biblia judía y cristiana, donde encontramos al hombre como la máxima obra de la creación, hecho a imagen y semejanza de Dios, el creador coloca la resto de la creación al servicio del hombre, por lo que aquí podemos encontrar la primera de una serie de certezas excluyentes y concéntricas sobre las que se edificará la civilización occidental: el antropocentrismo, es decir que el hombre es el centro de todo lo creado y por lo tanto superior al resto de la creación que se encuentra fuera de ese centro, en esta primera exclusión quedan los demás seres vivos, el agua, el suelo, los recursos naturales y el planeta mismo. Como resultado de esta primera exclusión que naturaliza las diferencias como condición de inferioridad que justifica ser excluidos, se establece una primera certeza: el hombre es superior al resto de las formas de vida y por lo tanto tiene el derecho divino de usar y consumir los recursos del planeta hasta agotarlos y destruir su única nave espacial, como diría el apreciado periodista venezolano Walter Martínez.

Establecida la primera certeza civilizatoria sobre la superioridad indiscutible del ser humano, es necesario volver a recurrir al jardín del Edén para encontrar la segunda: el androcentrismo, porque Dios hizo su máxima obra a su imagen y semejanza y esa obra cumbre fue Adán, un hombre, varón, macho, masculino; en realidad fue luego de ver la soledad de Adán que Dios creó a la mujer como un derivado de la costilla dé Adán para ser precisos. Entonces en el centro está el varón y Eva aún siendo humana sufre la primera exclusión de la especie por su condición diferente: ser hembra; producto de esta primera exclusión humana la mujer viviría la mayor parte de la historia relegada a la sombra del hombre llegando en algunas sociedades al punto de ser considerada como propiedad del varón.

Con el advenimiento de la modernidad surgen nuevas certezas esta vez de carácter racial y geográfico; de esta forma a partir de la aberración seudocientifica del darwinismo social se establece una jerarquía en la que supuestamente la evolución natural habría hecho superior al hombre blanco, es decir que la tercera certeza es el albocentrismo; en consecuencia el resto de la humanidad no blanca queda automáticamente excluida e inferiorizada, debiendo luchar por ser reconocido en primer lugar como miembro de la especie y no solo como gentes que son apenas un poco más que animales sin alma (los indígenas) o simple propiedad privada (los negros), ello sin contar el resto del maravilloso abanico genético humano también excluido por ser diferentes.

El renacimiento también establece que la herencia cultural grecorromana de europa, asumida por la modernidad temprana como la cuna de la civilización, el conocimiento y la ciencia, aún cuando las civilizaciones orientales constituían el centro de gravedad político, cultural y económico del mundo hasta el ascenso de europa con la conquista y colonización de América; de esta forma se asume una cuarta certeza: el eurocentrismo, que luego se extendería solo a la región del Atlántico norte con la llegada y establecimiento de los anglosajones al norte de América; producto de esta certeza el resto del mundo no europeo queda relegado a una condición de inferioridad derivada de sus diferencias; en este sentido la única relación posible con estos otros es la de dominación absoluta o su aniquilación.

Finalmente hay una última certeza vinculada con la verdad auto asumida de que los hombres, blancos europeos además profesan la auténtica y única fé,  en otras palabras es cristianocentrica y en nombre de esta fé se libraran guerras y genocidios para imponer el cristianismo y eliminar todos los otros cultos y creencias falsas y perversas desde el punto de vista de los cristianos europeos. Así la conquista se hizo con la espada y la cruz y las creencias de los salvajes de África y América fueron combatidas y erradicadas y la auténtica fé impuesta a sangre y fuego, pero por qué era necesario eliminar el sistema de creencias de los pueblos originarios?.

La cosmovisión indígena.

La cosmovisión de los pueblos originarios de América difiere diametralmente de la judeo-cristiana que sirve de base a la llamada civilización occidental y por lo tanto representaba y representa una amenaza inusual y extraordinaria para el colonialismo en todas sus dimensiones.

