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Tratamos de tapar nuestro vacío existencial con posesiones y distracciones. Pero no funciona

Por: Jordi Pigem*

La tecnología impulsa simultáneamente nuestro poder y nuestra alienación, escribe en su último libro el filósofo Jordi Pigem, del que ‘Ideas’ publica un extracto. Es una receta perfecta para el desastre.

Vamos hacia una sociedad cada vez más alienada, ya intuyó Erich Fromm. En su breve ensayo La condición humana actual, publicado en 1955, advertía que vamos hacia una sociedad tan rebosante de prodigios tecnoló- gicos como carente de sabiduría para usarlos, una sociedad en que las personas no guían a la tecnología, sino que la tecnología las guía a ellas. Fromm creía que “en los próximos cincuenta o cien años” (ya estamos de lleno en ese intervalo) podríamos tener un mundo en el que las personas “se convierten cada vez más en robots”, personas robotizadas que, a su vez, fabrican robots que actúan como personas. Efectivamente, así es nuestro tiempo. La tecnología ha dejado de ser un instrumento y hoy lleva las riendas, cada vez más. Por un lado nos empodera, multiplica enormemente nuestras posibilidades. Por otro lado, acrecienta el vacío existencial que ya empezó a asomar en tiempos de Kafka, Joyce y Camus. La tecnología hace crecer simultáneamente nuestro poder y nuestra alienación. Una perfecta receta para el desastre. Fromm prevé que “los procesos que fomentan la alienación humana continuarán” en el siglo XXI. El peligro, concluye, es que las personas, cada vez más alienadas, se conviertan en una especie de robots. Entonces, ¿hacia qué mundo vamos? Hacia un mundo, escribe, en que los seres humanos no dedicarán su esfuerzo “al servicio de la vida” y de los grandes valores (“amor, verdad, justicia”), sino que “destruirán su mundo y se destruirán a sí mismos porque serán incapaces de soportar el aburri- miento de una vida sin sentido”.

Lo único que hoy parece importar es la supervivencia biológica y la eficiencia tecnocrática. La eficiencia y el control son la cara (atractiva) y la cruz (funesta) de la misma lógica tecnocrática que se ha ido imponiendo y que va eclipsando la alegría de vivir y el sentido de la existencia. En el mismo número de The American Scholar en que Fromm publica su texto, una docena de páginas más adelante hay otro pequeño ensayo, Freedom and the Control of Men (La libertad y el control de los hombres), de B. F. Skinner. Para este científico, padre de la psicología conductista, lo único relevante en los seres humanos es lo estrictamente cuantificable y (en sus propias palabras) “manipulable”. En la última frase de ese texto, Skinner define la aventura humana sobre la Tierra como “la larga lucha del hombre por controlar a la naturaleza y a sí mismo”. Cuantificación, manipulación, control: todo ello crece más y más en un mundo tecnocrático como el de hoy. En el mundo de los hechos, se ha ido imponiendo la mirada de Skinner. Pero la mirada de Fromm sigue siendo más profunda y certera: estamos destruyendo la red de la vida y nos estamos autodestruyendo porque no podemos soportar el aburrimiento de una vida sin sentido.

El aburrimiento de una vida sin sentido se manifiesta en la cultura europea al menos desde que el término ni- hilismo toma carta de naturaleza. El nihilismo, el más inquietante de los huéspedes, como lo define Nietzsche, es la constatación de que no hay nada (nihil, en latín) que pueda servirnos verdaderamente como fundamento u horizonte: nada en el fondo tiene sentido. El término nihilismo aparece por primera vez en un personaje de Turguénev, pero su presencia ya se había dejado sentir en autores de las generaciones anteriores (Jean Paul, Hölderlin, Leopardi). De hecho, su expresión más rotunda aparece mucho antes, a principios del siglo XVII, cuando Macbeth describe la existencia como “a tale told by an idiot, full of sound and fury, signifying nothing” (un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y de furia, que no significa nada). En Los hermanos Karamázov, la gran novela filosófica de Dostoyevski, Iván constata que Dios ha muerto y, por tanto, el ser humano es libre. Pero la muerte de Dios, sin ningún otro horizonte que supla su ausencia, deja al mundo sin norte y al ser humano sin rumbo. “Todo está permitido”, escribe Dostoyevski: la nueva libertad no pone límites a los instintos más egoístas y criminales. Nietzsche toma nota pronto: “El peligro de los peligros: nada tiene sentido”. La experiencia de que nada tiene sentido se halla en el núcleo de las grandes obras de Kafka, Joyce, Beckett y tantos otros testigos del siglo XX, relatos que no significan nada más allá de la constatación del absurdo y de la falta de sentido, y en los que ya ni siquiera queda la furia.

Hoy encontramos la misma constatación bajo la efervescente espuma de las distracciones electrónicas. David Foster Wallace, descrito por The New York Times tras su suicidio en 2008 como “la mejor mente de su generación”, intentó expresar la angustia y el extravío que sentía en el fondo de un mundo acomodado como el suyo: “Hay algo especialmente triste en ello, algo que no tiene mucho que ver con las circunstancias físicas, o con la economía o con nada de lo que se habla en las noticias. Es más como una angustia al nivel del estómago. La veo en mí y en mis amigos de distintas formas. Se manifiesta como una especie de extravío”.

En momentos de silencio o confinamiento, si no somos presa de las distracciones o del miedo, tal vez nos preguntamos qué es todo esto, qué hacemos aquí. No se trata de fantasías de personas especialmente sensibles. También lo han constatado científicos del más alto nivel. Jacques Monod, premio Nobel de Medicina, afirmaba que el ser humano se halla extraviado en un universo que es “sordo a su música” y “tan indiferente a sus esperanzas como a su sufrimiento o a sus crímenes”. Steven Weinberg, premio Nobel de Física, escribe que el universo es “abrumadoramente hostil” y que cuanto más lo conocemos, más comprobamos que no tiene ningún sentido.

La falta de sentido no es exclusiva del mundo contemporáneo. Si el ser humano está extraviado, lo está desde hace tiempo. Pero desde hace algo más de un siglo, desde el estallido de la Primera Guerra Mundial, ese extravío se siente con mayor intensidad. Y con mayor intensidad todavía se siente a partir de la Segunda Guerra Mundial.

