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Bibliografía sobre las mujeres y el nazismo

Memoria Histórica | Eduardo Montagut Contreras | 16-04-2016 | Tercera Información

Aportamos una bibliografía básica sobre las mujeres y el nazismo. En la primera obra se estudia a aquellas mujeres que se enfrentaron al nazismo:

MARTHA SCHAD, Mujeres contra Hitler. La resistencia femenina al régimen nazi, Barcelona, Península/Atalaya, 2001.

Podremos descubrir a mujeres excepcionales como Liselotte Hermann, Sophie Scholl, Constanze Hallgarten, y muchas más. Es una lectura apasionante. En contraposición, también hubo mujeres vinculadas al nazismo, como fervientes defensoras del mismo. La historiadora Anna Maria Sigmund ha publicado dos libros interesantísimos, al respecto:

A. M. Sigmund, Las mujeres de los nazis, Barcelona, Plaza y Janés, 2000, donde se glosa la vida de Eva Braun, Magda Goebbels, Leni Riefenstahl, Carin y Enmy Goering, etc..

A. M. Sigmund, Las mujeres de Hitler, Barcelona, Plaza y Janés, 2003. En esta obra se trata sobre Gerda Borman, la británica Unity Mitford, Winifred Wagner, etc..

La lectura de estas tres obras es harto recomendable.

fuente: Estudios sobre las mujeres y el nazismo

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Angela Davis y «Democracia de la abolición; prisiones, racismo y violencia»

Fuente:http://bolgaia.blogspot.com.es/

El libro ‘Democracia de la abolición; prisiones, racismo y violencia’ constituye una oportunidad imprescindible para retomar contacto con el núcleo nervioso de los debates en torno al “sistema industrial-penitenciario”.

Democracia de la abolición; prisiones, racismo y violencia constituye una oportunidad imprescindible para retomar contacto con el núcleo nervioso de los apremiantes debates en torno a la existencia de lo que los abolicionistas llaman “el sistema industrial-penitenciario”. El libro, editado por Eduardo Mendieta con el respaldo de la Editorial Trotta, reúne en su primera parte dos textos fundamentales de Angela Y. Davis escritos en 2003 y 2005, «¿Están las prisiones obsoletas?» y «La democracia de la abolición: más allá del imperio, las prisiones y la tortura».

La segunda parte del texto la ocupan varias entrevistas realizadas por Mendieta a la filósofa y militante histórica afroamericana. En ellas, la autora sigue ahondando en las relaciones entre racismo, clasismo y sexismo a partir de los análisis realizados sobre la función de la cárcel como dispositivo de control y represión social, así como de acumulación del capital en las sociedades globalizadas. Las torturas de Abu Ghraib, los encarcelamientos masivos de personas migrantes procedentes del Sur global, el incremento exponencial de mujeres encarceladas y la demencial extrarrepresentación de personas negras en las cárceles de todo el mundo guían las preguntas y propuestas que conforman esta obra de Angela Y. Davis traducida al castellano en 2016.

«Éste es el papel ideológico que juega la prisión; nos exime de la responsabilidad de enfrentarnos seriamente con los problemas de nuestra sociedad»
“Asumimos que las prisiones son inevitables, pero a menudo tenemos miedo de enfrentarnos a las realidades que producen. Éste es el papel ideológico que juega la prisión; nos exime de la responsabilidad de enfrentarnos seriamente con los problemas de nuestra sociedad, especialmente con aquellos producidos por el racismo y, de manera creciente, por el capitalismo global”. Tal es parte de la aguda crítica que Davis lanza sobre la cuestión naturalizada de la cárcel como campo de concentración en el que se deposita al indeseable. Es posible que para los activistas de la abolición en Europa esto no constituya novedad alguna. Sin embargo, lo realmente sugerente de dicho análisis es la manera en la que se atiende a la intersección de raza, sexo y clase que atraviesa a los sujetos predominantemente encarcelados. No se trata de un simple efecto de los prejuicios dominantes. Se presenta como prueba de la institucionalidad del racismo, una dimensión poco explorada del poder por los sectores racialmente privilegiados de la izquierda radical blanca.
Todo ello adquiere mayor relieve al situar frente al foco de atención el evidente hilo rojo que conecta la historia de la institución de la esclavitud, la segregación racial y el sistema industrial-penitenciario como parte de la persistente estrategia desplegada desde la dimensión colonial del poder moderno. El encarcelamiento no fue utilizado como forma predominante de castigo hasta el siglo XVIII en Europa y el XIX en Estados Unidos con la Revolución americana pasando igualmente a formar parte importante del sistema colonial europeo en Asia y África.
Según los estudios del icono del Black Power, la consolidación del capitalismo tardío y a la aparición de una nueva clase social emergente influenciada por las ideas ilustradas hizo que el encarcelamiento se convirtiera en una pena en sí, en lugar de representar parte del proceso que desembocaría en el castigo final. Con la influencia de la Ilustración, se comenzaba a pensar que el criminal era “reformable”, por lo que quizás, tras un tiempo de soledad tras las rejas, se produciría una conversión moral del mismo. Sin embargo, el nuevo pudor ilustrado frente a los castigos tradicionales –latigazos, amputaciones, torturas públicas− ahondaba en la subalternización tradicional de los sujetos racializados. Sabemos que tras la abolición de la esclavitud, el sistema carcelario sirvió para restringir legalmente la libertad de los exesclavizados.

