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Uno de cada tres niños afirma que en su clase hay acoso escolar

Por; El país

Los datos muestran un descenso del 17% de esta problemática con respecto al año anterior, según un informe de Fundación Mutua Madrileña y de la Fundación ANAR

El bullying continúa siendo un problema en España. Un 32% de los alumnos, lo que equivale a uno de cada tres niños, afirma que en su clase se sufren situaciones de acoso escolar, según los resultados de un informe de la Fundación Mutua Madrileña y de la Fundación ANAR. Los datos, que son del año pasado, muestran sin embargo un descenso del 17% de esta problemática con respecto a 2016: en ese ejercicio el 50% de los estudiantes consultados había manifestado que en su aula existía bullying.

Las conclusiones de este informe se han extraído del análisis de una muestra de más de 2.600 encuestas realizadas a alumnos de sexto de primaria y primero y segundo de la ESO de centros escolares públicos y concertados del centro de la Península. También se han hecho entrevistas a un centenar de profesores de los mismos colegios e institutos.

Las encuestas entre los 2.600 alumnos revelan un aumento en el número de casos en los que el acoso se produce en grupo: el 66,7% en 2017 frente al 55% del año anterior. En cuanto a su percepción, aumentan los alumnos que ven el acoso escolar como un tipo de maltrato (97,7%) y disminuye el número de los que lo consideran una broma o algo normal que ocurre entre compañeros, del 1,6% en 2017 frente al 5,4% en 2016. El estudio también indica que, según los propios estudiantes, las niñas se ven más afectadas por el bullying que los niños.

El informe muestra que crece el número de chicos que ven en la unión entre compañeros la medida más efectiva para frenar el acoso escolar cuando ya ha comenzado a producirse. Un 80,3% cree que es la mejor forma de parar el abuso; el año pasado los que pensaban así eran el 65,7% de los encuestados. Otras alternativas, como pedirle ayuda directamente al profesor, disminuye del 77% al 73%.

Uno de cada tres niños afirma que en su clase hay acoso escolar

Los profesores que han sido encuestados consideran que los talleres de concienciación y las charlas de especialistas son las intervenciones más efectivas en los centros educativos para luchar contra el bullying. La mayoría de los docentes encuestados coincide en señalar que los complejos, los problemas de inseguridad, la baja autoestima o el miedo al rechazo son las características principales del acosador, seguidas de la agresividad y el sentimiento de superioridad. Además, más de la mitad de los profesores entrevistados destacan la visión que tienen los jóvenes de la violencia como algo normalizado en la vida cotidiana, como otro de los aspectos decisivos para que se produzca el acoso escolar.

Las causas del ‘bullying’

Un 62% de los alumnos piensa que los acosadores actúan por creerse mejores que sus compañeros. El segundo motivo más asimilado es que lo para divertirse. Destacan como principales causas del acoso la forma de ser de las víctimas y su aspecto físico, en más del 50% de los casos. Un 20% afirma que el motivo es por pertenecer a otra cultura o raza.

Los insultos y las agresiones físicas son las formas más habituales de acoso, alrededor del 85% en ambos casos, seguidas de las diferentes formas de presión psicológica (aislamiento, exclusión y difusión de rumores) que sufre una de cada tres víctimas.

El estudio se ha realizado en el marco del programa de acción contra el acoso escolar puesto en marcha en 2015 por ambas entidades. Este plan también incluye iniciativas de prevención en centros escolares y campañas de concienciación en las redes sociales entre los más jóvenes.

Fuente: https://politica.elpais.com/politica/2018/04/30/actualidad/1525119884_318076.html

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¿Por qué hay 264 millones de niños que no van al colegio?

Por: El país/Tiziana Trotta

Casi un tercio de los menores sin escolarizar viven en 35 países afectados por distintos tipos de crisis y apenas el 2% de la ayuda humanitaria se destina a educación

Siria ha pasado de rozar una tasa del 100% de escolarización antes del conflicto a contar con 2,8 millones de niños fuera de las aulas. En Yemen, ya son dos millones. Sudán del Sur tiene la tasa más alta de abandono escolar en educación primaria con un 72% de la infancia fuera del sistema escolar. Y lo mismo sucede en Chad, Nigeria, Afganistán y muchos otros países asolados por conflictos u otros tipos de emergencia. Los menores de 18 años de todo el mundo sin escolarizar son 264 millones, según datos de Unicef. De ellos, 75 millones viven en 35 países afectados por distintos tipos de crisis. Sin embargo, desde 2010, menos del 2% de los fondos humanitarios se ha destinado a la educación.

