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Cumplir su función

Por: EL País España

La financiación de la Universidad pública es inferior un 14% a la media europea.

La Universidad española necesita repensar con urgencia su estructura y su forma de operar para poder seguir cumpliendo su importante función social. El acceso a los estudios universitarios de alumnos procedentes de familias de renta media y baja fue uno de los principales motores del elevador social en nuestro país. Tener estudios universitarios sigue siendo hoy un importante factor de progreso y protección social. Como demuestran los datos del último informe de la Conferencia de Rectores (CRUE), los jóvenes universitarios presentan una tasa de paro muy inferior al resto y perciben una remuneración que llega a ser hasta un 52% superior a la media de quienes tienen estudios secundarios. Tampoco hay, en términos relativos, demasiados universitarios. En el curso 2017/2018 estaban matriculados en alguna universidad el 31,6% de los jóvenes de 18 a 29 años, apenas un 1,5% más que la media de la OCDE.

Así pues, tanto por dimensión como por la calidad de los resultados académicos, la Universidad española se sitúa en la franja alta de los sistemas universitarios europeos. Pero las titulaciones están muy descompensadas y, sobre todo, no se corresponden con la demanda del sistema productivo. Esta falta de adecuación puede convertirse en un lastre para el desarrollo económico y social del país. Eso explica que, aun teniendo una situación privilegiada respecto del resto de jóvenes con menor cualificación, la tasa de paro de los universitarios españoles sea la segunda más alta de la UE: un 8,4% frente a un 3,9% de la media comunitaria. Pero lo más preocupante es que el 37,6% de los universitarios trabajan en empleos de una cualificación inferior a su titulación.

Se impone pues reducir el número de titulaciones y repensar los contenidos de los grados para adecuarlos a la evolución previsible del mercado laboral. Especialmente grave es el desequilibrio que hay entre la alta matriculación en estudios que tienen escasa salida en el mercado laboral, y la baja presencia de estudiantes en las carreras tecnológicas, las llamadas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). Estas carreras agrupan a menos de la cuarta parte de los alumnos y están cinco puntos por debajo de la media europea, con el agravante de que en nuestro caso presentan un anormal índice de abandono: entre el 37,4% y 49,9%.

Una parte de esta disfunción procede del hecho de que, para compensar la caída de ingresos públicos a causa de la crisis, las universidades han competido con una hipertrofia de la oferta de títulos destinada a captar alumnos. La financiación estructural de las universidades sigue siendo un 10% inferior a la de 2009 y un 14,5% inferior a la media europea. La otra vía para compensar la caída de fondos públicos ha sido incrementar las tasas académicas, que ahora aportan un 43% más de ingresos que en 2008, pero esta estrategia afecta a la equidad y provoca grandes desigualdades territoriales. El sistema universitario debe repensarse en su totalidad. La actual inflación de títulos solo puede conducir a su devaluación social. Es tarea del Gobierno equilibrar las diferentes ofertas educativas para adecuarlas a las necesidades productivas y habilitar pasarelas ágiles entre los distintos itinerarios. Especialmente importante es dar un mayor impulso a los estudios técnicos de grado medio, en particular la Formación Profesional Dual, para lo que se requiere una participación más decidida por parte de las empresas.

Fuente e Imagen: https://elpais.com/elpais/2020/02/07/opinion/1581102742_552987.html

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Calorías baratas

Por: El País. 

Mientras avanzan, aunque más lentamente de lo deseable, los programas para erradicar el hambre y la malnutrición infantil en los países pobres, una nueva forma de malnutrición se extiende por todo el mundo, incluidos los países avanzados, hasta el punto de poner en riesgo los derechos de la infancia. Es la malnutrición que resulta de una dieta desequilibrada y poco saludable que, unida al creciente sedentarismo, está provocando una epidemia de obesidad infantil. España es uno de los países más afectados. Un informe realizado por Unicef con datos de 3.803 escolares de 245 centros revela que el 35% de niños y adolescentes de entre 8 y 16 años tiene sobrepeso y el 14,2%, obesidad. Pero lo más relevante es que el problema afecta con mayor intensidad a segmentos de población con menos ingresos. A mayor pobreza, mayor tasa de sobrepeso y obesidad infantil.

La dieta es uno de los principales determinantes de salud. A las carencias económicas, de bienestar y de educación que sufren las familias en situación de pobreza se añade en este caso un factor de desigualdad que se proyectará sobre toda la vida adulta de estos niños, pues la obesidad provoca diabetes y patología cardiovascular. La mayor incidencia del sobrepeso en las familias pobres se debe en parte a la falta de conocimientos sobre dietética y salud, pero sobre todo a la existencia de una oferta de alimentos procesados y bebidas azucaradas muy baratos que ingeridos en exceso provocan un rápido incremento de peso. El problema es que estos alimentos resultan atractivos porque tienen potenciadores del sabor, pero además son más asequibles que los alimentos frescos y saludables. Son las llamadas calorías baratas, que además de ser más accesibles se presentan con una publicidad muy agresiva que las hace especialmente deseables.

Se trata de una realidad compleja que hay que abordar, porque no hacerlo condicionará la salud de estos niños para el resto de su vida y comportará una carga muy onerosa para el sistema sanitario público. Puesto que en el origen hay un problema de educación, es preciso reforzar los programas de formación dietética y llegar a las familias de riesgo a través de los propios colegios. También se puede incidir a través de las becas de comedor, incluyendo en los criterios de concesión no solo los económicos, sino de prevención de la obesidad. Y es preciso asegurar también que los niños hacen en el colegio suficiente ejercicio físico para contrarrestar la tendencia al sedentarismo.