Sistema industrial-penitenciario y racismo

Retomando las lúcidas perspectivas de Frederick Douglass y de Williams E. B. Dubois, así como los relatos de Assata Shakur, George Jackson o Malcolm X realizados desde la cárcel, Angela Y. Davis pone al descubierto la relación estructural entre los procesos de acumulación del capital y la dimensión racista del poder relacionadas con el sistema industrial-penitenciario. Una lectura seria de la respetada obra de Davis sigue siendo necesaria para desmantelar la falsa y persistente idea producida desde los sectores privilegiados de la izquierda etnocéntrica que consiste en asegurar que lo racial constituye un simple eje superestructural de las jerarquías de poder.
La mano de obra negra convicta ha sido fundamental en la historia de los EE UU
Una lectura decolonial de la perspectiva marxista observa los fenómenos constitutivos del capitalismo introduciendo las categorías de raza y género alumbrando dimensiones esenciales de los procesos que desembocan en la división internacional del trabajo. Tal y como señala nuestra autora, la mano de obra negra convicta ha sido fundamental en la historia de los EE UU. Negar la contribución histórica de los negros contribuye a solidificar la línea de lo humano que los sitúa en la zona del no-ser.
Así mismo: “Los teóricos marxistas del derecho penal han subrayado precisamente que el periodo histórico durante el cual apareció la forma de la mercancía es la etapa en la que las condenas a prisión emergieron como forma de castigo principal”. Estudiando y subsumiendo dicho fenómeno, nos vemos obligados a trascender la reacción automatizada de carácter moral que acompaña a la cuestión carcelaria en el imaginario popular.
Al llamar al sistema carcelario “sistema industrial-penitenciario” se evoca el sistema industrial-militar dirigiendo la crítica hacia las condiciones de posibilidad en la que se perpetúa una potente industria económica internacional relacionada con la existencia de las cárceles que contribuye al enriquecimiento de las sociedades modernas. Al igual que esclavitud y colonialismo fueron procesos sobre los que, incluso según el propio Marx, se cimentó la acumulación originaria del capital, la aparición y consolidación de la mercancía, así como su relación con los trabajos forzados realizados en las prisiones del momento, vuelven a alumbrar la dimensión sacrificial inherente al sistema capitalista y vuelven a conectarlo con la subalternización de una parte de la humanidad a través de la racialización/subalternización de la diferencia. Se trata de la colonialidad del poder.