La edición de este año de la Semana de Acción Mundial por la Educación, que se celebra del 23 al 29 de abril en 120 países, reivindica la importancia de que los menores acudan a la escuela incluso en las crisis y pide un incremento del presupuesto de ayuda humanitaria destinado a este fin hasta el 4%.

Uno de cada cuatro niños que no van a la escuela vive en un país asolado por conflicto y las niñas sumidas en estos contextos se enfrentan a una probabilidad 2,5 mayor de quedarse fuera del colegio en comparación con los varones. “Hay que prestar mayor atención a la educación desde el primer momento en el que se produce una emergencia”, sostiene Blanca Carazo, responsable de Programas para Unicef. “Cuando un niño deja de asistir a la escuela, se pone a riesgos a corto plazo como ser víctima de trata, explotación laboral, matrimonios precoces, reclutamiento en los combates. A largo plazo, está perdiendo una oportunidad para el futuro”, añade.

Volver a las aulas, además, contribuye a crear una rutina que puede ayudar a superar los traumas, agrega Emilia Sánchez, directora de Incidencia Política y Comunicación de Plan International. “El profesorado se convierte en un aliado clave para la protección ya que puede identificar casos más graves y derivarlos, al mismo tiempo que en las escuelas se atienden otras necesidades básicas como la alimentación, el higiene y el saneamiento”.

“Si la educación ya vive un momento difícil en general, cuando se produce un desastre natural, un conflicto como el de Siria o una crisis de tracto lento el riesgo es aún mayor para la infancia”, explica Alberto Casado, responsable de campañas de Ayuda en Acción. “Y si garantizar el derecho a la educación entre la población desplazada en asentamientos es complicado, hacerlo entre los que se encuentran en movimiento es prácticamente imposible”.

En 2016, los desplazamientos forzosos marcaron un nuevo récord con 65,6 millones de personas —la mitad de los cuales, menores— que abandonaron sus hogares, principalmente a causa de graves conflictos, pero también por otros motivos como el cambio climático, la situación económica de sus países de origen o por persecución política y religiosa.

Tan solo la mitad de la infancia refugiada o en situaciones de desplazamiento interno va a la escuela primaria y apenas un 25% de los menores asiste al primer ciclo de educación secundaria. Este porcentaje baja al 1% en el caso de los estudios universitarios, según datos de Unicef.

Alumnos de una escuela en Sudán del Sur.
Alumnos de una escuela en Sudán del Sur. PLAN INTERNATIONAL

El conflicto en Siria, que ha cumplido recientemente siete años y que en 2017 se cobró la vida de 910 niños y niñas, solo es la cara más visible de este problema. Un 43% de la llamada generación perdida no está escolarizada. Desde el principio de la guerra, más de 300 escuelas han sido blancos de ataques, mientras que se han perdido más de 180.000 docentes, que han muerto o han huido. Los que se han quedado, además de lidiar con la escasez de infraestructuras y la falta de seguridad, no siempre pueden prestar una enseñanza de calidad, al estar hacinados en clases abarrotadas con alumnos de distintas edades.

La situación no mejora entre los niños que llegan a Europa, donde sus necesidades educativas básicas chocan con barreras legales. Por ejemplo, apenas 10 países miembros de la Unión Europea reconocen el derecho de los menores indocumentados a los estudios, mientras que cinco les excluyen de manera explícita. Una vez dentro del sistema escolar del lugar de acogida, obstáculos culturales o de idioma frenan su integración, al mismo tiempo que a menudo tienen que lidiar con xenofobia y estigmatización.

Pese a las dificultades, la educación se mantiene arriba entre las preocupacionesde las familias desplazadas, pero no siempre recibe la atención adecuada en el marco de la ayuda humanitaria y se destinan fondos escasos y de corta duración. De media, menos del 2,7% de los llamamientos humanitarios globales se destina a la educación.