Todas estas medidas son necesarias, pero sus resultados son lentos. Mucho más eficaz es intervenir sobre la oferta, regulando mejor desde una perspectiva de salud pública los alimentos procesados con elevados contenidos en grasas, sal o azúcar. La ingesta continuada de estos productos altera el umbral de tolerancia, de manera que el gusto se acostumbra a esos ingredientes y cada vez los necesita en mayor proporción. Todo ello, agravado por una publicidad a veces engañosa que pone el acento en la abundancia y la experiencia más que en la calidad y la salud. La única forma de romper esta espiral es conseguir que los alimentos preparados reduzcan el potencial calórico y se acerquen lo más posible a su sabor natural. Para ello es preciso alcanzar una alianza entre las políticas públicas y una industria alimentaria que no puede ignorar el grave problema de salud que se está creando.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/10/22/opinion/1571767951_261160.html

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Desafío chileno

Por: El País. 

 

Los gravísimos incidentes que se están produciendo en Chile —y que han causado al menos 11 muertos— están poniendo a prueba a las instituciones del país, que están obligadas a reaccionar dentro de los márgenes de la ley, con proporcionalidad y serenamente, transmitiendo a la ciudadanía el mensaje real de que Chile es una democracia asentada con capacidad legal y efectiva para hacer frente a este tipo de situaciones.

Es innegable que los hechos que se viven en Chile son de una extremada gravedad. Además de la pérdida de vidas humanas se han producido imágenes —la destrucción de una buena parte de la red de metro de Santiago, el saqueo de decenas de supermercados, locales de alimentación y otros negocios, y el incendio de vehículos tanto públicos como privados— imposibles de justificar en un país que no solo es una de las economías más prósperas del continente americano, sino un ejemplo para la región de estabilidad con un impecable ejemplo de ejercicio democrático desde que se restaurara la democracia tras la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Pero también es necesario analizar las causas de esta explosión de auténtica rabia social. La subida del precio del transporte en metro no ha sido más que la chispa que ha hecho estallar un conjunto de situaciones que durante años han hecho acumular un sentimiento de frustración de una proporción importante de la población que se siente al margen de la senda de desarrollo en la que se encuentra el país. Los escándalos de corrupción, las pensiones manifiestamente insuficientes, salarios precarios, un sistema educativo que necesita mejoras urgentes aplazadas de manera sistemática o el aumento de la inseguridad ciudadana son factores que el Gobierno chileno tiene que abordar con urgencia. Chile es uno de los países de Latinoamérica en los que su economía genera más riqueza, pero donde peor se distribuye. Nada de ello justificaría la violencia, pero igualmente sería errado ignorarla y considerar que lo que ocurre no tiene su trasfondo en un gran descontento. La desigualdad es exponencial; los perdedores son muchos.

El toque de queda decretado quizá sea una medida necesaria, pero es una excepcionalidad que debe ser revocada lo antes posible. Recuerda malos tiempos. La democracia chilena tiene recursos necesarios para restablecer la normalidad en las calles y abordar luego las causas de un malestar que está poniendo a prueba a sus instituciones. Esta será la clave para que Chile encare su futuro inmediato en el clima de entendimiento y prosperidad que presidió la transición a la democracia.

Fuente de la noticia: https://elpais.com/elpais/2019/10/21/opinion/1571673838_445503.html

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¿Hay que evaluar a los profesores?

Por: El país. 

 

¿Es miembro de la comunidad educativa? Participe y responda a la pregunta que esta semana plantea el Foro de Educación de EL PAÍS

España es uno de los países de la OCDE donde el profesorado es menos evaluado. Los partidarios de introducir un sistema de evaluación consideran que la rendición de cuentas mejoraría la calidad educativa. Un sector de los docentes advierte, por su parte, que ya soportan una gran carga burocrática, que un control de este tipo podría aumentar. Y de aplicarlo, ¿cómo debería hacerse? ¿Deben vincularse los resultados a un incentivo salarial? ¿Qué organismo debería encargarse de hacerla? ¿Deberían participar los alumnos en la evaluación?

¿Es miembro de la comunidad educativa? Participe en el Foro de Educación de EL PAÍS respondiendo a la pregunta de esta semana: ¿Hay que evaluar a los profesores? Publicaremos aquí una selección de las respuestas.

¿Estamos preparados?

Antes de responder a si hay que evaluar a los docentes, creemos que hay que dar un paso atrás y preguntarnos qué debemos evaluar, o lo que es lo mismo, qué características tiene un buen profesor. ¿Es aquel que es efectivo en sus clases y genera aprendizaje significativo en sus alumnos? ¿El que colabora con sus compañeros de claustro? ¿El que se implica en el centro y trabaja con las familias? ¿El que es capaz de movilizar todos los recursos a su alcance para proporcionar un apoyo integral a sus alumnos, trabajando y colaborando con la comunidad? En nuestra opinión, la respuesta a todas estas preguntas es que sí, pero… ¿está la comunidad educativa de acuerdo en esto? Y más importante todavía, ¿las estructuras del sistema educativo permitirían a los docentes acercarse a dicho modelo?

Pero, en caso de que tuviéramos claro el modelo profesional docente, ¿estaríamos preparados para evaluarlo? Seguimos anclados en la falsa creencia de que evaluación es lo mismo que calificación y perdemos de vista que la evaluación es una herramienta de aprendizaje. Por tanto, es fundamental que toda la comunidad educativa comparta que la evaluación es una herramienta que permite la reflexión sobre la propia práctica, potenciando el desarrollo profesional y, por ende, el aprendizaje de los alumnos, objetivo principal de todos los docentes.

Cambiar esta cultura no es tarea sencilla y no ocurrirá por ciencia infusa, pero sí mediante el pilotaje y divulgación de experiencias enriquecedoras de aprendizaje docente basadas en rutinas de evaluación que puedan escalarse a todo el sistema. Nuestra propia experiencia nos dice que sólo con este ejercicio estaremos logrando un cambio cultural en torno a la evaluación y avanzando hacia una educación de calidad que mejore el aprendizaje de todos los estudiantes.

