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Combatir la desinformación desde la educación

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

  • Desde hace años, la desinformación y las fake news se han convertido en un problema importante para las democracias en el mundo. Varias iniciativas intentan impactar en la población más joven para que sepan identificarlas y tener una mirada crítica hacia todo aquello que ve y lee a lo largo del día.

La situación de pandemia por Covid-19 se ha convertido en el caldo de cultivo más reciente para la explosión de las noticias falsas (fake news) y la desinformación a nivel global. En los últimos meses casi cualquier pesona ha podido ver en las redes sociales, desde Facebook a Instagram, pasando por WhatsApp noticias falsas de diversa índole. Desde remedios alternativos para protegerse del contagio a bulos relacionados con la creación de la Covid en algún laboratorio.

Pero, aunque ahora mismo nos encontramos inmersas e inmersos en esta situación, la desinformación lleva siendo un problema para el mundo desde hace ya muchos años. Desde los primeros 2000 principalmente, gracias al auge de internet y particularmente, de la creación y extensión de las redes sociales.

Recientemente, Marc Amorós, periodista y experto en el fenómeno de las fake news ha publicado ¿Por qué las fake news nos joden la vida?, un volumen en el que repasa algunos de los hitos relacionados con este tipo de falsas informaciones en los últimos años. Un libro con el que coger la medida al fenómeno, en el que abruman las cifras de consumo mediático de la población a través de las redes sociales.

Para él, la educación es uno de los pilares importantes en los que sostener la fomación mediática de la infancia y la adolescencia para el desarrollo de un pensamiento crítico y la detección de las informaciones falsas. Informaciones que no son neutras, siempre tienen detrás importantes intereses económicos o políticos y que, por increíbles que sean, tienen un impacto en la vida de las personas (muchas personas han muerto en los últimos meses por hacer caso de remedios inventados contra el virus, por ejemplo).

«La última gran esperanza blanca ante este fenómeno tiene que pasar por la educación», bromea durante la conversación por videollamada. Para él, el sistema educativo ha de comprender que tiene entre manos a unas nuevas generaciones que están en un entorno de consumo de la información que les empuja «a pensar rápido, por tanto, la racionalidad, la paciencia, la capacidad de ver diferentes puntos de vista desaparece». Al mismo tiempo, asegura, «nos definimos ante los demás en función de lo que compartimos y difundimos en redes sociales».

Para este periodista «la educación puede contribuir a recuperar una cierta pausa para intentar informarse mejor» en un minuto, recoge en su libro, en el que dedicamos entre ocho y 10 segundos a decidir si una información es falsa o no, si la leemos o no.

Amorós señala, además de lo anterior, cómo el consumo de información y gracias a las redes sociales, ha dejado de ser activo para ser pasivo. Te asalta en tus redes sociales, en el muro de Facebook, el el time line de Twitter. A esto se suma, asegura, que hay estudios que afirman que «las nuevas generaciones premian las informaciones que se plantean de forma polarizadora, divisiva, que generan confrontación». La importancia de esto reside en que, si no se hace nada, «estaremos educando y formando a generaciones que en lugar de confrontar ideas confrontarán posturas».

¿Qué podemos hacer?

Jacqueline Sánchez y Enrique A. Martínez, han editado sendos manuales con los que acercan a menores y docentes el concepto de las fake news, cómo identificarlas y defenderse de ellas. Ambos llevan años trabajando en alfabetización mediática desde el Taller Telekids.

El primero de los libros, Educar en el aula sobre fake news, está pensado para el profesorado. En él se facilita información básica sobre este fenómeno, así como una serie de ejemplos para entender mejor la cuestión. Incluye un cuaderno de trabajo para utilizar con el alumnado y con propuestas en función de diferentes edades de chicas y chicos. E incluye una serie de verificadores para que sean usados para encontrar noticias falsas.

El otro, Con las fake news no se juega, se dirige al alumnado del primer curso de primaria y de secundaria obligatoria; «es cuando empiezan a conocer el mundo de la información y de los medios con un poco de énfasis», asegura Sánchez. El libro se estructura en cuatro partes: conceptos básicos sobre las noticias falsas; tipos básicos de contenidos falsos; cómo descubrir estas fake news y, la última, dedicado a conceptos más complejos como el funcionamiento de internet a la hora de conocer nuestros datos, intereses y preferencias.

Explica que en las formaciones que llevan tiempo dando a profesorado sobre alfabetización mediática ha ido surgiendo el interés sobre el fenómenos de las noticias falsas. «Algunos de los docentes querían saber más sobre la desinformación y otros aprender a reconocerlas, sobre todo, para compartir este conocimiento con su alumnado», comenta Sánchez vía correo electrónico. También asegura que «el profesorado tiene claro que es un tema importante en nuestros días».

Según la periodista, en los últimos años han constatado las dificultades de chicas y chicos para diferenciar fake news de informaciones veraces, «incluso para la realización de sus deberes», dice. Una situación, continúa, que «se agravó desde la pandemia cuando una gran cantidad de información falsa relacionada con la COVID-19 empezó a publicarse para todo tipo de público. Vimos que era conveniente aportar algo».

Destapar las fake news desde el juego

Desde hace ya un curso lectivo, la FAD, en colaboración con Google, han puesto en marcha un proyecto, (In)fórmate con el que quieren realizar un esfuerzo en alfabetización mediática, informacional, según palabras de Miguel Ángel Rodríguez, responsable del programa.

Lo hacen centrándose en el alumnado de 3º y 4º de ESO («aunque los hay mayores y menores») para «dotarles de las capacidades para manejar información» a través del pensamiento crítico, saber si una información es veraz o no y si es útil.

La parte central del programa es una formación gamificada de módulos a la que han llamado Eraser. El objetivo último es que el alumnado sea capaz de detectar las informaciones, chequearla para ver si es correcta o no, buscar su posicionamiento frente a ellas y, por último, buscar la acción por su parte.

Este trabajo se realiza con ejemplos reales de fake news que han aparecido en las redes sociales, tuits, campañas, vídeos… En ellos se tratan temas como la tolerancia y el racismo, la igualdad de género o la ideología, explica Rodríguez. La dinámica establecida es que el alumnado vaya respondiendo a cuestiones para identificar dónde hay desinformación, al mismo tiempo que se realiza un trabajo relacionado con los valores: «Igualdad, respeto a la diversidad, a lo diferente».