Cárcel e interseccionalidad

“Para las mujeres, la continuidad en el trato que reciben en el mundo libre y en el universo penitenciario es más complicada incluso, ya que también se enfrentan a formas de violencia en las prisiones a las que se han tenido que enfrentar en sus hogares y en sus relaciones íntimas. Diversos estudios sobe cárceles femeninas en todo el mundo señalan que el abuso sexual es una forma de castigo permanente, aunque desconocido, al que se somete habitualmente a la inmensa mayoría de las mujeres encarceladas”. Es necesario reproducir individuos desechables, indeseables y peligrosos según el discurso dominante. El afianzamiento del lumpen, la creación de escuelas gueto, de barrios marginales y de condiciones laborales infrahumanas que produzcan necesidad, sufrimiento y marginalidad alimenta al sistema industrial-penitenciario produciendo presos.
«El abuso sexual es una forma de castigo permanente, aunque desconocido, al que se somete habitualmente a la inmensa mayoría de las mujeres encarceladas”
Sin embargo, las intersecciones producidas entre dominación racial, heteropatriarcal, las estrategias estatales de represión política y las agresiones corporales sufridas por las mujeres –especialmente por las no blancas− fuera y dentro de las prisiones han sido poco atendidas desde la crítica anticarcelaria. Así bien, a pesar de representar una minoría reclusa, las mujeres continúan siendo hoy en día el sector de población carcelaria que más rápidamente crece en todo el mundo.
Angela Davis advierte, no obstante, que mientras que el varón es castigado principalmente en el ámbito público, las mujeres siguen siendo, además, disciplinadas y castigadas en público y en la intimidad a través de otras formas invisibilizadas. Tal realidad explica algunos de los vehículos de transferencia entre violencia estatal y violencia machista, así como nos empuja a penetrar en algunos puntos ciegos de la naturaleza estructural del patriarcado. La pandemia de los feminicidios es la forma dominante de castigo hacia las mujeres y eso también explica que sean una minoría en el mundo carcelario. Además, según los estudios históricos, las mujeres han sido tradicionalmente internadas en instituciones mentales en mayor número que los hombres. La figura del desecho masculino desemboca en el arquetipo del “delincuente”, mientras que el femenino lo hace en el de la “desequilibrada mental”. Hasta tal punto ha sido operativa esta sexualización del castigo que, según nuestra autora, las presas son medicadas con drogas psiquiátricas de manera mucho más frecuente que los reclusos.
Resulta absolutamente imposible comenzar a desplegar un pequeño mapa introductorio que haga justicia a la multidimensionalidad y el rigor de la perspectiva mostrada por esta histórica e imprescindible figura de la lucha contra el racismo, el sexismo y el clasismo. Democracia de la abolición; prisiones, racismo y violencia tiene todas las características para transformarse en un texto de referencia en el mundo castellanoparlante. Un texto exhaustivo que, lejos de constituir un simple panfleto, vuelve a proporcionar herramientas para imaginar un mundo en el que las prisiones no sean necesarias.
El trabajo y las propuestas lanzadas por Davis –que podemos leer gracias a Eduardo Mendieta− están lejos de poder ser catalogadas como ingenuas o inalcanzables. Posiblemente no haya nada mejor para concluir que sus propias palabras al respecto: “La estrategia debería ser una reducción de presos, ¿cómo? Ser capaces de desarrollar alternativas efectivas implica una transformación tanto de las técnicas para determinar qué es la “delincuencia” como de las condiciones sociales y económicas que conducen a tantos niños de las comunidades pobres, especialmente de aquellas comunidades de gente de color, al sistema penal juvenil y luego a prisión. El reto más urgente y difícil de alcanzar hoy día consiste precisamente en explorar creativamente nuevos marcos jurídicos en los que la prisión no figure como nuestra mayor bandera”.
 Fotografía: Helios F. Garcés, en periódico Diagonal. Foto: Condenados a trabajos forzados en 1917 en Florida.
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Película «Los Coristas»

Francia y Suiza/ 2004/ Dirección: Christophe Barratier

Los coristas es una película que se convierte en una fuerte crítica social al sistema educativo que se implementa en el periodo de la postguerra en la Francia. La descripción sutil de los espacios educativos, nos hace reflexionar sobre la dura formación que llevan los jóvenes en los llamados correccionales y que representan un espacio oscuro en la historia de la pedagogía en este país.

Un reformatorio,coristass un correccional, seguir fielmente las reglas, obediencia absoluta vs la gran necesidad de ser atendidos desde sus emociones son algunos de los temas que se plantean en esta historia, donde la música y un maestro convencido que la violencia no es el mejor método y los niños, son los protagonistas de una historia cuya subtrama nos acerca a una visión de la pedagogía tradicional europea.

La película se sitúa en la Francia de la postguerra, aproximadamente  en  1949. Este es un primer dato importante pues la precisión del contexto constituyo un estudio de la figura del “correccional” Durante esta época los centros o internados con fines de reinsertar en la sociedad a jóvenes problemáticos constituyo parte fundamental de un sistema educacional que recién se constituía. También en este periodo se estableció la llamada Protección Judicial de la Juventud, haciendo un giro jurídico de los infantes respecto a los adultos. Sin embargo, esta época se presentó como la más oscura y una de las grandes críticas que se hace en la película es la manera como son tratados los niños desde la sociedad, el papel de los padres, la dura crisis social enfrentada luego de la guerra que obliga a abandonar a los hijos en estos sitios, y la desazón de una juventud traumatizada por métodos equivocados, totalmente conductistas donde el niño solo era una cosa mas no se vislumbra como el futuro de la sociedad.