«Me sorprende lo poco que las direcciones saben cómo enseñan sus profesores en España»

Soy inglesa, y he notado la gran diferencia entre Inglaterra y España en cuanto al tema de evaluación del profesorado. En Inglaterra los evaluamos demasiado, con mucho papeleo, y se evalúan las cosas que son fáciles de evaluar, y no las cosas más importantes. Sin embargo, en España me sorprende cómo los otros profesores y aun la dirección no saben cómo enseñan sus colegas, cuando con un poco de buena evaluación podrían saber cómo mejorar, y hacer unos pequeños cambios para enseñar mucho mejor. Con las plazas definitivas y ningún tipo de evaluación, hay profesores que ya no se esfuerzan, y no enseñan bien. Pero la evaluación debe diseñarse para ayudar a los colegas, no para pillarlos.

KIRA BROWNE | Auxiliar de conversación, Castellón.

La evaluación es clave para la mejora educativa

Si queremos ofrecer la mejor educación a los alumnos, la clave es tener buenos profesores: profesores que inspiran, despiertan sueños, abren caminos y hacen crecer… además de desempeñar toda la envergadura de tareas y responsabilidades que también asumen. Para desarrollar las competencias docentes que requiere el panorama educativo, es imprescindible no solo poner en práctica modelos de formación permanente basados en competencias, sino además complementarlos con un eficaz acompañamiento y evaluación de la práctica docente. Pero no de cualquier manera.

Entendemos que el proceso de evaluación del desempeño docente que se establezca, tanto de cada profesor como de los equipos de trabajo, ha de dejar claro: para qué se evalúa (como sistema que ayuda a la reflexión sobre la práctica educativa, no solo como control jerárquico, ni instrumento sancionador, o para establecer un ranking entre profesores); qué se evalúa (el desempeño docente para mejorar en clave de proceso, no solo de resultados, con indicadores y evidencias de cómo se trabaja el currículo, la gestión de aula, la evaluación de los alumnos, el clima emocional de las clases…); cómo se evalúa (con instrumentos objetivos y variados que incluyan protocolos de observación de clases, mentorización, coaching, porfolios, entrevistas, encuestas, hermanamientos…).

Las consecuencias del proceso en la carrera profesional de los docentes también han de estar definidas previamente, sobre todo si se considera incluir alicientes económicos y profesionales para los profesores evaluados positivamente. Animamos a los responsables políticos, sociales y sindicales, así como al conjunto de la comunidad educativa, a alcanzar un acuerdo sobre esta materia y así contribuir a mejorar la calidad de la educación, a consolidar el compromiso profesional de los docentes y a incrementar su reconocimiento social.

IRENE ARRIMADAS | Directora de Innovación Pedagógica en Escuelas Católicas

«Hay que evaluar respetando la diversidad del profesorado»

En mi opinión, por supuesto que hay que evaluar a los profesores. Respecto al cómo hacerlo, tengo dudas, pero hay algunos puntos que sí considero imprescindibles. Entre ellos que el organismo encargado de su diseño ha de ser la Inspección de Educación, y la elaboración ha de realizarse por los verdaderos expertos en el tema: los profesores, o en su caso, inspectores o miembros de la comunidad educativa con varios años de aula a sus espaldas. Por supuesto, abiertos a consideraciones y consejos de otros gremios como la Psicología, Pedagogía, etcétera, pero el timón del barco y la toma final de decisiones han de ser competencia de los expertos antes mencionados.

Y ha de tratarse al profesor con el respeto que merece su puesto. Es decir, igual que tanto se repite que hay que atender a la diversidad del alumnado (cosa con la que estoy de acuerdo), lo mismo debe ocurrir con la diversidad del profesorado. Por ejemplo, si un profesor «A» ofrece su mayor calidad de enseñanza utilizando la tecnología en el 80% de sus clases, ha de respetarse de la misma manera que al profesor «B», que demuestra que dicha calidad la alcanza si invierte ese 80% en la exposición oral y la pizarra.

Ha de focalizarse en la labor que pienso que es la que un profesor ha de desempeñar: la transmisión de conocimientos. La intervención de los alumnos en la evaluación, no la termino de ver. Una cosa es que el profesor les pase evaluaciones para que él mismo saque conclusiones sobre cómo puede mejorar el desempeño de su tarea. Eso es sano y recomendable. Pero para un adolescente, los criterios por los que un profesor es bueno o malo, son bastante personales y en muchos casos viscerales.

PEDRO JOSÉ MARTÍNEZ FAJARDO | Profesor de Secundaria, Murcia.

«¿Por qué no se habla constantemente de evaluar a los médicos, jueces y guardias?»

Somos profesionales como cualquier otro gremio. ¿Se habla constantemente de evaluar a los médicos, los guardias municipales o los jueces? Claro que cometemos errores, y hay malos profesores. Posiblemente, los malos obtendrían muy buena nota en la evaluación.

CATALINA ROIG TUR | Profesora de Secundaria, Ibiza.

«La calidad con la que el profesorado hace su labor no tiene consecuencias»

Es de las pocas áreas en que la labor del profesional no tiene consecuencias, sobre todo en la enseñanza pública. Motivo: el cliente (niño) no sabe ni es capaz de exigir. Hasta ahora, cuando los resultados son malos los alumnos son los culpables. Si algunas familias hablamos con la dirección del centro sobre como enseña algún profesor, se escudan en la libertad de cátedra. Otro problema es que Inspección educativa no inspecciona, sino que responden a sucesos que a través de denuncias han aflorado, pero no tiene iniciativa propia, es un órgano de despacho. De igual manera, los compañeros con gran dedicación y profesionalidad no ven reconocida su labor por la sociedad. Se les da el mismo valor que al resto, se valora en conjunto, mal. Así no se motiva, más bien se desmotiva al conjunto.