Como material complementario, utilizan vídeos cortos de entre 5 y 7 minutos de duración en los que se enseña a chicas y chicos el trabajo de los periodistas en situaciones de conflicto, cómo realizan su labor en la redacción de algún medio, de una agencia de noticias o cómo hace los vídeos un youtuber. Entre los temas que se trabajan está el de la diferenciación entre lo que es opinión y lo que es información.

Quienes utilizan el proyecto de Eraser pueden participar en la fase de producir su propia información como parte de un concurso al que se pueden presentar. El concurso trata de que el alumnado genere una noticia, bien en formato audiovisual, escrito o en un podcast y durante el proceso son acompañados por un periodista especialista en alguno de estos tres soportes.

«La clave es el pensamiento crítico», asegura Rodríguez. En realidad, aclara, es el leit motiv que mantiene la FAD en todas sus iniciativas, sean esta o las campañas sobre consumo de sustancias.

El pensamiento crítico, la capacidad de análisis y de criba de la información a la que todos los días estamos expuestas y expuestos es la clave principal para poder luchar contra una situación, la de la desinformación, que está poniendo en jaque a buena parte del planeta. Que individuos como Trump (uno de los mayores creadores de fake news) o Bolsonaro estén donde están tiene relación con este caldo de cultivo generado por las redes sociales y quienes las utilizan para transmitir sus mensajes falsos.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/15/combatir-la-desinformacion-desde-la-educacion/

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El Gobierno aprueba el RD que dará acceso a la docencia a personal sin el master habilitante

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La ONU vuelva a «sentenciar» a España por no llevar a cabo la educación inclusiva

El despropósito ha sido la nota general en los últimos diez años en la vida de Rubén Calleja y de sus padres, Lucía Loma y Alejandro Calleja. Llevan una década batallando con las administraciones, tanto educativa como judicial, para que el Estado se haga responsable de la educación en un centro ordinario de este joven de 21 años.

La última etapa de este viaje la pasaron cuando Rubén fue matriculado en un centro de educación especial para realizar un ciclo formativo de FP. La familia, tras años de lucha, recurrió y exigió a la Administración que el chico pudiera realizar estos estudios en un centro ordinario.

Durante la visita del Comité de la ONU que hace seguimiento de la implantación en los estados de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad que dio lugar a la «sentencia» que aseguraba que España inclumple sistemáticamente el derecho a la educación inclusiva, comenta Alejandro Calleja que se les abrió la puerta a la posibilidad de denunciar la situación a la que se han visto sometidos en los últimos 10 años.

En el momento en el que Rubén comenzó el 4º año de educación primaria empezaron, también, los problemas. Coincidiendo con un cambio de tutor en su grupo. Han pasado los últimos años entre tribunales de distinto orden intentando que la Consejería de Educación de Castilla y León matriculase al joven en centros ordinarios y mantuviese los apoyos necesarios. La batalla ha sido tal que esta familia ha llegado a verse denunciada por abandono familiar, algo que critica duramente el Comité de Naciones Unidas, al exigir la escolarización en un centro ordinario.

El dictamen

Alejandro Calleja define el proceso en el que han estado metidos hasta ahora y que culmina con este dictamen, como un juicio. Ellos, el joven y sus padres, han sido la parte denunciante. El Estado, la denunciada. Y después de muchas idas y vueltas de respuestas de cada cual a los requerimientos del Comité (el juez en este caso), por fin parece haber un final.

La ONU le da un plazo de seis meses a España para responder a las conclusiones y recomendaciones que les lanzan. La primera, indemnizar a la familia, además de asumir todas las costas de los juicios por los que han pasado en desde 2010. Y no son pocos.

Pero no solo. No es la parte económica la que más preocupa a Alejandro, que atiende a este medio por teléfono. Para este padre, primero está la esperanza de ser una llamada de atención a las administraciones educativas para que tomen nota de que la inclusión ha de hacerse o si no, hay consecuencias. Es básico que se tomen las medidas necesarias para que sea efectiva, empezando porque el texto de la ley presentada por el Ministerio de Educación en el Congreso se deshaga del artículo 74 que da carta de naturaleza a la existencia de centros de educación especial y aulas específicas. Algo que ya denunciara el Comité en el año 2018.

En cualquier caso, el dictamen asegura que el Estado tiene obligación de indemnizar a la familia, así como de garantizar que Rubén podrá acudir a un centro ordinario para cursar sus estudios de FP. También está obligado a investigar los malos tratos y discriminaciones que la familia ha denunciado en varias ocasiones ante la Fiscalía de Menores de Castilla y León y «asegurar que se depuren responsabilidades a todos los niveles».

El Comité también «castiga» al Estado obligando a reconocer públicamente «la violación de los derechos del niño Rubén (sic) a una educación inclusiva y a una vida libre de violencia y discriminación, así como la violación de los derechos de sus padres al haber sido acusados penalmente de manera indebida por el delito de abandono del menor, lo que conllevó consecuencias morales y económicas».

Finalmente, condena a España a «publicar el presente dictamen y distribuirlo ampliamente, en formatos accesibles, a fin de que llegue a todos los sectores de la población».

Además de esto, también se lanzan una serie de recomendaciones como son la modificación de la legislación actualmente vigente para que se «elimine toda segregación educativa de estudiantes con discapacidad, tanto en las escuelas de educación especial como en las unidades especializadas dentro de las escuelas ordinarias».

También que formule una política integral de educación inclusiva acompañada de estrategias para promover una cultura de inclusión en la enseñanza general; «adopte medidas para considerar la educación inclusiva como un derecho y que todos los estudiantes con discapacidad tengan el derecho de acceso a las oportunidades de aprendizaje inclusivo en el sistema de enseñanza general»; que se elimine «totalmente el modelo médico de la discapacidad y definir claramente la inclusión plena de todos los estudiantes con discapacidad y sus objetivos específicos en cada nivel de enseñanza».

Desde el Ministerio de Educación aseguran que el Estado, tanto Gobierno como comunidades autónomas, «debe actuar para que no haya ni un solo caso de persona que quiera escolarizarse en el sistema ordinario y no pueda hacerlo porque no existan los recursos necesarios». E insisten, a pesar de las recomendaciones del Comité de la ONU, en que «eso es lo que propone la Lomloe». A pesar de esta declaración, dicho texto legal sigue dando cabida, por un lado, a la existencia y escolarización en centros de educación especial, así como da carta de naturaleza a que sigan existiendo aulas específicas dentro de los centros ordinarios. Ambas posibilidades son consideradas por el Comité como una doble vía que segrega al alumnado, es decir, contrarias a la inclusión educativa.