“Tradicionalmente, la educación se encuentra en un limbo entre ayuda humanitaria y cooperación al desarrollo y no se considera como algo que salva vidas. Esta visión es muy limitada y poco a poco se está superando, porque las crisis son cada vez más complejas”, asegura Valeria Méndez de Vigo, responsable de Estudios e Incidencia de Entreculturas.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/04/23/planeta_futuro/1524501231_565813.html

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La tesis doctoral es perjudicial para la salud mental

Por: El país. Pablo Barrecheguren

Un estudio asegura que los doctorandos son seis veces más propensos a desarrollar ansiedad o depresión en comparación con la población general

En los últimos años se han publicado diversas investigaciones que alertan sobre el estado de salud mental que sufren los estudiantes de doctorado. Un ejemplo reciente es el trabajo que acaba de publicarse en Nature Biotechnology donde se describe cómo los doctorandos son seis veces más propensos a desarrollar ansiedad o depresión en comparación con la población general. Según este trabajo dirigido por el investigador de la Universidad de Kentucky (EE UU) Nathan Vanderford, esto supone que el 39% de los doctorandos se encuentran en un perfil de depresión moderada o severa frente al 6% de la población general.

Podríamos pensar que estos resultados se deben a recortes en las condiciones de trabajo o que son algo intrínseco a empleos altamente competitivos, sean o no tesis doctorales; sin embargo, otro estudio realizado por la Universidad de Gante (Flandes, Bélgica) concluye que los estudiantes de doctorado, en comparación con otros grupos laborales con alta formación, sufren con mayor frecuencia síntomas de deterioro en su salud mental. “Esta es una publicación muy importante ya que progresivamente estamos comprendiendo que existen problemas de salud mental entre los doctorandos y estudios como este nos ayudan a entender mejor sus causas”, afirma Vanderford.

Para profundizar en esta cuestión, Katia Levecque, investigadora de la Universidad de Gante y  primera autora del estudio belga, toma como muestra 3.659 doctorandos de universidades flamencas, quienes siguen un programa doctoral muy similar al resto de Europa o Estados Unidos, y cuantifica la frecuencia con la cual los estudiantes afirman haber experimentado en las últimas semanas alguno de entre doce rasgos considerados como signos de estrés y, potencialmente, problemas psiquiátricos (especialmente depresión). Por ejemplo, entre estos rasgos están sentirse infeliz o deprimido, bajo presión constante, pérdida de autoconfianza o insomnio debido a las preocupaciones.

Los resultados fueron que el 41% de los doctorandos se sentía bajo presión constante, el 30% deprimido o infeliz y un 16% se sentía inútil. Es más, la mitad de los estudiantes afirmaba vivir con al menos dos de los doce rasgos evaluados en el test.

El 39% de los doctorandos se encuentran en un perfil de depresión moderada o severa frente al 6% de la población general

“Hemos sido los primeros en estudiar a los doctorandos como un grupo aparte usando un tamaño de muestra adecuado y comparándolos con otros grupos de población altamente formados”, enfatiza Levecque. Y es que los resultados más llamativos de este estudio aparecen cuando se comparan personas haciendo una tesis doctoral con otras poblaciones (un grupo de población general, otro de trabajadores y uno de estudiantes) todas ellas con un alto nivel educativo (desde estudiantes de carrera universitaria a doctorados): en todos los casos el grupo de personas que estaban haciendo una tesis doctoral tenían con mucha más frecuencia signos de deterioro en su salud mental, llegando por ejemplo a afirmar el 32% de los estudiantes de doctorado que experimentaban al menos cuatro de los doce síntomas frente al 12%-15% de las personas pertenecientes a los grupos control.

Además, el estudio profundiza sobre si dentro de los estudiantes de doctorado existen condiciones que aumenten las posibilidades de tener o desarrollar un problema psiquiátrico. Por ejemplo, Levecque concluye que el desarrollo de estos síntomas es independiente de la disciplina en la cual se realice el doctorado ya sean ciencias, ciencias sociales, humanidades, ciencias aplicadas o ciencias biomédicas. No ocurre lo mismo con el género, ya que las mujeres que realizan su doctorado tienen un 27% más de posibilidades de sufrir problemas psiquiátricos que los hombres.

Otro factor que puede influir en la salud del estudiante, en este caso tanto negativamente como positivamente, es el tipo de director de tesis que tienen: la salud mental de los doctorandos era mejor de lo normal cuando tenían un mentor cuyo liderazgo les inspiraba. Por el contrario, otros estilos de liderazgo eran neutros o en el caso de aquellos supervisores que se abstenían de dirigir o guiar al doctorando, un tipo de liderazgo laissez-faire, sus estudiantes tenían un 8% más de posibilidades de desarrollar sufrimiento psicológico. “Pero aparte del estilo de liderazgo, hay otros factores importantes como el nivel de presión en entorno laboral, el propio control sobre el ritmo de trabajo o cuándo realizar los descansos, que también están relacionados con el supervisor. Así que el director/supervisor es relevante tanto directa como indirectamente para la salud mental de los doctorandos”, detalla la investigadora.