CELESTINO SALINAS DACAL | Padre, A Coruña.

«Hay que hacerlo; el problema es decidir qué está bien y mal en la docencia»

Creo que una evaluación puede ser positiva en todos los trabajos, no solo para los docentes, porque a veces nos acomodamos y no viene mal una llamada de atención, el punto de vista de otros compañeros o una crítica constructiva desde fuera. A nadie le gusta que le evalúen, tal y como está concebido. Las connotaciones de la palabra «evaluación» son muchas y todas negativas. Aunque sea un eufemismo, podría ser mejor hablar de observación entre docentes o de retroalimentación, por ejemplo. Proponer hablar de observación y de retroalimentación no implica una falta de sistematización. Aunque ahí radicaría el mayor de los problemas: ¿Qué es lo que está bien en la docencia y qué es lo que está mal? ¿Quién lo decide? ¿Qué hay que evaluar y cómo?

No hay recetas educativas milagrosas para todos los profesores ni para todos los estudiantes. Preparar una rúbrica o un cuestionario que pueda servir de apoyo al conjunto del cuerpo docente no es labor sencilla cuando no nos ponemos de acuerdo ni tan siquiera en cómo debe ser la educación, vilipendiándonos constantemente unos a otros en redes. Pero algo hay que hacer, todos tenemos la amarga experiencia de profesores que han hecho de sus aulas su cortijo particular en el que se creen amos y señores. Ahí es difícil que la buena onda de la observación y una suave retroalimentación puedan tener algún tipo de efecto.

INGRID MOSQUERA GENDE | Profesora de Didáctica. Universidad Internacional de La Rioja

«Evaluar al profesorado es otro paso hacia el pensamiento único»

¿Evaluar qué, exactamente? La «productividad», entendida como grado de satisfacción del «cliente» (padres) o como nivel alcanzado por el «producto» (alumnado). La lógica del pensamiento liberal-capitalista aplicada a la enseñanza se materializa, en los países del sur de Europa, en rankings que miden «resultados» (¿a quién le importa el proceso, ya?), en la doctrina de la «excelencia» empresarial aplicada a contextos educativos y en una burocratización llevada al paroxismo como norma general. Evaluar al profesorado es, sencillamente, otro paso más hacia la afirmación del pensamiento único.

SERGIO BARCELLONA | Docente

«Trabajo en el extranjero y soy evaluada dos veces al año»

Todos los profesores deben ser evaluados de manera permanente o caemos en la rutina, y la excelencia se pierde o diluye en el tiempo. Donde yo trabajo soy observada dos veces al año (una por mi director y otra por un colega). Además, en septiembre hemos de presentar una cosa nueva a añadir (no tiene que ser contenido, puede ser el método, a un grupo o varios —yo este año voy a incluir una clase de Tai-Chi—), que es revisable en febrero y en junio.

BEATRIZ MAGRO LUCAS | Profesora de español en el extranjero, Roma.

«Sí hace falta; parte de nuestros colegas no tiene las aptitudes necesarias para el trabajo»

La importancia de nuestra labor en la sociedad bien merece una evaluación de quien la desempeña. Todas y todos los que formamos parte de este colectivo sabemos muy bien que parte de nuestros y nuestras colegas están atendiendo al alumnado sin tener las aptitudes que se requieren para un trabajo de tamaña responsabilidad. Tal y como exigimos mejoras para nuestro colectivo y para nuestro alumnado, no podemos dejar de exigírnoslas a nosotros mismos. Recibiría con gusto esa evaluación, siempre hecha con sentido y con el apoyo que tendría que llegar después. Creo que saldrían a la luz muchas de las carencias de nuestro sistema educativo.

ESTEFANÍA LAMAS | Maestra, Santiago de Compostela.

«No; primero deberían formarnos mejor»

No. Primero deberían ofrecer cursos de formación gratuitos y dentro del horario lectivo de todo lo que se dice que debe saber hacer un profesor: Word, Excel, PowerPoint, Powtoon, Kubbu, Kahoot, detección de la dislexia, disgrafía y discalculia, mediación, evaluar por competencias, programar por competencias, gestión del aula con alumnos con necesidades especiales, gestión del aula con alumnos disruptivos, Google Classroom, Moodle, cómo gestionar la tutoría, actividades para hacer en la tutoría en cada curso… Yo hice el CAP (Certificado de Aptitud Pedagógica) en el 98. Nadie me enseñó todo eso y nunca di informática durante la carrera ni en la escuela. ¿Cuándo debería haber aprendido a hacer todo eso? Lo he hecho, claro, gastando un montón de dinero e invirtiendo tiempo, mucho, mucho tiempo cuando ya ejercía. Y me queda mucho por aprender, la lista está incompleta.

NOEMI ARNAU | Profesora, Barcelona.

«La evaluación la deben hacer docentes con experiencia»

Se debe evaluar a los docentes. Debe existir una rúbrica clara. Lo deben hacer docentes con experiencia y con años de implicación en proyectos, en innovación y en re ovación educativa. Una evaluación debe ser vista como una oportunidad para mejorar, para guiar a los profesores nuevos y para conducir a los que no sean nuevos. Los evaluadores deben dejar clara su tarea. Nunca se debe ver como una amenaza. Pero si se desoye los consejos, entonces deberá hacerse un seguimiento más serio del profesor. Si se ve una trayectoria exitosa, se le debe recompensar de alguna forma.