Historia de un despropósito

El tutor de Rubén comenzó a plantear problemas para que el chico estuviera en su aula y comenzó a insistir a la familia con la necesidad de que lo matriculasen en un centro de educación especial. En aquel momento el niño estaba matriculado en el colegio público Antonio González de Lama, en León. Hasta entonces Rubén había contado con el apoyo en el aula de una asistente técnico educativa.

Esto ocurría en septiembre de 2009. En diciembre se realizó un informe prisocpedagógico que aseguraba que el chico tenía un “trastorno por déficit de atención y comportamiento perturbador” y a partir de enero, el centro educativo solicitó la intervención del Equipo Especifico de Conducta, de modo que una trabajadora social comenzó a hacer seguimiento del caso y a dar pautas a la familia y al centro educativo.

En septiembre de ese 2010 comenzó 5º de primaria, con un nuevo tutor. Hasta octubre no contó con la asistente técnico educativa que había tenido hasta la fecha ya que, dice el dictamen de la ONU, «el tutor Z. no lo consideró necesario». Tras la insistencia de la familia, la técnico pudo acceder al aula aunque, insiste el organismo internacional, «el tutor mantuvo una actitud negativa hacia el asistente y no colaboró con ella».

Además de estos hecho, y de que la familia aseguró que varios docentes se mostraron reacios a que Rubén siguiera en el colegio, la dirección del centro no tómo ninguna medida al respecto.

En diciembre de 2010 la trabajadora social realizó una evaluación positiva de Rubén en todas las áreas (sensorial, de motricidad, de autonomía personal, de comunicación y de habilidades específicas), y recomendó el cambio de centro a uno de similares características por las dinámicas que se habían impuesto alrededor de su permanencia en el colegio. Ese mismo mes se realizó un dictamen de escolarización, sin consentimiento de la familia, en el que se hablaba de «brotes psicóticos», «comportamiento perturbador» y retraso evolutivo «asociado al síndrome de Down». «Dicha terminología -dice el dictamen de la ONU- es más propia de la psicología clínica que de un informe psicopedagógico y, por su especialidad, las autoras del mismo no estaban capacitadas para efectuar esas apreciaciones».

En marzo de 2011 se realiza un nuevo dictamen. Los padres de Rubén mostraron su disconformidad con el primero, entre otras cosas porque no recogía las situaciones de maltrato sufridas por el menor en el centro. Situaciones que tampoco aparecían en este segundo y que empujaron, de nuevo, a la famlia a plasmar su disconformidad. El documento pedía la escolarización en un centro de educación especial.

En el mes de mayo, Alejandro y Lucía acudieron a la Fiscalía de Menores de León para denunciar un caso de maltrato y discriminación contra Rubén durante los cursos  2009-2010 y 2010-2011. La Fiscalía archivó la denuncia y en junio la Dirección Provincial de Educación autorizó la escolarización en un centro de educación especial.

En septiembre (2011), los padres interpusieron un recurso por el procedimiento especial de derechos fundamentales ante el juzgado de León. Querían impugnar la decisión de matrícula en el centro especial porque se estaban vulnerando el derecho a la igualdad en relación al derecho a la educación (artículos 14 y 27 de la Constitución) y el derecho a la integridad moral de Rubén (artículo 15). En junio de 2012 el juzgado desestimó el recurso.

En setiembre de ese año, los padres recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Solicitaron la anulación de la sentencia anterior y exigieron el derecho de Rubén a estar en un centro ordinario. Alegaron que el tribunal no había tenido en cuenta, entre otras cosas, las situaciones de maltrato, la incongruencia entre el dictamen psicopedagógico de escolarización y el de la trabajadora social y que había hecho caso omiso al informe de un psicólogo clínico que aseguraba que los problemas de conducta del chaval tenían relación con «la falta de apoyo educativo y al contexto discriminatorio y de hostilidad sufridos por Rubén». En marzo de 2013, de nuevo, el tribunal desestimó el recurso de la familia.

A pesar de las complicaciones para los padres de Rubén, insistieron. En abril acudieron al Tribunal Constitucional para recurrir la sentencia del Superior de Justicia. Un nuevo rechazo en marzo de 2014. Y en mayo de 2013, además, denunciaron, de nuevo, ante la Fiscalía la discriminación y los abusos y aportaban nuevas pruebas recogidas en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia: dos madres de compañeros de Rubén hablaron en aquel entonces de amenazas sufridas por el niño de boca de su tutor. En octubre, la Fiscalía insistió en mantener archivada esta causa.

Para rizar el rizo de una batalla judicial que parecía no tener fin, la Fiscalía Provincial de León denunció la decisión de la familia de Rubén de no escolarizarlo en el centro de educación especial al que lo enviaron desde la Dirección Provincial de Educación. Pretendía condenarlos por «abandono familiar». Mientras se decidía la cuestión, el juzgado exigió una fianza de 2.400 euros a la madre y otros tantos al padre. Fueron absueltos en abril de 2015.

Mientras tanto, la familia acudió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para que se pronunciase sobre la posibilidad de una violación del artículo 14 del Convención Europea de los Derechos Humanos y que se condenase al Estado a abonar a la familia la suma de 100.000 euros en concepto de daños morales. El Tribunal declaró inadmisible la demanda.

Hasta hace unos días. Cuando la familia conoció el fallo del Comité de la ONU. Dicho Comité había conocido de primera mano su caso cuando realizaba la investigación que terminaría en la condena a España en 2018 por violar sistemáticamente el derecho a la educación inclusiva.

Según cuenta Alejandro Calleja, «nos abrieron la puerta» a esta nueva vía de denuncia. No dudaron en cruzarla. Con el dictamen en la mano, y aunque el Estado tenga ahora seis meses para contestar por escrito, este padre, reconocido junto a su mujer, por la Unesco por su defensa del derecho a la educación inclusiva, espera «que sirva de ejemplo» a otras administraciones, tanto de justicia como educativas. Si no se sigue la senda inclusiva, «hay consecuencias».