Clement Mathieu, el profesor de música que llega al internado para cubrir una vacante, es un personaje que muy bien representa los matices de la educación en búsqueda de descubrir potencialidades. Llega para cubrir una necesidad: debe trabajar para sostenerse. Por otra parte es un gran músico pero tímido quizás para mostrar su talento, no es opresor pedagógico tal como es la línea del internado encabezada por su director quien de plano odia a los niños, detesta enseñar y maltrata ferozmente proyectando su fracaso como profesional pues deviene en ese cargo por razones económicas pero no vocacionales.

Es inevitable sentir algo de bondad por aquellos pobres chicos abandonados. Por tanto Mathieu emplea el trabajo colaborativo para enseñar vs el método de acción-reacción del director Rachin. Encontramos aquí el primer tema fuerte de la historia ¿Cómo educamos? La observación de las características positivas de cada individuo conectadas con las de otros generan un producto distinto y que potencia los esfuerzos de una comunidad; de esta manera Nuestro maestro de escuela llega a su primer logro y es desaprender para aprender usando un camino distinto que en este caso fue la música, despertando emociones, sentimientos, competencia sana, cooperación e interés. Lejos de lo tradicional la liberación del oprimido le otorga un conocimiento encontrado a través de la propia observación y experiencia, siendo guiado solamente por quien intuye que existe la diversidad de caracteres y capacidades. Otro aspecto interesante del método de Mathieu es la inclusión de la diversidad funcional, como es el caso de uno de los chicos que aún no llega al nivel del proyecto en el cual trabaja, a pesar de ello igual se incluye como colaboradorles choristes5 efectivo lo cual motiva grandemente al pequeño. La premisa es incluir, todos somos importantes para lograr la meta en común, por tanto unidos lo logramos. Interesante forma de actuar en una década plagada de problemas y desafueros pedagógicos y donde los intentos de hacer grandes cosas a partir de una nueva mirada de lo que tenemos, siempre genera ruido y gana detractores.

Finalmente, El logro alcanzado: un coro maravilloso donde los niños son capaces de expresar lo que son a través de sus dulces voces que impregnan el espacio con un nuevo aire. Y por otra parte el logro absoluto de un proyecto pedagógico cuya evaluación queda en manos del público que escucha a estos jovencitos. La película “Los coristas” nos da otra mirada a la educación, señalando siempre la proyección del ser humano a través de la enseñanza y de qué manera queda una huella indeleble que marca nuestro futuro. Un buen maestro reconoce la esencia, la respeta y guía los procesos, construye nuevos caminos que escoge libremente quien es enseñado, es colaborador inequívoco de la liberación del pensamiento. De manera opuesta vemos en la película el producto del método arcaico y vejatorio de Rachin: el joven Mondain. Este pobre muchacho refleja la construcción que la propia sociedad hace del ser humano y el papel que fungió una educación equivocada, conductista, vejatoria y ortodoxa en quien pudo ser redimido. Mondain representa al oprimido, a quien constantemente se le reprimen sus sentimientos, al no escuchado.

Continuamente es brutalmente vapuleado por Rachin, diciendo que jamás cambiará, y es juzgado por un robo no cometido. Nunca logra ser tocado por la magia del coro de Mathieu porque su vida en el correccional transcurre en defenderse del odio de Rachin, de los golpes y maltratos, pese a ello, siente simpatía por Mathieu. Al final el torbellino de sentimientos explota e incendia el internado, figura que representa la liberación absoluta de la figura represora, la ruptura y el inicio de otro camino que desconocemos como se pueda asumir.

Concluyendo, en palabras del director de la película “el tema de la infancia es el más universal. Proyectarse en el pasado permite escapar de las contingencias de la actualidad para concentrarse en lo más universal: el sentimiento de injusticia y de abandono en un niño cuyos padres están ausentes o han desaparecido, y la rebelión o la inhibición que genera”. Queda abierto el debates… ¿Educamos realmente para construir y liberar al hombre de sus miedos, penas y problemas?

Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=tk147faf79U

Autora:

Criseida Barrios Arias. Doctorante en Ciencias de la Educación. Magíster en Literatura Venezolana. Licenciada en Educación, Mención: Lengua y Literatura. Docente Universitaria. Investigadora Educativa. Coordinadora del Centro Nacional de Investigaciones Educativas en el estado Cojedes.

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