En cuatro campos de concentración nazis estuvo internado el psiquiatra Viktor Frankl. Allí constató que solo quienes tenían una profunda motivación conseguían reunir fuerzas para sobrevivir, física y psicológicamente, a aquellas condiciones atroces. Frankl comprendió que lo que en el fondo más nos motiva no es la sed de placer o de poder, sino la búsqueda del sentido de la propia vida, de un horizonte hacia el que valga la pena caminar en la aventura de la existencia. El sentido de la propia vida, único e intransferible, no es algo que tengamos que inventar, sino algo que vamos descubriendo a cada momento y a lo largo de los años.

Frankl señalaba que el vacío existencial, la incapacidad de encontrar sentido a la vida, “es un fenómeno generalizado en el siglo XX”. Produce una frustración íntima de la que emergen múltiples formas de depresión, ansiedad y adicción. De esa falta de sentido también derivan la sed codiciosa de dinero y poder, y la desorientación que hoy impregna el mundo. Un filósofo versado en cuestiones de psiquiatría, David Michael Levin, señalaba hace ya más de tres décadas: “La compulsión a producir y consumir, conducta característica de nuestra vida en una economía tecnológica avanzada, podría ser a la vez una expresión de furia nihilista y una defensa maniaca contra nuestra depresión colectiva en una época de insoportable pobreza espiritual y de creciente sentido de desesperación”.

Es como si tuviéramos que tapar el vacío existencial a base de posesiones y distracciones, cada vez más aceleradas y más intensas. Con ello perdemos el arraigo, la coherencia y la plena presencia en el aquí y ahora. Y el mundo que antes llamábamos real queda sustituido por un mundo centrado en los entretenimientos.


Jordi Pigem (Barcelona, 1964) es filósofo de la ciencia y escritor. Este extracto pertenece al libro ‘Pandemia y posverdad. La vida, la conciencia y la Cuarta Revolución Industrial’, de Fragmenta Editorial, publicado este 1 de diciembre. 


Fuente de la información:  https://elpais.com

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Dos profesores españoles conectan a alumnos de Zamora con otros de Groenlandia en un ‘erasmus’ de educación medioambiental

Por: Juan Navarro

Preguntar qué tienen en común Groenlandia, Grecia, Polonia, Lituania, Rumanía, Croacia y Zamora puede parecer el inicio de un chiste malo o la consulta en un examen de un profesor con mala idea. La respuesta, no obstante, es sencilla: variedad en su riqueza medioambiental, entornos rurales despoblados e interés de unos docentes con ganas de intercambiar conocimientos y experiencias. Un proyecto impulsado por dos españoles, Chema Mezquita, maestro de Economía del instituto de Aliste (Zamora, 1.000 habitantes), y Víctor Colino, especialista en ciencias ambientales de la Universidad de Salamanca, aspira a unir al alumnado de siete centros de secundaria de esos países. El objetivo es incorporar transversalmente el cambio climático a las asignaturas convencionales para afianzar la implicación ambiental de los jóvenes.

Groenlandia es un eje clave del proyecto, ya que permitirá a los alumnos conocer detalles sobre el deshielo, una realidad muy lejana a los climas mediterráneos que, según Javier Arnaut, profesor de la Universidad de Groenlandia, resulta esencial para mostrar “una perspectiva del Ártico” que permita a los alumnos estimar más directamente los efectos “de la degradación ambiental”. La profesora croata Tina Cvijanovic, especialista en informática en el instituto Andrija Kačić Miošić, en la ciudad de Ploče, aspira a incorporar “nuevos valores en una transición educativa que añada a los currículos formativos preocupación sobre los recursos naturales y la conservación de la naturaleza”. Estas nociones, mediante este plan continental, aportarán tanto “creatividad” en las aulas como aprendizajes sobre otras culturas y regiones.

La idea se les ocurrió a ambos docentes en un viaje a Moscú. Presentaron el proyecto al plan europeo Erasmus Plus y fueron seleccionados. Han obtenido unos 300.000 euros que destinarán a sufragar el coste del intercambio de alumnos, formación para el profesorado y a financiar la difusión de los “productos intelectuales” que generen, entre otros asuntos. El proyecto de momento se centra en el intercambio de conocimientos y de formación entre los docentes para llevar a las aulas estas consignas. El objetivo es que pronto los alumnos también puedan viajar y conocer en persona esos ecosistemas y constatar las diferencias climáticas entre las regiones europeas.

Para la selección de los países que participarán en el proyecto, el criterio fue tratar de obtener una representación variada de los diferentes climas europeos: mediterráneo, atlántico, alpino, ártico o continental, según indica el ambientalista Colino. El objetivo es enseñar a los jóvenes la importancia del medio ambiente y su cuidado, las diferencias entre países y mostrar cómo las personas se adaptan a estos distintos contextos. Los siete centros de secundaria que participarán en el proyecto están ubicados en pueblos pequeños y cerca de entornos naturales.

Investigadores de las universidades de Salamanca y Groenlandia colaborarán con análisis sobre las consecuencias del cambio climático, así como con material para formar a los docentes de los institutos. Los materiales diseñados por este equipo servirán para crear una plataforma online con actividades, así como una aplicación que cuantifique los beneficios que aportan los entornos naturales, sean gélidos como los polares o con microclimas cálidos como algunas zonas de Zamora.

La elección de localidades despobladas permitirá que los jóvenes hablen con sus mayores y produzcan un libro digital de diálogos intergeneracionales donde compararán la relación actual con el medio natural frente a la que se tenía antes. Las asignaturas tendrán que impregnarse de ese tinte verde. Mezquita, que imparte Economía y hace unos meses logró con uno de sus grupos que la Unión Europea cambiara un texto xenófobo en su página web oficial, plantea que una forma de incluirlo en su materia, llamada Iniciativa Emprendedora, es con ejercicios en los que se analice cómo administrar económicamente los recursos de un bosque. Calcular, por ejemplo, cuántas toneladas de dióxido de carbono pueden neutralizar determinadas hectáreas de árboles. En cursos anteriores ya aprendieron a fabricar jabón con ingredientes de proximidad, en su mayoría hierbas aromáticas.

Sus compañeros de Religión, Matemáticas, Inglés o Ciencias se están uniendo a estas tácticas que triunfan frente a los rígidos y fríos ejercicios de los libros de texto. La zamorana Lydia Martín, de 17 años y que cursa segundo de Bachillerato, aplaude esta iniciativa que cree que le servirá para “valorar el entorno y todas las cosas positivas que nos aporta”. Los ejercicios que se realizarían en las clases, cree, “traerán ventajas como conocer mejor nuestra zona y generar un mayor interés por la asignatura”. Martín expresa sus ganas de conocer otras naciones y “sus peculiaridades” como fuente de “cultura” o incluso para “vivir un tiempo allí”.