VALENTÍN VELASCO GEMIO | Profesor de Secundaria, Badajoz

«Las buenas prácticas deberían premiarse con una subida salarial»

Los maestros y profesores sí deberían ser evaluados con el fin de mejorar la calidad educativa. Se podría incentivar a aquellos que trabajen bien mediante una subida salarial. Mientras, los que presenten una práctica profesional deficiente, deberían tener de nuevo un año de prácticas o mayor número de evaluaciones. Asimismo, creo que la evaluación debería ser llevada a cabo por personal externo a cada centro. No obstante, la evaluación debería realizarse como ayuda hacia el docente y, por lo tanto, los alumnos. El fin no debe ser la búsqueda de errores sin más.

SANDRA RUIZ TORRECILLAS | Maestra.

«La evaluación debe ser habitual y servir al profesor para mejorar»

Sí, hay que evaluar a los docentes con el principal objetivo de ayudarles a crecer y asegurar consistencia en las prácticas llevadas a cabo en el centro educativo a lo largo de todos los niveles. También es necesario analizar los datos obtenidos por cursos y a escala de toda la escuela para hallar las fortalezas del centro y las áreas de mejora. En ningún caso debería utilizarse para que los docentes se sientan amenazados por la presencia de un superior en las aulas, sino que debería ser una práctica habitual y algo que celebrar, porque ayuda a crecer al profesorado, al centro y a los estudiantes que, en definitiva, son los principales beneficiarios.

HÉCTOR VALENCIA | Maestro, Lexington, Kentucky (EE UU).

«La evaluación por parte de los alumnos puede ser un problema»

La evaluación al profesorado es una herramienta muy útil para mejorar la calidad de la enseñanza. El problema está en cómo se realiza, ya que la única herramienta que se utiliza es la calificación unilateral del alumnado. Este poder otorgado a los estudiantes no sólo no es suficiente para saber si un profesor es adecuado o no, sino que puede generar en el docente, sobre todo de la enseñanza privada al tener un puesto de trabajo del que puede ser cesado, temor a confrontar al alumno con sus deberes. Evaluación sí, pero con criterios objetivos.

JOSÉ MARIA URETA | Profesor, Madrid.

«¿Evaluación?, sí, pero también a la gestión de las escuelas»

Toda evaluación es buena cuando está bien planificada, es transparente y realista pues muchas veces, aunque la intención es buena, las evaluaciones no son bienvenidas a menos que impliquen un sustantivo reconocimiento de su desempeño por lo cual es motivador participar. No es una exageración cuando mencionamos que los maestros están infravalorados en la sociedad y son víctimas potenciales del burnout [síndrome del trabajador quemado] por la labor que realizan. Atender las causas de este peligro implica evaluar también el sistema y la gerencia de las escuelas que tienen la facultad de organizar y exigir con sabiduría mayor calidad. Para ello hay que dar mayor confianza a la labor del maestro, permitirle ejercer su creatividad y no abrumarlo con documentos burocráticos y no funcionales. Premiar la innovación, permitir el descanso en espacios apropiados, promover sus capacidades con cursos elegidos por los maestros según su necesidad y no imponer las que otros consideren apropiadas. Todo esto beneficiaria sobre todo al estudiante.

No solo una evaluación al docente es necesaria evaluemos las gestiones de las escuelas, evaluemos el mismo sistema educativo que cada año nos sorprende con novedades que parecen lo mismo pero con otros nombres. Examen, sí. Pero reglas claras, exigencias realistas, honestidad, gente profesional que las aplique, transparencia y premios más que castigos.

SUSANA TERRAZAS | Profesora, Lima.

«¿A qué tienen miedo?»

La evaluación es santísima. A nosotros nos evalúan los alumnos cada año como docentes. Como investigadores, estamos continuamente evaluados. Y esto te ayuda a mejorar. Lo que no se evalúa se devalúa. ¿A qué tienen miedo?

CARLOS MARCELO | Profesor de universidad, Sevilla.

«Nos quitaría tiempo para hacer nuestro trabajo»

«Nos obligaría a estar más dedicados a superar esas evaluaciones (sea lo que fuere lo que estás nos exigieran) que a nuestro trabajo: contenidos de diferentes materias y niveles, procedimientos, TIC, legislación, innovación, resultadismo… La evaluación distorsionaría todo. Si se quiere mejorar el sistema educativo es simple: más dinero, menos ratio, menos horas lectivas, más consideración a nuestro trabajo, más respeto, centros menos obsoletos y viejos, dotación de instalaciones deportivas e informáticas, menos cambios de leyes educativas, más confianza y más atención a todos aquellos profesores y profesoras que no están en condiciones de estar trabajando por salud mental u otras circunstancias (que se dan más de lo que nos pensamos).

MARÍA ÁNGELES SÁNCHEZ SUÁREZ | Profesora, Melilla.

«Es imprescindible para establecer un sistema retributivo basado en incentivos»

Si no se realizan evaluaciones, ¿cómo determinar el desempeño de los profesores? La evaluación es imprescindible para implementar mejoras y establecer un sistema retributivo basado en incentivos.

DIEGO FERREÑO | Profesor de universidad, Santander

Fuente del artículo: https://elpais.com/sociedad/2019/10/06/actualidad/1570387662_005104.html

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España: Agresiones sexuales

Por: El País

El aumento de delitos contra libertad sexual entre menores obliga a reforzar las medidas educativas y de prevención.

Los datos sobre agresiones sexuales que ofrece la Fiscalía General del Estado nos sitúan ante la evidencia de que, pese a los esfuerzos que se hacen en el ámbito educativo y de prevención social, los delitos contra la libertad sexual siguen aumentando. El número de delitos denunciados creció en 2018 un 23,2%, confirmando así la línea ascendente de los últimos años. El informe constata además la emergencia de tendencias muy preocupantes. La principal es el aumento de las agresiones sexuales entre menores. Aunque en números absolutos son cifras relativamente bajas —648 casos— lo relevante es la tendencia, con un incremento del 43% con respecto al año anterior. Es de presumir que, al tratarse de una edad con menos recursos que la adulta, el número de denuncias no refleje fielmente la realidad y el fenómeno sea mayor de lo que esas cifras indican.