En primer lugar en toda la mitología creacionista aborigen los hombres somos creados como hijos de la madre tierra, por ejemplo los primeros Quechuas surguieron de la tierra misma a través de una grieta y además estaban encabezados por un padre y una madre humanas que salieron juntos uno al lado del otro y no la mujer después del hombre ni detrás de este; esta concepción del hombre como hijo de la tierra y por lo tanto hermano del resto de la creación, derriba las certezas del antropocentrismo y el androcentrismo; la relación que surge con la naturaleza es diferente porque a una madre no se la explota hasta enfermarla y llevarla hasta la muerte, a la Pachamama se le quiere y respeta, sus recursos son considerados dones que se reciben con agradecimiento y se aprovechan sin agotarlos, de ahí la siembra en andenes (la terrazas que dieron nombre a los andes), y el sistema de rotación de conucos de las tribus amazónicas; de igual forma toda la historia obliterada de nuestros indígenas está llena de guerreras, princesas y princesas guerreras.

Sobre la relación con los otros seres humanos, algunos podrán argumentar que en nuestra América precolombina, también había guerras, y que las civilizaciones más avanzadas conquistaban y sometían a otros pueblos, pero aún así no lo hacían por razones raciales o con el propósito genocida del exterminio del otro; en mesoamérica muchas confrontaciones eran para capturar y sacrificar a gobernantes y guerreros en las llamadas guerras floridas, aunque pueda parecer irónico desde el punto de vista de occidente, este era un acto de respeto a los dioses pero también de reconocimiento del valor del otro, y en cualquier caso una acción menos perversa que exterminar a una nación entera por sus recursos. Incluso con la llegada de los conquistadores los primeros contactos fueron respetuosos de parte de nuestros indígenas, por un lado por la asociación de los españoles con sus dioses maestros que hace muchos años habían partido hacia el mar, y por otro por la sencilla razón de que los pueblos originarios de América no discriminaban a los otros ni por su origen ni por sus creencias; justo por esta razón los aborígenes Trujillanos de Venezuela recibieron a los conquistadores con un saludo muy particular: kuicas, es decir, somos amigos, somos hermanos.

Colonialidad del creer, que es, por qué y para que.

No es la intención del autor de estas líneas imponer una nueva categoría de la Colonialidad a las tres ampliamente aceptadas, más si constituye una aproximación que pretende abrir un debate sobre una forma de Colonialidad que ataca la cosmovisión originaria de los pueblos para sustituir su sistema de creencias y sus formas de relacionarse con la dimensión trascendental, el planeta, la naturaleza y los otros seres humanos, por una cosmovisión judeo-cristiana que sirva de fundamento para las estructuras de poder sobre las que se sustenta el colonialismo; una forma de Colonialidad que se apodera del imaginario individual y colectivo del colonizado convirtiéndolo en instrumento devoto de su propia opresión.

Por qué es necesario abrir un debate sobre la Colonialidad del créer?, En primer lugar porque los sistemas de creencias y las religiones constituyen un mecanismo de control social, cultural y espiritual ampliamente utilizado por los imperios a lo largo de la historia y en el caso de nuestra América implicó además la práctica aniquilación de la cosmovisión de los pueblos originarios, una suerte de cosmologicidio, que junto con el genocidio perpetrado nos han privado de una visión diferente del hombre y su relación con el medio y los otros seres humanos.

Para que sería útil aventurarse en una nueva construcción epistemica como está?. El autor considera que profundizar en este análisis nos permitirá conocer mejor el alcance de la Colonialidad del creer en nuestra sociedad, sus efectos y fundamentos, de forma tal qué sea posible deconstruir su discurso desde los espacios educativos, de organización popular y participación política; después de todo si la apreciación de este autor es acertada, la Colonialidad del creer, favorece, facilita y crea las condiciones para el establecimiento de las otras formas de Colonialidad, baste con recordar que la autoridad de los reyes concedida por Dios mismo era el único argumento necesario para que el pueblo creyente terminará sometiéndose.

Referencias:

 

Quijano, Aníbal. (1992). “Colonialidad y modernidad-racionalidad”. En: Heraclio  Bonilla (ed.), Los conquistados. 1492 y la población indígena de las Américas. pp. 437-447. Bogotá: Tercer Mundo Editores. [Originalmente publicado en 1991 en Perú Indígena, 13 (29)].

Walsh, Catherine. (2008). Interculturalidad, plurinacionalidad y decolonialidad: las insurgencias político-epistémicas de refundar el Estado, Tabula Rasa (Bogotá), 9, julio-diciembre 2008.

Walsh, Catherine.(2009).  IInterculturalidad crítica y educación intercultural. Disponible en: www.uchile.cl.

Walsh, Catherine.(2010).  Interculturalidad Crítica y Pedagogía de-colonial: apuestas (des)de  el in-surgir, re-existir y re-vivir. Quito: uasb/abya yala.

 

 

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