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Una escuela con más emoción

Por: Xóchitl Patricia Aldana

No debemos volver a la normalidad, más bien debemos crear una nueva realidad donde se prioricen los contenidos, se empleen nuevas metodologías para la enseñanza y donde, sobre todo, se fomenten las habilidades socioemocionales

Con motivo de la actual pandemia, los niños y adolescentes han sido víctimas invisibles de esta tragedia mundial, ya que, si bien no es la población que ha tenido la mayor cantidad de decesos causados por la covid-19, sí pueden desarrollar la enfermedad de manera grave. Incluso recientemente la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha declarado que las hospitalizaciones en este grupo etario se han incrementado y, junto con ello, el número de decesos en comparación con el 2020.

Asimismo, sabemos que, con el cierre de escuelas en el mundo, niños y adolescentes dejaron de convivir con sus iguales en un espacio que, además de ser de esparcimiento, también representa, en muchos casos, la única vía para su alimentación. Derivado del confinamiento y de la complicada situación económica también han sido víctimas de violencia doméstica, han dejado de asistir a sus controles de salud y servicios comunitarios y, por supuesto, han tenido pocas oportunidades para gozar plenamente de su derecho a la educación.

En ese sentido, estudios que se han desarrollado, como la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de las Niñas, Niños y Adolescentes #ENCOVIDInfancia de 2020, realizada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en México, Unicef, el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana (EQUIDE-UIA) y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, han demostrado que las familias con hijos en edad escolar han sufrido 73,5% la reducción de sus ingresos y, por ende, el aumento en los niveles de estrés en los hogares, lo que, en algunos casos, desembocó en violencia intrafamiliar. Este hecho se incrementó de manera desbordada, principalmente, entre las mujeres y los menores de edad.

Sin duda, toda esta situación ha afectado de manera catastrófica a nuestros niños y jóvenes, manifestándose principalmente en la gran pérdida de aprendizajes, pero también en problemas en su salud mental, llevándolos a sufrir de ansiedad, miedo, incertidumbre, estrés, duelos y depresión.

Esto ha conducido a que algunos estudiantes no quieran regresar a las aulas. No obstante, la escuela es un espacio de socialización y sensibilización hacia el otro, es un espacio de convivencia y esparcimiento que no puede ser sustituido. Por ello, el alumnado necesita reconectar con ella.

Ser emocionalmente competente implica que desarrollemos habilidades como identificar y reconocer las emociones, evaluar su intensidad, gestionarlas, retrasar la gratificación, controlar impulsos y reducir el estrés

Así, la tarea que tiene el personal docente no es sencilla, y más cuando también han sufrido los propios estragos de la pandemia. El trabajo en las aulas debe reconfigurarse. No debemos volver a la normalidad, más bien debemos crear una nueva realidad donde se prioricen los contenidos, se empleen nuevas metodologías para la enseñanza-aprendizaje y donde, sobre todo, se fomenten las habilidades socioemocionales que son necesarias para hacer frente a los retos de este siglo.

Desde la educación humanista se plantea la posibilidad de crear ambientes de seguridad psicológica en el aula, es decir de aceptación, respeto y confianza como herramientas potentes para los docentes en este retorno a las aulas.

Las habilidades socioemocionales nos permiten conectar con los demás, influyen en la manera en que percibimos el mundo y nos adaptamos a los cambios de la vida, así como a los resultados que obtenemos como personas y en comunidad. Para la WiliiamT. Grand Foundation, ser emocionalmente competente implica que desarrollemos habilidades como identificar y reconocer las emociones, evaluar su intensidad, gestionarlas, retrasar la gratificación, controlar impulsos y reducir el estrés.

Para la OEI, la educación socioemocional es un tema que importa. Así lo han puesto de manifiesto Ernesto Treviño, Cristóbal Villalobos y Carolina Castillo, miembros de su Consejo Asesor, en el artículo La educación tras la COVID-19. Cuatro claves para la transformación de los sistemas educativos de Latinoamérica dentro del libro La Educación del mañana: ¿inercia o transformación? En él señalan que el desarrollo emocional debe ser un aspecto central de todos los sistemas escolares, pues de ello depende que se realicen aprendizajes significativos. “Conocimiento, emoción y socialización se entienden como procesos interrelacionados que se dan durante el aprendizaje y permiten a los estudiantes comprender, situar, distinguir, analizar, cuestionar y, por qué no, transformar el mundo en el que vivimos”, dicen.

Recientemente, en 2019, desde la OEI en México acompañamos a la Secretaría de Educación Pública en el Seminario Internacional La Educación Socioemocional, Cívica y Ética en el Currículo que tuvo como objetivo establecer un diálogo con especialistas, nacionales e internacionales, que aportara orientaciones útiles para avanzar en el proceso de revisión, reforma y propuesta curricular que considerara como eje articulador la educación socioemocional y la formación cívica y ética.

En esta línea, se hará un análisis del programa vigente en educación básica, específicamente en materia de educación socioemocional, para desarrollar propuestas de trabajo para los Consejos Técnicos Escolares, así como estrategias en materia de currículo para la educación básica. De esta manera, se podrán señalar los énfasis y aprendizajes fundamentales que deberían incluirse en la asignatura de Educación Socioemocional, haciendo hincapié en personas con discapacidad y con aptitudes sobresalientes.

Fomentar en los estudiantes habilidades socioemocionales les brida bienestar personal y social, les ayuda en el desarrollo de su pensamiento crítico y en su toma de decisiones porque, en la medida en que un alumno o alumna sea capaz de gestionar sus emociones será capaz de gestionar también sus aprendizajes.

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Hispanidad: la narrativa para silenciar voces indígenas

Por:  Sara Mediavilla

Descolonizar la Historia es fundamental para dar visibilidad a la lucha de los pueblos originarios, para el reconocimiento de sus derechos, y para su supervivencia y la de toda la humanidad.

“Como descendiente del primer pueblo indígena que contactó con Colón y sufrió los embates del colonialismo en América, me preocupa que los demás pueblos hermanos hoy en día estén sufriendo. A pesar de que fue un momento histórico, sus repercusiones hoy en día son emuladas por gobiernos abusivos e inversionistas sin escrúpulos”. Son palabras de un miembro del pueblo indígena borikua taíno.

