Impacto de las reformas educativas

Las reformas educativas históricamente son consideradas como proyectos políticos que intentan incorporar, modificar o experimentar estrategias que perjudican directamente en el proceso de enseñanza aprendizaje y en los contenidos curriculares, además las reformas también están directamente vinculadas con la formación docente.

El docente siempre ha sido considerado como el sujeto clave para llevar a cabo las prácticas educativas, él es quien forma las nuevas generaciones, y su papel ha sido importante en las diferentes épocas, de igual forma ha participado en los diferentes cambios que hemos tenido en el sistema educativo. Por tal razón tiene más exigencias para actualizar su capital cultural constantemente e innovar su práctica docente.

Las lecturas existentes especifican que a mediados del siglo XIX, los maestros no tenían una integración como colectivo docente, sus opiniones no eran tomado en cuenta por los órganos del Estado, con el paso del tiempo esto fue cambiando debido a que el maestro no tenía una formación elemental, por lo tanto, surgían problemas que él no podía solucionar.

Juárez, J. (2000) señala que en 1823 la solución para resolver el problema de la falta de preparación del docente fue través de la Compañía Lancasteriana, esta compañía estableció la primera Escuela Normal donde preparaban a los maestros con diferentes técnicas, de igual forma permitió que en aquella época se perfeccionaran los métodos de enseñanza de la lectura y la escritura.

Hasta ese momento las reformas provocaron dos tipos de actitudes de los docentes: por un lado había profesores que no tenían iniciativa para reflexionar sobre su quehacer, tampoco para decidir por sí mismo; por otro lado estaban los docentes que vieron el mundo educativo con un pensamiento crítico y un compromiso transformador hacia la comunidad, por ejemplo: José Vasconcelos, Justo Sierra, entre otros.

La creación de la SEP, accedió a reformar y unificar programas integrales para que se llevaran a cabo como proyecto nacional, esto pactó un compromiso estable entre la SEP y la comunidad docente; por lo tanto el Estado estaba obligado a otorgar capacitación y formación docente, basados en una ideología nacional. En esta etapa se pensaba que lo más importante era las relaciones sociales, es decir, las relaciones entre el niño y el hombre.

El impacto de las reformas implementadas fue directamente hacia los maestros rurales, pues ellos no habían sido formados en escuelas normales, sino que la elección como docentes fue porque sabían leer y escribir, además porque mostraban un espíritu comunitario.

Las políticas públicas encaminadas a crear reformas educativas han presentado una debilidad al igual que el mismo Sistema Educativo, la de no saber a ciencia cierta la realidad de la educación; hasta el momento no se ha hecho una evaluación con parámetros confiables, donde destaque claramente la realidad educativa, y separe entre lo que se está logrando y lo que no.

Por eso a mediados de los años 40´s, las reformas solucionaban los problemas pero solo de manera temporal, no había un impacto profundo, quizá porque las exigencias del momento y los cambios sociales eran constantes. Aun así se organizaban cursos de capacitación para los docentes, se adecuaron las bibliotecas y organizaron talleres para elaborar materiales didácticos; todos estos aspectos aun se lleva a cabo en el sistema educativo actual.

Los cambios sociales, económicos y culturales exigen cada vez más una preparación eficaz del docente, pues mientras más avanza la sociedad del conocimiento se requiere de docentes que tengan un alto capital cultural, para formar jóvenes competentes, sin embargo cabe destacar que las prácticas docentes actuales son el resultado de las múltiples transformaciones que la formación inicial tuvo desde su origen.