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/21/la-onu-vuelva-a-sentenciar-a-espana-por-no-llevar-a-cabo-la-educacion-inclusiva/

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El dictamen de la ONU sobre la inclusión en España tendrá escaso impacto en la Lomloe

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

  • A pesar de que algunos ven en este dictamen un nuevo «varapalo moral» a la actuación de España en relación a la educación inclusiva, su impacto en el posible futuro desarrollo de la ley de educación parece menor.

«Como jurista me siento avergonzado». Juan Rodríguez Zapatero, abogado de cabecera de quienes defienden la inclusión educativa, es tajante. La situación vivida por Rubén Calleja desde 2009 (mal trato recibido por parte de su profesorado en primaria, escolarización en un centro de educación especial a pesar de la negativa de sus padres, o el hecho de ver a estos sentados ante el juez acusados de abandono familiar) y sus padres, Lucía Loma y Alejandro Calleja, ha sido el detonante del último dictamen de la ONU en el que se vuelve a criticar con dureza al Estado por sus (escasas) políticas educativas de inclusión.

Rodríguez Zapatero cree que el dictamen tiene una lectura política, moral: «Un claro varapalo que confirma y reitera que el Estado sigue sin cumplir» lo que dice la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad. En la línea, recuerda, del informe que en 2018 señalaba el incumplimiento sistemático de ese documento, ratificado por España en 2008. Rememora el abogado, además, el artículo 96 de la Constitución que dice: «Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno».

Pero, a pesar de llevar ya dos tirones de oreja por parte del Comité de la ONU que vigila el cumplimiento de la Convención, parece que un cambio legislativo en la línea de apostar rápidamente por una única vía ordinaria de educación, no va a llegar con la Lomloe.

Joan Mena, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, en la Comisión de Educación, asegura que están trabajando junto al grupo socialista y al Ministerio de Educación en las enmiendas a la Lomloe que, si no hay nuevas prórrogas, comenzaría hoy el plazo de tramitación de enmiendas parciales, después de 13 prórrogas desde el 31 de marzo.

El portavoz de la formación morada asegura que trabajan para que se garantice el derecho de cualquier familia a escolarizar a sus hijos e hijas en centros ordinarios si así lo desean. Un primer paso, afirma, hacia la inclusción educativa.

La eliminación de la doble vía con centros especiales y aulas específicas en centros ordinarios no entra hoy por hoy en la órbita ni del Ministerio de Educación ni de los dos partidos que conforman el Gobierno. Mucho menos en la de la oposición, con el PP a la cabeza, que ha participado de esta discusión siendo la defensora del derecho de las familias a elegir centro educativo, en principio, cuando este es de educación especial (mayoritariamente concertados).

Mena asegura que el escenario del sistema único de escolarización es el que les gustaría pero hoy no parece posible.

Para Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación, ya desde la LOE de 2006 ha habido «voluntad» de caminar hacia la mayor inclusión posible. Y, ahora, con el texto de la Lomloe «se propician cambios para acentuar más» esta tendencia, como los relativos al artículo 74 y a la disposición adicional cuarta (que prevé un plazo de 10 años para que el sistema ordinario tenga los recursos necesarios para desarrollar la inclusión de todo el alumnado).

EL secretario de Estado asegura que ahora, una vez en el Congreso, el texto no está en manos del Ministerio, aunque, dice, «no me extrañaría nada que hubiera enmiendas en esa dirección», es decir, en la de ahondar más en la inclusión.

Pero el texto de la ley sigue manteniendo la posibilidad de escolarización tanto en los centros educativos especiales como en las aulas específicas. Bien es cierto que introduce cambios de cierto calado en lo relativo a los dictámentes psicopedagógicos de escolarización que en buena parte de los casos son el germen de una segergación que las familias, primero, no quieren y, segundo, les cuesta años y una gran cantidad de recursos revertir por la vía judicial.

A pesar de esta situación, para Enrique Galván, director de Plena Inclusión, pasos como el de este dictamen o el del informe de la ONU de 2018 pueden suponer que el texto de la Lomloe se acerce, un poco más, a la inclusión educativa. Desde la organización no defienden el cierre de los centros educativos especiales, ni siquiera cree que este vaya a suceder, al menos, en un corto plazo.

Para Galván, el quid de la cuestión es que el Estado, las administraciones, vean la cuestión de la inclusión no como una metodología o como un principio. «No incorporan una visión de Derechos Humanos». Critica, en el caso de Rubén Calleja (uno de los más emblemáticos de los sucedidos en los últimos años), que una familia ha de estar litigando durante años con la Administración pública para que esta cumpla con el derecho que asiste a este joven y que queda reflejado en la legislación española.

A los responsables políticos les falta conciencia de lo que supone la inclusión, cree Galván. Es decir, «una reforma del sistema educativo (no una adaptación del chaval al sistema) no de la educación especial», asegura. Esto requeriría, entre otras cosas, un cambio en la formación del profesorado, en la accesibilidad de los centros educativos; un trabajo con las AMPA para evitar el estigma según el cual, que haya alumnado con necesidades educativas especiales supone la bajada de aprendizaje del resto de compañeros; una mayor personalización y recursos para apoyos en la escuela ordinaria,… Un largo etcétera que necesita de recursos. De muchos rescursos económicos.

Alejandro Tiana insiste en la necesidad de que el movimiento por la inclusión vaya más allá del sistema educativo para que consiga la fuerza necesaria para convencer a la sociedad de que aquella, la inclusión, es beneficiosa para el conjunto. Y en cada paso del camino preguntarse «¿hasta dónde podemos llegar?». Certifica, el secretario de Estado, la dificultad en este campo, en el que la discusión sobre la posibilidad de que todo el alumnado, sea cual sea su circunstancia, pueda estar en los mismos centros. Una discusión que ocurre, incluso, entre los colectivos de personas afectadas.

«La reforma educativa podría ser una oportunidad si sacamos la lucha partidista y nos enfocamos en la mejora», asegura Enrique Galván. Aunque también tiene claro que en la coyuntura actual, con la Covid-19 desbaratando de muchas maneras el normal curso lectivo, va a ser muy complicado conseguir acercar posturas o que la inversión educativa aumente lo necesario. En cualquier caso, para él, la inclusión es un proyecto a largo plazo y que no se podrá solucionar en una legislatura.