El 12 de octubre de 1492 la, para entonces, moribunda expedición de Cristóbal Colón, llegaba a una isla de las Bahamas llamada Guanahani por sus habitantes indígenas (los taínos), nombre que los conquistadores españoles ignoraron por completo para rebautizarla como San Salvador. El genocidio más largo de la historia acababa de comenzar. Más de cinco siglos después, a la luz del 500 aniversario de la caída de Tenochtitlán, el 13 de agosto de este año, activistas indígenas zapatistas viajaron 47 días en barco desde México a España para realizar una conquista a la inversa. En lugar de exigir la repatriación del oro incrustado en las iglesias europeas o exigir el perdón por los crímenes del colonialismo, el movimiento zapatista ha invadido pacíficamente Europa (comenzaron en Viena, pasaron por Madrid, esta semana estuvieron en Berlín) para promover el diálogo y reafirmar su resistencia frente a las continuas amenazas del colonialismo y el capitalismo globales sobre los pueblos indígenas.

Zapatistas en Madrid durante su Gira por la Vida por Europa.
Zapatistas en Madrid durante su Gira por la Vida por Europa.SARA MEDIAVILLA/SURVIVAL

Pero ¿qué significan realmente estos últimos cinco siglos para los pueblos indígenas de América? La llegada de Colón al continente americano no es tanto el surgimiento de una Hispanidad (irreal e inventada) que a pocos representa y a la que demasiados se aferran, sino más bien el comienzo de una historia de exterminio por enfermedades importadas contra las que los pueblos indígenas no tenían inmunidad, y por la violencia, esclavitud, saqueo, robo de tierras y recursos que llega hasta nuestros días.

Se estima que solo hacia 1600, alrededor de un 90% de la población había muerto a causa de la llegada de los españoles al continente americano y, aun así, cada 12 de octubre, este hecho histórico se celebra en España envuelto por el aura gloriosa de la Hispanidad y ante el desconcierto de los pueblos indígenas, descendientes de los supervivientes y de una parte cada vez mayor de la población mundial.

Sin embargo, gracias a las voces de miles de pueblos indígenas y sus aliados, la celebración de este día está, cada vez más, en declive. Muchos países de Latinoamérica han optado por renombrar la festividad como el día de las culturas, de la resistencia indígena, de los pueblos originarios, de los pueblos indígenas o del descubrimiento de dos mundos. Y en algunos estados de Estados Unidos se ha optado por eliminar su celebración por completo. En España, el movimiento descolonizador se hace más fuerte cada 12 de octubre bajo el lema “Nada que Celebrar” y la manifestación pacífica que tiene lugar en Madrid _ a la vez que el despliegue militar de orgullo post-imperial_, cuenta cada año con más adeptos.

“[La llegada de Colón a América] es también el comienzo de la resistencia de todos nuestros pueblos originarios a los que han querido erradicar del mundo saqueando, diezmando, asesinando, violando, indoctrinando, racializando y dividiendo con fronteras arbitrarias y nacionalismos tóxicos ficticios”. Son palabras de un miembro del pueblo nahua, en México.

Esta apología de la supremacía blanca no hace sino perpetuar un sistema colonial que pone en peligro la supervivencia de cientos de pueblos indígenas en la actualidad

Pero ¿qué se celebra exactamente en España? ¿El descubrimiento de América o la llegada de otro europeo más a las costas de un continente ampliamente habitado? ¿La unión de culturas o la destrucción de miles de lenguas, tradiciones y cosmovisiones? ¿El concepto inventado de Hispanidad o el orgullo nacionalista por un pasado imperial?

Son estos y otros mitos, potenciados especialmente durante el franquismo, los que han configurado una leyenda rosa sobre la época colonial en América que ha calado profundamente en la sociedad española: la absurda comparativa sobre qué modelo colonizador fue el “menos malo” (las numerosas muertes fruto de la esclavitud, trabajos forzados y masacres no son excusables bajo ninguna comparativa), la incapacidad de mirar al pasado con los ojos del presente (¿no es el concepto de Hispanidad una revisión histórica positiva de siglos de colonización?), que los españoles salvaron a muchos indígenas de los yugos imperialistas inca y azteca (de nuevo, siglos de violencia no son ninguna salvación) o que la cultura europea nutrió las culturas precolombinas (más bien destruyó cosmovisiones, conocimientos ancestrales y avances desconocidos hasta la época en Europa, a la par que productos americanos como la patata salvaron a Europa de las periódicas hambrunas de la Edad Media).

Esta apología de la supremacía blanca no hace sino perpetuar un sistema colonial que pone en peligro la supervivencia de cientos de pueblos indígenas en la actualidad. Para muchos, la llegada de Colón a América representa el comienzo de un genocidio que llega hasta nuestros días. En la ONG Survival International luchamos desde hace más de 50 años junto a los pueblos indígenas para que la historia no se siga repitiendo. Desafortunadamente, en la actualidad hay muchos ejemplos de esta perpetuación racista, colonial y genocida.

En Paraguay, los ayoreos no contactados viven en una huida constante, escapando de las excavadoras de los rancheros que destruyen sus tierras. En Brasil, el presidente Bolsonaro ha declarado la guerra a los pueblos indígenas no contactados. Si su gobierno no renueva las ordenanzas que protegen sus tierras de madereros, mineros y otros invasores, pueblos enteros podrían ser aniquilados. En Perú, mientras sus tierras no estén legalmente demarcadas y protegidas, los pueblos indígenas no contactados seguirán bajo la amenaza constante de las industrias extractivas y los invasores.

Indígenas no contactados en Brasil vistos desde el cielo durante una expedición del gobierno brasileño, Acre, mayo de 2008.
Indígenas no contactados en Brasil vistos desde el cielo durante una expedición del gobierno brasileño, Acre, mayo de 2008.G. MIRANDA / FUNAI / SURVIVAL INTERNATIONAL

Para los pueblos indígenas no contactados la covid-19 es la última de las numerosas enfermedades importadas que amenazan su vida. Su supervivencia es una cuestión moral y de justicia. Ellos son una parte esencial de la diversidad humana, pero además la defensa de sus derechos es crucial para luchar contra la pérdida de la biodiversidad, de la que todos dependemos. Los pueblos indígenas son los mejores guardianes de la naturaleza.

Estas tragedias son criminales y surgen del racismo perpetuado por una sociedad colonial aún vigente y bajo la narrativa de la Hispanidad. “Celebrarlo [el genocidio] es dar armas para que nos sigan sometiendo, para que nos sigan humillando”, según Xóchitl, chichimeca/zapoteca.