Este dato debe relacionarse con otro también inquietante: el aumento de las violaciones en grupo. La progresión de ejemplos excede el efecto contagio que pudiera haber tenido el caso de La Manada, tanto en la comisión de delitos similares como en la mayor sensibilidad social para denunciarlos. Todo indica que se extienden entre algunos jóvenes patrones de conducta sexual violenta, muy alejados de los valores que promueve el sistema educativo. Los expertos señalan el fácil acceso de los menores a la pornografía que se difunde por Internet como la principal causa. Así lo cree también la Fiscalía.

Sendos estudios realizados en las Universidades de Salamanca y de las islas Baleares muestran el alto grado de exposición de los niños y adolescentes a la pornografía, hasta el punto de que para muchos es la primera imagen que se hacen de las relaciones sexuales. Según estos estudios, el 63% de los chicos y el 30% de las chicas presenciaron pornografía online. El promedio de edad a la que los menores llegan a la pornografía es de 14 años, pero uno de cada cuatro la ha consumido antes de los 13.

Se trata además de un nuevo tipo de pornografía, de formas cada vez más violentas, basada en prácticas de dominación que incluyen relaciones con pequeños y la violación. Este tipo de contenidos, que a veces tienen una difusión viral, familiariza a los niños con prácticas de riesgo y presenta como normales conductas basadas en la agresividad, la satisfacción inmediata de los deseos y la simplificación de las relaciones interpersonales.

Estos datos plantean la necesidad de reforzar los programas de educación sexual para contrarrestar esta nociva influencia y de emprender medidas de prevención. Debe estudiarse si el uso de cámaras en lugares de ocio y centros educativos puede ayudar a prevenir, pero lo fundamental es que las familias tomen conciencia de estos peligros y ejerzan su responsabilidad en la vigilancia de los contenidos que sus hijos consumen en Internet.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/09/10/opinion/1568133796_923535.html

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Joe Sacco: “Me interesa dibujar sobre la Teología de la Liberación”

Por: El País

El ilustrador, que fue corresponsal de guerra, prepara un libro sobre el cambio climático y los indígenas de Canadá mientras investiga sobre el movimiento de izquierdas dentro de la Iglesia

El dibujante Joe Sacco (Malta, 1960) es una rara avis respetada por el gremio periodístico como pocas veces ocurre con los colegas. Combina su trazo sencillo con un minucioso reporteo fusionando como nadie los dos géneros. Ha cubierto algunos de los conflictos bélicos más importantes como el de ChecheniaBosnia o Palestina, pero se define como un ilustrador «que huye cuando escucha los disparos». Llegó con 12 años a Estados Unidos, pero jamás se nacionalizó. A pesar de ello, es uno de los mejores testigos de una crisis que finalmente llevó a Donald Trump a la Casa Blanca. Durante la entrevista con EL PAÍS en Querétaro, donde participó en una charla invitado por el Hay Festival, critica el «nuevo» periodismo que no envía reporteros al terreno y describe a un Trump brutal y despiadado.

Pregunta: ¿Cómo selecciona sus temas?

Respuesta: Siempre escojo temas que me afectan casi de forma física. Tiene que ser algo que me importe bastante y que después de cinco años me seguirá importando.

P. ¿Por qué solo dibuja en blanco y negro?

R. Porque no sé realmente usar el color, esa es la verdadera respuesta. No utilizo Photoshop y no soy bueno con el color. No lo digo con orgullo, es una limitación que tengo y debo trabajar lo mejor que pueda en blanco y negro. Sin embargo, con los años ha dejado de preocuparme esto y me he dado cuenta de que ese es mi estilo. Mi limitación se ha convertido en mi estilo.

P. ¿Este sería un buen consejo para alguien que empieza?

R. Sí, pienso en alguien que está empezando y que dibuja bien, pero falla. Luego esos defectos pueden convertirse en tu talento y ya nadie más piensa que es un fallo. Nadie más volverá a pensar en eso aunque uno sabe que es fruto de una limitación.

P. Usted pasa muchas semanas reporteando, pero los medios han dejado de enviar gente al terreno porque lo consideran caro. ¿Cómo afecta esto al periodismo?

Escena del libro La Gran Guerra
Escena del libro La Gran Guerra JOE SACCO
R. Creo que tiene un enorme efecto porque al final, en lugar de trabajo de campo tenemos opiniones sobre cosas que no se conocen de primera mano. No se trata de sentarse en un estudio de televisión y hablar sobre las razones por las que Estados Unidos ha votado a Trump. Lo que se necesita es ir al lugar y entender que piensa la gente y porque votan a Trump. Eso significa reportear. El problema es que ahora hay menos dinero y el contexto del periodismo ha cambiado. Ya empezó a cambiar antes de Facebook y de Google pero ahora se aceleró. Todo el dinero en publicidad se ha ido a Facebook y Google y estas son empresas que utilizan esas noticias para que pinches en su web, pero ellas no han pagado por el contenido sino que lo utilizan y eso no puede funcionar. Por eso siempre he admirado a la gente que va al terreno.

P. ¿Cuál es el hilo conductor de lugares como Chechenia, Palestina o Bosnia sobre los que ha publicado libros?

R. Todos son lugares de conflicto entre fuerzas dominantes y opresoras. Intento, en la medida de lo posible, reportear sobre gente oprimida y esas son las personas que me interesan. Y quiero hacerlo con honestidad. No quiero convertirlos en héroes, sino saber cómo esto afecta a su psicología y sus sociedades

P. Es curioso ver como los periodistas le consideramos uno de los nuestros. ¿Cómo se siente usted, un periodista que pinta o un dibujante riguroso?