Más alla de la Lomloe. Otros efectos del dictamen

Además de este «varapalo moral», Rodríguez Zapatero señala las posibles consecuencias del texto. En él se recogen algunas recomendaciones en relación a la legislación educativa española y otras cuestiones de obligado cumplimiento que tienen que ver con resarcir tanto a Rubén Calleja como a sus padres: indemnización económica por las costas de todos los juicios que han tenido que realizar hasta la fecha, por los daños morales causados en este tiempo, el que se asegure la matrícula en un ciclo formativo de FP en condiciones de inclusión. También ordena una investigación en relación a las denuncias de mal trato y discriminación que han interpuesto sus padres a lo largo de los años («y asegurar que se depuren responsabilidades a todos los niveles»), el reconocimiento de la vulneración de los derechos de Rubén a una educación inclusiva y a «una vida libre de violencia y discriminación». El dictamen también exige que el Estado dé publicidad al propio texto, «en formatos accesibles, a fin de que llegue a todos los sectores de la población».

En este sentido, Rodríguez Zapatero, que ha estado ayudando y asesorando a la familia Calleja Loma desde el inicio del proceso, afirma que, aunque la Convención no se haya visto transpuesta en el ordenamiento jurídico español con un texto que determine, por ejemplo, el tipo de indemnizaciones que el Estado tendría que pagar en casos como este, hay un precedente que puede ayudar a la familia a dar pasos en esa dirección a partir de ahora.

El dictamen habla de resarcimiento. Pero no es el Estado el que lo hará motu proprio, sino que la familia tendrá que reclamarlo. Y Juan Rodríguez señala un precedente que puede ayudar en este sentido, la Sentencia del Tribunal Supremo de 16 de julio de 2018 en la que se impuso al Estado a pagar una indemnización a una madre por los daños morales causados por el asesinato machista de su hija. La sentencia vino provocada por un dictamen del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer, explica el abogado. Rodríguez asegura que el funcionamiento de ambos organismos es muy similar y que podría ser esta una vía para la reclamación: el Tribunal Supremo.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/23/el-ultimo-dictamen-de-la-onu-tendra-una-incidencia-escasa-en-el-proyecto-de-la-lomloe/

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Crecen las tensiones entre administraciones educativas y sindicatos en este inicio de curso

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

Galicia, Euskadi, Madrid y Murcia están pendientes de qué pasos dan sus respectivas administraciones educativas para evitar las diferentes huelgas y movilizaciones que se han venido anunciando. En algunos casos antes de que terminara el curso pasado. También en Extremadura la tensión entre sindicatos y Consejería está presente a causa de la contratación, critican los primeros, de solo 130 docentes extra para asumir este inicio de curso.

El 1 de septiembre era el día en el que las y los docentes de todo el país habrían de reincorporarse a sus puestos de trabajo después de las vacaciones de verano. En buena medida, muchos ya lo habían hecho a finales del mes de agosto. Principalmente, los equipos directivos.

Raimundo de los Reyes, además de ser el presidente de Fedadi, es director de un instituto en Murcia. Lleva ya varios días reorganizando las aulas de su centro después de que en julio pasara buena parte de su tiempo removiendo espacios para poder dar cabida a todo su alumnado de ESO y bachillerato. Por aquel entonces, la Consejería de Educación de la Región tenía prevista una vuelta total a las aulas. En los últimos días, han dado marcha atrás y han previsto que 3º y 4º de ESO, bachillerato y FP lo hagan de manera semipresencial. Esto quiere decir que el alumnado irá al centro tres días una semana y dos la siguiente de forma rotativa.

Asegura De los Reyes que es una de las posibilidades que se podían haber barajado. En su caso, la autonomía de los centros ha brillado por su ausencia, puesto que la decisión se ha tomado en la Consejería. En cualquier caso, ahora le quedan unos cuantos días para volver a acondicionar algunos espacios dado que el alumnado de los cursos superiores no estará al completo en el centro.

En Galicia y en Madrid han pasado cosas similares. Con la salvedad de que en estas dos comunidades estaban convocadas sendas huelgas los primeros días del curso. En el caso de la primera, las convocatorias han quedado más en el aire. En Madrid se mantienen. Los sindicatos convocantes no se fían de los anuncios de Isabel Díaz Ayuso, su presidenta, de la semana pasada: contratación de 11.000 docentes (hasta que dejen de ser necesarios), reducción de ratios en todas las etapas y semipresencialidad también.

El consejero madrileño anunciaba ayer la incorporación de 350 docentes este 1 de septiembre. El resto, según ha explicado en rueda de prensa, se irán contratando en función de las necesidades que se detecten. Isabel Galvín, secretaria general de la Federación Regional de Enseñanza de CCOO transmite la falta de seguridad que tienen en las palabras de la administración en relación a las medidas anunciadas la semana pasada.

Para la dirigente sindical, el anuncio de la presidenta de la Comunidad recoge buena parte de las exigencias sindicales y recuerda que las instrucciones de inicio de curso que se enviaron a los centros antes del anuncio del plan no contemplaban más presupuesto para los centros, prohibía las obras en colegios e institutos públicos y no hacían ningún gesto de cara a la contratación de más personal.

Aunque algunas partes del plan de Ayuso han supuesto un cierto relajo entre la comunidad educativa más crítica, esta considera que todavía faltan cosas como la contratación de más personal sanitario en los centros, la insistencia en que la figura del coordinador covid en los centros sea docente o la insuficiente cantidad de otros perfiles como auxiliares de control, personal de administración y servicios o de integradores.

Estas razones y la falta de credibilidad, en palabras de Galvín, justifican el mantenimiento de las jornadas de huelga que, eso sí, se han modificado tras el atraso en el inicio de curso en Madrid.

Las tres autonomías (Galicia, Madrid y Murcia) son las que han decidido, a última hora, retrasar sus inicios de curso con respecto a lo que tenían previsto inicialmente en julio.

En el caso de Galicia, de hecho, según informa elDiario.es, la decisión del retraso del inicio se anunció pocas horas después de la convocatoria de huelga por parte de los sindicatos. Entre las nuevas instrucciones se encuentra la distancia entre alumnos en clase de 1,5 metros, lo que de facto, obligará a que haya una ratio menor de estudiantes por aula. En el caso de que las aulas no den abasto, se buscará alternativa o se desdoblará cada grupo.