Es hora de que el Estado español pase de enorgullecerse por un pasado genocida y expoliador, a enorgullecerse de ser un Estado del presente, inclusivo, en el que las celebraciones vengan de reconocer los errores del pasado y en el que los espacios públicos, físicos y simbólicos, sean plurales, que no humillen, dando ejemplo de diversidad y compasión, celebrando la resistencia de los pueblos indígenas, y no su genocidio.

Debemos hacerlo para evitar que la historia se siga repitiendo: por los pueblos indígenas, por la naturaleza y por toda la humanidad.

 

Sara Mediavilla es activista y comunicadora en Survival International.

 

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/red-de-expertos/2021-10-12/hispanidad-la-narrativa-para-silenciar-voces-indigenas.html

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Historia de una ecuación: la materia ni se crea ni se destruye

Lavoisier puso los cimientos de la química y dejó atrás la alquimia. Su historia se cuenta en este capítulo del libro ‘Historia del mundo en 30 ecuaciones’, de los divulgadores David Perezagua y Guillermo Peñas.

Todos sabemos el cambio que supuso para la humanidad el descubrimiento del fuego hace unos 800.000 años (ni siquiera fue el Homo sapiens quien lo descubrió, sino el Homo erectus). Durante milenios, se usó sin saber cómo funcionaba, pero esta ignorancia no pasó desapercibida para los herederos de la revolución científica, que no dudaron en buscar una explicación. Con el tiempo se percataron de que la clave residía en la combustión, el proceso químico que rige el funcionamiento del fuego: cuando un elemento entra en contacto con el oxígeno, se quema y produce dióxido de carbono y agua. Era la primera ecuación que se planteaba en el campo de las reacciones y suponía el comienzo de la conversión de la alquimia en una ciencia rigurosa: la química. Un cambio de paradigma rodeado de unas circunstancias tan agitadas como el fuego mismo.

X + O₂ → CO₂ + H₂O

FÓRMULA DE LA COMBUSTIÓN

Mientras Lagrange, Euler y Hamilton competían por ver quién construía la teoría matemática más abstracta y elegante, a lo largo del siglo XVIII hubo varios científicos que no se centraron en la dinámica y el cálculo, sino que, lejos de unos formalismos tan alejados de la realidad y tan complejos, juguetearon con el estudio del calor y se adelantaron casi un siglo a una de las principales teorías del siglo XIX: la termodinámica. Al mismo tiempo, se descubrieron nuevas sustancias, los elementos químicos, y tanto los laboratorios como los lugares de experimentación empezaban a surgir por todo el continente. El método científico comenzaba a sustituir a la magia de la alquimia. Los científicos europeos, poseídos por el espíritu de la Ilustración, estaban dispuestos a experimentar, pero no eran los únicos que querían cambiar el statu quo. Si hablamos de Europa y de revoluciones, debemos fijar nuestra atención en Francia.

Allí, nos encontramos con Antoine Laurent Lavoisier, que nació en 1743 en el seno de una rica familia de la que heredó una gran fortuna a muy temprana edad tras la muerte de su madre. Puesto que era una persona enormemente inteligente y se involucraba con la sociedad, supo dar utilidad a tal fortuna. Por un lado, elaboró un concienzudo proyecto de mejora de la iluminación de las calles, desarrolló mecanismos de purificación del agua de París y realizó informes sobre las condiciones de insalubridad de las cárceles entre muchas otras cosas. Por otro, aprovechó la herencia para realizar distintas inversiones e incrementar la fortuna inicial que poseía. Fue especialmente rentable la que realizó en la ferme générale (granja general), una institución semifeudal que en plena Ilustración recolectaba impuestos para la corona (cebándose especialmente con los campesinos pobres).

El principal trabajo de los Lavoisier fue convertir la química en una ciencia como tal, que se centraba en la cuidadosa medición de todas las cantidades y en la obtención de conocimiento a través de la experimentación

Aparte de todo esto, Lavoisier aparece en este libro por su gran aportación a la ciencia, pues se le considera el padre de la química. Su desahogada situación económica le permitió dedicarse a la investigación sin preocupaciones y construir el laboratorio químico más avanzado del momento. Además, hubo algo más en su vida que no era habitual entre la aristocracia de la época: un matrimonio basado en el afecto y el amor mutuo. Se casó con Marie-Anne Paulze, una mujer tremendamente culta, inteligente y curiosa. Su relación era tal que Lavoisier no dudó en convertirla en su colaboradora. Paulze tenía una sólida formación en artes (fue alumna de Jacques-Louis David) e idiomas y aprendió química rápidamente. Además, puesto que Lavoisier solo hablaba francés, los conocimientos en inglés de ella fueron de vital importancia a la hora de traducir e interpretar los resultados de sus coetáneos, sobre todo en lo que a la teoría de la combustión se refiere.

Tradicionalmente, se ha otorgado a Lavoisier todo el crédito sobre la parte creativa y de los descubrimientos, a pesar de que se sabe con certeza que Paulze fue la responsable de todas las ilustraciones de los dispositivos experimentales, además de ser la editora de todos los trabajos y la responsable de la traducción a otros idiomas de su obra. Dejando a un lado esta controversia, vamos a contar los avances que se produjeron en ese laboratorio, los cuales cambiarían para siempre la historia de la química.

Hasta este momento no existía una frontera clara entre la química y la alquimia y, pese a que se habían hecho valiosos descubrimientos, estos venían acompañados de oscuras teorías espiritistas. Por ejemplo, en 1669 el alquimista Henning Brand descubrió el fósforo (el primer elemento hallado después de la Edad Antigua) mientras intentaba destilar el oro de la orina para crear la piedra filosofal. El principal trabajo de los Lavoisier fue convertir la química en una ciencia como tal, que se centraba en la cuidadosa medición de todas las cantidades y en la obtención de conocimiento a través de la experimentación. En un alarde de pensamiento científico e ilustrado, Antoine Laurent diría:

No debemos confiar en nada que no sean hechos: estos se nos presentan a través de la naturaleza y no pueden engañarnos. Debemos, en todos y cada uno de los casos, someter nuestro razonamiento a la prueba de la experimentación, y nunca buscar la verdad sino por el camino natural del experimento y la observación.