La conciliación familiar es otro tema clave ya que quienes tienen una situación conflictiva entre su familia y el trabajo son un 52% más propensos a desarrollar un problema psiquiátrico. Y lo mismo ocurre con de la carga de trabajo, que según crece aumenta un mínimo del 65% la aparición de desórdenes psiquiátricos.

Las mujeres que realizan su doctorado tienen un 27% más de posibilidades de sufrir problemas psiquiátricos que los hombres

Todo este trabajo realizado por la Universidad de Gante pone de manifiesto que incluso en países como Bélgica, donde las condiciones económicas son favorables, el propio desarrollo de una tesis doctoral expone a los estudiantes a situaciones tóxicas para su salud mental por encima de lo que es habitual en otros ambientes similares. Sobre esto, Levecque enfatiza el valor de mejorar la asistencia en salud mental para los doctorandos ya que son uno de los pilares sobre los cuales se asienta la producción científico-tecnológica a nivel mundial; y da tres consejos básicos: “En primer lugar, fórmate e invierte tiempo en conocer tu propia salud… y la de otras personas. En segundo lugar, habla de un modo explícito sobre la salud mental. Y finalmente, a nivel de las organizaciones, estas deberían preocuparse por el bienestar de sus empleados tanto por razones humanitarias como financieras: el bienestar de un empleado y su eficacia laboral están altamente correlacionadas”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/03/15/ciencia/1521113964_993420.html?id_externo_rsoc=FB_CC

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Tener agua cerca significa ir al colegio

Por: El país

La instalación de 212 grifos y un tanque en la zona del Alto Nilo de Sudán del Sur evita que las niñas pasen cuatro horas de camino al río

Ellas son lo primero. Nyanbol, de 14 años, y Acha, de 13, han sido liberadas. Ya no les atormentará más la tarea de la que se han encargado generaciones de mujeres en Sudán del Sur. ¿De qué estamos hablando? Del trabajo diario de andar hasta el río, unas cuatro horas a través de un terreno hostil, que obligaba a las niñas a dejar el colegio y perder el resto de su infancia. El miedo que las mujeres sentían por lo que pudiera haber escondido en los arbustos a lo largo del camino, el terror a ser violadas, o incluso el pánico a los hipopótamos o cocodrilos que podían atacarlas mientras cogían agua sucia con sus cubos, ha acabado. Por primera vez en sus vidas, más de 23.000 personas que huyeron del conflicto en el estado del Alto Nilo de Sudán del Sur están recibiendo agua potable de grifos de la comunidad cerca de las puertas de su casa. Un hecho que nunca habían imaginado.

Nyadhiang Athiei Deng no sabría decir qué edad tiene con exactitud, pero su cabello gris, su espalda encorvada y el recuerdo de los acontecimientos del pasado lejano sugieren que está cerca de sus 80 años. Señala unas marcas en la parte superior de su cabeza, «del agua» y explica que durante toda su vida, ha traído agua del río en dos contenedores de 40 kilos y los ha transportado balanceándolos sobre su cabeza. Sus hijas sentadas a su lado, de entre 30 y 40 años, tienen sentimientos similares. En esta comunidad, ir a buscar agua es una responsabilidad totalmente femenina. Sin embargo, la próxima generación no tendrá que pasar por esto. «Ahora, sabemos que nuestras hijas podrán ir a la escuela y continuar estudiando en el futuro porque no tienen que irse lejos para obtener agua», dice Abeuk, una madre de 30 años con cinco hijos y una de las nueras de Nyadhiang. «No he recibido educación debido a esas responsabilidades que tenía en el pasado. No puedo comparar las vidas de mis hijas con la mía, ellas estarán mucho mejor», dice con la esperanza reflejada en sus ojos.