Los sindicatos gallegos demandas esa distancia de metro y medio, así como bajada de ratios y contratación de personal para asumirla. También, la evaluación por parte de los servicios de prenvención de riesgos laborales de la situación de los centros, y no que sean las y los docentes quienes tengan que hacerlo. Al mismo tiempo, reclaman mayor atención a la diversidad, equipos informáticos para estudiantes y docentes que los necesiten o la negociación con los sindicatos de las situaciones de teletrabajo cuando sean necesarias. De momento mantienen dos jornadas de huelga para los días 10 y 16 de septiembre, cuando empieza el curso para el alumnado de las diferentes etapas educativas.

A estas tres autonomías se ha venido a sumar País Vasco, cuyos sindicatos docentes anunciaron una huelga para inicio del curso. Su motivación: que las normas llegan muy tarde, son insuficientes y, además, no han buscado el consenso de las organizaciones que representan al profesorado.

Entre las peticiones que hacen los sindicatos vascos para que se garantice una vuelta a las aulas segura está la de unas ratios entre 10 y 15 alumnos por aula, con la consiguiente contratación del personal necesario para que sea posible. También de personal de limpieza suficiente para llevar a cabo con garantías las labores de higiene y desinfección de los espacios educativos.

Los sindicatos ya han convocado dos días de protestas (el próximo 4 y 10 de septiembre, concentraciones en los centros y en las delegaciones de educación) y, finalmente, una jornada de huelga el día 15 de este mes.

Aunque sin convocatoria de huelga, al menos de momento, en Andalucía las cosas no están mucho mejor. Ya comenzaron las protestas el pasado 1 de septiembre y estas se repetirán a lo largo de diferentes días y formatos. Unas protestas que han puesto el foto en el personal de servicios externalizados como, por ejemplo, las cocineras, personal de limpieza, de integración social, intérpretes de lengua de signos, etc.

Esa misma semana se había celebrado una Mesa Sectorial (como en buena parte del país) para tratar sobre las instrucciones de inicio de curso. En un comunicado posterior se asegura que hay cun compromiso por parte de Educación de ver la manera de incrementar las plantillas docentes para hacer una bajada eventual de las ratios. No se descarta que haya movilizaciones si no se cumple con este compromiso y el de mejorar las condiciones higiénicas de los centros.

Los sindicatos insisten, en todas partes, en la apuesta por la mayor presencialidad posible en este inicio de curso. Por supuesto, junto a la mayor seguridad e higiene en el trabajo. Una combinación que difícilmente puede conseguirse sin una apuesta por el aumento del gasto público en personal docente, en personal complementario y, además, una búsqueda y adecuación de los espacios posibles para la enseñanza.

Salvo la excepción de la Comunidad Valenciana, en donde sí ha habido negociación previa entre la administración y la comunidad educativa para formular posibles escenarios y medidas para una cierta reducción de las ratios en las aulas, entre otras cuestiones, en el resto de las comunidades autónomas se ha dejado correr, en el mejor de los caos, hasta finales de agosto la toma de decisiones importantes en este sentido.

En otras comunidades, como Castilla-La Mancha, sus sindicatos se han limitado a enviar comunicados exigiendo las bajadas de ratio necesarias para cumplir con los procolos sanitarios y a amenazar con tomar acciones legales en el caso de que se produzcan irregularidades en este sentido. Mientras, en Castilla y León se mantiene la expectativa sobre el inicio de curso. Los sindicatos descartaron la convocatoria de huelga, al menos de momento, hasta que no comiencen las clases. En cualquier caso, sí han considerado escaso en número docentes de nueva contratación anunciados para hacer frente a una posible bajada de ratios.

Las próximas semanas van a ser complicadas y seguramente decisivas, al menos, en lo que se refiere al desarrollo del primer trimestre del nuevo curso escolar. Cómo se vaya comportando la pandemia, principalmente, en los centros educativos, y qué gestión hagan las comunidades educativas al respecto va a ser clave. Más allá de los esfuerzos personales de docentes, familias y alumnado para mantenerse lo más seguros y seguras posibles, no hay duda de que la falta de acción respecto de la contratación de docentes suficientes para la bajada de ratios así como, en casos como el de Madrid, donde ni siquiera se han solicitado a los municipios espacios adicionales para poder dar las clases en el caso de que fuera necesario, van a marcar en buena medida la pauta de lo que vaya ocurriendo.

La sustitución de quienes vayan dándose de baja o la mejora de las condiciones de trabajo de las mujeres (principalmente) que se dedican a las labores de higiene y limpieza en los centros de trabajo también serán elementos muy importantes en el desarrollo y evolución de la pandemia en los centros educativos, así como en la posibilidad de continuidad de la actividad docente.

Fuente:https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/07/crecen-las-tensiones-entre-administraciones-educativas-y-sindicatos-en-este-inicio-de-curso/

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Qué mascarillas deben usar niñas y niños y cómo evitar problemas por su uso prolongado

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

  • Dentro de unos días se abrirán las puertas de colegios e institutos. Si todo sale bien, niñas, niños y adolescentes van a pasar muchas horas al día con las mascarillas puestas. Esto puede suponer o agravar situaciones relacionadas con la piel, entre otros problemas. De la mano de la Asociación Española de Pediatría vemos de qué manera solventarlos y aclaramos qué tipo de mascarilla es mejor en según qué situaciones.

Hace unos días, en la Comisión de Educación del Congreso, durante la comparecencia de la ministra de Educación y FP se planteó que el curso escolar va a comenzar con muchas preguntas e incertidumbres. Entre ellas se encuentra qué tipo de mascarillas han de usar niñas, niños y adolescentes. Una diputada de la oposición le echaba en cara a Isabel Celaá que, a pocos días o semanas de comenzar, desde el Ministerio no se había hecho ninguna aclaración al respecto.

Si se hace una búsqueda en internet en relación a esta cuestión, puede comprobarse que ya el Ministerio de Consumo publicó una guía en la que se daban recomendaciones sobre la compra y uso de mascarillas en menores. El texto dice lo siguiente:

“En caso de utilizar mascarillas, niños y niñas sanos a partir de 3 años deben usar mascarillas higiénicas acordes a cada rango de edad. Existen tres tallas, acordes a cada rango de edad, entre los 3 y los 12 años. Recuerda, además, que es importante que un adulto supervise la colocación, el uso y la retirada de las mascarillas. Niños y niñas positivos por COVID-19, con síntomas o asintomáticos positivos deben usar preferentemente mascarillas quirúrgicas o higiénicas con especificación UNE”.