Uno de los grandes vacíos que tenía la química por aquella época concernía a la teoría de la combustión. Desde la antigua Grecia, pervivía la teoría del flogisto (muy ligada a los cuatro elementos de Aristóteles). Esta teoría proponía algo bastante intuitivo: los objetos combustibles (madera, aceite, etcétera) poseían el elemento fuego (llamado flogisto) y lo liberaban al arder. A pesar de trabajar desde el marco de la alquimia y con unas motivaciones mágicas y metafísicas, Georg Ernst Stahl había sido capaz de dotar a la teoría del flogisto de una sólida base experimental, pero había una cuestión que se le escapaba: no podía explicar por qué algunos elementos entraban en combustión y se desvanecían (como la madera) y otros se calentaban y ganaban masa (como los metales). Por ejemplo, en el caso del fósforo, las cenizas pesan más que la sustancia antes de arder. ¿De dónde salía ese exceso de masa? Esta era una pregunta imposible de responder con la teoría del flogisto, que entendía la combustión exclusivamente como un proceso de liberación.

El científico se dio cuenta de que la clave de todo estaba en el nuevo elemento que había descubierto, el oxígeno

En cualquier caso, proponer una teoría alternativa no era tan sencillo y aquí es donde Lavoisier entra en acción. El científico se dio cuenta de que la clave de todo estaba en el nuevo elemento que había descubierto, el oxígeno. Nadie había podido explicar la existencia del fuego con anterioridad porque no se conocía este elemento y, sin él, es imposible que se cree fuego. Pero ¿cómo llegaron a esa conclusión los Lavoisier?

Lavoisier se propuso quemar todas las sustancias que pudiera en recipientes aislados, tanto aquellas que ganan masa como las que la pierden. ¿Y qué encontró? Pues que no es cierto ni lo uno ni lo otro. ¿Irónico, verdad? De hecho, descubrió —y después lo aplicó con éxito a todas las reacciones químicas imaginables— que, si tenemos en cuenta la masa de todas las sustancias que forman parte de la reacción —gases incluidos, por esto eran necesarios recipientes cerrados—, la masa total siempre se conserva. Sus coetáneos cometían el error de no pesar el oxígeno y, además, no tenían en cuenta la combinación del combustible con este, por eso para ellos los cuerpos ganaban y perdían masa sin una lógica aparente. Sin embargo, con este nuevo enfoque de la combustión, Lavoisier no solo descubrió un nuevo elemento (algo ya de por sí muy remarcable), sino que desarrolló la ley de la conservación de la masa, que marcaría el salto definitivo de la alquimia a la química como ciencia rigurosa. En el monumental Traité élémentaire de chimie (Tratado elemental de química), sin duda uno de los libros más influyentes de la historia de la química, Lavoisier la describió en su forma más sencilla:

En la naturaleza nada se crea, nada se destruye, todo se transforma.

Lavoisier trabajó en todo esto desde 1784, cuando realizó su primera explicación de la combustión (en la que desmontaba la teoría del flogisto), hasta 1789, cuando se publicó el Tratado elemental de química mientras estallaba la Revolución francesa. Este terremoto social no supuso para Lavoisier trauma alguno. Pese a ser de buena familia y muy rico, su carácter reformista y todo el esfuerzo que había dedicado a mejorar la nación, sobre todo desde el punto de vista técnico, hicieron que se ganara el respeto de los revolucionarios, además de sentirse muy cómodo con los principios de Liberté, Égalité, Fraternité [Libertad, igualdad, fraternidad]. Tanto es así que en 1791 participó, junto con Pierre-Simon Laplace, en la comisión de pesos y medidas que estableció el sistema métrico como el más idóneo. Además, intercedió en favor de su buen amigo Lagrange (nacido en Turín) cuando la Revolución decidió desposeer de propiedades a los extranjeros.

Lavoisier no solo descubrió un nuevo elemento (algo ya de por sí muy remarcable), sino que desarrolló la ley de la conservación de la masa, que marcaría el salto definitivo de la alquimia a la química como ciencia rigurosa

Sin embargo, la situación cambió enormemente cuando los jacobinos llegaron al poder en 1793 y comenzó el Reinado del Terror. En noviembre de ese mismo año se ordenó la detención de todos los antiguos miembros de la Ferme générale (la odiada institución fiscal), entre los que se encontraba nuestro protagonista. Marie-Anne se ocupó de preparar la defensa de su marido, e hizo hincapié en su inocencia y en lo relevante que era para la República. Entre sus argumentos se encontraban algunos tan sólidos como que ella y Lavoisier habían creado una comisión para perfeccionar la pólvora que empleaba el ejército francés y, con ello, defenderse de sus enemigos cuando las naciones del Antiguo Régimen (España y Austria) declararon la guerra a la Revolución. Todas estas pruebas fueron desechadas y se hizo célebre la réplica del juez jacobino Jean-Baptiste Coffinhal: “La República no necesita científicos”. El autor de la ley de conservación de la masa fue ejecutado en la guillotina el 8 de mayo de 1794.

Para Marie-Anne la tragedia fue todavía mayor, pues entre los otros veintisiete antiguos recaudadores de impuestos que perdieron la cabeza junto a Lavoisier también se encontraba su padre. Todos los bienes del matrimonio, incluido el material científico, fueron requisados y pasaron a manos del Estado. Sin embargo, Paulze peleó contra la injusticia que se había cometido y, en 1795, cuando el Reinado del Terror ya había finalizado y Robespierre y el juez Coffinhal habían sido guillotinados, el Estado francés reconoció la inocencia de Lavoisier y devolvió a Marie-Anne todo lo confiscado. Esta incansable mujer reunió el trabajo científico no publicado y dañado por la requisación y sacó adelante las Mémoires de chimie (Memorias de química), otro libro fundamental en el que, por primera vez en la historia, se explican hechos como que el agua no es un elemento fundamental, sino una composición de hidrógeno y oxígeno. En el prólogo del libro (eliminado en las siguientes ediciones), Marie-Anne Paulze hacía una amarga crítica a la Revolución y a los caminos sangrientos que esta tomó.

La Revolución francesa fue a la vez una época fascinante y trágica. Historias como la de Lavoisier ilustran cómo buenas intenciones y ansias de cambio, mezcladas con prisas y fanatismos, dieron lugar a enormes contradicciones y, en muchos casos, a desgracias. En contraste, en el campo de la ciencia, la comprensión de un fenómeno tan fundamental como el fuego nos hizo abandonar la teoría del flogisto y empezar a entender que en la naturaleza existen elementos químicos que reaccionan entre ellos. Y, lo más importante, que, en cualquiera de estas reacciones, la masa de todos sus elementos se conserva.