Nyadhiang Athiei, a sus 80 años, tiene marcas en la parte superior de su cabeza de acarrear el agua

Hace tres años, la vida se vino abajo para Nyadhiang, sus hijas y nietos. El hogar que conocían, aquel en el que habían vivido durante generaciones, fue atacado y las casas incendiadas; su pueblo, Baliet, quedó atrapado en el conflicto dentro de Sudán del Sur. «Todos corrieron», dice Nyadhiang. «Me quedé sola», dice. Nyadhiang cojeaba, preocupada. No podía moverse rápido. Dudaba de que pudiera llegar a los campos de los que había oído hablar (una zona segura para las personas desplazadas por el conflicto), que estaba a una semana de distancia. «Conocí a personas que me ayudaron y vine con ellos», añade. «Después de que todos nos dispersáramos, nos encontramos aquí de nuevo». Pero no todos estaban allí. El hijo de Nyadhiang fue asesinado en el conflicto. Otra nuera murió en la fuga. Esos campos seguros son ahora una aldea improvisada, hogares para 13.700 personas que escaparon inicialmente del conflicto.

Obtener agua potable era uno de los principales desafíos: «Cuando llegamos, bebíamos agua directamente del río. Los niños y ancianos tuvieron diarrea, la gente a menudo enfermaba», dice Malech Thon, de 43 años, hija de Nyadhiang. «Sin embargo, si no hubiéramos cogido agua de allí, la gente habría muerto de sed», agrega Abeuk. Para las agencias humanitarias que respondieron al aumento de la llegada de refugiados, proporcionar agua potable a las personas se convirtió en una prioridad. Se estableció un servicio de agua de emergencia gracias a los donantes, se desplegaron enormes piscinas de goma inflables, se bombearon 20.000 litros de agua de río y el agua se trató con sulfato de aluminio y cloro. Los especialistas de World Vision controlaban rutinariamente el agua para asegurarse de que fuera segura para el consumo humano.

«Ese primer día que dimos agua a la gente, 3.000 personas se reunieron e hicieron cola. Estaban visiblemente felices de tener agua potable cerca de sus hogares», dice Jimmy Warren, gerente de Agua, Saneamiento e Higiene de World Vision en Melut. En los meses siguientes, World Vision amplió a cuatro el número de sistemas de tratamiento de aguas superficiales, instaló una planta de tratamiento en la ciudad cercana para que la comunidad anfitriona evitara futuros conflictos por el agua, construyó un tanque elevado de 72.000 litros e instaló 212 grifos en todo el asentamiento de refugiados y la comunidad cercana. Hoy en día World Vision continúa brindando agua a 28.153 personas todos los días. Para las mujeres y niñas, los grifos han cambiado sus vidas. Dene, de 11 años, dice que en el pasado solía sentir miedo cuando acompañaba a su madre al río: «Ahora está bien, ya no tenemos miedo”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/03/21/africa_no_es_un_pais/1521631482_312251.html

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7 técnicas educativas que son un completo error

Por: El País

Olvide la disciplina castrense: castigarle en su habitación no sirve para nada.