El sistema de formación inicial de profesores por mucho tiempo no ha encaminado correctamente los requisitos de ingreso para los estudiantes, no ha tenido cuidado principalmente en el elemento de la vocación. En un estudio realizado sobre educación normal se concluyó que:

En la Escuela Nacional de Maestros las dos terceras partes de los estudiantes confesaban haber elegido la carrera por sus ventajas materiales y prácticas (carrera corta que les daba el diploma de bachillerato y el de maestro de primaria, les aseguraba una plaza federal con sueldo y prestaciones de por vida, o por haber sido ésta la decisión de sus padres), y sólo 37.5% estudiaba “por vocación al magisterio”. Al preguntarles también si pensaban perseverar en el magisterio a largo plazo, 36.4% opinó que pensaban abandonarlo y 27.3% que planeaban combinarlo con el estudio y ejercicio de otra carrera. (De Calvo, en Latapí, 2003. p. 13).

Hace falta sentido de vocación para ser maestros comprometidos y eficaces, desafortunadamente son muchas las escuelas que se dedican a formar maestros, (UPN, Universidades, Normales) aunque tengan los mismos planes y programas, se diferencian por las perspectivas y visiones internas que tiene cada una de ellas.

¿Cómo se encuentra la formación inicial?

Lo que distingue al maestro del siglo XXI no es que enseña, sino que aprende continuamente. El capital cultural debe estar actualizado constantemente, sin lugar a duda, la del maestro es una profesión que requiere un reto intelectual, para ello necesita adquirir conocimiento, apropiarse de él y saber difundirlo a sus alumnos.

Lo anterior se logra a través de una evolución continua, por medio de la actualización y la pasión personal, teniendo como base la formación inicial.

Se conoce que todos los sistemas de formación inicial en el mundo son diferentes, sin embargo existe un consenso internacional que debe reunir cuatro aspectos, según Latapí (2003) el primero se refiere a una formación humana integral, donde se desarrollen destrezas intelectuales formales y el desarrollo de valores humanos; el segundo destaca la sólida preparación en las disciplinas que se van a enseñar, el tercero señala que el desarrollo del aprendizaje están relacionados con los conocimientos y las habilidades adquiridas y el cuarto aspecto se refiere a que la práctica de la enseñanza debe ser guiado por un maestro con mucha experiencia.

Lo anterior obliga a las Escuelas Normales del País a ser más competentes, con una enseñanza que responda a las exigencias de la sociedad, para que los egresados verdaderamente desarrollen esas destrezas intelectuales deseadas. Es urgente pensar en estos cuatro aspectos de la formación inicial, ya que si en el futuro se sueña con una alta escala en calidad, las escuelas deberán formar maestros que estén a la altura de estos retos.

En nuestro país un rasgo indispensable del perfil de los profesores se relaciona a la profesionalización y a la actualización, sin embargo existen cifras lamentables relacionadas a los bajos índices de lectura por parte de los docentes, según datos del INEE(2006) especifican:

Los datos por nivel educativo apuntan a los profesores de secundaria como los que en mayor porcentaje −ocho de cada diez− reportan leer al menos un libro al año, les siguen en igual proporción los de preescolar y de 4°, 5° y 6° de primaria (70.6%), mientras que seis de cada diez profesores de los tres primeros grados de primaria dicen tener esta práctica de lectura. Este último resultado es inquietante, pues son los primeros años de primaria cuando los docentes debiesen de aprovechan para iniciar entre sus alumnos el gusto por la lectura; sin embargo, quienes deben de promoverlo son los que menos la practican. (p. 114)

En México existe un desajuste entre la teoría y la práctica, entre lo que se quiere lograr y lo que realmente se logra, por eso es necesario que el docente constantemente enriquezca su capital cultural en todos los ámbitos, académico, social y familiar.

Actualmente es fácil observar en la práctica docente que la mayoría de los profesores imparten una asignatura diferente a la especialidad que estudiaron, también se visualiza una limitada infraestructura y medios necesarios que limitan de alguna forma la ejecución correcta de la reforma actual.