Fuente: https://elpais.com/ciencia/2021-03-26/historia-de-una-ecuacion-la-materia-ni-se-crea-ni-se-destruye.html

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Los límites de la ciencia para saber qué está pasando con los insectos

Clemente Álvarez

Con los insectos se da una inquietante paradoja: los entomólogos llevan tiempo avisando de que cada vez son más las señales alarmantes sobre su situación (gente de cierta edad puede incluso percibir por ella misma que algo ha cambiado en el campo); sin embargo, desde un punto de vista científico, la falta de datos continuados sobre las poblaciones de estos pequeños seres hace muy difícil calibrar la verdadera envergadura del problema. Y esto a su vez complica también la posible respuesta. Ahora un estudio de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), la Universidad de Murcia y dos instituciones británicas, publicado en Biodiversity and Conservation, muestra que esta barrera para saber lo que está ocurriendo con estos artrópodos no desaparece ni siquiera con los inventarios más completos que existen.

“Nos preguntamos cuáles son los mejores datos de insectos del mundo y encontramos que estos son los de mariposas en Gran Bretaña”, cuenta Jorge Lobo, entomólogo del MNCN, que explica que existen más de 10 millones de registros de 58 especies de lepidópteros en este territorio recopilados durante más de 200 años, de 1800 a 2014. Una cantidad de información excepcional para los insectos solo disponible en escasos lugares como este por la gran afición naturalista británica y por la atracción concreta a las bellas mariposas.

Aunque ya se ha llegado a hablar de “apocalipsis de los insectos”, existen distintas complicaciones para demostrar de forma científica el colapso de estos animales. Como señala Lobo, una de ellas es que entre estos artrópodos son comunes las fuertes variaciones interanuales en sus poblaciones, con bruscas bajadas y subidas. Puede ocurrir que un simple temporal en el momento inadecuado o un fuerte impacto de origen humano haga caer los ejemplares de una especie en una determinada zona y que un tiempo después vuelva a multiplicarse su número. Para determinar que se está produciendo realmente un declive se necesitan inventarios continuados para poder comparar en distintos lugares y en periodos largos, lo que resulta bastante raro para estas especies en el conjunto del planeta.

En el caso de las mariposas de Gran Bretaña, con tantos registros desde 1800 para una cantidad no tan elevada de especies (hay casi el mismo número de lepidópteros en la ciudad de Madrid) se podría pensar que ya se conoce todo sobre la distribución de estos insectos en esta área del mundo. Según el investigador del MNCN, “la sorpresa es que no”. Los científicos españoles detectaron que el inventario estaba incompleto en un tercio del territorio analizado, en concreto, en bastantes sitios del norte de Gran Bretaña. “Nos preguntamos por qué y nos dimos cuenta de que esto se debe a la entrada en estas zonas septentrionales de especies que provienen del sur. La naturaleza es dinámica y por eso nuestra capacidad para detectar lo que está ocurriendo es limitada”, destaca Lobo.

Una mariposa manto bicolor ('Lycaena phlaeas').
Una mariposa manto bicolor (‘Lycaena phlaeas’).CHRIS VAN SWAAY

A pesar de su tamaño, los insectos pueden moverse kilómetros para buscar mejores condiciones, lo que de nuevo complica saber lo que está sucediendo. “A veces no se produce tanto una extinción como un cambio en la distribución“, indica el investigador. “Lo que tenemos hoy no nos permite conocer la verdad, pues en el momento en el que logramos suficiente información, la verdad ha cambiado”, señala.

Aun así, esto no hace desaparecer la montaña de evidencias que advierten sobre el retroceso de estos artrópodos. Como advierte Lobo, hay datos preocupantes: “Somos bastantes los científicos que aseguramos que hay un declive en las poblaciones de insectos y una pérdida de biodiversidad notable”.

Investigaciones en Alemania, el Reino Unido o Puerto Rico han registrado increíbles desplomes de la biomasa de insectos, es decir, del peso de estos animales en determinadas áreas. Y, en España, el propio investigador del MNCN ha constatado una drástica caída de los escarabajos peloteros (aquellos que construyen y ruedan bolas de excremento). En las colectas de esta familia de escarabajos anteriores a 1950, alrededor de un 30% correspondían a peloteros, pero en la actualidad no llegan al 5%. “Blanco y en botella, la diferencia es tan notoria que no caben otras explicaciones”, incide Lobo.

Sin embargo, hay otros resultados discrepantes. También en España, un estudio de 2018 del investigador Carlos Herrera en la sierra de Cazorla no encontró ningún declive en la abundancia de polinizadores entre 1997 y 2017 a pesar de cambios significativos en la temperatura o las precipitaciones, lo que sugiere que la reducción no es igual en todas partes.

Una revisión de 73 trabajos científicos publicada en 2019 en Biological Conservation, del ecólogo español Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sídney (Australia), advertía de que al ritmo actual un 40% de las especies de insectos podrían extinguirse en las próximas décadas. Pero poco después científicos finlandeses de la Universidad de Jyväskylä respondieron a este artículo con un análisis en Rethinking Ecology en el que acusaban a la investigación de alarmista y criticaban algunos aspectos de la metodología, sin poner en duda el declive de los insectos.

“El patrón que emerge es preocupante, pero tenemos solo datos puntuales. Desde un punto de vista científico no deberíamos ser alarmistas si los datos no son completamente fiables, pero es que las señales son alarmantes y hay que decirlo”, destaca Lobo.

¿Cómo conseguir remediar la falta de datos fiables si no son suficientes ni siquiera las mejores colecciones de registros del mundo? Para solucionar esta falta de información, teniendo en cuenta el movimiento dinámico de la naturaleza, los investigadores de este trabajo consideran que cada país debería elegir una serie de zonas para realizar inventarios continuados. Al igual que existen estaciones meteorológicas fijas que registran las variaciones del tiempo en cada momento, proponen que haya estaciones de medición de la biodiversidad.

Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-03-07/los-limites-de-la-ciencia-para-saber-que-esta-pasando-con-los-insectos.html

 

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Migración y trata: emigrar siendo mujer

Nos enfrentamos a una naturalización sociocultural de la violencia contra las mujeres que provoca que el tráfico con fines de explotación sexual sea uno de los delitos más tabúes de nuestro tiempo.

Es innegable que la desigualdad de género sufrida por mujeres y niñas, tanto a nivel social como económico y político es generalizada y evidente en todo el mundo. Aunque en situaciones mucho más extremas, como es el caso de las migraciones forzosas, esta desigualdad se multiplica por cien, y provoca que la mayor parte de mujeres acaben siendo víctimas de violencia de género y/o trata con fines de explotación sexual. Esta violencia no termina con el fin del trayecto, sino que puede incluso agravarse en el país de destino o en el contexto de refugio. Por lo tanto, las cuestiones de género, en cualquier debate sobre las causas y consecuencias de la migración regular e irregular y el desplazamiento forzado, son cruciales.