En cualquier caso, hemos lanzado algunas preguntas a Esther Serrano, responsable de Familia y Salud (el portal de divulgación de la Asociación Española de Pediatría), para conocer más detalles sobre qué mascarillas deben utilizar niñas y niños, ahora que, si la situación que lo impide, tendrán que llevarlas durante muchas horas al día.

Efectos de llevar muchas horas la mascarilla

Para la doctora Serrano, si se toman algunas precauciones básicas, se pueden limitar los posibles efectos que el hecho de llevar muchas horas la mascarilla puesta pueda suponer para el alumnado. Aunque asegura que los problemas más habituales se han podido ver en el personal sanitario después de pasar hasta 12 horas con estas protecciones, hay que tener en cuenta, principalmente, a niñas y niños que tengan algunos problemas de piel previos, como pudiera ser el acné o las pieles atópicas.

La pediatra enumera algunos de los problemas que pueden surgir como el empeoramiento de las dermatitis atópicas, eczemas detrás de las orejas por las gomas, eczemas o dermatitis por causa de los materiales utilizados en la fabricación de las mascarillas, dolor de cabeza o dificultad para respirar según la mascarilla que utilicen, sequedad de la piel, infección por hongos por culpa de la humedad en la zona… La doctora asegura, en cualquier caso, que el uso de mascarillas no produce «problemas pulmonares y cardíacos, ni falta de oxígeno. Están diseñadas para poder respirar normalmente».

Para hacerles frente, Esther Serrano recomienda el uso de material homologado por se de mayor calidad y ser más seguras; evitar tejidos sintéticos; limpiar la cara antes y después de usar la mascarilla; evitar el maquillaje cuando se lleve puesta (en el caso de adolescentes); hidratar la piel con cremas emolientes; evitar que las gomas estén demasiado apretadas; evitar la humedad cambiando la mascarilla cada cuatro horas y, en la medida de lo posible, hacer descansos; lavar con frecuencia las mascarillas reutilizables y no más de un día las desechables…

Qué mascarillas

Pues como casi todo, depende. En el caso de menores que no tengan síntomas o estén sanos, Esther Serrano recomienda las mascarillas higiénicas homologadas ya que «nos ofrecen más garantías que los ‘arreglos caseros’», asegura. Estas pueden ser reutilizables o de un solo uso.

Este tipo de mascarillas, explica la pediatra, de tela, son suficientes para hacer de barrera, no es necesario que lleven filtros y se evita generar más residuos.

Eso sí, hay que asegurarse de que tienen la calidad necesaria. Hay que observar el etiquetado para evitar problemas posteriores. En este sentido, Serrano señala que las mascarillas higiénicas reutilizables cumplen con la norma UNE 0065:2020, lo que supone que tendrán una filtración adecuada y, además, permiten respirar con ellas sin problemas. Tanto para adultos como para niñas y niños. En el caso de las higiénicas desechables, para este último grupo de edad, habrá que buscar la identificación de la norma UNE 0064-2:2020 para estar seguros. En el caso de las mascarillas quirúrjicas, la referencia es UNE EN 14683. En el caso de niños con cáncer, fibrosis quística, inmunosupresión u otra patología crónica, lo recomendable es que utilicen máscarillas quirúrgicas o las N95 cuando lo indique su médico.

Aunque es una obviedad, nunca está demás volver a decirlo. Las mascarillas de un solo uso deben desecharse tras utilizarlas. En el caso de las reutilizables, habrá que atender a las indicaciones del fabricante sobre el método de lavado y cuál es el número máximo de estos.

A esto, Serrano añade que «es preferible elegir las mascarillas que no incluyan látex, y preferiblemente las que utilicen orgánico con certificado OEKO-TEX, porque garantiza que el material usado está exento de sustancias nocivas».

Las mascarillas deben tener la talla idónea según el rango de edad, de 3 a 5 años; de 6 a 9, y de 10 a 12. A partir de los 12, Serrano aclara que deben utilizarse las mismas mascarillas que las personas adultas, según indicaciones de la OMS y de Unicef.

En el caso de menores que sí tengan síntomas como fiebre, tos, estornudos, diarrea, vómitos, etc. o han dado positivo en Covid-19, deben utilizar mascarillas quirúrgicas. También deben hacerlo en el caso de que sean contactos estrechos de personas confirmadas como infectadas que se encuentren en su domicilio, durante el periodo de cuarentena que habrán de pasar.

Más allá de otras consideraciones, aseguran las y los pediatras, el uso de la mascarilla no debería eximir de las otras medidas de seguridad, es decir, mantener las distancias interpersonales así como una buena higiene de manos regularmente.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/03/que-mascarillas-deben-usar-ninas-y-ninos-y-como-evitar-problemas-por-su-uso-prolongado/

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Los datos de abandono temprano ocultan grandes diferencias por género

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

  • La brecha entre chicos y chicas en relación al abandono temprano se ha ido reduciendo en las últimas décadas, pero mientras ellas han cumplido, desde 2016, el objetivo europeo para 2020 del 15 % (en algunas autonomías están por debajo del 10 incluso), los chicos están todavía por encima del 21 %.
  • Algunas expertas apunta, por una parte, a la estructura del sistema productivo, con grandes nichos de trabajo no cualificado masculinizado y, por otra, a la socialización de unas y otros en relación a la educación.

El abandono escolar temprano, uno de los peores indicadores del sistema educativo español, se encuentra, según las últimas cifras oficiales, en el 17,3 %, dos puntos por encima del objetivo europeo fijado para España este año. Su evolución en los últimos años, sobre todo tras comenzar la crisis económica de 2008, ha sido un continuo descenso en prácticamente todos los territorios.

Pero las medias siempre ocultan más información de la que muestran. Las diferencias territoriales son abismales. Desde el 6,7 % de País Vasco (3,3 puntos por debajo del 10 % fijado por la Unión Europea para 2020) hasta más del 24 % en el que se encuentran Ceuta, Melilla y las Islas Baleares.

Siete comunidades autónomas se encuentra por encima del 15 %: Andalucía (21,6 %), Baleares (24,4 %), Canarias (20,8 %), Castilla-La Mancha (20,2 %), Cataluña (19 %), Extremadura (20,5 %) y Región de Murcia (22,6 %). A estas hay que sumar las dos ciudades autónomas: Ceuta con un 24,7 % y Melilla, con un 24,1 %.