Lo anterior son las consecuencias y los fallos que en determinado momento fueron heredadas por los planes de estudios de 1984 y 1997. Ya que en el primero las Escuelas Normales se preocupaba que sus egresados se concibieran como técnicos operativos de los programas oficiales, y no como verdaderos profesionales de la educación. En el segundo el implante fue más apegado a la formación docente, al desarrollo de habilidades criticas donde el docente podía transformar su propia realidad. (Duran, 2004)

El plan de estudios de 1984 estableció al maestro como docente investigador, teóricamente conocía los aspectos del perfil de egreso, pero la práctica era muy diferente, ya que en las escuelas existían limitados materiales de apoyo, es decir, él sabía que tenía que ser un agente transformador de su realidad pero era difícil hacerlo. Lo anterior sucedió porque desafortunadamente las escuelas normales no tenían los recursos suficientes para implementar este plan.

En cambio el plan 97 superó de alguna forma aspectos que habían sido rezagados en el plan 84, se interesó en formar docentes, no docentes investigadores, reorganizó los contenidos teóricos, sin embargo de igual forma lo que falla nuevamente es la organización de las escuelas normales y sus docentes.

Los dos planes estuvieron inmersos en un círculo vicioso, la falta de organización de las escuelas normales, la falta de materiales y de apoyo financiero. Quizá el problema más grave es la falta de voluntad política para llevar las reformas hasta sus ultima consecuencias académicas.

En determinados momentos se puede pensar que la ejecución de las reformas ha fallado por la cultura conformista del personal docente, pues han mostrado un rechazo al cambio; hasta cierto punto es cierto, pero también se ha insistido en implementar nuevos modelos curriculares sin haber concretizado en toda su dimensión el vigente.

En el siglo XXI la necesidad urgente es que las escuelas normales sean reformadas en cuanto a sus enfoques, para tener una vinculación real entre la formación y la práctica docente. Para ello necesitamos de docentes comprometidos y actualizados.

Tomado de: http://vinculando.org/educacion/impacto-de-las-reformas-educativas.html

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En búsqueda de las buenas escuelas

 

POR RODOLFO MORENO ALFARO 

Existen muchas razones por las cuales los maestros
debemos perfeccionarnos continuamente. El éxito
de nuestros alumnos y la calidad de la educación
que impartimos dan un significado profundo al ser
docente.

En el presente artículo se describe el panorama general de la educación en México haciendo énfasis en los aspectos que caracterizan a las buenas escuelas. Finalmente se proponen acciones de política educativa que contribuyan a que las escuelas sean de calidad superando la fuerza del contexto.

Nuestro país es muy diverso en cuanto a la población y al desarrollo económico. A pesar de ello, después del movimiento armado de 1910-1917 se ha buscado brindar educación para todos. En el siglo XX la preocupación del sistema educativo fue sobre la extensión de la cobertura; en el presente, la inquietud se centra en el logro de la calidad.

En diversos momentos se ha afirmado que el sistema carece de información sobre el grado en que está alcanzando sus objetivos; sin embargo, a nivel internacional se han diseñado modelos de evaluación, por ejemplo ENLACE, EXCALE, PISA, entre otros, que arrojan resultados poco alentadores sobre la realidad de la educación mexicana. Por ejemplo, el 66.1% de los alumnos de escuela primaria se sitúan en los niveles «insuficiente» y «elemental» en matemáticas y el 63.1% en español y 79.1 en historia.

Un indicador importante de la calidad del servicio educativo en educación básica es el referente a los hábitos lectores. Al respecto, la UNESCO (2000) señala que México ocupa el sitio 107 en una lista de 108 países estudiados;el mexicano promedio lee 2.8 libros al año, sólo hay una biblioteca pública por cada quince mil habitantes.

Vielle (S/F), por su parte, considera que, para saber el logro de nuestras escuelas, es necesario comparar las metas con los logros obtenidos y los recursos utilizados, ya que eso medirá el grado de logro deseado.

Si bien es cierto que los logros de la educación básica no son los deseados, tambien existen propuestas fundamentales para atacar estos males. Una de ellas es la Transformación educativa del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, donde proponen «Reforzar la capacitación de profesores, promoviendo su vinculación directa con las prioridades, objetivos y herramientas educativas en todos los niveles» (Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, 2007: 183).