  • cachetes niños
    1. Nada de cachetes La literatura científica los desaconseja con contundencia, catalogando a los tirones de orejas y palmadas en el trasero como recursos contraproducentes. “Los padres, ante conductas no deseables, deben montar su enfado y rechazo, pero el azote esporádico no servirá para cambiar el comportamiento del pequeño”, explica la psicóloga Ollero. Es más, la experta afirma que estas prácticas únicamente conseguirán viciar la relación entre ambos a largo plazo y, si bien quizá atajen en el momento la situación, configurará una personalidad más difícil de encauzar.
  • disciplina niños
    2. Las fórmulas ‘Antonio Alcántara’ no son las ideales Numerosos estudios han demostrado que la mayoría de técnicas disciplinarias clásicas, las que pasan por el arresto domiciliario o por los sistemas de recompensa son, a la larga, inservibles y contraproducentes. “En el papel de los padres como modelos de los hijos, la conexión emocional debe jugar un papel fundamental, estableciendo vínculos de confianza y seguridad para fomentar el desarrollo correcto, marcando los límites con firmeza pero también con amabilidad”, explica Andrea Ollero, psicóloga educativa. En este sentido, Ángela Pulido, también psicóloga y directora del centro El Árbol del Patio, apuesta implementar el modelo de Disciplina Positiva ideado por el psiquiatra y educador Rudolf Dreikurs, basado en “implicar al pequeño en su contexto, motivándolo desde los sentimientos positivos que le permiten saber que su papel también es importante”. Por eso, muchas de las técnicas clásicas se entienden, hoy, obsoletas. Esto es lo que no debe hacer con su pequeño, según la ciencia, y las alternativas para criarle con inteligencia emocional.
  • castigos niños
    3. Nada de castigos sin razonamiento En la misma línea, la imposición de sanciones en forma de actividades desagradables quizá corte de raíz la mala conducta, pero sólo momentáneamente. “Hacer sentir mal al niño no significará, necesariamente, que este entienda el verdadero motivo de nuestro malestar”, asegura Pulido, que apuesta más bien por tratar de razonar con él, usando un lenguaje en positivo, y exponerle las razones por las que su comportamiento no es el adecuado. Poner de relieve, al final, por qué sus actos no están construyendo un buen clima en el núcleo del que él debe sentirse partícipe, en el que él tiene que estar implicado.
  • chantaje niños
    4. Nada de dejarles sin postre Técnica basada en el chantaje y en la manipulación, según numerosos estudios, pero no en la explicación razonada que sí llevará al niño a entender por qué no debe hacer esto o lo otro. “De nuevo, esta práctica no hace pensar ni reflexionar al niño, y sólo le llevará a hacer determinadas cosas para contentarnos”, explica Pulido, que se pregunta si nuestra voluntad es que nos obedezca únicamente movido por el miedo a la prohibición o si realmente buscamos que entienda por qué debe comportarse correctamente.
  • premios niños
    5.  Nada de prometerle ración doble de postre Otra técnica basada en el chantaje: “Si vinculamos las educaciones con premios, igual que si lo hacemos con castigos, estamos dejando a un lado las emociones profundas”, repasa la psicóloga Ollero. Explica además que “la necesidad de conocerse, de entrar en comunión, es fundamental para que los actos estén ben encauzados y motivados por una decisión íntima y real que busca lo mejor para todos”.
  • rincon pensar niños
    6. Nada de mandarlo ‘al rincón de pensar’ ¿Para qué? “En el momento de enfado y frustración, ambos estarán dominados por el cerebro reptiliano, al que corresponden las funciones básicas. Los dos estarán bloqueados por el grado de tensión del contexto, y pedir al niño que reflexione no hará sino llevarle a pensar que su padre y su madre son seres horribles y mezquinos”, afirma Pulido. Además, y como explican los expertos en educación infantil Tina Payne Bryson y Daniel J. Siegel en su libro No-Drama Disciplineobligándoles a encontrarse con sus pensamientos en esa situación hará que se pierda la oportunidad de establecer un diálogo comprensivo, explicativo y que busque, realmente, lo que se pretende: hacerle reflexionar para que no repita sus actos.
  • prohibido llorar niños
    7. Nada de coartar sus sentimientos “Sobre todo si se trata de niños, muchos padres piensan que pidiéndoles que endurezcan su carácter le están ayudando a fortalecerse, pero eso no es así”, asegura Ollero, en la misma línea de numerosas investigaciones. Durante décadas, explica, la educación se ha basado en la ocultación de emociones, en la prohibición de llorar o mostrarse triste, pero es preferible “dejar que se expresen y enseñarles a entender lo que les ocurre para que aprendan a gestionarlo”, concluye.
  • culpabilidad niños
    8. Nada de educar en la culpabilidad “Vivimos en la era del buenismo.”, comenta la psicóloga Pulido, que añade: “Esto no es en absoluto positivo porque, ante situaciones realmente límite, esos padres colegas terminan por pasarse al otro lado y recurrir a gritos y broncas, descolocando al pequeño que no entiende esos estallidos de ira”. Por eso, ella apuesta por implementar las herramientas adecuadas para que el niño entienda que sus actos tienen consecuencias, y que de ellos depende también la buena marcha del grupo. “Hay que enfocarles hacia las soluciones, y no educarles en la culpabilidad”, confirma. Pero hay casos difíciles. “En situaciones ingestionables, lo más recomendable es buscar ayuda”, aconseja Ollero. Cuando todas las técnicas fallan, sólo un profesional puede detectar dónde está el desajuste en la relación entre padres e hijos y buscar soluciones.

    Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/12/12/album/1513081412_992481.html#foto_gal_8

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La educación que se necesita en España

Por: Helena Herrero

Dijo Leonardo da Vinci que hay tres clases de personas: “aquellas que ven, aquellas que ven lo que se les muestra y aquellas que no ven”. El ansiado pacto educativo sigue pendiente de consenso entre nuestras fuerzas políticas. Pero se habla de posibles acuerdos de mínimos, centrados en aspectos ideológicos, que no abordan la cuestión fundamental: la educación que deberían recibir las generaciones venideras, el conocimiento que les ayudará a prosperar como personas, y a España como país.

Mostrémoslo para verlo. El mundo va a cambiar: ni los mercados ni las empresas ni los trabajos van a ser como hoy los conocemos. El 65% de los estudiantes actuales trabajarán en profesiones que aún no existen. Que estarán relacionadas con materias STEAM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas). Durante los próximos cinco años, la digitalización va a generar en España más de un millón de empleos relacionados con estas materias. Asimismo, la robótica o la inteligencia artificial sustituirán gran número de tareas en las empresas, sobre todo aquellas automatizables. Sin embargo, harán falta técnicos, programadores de esos robots, analistas de datos, impresores 3D… También que el resto de profesionales, desde médicos hasta inspectores, tengan altos conocimientos de tecnología, pues será su herramienta del día a día. Y una tercera evidencia que debemos ver: ya no bastará una formación para toda la vida, una profesión de la que vivir, sino que las personas vivirán formándose.

 No parece que el actual modelo educativo esté en condiciones de generar estos profesionales. No fomenta habilidades clave como la creatividad, la inteligencia emocional, el pensamiento crítico o la resiliencia. Nuestros estudiantes de matemáticas y ciencias sacan notas más bajas que la media de la OCDE, con una acusada diferencia entre el rendimiento de alumnas y alumnos. Mientras, casi la mitad de nuestros adolescentes cursarán carreras de ciencias sociales y jurídicas, y sólo el 17% se decantarán por estudios de ingeniería o arquitectura. Por lo tanto, crece la brecha laboral entre los jóvenes que ni estudian ni trabajan y los cientos de miles de puestos que pueden quedar vacantes.

Por mucho consenso político que alcance, de poco servirá un sistema educativo que no contemple esta nueva realidad. Debemos fomentar las vocaciones tecnológicas entre los más jóvenes, la pasión por crear, experimentar e innovar. Hagamos que ellos también lo vean. Frente a la precariedad laboral, esta formación procura empleos de mayor calidad. Según el INE, el salario medio de los profesionales de perfil tecnológico, incluidos los no universitarios, es un 65% superior a la media general del país. Además, estos profesionales tendrán mejores oportunidades de trabajar en organizaciones más modernas y ágiles, en las que desarrollar proyectos apasionantes. Que les brindarán más libertad para conciliar y teletrabajar. Y que competirán por ellos, para captarlos y retenerlos.

Debemos fomentar las vocaciones tecnológicas entre los más jóvenes, la pasión por experimnetar e innovar

Es el momento también de verlo como país. Un informe del IESE publicado este año, en colaboración con la Fundación I+E, señala la mejora de la calidad de la enseñanza en ciencias y matemáticas como un aspecto crítico que España necesita mejorar si quiere incorporarse al grupo de las economías más innovadoras. Pone como ejemplo a Finlandia, Japón o Corea del Sur, países que han apostado por la formación en estas materias, así como por modelos de educación activa, que fomentan la participación del alumno.

Las empresas con ADN innovador, y en concreto las multinacionales con largo recorrido en España, lo vemos y lo queremos mostrar. De ahí que promovamos iniciativas para estimular el interés por las ingenierías, involucrar a las niñas, desarrollar la FP dual… Pero tenemos que hacerlo entre todos. Este país tiene una gran oportunidad, que pasa por aprovechar todo el talento, y las disciplinas STEAM deberían ser una prioridad del sistema educativo si queremos estar y ser alguien en el mundo nuevo que viene. Debemos verlo porque nos jugamos el futuro. Como dijo Galileo, “si comenzase de nuevo mis estudios, seguiría el consejo de Platón y comenzaría con matemáticas”.

Fuente: https://elpais.com/economia/2017/11/30/actualidad/1512043482_237156.html

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Hasta un finlandés se da cuenta.

El derecho a una educación de calidad para los más vulnerables es infinitamente más importante que el mantenimiento de una paz sindical que, por más renuncias que se realicen en su nombre, igual será quebrada.

Por: www.elpais.