El resto se encuentran por debajo. Unas más y otras menos. Pero ya en 2019 consiguieron alcanzar los objetivos marcados.

Y, también históricamente, se ve claramente la división entre norte y sur en la disposición del abandono, así como su incidencia en los territorios de Levante. Un histórico del que tan solo la Comunidad Valenciana se libra tras una importante reducción del AET entre 2018 y 2019. Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia, Cataluña, Islas Baleares y Canarias lideran el ranking de las autonomías con peores porcentajes.

Porcentaje de AET por CCAA en 2019

El abandono va por géneros

Más allá de otras variables que impactan en el abandono, como podría ser el índice socioeconómico de las familias, se encuentra la del género. Las chicas, de media, alcanzaron los objetivos europeos allá por 2016, cuando en el conjunto del país habían conseguido descender sus porcentajes de AET hasta el 15,1 %.Según los últimos datos, de 2019, siguen el camino hacia el objetivo común del 10 %, pues se sitúan a 3 puntos porcentuales.

Tan solo las jóvenes de Islas Baleares, de Canarias y de la Región de Murcia están por encima, con unas cifras, respectivas, de 20,3, 16,7 y 16,3 %. En la otra punta de la tabla, las estudiantes de Navarra, que en 2019 tenían una tasa de abandono temprano del 4,3 %, bastante por debajo de las siguientes, las de Aragón, con un 8 %.

Pero las diferencias más importantes, en este sentido, son las existentes entre ellas y ellos. Cuando la media de chicas jóvenes está en el 13 %, la de sus compañeros varones es del 21,4 %. Esta no es una nueva circunstancia, ya que desde hace muchos años las diferencias entre unas y otros son más o menos importantes. Cinco años atrás, los datos de 2014 reflejaban un AET entre los chicos del 25,6 %, mientras que entre sus compañeras era del 18,1. Una diferencia de unos siete puntos porcentuales que se ha mantenido constante en estos años.

Frente a las cifras de abandono de las chicas, en su mayor medida, por debajo de los objetivos marcados para España desde la Unión Europea, se encuentran los datos de sus compañeros. En algunas CCAA, como País Vasco, estos son el doble que el de sus compañeras (a pesar de los cual, ambos están por debajo de los parámetros exigidos por Europa, no solo a España, sino al continente).

La pregunta del millón sigue sin respuesta. O, al menos, sin una única respuesta. Alìcia Villar, doctora en Sociología y profesora de la Universidad de Valencia, sí tiene más o menos claras dos grandes causas. Por una parte, las más pedestres, relacionadas con elementos que empujan al alumnado fuera de las aulas. Y aquí, el mundo del trabajo (y el de conseguir ingresos), del no cualificado en concreto, se lleva la palma. Según ella, hay más oferta laboral no cualificada en sectores netamente masculinizados. Todos tenemos en la cabeza cómo afectó la crisis de 2008 al sector de la construcción y cómo pocos meses después de que estallara la burbuja inmobiliaria las cifras de abandono escolar temprano comenzaron a descender de manera regular.

El factor productivo es uno de los que más fuertemente han influido tanto en el aumento como en la reducción del abandono. Esto puede verse en algunas comunidades autónomas, las que más peso tienen en el índice de AET. Baleares, Andalucía, Valencia, Cataluña o la Región de Murcia. Autonomías en las que el sector turístico y el agrículo tienen mucho peso. Ambos, comenta María del Mar Venegas, también socióloga de la educación, de la Universidad de Granada y experta en coeducación, masculinizados.

La construcción es uno de tantos sectores en los que los chicos han encontrado históricamente un nicho de trabajo que no exigía cualificación alguna. Pero esto no puede explicarlo todo. Para Villar, la socialización de género es uno de los factores determinantes en el hecho de que las chicas sean menos en las estadísticas de abandono temprano. Una socialización, explica, que de forma más o menos difusa, les deja claro que deben acomodarse al sistema educativo, han de hacer carrera en sus estudios porque les será más complicado entrar en el mercado de trabajo que a sus pares varones.

Mª del Mar Venegas, aunque su campo no es el directamente relacionado con el abandono temprano, está preparando un estudio sobre el tema. Para ella, es importante ver cómo ha sido la evolución de la entrada de la mujer en el sistema educativo y cómo desde mediados del siglo XX han ido entrando, con mucho esfuerzo, en cada vez más niveles de la educación, incluida la universitaria. En este senido, un mayor nivel educativo, explica esta profesora, habre las posibilidades a mayores expectativas laborales. También apunta a otra variable, y es la de la identificación de las familias con el propio sistema educativo y con lo que este puede ofrecer de cara al futuro.

Teniendo en cuenta este recorrido de las chicas y los chicos por la educación, pueden también compararse las tasas de idoneidad de unas y otros, es decir, cuánto repiten curso. Según el informe Datos y Cifras del curso 2019-2020 editado por el Ministerio, al finalizar la primaria, los chicos acumulan un 17 % de repetición, frente al 12,8 de ellas. Cuando comienza la secundaria la brecha se abre de verdad. Cuando llegan a cuarto de ESO, el 44,7 % de los adolescentes ha repetido algún curso. Ellas lo habrán hecho en el 31,1 %, casi 15 puntos porcentuales menos.

«Cuando te ponen la etiqueta, resume Villar, te marcan la trayectoria». Lo dice en referencia a cómo las chicas enfrentan el aprendizaje, el paso por la escuela. Qué expectativas se tiene de ellas frente a ellos. «Ellas son más conscientes de la necesidad de estudiar más, porque va a resultar más difícil», después, alcanzar según qué puestos. «Saben que pueden arriesgar menos». Otra de las diferencias en la socialización de niñas y niños. Algo que Villar ejemplifica con las tasas de muertes adolescentes de unos y otras.

Algo que secunda Venegas y señala el hecho de que después de tantos años de trabajo en relación a la coeducación y la igualdad, cuando se cruza el discurso con los datos de abandono temprano o con los estudios que realizan unas y otros, se ve lo refractaria que puede llegar a ser la sociedad en algunos aspectos.

Pendiente queda una mayor investigación sobre la influencia que tiene la socialización en los roles de género en los resultados y la perviviencia en el sistema académico de unos y otras.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/07/14/los-datos-de-abandono-temprano-ocultan-grandes-diferencias-por-genero/

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