Dice un viejo refrán que «no basta con preocuparse, hay que ocuparse», existe una realidad que sólo puede ser diferente. En el momento que todos los sujetos involucrados en el sistema decidan tener una actitud de cambio, un compromiso en la actualización y en la investigación, serán estas las variables que permitirán que el docente tenga un capital cultural rico en conocimientos, y una pedagogía útil para la buena enseñanza.

La Alianza por la Calidad de la Educación establece que se necesita

«Construir un esquema de interacción para asegurar el registro, calidad y certificación de competencias de maestros, directivos y personal especializado a partir de parámetros de desempeño, que permitan mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje» (SNTE, 2008)

El gobierno estatal entrante promete que no habrá jóvenes egresados sin empleo, de igual forma señala que para lograr la calidad educativa fortalecerá el programa de becas escolares, desayunos escolares, entre otras cosas» (Duarte, 2010).

Lo anterior es una muestra clara de que se da más importancia a los medios educativos que a las finalidades. Por lo tanto, se deben buscar proyectos o programas nuevos que propongan atacar los males de la educación desde el interior de las escuelas, dejar de culpar a los otros, y tomar las responsabilidades que cada sector le corresponde.

A pesar de que todas las escuelas, tanto públicas como privadas, tienen el mismo objetivo (educar), cada una forma su propia cultura interna para el logros de los propósitos educativos; sin embargo, hay aspectos que pueden distinguir a las buenas escuelas, ya que son ellas las que no le dan cabida a la negatividad hacia los cambios, siempre están abiertas a las nuevas propuestas para mejorar, los directivos se distinguen por su capacidad de liderazgo, fortaleciendo esta idea Loera Varela (2006) expresa que:

Los directores de este grupo gestionan o informan de cursos o apoyos para mejorar la práctica pedagógica, propician el intercambio de experiencias entre los docentes e incluso son capaces de brindar asesoría y plantear estrategias de enseñanza para el manejo de contenidos específicos.

El mismo autor considera que el liderazgo del director se plasma en las acciones que realiza, no facilita el trabajo, sino que propicia las herramientas útiles para que los docentes, tengan estrategias para sus prácticas pedagógicas, eso implica entender que los conflictos internos de la escuela se deben solucionar y no deben impactar en la dinámica de la institución, porque la armonía y el diálogo es lo que servirá como puente para tener logros eficientes.

Las escuelas de éxito (buenas escuelas) con alta eficacia social[6] son una muestra, de que no importa el contexto cuando se tiene la visión de enseñar con calidad, y superar todos los obstáculos para lograr los fines de la educación: [SEP; 2007]

Utiliza el lenguaje oral y escrito con claridad, fluidez. Emplea la argumentación y el razonamiento al analizar situaciones. Selecciona, analiza, evalúa y comparte información. Emplea los conocimientos adquiridos a fin de interpretar y explicar pro­cesos sociales, económicos, culturales y naturales. Conoce los derechos humanos y los valores que favorecen la vida demo­crática. Reconoce y valora distintas prácticas y procesos culturales.

Conoce y valora sus características y potencialidades como ser humano. Aprecia y participa en diversas manifestaciones artísticas. Se reconoce como un ser con potencialidades.

Otro elemento básico que es indispensable para considera a una escuela como «buena» es cuando todo el personal tiene sentido de pertinencia hacia la institución, de esa forma se interesa en el mejoramiento del mismo, consecuentemente la visión y los objetivos son compartidos. Mortimore y Sammons (1999) lo expresan de la siguiente manera:

«El trabajo colegiado y la colaboración son condiciones importantes para la unidad de propósitos. Como se vio en la sección sobre liderazgo, las escuelas efectivas tienden a recibir participación constante del personal con relación al funcionamiento de la escuela».