El contrato suscrito entre el gobierno y UPM incluye una condición por demás significativa: «luego de la fecha de la DFI (Decisión Final de Inversión), ROU deberá organizar y financiar programas para brindar apoyo a las personas de la región de influencia, para mejorar su capacidad de completar los estudios educativos básicos».

Resulta involuntariamente humorístico que una multinacional exija algo que no es más que una obvia y elemental función de cualquier Estado democrático.

El problema no radica, como se ha dicho, en que UPM reclame contraprestaciones. Lo grave es que entre estas se haya colado una que revela la renuncia del Estado a cumplir con una de sus funciones básicas.

Como ha escrito Martín Aguirre en su columna del domingo pasado, «que un presidente uruguayo necesite que vengan empresarios extranjeros a decirle que tiene que invertir en rutas y en educación porque así el país no funciona, puede ser triste. Pero en todo caso, la culpa es nuestra, no de ellos».

Es una culpa compartida por autoridades de gobierno, omisas en sus más elementales responsabilidades, y por corporaciones que se oponen a la equidad educativa y ejercen presión para obstaculizarla.

El viernes pasado, el presidente del Codicen, Wilson Netto, declaró a radio Espectador que en su visita a Finlandia apreció similitudes entre las políticas educativas de ese país y el nuestro. Ante una falta de autocrítica tan inquietante y bochornosa, no es de extrañar que tenga que venir una multinacional a exigir que las cosas cambien.

En tanto, la iniciativa ciudadana Eduy 21 realizó una nueva presentación de sus aportes al futuro «Libro blanco» para el cambio educativo. Allí, el experto argentino Bernardo Blejmar realizó atinadas advertencias sobre el tema.

Dijo entre otras cosas, que dicho cambio solo será posible si se emprende a partir de un liderazgo fuerte, que necesariamente deberá ser polémico: «donde el líder no es conflictivo, pasa a ser un mero administrador de la realidad».

La verdad es que no podía definir de mejor manera la actual conducción educativa del país. Blejmar citó la célebre frase de Maquiavelo, tan sorprendentemente actual: «Nada hay más difícil de emprender ni más peligroso de conducir que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas. Porque la innovación tropieza con la hostilidad de todos aquellos a quienes les sonrió la situación anterior y solo encuentra tibios defensores en quienes esperan beneficios de la nueva».

Hay sectores reaccionarios de una mal llamada izquierda que son hostiles al cambio, porque el inmovilismo actual los beneficia. Ya sabemos quiénes son y los padecemos todos los días. Son los que prefieren que la gente joven haga cola en las farmacias para comprar porros, en lugar de evitar que deserte de secundaria.

Pero también hay que cuestionar la defensa tibia de los otros, los que pregonan la necesidad del cambio pero nada hacen para concretarlo. Los que en plan de conseguir votos, recorrieron el país mostrando a Fernando Filgueira y a Juan Pedro Mir como sus expertos en educación, pero al llegar al poder, no dudaron en sacarlos del medio por minúsculos, mezquinos acuerditos sectoriales. Los mismos que embarran el debate con retórica anticapitalista pero, a la hora de defender su gestión, se ufanan del crecimiento del consumo.

El sistema político tendrá que jugársela de una vez por todas: la reforma pasa inevitablemente por irritar a las corporaciones. El derecho a una educación de calidad para los más vulnerables es infinitamente más importante que el mantenimiento de una paz sindical que, por más renuncias que se realicen en su nombre, igual será quebrada.

Resulta revelador contrastar la mesura con que en este aspecto se expresan los técnicos de Eduy 21, en comparación con el calibre grueso que se emplea para atacarlos desde la trinchera contraria. Un docente ha escrito en el diario La Juventud que «si algo hay que reconocerle a Eduy 21 es su gran capacidad para haber podido articular orgánicamente a todas las derechas en un único programa educativo». Algunos pueden pensar que esta es una expresión marginal y de escasa influencia. No es así. Refleja un estado de opinión que está plenamente vigente en un sector movilizado del gremio docente, que privilegia sus derechos por sobre los de los estudiantes y alimenta el complejo de culpa de las autoridades, más preocupadas por no lucir «de derecha» que por cumplir su función. Así, la combinación entre un gobierno prescindente y un sindicalismo corporativo, conduce al peor de los resultados. No es necesario ser finlandés para darse cuenta.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/opinion/editorial/finlandes-da-cuenta.html

Imagen: http://edudemic.com/wp-content/uploads/2012/08/finland-education.jpg

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