R. Me veo a mí mismo como un dibujante que hace periodismo y digo dibujante porque quiero hacer cómics que no sean solo periodísticos. Mis intereses van más allá. Estoy interesado en la sátira y la ficción por eso prefiero que me consideren un dibujante

P. ¿Qué temática le interesa en América Latina?

R. Me interesa la Teología de la Liberación. No soy creyente, pero la teología le da mucha fuerza a mucha gente y no siempre son fuerzas del mal como muchos de mis amigos pensarían y quiero reflexionar sobre lo que pasó en Centroamérica y quizá encontrar ejemplos que están ocurriendo hoy en día. El trabajo de los curas en los pueblos, como la Iglesia hace cosas buenas. También me interesa Chile e iré pronto. Quiero hablar con economistas y hablar del neoliberalismo porque en Chile es donde comenzó el experimento del neoliberalismo con Pinochet y los Chicago boys. Ellos llegaron y reorganizaron la sociedad a través de las fuerzas del mercado. Es el primer lugar donde se hizo esto y ahora vivimos en un mundo que tiene ahí su comienzo.

P. ¿Cómo es su rutina diaria de trabajo?

R. Me levanto y tomo un café con mi novia. Ese es el mejor momento del día. Luego dibujo desde las ocho en casa hasta las cinco y después suelo leer. Pienso que es importante leer mucho sobre los temas que me interesan. Si, por ejemplo, estoy interesado en la Teología de la liberación o la economía, que no es mi campo, no tengo otra opción que leer mucho.

P. Imagino que cuando lee toma ideas visuales muy diferentes a nosotros.

Joe Sacco
Joe Sacco EL PAÍS
R. Sí, siempre pienso visualmente y como convertir una idea en un dibujo. Ahora por ejemplo estoy entrevistando a gente para un tema muy amplio sobre el concepto de propiedad privada en el pensamiento político occidental. He pasado tiempo con indígenas que piensan en la tierra y no en el concepto de propiedad. Cada vez que leo o entrevisto a alguien sobre esto me paso el tiempo pensando cómo puedo meter esto en un cómic porque son ideas muy abstractas y no quiero dibujar dos cabezas hablando. Y a veces es difícil.

P. ¿Cómo es su cuaderno de notas en el terreno? El del reportero son palabras y palabras….

R. Depende donde voy. A veces grabo audios para recoger y archivar bien las palabras. Otras veces tomo notas, pero se me olvidan porque estoy escuchando. También tengo diarios que a veces tienen cientos de páginas, dependiendo de la historia. Así que finalmente es una suma de diarios, cuadernos, audio…distintos materiales.

P. ¿Cuánto tiempo pasa reporteando? ¿Y en dibujar y escribir un libro?

R. Depende. En Bosnia estuve cuatro meses. En Gaza estuve dos meses, pero luego regresé otras dos semanas, luego otra….En el caso de Canadá [su último proyecto aún sin publicar] he hecho dos viajes de tres semanas cada uno. Trato de pasar todo el tiempo posible en el terreno. Y dibujar los libros me llevan entre dos a siete años. A veces entremedias estoy con otras historias más cortas, pero los libros me llevan mucho tiempo. Por eso tengo que elegir muy bien los temas que escojo. ¿Cuántos libros me quedan a mi edad? Igual tres. Así que mejor elijo bien.

P. Su último libro La Gran Guerra [sobre la Primera Guerra Mundial] es una maravilla desplegable que se lee y ve en horizontal. ¿Le interesan nuevos formatos?.

R. Esta idea me la sugirió otra persona, pero yo quería algo que tuviera movimiento. Así que pensé en el Tapiz de Bayeaux [del año 1082] sobre la invasión normanda de Inglaterra en el que se lee la ilustración porque tiene 60 metros de largo. Cada libro que hago me da una idea para un próximo libro. Me gusta cambiar y hay muchas oportunidades para ello.

P. ¿Cómo ve la situación en EE UU y la llegada de Trump al poder?

“Me interesa dibujar sobre la Teología de la Liberación”
JOE SACCO
R.. La novedad con Trump es que hace un espectáculo de cada cosa que hace. Muchos presidentes han hecho cosas similares, pero sin hacer un espectáculo de ello. Él sabe que puede ganar votos si es cruel y hay un sector de la población que responde a esa fuerza abusiva. En cierto nivel es la naturaleza humana, lo cual es muy decepcionante. Creo que EE UU tiene una historia muy problemática porque se consideran seres excepcionales y esto sucede porque es una nación fundada a partir de la esclavitud y del genocidio de los nativos americanos y estas cosas que nunca han sido resueltas. Trump representa un momento muy malo.

No soy un gran admirador de Obama, pero fue una cosa maravillosa ver a un hombre negro dignificado en la Casa Blanca. La gente pensaba que por fin terminaba el problema racial pero no, no se ha terminado. Paralelamente, EE UU tiene grandes problemas y una economía colapsada. En las calles de mi ciudad, en Portland, hay mucha gente sin hogar viviendo en carpas en la calle y la policía pasa mucho tiempo confiscando estas tiendas y sus pertenencias porque quieren que se vayan. A la vez está entrando mucho dinero y se están construyendo apartamentos de lujo porque la gente que ya no puede vivir en San Francisco sí puede hacerlo en Portland. En EE UU siempre ha habido gente sin hogar, pero ahora es abrumador. Siento que muchas cosas van mal en el país. Tanto Demócratas como Republicanos se han movido a la derecha y ambos son responsables de esta situación. Aunque los republicanos son peores, fue Bill Clinton quien comenzó a meter a negros en la cárcel en cifras gigantescas terminando con el sistema de servicios sociales. Así que cuando vemos a Trump vemos una continuidad del desmantelamiento del sistema de bienestar. Trump es una continuidad de todo ello. Su estilo es brutal y despiadado, pero no es una excepción.