El género no solo condiciona los motivos por los cuales se migra, sino que tiene un papel realmente importante en las experiencias que se vivirán durante el trayecto migratorio y, posteriormente, en la integración e inserción sociolaboral en el país de destino. Según ONU Mujeres, las mujeres representan casi la mitad de los 244 millones de migrantes y la mitad de los 19,6 millones de personas refugiadas del mundo. Este es un dato ante el cual no podemos permanecer impasibles, ya que, tal y como asegura el último Informe Mundial de la Trata de Personas de 2020, la representación femenina se ha ido incrementando de modo que de cada diez víctimas detectadas a nivel mundial, unas cinco son mujeres adultas y dos son niñas. En España, a día de hoy, no hay datos exhaustivos sobre el porcentaje de migrantes en cuanto a edad y género, pero se sabe que el porcentaje de niñas puede ser llamativo. Se encuentran totalmente invisibilizadas, ya que la imagen que se han encargado de vender algunos medios y partidos políticos anti-inmigración en cuanto al menor extranjero es la del adolescente marroquí varón.

Nos encontramos ante una grave falta de visibilidad del colectivo femenino en estas circunstancias y nos enfrentamos a una naturalización sociocultural de la violencia contra las mujeres que provoca que la trata con fines de explotación sexual sea uno de los delitos más tabúes de nuestro tiempo, debido al desconocimiento y a la ocultación de sus mecanismos y funcionamiento reales, provocando que las mafias e instituciones se lucren de ello a niveles mucho más altos.

Se deben crear nuevas leyes que valoren el grado de vulnerabilidad en el que se ven inmersas las mujeres

¿A cuántas mujeres o niñas hemos visto en las imágenes de los informativos saltando la valla? Debemos tener en cuenta las alternativas a las que las migrantes tienen que recurrir, o las situaciones de violencia forzosa en las que pueden llegar a encontrarse solo por el hecho de ser mujeres, lo que añade una mayor vulnerabilidad. Debemos analizar estos hechos a tiempo de revisar la legislación europea en materia migratoria y de cooperación desde una perspectiva de género e incluyendo el delito de trata en el ámbito de los derechos humanos, ya que existe una impunidad ante las actuales políticas de gestión migratoria europeas que permiten y aceptan que se den este tipo de situaciones. Se deben crear, al mismo tiempo, nuevas leyes que no deshumanicen a las personas migrantes y, de manera primordial, valorar el grado de vulnerabilidad en el que se ven inmersas las mujeres desde el mismo momento en el que abandonan su lugar de origen.

La excusa del control migratorio

Según los últimos datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), cada año las mafias de trata y tráfico de personas generan unos 400 millones de euros de beneficios tan solo en el Mediterráneo. Debemos tener en cuenta que uno de los argumentos más característicos con respecto al endurecimiento de las leyes y políticas de control fronterizo es justamente la necesidad de luchar contra las mafias de trata de personas, pero son estas mismas leyes las que, según Naciones Unidas, suponen más ganancias para los tratantes, incluso en tiempos de pandemia por la covid-19 y el cierre de fronteras. Además, muchas mujeres y niñas llegan a través de aerolíneas al país donde posteriormente les espera la prostitución y la explotación sexual, una imagen muy lejana a la que normalmente es divulgada. Por lo tanto, ¿cómo es posible que, para muchas mujeres a día de hoy, su integración en una red de trata les asegure un trayecto más seguro?

Se ha aceptado e interiorizado que un derecho tan básico y universal como es la libertad de movimiento esté castigado, y, por lo tanto, aparezcan alternativas de cruce de fronteras que incluyen la violación de los derechos humanos. Actualmente, las migraciones son criminalizadas, y dos de los factores clave de esta criminalización son la aporofobia y xenofobia. Estas, junto con un sistema patriarcal y capitalista, provocan que la única opción muchas mujeres para salir del país de sea su integración en estas redes. Realizar un viaje a través del mar en una embarcación ruinosa o sobrecargada, con un bebé en brazos y sin saber nadar en múltiples casos, claramente aumenta la probabilidad de morir ahogadas. Mientras, realizar el trayecto migratorio con una red de trata supone, en la mayor parte de ocasiones, llegar viva al país de destino. En el pasado Congreso Internacional de Trata con Fines de explotación sexual celebrado desde Murcia, pudimos escuchar a Helena Maleno citar las siguientes palabras de una superviviente: “Soy tan pobre que si no me movía en una red de trata no podía moverme nunca, y tampoco podía quedarme”. Su ponencia recordó de qué manera la necropolítica se ha instalado en nuestro tiempo.

Las mafias de trata y tráfico de personas generan unos 400 millones de euros de beneficios anuales tan solo en el Mediterráneo

La feminización de la pobreza, el racismo institucional, la xenofobia y preocupante aporofobia, en un mundo donde la economía y el mercado preponderan, hace que no podamos juzgar las decisiones de tantas mujeres y mucho menos realizar una doble victimización. La situación en el país de destino tampoco es fácil. En primer lugar, no solo por la situación de explotación, sino que unida a esta misma está el pago de la deuda que tienen con la mafia. Debido a su estatus de irregularidad, quedan desamparadas ante el sistema de protección social en muchas ocasiones.

El uso de la trata de personas y el tráfico de seres humanos como excusa para endurecer el control migratorio, cuando es este mismo hecho el que provoca su aumento, está demasiado interiorizado en nuestra sociedad. Pero cada vez más, aparecen informaciones nuevas acerca de qué manera se lucran grupos como Frontex de este negocio ilícito gracias a investigaciones como las de PorCausa y otras. Todos contra la trata, pero sin las mujeres tratadas”, decía Patricia Simón en uno de sus últimos artículos, en el que habla claramente sobre cómo hay intereses por parte de administraciones e instituciones, junto con empresas privadas, en mantener esta lacra a través del endurecimiento del control migratorio: “Las Administraciones están mucho más volcadas en generar discurso contra la trata y la prostitución que en combatir sus causas: la desigualdad, el racismo, el colonialismo y las fronteras”.

Por si fuera poco, debido al auge de las tecnologías y con la llegada de la pandemia, nos enfrentamos a una adaptación de las mafias y redes de trata a la creciente globalización, lo que provoca nuevas formas de captación más rápidas. O cambiamos el discurso y hacemos ver la base real del problema, o este negocio que deshumaniza y denigra seguirá incrementándose a la velocidad de la luz.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-02-22/migracion-y-trata-emigrar-siendo-mujer.html

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