Las buenas escuelas se diferencian por su ambiente de trabajo, por la armonía entre el personal, por el compromiso de cada miembro hacia lo que realiza. La lista puede seguir, pero lo más importante, la base por el cual se fundamenta la educación, son sus finalidades mismas, lo que el alumno debe lograr cuando egresa de la educación básica. Es pertinente dejar de perder tiempo y esfuerzo en discusiones vagas que no lleven a mejorar; asimismo, es necesario superar la visión que considera que la mejora escolar se encuentra sólo en el equipamiento, construcción y reforzamiento de otros aspectos materiales y de infraestructura escolar y no en los procesos pedagógicos y los rasgos de la cultura organizacional de una escuela.

Ante todo esto surge la pregunta: ¿Qué debemos hacer para lograr que, en México, a pesar de la diversidad social, todas las escuelas sean de calidad, y estén visualizadas como buenas escuelas? Lo primero es aceptar que hay grandes rezagos, los exámenes nacionales lo demuestran; luego, cambiar la actitud de resistencia hacia las nuevas propuestas. Esto permitirá que cada institución examine sus debilidades y opte por buscar estrategias adecuadas para lograr la eficacia, para ello necesita planificar todo el proceso.

Entendiendo a la planificación en términos de Ramos (2007),

«… consiste en organizar las ideas para desarrollar el proceso de aprendizaje tomando en cuenta las siguientes interrogantes: qué se hará, cómo se hará y en qué momento se hará».

Si se tiene el deseo pero no se contestan las interrogantes anteriores, la planificación está incompleta, porque estos tres momentos son los principales y es lo que le da estructura a la planeación. No significa que no se esté planeando la educación en nuestro país, quizá hace falta darle otro sentido a lo que se ha estado haciendo, visualizarlo desde otra óptica, proponerlo desde una visión de cambio de cultura, dejar los moldes viejos que no han permitido ver más allá.

Las reformas educativas cambian los contenidos pero, mientras no cambien las mentes de los que ejecutan la educación, las reformas solo quedan plasmadas en papel y jamás se llevan a la práctica. Porque hay un desajuste de visiones entre los que realizan políticas educativas y los que ejecutan la educación (escuela-maestros). Mientras no cambie la cultura de conformismo en las escuelas será imposible lograr los cambios deseados y, por lo tanto, los fines de la educación solo se quedará en el deseo de lograrse.

Referencias

  • Duarte, Cesar (2010) propuestas de campaña.
  • Loera Varela, Armando (editor) (2006). Caja de herramientas para colectivos escolares. Chihuahua: Heurística Educativa.
  • Mortimore, P., Sammons, P. y Hillman, J. (1999). Características clave de las escuelas efectivas. México: SEP- Instituto de Educación de la Universidad de Londres.
  • Ramos Luis, (2007) Planificación Educativa, Ciudad Bolívar, Universidad de Oriente, núcleo de bolívar
  • Vielle, Jean-Pierre (S/F). La educación básica en la perspectiva del financiamiento en financiar la escuela, Desafío o dilema.
  • UNESCO (2000) «Estudio sobre el hábito de la lectura». Disponible en www.rieoei.org/deloslectores/632Gutierrez.PDF revisado en octubre de 2010.
  • Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, (2007) Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, UBICADA EN EL EJE 3, IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.
  • SNTE, (2008), Alianza por la Calidad de la Educación en el Estado de Chihuahua, disponible en >www.convenio_alianza0001.pdf > fecha de acceso octubre de 2010.
  • (2007) Plan de estudios 2006, México, DF.

Para citar este artículo:

Rodolfo Moreno Alfaro, (2011). En búsqueda de las buenas escuelas.URL: http://vinculando.org/educacion/en_busqueda_de_las_buenas_escuelas.html en Revista Vinculando.

Tomado de: http://vinculando.org/educacion/en_busqueda_de_las_buenas_escuelas.html

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