P. La llegada de Trump al poder la estamos notando con especial dureza en México y Centroamérica…

R. A los americanos no les gusta hablar de su historia ni de su papel en Centroamérica. Y, en cambio, estas sociedades no se han recuperado de esas guerras o de como las pandillas nacieron y crecieron en Estados Unidos, pero luego fueron enviadas a sus países donde reprodujeron el comportamiento delictivo. Tampoco hablan de cómo las armas van desde EE UU a México o el consumo de drogas. Todo ello son problemas de Estados Unidos. Me gustaría que fuéramos más reflexivos y no lo hemos sido. Si los políticos dijeran realmente lo que han hecho sería su suicidio político.

P. Recibió duras críticas por su libro BUMF donde caricaturiza a la clase política de Estados Unidos…

R. No sé si me criticaron, creo que más bien no lo leyeron (risas).

P. ¿Con este panorama no quiere trabajar más en EE UU y no en temas extranjeros?

R. Lo hice. Tengo un libro, Días de destrucción, donde recorrimos el país por lugares geográfica y étnicamente diferentes. Astilleros de Nueva Jersey, zonas indígenas de Dakota, los emigrantes de Florida o los blancos y pobres de Virginia. Es un libro sobre cómo las cosas se están desmoronando. Es sobre las drogas y el alcohol o como la gente necesita medicarse para aguantar el día a día. Son lugares vacíos de una América que necesita ser reporteada para entender porque están pasando algunas cosas en EE UU. Pero sí, debería hacer más, por ejemplo, en Portland.

P. ¿Cómo describe su próximo libro sobre los indígenas en Canadá?

R. Estoy interesado en el cambio climático, pero no quería hacer la misma historia de siempre. Pensé en los indígenas del norte de Canadá y cómo están reaccionando. Según mis prejuicios, pensaría que saldrían a defender el territorio y movilizarse contra las minas, pero me di cuenta de que es muy complicado. Según se desarrolla la historia descubrí que hay muchos indígenas que necesitan trabajo y quieren hacerlo para la industria del gas. Otros no quieren hacerlo por la forma en que afecta a sus comunidades. Paralelamente, en el pasado el Gobierno de Canadá metía a los niños en internados para hacerlos buenos canadienses y los alejaba de sus tierras. Ahora sé que las cosas son mucho más complicadas de lo que pensaba. Hay mucho conflicto dentro de las comunidades, pero también a raíz de esto se han politizado y se han hecho más conocedores de sus demandas y luchan por los derechos sobre tu tierra.

Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2019/09/11/actualidad/1568159183_346758.html

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Más apoyo a la red concertada

Por: El País.

 

El anuncio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de crear una dirección general específica para abordar los asuntos relacionados con la escuela concertada es una declaración de intenciones sobre cuáles son sus prioridades en materia educativa. Estableciendo como criterio fundamental la libertad de los padres para elegir el centro que consideren más adecuado para sus hijos, la cuestión de fondo es si la escuela pública y la privada concertada operan en igualdad de condiciones, tienen los mismos controles y se rigen por normas equivalentes. La fuente de financiación es idéntica en ambos casos, pero no así las exigencias a las que se ven sometidas. Segregar al alumnado por sexo, por ejemplo, no es la mejor tarjeta de visita si lo que verdaderamente se persigue es un modelo inclusivo e igualitario.

Fruto de la transferencia de competencias, las comunidades autónomas definen su política educativa sin más restricciones ni compromisos que los establecidos en la ley orgánica. Los modelos, por tanto, son heterogéneos. Como heredera política de Esperanza Aguirre, que ya durante su mandato como ministra de Educación apostó decididamente por impulsar los centros concertados, Díaz Ayuso ha redoblado su apuesta. Plantea la extensión de la escuela privada sufragada con fondos públicos al bachillerato, una etapa que excede la fase de enseñanza obligatoria, e incluso podría ampliarse al tramo infantil, de cero a tres años.

Se abriría así un amplio campo de operaciones para la escuela concertada, que absorbe más de 1.200 millones de euros de los presupuestos regionales, a costa de la empobrecida red pública. La crisis económica ha contribuido a deteriorar la calidad de la enseñanza en este sector, afectando gravemente a los segmentos demográficos más desfavorecidos, una situación que lejos de mitigarse corre el riesgo de cronificarse. Tras el nuevo rumbo diseñado por el Gobierno de coalición de Madrid se vislumbra un guiño a Vox, sin cuyos votos la alianza PP-Ciudadanos tiene muy pocas probabilidades de sacar adelante sus iniciativas parlamentarias.

Es comprensible que un plan de estas características haya generado alarma en la comunidad educativa, que teme la legitimación de la desigualdad de oportunidades en una fase clave de la formación académica. Con gran habilidad, la escuela concertada ha sabido eludir las dificultades derivadas de la nueva realidad social, especialmente el aumento de alumnos procedentes de familias desintegradas o inmigrantes. Consolidar esta situación contribuirá a deteriorar los principios básicos de la educación en un Estado de derecho: equidad y no discriminación. La escuela que se financia a cargo de los ciudadanos, sea pública o privada concertada, debe acoger a todo tipo de alumnos, ya obtengan buenos o malos rendimientos, dispongan de más o menos recursos económicos, sean españoles o inmigrantes o precisen de especial atención en las aulas. Lo contrario se presta a la arbitrariedad y, en el peor de los casos, a la formación de guetos.

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